38. La Ciudad Tecnológica
Se encontraban de noche en la ciudad de Arcadia habiendo reducido el tiempo de viaje gracias a Gerion y su velocidad al correr. Se sentían algo fuera de lugar debido a llevar una carreta de caballos en una ciudad con tanta tecnología alrededor. Se trataba de una ciudad llena de rascacielos, pantallas, automóviles e incluso algunas naves volando por el cielo.
- John: ¡impresionante! Jamás había visto a un sitio así.
- Jolyne: ¿cómo hay tantas luces por todos lados? Es como mirar a las estrellas pero aquí en la tierra.
- Liz: es normal, ¿nunca habías visto edificios tan grandes verdad?
- Jolyne: lo más alto que había visto eran los castillos, pero ahora hay muchos de ellos y son mucho más altos que los gigantes.
- John: entonces veamos la ciudad un poco y vayamos preguntando si conocen a Zoro en alguna parte.
- Liz: a mi me parece bien, dejemos la carreta en algún lado y llevemonos las cosas.
- John: deberíamos comprar antes un coche para próximos destinos, iríamos más rápido y podríamos cerrar las cosas mejor.
- Jolyne: empecemos por eso.
Estuvieron viendo la ciudad mientras buscaban algún concesionario para comprar un coche. Estuvieron preguntando a las personas primero sobre Zoro y luego sobre el concesionario, y le dieron una dirección donde comprar un coche.
Pudieron comprar un todoterreno negro por unas treinta mil monedas y compraron algunos bidones de gasolina para repostar.
- Jolyne: me lo esperaba más caro para ser algo tan útil. Y es bastante espacioso.
- John: hemos tenido espacio para meter los bidones de gasolina y nuestras cosas.
- Liz: sigamos preguntando por ahí para ver si encontramos algo sobre Zoro.
- Jolyne: no se quien podrá saber algo en una ciudad tan grande, pero comencemos a preguntar en locales cercanos si lo han visto alguna vez.
- John: dejemos primero el coche en algún aparcamiento cercano.
Aparcaron el coche en uno de los aparcamientos más cercanos que había por la zona. Pasaron local por local pero sabía nada de Zoro ni ningún otro espadachín. Estaban lleno de criaturas diferentes bebiendo y bailando bajo luces de discoteca.
Tras salir de uno de aquellos locales comenzaron a escuchar sonidos extraños y gritos de persona pidiendo ayuda que venían desde el cielo y la tierra.
Se trataban de monstruos de distintos tipos, algunos eran oscuros, otros claros e incluso algunos podían volar. Estaban secuestrando personas que pedían ayuda.
- Jolyne: ¿por qué se llevan personas? ¡Debemos salvarlas!
- Liz: y eso haremos.
Fueron corriendo hacia aquellos monstruos y empezaron a matarlos. Eran muy resistentes y difíciles de matar, pero entre los tres comenzaron a acabar con todos los monstruos que iban por tierra, y fueron salvando gente.
- Liz: son muchos, pero lo estamos consiguiendo.
- John: el problema son los que vuelan, no podemos salvar a las personas.
- Jolyne: yo me encargo de ellas.
Apuntó hacia las bestias voladoras con su nuevo arco para intentar alcanzarlas. Pero cuando se disponía a disparar John se lo impidió.
- Jolyne: ¿por qué me lo impides? Quería salvarlas.
- John: no te desesperes por salvarlas o acabaras matandola. Están volando, en caso de que le dieras a la bestia y no a la persona ¿qué crees que pasaría?
- Jolyne: que caerían desde el cielo. Tienes razón, no lo había pensado bien. Pero quiero salvarles.
- John: entonces solo queda una opción, vamos a seguirles hacia donde se dirigen y allí les salvaremos.
- Liz: vamos, se dirigen hacia el norte.
Comenzaron a seguir a las bestias aladas después de matar todas las que iban por tierra, salvando a las víctimas. Las siguieron hasta un gran edificio, se trataba de un gran laboratorio llamado "Laboratorios Star-Osborn".
- Liz: han aterrizado en este edificio, deberíamos entrar.
- John: no podemos hacerlo, es un edificio privado. Si tienen algún tipo de alarma vendrá la policía enseguida y nos detendrá por allanamiento.
- Jolyne: debemos de buscar una forma de entrar sin acabar en la cárcel. No entiendo nada de circuitos ni tecnología, pero si pudiéramos cortar la electricidad ¿podría llegar a desconectarse la alarma de seguridad?
- John: no tengo ni idea, nunca se me han dado bien este tipo de cosas. Liz tu sueles hacer misiones ¿qué sabes sobre este tipo de lugares?
- Liz: no tenemos forma de entrar sin acabar mal, estamos en un lugar donde la tecnología ha avanzado muchísimo por lo que una alarma podría ser el menor de nuestros problemas. Podría haber trampas como paredes electrificadas o gas narcótico para reducirnos. Incluso en el mundo real este tipo de lugares tienen generadores de emergencia en caso de que se corte la electricidad.
- John: además esas cosas que han secuestrado personas deben haber salido de este laboratorio. ¿Quién sabe qué tipo de cosas habrá dentro?
- Jolyne: no puedo quedarme quieta, debo salvarles.
- John: lo intentaremos, pero no te obsesiones con salvarlos a todos o podrías acabar mal. La primera regla de salvar personas es la probabilidad de que no se pueda salvar a todos.
- Liz: yo también quiero salvarlas, pero hacerlo sin ningún plan en mente podría ser un suicidio.
- ???: creo que yo podría ser de ayuda.
Una voz habló tras ellos y se dieron la vuelta apuntándole con sus armas hacia él. Se trataba de un chaval vestido con un vaquero y una chaqueta con la capucha tapando su cara.
- Liz: ¿quién eres y qué haces aquí?
- ???: tranquila muñeca.
- Liz: si me vuelves a llamar muñeca te meto la lanza por donde no brilla el sol y te convierto en un muñeco a ti.
- ???: perdona, no es forma de hablarle a una señorita como tu. Vengo a ayudarles.
- John: ¿ayudarnos a entrar? ¿Cómo podrías hacerlo?
- ???: muy fácil, ¿has visto esta ciudad? Está todo repleto de tecnología, pero eso tiene sus inconvenientes. Porque algunas personas como yo podemos encontrar las puertas traseras de su circuito de seguridad.
- John: ¿eres hacker o algo por el estilo?
- ???: dejémoslo en un amante del código binario y un maestro del control tecnológico.
- John: ¿cómo te llamas?
- ???: mi nombre será anónimo, pero podéis llamarme V.
- Jolyne: ¿como la letra?
- V: exacto. Lo has entendido rápido.
- John: supongo que no nos ayudaras por iluminación divina.
- V: claro que no. Os cobraré cien mil monedas.
- Jolyne: ¿estás loco?
- V: ¿necesitáis entrar verdad? Entonces págame y yo os haré entrar. Desactivare cada alarma o cámara de vigilancia que tenga el edificio.
- John: te damos diez mil.
- V: noventa mil.
- John: veinte mil.
- V: ochenta mil.
- John: cuarenta mil y es mi última oferta.
- V: mínimo cincuenta y cinco mil o buscaros a otro que haga el trabajo.
- John: de acuerdo te pagaremos.
- Jolyne: es demasiado, solo nos va a abrir las puertas del laboratorio.
- John: si quieres salvar a las personas, es la única opción que nos queda. No podemos abandonarlas después de ver la clase de monstruos que salen de su interior.
- V: bueno, dejad la cháchara y seguidme.
Le siguieron cerca de allí hasta la puerta trasera de un local, abrió con una llave que llevaba y entraron dentro. Allí lo vieron todo, un conjunto de pantallas conectadas a un gran ordenador con el que podría hacer casi cualquier cosa.
- V: os presento a mi más querido logro, mi gran tesoro. Esto es creación mía.
- John: ¿tú has montado todo esto?
- V: claro que si, las mejores cosas son las que crea uno mismo. Por cierto, ¿Tenéis ahí el dinero?
- Jolyne: ¿te vale un cheque?
- V: ¿cómo se que no intentas estafarme dinero? Y es un cheque sin fondos.
- Jolyne: no lo haré. ¿Conoces a la familia Heartfilia?
- V: si no la conociera, no viviria en este mundo. Es una de las mayores empresas con influencia en grandes ciudades.
- Jolyne: pues estas hablando con la próxima heredera Heartfilia. Mi padre me dio una libreta de cheques en caso de emergencia, y esto lo es.
- V: perfecto, encantado señorita Heartfilia, su dinero será de gran ayuda. En cuanto tenga el cheque haré el trabajo.
Jolyne sacó un talonario y arrancó una de las hojas de cheques, firmando por ella y con la cantidad del trato que tenían.
- Jolyne: aquí tienes, cincuenta y cinco mil monedas para ti.
- V: tardaré unos minutos en desactivar todo.
Estuvieron esperando pero en menos de cinco minutos el hacker ya había terminado de desactivarlo todo.
- V: tenéis vía libre para entrar, tenéis tres horas para entrar y salir. Pasado el tiempo se volverán a activar borrando mi rastro del sistema.
- John: no te preocupes, tenemos tiempo de sobra.
- V: me quedaré viendo las cámaras de seguridad para cuando necesitéis ayuda electrónica.
- Liz: muchas gracias, nos vamos ya.
Volvieron al edificio del laboratorio decididos para entrar con todo y salvar a las personas, pero no tenían idea de que se encontrarían en su interior ni cuantas sorpresas les esperaría en un futuro cercano.
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