27. Una vida sencilla
Se encontraban un poco perdidos en el bosque, pero comenzaron a andar por donde creían que habían venido, se encontraban a unos cientos de metros de la entrada de las ruinas donde se encontraron a Welfin y Basho al llegar.
- Yukio: ¡maestro lo conseguimos!
- Basho: buen trabajo chicos, veo que venís cargados.
- Welfin: ¿cómo os ha ido?
- John: hemos tenido complicaciones, pero hemos conseguido salir a salvo.
- Welfin: de camino contaréis sobre la mazmorra, me alegro de que hayáis salido a salvo.
- John: gracias, ha sido difícil.
- Welfin: volvamos o nos perderemos la cena en la tribu.
Volvieron a la tribu de Basho con todos los tesoros, de los cuales Rin y Yukio cogieron algunos para ellos y sus familias, lo demás se repartió entre Basho y Welfin para cada tribu. Estuvieron hablando durante un poco hasta que nos volvimos a montar en la carreta donde habían venido, por la diferencia de que la comida se había cambiado por riquezas.
- Welfin: chicos, vamos a tener una nueva invitada en nuestra tribu mientras os quedéis con nosotros.
- Liz: ¿quién viene?
- Welfin: ella.
Señaló al fondo donde se encontraba la persona que les acompañaría de vuelta a la tribu, se trataba de Cocco.
- Jolyne: ¡Cocco! ¿Por qué has decidido venir con nosotros?
- Cocco: ahora tienen a los dos aventureros para proteger la aldea, y aún me quedan muchas cosas que enseñarte.
- Jolyne: ¡¿serás mi maestra?!
- Cocco: así es, ve preparándote porque va a ser un entrenamiento duro.
- Jolyne: podré con ello.
- Cocco: podrías morir.
- Jolyne: te acabaré superando.
- Cocco: sabía que serias buena aprendiz.
- Welfin: bueno, vamos volviendo. ¿Os habéis despedido de todos?
- John: lo hicimos antes.
- Liz: ya hemos quedado con Rin y Yukio encontraros en su ciudad cuando se cumpla el mes de entrenamiento.
- Welfin: entonces, en marcha.
Todos se montaron en la carreta y tardaron un poco más que la última vez debido a la nueva acompañante y el peso de los tesoros. Cuando llegaron todos los de la tribu fueron a verle y a animarles por haberlo conseguido.
- Cocco: hola, chica lanza.
- Alluka: ¿que haces por aquí caza-dianas?
- Cocco: he cogido una nueva aprendíz.
- Jolyne: ¿os conocéis?
- Cocco: somos compañeras de armas.
- Welfin: nos unimos entre nosotros cuando nos intentan invadir. Son un dúo imparable.
- Alluka: ¿cómo está Basho?
- Cocco: ya sabes, tan serio como siempre.
- Welfin: es lo que tiene ser el jefe. No lo entenderíais.
- Alluka: somos más de ir por libre.
- Cocco: cierto.
- Alluka: ¡aprendiz!
- Liz: ¿maestra?
- Alluka: me gustaría hablar contigo a solas y me cuentes cómo os ha ido.
- Liz: de acuerdo.
Liz se fue junto con Alluka a solas a un lugar más apartado con menos personas mientras John y los demás ayudaban a llevar los tesoros y repartirlos entre los residentes.
- Liz: ¿de qué quiere hablar?
- Alluka: te contaré la verdad, hay mazmorras repartidas por todo el continente y son todo un secreto para los aventureros. Muy pocos consiguen salir vivos, ¿cómo lo hicisteis?
Liz le explicó por todo lo que habían pasado, trampas de la primera planta, la extraña criatura que casi mata a Yukio, el ejército de muertos vivientes y la prueba del guardián, así como todo lo que hablaron con él sobre la lanza.
- Alluka: ¿has intentado dejársela a alguien?
- Liz: aún no, dijo que solo funcionaria conmigo.
- Alluka: déjala en el suelo y échate hacia atrás, vamos a probar algo.
- Liz: esta bien.
Liz dejó su nueva arma en el suelo y dio varios pasos hacia atrás. Alluka usó su propia lanza para mover la otra y parecía normal, la golpeó pero no le hizo ni un rasguño al arma.
Clavo su lanza en el suelo e intentó sujetar la de Liz con sus manos, consiguió agarrarla y levantarla varios centímetros del suelo con ambas manos y la soltó.
- Alluka: justo lo que me temía.
- Liz: ¿has descubierto algo?
- Alluka: es un arma muy resistente y ligera pero tiene dos grandes debilidades.
- Liz: ¡¿cuáles?!
- Alluka: la primera es que otros podrían llegar a usarla, es muy pesada. Ni siquiera con todas mis fuerzas he sido capaz de levantarla más de unos centímetros, es como si pesará toneladas. Pero alguien con mucho poder sería capaz de sujetarla.
- Liz: me dijo que solo la elegida sería capaz de sacar su potencial, deberá referirse a esto. ¿Cuál es la segunda?
- Alluka: el problema es que podrían ser capaz de robarla, cuando he usado mi lanza ha sido ligera como una lanza normal. Si usarán una máquina serían capaz de llevársela.
- Liz: gracias por comprobarlo por mi, tendré mucho cuidado con ella.
- Alluka: seguramente esconda muchos más secretos que descubrirás durante tu aventura.
- Liz: espero hacerme mucho más fuerte.
- Alluka: yo también lo espero durante estas tres semanas. Serás mucho más fuerte cuando te vayas de aquí.
- Liz: confío en ti maestra.
- Alluka: volvamos con los demás, estarán preparando la cena.
Fueron con todos los demás y habían preparado comida digna de un festín, querían celebrar haber completado la mazmorra. Liz fue a donde se encontraban sus dos compañeros.
- Liz: hola, ¿que coméis?
- John: ciervo asado.
- Jolyne: remolacha y acelgas.
- Liz: dejaremos las locuras para volver mañana de nuevo a la rutina.
- John: tengo ganas de entrenar, y seguir aprendiendo nuevas técnicas.
- Jolyne: yo estoy ansiosa por empezar a entrenar con Cocco. Seguro que puedo aprender mucho sobre ella.
- Liz: seguro que nos volveremos muy fuertes, si no llega a ser por esta semana no se si hubiéramos sido capaces de sobrevivir ahí dentro.
- John: no lo creo, podríamos haber esquivado a la primera criatura pero no al esqueleto, era rápido y muy hábil, casi no podíamos seguirle el ritmo.
- Jolyne: no importa, lo conseguimos.
- John: por cierto, ¿de qué has hablado con Alluka?
- Liz: le he contado todo sobre la mazmorra y hemos descubierto cosas sobre la lanza gracias a ella.
- Jolyne: ¿de verdad? ¿Qué habéis podido averiguar? ¿Cómo lo hicisteis?
- Liz: luego os lo cuento en la cabaña, los habitantes de la tribu son buenas personas pero es algo que se deben saber los menos posibles.
- John: esta bien, ahora vamos a disfrutar de la comida que mañana nos toca trabajar y entrenar.
Liz fue a buscar comida y se pasaron la noche comiendo, bebiendo, hablando y divirtiéndose entre todos los de la tribu. Hasta que los tres estaban demasiado cansados y fueron a la cabaña para descansar.
Dentro de ella, Liz le contó a sus amigos sobre lo que habló con Alluka y como habían descubierto las dos grandes debilidades de aquella poderosa arma y porque debían guardar el secreto para evitar cualquier futuro problema.
- Jolyne: deberemos tener mucho cuidado con esto. Alluka ha sido bastante inteligente, supo saber que hacer solo con la poca información que tenía.
- John: ¿no te dijo dónde pueden estar aquellas mazmorras?
- Liz: no me ha dicho nada sobre eso, supongo que no sabrá nada. Solo que están repartidas por el continente.
- John: eso puede llegar a ser una gran desventaja.
- Jolyne: ¿que quieres decir?
- John: que si hay más mazmorras repartidas por ahí, no seremos los primeros ni los últimos en conseguir un poder como este.
- Liz: entonces debe haber más armas así de poderosas. Y no tengo ni idea de lo que será capaz de hacer.
- Jolyne: ¿los elegidos no deben ser personas buenas? A Liz la eligieron por intentar sacrificarse por los demás.
- John: sólo porque así lo quiso el antiguo rey de la mazmorra, pero como en todos los sitios y época, hay personas buenas y malas.
- Liz: entonces tendremos que tener cuidado, llevaré la lanza cubierta cuando viajemos. Además dejaré la lanza en la cabaña durante los entrenamientos y usaré una normal.
- John: sería lo mejor. Y creo que me voy a dormir pronto.
- Jolyne: diría que los tres pensábamos en lo mismo.
Los tres se encontraban agotados por el día tan complicado que llevaban con la mazmorra y las celebraciones, así que decidieron dormirse cuanto antes tras hablar, para estar descansados por la mañana.
Al día siguiente, volvieron de nuevo a trabajar al campo por las mañanas y entrenar por la tarde, viviendo una vida sencilla.
Estaban realmente felices por quedarse allí, no solo por aprender nuevas técnicas y volverse más fuertes, sino también por haber conocido a personas habilidosas que ayudarán a su desarrollo y compartir tantos momentos con los residentes de la tribu, comportandose como una gran familia. Pero sabían que llegaría el día que tendrían que proseguir con su camino y tras tres semanas de esfuerzo eso hicieron, teniendo que despedirse de todas aquellas personas para ir a la próxima ciudad.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro