25. Unos muertos muy vivos
Se encontraban en aquella extraña sala que se entraba absolutamente en silencio e iluminada por lámparas de aceite y un surco de agua
- Yukio: oh por dios, más caminos a elegir.
- Rin: al menos, es mucho más limpio que la anterior. Pero a saber qué clase de criatura nos encontraremos aquí.
- Liz: acabamos de escapar de una criatura inmortal capaz de absorber vida cuando te coge. ¿Podría haber algo peor?
- John: es difícil de creer, pero debemos pensar que cada sala será peor que la anterior.
- Yukio: por favor, que no sea un dragón, las mazmorras tienen dragones.
- Rin: no digas tonterías, los dragones solo son cuentos.
- John: no lo son, existen.
- Liz: tiene razón, nos llevaron a Vitrovia montado en uno.
- Rin: os reís de nosotros ¿verdad?
- Jolyne: es cierto, nos llevó Gotoh.
- Yukio: ¡¿Gotoh?!
- Rin: ¿le conoces?
- Yukio: Gotoh es el mayor domador de criaturas de todo el mundo, hay verdaderas leyendas sobre él. Pero nunca leí que tuviera un dragón.
- John: le tiene puesto Igneel como nombre.
- Yukio: así se llamaba un legendario dragón, el rey dragón de fuego.
- Liz: chicos, no es por interrumpir pero escucho pasos acercándose y parecen bastantes enemigos.
- Rin: tienes razón, pero ¿de dónde vienen?
- Liz: creo que... ¡De todas partes!
Comenzaron a acercarse más y más los pasos hasta que vieron de que se trataban. Eran esqueletos armados con distintas armas, era un grupo muy numeroso y salía de cada uno de los pasillos conectados a la sala rodeandoles por completo. Aunque se podía distinguir cuatro tipos de soldados según sus armas, con lanzas, espadas y una especie de hacha, todos con escudo, excepto el cuarto tipo el cual usaba una gran hacha de dos manos.
- Yukio: no me fastidies. Primero un monstruo inmortal y ahora un ejército de no-muertos.
- Rin: mira el lado positivo, parecen mucho más débiles que el anterior.
- John: os reto a una pequeña prueba. Vamos a ver a cuantos matamos cada uno.
- Liz: ¿y qué se gana?
- Jolyne: salir cuanto antes de aquí, por ejemplo.
- Liz: bien visto.
- Yukio: pues vamos a ello.
Estaban todos emocionados, por muchos esqueletos que salieran eran lentos, torpes y débiles, sus huesos se quebraban con facilidad y caían al suelo derrotados hasta que consiguieron acabar con todos.
- Yukio: he ganado.
- Rin: tu alucinas, he ganado yo.
- John: todos sabemos que yo he sigo quien ha vencido a más.
- Jolyne: chicos.
- Liz: sois como unos niños pequeños.
- Jolyne: chicos... ¡No están muertos!
Todos los huesos del suelo empezaron a unirse de nuevo y recomponer nuevos soldados esqueleto y volvieron a estar rodeados, y tuvieron que comenzar a luchar de nuevo.
- John: se unen los huesos cada vez que los derrotas. ¿Qué hacemos?
- Jolyne: si se unen incluso después de cortarlos, debemos hacerlos desaparecer.
- Rin: claro, tiene razón. Usemos el fuego de las lámparas de aceite para quemar los huesos, así no podrán volver a unirse.
- John: llevan encendidas quinientos años, podrán acabar con unos simples huesos.
- Liz: vamos chicos, coged cada uno una lámpara y a ser creativos.
Todos tuvieron la misma idea, cogieron cada uno una lámpara de aceite y empaparon sus espadas y lanza en el aceite dejando sus armas en llamas, excepto Jolyne, la cual impregnaba la punta de las flechas antes de dispararlas. Comenzaron a combatir de esta manera y no sólo rompían sus huesos, sino que las armas en llamas envolvían de fuego aquellos restos convirtiéndolos en ceniza hasta acabar con todos ellos y dejando el suelo lleno de una sustancia negra formada por aceite caliente y cenizas de huesos con armas y escudos tirados por toda la sala.
- Liz: chicos, tengo una mala sensación. Creo que estoy escuchando venir y es algo mucho más grande.
- Yukio: no nos pueden dejar ni un momento libre, tengo hambre.
- Rin: ya comerás cuando salgamos. En guardia, ya viene hacia aquí.
- Liz: parece que el jefe ha llegado.
Se trataba de un esqueleto de dos metros de altura y de armadura completa, además de una espada y un aura terrorífica a su alrededor que hacía sentir incómodo a los aventureros que se encontraban frente a él.
- John: parece muy fuerte, tened cuidado.
Jolyne le lanzó dos flechas en llamas hacia el cráneo, pero el enemigo velozmente desvío ambas con su espada.
- Liz: no sólo es grande, es muy rápido.
- Rin: ahora veremos de qué eres capaz, Yukio vamos.
Ambos fueron contra él al mismo tiempo e intentaban sincronizar cada golpe con el de su compañero pero su contrincante era capaz de esquivar, y bloquear cada golpe con su espada o su armadura, y tuvieron que retroceder.
- Yukio: es demasiado rápido, apenas puedo ver sus ataques.
- Rin: y bloquea cada uno de los nuestros.
- John: eso es, si no puedes ver los ataques tienes que sentirlos.
- Yukio: aún no sabemos controlar eso.
- John: vamos a atacar los tres juntos, y debemos estar lo más concentrado posible.
- Liz: yo le atacare desde otros ángulos.
- Jolyne: yo intentaré darle con las flechas.
- John: vamos allá.
Los tres espadachines fueron de frente intentando asestarle algún ataque eficaz pero conseguía bloquear todos ellos. La lanza de Liz no era capaz de penetrar la gruesa armadura y las flechas no conseguían darle.
- Jolyne: chicos, venid tengo un plan.
Todos se retiraron hacia atrás con Jolyne para hablar sobre el plan y de pronto salió de aquel montón de huesos inexpugnables una voz grave que resonó en toda la sala.
- Esqueleto: ¡Jamás seréis capaces de vencerme! Mi armadura es impenetrable y llevo cientos de años a la espera de matar a los aventureros que intentarán llevarse el gran tesoro.
- John: vaya, parece que huesitos habla.
- Liz: vamos con tu plan, en marcha.
Rin junto con Yukio comenzaron a pelear y coordinandose mucho mejor que antes, estaban consiguiendo concentrándose y sentir los movimientos de su oponente tras los consejos de John tras hacerlo. En un momento de descuido por parte del enemigo, Rin consiguió golpear la mano donde llevaba la espada dejándolo desarmado y ambos espadachines clavaron con todas sus fuerzas la espada en los pies enemigos, no causaron dolor pero si que no escapara además de sujetar sus brazos.
- Esqueleto: inmovilizarme no servirá de nada, no sólo soy rápido, también muy fuerte
- Rin: chicos daos prisa, tiene razón, es muy fuerte.
John salto sobre él y uso su resistente katana para separar un poco la pechera de la gruesa armadura.
- John: ¡ahora!
Liz golpeó con su lanza desde abajo una de las lámparas de aceite hacia el techo sobre su contrincante. Y cuando se encontraba aquel recibiente de fuego Jolyne le disparó una flecha para voltearlo.
- Jolyne: cuidado chicos.
Rin y Yukio se apartaron enseguida, pero John uso su escudo como paraguas para su cabeza hasta que el aceite en llamas se deslizó por el interior de la armadura del gran esqueleto.
- Esqueleto: ¡no es posible! ¡Habéis conseguido vencerme!
- Yukio: somos mejores que tu, saco de huesos.
- Esqueletos: ya veremos si superais la prueba.
El esquelo parlante grito de dolor antes de desintegrarse dejando nada más que una pesada armadura de metal. Acto seguido, empezó a brotar agua del símbolo del centro de la sala.
- Liz: chicos cuidado, no sabemos si es otra trampa.
El agua cubrió la base de la sala extinguiendo las llamas de los cadáveres y el aceite que aún ardía. Aprovecharon para enjuagar sus armas, algo que las dejó como nuevas sin ningún rastro del aceite.
- Rin: el agua se empieza a mover sola.
- Jolyne: no hay corriente de aire, como es posible.
El agua comienza a crear pequeñas ondas unidireccionales apuntando hacia uno de los pasillos.
- Yukio: nos indica el camino, vamos a seguirlo.
- John: el esqueleto dijo que quedaba una última prueba, espero que no sea una trampa.
- Rin: solo nos queda averiguarlo.
Atravesaron el pasillo que el agua le indicaba como el correcto a seguir hasta llegar a una gran puerta de piedra con la figura de la grabada de la diosa de la justicia con la balanza y la espada. Probablemente la última puerta para llegar a su destino final.
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