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23. Tribu Vecina

Comenzaron a pasar los días, todos con la misma rutina, trabajo, comer, descanso, entrenar, comer, descanso.
Pero el séptimo día cambió algo para John en su entrenamiento. Pudo conseguir darle un golpe limpio a Welfin, y no solo uno sino que le acabó dando varios.

- Welfin: lo has conseguido. En tu último día, pero ¿que has aprendido en esta semana?

- John: tienes razón, soy capaz de sentir tus movimientos. Ahora puedo prever lo que vas a hacer para atacar con eso en mente.

- Welfin: muy bien, pero ahora tendrás que hacer lo mismo para defenderte.

- John: lo intentaré.

Welfin le empezó a atacar y al principio conseguía defenderse pero luego comenzó a subir la velocidad de sus ataques hasta que John no fue capaz de esquivarlos o defenderse.

- Welfin: ya he comprobado tu nivel esquivando, es bueno pero ya mejorarás, y mañana me vais a acompañar a la tribu vecina.

- John: de acuerdo, sigamos entrenando.

Siguieron entrenando y John estaba más emocionado que antes, así que siguieron con su rutina de cada día a la cual se iban acostumbrando poco a poco haciendose mucho más leve el esfuerzo. Y todo siguió como siempre hasta el día siguiente, en el que por la mañana vino de nuevo Welfin de visita.

- Welfin: chicos hoy es el día, me acompañaréis a la tribu vecina, tardaremos un poco, se encuentra a unos veinte kilómetros.

- John: ¿iremos a pie?

- Welfin: no hace falta, está vez vamos solo nosotros cuatro.

- John: perfecto, vamos a ello.

- Welfin: id saliendo, yo tengo que ir a por tributos para la tribu vecina.

Salieron y Welfin fue a por una carreta de caballos con hortalizas, verduras y frutas de todo tipo que habían guardado durante la semana para este día.

- Welfin: montaos, nos marchamos ya.

Se montaron en la carreta junto a Welfin para emprender el viaje. Debido al peso de la comida y ellos sobre la carreta tardaron cercano a las tres horas de camino hasta llegar a una tribu muy parecida a la de Welfin.

- Welfin: hemos llegado, esperad aquí iré a por el jefe de la tribu.

Se bajó de la carreta y se adentró en la aldea.

- John: el camino ha sido un poco largo, menos mal que hemos llegado.

- Liz: ¿por qué creéis que nos habrá traído a nosotros?

- John: no lo sé, pero hay algo que aún no nos ha contado.

- Liz: seguramente lo descubriremos hoy.

Welfin volvió en poco tiempo y trajo con él a un hombre de piel morena, alto y joven vestido con telas y pieles oscuras además de adornos dorados.

- Welfin: os presento a Basho, el jefe de esta tribu del bosque. Y ellos son Liz, John y Jolyne.

- Basho: encantado de conoceros, parecéis fuertes.

- John: igualmente señor.

- Basho: Welfin, ¿han pasado la prueba?

- John: ¿qué prueba?

- Welfin: tengo que contaros algo, y explicaros la prueba.

- Liz: te escuchamos.

- Welfin: hay una mazmorra con grandes tesoros que necesitamos para poder defendernos de las tribus invasoras. Pero no podemos mandar a nuestros soldados o perderíamos todas nuestras defensas.

- Liz: ¿y necesitáis aventureros para que entren por vosotros para traeros los tesoros?

- Basho: a cambio le damos a elegir cualquier tesoro que elijan para ellos mismos.

- John: ¿de qué se trata la prueba?

- Welfin: encontrar aventureros con deseo de volverse más fuerte, y si en una semana conseguían el nivel que se necesita le daríamos la opción de hacerlo.

- John: ¿y hemos pasado la prueba?

- Welfin: para decidir quién pasa la prueba se necesita un tutor que les entrene y vea si son capaces de avanzar. John y Liz estáis aprobados.

- Jolyne: ¿por qué no he tenido ningún maestro para entrenar?

- Welfin: nuestro maestro del arco se fue de viaje, es suya la cabaña en la que dormís.

- Jolyne: ¿entonces no he pasado la prueba?

- Welfin: más bien, no te hemos hecho la prueba.

- Basho: eso tiene una fácil solución. Acompañame y te presentaré a una maestra del arco.

Basho se llevó a Jolyne por la tribu hasta llegar a una mujer de pelo y piel oscura, tatuajes blancos por la cara y el cuerpo y vestida con poca ropa, además de llevar un arco con un carcaj con flechas.

- Basho: te presento a Cocco, la mejor tiradora de todas las tribus del bosque y una de las mejores guardias.

- Cocco: ¿quién es ella?

- Basho: una de las aventureras para entrar en la mazmorra.

- Jolyne: me llamo Jolyne, encantada.

- Cocco: veamos de qué eres capaz.

- Basho: ¿qué quieres hacer?

- Cocco: sólo quiero jugar un poco, no quiero esperar otra semana para entrenarla. Veremos si tiene lo que se necesita.

- Jolyne: ¡lo conseguiré!

- Cocco: tienes energías, me gusta.

- Jolyne: ¿de qué se trata el juego o la prueba?

- Cocco: ¿ves esa diana del árbol? Tienes que darle al centro.

Dijo eso señalando una diana roja y blanca que se encontraba a varios metros de altura en un árbol.

- Jolyne: esta bien, lo haré.

Jolyne sacó una de sus flechas y tensó el arco con ella y la disparó con gran precisión. Parecía que iba a dar en el centro hasta que otra flecha rompió la de Jolyne en plena trayectoria desde en diagonal.

- Cocco: ¿creías que te lo dejaría tan fácil? Venga, continúa o no aprobarás.

- Jolyne: ahora verás.

Empezó a disparar flechas una detrás de otra y cada una de ellas fueron interceptadas por Cocco. Comenzó a subir la velocidad pero Cocco era capaz seguir rompiendolas con completa facilidad.

- Cocco: vas a necesitar otra estrategia para conseguirlo.

- Jolyne: lo sé.

Entonces esta vez dirigió el arco hacia ella y le disparó varias flechas y luego hacia la diana.

- Cocco: eres inteligente pero no lo lograrás tampoco así.

Con su arco, la habilidosa arquera desvió cada una de las flechas que Jolyne le disparó y ella lanzó otra para interceptar la que iba hacia la diana. Lo consiguió pero Jolyne tenía un plan que Cocco no esperaba. Había disparado a la diana dos flechas a la vez de modo que quedarán paralelas a la vista de la maestra para que al romper una la otra fuera hacia el centro acertando por completo.

- Jolyne: ¡lo conseguí!

- Cocco: hace falta mucho valor para dispararme, ¿cómo sienta?

- Jolyne: ¡lo siento, espera!

Cocco le apuntó y disparó a Jolyne a gran velocidad rozando su mejilla sin que pudiera reaccionar o defenderse.

- Cocco: vaya, he fallado. Volveré a intentarlo.

Está vez le disparó una hacia el centro de la cabeza, pero Jolyne logró esquivar su flecha sin ningún problema.

- Jolyne: ¡¿estás loca?!

- Cocco: ¿qué has sentido?

- Jolyne: ¡qué estás mal de la cabeza!

- Cocco: concentrate y dime qué has sentido.

- Jolyne: no sé, al principio miedo y asombro, pero luego me recorría el cuerpo la adrenalina y se me agudizó los sentidos.

- Cocco: quédate con esa sensación y grábala a fuego en tu mente, los arqueros no sólo disparan sino que también esquivan. Así que cuando estés en combate agudiza los sentidos y será mucho más difícil perder.

- Jolyne: ¿y ahora que?

- Cocco: te presentaré a nuestros candidatos, los demás ya estarán allí.
Acompañame.

Jolyne acompañó a Cocco por el pueblo hasta encontrarse a los demás junto a otros dos chicos que no conocía. Uno de ellos era de piel blanca, ojos marrones, pelo gris y armadura azul. El otro tenía también piel blanca, ojos y pelo rojo, además de una armadura y ropa de metal y color rojo.

- Basho: parece que habéis terminado, te presento a Rin y Yukio, los dos que han pasado la prueba en esta tribu.

Lo dijo dirigiéndose a los dos muchachos, al azul y al rojo respectivamente.

- Cocco: chicos ella es Jolyne.

- Rin: guaay, una arquera. Que bien tener a alguien de larga distancia.

- Yukio: hola preciosa, ¿cuántos años tienes? ¿De dónde eres?

Rin se puso entre Yukio y Jolyne, para separarlo un poco de ella.

- Rin: perdona, mi hermano a veces se emociona un poco.

- Jolyne: no pasa nada.

Jolyne fue hacia John y Liz para hablar y le preguntaron que tal le había ido la prueba y ella le contó todo lo ocurrido.

- Liz: te llega a hacer daño y se las verá conmigo.

- Jolyne: no pasa nada, ha sido emocionante y además si me hubiera querido hacer daño lo habría hecho con facilidad.

- John: me alegro mucho de que hayas pasado la prueba, ahora podrás venir con nosotros.

Welfin y Basho hicieron un gesto para que todos se reunieran y prestarán atención.

- Basho: ahora ya estamos todos os explicaré lo que sabemos sobre la mazmorra.

Basho comenzó a explicar como encontraron unas inscripciones en la entrada de un lenguaje antiguo y lo que pudieron descifrar es había guardianes o criaturas en el interior de la mazmorra para guardar el tesoro. Luego les contó que tenía varios niveles bajo el suelo y en el de abajo del todo se encontraba el tesoro escondido.

- Basho: eso es todo lo que sabemos, no es mucho pero por eso necesitamos personas fuertes que entren por nosotros.

- John: ¿se sabe de quién es el tesoro?

- Welfin: no lo sabemos, creemos que puede ser de antiguos reyes de las guerras del pasado.

- John: ¿las de hace cientos de años? ¿Cómo es posible que haya criaturas de esa época?

- Welfin: hay tipos de magia que se perdieron tras esa guerra, y algunas de ellas permitían invocar horribles criaturas, tened mucho cuidado.

- Liz: no me imagino que nos encontraremos ahí abajo.

- Yukio: pronto lo descubriremos.

- Basho: ahora os llevaremos hacia las ruinas donde se entra a la mazmorra.

Comenzaron a seguir a Basho y Welfin, los siete se dirigieron a través del bosque hasta llegar a la entrada de las ruinas.

- Basho: sólo podemos acompañaros hasta aquí, entraréis sólo vosotros cinco.

- Rin: no se preocupe, pondremos en práctica lo que nos ha enseñado.

- Welfin: tened cuidado y trabajad en equipo. Tomad estos sacos para guardar los tesoros

- John: tranquilo, saldremos en cuanto tengamos el tesoro.

Ambos jefes de tribu le dieron a cada uno un gran saco que enrollaron y sujetaron en la cintura. Entraron a unas ruinas de piedra antiguas rodeado por plantas del bosque, con estatuas en la pared y simbología antigua.

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