2. Comienza la Aventura
Tras desaparecer en el laboratorio aparecieron en una verde pradera bañada por la luz del sol y algunos pequeños árboles repartidos por el lugar y un frondoso bosque que se veía en la lejanía.
- Liz: parece que hemos entrado.
- John: ¿entrar dónde?
- Liz: en el juego, parece que han construido un aparato para entrar físicamente en el juego.
- John: pues tenemos que encontrar la forma de salir de aquí con Zoro cuanto antes.
- Liz: tenemos que buscar algo con lo que empezar, alguna pista que pueda ayudarnos.
- John: Liz, parece que ahí hay un cofre.
John señalo a un cofre que se encontraba a un mineral brillante parecido a cristales de sal, y se acercaron a él. En el cofre había algo inscrito.
"Aquí encontraréis lo necesario para empezar vuestra aventura, las posibilidades son infinitas"
Abrieron el cofre y en su interior se encontraba un mapa, una bolsa de monedas, una cuerda, un hacha de leñador, un botijo con agua y una mochila con comida para varias personas. Cogieron todo aquello y cerraron el cofre, el cual se evaporó ante ellos.
Se fijaron en su base,donde había colocado dos dispositivos electrónicos, parecidos a un teléfono móvil.
-John: ¿para que servirá este aparato?
Entonces ambos lo encendieron y aparecieron unos datos en la pantalla.
- John: parece un tabla con nuestros datos como jugadores.
- Liz: tienes razón, están nuestras características físicas, una barra de experiencia y espacios bloqueados, deberán ser habilidades especiales.
- John: Todo esto nos será de gran ayuda. Pero ya lo investigaremos a fondo en otro momento, ¿qué hay en el mapa?
- Liz: el mapa debe ser de esta región, aunque parece no estar completo. Al menos aparece el pueblo más cercano a nosotros.
- John: entonces vayamos lo más rápido posible, no sabemos lo que podamos encontrarnos.
- Liz: podríamos tardar más de un día de camino, y llegar mañana al amanecer si salimos ya.
Comenzaron a caminar hacia el poblado, por aquel verde terreno y tras andar un tiempo se encontraron a un hombre tirado en el suelo.
Liz: vamos a ayudarle, parece estar en muy malherido.
John se acercó a él para tomarle el pulso.
- John : sigue vivo.
Entonces el desconocido empieza a murmurar algo, y John se acerca para oir lo que intentaba decir, y cuando esta a centímetros de él, el desconocido le agarra y se coloca tras John mientras le pone una daga en el cuello.
- Asaltante: ¡tú, la mujer de ahí! dame todo lo que tengáis o le corto el cuello.
- Liz: no deberías haber hecho eso.
- Asaltante: creo que no entendéis vuestra sitúa...
Sin dejarle acabar la frase, John agarró la mano donde sujetaba la navaja y con la otra le cogió de la camiseta y le elevó para luego hacerle caer de espaldas y dejar al desconocido tirado en el suelo.
Liz se acercó para patear la daga y alejarla del atacante.
- John: ¿Qué hacemos con él?
- Liz: tengo una idea, pero primero déjalo inconsciente.
- Asaltante: no no, esperad.
Entonces John le dio un golpe en la cabeza dejándolo inconsciente.
Luego usaron una cuerda para atarlo al árbol más cercano. Esperaron a su despertar para hablar con él.
- John: creo que empieza a volver en sí.
- Liz: vayamos a hablar con él.
El asaltante se comenzó a despertar y al verse atado y a ambos acercandose, empezó a gritar y suplicar.
- Asaltante: ¡por favor, no me maten! Solo necesitaba dinero para darle de comer a mi familia, por favor, tengan piedad de mis hijas, no las dejen huérfanas.
- John: tranquilizate, no vamos a matarte, solo vamos a hablar contigo.
- Asaltante: ¿de verdad? ¿No me haréis ningún daño?
- Liz: tranquilo, si nos das información te soltaremos para que puedas volver con tu familia.
- Asaltante: muchísimas gracias, os seré de mucha ayuda, se todo lo que hay que saber de esta zona.
- Liz: sería de gran ayuda, ¿tienes información sobre el pueblo más cercano?
- Asaltante: toda la información que queráis. El próximo pueblo es, Curioca, un pequeño pueblo amurallado hacia el norte de aquí. Pero no podréis entrar sin pagar una tasa de turistas.
- Liz: con el dinero ya nos la arreglaremos, pero necesitamos saber como llegamos hasta allí.
- Asaltante: tenéis la opción de la ruta comercial por este camino de tierra y tardar unos días sin incidentes debido a los guardias a lo largo del camino, o cruzar el bosque, pero esta plagado de animales salvajes, no es lo más recomendable.
- John: ¿cuánto podríamos tardar atravesando el bosque? ¿Cómo podríamos hacerlo?
- Asaltante: atravesando el bosque tardaríais un día, pero por la noche está plagado de bestias salvajes, y cuentan historias sobre peligrosas criaturas. Pero respondiendo a vuestra pregunta, deberíais seguir el musgo.
- Liz: ¿el musgo?
- Asaltante: esa capa verde que se crea en la roca y los árboles, suelen crecer hacia el norte, y es la forma más sencilla de no perderse.
- Liz: está bien, seguiremos el musgo.
- John: te soltaremos y te daremos un poco de dinero y la comida para que puedas volver a tu casa con tu familia.
- Asaltante: ¿por qué hacen esto por mi? ¿No les preocupa que mintiera o pudiera atacarles tras soltarme?
- John: tranquilo, se ha demostrado que no eres una amenaza, y además se puede ver en tu mirada, además cuando te dejamos inconscientes se te cayó un colgante con la foto de una mujer y dos niñas, debieron ser tu familia.
- Asaltante: muchas gracias, algún día os lo pagaré cuando pueda.
Tras esa conversación, usaron la daga para cortar las cuerdas que lo ataban, y le dejaron allí junto con la comida y algo de dinero. Y fueron camino al bosque para adentrarse en él
- Liz: a veces eres demasiado bueno, podrías habernos dejado algo de comida, podríamos perdernos en el bosque sin comida.
- John: ¿dónde está tu sentido de la aventura y emoción de la dificultad? Alguien así no podría haber vuelto a su casa solo, sin comida que llevar a su familia, y nosotros ya buscaremos algo para comer en el bosque.
- Liz: olvidaba tu amor por la supervivencia, y siempre es algo que a ti y a Zoro os ha hecho sentir vivos.
- John: admitelo, eres igual a nosotros.
- Liz: vamos yendo ya al bosque, no hay tiempo que perder.
- John: ¡vamos!
Entonces John comenzó a correr hacia el bosque a toda velocidad dejando atras a Liz.
- Liz: ¡espérame!
- John: ¡¿no habías dicho que tenías prisa?!
- Liz: ¡eres como un niño pequeño!
Entonces Liz también comenzó a correr tras él mientras se reía, tardó unos minutos en alcanzarlo, y corrieron juntos hasta llegar al comienzo del bosque.
- John: he ganado.
- Liz: ¿creías que estaba intentando superarte? Solo te seguía el ritmo, parece que estás mayor.
- John: ya claro, olvidaba que estaba con súper Liz, la corredora olímpica
- Liz: jaja, quédate tu sarcasmo y entremos al bosque y busquemos algo para comer.
Se adentraron en aquel frondoso bosque con el objetivo de llegar al próximo pueblo en el menor tiempo posible, sin saber lo que podrían encontrar en el camino.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro