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18. Nuevo Aliado

Se encontraban en aquella imprevista situación con Liz intentando forzar la puerta, John con la princesa en brazos y Jolyne intentando resolver el tema de los guardias, quienes le apuntaban con sus armas.

- Guardia: ¿quién eres? ¿Qué haces merodeando en los alrededores?

- Jolyne: esto... Yo soy...

- Guardia: ¡responde o serás detenida!

- Jolyne: soy una de las nuevas guardaespaldas de la princesa.

- Guardia: si fuera así estarías con ella. Vamos a comprobarlo y te llevaremos con el sirviente al cargo.

Los dos guardias se acercaron a ellas más apuntandole con su espadas y Jolyne levantó las manos en señal de paz. Mientras tanto Liz consiguió abrir la puerta escabullendose a tiempo de los guardias, estando dentro junto a John cuando ellos habían llegado hasta Jolyne.

- Guardia: ven por aquí. Si intentas algo no tendremos más opción que arrestarte.

Se llevaron a Jolyne con ellos, por otro lado John y Liz estaban subiendo lo más rápido posible por la torre pero se encontraba el encargado justo en la puerta y se escondieron para que no los viera hasta que vino otra persona.

- Sirviente: hola, me han dicho unos guardias que te necesitan abajo.

- Encargado: estos soldados siempre igual, no saben hacer nada solos. Iré rápido y volveré.

Cuando el encargado de la puerta comenzó a bajar escaleras, John y Liz entraron en la habitación y colocando a Kei en su cama bien tapada.

- John: nos hemos salvado por muy poco.

- Liz: no me puedo creer que sea capaz de dormir con todo lo que ha pasado.

- John: bueno, eso nos ha salvado.

Estuvieron un rato hablando hasta que entró alguien en la habitación, se trataba de Jolyne.

- John: ¿qué había pasado después de que te llevarán?

- Jolyne: nada importante, llamaron al que nos explico la misión ayer y me preguntaron que hacía fuera en vez de con la princesa.

- Liz: ¿que le dijiste?

- Jolyne: le dije la excusa de que había visto algo raro por la ventana y que por el incidente de anoche quería ir a revisar.

- John: ¿y se lo han creído?

- Jolyne: parece ser que sí.

Al rato se comenzaron a escuchar unas trompetas en la entrada del castillo y algo increíble para ellos pasó, la princesa se despertó de repente.

- Kei: ¡papá!

- Ellos tres: ¿papá?

La princesa se acerco a la ventana rápidamente y se veía un carruaje blanco del que salía una persona con armadura, para entrar al castillo.

- Kei: quiero ver a papá. ¿Podéis llevarme a verlo?

- Jolyne: no se si podemos llevarte.

- Kei: no te preocupes, papá nunca se enfada si es por mi.

- Jolyne: bueno, entonces iremos contigo.

Salieron de la habitación todos juntos y no había nadie en la puerta, así que bajaron de la torre hacia la segunda planta.

- Kei: por aquí.

La princesa empezó a correr y los demás tras ella hasta que abrió una habitación donde se encontraban tres personas, el encargado, el virrey y el rey de Vitrovia.

Se trataba de un hombre mayor con barba y largo pelo blanco, ojos azules, además de un parche en el ojo derecho y una armadura dorada además de una espada en su parte izquierda, y Kei fue corriendo a abrazarle.

- Virrey: ¡¿princesa?! ¿Que hace aquí?

- Kei: quería ver a papá.

- Rey: hija mía, estaba deseando verte. ¿Y ustedes quienes son?

- Encargado: mi rey, son los nuevos guardaespaldas de su hija mandados por el gran maestro de Hagyadom.

- Rey: entonces debéis de ser buenos en combate, muy pocos han sido enviados por él.

- John: no diría tanto pero me halaga señor.

Los tres se arrodillaron para hacerle una reverencia al rey en señal de respeto.

- Rey: ¿cómo se llaman?

- Jolyne: yo soy Jolyne, y ellos son John y Liz.

- Rey: pónganse en pie, me presentaré formalmente. Soy Robert di Vitrovia.

- John: es un gran honor.

Alguien llamó a la puerta y entró en la sala, se trataba de otro sirviente del castillo.

- Sirviente: señor virrey, han venido ha hablar con usted.

- Virrey: no es el momento, estoy en presencia del rey

- Sirviente: señor, dicen que es urgente.

- Rey: no te preocupes, que entren.

- Virrey: siento las molestias señor.

- Sirviente: les llamaré.

El sirviente salió de la habitación y cuando volvió trajo a tres hombres con él. Pero John, Liz y Jolyne de quedaron sin saber reaccionar al verlos, ya que se trataban de los secuestradores que intentaron llevarse a Kei.

- Virrey: ¡que hacen aquí!

- Secuestrador: no hemos podido completar el trabajo señor.

- Virrey: no es el mejor momento para venir.

Los secuestradores se fijaron en las personas que habia en la sala y Liz y los demás consiguieron reaccionar y levantaron sus armas contra ellos tres.

- Rey: ¿que está pasando? ¿Por qué sacan sus armas?

- Jolyne: ¡son enemigos!

- Liz: ¡Intentaron secuestrar a su hija!

- Encargado: ¿cómo dicen?

- Secuestrador: virrey, ellos nos detuvieron.

- Virrey: no conozco de nada a estos tres desconocidos.

- Rey: me parece a mi que son empleados tuyos. ¿Podrías explicar esto virrey?

- Virrey: no se de que hablan, yo no he hecho nada.

- Rey: queda destituido como virrey, que llamen a los guardias y le detengan.

El encargado salió de la habitación rápidamente para llamar a los guardias.

- Virrey: ¡no me quitaran mi puesto! ¡Sois unos incompetentes y no servís para nada!

- Secuestrador: no tiene derecho a decir eso, el jefe ha desaparecido y no sabemos dónde está. ¡Todo por tu maldita ambición de ser rey!

Los tres secuestradores enfadados fueron hacia el virrey para hacerle tragar sus propias palabras y debido a la rabia por perder a su jefe. Jolyne y los demás les detuvieron y entre tanto revuelo el virrey intentó escabullirse pero cuando iba a salir de la habitación se encontró a dos guardias de frente.

- Encargado: los guardias están aquí.

- Rey: llevenselo detenido a prisión, será juzgado próximamente.

- Virrey: esto no debía pasar, yo debo ser rey.

En ese momento el rey se dirigió a él pero su rostro amable se transformó en una mirada de repugnancia hacia el virrey.

- Rey: tu no mereces ser rey. Eres capaz de secuestrar a una niña por tus intereses en vez de hacer lo mejor por tu pueblo. Eres escoria.

Los guardias se llevaron al exvirrey y a los tres secuestradores de la sala, luego el rey hizo un gesto y el encargado de la misión se llevó a Kei a su habitación de nuevo, dejando a solas al rey y ellos tres.

- Rey: quiero hablar con vosotros.

- Liz: Majestad, ¿de qué quiere hablar?

- Rey: de lo ocurrido esta noche y todo el tema relacionado con mi hija. Con todo detalle y sin mentiras, lo sabré.

- John: le contaré cada detalle.

John le explicó toda la historia desde el incidente de la iglesia y la habitación de Kei, hasta el combate entre ellos y los secuestradores y su jefe, incluso detallando como habían salido y entrado en el castillo.

- Rey: gracias por su sinceridad, normalmente estaría muy enfadado y estaríais condenados a muerte por perder a mi hija.

- Liz: pero señor...

- Rey: no me interrumpan.

- Liz: lo siento.

- Rey: como decía, esto les costaría la vida pero habéis salvado a mi hija y estoy en deuda con vosotros y no tengo como pagaros por esto, todo el oro del mundo no podría pagar por la vida de mi hija. Pueden hablar.

- Liz: no tiene porque agradecernos, hemos hecho nuestro trabajo, nunca podríamos haberla dejado de lado.

- John: además por poco no lo logramos, nuestra debilidad hizo que estuviera en peligro.

Agacharon la cabeza decepcionados tras haber comprendido la posibilidad de haber fallado poniendo a Kei en peligro.

- Rey: levantad la cabeza, no penséis en lo que podría haber pasado. Sino en lo que habéis logrado. Kuro es de los mejores mercenarios del bajo mundo.

- Jolyne: gracias majestad, significa mucho para nosotros.

- Rey: lo he decidido, siempre que necesiten algo les ayudaré. Más adelante necesitaréis aliados y el reino de Vitrovia tiene una gran potencia militar.

- John: sería de gran ayuda señor, muchísimas gracias. Es algo que nos ayudará en el futuro.

- Rey: decidido, de hoy en adelante seremos aliados. ¿Hay algo que pueda hacer por vosotros ahora?

- Liz: pues...

- Rey: no te preocupes, pide lo que quieras.

- Liz: nos haría falta un transporte para ir a otras ciudades.

- Rey: dadlo por hecho, en un rato tendréis una carreta fuera esperando.

- John: muchas gracias majestad.

- Rey: parece que le agradais a mi hija, así que por hoy seréis nuestros invitados, descansad y partiréis por la mañana.

- John: muchas gracias señor, nos retiramos ya.

Se marcharon de la sala y le indicaron el camino hacia su habitación en la que se quedaron la mayor parte del tiempo en ella, excepto Jolyne que fue hacia la habitación de la princesa para jugar con Kei. A la noche tuvieron una gran cena para celebrar que Kei estaba bien y tras eso se acostaron para dormir hasta por la mañana.

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