16. Complicación imprevista
Se encontraba frente a ellos se encontraba el sujeto el cual había travesado la ventana de la torre más alta del castillo. Se trataba de un hombre delgado de estatura media con piel pálida y pelo negro como el carbón. Llevaba un traje de cuero negro y una espada en su lado izquierdo.
- ???: buenas noches señores, creo que tienen algo que he venido a llevarme.
- John: ¡no te la llevaras de aquí!
- ???: no os estaba preguntando.
Los tres se pusieron en guardia y apuntaron las armas hacia él, mientras mantenían a la princesa detrás suya. Liz y John fueron a atacarle mientras Jolyne le apuntaba con el arco. El desconocido les esquivo sus ataques agilmente traspasando su ataque y colocándose frente a Jolyne, en un instante lanzó algo al aire. Se trataba de una granada cegadora y no pudieron ver nada durante unos momentos y cuando volvierieron a ver se encontraba el desconocido con Kei en sus brazos.
- ???: adiós novatos, os dejo un regalo.
- Jolyne: ¡¡no te la llevarás!!
- Kei: ¡¡salvadme, no quiero irme!!
El desconocido lanzó un cuchillo que clavó en la pared y salto hacia atrás por la ventana. Corrieron hacia la ventana para ver dónde estaba pero había desaparecido por completo. Al darse la vuelta se fijaron en el cuchillo y que el mango estaba envuelto en papel con una cuerda a su alrededor el cual abrieron.
- Liz: mirad el cuchillo, en el papel hay algo escrito.
Desenrollaron el papel para leer bien lo que ponía y decía lo siguiente.
"Si queréis tened de vuelta a la princesa, llevad una recompensa de diez millones de monedas al templo abandonado cercano al territorio oscuro. Solo pueden ir los guardias de la princesa, si se ven a más personas a los alrededores o no llega antes de mañana la princesa morirá."
Se miraron unos a otros sin saber que responder, hasta que uno de ellos dijo la primera palabra.
- John: que... ¿Vamos a hacer?
- Liz: no tenemos ese dinero, y si le decimos algo a los del palacio seguramente nos maten y manden un ejército.
- Jolyne: ¡no pueden hacer eso! Kei correría peligro.
- John: debemos evitar cualquier contacto con personas del palacio y que no sepan que Kei ha desaparecido.
- Jolyne: ¿cómo haremos eso?
- John: aún es de noche, creerán que esta durmiendo, y podemos intentar escabullirnos sin que nos veas.
- John: pero esta lleno de guardias por todos lados, es algo complicado escabullirse. Además pronto deberían venir guardias a la puerta.
- Liz: deberíamos esperar a que pasen por aquí pasar salir, tras el escándalo de fuera querrán ver como esta la princesa.
- John: entonces, haremos eso.
Esperaron un rato hasta que llegara alguien y alguien llamó a la puerta. Liz abrió un poco para permitir que hablarán pero sin dejar ver lo que se encontraba dentro de la habitación.
- Sirviente: ¿La princesa se encuentra bien?
- Liz: ahora mismo está dormida, ¿qué ha pasado fuera? Había mucho escándalo.
- Sirviente: hubo un problema con fuego, parece ser que alguien ha incendiado la iglesia y algo ha explotado quemando las casas de alrededor.
- Liz: eso es terrible... Pero no se preocupen, nosotros nos encargamos de la princesa.
- Sirviente: me alegro de que esté bien. Le dejaremos dormir a la princesa, estad alerta.
Entonces volvieron a cerrar la puerta y a dejarles solos en la torre.
- Liz: ya se ha ido, podemos ir iendo nosotros, debemos estar al amanecer en ese templo, y no sabemos bien cómo llegar.
- Jolyne: yo creo que lo vi a las afueras del castillo cuando estábamos aterrizando, no tardaremos mucho en llegar excepto por evitar a todos los guardias.
- John: salgamos pronto.
Miraron por la ventana hacia abajo de la torre.
- John: hay ladrillos que sobresalen un poco más que los demás, podemos usar eso para bajar.
- Liz: no tenemos otra opción, pero tened cuidado.
Cada uno se colocó su arma de modo que no se soltara del cuerpo, John salió primero por la ventana y le siguió Liz y luego Jolyne. Bajaron lo más rápido que pudieron con cuidado, cuando llegaron al techo del castillo bajaron poco a poco vigilando si aparecía algún guardia.
Tras conseguir bajar del todo, fueron lo más rápido posible a las afueras del pueblo evitando todas las multitudes creadas por el accidente de la iglesia, pues allí se encontraban parte de la guardia real. Les resultó complicado hacerlo pero consiguieron salir en poco menos de una hora a las afueras de la ciudad.
- John: lo conseguimos.
- Liz: ¿a cuanto está el templo?
- Jolyne: desde aquí, podría estar a una hora y media andando.
- Liz: entonces vayamos cuanto antes.
- John: intentemos no entrar hasta el amanecer e intentemos planear como lo haremos.
- Liz: me parece bien, pero debemos suponer que no sólo esté al que conocemos, sino que tenga compañeros.
- John: nosotros tres podemos conseguirlo juntos, no hay opción de fallar.
- Jolyne: no sólo nos jugamos la vida en esto, sino que tenemos que salvar a Kei. Ella no tiene culpa de ser princesa y está en este problema porque no supimos protegerla.
- Liz: tienes razón, pero no te preocupes, la salvaremos.
- John: vamos, no hay tiempo que perder.
Fueron lo más rápido que pudieron mientras Jolyne indicaba el camino por donde creía que se encontraba y al final tardaron menos de lo esperado. Se quedaron tras unas rocas agachados frente al templo de piedra abandonado.
- Jolyne: deberíamos entrar ya y pillarlos por sorpresa.
- John: no sería buena idea, dejaron la nota con su ubicación, lo que significa que deben estar alerta en todo momento. Además sigue siendo de noche.
- Liz: en otro momento la noche nos beneficiaria, pero viendo el ataque y el secuestro deben ser profesionales y la noche es su terreno.
- Jolyne: pero no puedo esperar más, Kei debe de estar aterrada ahí dentro sin saber si la salvarán o cuando lo harán.
- Liz: lo sé, pero si vamos sin cuidado podrían hacerle daño. No tenemos ninguna información sobre ellos ni siquiera cuantos son o como son de fuertes.
- Jolyne: ¿y que debo hacer? ¿Estar aquí parada mientras ella se encuentra dentro sola? ¡¡No puedo!!
Al decir eso, Jolyne se levantó de golpe y Liz le propinó una bofetada la cual dejó a Jolyne sin habla, mientras John miraba sin saber que decir ni cómo reaccionar ante tal acción.
- Liz: ¡¡tranquilizate!! ¿Quieres morir junto a Kei? Entonces corre y entra ahora mismo. Pero si quieres tener la mínima posibilidad de salir con vida y salvarla debemos estar unidos y calmados. Estar nerviosa sólo hará que te precipites y no estás tú sola, somos un equipo y no pienso morir porque no sepas mantener la cabeza fría.
- John: Liz no tienes que ser tan dura con ella, todos estamos preocupados por salvar a Kei.
- Liz: si tengo que serlo, y dejar las cosas bien claras. En cosas así te debes mantener firme y afrontarlo con la mayor seneridad posible para no morir, siempre sale algo mal o imprevisto incluso con el mejor de los planes y vamos a entrar los tres solos sin nada de eso. Debemos estar unidos o todos estaremos muertos.
Decidiste venir con nosotros para correr una aventura, pero nosotros no estamos aquí por elección.
- Jolyne: ¿que quieres decir con eso?
- Liz: ¡que esto no es un juego! Incluso con experiencia podemos morir en cualquier momento. Tu sabes que tu familia está en tu casa a salvo mientras yo busco a la persona más importante en mi vida sin saber como o donde se encuentra ni siquiera si está viva. Y sintiendo la culpa de haber arrastrado a mi mejor amigo hasta aquí mientras tiene un bebé en camino, y si le pasa algo nunca podré mirar a su mujer a la cara nunca más.
¡Asi que deja de preocuparte tanto por hacerlo cuanto antes y preocúpate por hacerlo lo mejor posible!
- John: creo que estamos demasiado tensos ahora mismo y deberíamos tranquilizarnos.
- Jolyne: lo... Lo siento.
- John: y Liz, yo elegí esto, ponerme en peligro y empezar esta aventura incluso sabiendo que podría morir. Y no ha sido por ti ni por Zoro, sino por mi mismo porque no podría vivir en un mundo donde no estuvierais si yo podía evitarlo.
A Liz se le saltaron las lágrimas y empezó a llorar, mientras él se acercaba para abrazarla. John hizo un gesto a Jolyne para que se uniera a ellos y se mantuvieron abrazados hasta que Liz se desahogó del todo.
Se secó las lágrimas y se tranquilizó un poco.
- Liz: siento haberte tratado así, pero la angustia de no saber si está bien o no es insoportable. De si todo este viaje es para nada y solo nos conduce a más sufrimiento innecesario.
- Jolyne: yo también lo siento, me sentí tan impotente por no poder proteger a Kei, que estaba a punto de precipitarme demasiado.
- John: bueno ahora que estáis más tranquilas quedemonos un poco aquí hasta que se haga de día. Han salido muchos sentimientos juntos y debemos dejarlos a un lado.
- Liz: tienes razón.
- Jolyne: seguro que juntos lo conseguimos.
- John: Liz, deberías confiar más en el hombre que quieres. Habéis pasado mucho tiempo juntos para saber la persona que es, y que jamás se dejaría derrotar por nadie y mucho menos morir sin verte de nuevo.
- Liz: tienes razón, muchas gracias. Por tranquilizarme, por venir y por todo.
- John: los amigos no necesitan darse las gracias. Se ayudan sin esperar nada a cambio porque saben que harías lo mismo por ellos.
Jolyne se acercó poco a poco a Liz, para decirle algo en voz baja.
- Jolyne: Liz, no me imaginaba a John diciendo cosas tan conmovedoras.
- Liz: estás empezando a conocerlo, parece duro pero es un trocito de pan.
- Jolyne: parece mono y todo.
- John: ¿os vais a reír mucho tiempo de mi?
- Liz: venga no te enfades, solo era para bromear un poco.
- John: bueno al menos estáis más tranquilas las dos, con eso me quedo.
Se comenzaron a reír, y luego siguieron hablando normal y planeando un poco como lo iban a hacer al entrar y como se organizarian hasta que comenzó a salir el sol.
- Liz: esta comenzando a amanecer.
- John: parece que no hay nadie en la parte de fuera, entremos.
Se dirigieron hacia el templo el cual se encontraba tras un puente de piedra por un acantilado, con un mar de incógnitas sobre lo que encontrarían dentro.
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