Capítulo 13: No pasó nada
Miré el anillo en mi dedo anular de la mano izquierda, aquel símbolo de compromiso con Adrián, prueba de nuestra sólida relación. Por alguna razón no me causaba tanto entusiasmo como la tarde en que lo recibí, las mariposas que se adueñaban de mi estómago ya no estaban, mis mejillas ardían por el calor ambiental, por aquel sol que me quemaba la piel, ya no al recordar a mi prometido llamarme de diferentes formas que me avergonzaban un poco. Tampoco me pasaba el tiempo imaginando mi vida de casada. ¿Era acaso porque asumía ya la muerte de Adrián o por algo diferente? No lo tenía claro, sin embargo me sentía culpable y no solo por eso.
—¿Qué tal si hacemos como que no pasó nada? —propuso Oscar solo unos segundos después.
—Está bien —asentí sin dudar aunque en mi mente me preguntaba cómo haría para mirarlo a la cara desde ese momento en adelante.
Quería retroceder el tiempo y evitar aquel acontecimiento que en el instante me agradó, pero me dejó aquel amargo resentimiento, aquella culpabilidad por haber hecho algo incorrecto. Era inevitable, tal vez no aceptaba del todo que Adrián estaba muerto y por lo mismo nuestro compromiso roto. No tenía sentido aferrarme más a él y a un futuro juntos, pero seguía guardandole algo de respeto.
—¿Te va a costar actuar como si nada pasó? —preguntó Oscar inocentemente.
—Sí... no debería estar besándome contigo —reclamé.
—Lo siento.
La culpa no era de él, tal vez era mía por ceder. Me comporté algo infantil al no dirigirle la palabra después de no haberme opuesto a sus intenciones. ¿Pero cómo oponerme a él? Estaba sucio, con la piel quemada y suduroso durante la tarde, pero algo de él me atraía y no era el mero hecho de que era mi única compañía en el bote. ¿Oscar me gustaba? Sí y eso era lo que me hacía estar enojada conmigo misma pues me comportaba como una mujer cualquiera. Quizás él no confiaría en mí jamás al ver que una semana le juraba amor a un hombre y a la siguiente se lo profesaba a él después de haberlo odiado.
Lo miré y analicé en profundidad. Se veía muy concentrado con su intento de caña de pescar a una distancia prudente de mí. No sabía si se enojó conmigo pero prefería no averiguarlo, me daba miedo que su respuesta fuera afirmativa. ¿Estaría él soltero o tendría novia? Llevaba seis días en el bote con él sin embargo no tenía ni la menor idea de su situación sentimental. Quizás yo no era la única que "engañaba" a alguien. Me regañé a mí misma por no haber averiguado eso antes de besarlo, pero no se me había pasado por la mente antes.
Deseé tener un vaso de agua helada en mis manos, la sed me estaba matando. El agua del mar se veía tentatora, los delfines con sus lomos mojados saltando a mi alrededor parecían querer hacerme perder el contro por la desesperación. Pero no lo quería permitir, lo mejor era reprimir mis impulsos, puer beber de esa agua podría llevarme a la deshidratación más rápido.
Sacudí mi cabeza para alejar aquellos pensamientos, atrayendo así a los de la madrugada, haciéndome sentir culpable nuevamente.
—Sinceramente yo también he tenido deseos de lanzarte, pero no lo haría.
—¿Por qué no?
—Porque te quiero.
Tuve la oportunidad de decir un "yo también", de responder lo que él quería escuchar, pero no lo hice. ¿Por qué? No lo sé. Me alegraba saber que Oscar me quería, yo le correspondía, sin embargo no era capaz de admitirlo, algo me lo impedía y ese algo era el recuerdo de Adrián, su imagen en mi cabeza. Cuando pensaba en Oscar como algo más que mi amigo mi yo interior decía: "Esto está mal". Y lo aceptaba como algo malo pues tenía razón o eso creía.
Besar a Oscar fue una experiencia única, la mejor desde el naufragio, mi corazón se hinchó de felicidad y las mariposas revolotearon en mi interior. Pero no se repetiría. Me prometí a mí misma no volver a caer en los encantos de aquel hombre, no importaba cuán irresistible pudiera ser, yo podría evitarlo.
—Dios, qué calor —escuché a mi acompañante decir en medio de un suspiro, sacándome así de mi ensimismamiento.
—Oh, sí... te apoyo.
—¿Te importa si me saco la playera?
Lo miré algo nerviosa, repitiéndome mentalmente la promesa recién hecha. Sin emitir sonido negué con la cabeza y miré a otro lado, pero al marearme con el movimiento de las olas volví mi vista hacia él. Su torso ya estaba descubierto y se secaba el sudor con la prenda que se había quitado. No tenía el cuerpo que toda mujer sueña, pero se notaba que hacía el esfuerzo por ser más atractivo. Lo peor de todo era que le funcionaba.
—¿Segura que no te incomoda?
—Sí... sí.
Mis mejillas enrojecieron, lo pude sentir por el pequeño ardor. Rogué al cielo para que él lo atribuyera a la alta temperatura ambiental. Volvió a su labor de pesca, paciente a la espera de que un pez pique el anzuelo, mientras yo miraba a todas partes pensando en qué podría hacer una mujer perdida en el océano para entretenerse.
—¿Qué es ese sonido? —escuché a Oscar preguntar luego de varios minutos.
Espero que les guste el capítulo n.n. Por favor comenten y/o voten, enserio me gusta saber qué opinan de la novela :DDD Gracias por leer :DD
Yatita
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