Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

[26]

Dedicado a una lectora fiel, MeriVial ♥ feliz en tu día


El silencio del desayuno a la mañana siguiente no me sorprendió, la cena había sido igual la noche anterior y no esperaba más para el almuerzo ni tampoco lo que seguía. Parecía que todos queríamos hacer el menos ruido posible, como sí cualquier mínimo sonido podría volver a traer las tropas que nos hicieron esconder como si fuésemos ratas. Como plagas. Como lo que esas personas nos hicieron ver y sentir.

Se sintió tan amarga la manzana en mi mano, mi estómago apretándose al pensar en lo que había pasado y lo que había surgido en la tienda del Doc instantes después. A pesar que Luna había tratado de mejorar el ambiente, sin saber del todo que había pasado con Sue Lee y la discusión que habíamos tenido, todo estaba igual de tenso que antes. Iba a ser complicado salir del miedo que nos causaba que nos buscaran y estando tan cerca de nosotros.

La mano en mi hombro me hizo sobresaltar. Thomas me sonrió de costado al sentarse a mi lado. Claire y Luna se habían marchado a ayudar en ciertos ámbitos de la cocina mientras que yo trataba de terminar mi desayuno.

—Que silencio, ¿eh? —fue lo primero que soltó, su voz tan baja que pareció más un murmullo—. Parece que el gato se comió la lengua de todos.

—O que los acorraló en su propio terreno —suspiré de vuelta, otro mordisco a la manzana que tragué a duras penas—. El dolor en el orgullo es más silencioso de lo que parece.

De reojo lo vi asentir, él abriendo lo que parecía ser una mandarina en su mano y ofreciéndome un gajo. Tendiéndole mi manzana a cambio, busqué en la acidez del gajo un sabor que no me retorciera el estómago.

Después de darle un mordisco a mi manzana, me chocó levemente con su hombro.

—¿Cómo estuvo tu guardia? —quiso saber, probablemente por el cansancio evidente en mis facciones. Terminé bufando y fregando mis ojos.

—Eterna —gruñí—. Entre el cansancio por despertarme temprano y el agotamiento mental por lo que pasó, tuve que pelear por quedarme despierta antes de dormirme al lado de la fogata...

Levantó sus cejas tentado, pero no hizo más que soltar una risa por lo bajo y suspirar.

—No quise presionar ayer y todo lo que sucedió, claro —dijo, limpiándose las comisuras con el dorso de su mano—, pero estoy de acuerdo con lo que le dijiste a Sue. Merecía que lo escuchara.

Sus palabras lograron sacar una pequeña sonrisa.

—¿Qué la llamara mierda prácticamente?

—A las buenas o las malas, ella necesitaba una gota de la realidad.

Mi pecho se sacudió en una pequeña risa, mis brazos rodeando mis piernas para llevarlas a mi pecho y abrazarme. Le terminé robando otro gajo de mandarina al mismo tiempo que noté como desaparecía mi manzana en largas mordidas suyas.

—Creo que a todos nos llegó ayer la realidad en la cual nos encontramos —remarqué escupiendo la semilla en mi boca y enterrándola en la tierra—. Estamos aislados en un campamento donde nos dedicamos día a día a tareas inocentes. Lo que necesitamos es dedicarnos a buscar la forma de recuperar nuestras vidas...

—¿Cómo podríamos hacer eso, Tay? —suspiró, una vez más volviendo a su mandarina la cual dividió para darme parte a mí—. Gran parte de los anómalos están escondidos por el pánico que causan...

—Es que justamente no somos nosotros quienes tenemos el miedo mas grande, ¿o me equivoco?

Su silencio no hizo más que darme la razón. Solo fue, cuando terminé lo que me había donado de su mandarina, que decidió hablar de vuelta.

—Noah y Sue Lee llegaron a un acuerdo ayer sobre qué hacer ahora —contó, también enterrando conmigo las semillas de las mandarinas—. No quiso decirme qué, parecía bastante alterado y verdaderamente quise evitar una discusión con mi hermano. Hasta Jacob se quedó callado, que eso es decir mucho...

Asentí con él, los dos conociendo como Jacob soltaba la lengua más de lo pensado en ciertas situaciones.

—Supongo que para que ambos lleguen a un acuerdo, hubo una larga discusión en el medio.

—Y lo suficientemente larga como para que los dos estén de acuerdo —agregó, mirándome de costado unos segundos, pero sus ojos parecieron enfocarse en algo más detrás de mí—. Parece ser que va a ser noticia ahora.

Al instante que me giré para ver qué era lo que le había llamado la atención, todo el campamento pareció ponerse de pie al ver a Sue Lee y Noah parándose en unos troncos cortados para poder ver lo más posibles a los integrantes. No me perdí la forma amarga en la cual los ojos oscuros de Sue me encontraron y me acordé del fastidio que le había causado. Como había dicho Thomas, se lo había merecido.

Claire y Luna se apuraron para caminar entre la multitud y pararse a nuestro lado, Aiko como siempre atrás de su amiga. Luna frunció el ceño.

—¿Pasó algo?

Claire compartió una mirada con Thomas y conmigo, claramente teniendo una idea de lo que podría llegar a ser. Sue Lee aclaró la garganta y todos volvimos a centrar nuestra mirada en ella. Parecía tener una hoja sucia en sus manos, como si fuese a dar un discurso, pero no la leyó al hablar.

—Después de los sucesos de ayer y la trágica pérdida de un integrante, una decisión... arriesgada fue tomada. Por el bien de los que quedamos y con la esperanza del bienestar de los capturados —tomó una gran bocanada de aire, una rápida mirada al gemelo a su lado y volvió hacia nosotros antes de terminar la oración—: vamos a tratar de tomar el campamento militar.

El silencio que antes había en el campamento se rompió en murmullos, susurros sorprendidos y expresiones asombradas, una que hasta yo deslumbré con mi grupo. Mis cejas se fruncieron por impulso; eso no fue lo que habíamos hablado ayer.

Luna meneó la cabeza.

—¿Está hablando de una emboscada? ¿Está loca esta mujer?

—Cuerda nunca estuvo —murmuró Claire, Thomas soltando un bufido divertido.

Antes que más preguntas comenzaran, Sue se apuró para continuar hablando sin que la interrumpan.

—La idea es tratar de deshacernos del constante peligro en el cual vivimos. Es espantarlos, darles una cucharada de su propia medicina —explicó, mirando cada facción asustada en su gente—. No queremos ser como ellos, pero no podemos dejar que nos sigan pasando por encima como hormigas.

Mucha gente asintió con ella, estando de acuerdo, pero otros seguían estáticos por la novedad.

—No tienen porqué temer, solo irán los anómalos que ya fueron entrenados —el tiempo pasado en su oración me hizo fruncir más las cejas, totalmente confundida, hasta que no hizo falta ni cuestionarla—. Mientras tanto, todo el resto será entrenado para que puedan defenderse en caso de emergencia.

La satisfacción que sentí al ver como todos comenzaban a sonreír, un alivio en sus gestos que hizo que los ojos de Sue se abrieran por la sorpresa al ver la reacción de su campamento. Claramente todos querían saber defenderse y ser parte del equipo, más era mucho mejor que solo un grupo élite. ¿Cómo no lo había pensado antes?

Me encontré con la mirada de Noah en el medio de todo, pero a mi sorpresa, al instante bajó su mirada a sus pies. ¿Eh?

—El Doc se hará cargo de esto, podrá enseñarles lo básico para poder ampliar la capacidad de cada uno con su anomalía y qué pueden hacer. Un ayudante de nuestro equipo se quedará para asegurarse de esto —la forma en la cual sonrió de costado y me buscó en el público me hizo apretar la mandíbula—. Taylin, ese será tu cargo.

Me empezó a hervir la sangre peor cuando todos se dieron vuelta a mírame, pero yo me quedé centrada en ella y la forma tan serena con la cual me miraba. Sabía que no podía decirle que no, menos armar una discusión como había hecho el día anterior cuando había público. Lo había hecho a propósito y, una vez más, me había rebajado de donde con tanto esfuerzo había logrado llegar.

Era como si la bolsa, la misma que Logan me había puesto en la cabeza, estuviera devuelta atada en mi cuello y tirara de mi hacia el fondo cuando todos estaban en la superficie. Era seguir peleando, nadando, moviéndome para tratar de llegar a ellos pero siempre teniendo un obstáculo que me tirara hacia abajo.

La mano de Claire en mi espalda no hizo más que enfurecerme todavía más. Sue Lee siguió hablando, evitando mi mirada prácticamente asesina y llamando a su equipo para que se reuniera con Noah así poder no solo entrenar, sino que comprender el plan que estaban armando. Todos nerviosos, incluso Thomas, Luna y Jacob, se retiraron de la reunión en silencio y un poco más pálidos de lo normal.

Sin que Claire o Aiko pudieran detenerme, me hice paso entre la multitud que se deshacía para ir a sus tareas diarias y me paré frente a Sue Lee que trataba de ir por el mismo camino que Noah y el resto.

—¿Se puede saber ahora porque no voy a ir a pelear con el resto? —peleé por no escupirle en la cara las palabras, cruzándome de brazos frente a ella—. Estoy al nivel que los demás en el equipo, ¿por qué rebajarme ahora otra vez?

Ladeó su cabeza, como si estuviese confundida.

—¿No era lo que querías? ¿Qué todos entrenaran sin favoritismo? —tuve que controlar la presión en mi pecho antes de actuar de manera impulsiva y hacerla volar unos cuantos metros—. Te di justamente lo que querías. Todos van a poder defenderse gracias a ti.

El sabor amargo en mi boca me dejó en claro que tan fuerte me estaba mordiendo el interior de la mejilla para no matarla ahí mismo.

—Soy fuerte, puedo servir en el ataque y protegerlos-

—Eres más fuerte acá protegiendo a todos y dándoles una mano —me interrumpió, el tono en su voz dejando en claro que era su palabra final y más cuando pasó a mi lado rozando nuestros hombros.

Y mientras que yo trataba de no saltarle encima y empeorar la situación, ella pareció querer ponerle la cerecita al desastre que había de postre.

—Antes de que te guardes todo ese enojo conmigo, te aclaro que no fui la única que estuvo de acuerdo con esta decisión.

No hizo falta ni aclaración ni nombre. Ya sabía quién había aceptado también y solo lo dijo la forma en la cual había evitado mirarme. Tentada a ir a buscarlo, una mano en mi hombro me detuvo y me di la vuelta para encontrarme con una sonrisa empática del Doc.

—Qué te parece ir organizando nuestra nueva tarea, ¿eh? —planteó serenamente, su voz tranquila—. Sé que no es lo que quieres, pero no es momento de meter más carbón en donde ya hay mucho fuego.

Sin responder nada y tragándome la bilis amarga que subía por mi garganta, lo seguí hasta su carpa.


[...]


Gran parte de la mañana y tarde la había pasado con el Doc. Sabía que él había también aceptado la idea de no mandarme con el resto, y tendría todo el derecho de preguntar por qué, pero al notarlo tan serio y ansioso, decidí no presionar. La forma en la que constantemente meneaba la cabeza y cerraba los ojos al mencionar lo que iba a pasar me dejó en claro que no tuvo mucha más opción que aceptar.

Mientras tanto, yo sentía mi pecho arder por el enojo. Por Sue Lee y cómo había dado vuelta mis palabras, una vez más, a su beneficio. Por no poder acompañar a mis amigos, quienes estaban poniendo su vida más en riesgo que en cualquier otro momento. Por el favoritismo visto una vez más. Y por cómo Noah había aceptado una decisión que me tiraba debajo de vuelta. Pensar eso me apretaba hasta las tripas.

Después que tres bufidos molestos se me escaparan, el Doc dejó caer su lapiz.

—Sé que no estas de acuerdo con la decisión...

—Estoy harta de tener que demostrar quien soy siempre que se trata de una decisión de importante —siseé por los dientes, sin dejar de mirar las hojas que había desparramado entre nosotros—. La primera en ser descartada siempre soy yo y estoy cansada.

No hizo nada más que asentir, dándome la razón y señalando los nombres que había frente a nosotros.

—Tienes razón, es injusto, y entiendo tu fastidio —comprendió, apoyándose en su banquito—. Pero quienes vayan a tenerte de guía podrán valorarlo más que dos necios.

Su comentario logró hacerme sonreír entre tanta amargura.

Así que, anotando los nombres de todos los integrantes y sus anomalías, terminamos dividiéndolos en grupos así no cambiar el orden de tareas diarias a los que estaban acostumbrados día a día. Claire, en su dulzura, nos había traído el almuerzo al ver que no habíamos vuelto al comedor y nos sonrió antes de irse. No dudé escribir su nombre en mi turno para poder ayudarla lo más posible.

Cuando el sol comenzó a caer, el frío de la noche colándose en la carpa y los nombres organizados en distintos horarios repartidos tanto entre él y yo. Habiendo despejado mi mente lo suficiente como para poder tener una cena tranquila e ir directamente a dormir, todo plan pacífico se cayó apenas Noah entró a la tienda.

El Doc lo recibió con un asentimiento de cabeza al mismo tiempo que yo volvía hacia las hojas recicladas frente a nosotros, una vez más como el resto de la tarde, queriendo ignorarlo.

—Sue quiere hablar contigo, Doc —anunció y yo me mordí el interior de la mejilla. Lo último que necesitaba era quedarme sola con él—. Ahora, en lo posible.

Con una excusa en la punta para aprovechar y escabullirme de la tienda, el Doc me señaló.

—¿Podrías ordenar esos papeles en mi escritorio? Así evitamos lio.

Sin tener otra que asentir, lo vi retirarse de la carpa, y rogando que el gemelo lo siguiera, le dediqué una corta mirada antes de volver a los papeles y comenzar a juntarse. Aparte de energía de más, la mala suerte vino de la mano. No dijo nada, solo se quedó dónde estaba, lo cual no facilitó ni mi enojo ni mi corazón descontrolado.

Hasta las hojas dispersas no quisieron cooperar conmigo y parecían desacomodarse el doble. Bufando y tratando de respirar hondo, quise buscar una salida de esa situación.

—No tienes porqué quedarte esperando-

—Sé que estás enojada conmigo y Sue.

Directo al grano, sin vueltas sin nada, solté toda rienda que podría haber estado sosteniendo para no saltarle al cuello. Las hojas cayeron en donde estaban y yo me giré hacia él, reteniendo un poco la lengua para no perder la cordura.

—Te estás quedando corto con enojada. Estoy furiosa —le aclaré, uno de mis dedos en su dirección—. Bien sabías que esto no es lo que quería ni debía pasar-

—No todos estamos haciendo lo que queremos, Taylin.

—¿Y eso significa rebajarme? ¿Menospreciarme una vez más? —peleé por no acercarme, su cercanía podría confundirme más las palabras y no quería que eso pasara—. De todas las personas, quien más conoce mi anomalía y su fuerza eres tú, ¿y de igual forma piensas que no puedo ir al frente con el resto?

Vi como se tensó la mandíbula, un suspiro pesado que había estado hinchando su pecho saliendo como si lo hubiera estado cargando todo el día. En cambio, yo peleé con el pinchazo en el pecho, la molestia de sentirme débil una vez más cuando sabía que no lo era.

—Me viste defenderme, me entrenaste para mejorar —le recordé, sus ojos almendrados cayendo en mi nuevamente—. Hasta peleaste contra mí-

—Eso no fue pelea, no es lo mismo que arriesgarte frente a alguien que quiere hacerte daño enserio, en el peor de los casos, matarte —interrumpió, sus brazos apoyándose en la mesa frente a él—. Entrenar es distinto que la situación real.

La risa amarga surgió de mi boca sin pensarlo.

—¿Pero arriesgan al resto? ¿A Luna? ¿Jacob? ¿Anna, Logan? —fue inconsciente terminar acercándome, la hipocresía en sus palabras ardiendo más en mi sangre—. ¿A Tom?

La forma en la que sus cejas, gran parte de las veces fruncidas, se relajaron al escuchar el nombre de su hermano y sabiendo que él también tendría que ir al frente con él. Estaban haciendo una locura, algo que podría terminar tanto como bien o mal, y en peligro iba a estar una persona que le importaba muchísimo. Me apenó tanto como también me enfureció el doble.

—¿Qué más tengo más que hacer para demostrar que merezco estar con todo el equipo? —un nudo de emociones hizo que me costara tragar, cansada de siempre tener que romper mi dignidad para hacerme valer—. Puedo ser de gran ayuda allá-

Su compostura volvió a endurecerse, las cejas fruncidas de vuelta y directo hacia mí.

—Acá también —gruñó, cruzándose de brazos—. No hay más que discutir. Cumplieron con tu requisito de entrenar a todos y te dieron ese cargo a ti, ¿tampoco te es suficiente?

—Me tienes que estar cargando —¿Se podía querer ahorcar a alguien tanto en un momento? —. ¿Entonces para que viniste acá? ¿Para recordarme la decisión inútil que tomaron?

Rodó los ojos, girándose sobre sus talones y encarando hacia la salida.

—Verdaderamente, ya no lo sé —escupió—. Eres tan terca que hablar contigo es como hablar con una pared. Ya no voy a hablar esto de vuelta.

Oh, no. Estallé apenas me quiso dar la espalda.

—¿Es que les preocupa que vaya y lo estropee? ¿Qué sea inútil? —grité tras de él, siguiéndolo hasta fuera de la tienda. Por suerte todos estaban en hora de la cena y nos encontrábamos en pleno campo de entrenamiento solos—. ¿Qué arruine la emboscada por morir?

La idea me pesó en la boca, pero no iba a dejarlo ir tan fácil. Noah me lanzó una mirada por su hombro.

—Por favor, explícame que es lo que tanto tú como Sue tanto temen para dejarme atrás.

—Dije que basta.

—¿Todos van a arriesgar la vida y dejar su única arma de defensa atrás? Soy un escudo prácticamente y les importa tanto no tenerme ahí que se van a poner en más riesgo todavía —salté frente a él, deteniéndolo por la sorpresa—. Tu hermano va a ir, mi amigo, ¿y piensas que no quiero protegerlo? ¿Qué no me importa si le va a pasar algo?

—Taylin-

— ¿A quién mierda le importaría si me pasara algo cuando estaría haciendo lo único bueno que puedo brindar? ¿A quién-?

Se acercó más en un milisegundo, su altura intimidándome.

—A mí.

No hizo falta que lo gritara, al haberse acercado más, su frente prácticamente estaba contra la mía y me tragué todas las palabras. Su voz quedó rebotando en mi cabeza, como un eco incesante que me agitó la respiración y no pude hacer más que mirarlo, que sentir el aliento que exhalaba contra mis mejillas y reconocer el calor que su cuerpo emanaba.

A él.

Una corriente eléctrica recorrió mi brazo cuando sus dedos rozaron una de mis manos, un toque que él había buscado pero que no me hizo dejar de mirarlo. Como si buscara la misma respuesta en su mirada que encontré y no pude admitir. No relajó ninguna de sus facciones, todas tensas por sus palabras y lo único fuera de lugar eran su mano rozando la mía hasta que la alejó.

El frío volvió como un cachetazo y el escalofrió por la espalda no supe si había sido por cómo me seguía mirando o el frío cuando dio un paso hacia atrás.

—Buenas noches, Taylin.

No lo detuve cuando siguió de largo, quedándome estática y parada en el medio del campo mientras que él desaparecía en la oscuridad. Sin respuestas, sin siquiera palabras coherentes en mi boca, mis oídos volvieron a repetir sus palabras hasta que la realidad de ellas cayó en mi pecho.

A él le importaba.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro