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[19]

            —Concéntrate.

Clavando mis talones contra la tierra, tensé mis dedos en el aire para mantener la barrera frente a mí. Noah a mi lado se animó a acercarse y tomar uno de mis brazos con cuidado y separarlo del otro. La barrera se amplió, lo cual comenzó a llevarme más fuerza mantenerlo y apreté los dientes. No podía decir ni comentar nada, era lo que tenía que aprender.

En eso se basaban los nuevos entrenamientos con él. Mientras que en el día entrenaba físicamente con el resto, después de que Noah convenciera a Sue Lee de darme una oportunidad más, en la tarde-noche era cuando me tocaba usar mi anomalía. Noah me aconsejaba, movía mis brazos cuando veía que podía progresar más y calculaba mi resistencia con eso. Nada de lo que venía haciendo era fácil, pero una vez más decidí esforzarme y demostrar que merecía aprender.

Sue Lee no parecía muy contenta al verme seguir entrenado, de hecho parecía bastante preocupada por tener que hacerse cargo de un peso más. Me había visto fracasar, lo entendía, y más siendo toda la situación alrededor. Más avisos de capturas habían sido emitidos, con lo cual nada estaba en sí relajado. Hasta Noah en nuestros entrenamientos parecía en el límite cuando yo comenzaba a cansarme y rendirme.

—Vamos, ¡concéntrate! —Me ordenaba, yo peleando por no morderle la mano cuando agarraba mi muñeca y la mantenía en lo alto—. No bajes los brazos, mantén la postura.

Nadie sabía de los entrenamientos, o en sí nadie comentaba nada sobre ellos. Solo Thomas y Claire sabían, siendo que ellos al instante de haber vuelto del campo, después de hacer el pacto con Noah, se habían preocupado de donde había estado y no tuve otra que explicarles. Ambos habían parecido emocionados por mí, Thomas agradecido con su hermano y Claire un poco confundida pero con bastante esperanza en sus ojos.

—Que amable de su parte hacer eso por ti —había comentado, intrigada e interesada en lo que había pasado, lo cual en cierta forma me hizo sonreír. Amable o no, fue un gesto que yo agradecía y que iba a hacer lo necesario para dejarlo en claro.

Pero era difícil cuando tu cabeza quería explotar del dolor y tus brazos terminaban temblando por tenerlos levantados tantos tiempo. Tenía que tensar la mandíbula, peleando porque ningún quejido se escuchara, y cuando ya caían sin una gota de fuerza, no me sorprendía escuchar el bufido de Noah. No iba a decir que no me molestaba el bufido, tenía un vaso por rebalsar en mi cabeza con su impaciencia.

Se terminó acercando a mí, una mano suya en mi vientre que me sorprendió y sus dedos apretaron la piel. Su otra mano giró un poco mi torso para ponerme más derecha.

—Para mantener la postura y cansarte menos, tu cuerpo tiene que seguir tu movimiento, es tu fuente de fortaleza —refunfuñó, ya varias veces habiéndome dicho antes que tenía que estar derecha, y se alejó. No me había dado cuenta que había dejado de respirar hasta que dio los pasos hacia atrás—. Vamos, intenta una vez más.

Todavía con el dolor latente en la cabeza, intenté una vez más, mordiéndome la lengua por el cansancio de mis brazos pero la barrera apareció más rápido que otras veces, las prácticas permitiéndome hacerla cada vez más rápido, y manteniendo mi vientre firme pude sujetar la barrera por unos pocos minutos antes de terminar agarrándome la frente.

La frustración en mi cuerpo explotó apenas lo vi rodar los ojos.

—Podrías tenerme un poco más de paciencia, ¿no? —Prácticamente escupí, frotándome las cienes—. Sé que no es fácil y estoy haciendo todo lo que puedo, no hace falta que ruedes los ojos o te enojes porque fracaso.

Frunció sus cejas al instante de escucharme.

—No me enojo porque estés fracasando, es normal errar a las cosas. Así se aprende, de hecho —se mantuvo lo suficiente en línea para no gruñirme y se cruzó de brazos—. Pero estoy bastante preocupado con todo lo que está pasando en el mundo, que los militares podrían estar cerca nuestro y yo entrenándote solo a ti cuando podía estar haciendo otra cosa.

—Te recuerdo que tú te ofreciste-

—Porque sé que tienes potencial —me interrumpió, sus ojos fijos en mí, lo cual me hizo callarme—. Y no planeo malgastarlo, no necesitamos perderlo.

Me mordí el interior del labio al mirar para el otro lado, peleando una pequeña sonrisa antes de que él la viera. Era el primer halago que alguien me daba aparte de mis amigos, y uno de los pocos buenos comentarios que Noah había dicho para mí. Me sentí una niña al sentir mis mejillas un poco coloradas, pero en la oscuridad en la que estábamos de seguro no llegó a verlo.

Carraspeó la garganta, sin dejar sus brazos caer de su pecho.

—Sue Lee quiere hacerte pelear mañana —soltó, lo cual me hizo tensarme. No otra vez—. Quiere ver si hay un progreso y de no ser así, no creo poder convencerla de vuelta.

Mi boca balbuceó.

—Pe-Pero solo voy menos de dos semanas entrenando de vuelta...—murmuré, sin poder creerlo. ¿Ya iban a pisarme de vuelta? —. Si tantas ganas tiene de sacarme del equipo, ¿no podría ser sutil y decírmelo en lugar de mandarme al muere?

Una de sus comisuras se levantó en una sonrisa ante mi exageración y se acercó a mí.

—Es por eso que vas a demostrarle lo contrario —trató de calmarme, sin bajar su sonrisa a pesar de sus cejas fruncidas—. Así que hazme, hazte, un favor y déjale en claro lo contrario.

Con una palmada suave en la espalda, después de asentir levemente en su dirección con una pequeña sonrisa peleando en mis labios; patee el dolor de la cabeza a un lado, tensé el vientre y la barrera brilló con todo frente a mí por el tiempo suficiente. Peleé contra el temblor, contra el cansancio, y después contra el fuego de Noah. Viendo que me estaba manteniendo, decidió presionarme un poco más con su anomalía.

Sus ojos rojos me distrajeron un poco, temblando con la poca resistencia y teniendo que clavar mis pies todavía más en la tierra. Estaba segura que en cualquier momento me enterraba. El fuego insistió contra la barrera, sus manos contra el haz de luz y las luces compitiendo entre sí. A mi sorpresa, solo habiéndome centrado en el fuego que Noah producía, la barrera nunca cayó y hasta cuando lanzó bolas de fuego contra mí pude defenderme.

La mueca satisfactoria en su rostro al terminar me animó lo suficiente como para sonreír brevemente. Tenía el potencial y lo confirmaría.

[...]

Respiré hondo unas cuantas veces después de la larga corrida diaria que Sue Lee nos hacía dar. Más allá del cansancio en mi pecho, las pocas horas de sueño por los nervios pesándome en los hombros, el corazón a mil no se calmó siquiera cuando mi respiración agitada se reguló. Hasta después de los abdominales, sentadillas, saltos y golpes; sentía una locomotora presionándome en el pecho.

Mis ojos cayeron en Sue Lee, que había estado caminando entre todos mirándonos entrenar y apenas cayeron sobre mí, sentí mis hombros tensarse. Claro estaba que ese día iba a definir si me quedaba o no, era mi segunda oportunidad y no existía una tercera. Con los militares caminando por el bosque, tampoco iba a pelear por otra. Era ese día el cual tenía que demostrar que pertenecía donde estaba.

Un chasquido frente a mí me hizo girarme hacia Thomas.

— ¿Estás bien? —me preguntó, levantando sus brazos para seguir con el entrenamiento que teníamos—. Estás bastante distraída.

—No dormí bien hoy —mentí, no queriendo mandar a Noah al frente por haberme comentado sobre la pelea que iba a tener ese día—. Estoy un poco cansada, eso es todo.

Luna a mi lado terminó golpeando a Jacob en su estómago, que terminó en el piso en busca de aire, y se giró hacia mí con una suave sonrisa.

—Esperemos que no te desmayes entonces —se burló, uno de sus dedos pinchando mi costado—. No queremos que eso pase, ¿no?

Le saqué la lengua de manera infantil lo cual la hizo reír y aprovechando que se había distraído, comencé a lanzar unos puños en su dirección para entrenar con ella, los cuales esquivó y se defendió entre risas todavía. Jacob de fondo se había recuperado con una mueca incómoda en sus mejillas, Thomas palmeándole la espalda.

Fue al poco tiempo que se escucharon los aplausos de Sue Lee en el medio de todos, y teniendo los ojos de ella sobre mí, la vi cruzarse de brazos apenas todos nos comenzamos a acercar. Decir que se me había formado un nudo en el estómago era poco.

—Taylin y Luna —todos se giraron a mirarnos, Luna al instante mirándome a mí—. Hoy van a pelear ustedes.

Lo había dicho sin vueltas, sin por lo menos buscar otro contrincante que no fuera uno de mis amigos. Nos había visto entrenar hacía unos minutos, ¿por qué justo elegirla a ella? Compartí una rápida mirada con Luna, las dos sin saber que hacer al principio, pero fue cuestión de segundos antes de comenzar a caminar hacia el espacio que nos habían hecho.

Sentí que me agarró la mano un momento, un suave apretón para animarme el cual le agradecí y devolví. Después de girarme para alejarme unos pasos, sentí la presencia de Noah a mi lado y no pude no soltar la nueva preocupación en mi pecho.

—Ella sabe que es mi amiga, nos vio entrenando —escupí por lo bajo—. ¿Por qué tenía que elegirla? No quiero lastimarla.

Noah endureció la mirada, pero pareció entender mi punto.

—Lamentablemente en las peleas no hay ni amigos ni pena —suspiró, mirando de reojo como Sue Lee hablaba con Luna que parecía igual de molesta que yo—. No vas a lastimarla, es bastante rápida con su anomalía. Vas a tener que defenderte de sus brazos, son letales.

—No me digas —el sarcasmo me venció, cruzándome de brazos—. Hubiéramos practicado unas pequeñas peleas de anomalía entre nosotros y me hubiera servido.

— De seguro perdías, no había porqué probar —levantó una de sus comisuras, aliviando un poco mis hombros con su burla.

—Tienes miedo de probar tu suerte.

Los aplausos de Sue Lee nos interrumpieron, mis ojos cayendo en ella que se había posicionado en el medio y nos miró a ambas. Thomas y Jacob estaban parados sin saber de qué lado ponerse, y no los culpé. Con una leve sonrisa, Noah dándome un apretón en el brazo antes de alejarse, me volví para mirarla a Luna. Fue inconsciente el asentimiento de cabeza que le di, ella sonriéndome de vuelta. No nos íbamos a lastimar, estaba segura que evitaríamos eso a toda costa, pero no podía no pelear frente a los ojos de Sue Lee. Estaba segura que hasta Luna lo entendía.

La líder decidió dar su diálogo de siempre antes de comenzar:

—Como siempre, no crucen la línea, quiero una pelea limpia y aplicando lo aprendido en el entrenamiento —repitió—. Eviten lastimarse de más, las oportunidades ya son escasas. Traten de no rendirse.

Sus palabras se sintieron tan personales que una vez más tuve que morderme la lengua, era obvio que iba dirigido más a mí que a Luna. Con la bronca en el pecho, mis ojos preocupados en Luna pero decidida a que Sue Lee se tragara sus palabras; apenas nos dio el permiso de empezar, me sorprendí a mí misma clavar mis talones e impulsarme para acercarme a mi contrincante.

Habiendo entrenado varias veces con Luna y conociendo ciertos movimientos, aproveché esos detalles que había destacado de ella a mí favor. Viendo que sus brazos se habían deformados en ese filo que siempre tenía, la barrera apareció frente a mí al instante, empujándola unos metros hacia atrás con cuidado de no herirla pero lo suficiente para que no pudiese atacarme. De un salto volvió a sus pies, una sonrisa sorprendida en sus mejillas que me hizo sentirme orgullosa conmigo misma, y con un destello plateado en sus ojos, los filos en sus brazos parecieron agrandarse.

De no ser que la conocía, habría comenzado a correr en la otra dirección.

Las palabras de Noah al entrenar habían vuelto a mi mente como si fuesen bombardeos. Siempre derecha, no pierdas el equilibrio, vientre firme y sin pensarlo. Entre unos cuantos golpes esquivados y defendidos, por el rabillo pude ver que Sue Lee estaba sorprendida de que durara tanto. Por el otro lado, Logan y Anna parecían verme caer con sus ojos perversos en mí.

Viendo como el cuerpo de Luna se inclinaba hacia la derecha, su brazo siguiendo el movimiento, la barrera en mis manos pareció desaparecerse cuando me distraje y tuve que saltar hacia atrás, esquivando el filo por unos centímetros. Le vi los gestos preocupados al ver que había sido pura suerte que no me cortara el vientre, pero no lo pensé dos veces antes de volver a armar la barrera frente a mí, a mi sorpresa solo uno de mis brazos lográndolo, y lanzando el otro en un puño hacia su pecho. Iba a pedirle disculpas después.

Escuché su quejido por mi ataque repentino, tambaleando unos pasos hacia atrás y con una sonrisa penosa, aproveché la situación. La vi recomponerse, lista para atacarme una vez más, pero una vez más logrando esquivar su golpe y defenderme con la barrera, fue un instinto levantar mi pierna para patearle una de sus piernas, haciendo que pierda equilibrio y cayera en sus rodillas. El silbido en mi cabeza se sintió hasta en las puntas de mis dedos, y fue poner mis manos juntas en su dirección, ella habiendo cruzado la suyas frente a su rostro de suerte, que el rayo de luz surgió de mis manos y rebotó contra los filos que eran sus brazos.

No supe que fue lo que escuché, o el silbido en mi mente no permitiéndome bajar los brazos o la sorpresa del resto al ver mi anomalía por fin, pero peleé con el instinto en mi cabeza de seguir apenas noté como Luna parecía estar costándole mantener sus brazos y separé los míos. Sue Lee tuvo que agacharse, Logan no siendo tan rápido y terminando en el piso con un gruñido.

Mi mirada quedó fija en Luna, que había dejado caer sus brazos con pesadez, y apenas noté que no volvió a levantarse, sus brazos volviendo a la normalidad, no me importó que Sue Lee no diera por finalizada la pelea. Me acerqué al instante a ella, agachándome a su lado para poder verla.

— ¿Luna? —La llamé, sus ojos ámbar cayendo en mí apenas me incliné sobre ella. Escuché que la pelea era finalizada con tres aplausos—. ¿Estás bien? ¿Te lastimé?

Levantó una de sus manos con su pulgar arriba, una sonrisa divertida en su rostro que me calmó.

Dile a Sue Lee que deje de ser una imbécil —murmuró para que solo yo escuchara—. Estás lejos de ser ordinaria.

Con una pequeña sonrisa entre mis mejillas, la mano en mi hombro me sobresaltó y tragué en seco al verla a Sue Lee con sus cejas en lo alto. Me incorporé al instante, Thomas y Jacob acercándose a Luna para ayudarla a levantarse mientras que yo encaraba la decisión final.

Sus ojos oscuros vieron como Luna volvía a ponerse de pie con sus brazos alrededor de los dos chicos y después volvieron a mí en un rápido movimiento.

— ¿Desde cuándo puedes emitir un rayo de energía? —fue lo primero que preguntó, cruzándose de brazos intrigada.

—Lo descubrí antes de mi primera pelea —confesé, peleando por no bajar la mirada de la suya que era muy intensa—. Solo que no supe cómo implementarlo antes.

Rogando que no preguntara cómo había aprendido a implementarlo, muy segura que no sabía de mis entrenamientos con Noah, apenas la vi asentir fue que dejé salir el aire con pesadez. Me palmeó uno de los hombros al pasar por mi costado, una sonrisa sorprendida retenida en sus labios y meneó la cabeza.

—Espero seguir viéndola en el entrenamiento, es bastante interesante —comentó, y siguiendo de largo, se dirigió al resto—. Entrenamiento terminado, a descansar.

Me quedé parada unos segundos donde estaba, repitiendo lo que había dicho en mi cabeza. Lo había logrado. Apenas me giré sobre mis talones, mirando a mis amigos que me esperaban y notando como todos se habían ido con Sue Lee, la sonrisa enorme brotó sola. En saltos emocionados llegué a mi grupo y los abracé por la emoción, la risa de ellos contra mí también.

Claire había aparecido detrás de ellos, sus mejillas coloradas en una sonrisa y estaba segura que era por el brazo de Thomas sumándola al abrazo.

— ¡Felicidades Tay! —me felicitó—. No llegué a ver toda la pelea, pero vi el final de ella. ¡Estuviste increíble!

—Tendrías que haber visto la cara de Sue Lee, fue imperdible —agregó Jacob, agarrándome de los hombros—. No lo podía creer.

— ¿Viste la de Logan y Anna? —Se metió Thomas, riéndose y meneando la cabeza—. Nunca más te van a molestar, estoy seguro.

Riéndome con ellos de sus comentarios, mi corazón latiendo orgulloso, mis manos cayeron en los brazos de Luna que me sonrió con dulzura.

— ¿Segura que no te lastimé? —me quise asegurar, inevitablemente buscando alguna herida en ella que me hiciera apurarme a llevarla a la enfermería. Me rodeó el cuello con uno de sus brazos, riéndose contra mí.

—Podrás ser poderosa, descarada, pero vas a tener que hacer más para herirme —volvió a pincharme mi costado como antes de la pelea y me soltó apenas me escapé de su dedo—. Voy a tener que entrenar el doble para derrotarte, eso sí. Te vas a arrepentir de haberme atacado así.

Entre más risas y comentarios, había girado mi cabeza hacia un costado y al apenas encontrarme con los ojos almendrados del otro Parker, no dudé en escabullirme de los brazos y voces de mis amigos para acercarme.

Alzó sus cejas al apenas tenerme al frente.

—Te fue bastante bien —fue lo primero que soltó, y rodando los ojos ante su comentario siempre tan alentador cuando yo dejaba mi alma en cierta situación, no pude evitar no sonreírle. Estaba muy feliz—. Ya te ganaste el lugar en el equipo, no lo pierdas.

Lo vi querer darse vuelta y caminar, pero no dudé agarrarle la muñeca. Mi boca pareció querer traicionarme, pero me agarré al orgullo y volví a sonreírle.

—Gracias, Noah —murmuré lo suficientemente alto para que me escuchara y sus facciones parecieron relajarse al mirarme—. Enserio.

Dio un leve asentimiento de cabeza, su boca fruncida en una sonrisa y me dio una rápida mirada de costado.

—Nos vemos a la tarde.

No me había dado cuenta que no había soltado su muñeca hasta que tiró suavemente de ella hasta soltarse y seguir caminando. Caminé de vuelta hacia mis amigos que no habían notado los dos minutos que me había alejado y miré la espalda de Noah comenzar a desaparecer entre los otros integrantes del campamento. Ya no sabía si lo que había en mi pecho era solo agradecimiento cuando una vez más noté mi respiración irregular.


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