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23.

¿Cómo podía ayudar a su padre? Realmente quería hacerlo, pero JunMyeon estaba concentrado haciendo un plan de ataque y cuando creyó que podría preguntarle, mandó a llamar a Chanyeol, los habían sacado para poder hablar sin interrupciones.

Chanyeol salió de la casa con una expresión algo triste, se acercó a SeHun y le abrazó con fuerza, al poco sintió un pinchazo en el brazo, se mareó un poco, sus parpados comenzaban a caer con torpeza y desincronización, lo último que vio fuer la expresión afligida del mayor.

—No estoy seguro de que esto sea lo correcto— Chanyeol cargó a SeHun y entró a la cabaña seguido de JunMyeon.

—Si él nos ve partir no creo que quiera quedarse, sé que tú eres bueno protegiéndolo, incluso Fenrir, pero son dioses y yo necesito a mi tesoro seguro, este bosque lo es— le acostaron y arroparon en la cama—Cuida de él, espero que esto no se extienda tanto, en caso de ser así, dejé más mezcla para dormirlo.

Al regresar a la sala, Chanyeol les vio ponerse sus viejas armaduras y armarse bien. No sabía qué les deparaba el destino, pero cumpliría su palabra de mantener seguro a SeHun.

—Iremos por las tropas a los refugios y luego haremos lo de atraer a los dioses a la tierra roja— Asintieron de acuerdo a lo que JongIn les decía.

DongHae se acercó a su hijo, le acarició el cabello y dejó un beso en la frente, HyukJae les abrazó a los dos con amor.

—Tienes que cuidarte, mucho— cado uno tomó una mano—No arriesgues tu vida, mantente a salvo y a SeHun también.

Le dieron un apretón a sus manos y luego le soltaron para reunirse con los reyes.

—Cuida de SeHun.

Eso fue lo último que JunMyeon dijo antes de que partieran con rumbo a la guerra.

Chanyeol regresó a la habitación para observar a SeHun, dormía tal como JunMyeon le dijo que haría, una mezcla de ajos, lúpulo y lágrimas de DongJu el baku funcionaba bien para hacer dormir a un vampiro, pero no estaba muy seguro de que eso ayudara mucho, por la parte que tenía de dios. El efecto tendría que durar alrededor de tres días y en caso de que su precioso destino quiera ir a la guerra con su padre, tendría que pincharlo de nuevo.

(...)

SeHun abrió los ojos en una cama mullida, con sabanas de seda y cobijas de pieles finas, parpadeó un poco desorientado, el techo de la habitación no se veía gracias al doncel que estaba cubierto con una tela preciosa de encaje, se sentó en la cama, se miró a sí mismo, trataba de encontrar una explicación para lo que estaba pasando, no sabía dónde estaba, ciertamente el lugar era nuevo y desconocido.

—¿Hijo, ya has despertado? — era un voz gruesa, cálida y rasposa, nunca la había escuchado, pero se sentía familiar.

—¿Qui...Quién eres? — el encaje no le permitía ver claramente, vio la silueta del hombre dirigirse a lo que parecía una ventana, corrió las cortinas, una luz agradable y blanca entró para permitirle ver un poco mejor al hombre.

—Bueno, estoy algo ofendido, lo entendería si hubieses vivido en el mundo mágico, allí no hay figuras o imágenes mías, pero sé que en el mundo humano sí las hay— el hombre se sentó en una especie de sillón de madera pura y barnizada con cojines que parecían nubes—Ven aquí y saluda a tu padre.

SeHun se deslizó a la orilla de la cama y abrió la cortina de encaje. Frente a él estaba un hombre fornido, con barba pelirroja larga, bien arreglada, el cabello recogido en una media coleta y del mismo color que el vello en su cara, ropas de color café, una especie de pechera de hierro con adornos preciosos en dorado actuaba como parte de su vestimenta, sus pantalones de cuero ceñidos relevaban lo bien entrenado que estaba.

—¿Modi? — el hombre le sonrió con suavidad.

—Hubiese preferido que me dijeras papá, pero sí, soy Modi. —Palmeó el lugar libre a su lado—Ven, que he esperado este momento desde hace mucho tiempo.

SeHun se acercó con pasos lentos, parecía una ilusión, su padre estaba muerto, no podía estar viendo al hombre que dio su vida por salvar la suya, cuando llegó al lugar indicado, fue abrazado con fuerza, sus huesos crujieron y su pecho se calentó.

—Sacaste la belleza de tu padre— le dijo

En ese momento recordó la guerra que estaba por librarse y que JunMyeon iría.

—Tenemos que ir con JunMyeon, los dioses se liberaron y él corre peligro— tomó la mano de Modi y trató de llevarlo con él, pero el dios lo jaló y lo sentó a su lado.

—Estoy muerto, hijo— tomó su rostro entre sus manos— Aunque quiera ayudar a mi precioso amor, no puedo y si no liberas todo lo que tienes, tampoco podrás hacerlo tú, lo has despertado, pero temes usarlo.

—No sé de qué hablas.

—Eres un semidiós—acarició sus mejillas— La infusión que te han dado hace que duermas porque la única parte que dejas vivir es la de vampiro.

—¿Estoy dormido? — frunció las cejas, lo que estaba viviendo se veía tan real.

—Sí, por eso puedes verme, porque he sentido lo que tu padre hizo.

—Si estás muerto, ¿cómo estás aquí?

—La verdadera muerte viene con el olvido, tú padre y mi hermano Magni no me han olvidado, al ser un dios me he quedado en una especie de limbo o lugar raro dónde me quedé en el lugar en el que nací, no puedo convivir con los vivos como quisiera.

—¿Qué lugar es este?

—Asgard, no exactamente, pero es una buena imitación.

SeHun se quedó mirando el rostro de su padre.

—¿Cómo ayudo a JunMyeon? — preguntó.

—Tu padre es terco, simplemente demuéstrale que eres útil, que puedes protegerlo.

—¿Cómo vuelvo?

—Simplemente deja de temer, ser un semidiós no es malo, ya no estás solo— bajó sus manos para tomar las de SeHun y apretarlas— Aprovechando eso, perdóname por haberte llevado tan lejos, pero no quería que murieras— besó sus nudillos— Hazme un favor— SeHun asintió con lágrimas doradas en los ojos— Dale mucho amor a tu padre por mí y cuando te sientas más listo y seguro de lo que estás ahora, abre la mano y la herencia de mi padre llegará a tus manos.

—La here...—No terminó de hablar cuando sus ojos se cerraron.

(...)

Ya había pasado un día, Chanyeol estaba sentado en una silla al costado de la cama de SeHun, le observaba con mucho amor, realmente quería llevarlo a un mundo de paz para que pudieran vivir amándose sin miedo de morir. Le besó sus labios delicadamente y frotó su dedo su frente. El menor abrió los ojos de golpe, se incorporó y le miró.

—Tengo que ir con JunMyeon— se quitó las cobijas y trató de irse pero Chanyeol le pinchó el brazo con una espina que contenía la infusión que debía hacerlo dormir— Ya no voy a dormir.

Con fuerza lanzó a Chanyeol y se dirigió a la salida, dispuesto a ir a las tierras rojas, pero su novio apareció frente a él y ejerció toda su fuerza para detenerlo.

—Tengo ordenes claras de mantenerte seguro y en el bosque.

—No me interesa, yo tengo que ir con él, voy a irme incluso si no quieres.

—Pero es riesgoso.

—¿Acaso no te preocupan tus padres? — Ambos se quedaron callado mirándose directo a la cara— Me va a pesar más perderlo sin pelear por mantenerlo con vida, no sé tú, pero yo iré a protegerlo.

—No sabes dónde están las tierras rojas.

—No, pero tú sí y si no me llevas te voy a arrancar las pelotas— Chanyeol sonrió ante la contradicción de decir que se iría solo.

—No te conviene arrancármelas, también las usas.

La respuesta fue un puñetazo en la cara, pero estaba claro, ambos irían con sus padres, Fenrir los vio discutir mientras se preparaba mentalmente para un reencuentro familiar, porque claramente no dejaría a SeHun solo.

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