El miedo puede congelar tu voluntad y dominar tu sentir. WonHo es un guardia del rey, su mano derecha, protector de todo el reino, seguía las reglas al pie de la letra, hacía rondas de vigilancia de más, pasaba lista todos los días sin falta ante las tropas del reino, siempre estaba cuidado que todo marchara bien a la par de su rey, hasta que le vio, un bonito jaguar color negro estaba echado en la pequeña barda de piedras de rio que rodeaba el reino, sabía que no era una bestia, olía a incubo, tenía el olor a lujuria y deseo incontrolable por todo su cuerpo, el animal abrió los ojos, le miró fijamente hasta que tomó su forma original, un muchacho más bajo que él, incluso más delgado, pero tenía buenas medidas, sus caderas y su cintura incitaban al pecado, sus pantalones de piel y los arneses que rodeaban su torso le decían que debía ser muy perverso.

—Hueles a pureza y honor— el chico relamió sus labios— Tal como me gustan.

—Debes volver a tu reino— le dijo firme, sin mirarlo.

—¿Si no qué? — cruzó sus brazos y enarcó una ceja de forma juguetona.

—Tendré que arrestarte.

—Me gusta esa idea, más si me pones contra los barrotes de la celda—no supo en que momento el incubo se acercó tanto, pero sintió sus escurridizas manos en el pecho. —Te sientes muy duro.

—Por favor deja de tocarme— tomó sus muñecas y lo alejó de su cuerpo— Regresa a tu reino.

—No te preocupes, no vengo a causar problemas, sólo que me gusta tomar el sol aquí, en nuestro reino no entran los rayo del sol.

—De acuerdo, no causes problemas, o me veré en la necesidad de arrestarte.

—Por supuesto, no te preocupes, sólo a ti te causaría problemas dulzura— le guiñó un ojo y se transformó en jaguar y se acostó de nuevo en la barda, sólo que WonHo no sabía que no sería la última vez que le vería.

Días después volvió a verle, esta vez estaba bañándose en uno de los rios del reino, se veía tan sensual como la primera vez, incluso más, se vio tentado a seguir observando la forma en la que el agua acariciaba las curvas de su cuerpo, se quedó un largo rato mirando, hasta que el otro le miró a través de sus pestañas, con un brillo seductor.

—¿Por qué no entras conmigo? — le escuchó decir.

Su conciencia le decía que no, un poderoso deseo le invadió, no era magia de incubo, venía de él, sin esperar más, fue quitándose cada una de sus prendas, mientras caminaba para adentrarse en el rio, una vez dentro tomó al otro por la cadera y le pegó a su cuerpo.

—Antes que nada, guapo, mi nombre es ChangKyun.

—El mío es WonHo— le sonrió—Que sea sólo una vez— le susurró en el oído.

Pero ambos sabían muy en su interior, que no sería la última vez. Los roces de pieles y el sexo salvaje fue la vía que sus corazones tomaron para enamorarse, ChangKyun se volvió cálido y cariñoso, WonHo celoso, posesivo y amoroso. Pero el mayor sabía que su relación no podía ir más allá de lo que tenían.

—Hay que formalizar lo nuestro, no quiero ser sólo la persona con la que te acuestas— le dijo ChangKyun una noche mientras desnudos contemplaban las estrellas.

—No, yo creo que estamos bien como estamos llevando esto— estaba nervioso, su corazón latía desbocado.

—¿No quieres estar conmigo así? Bueno no me sorprende, soy un demonio de sexo, soy muy diferente a ti, no sé cómo esperaba otra cosa— se levantó a prisa, buscó sus pantalones, se los puso y en su mano llevaba sus arneses— Sólo sirvo para dar placer, no para ser tomado en serio— se apresuró a marcharse, WonHo quiso seguirlo, pero no sabría que decirle.

Tiempo después actuaron como si nada hubiese pasado, seguían acostándose, pero ChangKyun era cada día era más distante, retiraba el rostro cuando intentaba besarle y ya no charlaban más. Pero no podían enamorarse, no podían estar juntos, nada de lo que estaban haciendo era lo correcto.

—¡WonHo! ¡WonHo! — sacudió la cabeza cuando escuchó que le llamaban—¡WonHo! — se giró para mirar al lugar del que provenía el llamado.

—Mi rey— se inclinó para saludar a JongIn.

—¿Alguna razón por la que estés tan perdido?

—Ninguna, mi señor— le sonrió— ¿Solicitaba algo? — preguntó

—Sólo quería hablar contigo sobre las medidas que deberíamos tener en caso de ataque del nuevo rey de los demonios, no nos hemos reunido y no me da confianza.

—Claro mi señor, enseguida iré con usted para poder planear todo.

—De acuerdo.

(...)

Chanyeol tomaba a SeHun de la mano, ahora se reunirían con sus padres en el bosque. Fenrir les seguía en silencio.

—No creo que deba conocer a tus padres— estaba nervioso y no sabía ni la razón.

—Te caerán bien.

—No lo digo por eso, me pone de los nervios todo esto, desde que dijiste lo de las parejas destinadas, siento que esto es extraño, no puedo describirlo, pero es como si de alguna forma estuvieras preparándome para un matrimonio o algo así.

—No es por eso, yo simplemente quiero que les conozcas y ya — se encogió de hombros.

—Está bien.

Llegaron al bosque donde DongHae esparcía algunos polvos alrededor del bosque.

—Papá— le llamó, el mayor dejó de esparcir el polvo para mirarle—Mira he traído a SeHun.

La ninfa dejó su bote con polvos a un lado y corrió para encontrarse con su hijo.

—Hola, mi nombre es DongHae, es un gusto conocerte— su sonrisa fue dulce.

—Hola, soy SeHun.

Sintió como era brutalmente analizado en silencio, a pesar de que la ninfa seguía manteniendo una sonrisa amable, apareció un hombre con una canasta llena de frascos y cosas raras.

—Traje todo lo que me pediste— dejó la canasta en el suelo y se acercó —Hey, debes ser SeHun, mi nombre es HyukJae.

—Hola— se sintió muy cohibido, pero trató de disimularlo.

—¿Qué hacen? — preguntó Chanyeol.

—Estamos reconstruyendo la barrera mágica, reconstruir entre comillas, estoy haciendo mi hechizo de nuevo— regresó a su labor de esparcir los polvos.

—No sabía que las ninfas hacían magia.

—Ufff, DongHae hace muchas cosas— el tono utilizado por el padre de Chanyeol le hizo sonrojarse, fue demasiado sugerente.

—Papá— Chanyeol le hizo puchero.

—Cállate, que cuando tu pollito deje de huir bien que te lo vas a comer— le movió las cejas.

—Dijiste que no podías comer carne— SeHun le miró confundido.

—Lo soy— sus mejillas se encendieron.

Prefirió que se quedara confundido, no estaba dispuesto a explicarle sobre lo que su padre insinuaba.

—Para ser alguien que ha vivido mucho, eres muy inocente— Fenrir soltó una risa suave. — Puedo ver que hay que cuidarte de todo.

—No sé a lo que te refieres.

—Claro que no.

SeHun caminó a la par de Chanyeol, se sentían tranquilos, el lobo les daba su espacio y se entretenía viendo a los familiares del bosque, se preguntaba si tendrían un buen sabor.

—¿Cuándo convivirás con tu padre? — preguntó—No es presión, pero deberías intentarlo, después de todo es tu turno de ser feliz. El rey jamás quiso dejarte, las circunstancias le obligaron.

—Chanyeol, acabo de descubrir que soy un semi dios, hasta hace poco creía que era un humano huérfano, recién estoy asimilando esto. — Notó que de apoco comenzaba agitarse, le tomó la mano y la acarició, al momento el corazón de SeHun se tranquilizó.

—No estás solo, me tienes, tienes a Fenrir y aunque todavía no lo aceptes, tienes a tu padre— acarició el dorso de la mano—Sólo confía en que todo estará bien, sólo tienes que dejar que te ayudemos.

—¿Me quieres porque soy tu pareja destinada o es de corazón? — sentía que si no sacaba eso no podría estar tranquilo.

—Ya me interesabas antes de saber que eres mi pareja destinada, lo prometo, sólo toma mi mano y confía.

Entendió el sentido en el que lo dijo, le sonrió sereno, asintió suave.

—Mañana iré a su castillo, estaré con él un rato.

—Es un comienzo— subió su mano libre para acariciar su cabello—No te preocupes, que el bosque y el palacio del rey JongIn están para ti, para ser tu hogar.

—Gracias.

—No agradezcas.