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Capítulo 5: Reino sin rey

Tras un fuerte impacto, Superman caía al suelo bañado en su propia sangre, vomitando sangre y luchando por respirar. Es entonces que la sangre -la poca que aún le queda dentro del cuerpo- se le hiela al escuchar un rugido, un monstruoso y aterrador rugido. Rápidamente gira para, con el poco coraje que le resta, encarar a su adversario, observando aquella mascara fría e inexpresiva, bajo la cual sabía se escondía el goce que aquella criatura sentía al torturarlo. El dispara su visión de calor para salvar la vida, más al impactar los rayos contra aquella criatura su cuerpo se transformo en humo, humo que cubrió todo el campo de batalla, cubriendo incluso la visión del hombre de acero. 

Perdido, solo y asustado, el kryptoniano corre y posteriormente vuela para intentar escapar de aquella nube, pero sin llegar a ningún lado. Y lo que es peor, al perder el suelo en su desesperación, ahora es incapaz de regresar a él, es incapaz de distinguir arriba de abajo, diferencia derecha de izquierda. Todo mientras aquel humo, solo se hace más espeso, incrementado más y más la desesperación del héroe. 

Prontamente la tortura daría paso a otra diferente cuando algo enorme y poderoso le sujeto de la capa, jalando a lo que solo podía asumir era atrás para entonces azotarlo contra el hasta hace poco perdido suelo.

Por instantes permaneció acostado, agradecido por recuperar la orientación y a la vez negándose a regresar a aquella pesadilla, esperando que todo desapareciera si no lo veía. Pero algo llamo su atención, algo que el nunca sería capaz de ignorar, sin importar que tanto dolor o miedo estuviese sintiendo. Gritos, gritos y suplicas por ayuda venían de todas direcciones a los que prontamente se les unieron los sonidos de explosiones, derrumbes y el característico arder de las llamas. Y al abrir los ojos, Superman vio sin poder creerlo a Metrópolis destrozada, con edificios derrumbados, autos ardiendo y personas muertas, todo un rastro de muerte hasta donde alcanzaba la vista. 

En shock, el héroe camino por las calles de su amada ciudad, observando los cadáveres en distintos grados de descomposición esparcidos por todo el lugar. Se detuvo al encontrar el cuerpo de un pequeño niño, estaba sucio y golpeado pero aún lucía como si pudiese volver a despertar, seguramente el muerto más reciente. Con esperanza de que siguiese vivo, Superman lo alzo en brazos con la intención de llevarlo a un hospital -en su estado de shock, no asimilaba que aquello no serviría de nada- pero al intentar volar, tan solo salto un par de metros, aterrizando bruscamente. Miro nuevamente al chico, contemplado como sus tejidos se pudrían a una velocidad imposible, para que tan solo segundos después, sus huesos cayeran de los brazos del superhéroe, volviéndose polvo al golpear el suelo. 

Y aún sin procesarlo, un sonido llamo la atención de Clark, quién alzo la vista solo para encontrar al monstruo responsable de todo, inmóvil, con el puntero láser de su casco apuntándole directamente. Nada pudo hacer para evitar el disparo, terminando por atravesar una pared por la explosión. 

Al reincorporarse, noto que conocía aquel lugar. Era el Daily Planet, su lugar de trabajo. Pero como el resto de la ciudad, estaba destrozado y las pocas personas que aún permanecían, carecían totalmente de vida. Pero pese a ser menos, tuvieron un mayor impacto en el hombre de acero, cuyos ojos se volvieron cristalinos al reconocer el cuerpo rostizado de su amigo Jimmy Olsen y los destrozados restos de quién alguna vez fue su jefe Perry White. Más un atisbo de esperanza afloro en su interior al escuchar una voz. 

-¿Clark?- 

-¿Lois?-

Lois Lane apareció de repente, asomándose temerosa desde el interior de una oficina. Pero el miedo en aquel bello rostro desapareció nada más ver la imagen de Superman. Y por parte del kryptoniano la cosa no fue muy diferente, olvidando por un momento todo el horror a su alrededor. Esa es la trampa, por un momento

La alegría de Superman fue asesinada por la aparición de aquel monstruo, que cual espectro se materializo tras la fémina, sujetándola con las garras de su mano izquierda de la cabeza y alzando su brazo derecho, con las cuchillas extendidas. 

-¡¡Lois!!- Kal-El lo intento, corrió tan rápido como pudo, pero no fue suficiente. El metal corto la carne y el hueso cual si fuera mantequilla, decapitando a la mujer sin  esfuerzo alguno. Clark quedo congelado, estático en su sitio, observando la cabeza de Lois en la mano de ese bastardo. Esta vez el shock paso rápidamente, dando lugar a nada más que una profunda ira, la cual orillo al kryptoniano a lanzarse en contra del Depredador con sus ojos ardiendo al rojo vivo. Más, como si fuese poca cosa, la criatura lo recibió con un revés que lo hizo atravesar una ventana. 

No fue el duro concreto quién lo recibió en esta ocasión, sino una tierra suave y llena de vida. Al levantarse se vio rodeado por trigo y no tardo en reconocer donde se encontraba: la granja de los Kent, su hogar. 

-No- suplico, pero nadie lo escucho. Gritos se escucharon desde una casa próxima, la misma que lo vio crecer. Clark voló en dirección al hogar de su infancia, pero al cruzar la puerta, se encontró a si mismo como un niño pequeño, usando un traje azul que le quedaba grande. Y frente a él, un cuerpo recostado sobre un charco de sangre, dándole la espalda. No necesitaba verle el rostro, sabía quien era, pero se acerco con la esperanza de equivocarse... no fue así. 

El pequeño Clark Kent rompió en llanto al ver el rostro sin vida de su madre. Clark, lloro y grito por la tristeza, aferrado al vestido de su madre, rogando a quién pudiese oírle para que aquello no fuese cierto. 

-¡Clark! ¡¡Hijo!!- su llanto fue interrumpido por la voz de su padre. Se levanto, dispuesto a salvar lo último que le quedaba, pero al hacerlo se encontró con una terrible verdad, tan solo era un niño, y su padre, el ser más fuerte y valiente que el conocía, estaba siendo atacado por una bestia cruel -¡¡Corre hijo, escóndete!!- ordeno Jonathan Kent, evitando el corte de aquellas letales cuchillas y acertando un tiro de su escopeta, directo en el rostro de la criatura, pero esta, ni se inmuto. 

Clark corrió a refugiarse bajo una mesa, llorando por el terror y cubriéndose los oídos, pero escuchando todo de igual forma. Los gritos, los rugidos, los disparos y finalmente, un golpe sordo. Y entonces todo quedo en silencio sepulcral. Tras unos minutos de no escuchar nada, el pequeño kryptoniano dio un vistazo fuera de su refugio, no encontrando rastros de la criatura, lo que le dio el coraje para salir.

-¿Papá?- pregunto temeroso, mientras gateaba bajo el mantel de aquella mesa. Al salir lo vio, el cuerpo de su padre, tirado en el suelo sin la cabeza. El pequeño niño comenzó a hiperventilar, cuando aquella máscara que lo atormentaba cayo justo frente a él. Fue entonces que lo noto, una sombra lo cubría, algo enorme estaba parado justo detrás de él. Lentamente se dio la vuelta, en ese instante la luz no le permitía ver el rostro del monstruo, no al menos hasta que este se agacho a su nivel para lanzarle un último rugido. 

Clark despertó en medio de un grito, golpeando su frente en su acto reflejo por incorporarse. Estaba atrapado al interior de una cápsula, lo cual por breves instantes avivo el miedo dentro de su ser, cosa que lo motivo a forcejear e intentar abrir su prisión a la fuerza. Más pronto un pequeño escape de aire se dejaría escuchar y por si sola la cubierta de cristal se elevaría para darle libertad al kryptoniano. 

-Kal, por fin despiertas- aquella voz, aunque mecánica, logro calmarlo, puesto que era de su robot Kelex, quién ahora flotaba en dirección hacía él -Estas agitado ¿Tuviste una pesadilla?- pregunto el pequeño robot, recibiendo un leve asentimiento por parte de Clark, quien estaba sentado en la orilla de la cápsula, tallando sus ojos -Supuse que pasaría por lo traumático de tu experiencia pero subestime el impacto que tendría, debí haber suprimido un poco la actividad de tu corteza cerebral para evitar que soñaras- dedujo en voz alta el robot. 

-Estoy bien Kelex, fue un sueño- Superman se levanto con la intención de caminar hacía los cristales de la fortaleza, pero a los tres pasos se llevo la mano izquierda al abdomen por un dolor agudo, justo donde había sido apuñalado. 

-Tus tejidos ya están casi al 100% recuperados, pero trozos microscópicos de kryptonita siguen incrustados en tus tejidos, es como una herida fantasma, ya estas bien, pero el dolor seguirá ahí hasta que tu cuerpo termine de eliminar los fragmentos- 

-¿Kryptonita?- pregunto confundido Superman.

-Es el material principal del cual se componía el núcleo de Krypton, radioactivo hasta cierto punto, inofensivo en cortas exposiciones para la mayoría de los seres vivos, pero tiene un efecto nocivo en la biología krytoniana. Es de lo que estaban hechas las armas que aquel ser, por eso aunque su fuerza real era por mucho inferior a la tuya fue capaz de hacerte daño- Kal tardo un momento en procesar toda aquella información, pero cuando finalmente lo hizo, lo primero que le vino a la mente fue lo peligrosa que era aquella criatura y que ahora estaba suelta en Metropolis sin nadie que le hiciera frente. Retomo su andar, dando un pequeño quejido tras unos pasos, sosteniendo nuevamente su ya cerrada herida -Recomiendo que te descanses unos días más-

-Puedo soportar el dolor, ahora lo importante es saber que era esa criatura y de donde saco la kryptonita- aseguro con determinación, continuando su caminar -Has investigado algo- 

-Bueno, el poco ADN que pude recuperar confirma que no es de la tierra-

-Un extraterrestre ¿De qué raza?-

-Me temo que no hay nada similar en los registros sobrevivientes de Krypton ni en los de la casa El- 

-Pero, pensé que Krypton tenía información de todas las especies inteligentes del universo-

-De una buena parte, pero no de todas. El universo es basto y si todos en esa raza son tan elusivos como el que te ataco, no es de sorprender que hayan pasado desapercibidos- 

Clark se mantuvo en pie, pensante, estático, casi por dos minutos, hasta que por fin decidió lo que haría. Primero dio un pequeño salto, para probar que pudiese volar y al ver que si era el caso, floto en dirección a lo que sería el armario de la fortaleza, el cual se abrió para mostrar únicamente dos opciones, uno simple, de color azul, con su escudo de orilla amarilla, fondo negro y S roja y el mismo que llevaba durante su pelea contra el depredador, ya reparado. 

-Volveré a Metrópolis, la criatura me venció pero quedo herida, con un poco de suerte podre seguirle el rastro antes de que escape- 

-Kal, llevas dos semanas en recuperación, ya no hay rastro que puedas seguir- 

-¿Dos semanas? ¿Cómo voy a justificar eso? ¿Papá y mamá lo saben?- 

-Tus padres están informados, y Lois Lane te esta cubriendo en el Daily Plante- aquello hizo que Clark recordara lo que paso justo antes de desmayarse, el como aquella mujer le encontró en su departamento, una reportera que ahora sabía su identidad. Todas las posibilidades hicieron que inconscientemente su cara demostrara preocupación -Lane acepto guardar tu secreto, aunque se veía molesta, deberías hablar con ella- Kelex entonces hizo una pausa -Pero Clark, hay algo importante que debes saber- 

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A las afueras del Metrópolis, dos jóvenes de no más de 20 años cortaban la cerca que delimitaba el perímetro de aquella base militar. La declaración oficial del porque se estableció una base del ejercito tan cerca a la, en muchos casos llamada, ciudad del futuro fue: "La prisiones convencionales han demostrado ser ineficaces para contener a la población super-criminal que habita Metrópolis, Smallville y las áreas circundantes, por lo que se ha decidido tener una pequeña facción del ejercito aquí estacionada, para garantizar la seguridad -tanto de los ciudadanos como de los reos- durante el traslado de los super criminales a sus prisiones". Aquello era una respuesta más que justificable y hasta cierto punto cierta, pero muchas personas mantuvieron las sospechas de que aquello era para mantener un ojo sobre el hombre de acero, y no estaban equivocados. 

La base no solo tenía el armamento suficiente como para destruir un país pequeño, sino que en su interior constantemente se llevaban a cabo investigaciones y experimentos, todos con el objetivo de encontrar algo que pudiera herir al kryptoniano. Y era exactamente aquello lo que estos dos jóvenes buscaban, evidencia de que la base contaba con armamento diseñado exclusivamente para asesinar a Superman. 

Aquellos dos corrían agachados, cubiertos por las sombras para evitar que los vigías de las torres fueran a verlos, sin saber que no había nadie en aquellas torres. 

Aquello estaba resultando bastante fácil, todo estaba desierto, ya había logrado llegar a 200 metros del hangar principal y no había tenido que eludir a nadie. Fue entonces, nerviosos y hasta cierto punto asustados por la extraña calma, mientras debatían en si continuar o largarse de aquel lugar, que una explosión destrozo las puertas del hangar. La sorpresa los derribo y conmociono, quedando ambos recostados sobre sus espaldas, observando como el fuego de a poco se extinguía a la vez que aquel molesto pitido abandonaba sus orejas, dejándoles escuchar la escandalosa alarma. 

-Tenemos que irnos- le dijo uno de ellos a su compañero, habiendo sido el primero en levantarse, ahora jalaba bruscamente a su amigo para que hiciera lo mismo y juntos correr. El segundo chico seguía en shock, incrédulo, observando al lugar de la explosión, donde logro vislumbrar una figura emerger.

Aquello fue suficiente para hacerle reaccionar, levantándose y corriendo en dirección a la salida, dejando a su compañero detrás. 

Mientras se alejaban, gritos, disparos y más explosiones empezaron a escucharse, pero no se atrevieron a voltear la vista, sino que siguieron corriendo, al menos hasta que un soldado les corto el camino. 

-¡¿Qué carajo están haciendo aquí?!- pregunto el varón, apuntándoles con su arma -¡¿Cómo fue que ¡¡Aghh!!- no pudo terminar la segunda pregunta, pues los dos jóvenes se apartaron en direcciones opuestas, como si algo les hubiese empujado, y dos garras emergieron de la nada frente a el, misma que le atravesaron el pecho y lo alzaron en el aire. 

Mientras tanto, al interior de la base, más específicamente en la oficina del general Samuel Lane, este mismo caía al suelo luego de recibir un poderoso golpe. El hombre escupió algo de sangre, observando con furia a la criatura que lo había atacado, parándose de golpe para intentar atinarle un puñetazo, más su rival le sujeto de la muñeca, apretando tan fuerte que el varón cayo de rodillas al suelo por el dolor, bastante seguro de que su muñeca estaba rota. 

Su enemigo, al son de un gruñido furioso, le sujeto del cuello y le lanzo un rugido antes de arrojarlo en contra de su escritorio, cayendo posteriormente al suelo. 

Lane se levantaba con dificultad, sangrante de la frente y usando su única mano libre para sostenerse del escritorio, cuando este mismo fue azotado por la palma de aquella criatura.

-¿Donde esta él?- pregunto, en un muy torpe ingles. El hombre se mostro confundido ante la pregunta, por lo que, frustrado, el cazador tomo algo de su cinturón, una especie de anillo sujetado por dos dedos, presionándolo contra el escritorio. Cuando lo quito del lugar, la madera estaba quemada y humeante, pero un símbolo podía distinguirse, uno con una S. Entonces, el depredador repitió la pregunta -¿Donde esta?

Ese maldito alienígena, sus instintos estaban en lo cierto, todo esto, las muertes de sus hombres, eran culpa de él. Lane gruño al ver el símbolo, levantando la cabeza para ver directamente a la máscara de la criatura, notando de reojo, como dos soldados llegaban por el pasillo continuo a su oficina, preparando sus armas. 

-Aunque lo supiera, no te lo diría- dijo con una sonrisa confiada, acercando su mano sana, ahora libre, al cajón donde reposaba su arma. Las balas llegaron en ese momento, golpeando la armadura y casco del depredador en su mayoría, pero acertando un par a puntos desprotegidos de su cuerpo. El monstruo rugió, tomando un disco de su cinturón y lanzándolo hacía sus atacantes. En el aire, el disco desplego seis grandes cuchillas, con las cuales decapito al primer soldado y atraveso el pecho del segundo, dejando a este incrustado contra la pared. 

Pero aquello no había terminado, pues Samuel fue rápido, tomando su arma y disparando tres veces contra la cara de su enemigo, quitándole la mascara. Más aquello fue inútil, pues el arma le fue arrebatada de un revés. Ahora furioso, el depredador arrojo el escritorio a un lado y atrapo al general del cuello de su traje, solo para lanzarlo hacía la pared, donde lo mantuvo quieto con el antebrazo derecho, desplegando las garras de su brazalete izquierdo para acercarlas amenazante al rostro del militar. Más se detuvo antes de asesinarlo. 

Matar a quién alguna vez fue guerrero, pero que por su edad y heridas mal sanadas ahora es incapaz de defenderse correctamente le traería tal deshonra que ni con la cabeza cercenada de una reina xenomorpho sería capaz de recuperar su honor. No, no podía matarlo. Pero matar al general no era su objetivo, no, el humano solo era un medio para llegar a su verdadero objetivo.

El depredador guardo sus cuchillas, tomando nuevamente aquel "anillo" para acercarlo a la mejilla del humano, mientras este de a poco se tornaba cada vez más rojo, cual fierra para ganado. 

-Última oportunidad humano, ¿Dónde esta Superman?

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