Veintinueve
Solitario y tenebroso.
Así se puede describir en pocas palabras aquel pasillo del cuarto sótano del gran Edificio del SORAS. Con poca iluminación unos tacones van resonando al caminar, una mujer castaña de lentes se ve que vacila del temor ya que no quería ir a revisar la habitación 210 pero le tocaba.
Escucha ciertos zumbidos atacar sus orejas y se gira a cada lado temerosa. Apresura su paso queriendo llegar más rápido a la última puerta, suspira con temor y toma la perilla de aquella puerta específica al llegar.
Aprieta contra su pecho unos papeles y entra a la habitación sintiendo como su alma cae. Un helado aire frío choca contra su cuerpo logrando que se estremeciera.
“Ti... Ti.... Ti..."
El sonido escalofriante de las máquinas cuando alguien se encuentra en el estado de coma en un hospital. Siente que casi se cae del temblor al dar su primer paso dentro. Sinceramente si le hubieran dado la oportunidad de elegir hubiera preferido ir a alimentar a la réhene, es mucho más fácil y menos tenebroso que revisar cómo van aquellos dos hombres insconcientes. Sí, dos.
En el centro de la habitación se haya una cama pálida con un señor de tercera edad acostado, un respirador artificial en su boca y unos cuantos cables conectando a ciertas máquinas. Y el otro es uno aparentemente joven, de unos veinte o treinta años, vestido de un traje negro con las mangas recogidas a la altura de su codo resaltando sus tatuajes oscuros, piel extrañamente pálida y cabello negro ceniza. Aquel se encuentra sentado en una silla mientras su cuerpo está inclinado hacia la cama apoyándose de esta mientras "duerme".
La chica rápidamente revisa los signos vitales con sus temblorosos movimientos y anota en los papeles que todo va aparentemente normal.
Después de revisarlos sale corriendo de la silenciosa habitación cerrando la puerta con llave detrás de sí.
Suspira más relajada y decide marcharse.
«Pronto despertarán y la pesadilla volverá»
Una fuerte y sonora carcajada sale de la boca de un pelinegro de apariencia de conejo. Este de tanto reír le salen lágrimas, las cuales limpia mientras una mano toma su estómago, ya que este empezó a doler de tanto humor.
—O-Oye, no te r-rías de mi —se queja Lucas avergonzado, sus mejillas sonrojadas mientras su orgullo herido. Se cruza de brazos enojado y mira hacia otra dirección.
—No seas malo, Hyung. Lucas te está pidiendo ayuda —dice Haechan de parte del moreno.
—Esta bien, está bien. Lo siento, no pude soportarlo —deja de reír y trata de calmarse. —Es que tú, ¿Aprendiendo a cocinar? ¿Tomando un cuchillo para verduras en vez de como un arma? ¿Seguro?
El moreno suelta un sonoro suspiro y decide contar la razón por la que quiere que su mayor le enseñase cocinar aunque sea un platillo —Quiero hacerle algo a Jungwoo-Hyung, desde todo lo de ayer no se ha visto muy bien. Quiero que sea feliz, ¿sabes? O al menos poder sacarle una sonrisa para que olvide su mal rato.
Doyoung nota la seriedad y sinceridad de las palabras salidas de la propia boca del moreno quedando estupefacto, rápidamente recobra la compostura y deja la burla.
—Está bien, todavía son las nueve de la mañana. A las once empezaré a cocinar el almuerzo, ven dentro de una hora y te enseñaré todo —le dice mientras le hecha un rápido vistazo a su reloj.
Lucas sonríe en grande y se nota su emoción. —¡Gracias, gracias, gracias! ¡Te juro que ya no volveré a molestarte nunca más, eres el mejor Hyung!
—Si, si, está bien —le devuelve también una sonrisa no creyendo su promesa.
Final feliz.
A Winwin se le escapan ciertas lagrimitas las cuales seca con su brazo mientras sorbe su nariz.
—¿Por qué lloras si terminaron con un buen final? —Yuta frunce el ceño mirando preocupado a su menor. Se vía tan tierno con aquella expresión de cachorrito abandonado.
—Es que... Fue hermoso —hace un puchero y levanta sus cejas.
El japonés siente que morirá de un ataque diabético de lo tan dulce que se ve el rubio. Toma un pañuelo y se lo extiende.
—Eres muy dulce, Win —esboza una gran genuina sonrisa.
Desde que Kun terminó con WinWin, aquel rubio se ha vuelto un dulce pegoste para el japonés, ahora son ambos los que se la pasan de arriba para abajo juntos. El trío de mejores amigos se rompió. Yuta se siente culpable de estar intentando algo con aquel hermoso chico de delicada figura, él sabe perfectamente que esto es así gracias a que su mejor amigo le dió el pase libre.
¿Es un mal amigo por no haber impedido el cometido de Kun? ¿Es un mal enamorado por no decirle la verdad a WinWin? ¿De acompañarlo a llorar en las noches escuchando como insulta al pelinegro sin saber que este se esconde debajo de las sábanas para sufrir en silencio?
Nakamoto pensó que lo sabía todo de Winwin pero en estos últimos días se ha dado cuenta de que no es así. Desde las sombras se encuentra Kun viniendo de vez en cuando para ayudarlo o darle algún consejo para luego volver a esconderse en la oscuridad sin dejar que Winwin lo vea cuidarlo.
Yuta siente que va a explotar, odia aquella situación. Odia ver llorar a WinWin y como éste se apega a él solo para olvidar a su amor pensando que aquel ser ya no lo ama. Tiene tantas ganas de gritar que ambos se aman y el único mal es él, el maldito estorbo.
Pero, por más bueno que sea el corazón de Yuta. Por primera vez, decidió volverse egoísta y aceptar el regalo que le dió un adolorido Kun.
«Tal vez no esté bien pero quiero seguir así.
Ganarme el corazón de Winwin, sin importar que cada vez que me abrace en las noches murmuré el nombre de Kun.
Que cada vez me vea entrando por la puerta por un segundo se ilusione pensando que es Qian Kun.
Que cada vez es ayudado y se gire encuentra mi iluminoso rostro, sonría por cortesía pensando que en verdad yo fui el que lo hice»
Egoísta.
El sabor del egoísmo llega hasta el fondo de su interior carcomiéndolo vivo, la culpa lo consume. Yuta no quiere hablar, quiere seguir así. Su vida siempre ha sido una maldita mierda, sufrió mucho de pequeño, usado como animal de zoológico por su familia para llamar la atención de los medios de comunicación. Ya a su corta edad de doce años decidió escapar, perdiéndose en aquel mundo cruel.
Nunca tuvo novia, su familia no lo trató como una y siempre anduvo vagando como un caminante por las calles de Tokio hasta que decidió cambiar de vida. Fue inmigrante ilegal de China y años después, pudo establecerse, conseguir un trabajo y controlar sus poderes. Nunca más fue mal visto y era "feliz" hasta que un día encontró siendo intimidado un chino pelinegro.
Lo salvó y desde este entonces se enteró de que no era el único inusual en ese mundo. Pronto después se uniría a NCT, siendo estos lo que los encontraron.
Nueva vida, nuevos amigos, nueva familia y nuevo peligro.
No sabe si fue mejor quedarse pasando desapercibido en China o estar en NCT. De cualquier forma, su vida es una mierda y por eso, desea ser feliz.
—¿Y qué quieres hacer hoy? —se atrevió a preguntar el japonés. Winwin se lo piensa y vacila un poco.
—No estoy seguro, los días se repiten una y otra vez. No hay nada nuevo —aprieta los labios con impotencia.
—Vamos a bañarnos y de aquí a que termine el almuerzo debe de estar listo —propone Nakamoto logrando un asentimiento de parte del contrario.
Ambos entran a la habitación de los Clouts encontrando a Jaehyun tomando unas cosas.
—¿Ya por fin desocuparon el Cine? —preguntó el peligris mirando a los entrantes, quienes asintieron.
—Si, ¿Por qué? —contesta el pelimorado mientras se dirige a su armario para tomar sus cosas.
—Jaemin desde ayer me anda insistiendo para ver un drama, El Monarca Eterno o algo así —explicó de forma rápida.
—Ay si —asiente con emoción el chino —Es nueva, yo también he querido verla, dicen que es muy buena.
—¿Sabes de qué trata? No soy amante de los dramas románticos y menos de los trágicos. Después de haber sido obligado para ver Goblin hace dos años, sinceramente no quiero volver a ver algo así en mi vida —asume recordando. Jaemin es un vivaz amante de los kdramas que saca su país, él junto a Haechan y Chenle se la pasan de novela en novela. A veces las ven por separado pero cuando lo hacen juntos es porque es uno realmente famoso, de ves en cuando los acompaña y es porque Jaemin se pone un poco pegajoso. Aún tiene en su memoria como en aquel momento, cuando vieron el capítulo final, un agrio sabor en la boca lo atacó junto a un inexplicable vacío. Jaemin lloro en el hombro de Jeno y él los separó como típico hermano mayor y celoso.
—Bueno, los dos fueron escritos por la misma escritora, ahí te la dejo, Hyung —se encoge de hombros el rubio.
—Ya no quiero verla —dice rápido y toma sus cosas para salir de forma rápida e ir a pedirle a su hermano menor que cambie de idea.
Winwin no puede evitar reír un poco y niega con la cabeza divertido.
—¿Te vas a meter? —la voz del japonés llama su atención, el negó.
—Entra tu primero, todavía no he preparado nada.
Yuta asiente y con una toalla colgando su hombro entra al cuarto de baño. Winwin al verlo marcharse se tira a su cama soltando un sonoro suspiro cansador, su expresión feliz cambia drásticamente a una mirada vacía. Sin poder evitarlo se pone a pensar en todo lo que sucedió en aquellos últimos días dejándolo con un triste sentimiento.
El dolor en su pecho es demasiado, nunca pensó que le dolería tanto terminar algo que ¡En realidad nunca empezó! Pensó que Kun le quería, a pesar de nunca haberle dicho de frente "Te amo" o aunque sea un "Te quiero" se ilusionó como un tonto niño enamorado. Le dió cariño, protección, durmieron juntos y hasta se besaron en un par de ocasiones entonces... ¿Por qué nunca se le declaró? ¿Por qué no le había pedido que sean novios? ¿En realidad solo fue un juego para él? Debió de haberlo sospechado desde un principio ya que desde hace un tiempo se le salió un "Me gustas" de su boca pero el pelinegro no le correspondió, sinceramente le dolió como el infierno y quiso alejarse pero Kun no le dejó.
¿Lo peor? Es que varias veces le ha dicho que lo quería pero el pelinegro nunca se lo ha dicho a él, se cansó tanto que sin querer empezó a reclamarle. Todos creían que su relación iba de maravilla pero no era así, tuvieron muchos problemas y todo por Kun. El insensible chino del cual Winwin empezó a desconocer ya que, desde que iniciaron su "relación" se ha vuelto más callado y no le cuenta cosas, sus inquietudes o datos sobre él como antes. El rubio fue callando y cada vez más siguió exprimiendo su corazón para no quejarse, hasta que se harto...
En parte se siente culpable porque, tal vez si no le hubiera reclamado al pelinegro en aquel almuerzo sobre no haberle contado sus noches con Ten ¿Ellos no habrían terminado así? Pero, igual le mintió. Kun mismo dijo que nunca estuvo con alguien antes. Tal vez no le hubiera importado escuchar de la propia boca de Ten dicha anécdota si el pelinegro hubiese sido honesto en primer lugar.
¿Por qué le mintió? ¿Por qué lo trató así?
Las lágrimas amenazan en salir de sus ojos y cuando cree que va a llorar escucha la perilla de la puerta del baño ser abierta. Rápidamente se levanta y frota sus ojos.
—Terminaste rápido —asume con sorpresa viendo al hermoso japonés salir del baño con una toalla enrrollada y su cuerpo húmedo.
—No fue rápido, ya pasaron diez minutos —contestó haciendo un tierno puchero avergonzado en los labios. —Ahora puedes entrar.
Winwin arruga su frente mientras piensa en lo rápido que pasa el tiempo. Una vez que empiezas a pensar, nunca terminas. Toma su toalla y entra al baño dejando al japonés solo en la habitación.
Yuta lo ve cerrar la puerta y suspira. Seca su cuerpo y se va vistiendo. Solo alcanzó a ponerse la parte inferior de su cuerpo, sus bóxers y pantalones, cuando escucha un ruido de algo caer en la ducha y de un quejido de parte de su enamorado.
Rápidamente deja todo lo que está haciendo y abre la puerta, la imagen que ve le rompe el corazón a pedazos.
Winwin está tirado en la ducha aún con sus ropas vestidas y mojadas debido a que la regadera está abierta. Sus ojos cristalinos dejando caer lágrimas, expresión indefensa y triste mientras se limpia el rostro con sus temblorosas manos.
—¿Q-Qué paso? ¿Estás bien? —apresuro a preguntar mientras de acerca. Cierra la regadera, toma una toalla y la pone en la espalda del chino. Se arrodilla ante él y le limpia sus lágrimas combinadas con el agua con su pulgar.
Winwin solo niega y se encierra a si mismo como un feto tiritando del frío.
—Win... —murmuró el japonés en un hilo de voz. Abraza al contrario mientras su corazón duele —tranquilo, todo estará bien...
Le da palmaditas a su espalda y acaricia su cabello con suavidad.
—Estoy bien, solo me caí... —refutó el chino alejándose de su amigo. Yuta lo mira con un brillo en sus ojos, como si estuviera viendo al tesoro más grande del mundo. Toma el pequeño rostro del más bajito y admirando su belleza no pudo evitar acercarse tratando de unir sus labios.
Su ilusión rápidamente fue rota porque Winwin lo aleja poniendo las manos en su pecho.
—Lo siento, no puedo corresponderte.
—¿Es por Kun? —arrojó de pronto con cierta molestia. No entiende, simplemente no puede entender qué es lo que el hermoso rubio vio en el pelinegro. No pensó mucho en sus palabras y habló con la voz de su dolor. —Si Kun no te quiere, él te dejó. ¿Por qué? ¿Por qué sigues aferrandote a él?
—Lo lamento... —pasa su mano por su rostro con angustia. —Solo dame tiempo, ¿si?
Yuta no respondió a eso y se levantó de un tiro sin ayudar al contrario. Winwin trató de levantarse pero gracias a su caída el tobillo le dolió y sin evitarlo se tropieza. El japonés rápidamente lo toma de la cintura sosteniéndolo mientras el chino reposa las manos en sus fornidos hombros con fuerza temiendo caer.
Sus cuerpos pegados, con sus pechos subiendo y bajando. Sus rostros muy cerca hasta el punto de sus respiraciones chocar solo que esta vez Yuta no tenía intenciones de besar al más bajito sabiendo que sería rechazado.
—¿Quién esta en el... —justo entra por la puerta un Kun despreocupado pero su expresión decae al ver la cercanía de aquellos dos chicos. Winwin en brazos de Yuta.
De la sorpresa soltó su celular dejándolo caer al suelo.
—Y-Yo... L-Lo lamento —se rasca la nuca con nervios. La voz se le rompe y traga con fuerza el doloroso nudo que se hace en su garganta.
—No, yo... —el japonés intentó remediarlo. Quiso alejarse de Winwin pero los planes del rubio no parecieron ser los mismos.
Con sus pequeñas manos toma el rostro del pelimorado y estampa sus labios en su beso. ¡Todo enfrente de Kun! Luego se aleja y endurece su mirada al dirigirse hacia el pelinegro.
—Estás interrumpiendo, lárgate.
Yuta se queda perplejo ante aquel espectáculo. Se quedó flipando con el beso y las palabras que dijo de una forma tan dura y cortante al otro chino.
Ese no es Winwin.
—Lo siento, y-yo... Creo, si, me voy —Kun no dijo nada más. Solo tomó su celular del piso y sin volver a levantar la vista se va cerrando la puerta detrás de sí.
Ver eso, en definitiva le lastimó muchísimo. Pero tal vez era lo mejor, tendría que mentalizarse que a partir de ahora Winwin puede hacer lo que quiera y con quién quiera.
—¿Qué fue eso? ¿T-Tú no lo amas?
—¿Acaso no quieres besarme?
—¿Qué? Bueno si, pero de esta... —no pudo terminar su oración cuando siente nuevamente los suaves labios del chino contra los suyos.
Al principio se siente inseguro y se queda quieto mientras la boca de Winwin se mueve sobre los suyos.
Winwin ama a Kun.
Pero me está besando a mi.
¿Esto no era lo que quería? ¿Qué me besara?
¿Por qué se siente así?
Con un agrio sabor en la boca, con su mente gritando y tratando de hacerle entender que no debía de hacerlo, ignoró cualquier pensamiento y solo se centró en lo que quería.
El quiere a WinWin y tal vez, por tanto juego sucio podría empezar a corresponderle.
Con su cuerpo pidiendo más, toma de la cintura al chino acercándolo mientras va correspondiendo el beso con suaves movimientos. Sus movimientos se hacen rápidos y sin darse cuenta ya se encontraban devorándose sus bocas. Yuta dirige el cuerpo de Winwin contra la pared deseoso de más. Deja pequeños pero rápidos piquitos por todo el rostro del menor hasta dirigirse a su cuello y succionar mientras siente como sus cabellos son jalados.
A pesar de saber que estaba mal siguieron, Sicheng buscando el refugio entre los brazos del japonés intentando olvidar su dolor. Con su corazón pidiendo a gritos que parará y dejará de lastimarse a si mismo con absurdas acciones que solo lograban dañarlo y aumentar la infernal agonía de haber sido dejado por la persona que más quiere en el mundo. ¿Por qué le duele tanto? Nunca pensó que quería tanto al pelinegro, al punto de lastimarse a si mismo de tal manera. Lanzándose a brazos de otro esperando que llegara, detuviera todo y gritara a los cuatro vientos que todo era mentira, que en verdad le quería.
Pero nada de eso sucedió, Kun lo dejó besar a Yuta enfrente de él sin siquiera ninguna objeción, como si de verdad los sentimientos de él se hubiesen esfumado de la noche para la mañana.
Cierra sus párpados con fuerza y corresponde a los besos del japonés con la misma intensidad. Un nudo se aparece en su garganta y lágrimas traicioneras caen de sus ojos, no queriendo sentirse tan vulnerable y dolido intenta olvidarlo con las caricias de Yuta. Jadeos salen de su boca siendo escuchados por alguien del otro lado de la puerta.
Kun se apoya de la pared y se arrastra contra ella hasta caer al suelo mientras escucha todos placeres de los dos chicos de adentro. Soltando silenciosos sollozos que trata de ocultar con la mano en su boca. Su mirada perdida y su corazón totalmente destruido. Se lo merecía, todo paso por su culpa pero sabe que esto, es sin duda lo mejor para todos. Pero aún así no puede dejar de preguntarse la rapidez con la que Yuta logró acercarse al chino...
¿Tan rápido me cambió?
—Estoy listo —avisa nuestro moreno protagonista con emoción hacia el pelinegro. Viste unas ropas holgadas y casuales pero lo más destacable es el delantal de My Little Pony que le dieron para ponerse. —¿Pero no había otra de estas?
—Tal vez, pero si quieres que te enseñe a cocinar tienes que usar esa —contestó Doyoung con decisión mientras el se pone un delantal con los dibujitos animados de Toy Story. Intenta amarrarselo por la espalda pero esto se le dificulta un poco.
—Dejame, te ayudo —dice el chino y toma los extremos amarrando sin tanta presión. —Woah, definitivamente tienes la cintura de una chica.
—¿¡Qué!? ¡Claro que no! —exclamó con indignación.
—Claro que si, además cocinas y limpias, perfecto para buscarte un marido —comentó con humor. Doyoung sin el mismo estado de ánimo toma una cuchara y le da golpes al extranjero con ésta.
—Si me vuelves a denigrar de tal manera, te rostizare vivo, ¿entendiste? —lo amenaza con la cuchara y rápidamente el chino asiente tratando de aguantar su risa.
—Esta bien, vamos a empezar, Hyung.
—Bueno, haremos una comida típica y bastante fácil ya que tú no tienes experiencia. Tortillas de vegetales, arroz con frijoles, tofu y kimchi de rábano, pero eso ya está listo en la nevera. Nos toca hacer lo demás.
¿Qué tan difícil podría ser cocinar? Pensó con relajo nuestro moreno apenas empezando.
Minutos después, Doyoung se encargó de sacar todos los ingredientes de la nevera y divertidas situaciones fueron ocurriendo a lo largo de la preparación de los alimentos.
....—¡Eso no es perejil! ¡Es cilantro! ¡Le pusiste a las tortillas cilantro! —exclamó Doyoung viendo como su receta parece arruinada....
....—¡Lucas, el arroz! ¡Apaga el horno!....
.....Doyoung tose incontrolables veces después de probar el tofu con cara de asco. —Mucha sal, hazlo otra vez.....
.....—¿¡Por qué hay un puto pollo vivo en el horno!? —exclama mientras una gallina sale volando chocando contra el rostro de nuestro pobre pelinegro.
—Oh, si. Hacer tofu es demasiado difícil, así que mejor hago pollo al horno, ¿No crees? Es más fácil —se encoge de hombros el moreno con simpleza.
—¡Está vivo! ¿¡De dónde sacaste una puta gallina viva!? ¿¡Dón-de!?......
.....—Mhm... La pinta se ve bastante buena, al fin parece que hiciste algo bien —asume Doyoung esperanzado. Toma una cucharada de la comida y la mete a su boca. Al instante su rostro se vuelve rojo vivo y humos salen de sus orejas mientras siente su interior incendiarse.
Corre al fregadero y trata de lavarse la lengua con desespero. —¿¡Cuánto picante le pusiste!?
Lucas con una risa nerviosa, se rasca la nuca y muestra avergonzado una botella de 500 ML vacía.
Doyoung se sintió desfallecer.......
......Después de una media hora de estrés nuestro Kim salió a tomar aire dejando a Lucas solo en la cocina, toma sus pastillas y le reza a los santos la relajación máxima. Va caminando nuevamente a la cocina inhalando y exhalando profundamente.
—No me molestaré, no me molestaré, no me molestaré... —fue murmurando consecutivamente hasta que a mitad de pasillo ve una gran nube de humo espesa salir de la cocina. La alarma contra incendios se activo y al instante el agua cae como lluvia desde el techo.
Él corre rápidamente hacia la cocina sintiendo como la relajación se va para el carajo, ve a Lucas llenando un balde de agua en el fregadero, una mano tiene una bandeja tratando de apagar el fuego del horno con aire y la otra tiene a la gallina chillando con su cola quemándose mientras el chino le sopla.
—Voy. A. ¡Matarteee...! ......
Después de pequeñas situaciones al fin Lucas pudo hacer algo comestible junto a su paciente Hyung —notese el sarcasmo—. Bueno, la verdad es que Doyoung le tuvo demasiada paciencia ya que era capaz de tirarle hasta una mesa de tanta ira que le causó. Pero al final todo salió bien, lograron hacer arroz con frijoles, tofu y las tortillas, no estaban seguros del sabor pero era comestible, bueno, da esa pinta, al menos está el Kimchi de rábano guardado en la nevera que sacaron a cantidad por si acaso.
Mientras Doyoung pone la comida en el comedor Lucas se quedó en la cocina arreglando y decorando el plato de su amado Jungwoo con atención encima del mesón. El almuerzo prácticamente paso a ser la cena, ya que empezaron a las once pero terminaron a las cinco de la tarde. Si, en definitiva, Lucas no es nada bueno en la cocina. Lo peor es que duró ¡Seis horas sin ver a su amado Hyung! Lo extraña tanto y ansia con emoción ver su reacción.
Después de arreglar los platos sale corriendo en busca de su Woo necesitando que vea ya su cometido, le sonría y le diga "Lo hiciste bien", necesita tanto esas palabras, tanto así que no se dió cuenta que salió con el delantal rosita de My Little Pony puesto, cabello desordenado, ropas sucias y rostro con rastros de comida. Lucas está demasiado feliz y se nota en el brillo de sus ojos cuando ve a su amado Hyung hablando con Taeil.
—¡Hyung, hola! —estiro sus manos saludando eufóricamente olvidando por completo la existencia del otro castaño.
—Hola, Lucas... —le sonríe genuinamente el chico con cierta timidez.
El menor se acerca con grandes zancadas y entrelaza sus manos con las contrarias. —¡Ven, te quiero mostrar algo! —dicho esto no espero respuesta y se lo llevó a rastras hasta la cocina. —Cierra los ojos, es una sorpresa —ordenó y el mayor curioso hace caso cerrando sus párpados.
Lucas se posiciona detrás de él y pone ambas menos encima del rostro pálido, pega su pecho contra la espalda contraria mientras su respiración choca en el cuello de Woo haciéndolo temblar involuntariamente.
—Vamos, por aquí. No te dejaré caer —habló en susurro dando lentos pasos teniendo cuidado de que su Hyung no se tropiece.
—¿Qué quieres mostrarme? —cuestionó sin poder dejar de sonreír. Lucas podía ser tan lindo e infantil que lograba adentrarse a su corazón de tal forma que daban ganas de lanzarse a él.
—Mi corazón —contestó seguro de sus palabras, apoya su mentón en el hombro ajeno y suspira. —A demostrarte que en verdad te quiero y te lo demostraré de todas las formas posibles. Desde que llegaste he hecho tantas cosas que nunca pensé que haría, wow, te lo juro, nunca en mi vida fui tan tranquilo, nunca me arreglaba y tampoco me interesaba bañarme pero ahora soy completamente lo contrario. H-Hasta incluso ya he dejado las travesuras.
Ambos sienten sus corazones latir con fuerza mientras el color carmesí toma sus mejillas.
—¿P-Por qué... Por qué no me lo dices de frente... ? —preguntó nervioso el mayor jugueteando con sus dedos.
—M-Me da pena... —frunce sus labios y mira hacia otro lado como estúpido ya que a fin de cuentas él tapa los ojos del mayor. —Y-Ya puedes abrir los ojos...
Quita sus manos y Woo curioso pliega sus párpados. Lo que ve enfrente le sorprende, una comida que la verdad se ve bastante apetitosa. El arroz abultado de forma de corazón, los platos del Kimchi y del tofu son de color rojo y también de la singular forma del amor. Incluso hay palitos clavados con distintos dibujos de cupido como si los hubiese hecho un niño de 6 años, pero hechos con amor.
—Cocine con Doyoung, é-él me enseñó —espetó algo temeroso esperando una buena reacción de parte de Jungwoo. Se rasca la nuca y por un momento se siente avergonzado por lo que hizo. Él no sabe cocinar, tampoco dibujar ni colorear, lo intento pero tal vez, le salió feo. —S-Si no te gusta entonces n-no...
—Me encanta —soltó con honestidad. Mira a su menor con ternura por todo el esfuerzo que ha hecho por él.
—Bueno, pruébalo y me dices qué tal —toma unos palillos y se lo pasa al menor, luego agarra otros para él. Pero espera a que sea Jungwoo quien pruebe la comida primero.
—Mhm... ¿Qué debería de probar primero? —se preguntó entre murmullos pensativo. Decide tomar una porción de arroz junto al apetitoso tofu, con nervios por tener la atenta mirada del moreno encima de él, mete la comida en su boca.
Lo que no se espero fue sentir un asqueroso sabor que no pudo soportar dándole incluso arcadas, las cuales trató de disimular y con fuerza traga. Se siente mal y no es capaz de decirle a su menor que es la peor comida que ha probado en su vida. Por lo que esboza una sonrisa forzada.
—Esta delicioso, me gusta.
—¡Wow, ¿En serio?! ¡Y eso que es mi primera vez cocinando! ¡Voy a probar! —se emociona tal cual como un niño orgulloso.
El chino toma una gran porción de la comida y se lo mete a la boca, sin poder evitarlo lo escupe al instante soltando quejidos del asco. Toma una servilleta y limpia su boca.
—¡Argh! ¡Esto es asqueroso! ¡Asco, asco, asco!
Después de sus exclamos dirige una mirada avergonzada al menor, de pronto sus ánimos parecieron decaer a mil y la emoción no era la misma, además de sentirse completamente avergonzado de su intento fallido. Estaba tan orgulloso de haber podido cocinarle y lo grito a los cuatro vientos pero ahora se daba cuenta que todo lo que hizo da asco.
—L-Lo... Lo lamento, sabe horrible. D-Deberías de comer solo el Kimchi de rábano, ese lo hizo Doyoung-hyung. Mi c-comida está asquerosa, lo siento... —baja su mirada e intenta tomar los platos tratando de quitarlos pero de forma imprevista el mayor lo detiene.
—A mi me gustó —aseguró con honestidad. —Todo lo que hagas siempre me va a gustar y más si es para mí, me lo comeré.
—Pero sabe horrible, ¿Y si te enfermas comiéndolo?
—No me importa, déjame comer tu comida.
Toma unos granos de arroz con su palillo y se lo mete a la boca saboreandolo.
—Mhm... La verdad este no está tan mal. Ve, pruébalo —le extiende el utensilio con una porción de la comida a la boca del menor. —Di aaa...
—Aaa...
—¡Bien hecho!
Lucas ríe nervioso sintiéndose como un crío. —Está bien, vamos a comer —su corazón de alguna forma de siente tan cálido y emocionado como un pequeño cachorrito enamorado de su dueño. De por sí nunca puede dejar de pensar en lo hermoso que es su mayor y en estos momentos siente que va a explotar de dulzura y brillitos.
—Pero antes, te daré tu premio.
—¿Ah?
Antes de que se diera cuenta, su menor le roba un pequeño piquito en la comisura de sus labios, un dulce y tímido besito que solo duró varios segundos y se separó ruborizado pero aún así mirando a los ojos al moreno.
—Te quiero, xuxi. Gracias por todo.
¿Por fin el Luwoo formalizarán su relación?
¿Las decisiones de Yuta son verdaderamente buenas? ¿O estará haciendo todo mal?
¿Qué pasará con el Kuwin?
¿Kuwin o Yuwin?
¿Y ese extraño laborario?
Mientras todas las parejas parecen decaer, nuestro Luwoo sigue intacto. ¿Hasta cuánto creen que siga así?
✨Agradecimientos y dedicatorias✨
🔸Lele_Nico (mi queridísima amiga💕)
Por aquel voto y aquel comentario que en algún momento me dejaron. Gracias por apoyar esta historia🥺
Si quieren que los nombren, pueden votar o comentar para que los veas y los anoté para la próxima.
Aqui les dejo unas imágenes de nuestra parejita estelar🥺💕
Adiós😘
¡Nos leemos pronto!
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