Treinta y Siete
Infierno. Exclavitud. Y encierro.
Así es como Lucas se ha sentido en todo aquel cautiverio. Sin nadie siendo capaz de alzarle la voz contra al líder dictador, han hecho caso a todo lo que dice por temor o algunos porque simplemente no están de humor para causar un alboroto, pensando que esto acabaría pronto.
Desde que le arrebataron tres miembros de su habitación, no se ha sentido lo mismo. Tampoco es que desprecie a Ten y a WinWin, pero algo de ahí no cuadra. No está seguro si son teorías conspirativas de él pero siente que a los miembros que cambio aquel pelirrojo es por algo específico, tal vez les estorbaban, según Taeyong, cambiarlos era lo mejor. ¿Por qué? ¿Por qué se llevó a Jungwoo? Para volverlo un cerebrito sin corazón, ¿quizás?
La verdad es que, en estos últimos días ha intentado ver a Jungwoo pero aquel siempre se mantiene encerrado en la biblioteca y no puede entrar ya que de alguna forma, Taeyong llega a tiempo y se lo impide. ¡Rayos, como quiere ver a su Hyung! Hace tiempo no se besan, no se hablan casi y no llega a almorzar al comedor, sino le llevan su comida a la biblioteca. ¿Qué está pasando? ¿Por qué ahora todos de su alrededor no parecen hacer nada? ¿O mejor dicho por qué él no parece hacer nada? ¿Los demás estarán en su misma situación? Tener como objetivo a su líder pelirrojo no es muy bueno que digamos, con sus instintos súper avanzados lo puede escuchar, ver y oler todo. Hasta incluso tener un sexto sentido de lo que podría pasar. ¿Cómo podría tomar desprevenido a alguien que siempre lo sabrá de antemano?
—Maldita sea... —murmuró cansador después de escuchar la irritante alarma resonar por la habitación. Un nuevo día más, una tortura más.
Ve a Ten levantarse y dirigirse primero al baño, a WinWin seguir acostado como él, y a Haechan y Chenle soltar gruñidos mientras dejan con dificultad su cama. Quiere decirles algo pero calla cuando ve como estos al dirigirse hacia el armario se miran cómplices e intercambian unas notas. Pensó en preguntarles qué hacen pero al final no lo hizo, ya que si ellos lo están haciendo a escondidas es porque no quieren que su líder se entere. Ansioso, espera que sea alguna divertida travesura porque estaba jodidamente harto de lo monótono.
Después de que Chenle y Haechan se vistieron aquellos horribles uniformes toman su bolso, los cuales están bastante llenos debido a que tiene unas ropas y útiles escolares. Salen de la habitación y caminan por los pasillos rapidamente, temiendo llegar tarde, se topan con los demás y entre ellos asienten. Todos al tanto de la misma situación desconocida para los demás.
Con normalidad se dirigen al salón y sacan sus libros para vaciar un poco los bolsos antes de que se den cuenta de que están un poco más lleno de lo normal.
—Buenos días —saluda Mark forzando una sonrisa, algo incómodo. Tampoco se esta muy agusto con aquella situación.
—Buenos días —contestaron los estudiantes al unisono.
Taeyong entró por la puerta y analizó con la mirada a cada miembro, sintiendo una mala espina.
—¿Tienes los resultados de los exámenes? —le preguntó el moreno una vez viendo una carpeta entre las manos de su líder.
—Si —se lo extiende. —Quiero felicitarte, Renjun. Has mejorado bastante.
—Claro, si no quiero una paliza tengo que... —murmuró rodando los ojos con fastidio. El líder le mira con molestia pero decide no decirle nada, al menos no hoy que tuvo un maravilloso desempeño.
—¿Y yo? —Haechan alza el brazo, curioso.
—Para allá vamos, Mark, di las notas.
El moreno asiente y ojea cada examen. —La nota más alta es de, nuevamente, Jisung, felicidades, obtuviste un 97 de 100.
—Gracias —se inclina en su asiento mientras recibe su examen de parte del canadiense, sonríe un poco, satisfecho por su desempeño.
—Renjun, el segundo, con 68 puntos, felicidades —el nombrado recibe la oja y rueda los ojos por segunda vez y dobla el examen con desinterés. — Haechan, la pasaste de suerte, cincuenta puntos.
—Bueno, al menos no raspe —se encoge de hombros y sonríe de lado.
—¿Otra vez soy la última nota? —Chenle se ve bastante sorprendido.
—Obtuviste un diez de cien —a Mark se le hizo difícil decirle la nota, pero al final la soltó.
El chino toma su examen y mira las atrocidades de equis ralladas en todas sus respuestas. Sus ojos se cristalinan y hace un puchero de tristeza.
—¡Rayos, soy muy estúpido! —suelta un bufido y mete el examen dentro del libro no queriendo verlo más.
Él es una persona bruta, así se considera. No puede trabajar bajo presión, le debe del nacer del alma. Al menos, antes cuando le mandaban a estudiar lo hacía a su manera y a su tiempo. Pero ahora se siente bastante incómodo, tiene sueño y sus ojeras son la prueba de sus malas noches, su cuerpo un poco más delgado debido a que por ser tan estúpido le han ido quitando comidas, Jisung a veces trata de traerle unas galletas a escondidas pero siempre son atrapados y ambos se quedan sin comer. Taeyong-Hyung quiere hacerlo trabajar bajo presión, pero él no puede, no en ese ambiente. Su mente se traba y por alguna razón no máquina, simplemente no puede.
—A partir de ahora no merendaras ni cenaras hasta que pases un examen, ¿un cincuenta es mucho pedir? —sermoneo el pelirrojo con cierta decepción. Hasta Haechan mejoró y pensó que el pelinaranja lo estaría haciendo, en los últimos exámenes sacaba entre treinta y cuarenta. Pero ahora ¿Qué le está sucediendo?
—¡Pero~~!
—¡Pero nada! —exclamó entre dientes callando al instante al menor erizando a todos los presentes, sin nadie siendo capaz de decirle algo. El corazón de Chenle late fuerte y baja la vista uniendo sus manos en su regazo. —Ahora me iré, Doyoung vendrá pronto a ayudarte para enseñarle el laboratorio a los chicos.
—S-Si.
Después del asentimiento tembloroso de aquel maestro, el mayor se va dejándolo solos.
Mark hace como que nada paso y empezó con su clase. Un largo y aburrido rato paso para los menores, los cuales están ansiosos por querer salir de ahí ya, no soportando ni un segundo más.
Doyoung llegó con unos papeles y dijo que ya es hora. Mandaron a los miembros a levantarse y seguirlos, les dieron la opción de llevarse o no sus mochilas, algo que todos hicieron. Caminan por los pasillos hasta llegar al laboratorio.
—Hoy aprenderemos sobre la parte práctica de la química, empezaremos por los instrumentos y utensilios —empezó hablando Doyoung señalandoles el gran mesón con todas las cosas que usan en el día a día.
Taeil entra y se une a la explicación.
Los menores van anotando y otros fingen hacerlo como Chenle. Hasta que se hace una hora específica, Haechan mira su reloj y esboza una pequeña sonrisa traviesa. Camina hacia Taeil.
—¿Y Taeyong-hyung? Pensé que estaría aquí —hablo con normalidad.
—Esta ocupado haciendo unas cosas —contestó con desinterés.
—Ya son las nueve de la mañana, debe de estar bañándose, él no se salta ni un minuto más ni un minuto menos —comentó Doyoung.
—Que bueno —asumio el rubio recibiendo un leve con fruncido de parte de los mayores.
De forma estratégica Chenle se posiciona al lado de Doyoung y Renjun de Mark. Entre ellos se miran y asienten. De pronto cada uno le suelta un golpe a cada uno en el cuello noqueándolos, cortesía de Johnny, el cual lleva semanas enseñándoles defensa personal y estrategias de combate.
Sin piedad, corren rápidamente saliendo del laboratorio para dirigirse hacia la salida de la casa.
Taeyong, quien está plácidamente disfrutando de su ducha, escucha extraños golpes y cuerpos caer en el Laboratorio. Frunce su ceño confundido y su rostro se vuelve rojo de la ira al oír como los menores corren, pareciendo escapar.
—No puede ser... —murmura y sin importarle salir con todo su cuerpo aún lleno de jabón y su cabello de espuma, toma una toalla y la enrrolla en su cintura para azotar la puerta del baño y salir corriendo. Lo malo es que sus pies están resbalosos y en más de una ocasión casi se cae. —¡Alguien, maldita sea! ¡Que alguien se aparezca! ¿¡Dónde están cuando se les necesita!?
A los segundos unos cuantos miembros salen por el escándalo, entre ellos Jaehyun, Lucas, Ten y WinWin.
—¿Qué sucede? —preguntó Lucas de una vez ya que, el peligris al ver casi desnudo al pelirrojo su rostro se ruboriza y se pone de espalda evitando mirarlo.
Cuando Taeyong iba a decirles, escucha un portazo y como cuatro personas ya no están dentro de la casa ni en ese espacio.
—Se escaparon... —murmuró perplejo, se hala de los cabellos sintiéndose mareado. —¡Nada sale bien si yo no estoy! ¿¡Cómo es que pueden ser tan estúpidos!? ¡Los críos se fueron, desaparecieron, ya no están en esta maldita casa! ¡Yo no me puedo dar ni un puto baño en paz porque todo se sale de control!
—¿Qué...? —el chino se sorprende.
El tailandés suspira y se cruza de brazos. —Era de esperarse, no pueden vivir sin crear algún escándalo.
—Los mataré, juro que lo haré —murmura de la ira, olvidando por completo su estado de desnudez y camina rápido pensando en dirigirse hacia la sala de operaciones.
—Pero estás...
Taeyong cruza al lado de Jaehyun, el cual está de espalda suya, sus hombros chocan y sin querer justamente sus pies resbalan perdiendo el equilibrio. El peligris se percata y toma rápidamente a su mayor antes de que se cayera al suelo, cruza su brazo por la cintura hacia si y otra por detrás de los hombros.
Sus rostros a unos centímetros de distancia con sus narices rozando levemente, la fría respiración del mayor se mezcla con la cálida de su menor. Un extraño cosquilleo pasa por la espina dorsal del pelirrojo, su mirada se cristalina y siente por unos momentos como su corazón se ablanda y algo caótico dentro de su cabeza empezó a tener un cortocircuito. Sí, el chip por unos segundos tuvo una extraña sobrecarga, dejando de funcionar pero no pasa mucho cuando se vuelve a prender con más fuerza.
—¡No! —exclamó de pronto, empujando al contrario para alejarse de él. Se abraza a si mismo como si estuviese expuesto y mira con fiereza al peligris. —Estúpido, quisiste aprovecharte de mi.
—¿Qué? Yo...
—¡No me respondas! —histérico se larga corriendo hacia su habitación para poder cambiarse de ropa.
—¡Yujuuuu! ¡Libertad! —gritó Haechan alzando los brazos con emoción, después de salir del callejón oscuro al cual se adentraron para cambiarse de ropa y tirar todos sus bolsos escondidos por ahí. Su camisa rosada y jeans rasgados con unas cintas de varios colores colgando.
—No puedo creer que Tae-Hyung instalo un Anti-teletransportador, lo bueno es que pudimos largarnos de ahí —suspiró satisfecho Renjun, mientras se arregla su suéter negro y pantalones del mismo color.
—¡Miren, chicos! ¿Les gusta nuestra ropa? —intervino Chenle, el cual sale del callejón tomando a Jisung de la muñeca arrastrándolo con él. Ambos con pantalones blancos, el suéter del más bajito anaranjado (combinando con su cabello) y un tierno delfín en el centro; y el suéter del más alto es amarillo con un pollito en el centro.
—Ay, que lindo —unio sus manos Haechan mirando con brillitos a aquel dúo.
—¿Por que usan ropa de pareja si aún no han confirmado? —sonríe pícaro el chino.
Chenle infla sus mejillas haciendo un puchero con sus labios, su rostro ruborizado y con ganas de responder más no saber con qué.
—Ay, el pobre va a estallar, mejor demos un paseo —apresuro a decir el rubio con risa.
—Son unos fastidiosos... —susurró resentido.
El cuarteto emprenden una caminata por la gran ciudad, compraron unos helados y snacks, desayunaron pizza y han comprado diversas cosas como ropa, juguetes y un teléfono celular con desespero Renjun.
Después de unas largas horas el pelinaranja se haya sentado en un columpio con Jisung meciendo de el, al lado está Renjun pero quieto perdiendo su mirada en aquel aparato tecnológico. Mientras, Haechan grita como un crío al tirarse por el tobogán.
—¿Volveremos a casa? —preguntó de pronto Jisung llamando la atención de todos sus mayores, los cuales dejaron de disfrutar y mostraron expresiones confusas.
—No lo sé, ¿Deberíamos? La verdad no pensé en ello —Chenle se rasca la nuca.
—Y eso que fue tu plan —recrimina Renjun.
—Al final nos tocará volver —asume Donghyuck encogiéndose de hombros. —Pero antes de ello, aseguremonos en disfrutar todo lo posible porque lo que nos esperara allá abajo, serán gritos y castigos.
—Sí, tal vez Taeyong aumente la seguridad y no podremos escapar para la próxima vez —comentó el norcoreano.
—¡No lo llamaste por Hyung! —Chenle abre los ojos con sorpresa.
—No hay nadie aquí, todo esto se quedará entre nosotros —envía una mirada cómplice el coreano ruidoso. —Taeyong, Jaehyun, Taeil, Ten, Doyoung. Wow, es muy gratificante llamarlos por sus nombres.
—T-Tengo miedo... —murmuró el peligris con cierta indecisión. Chenle se gira a verlo y aplasta sus mejillas.
—Tranquilo, yo soy tu Hyung y te protegeré.
—Que bueno que grabé este momento —reveló Renjun con su cámara apuntando a la parejita, presiona el botón de acabar el vídeo y toma varias fotos.
—¡Tú...!
—¡Oh sí! ¡Tomemos varías fotos! —exclamó el moreno y toma el celular.
Todos asienten y se posan al lado del coreano, con el pelinaranja jalando a su maknae. Tomaron un montón de fotos, la mayorías locas. Pero todo acabo cuando Renjun le ordenó a los dos menores a besarse en una, recibiendo un golpe y reclamos del millonario.
—¿La peluquería queda lejos? —se preguntó Haechan.
—Hay unas por aquí cerca pero son del asco, solo dejo que el Sr. Liu Claud haga mi cabello. Es de lo mejor —comentó Chenle.
—Pero queda del otro lado de la ciudad —se quejó Renjun.
—¿Y si...? —alargó la última letra, refiriéndose a algo específico que solo ellos conocen.
—¡Oh, pensaste lo mismo que yo! —exclamó el mestizo con emoción, ambos de acuerdo.
—No estoy seguro... —duda el norcoreano por un momento. —Según Taeyong, no podemos durar más de tres horas en las calles y miren, no nos pasó nada pero ahora usar los poderes, es algo riesgoso.
—Creo que no deberíamos —opinó el peligris.
—Pollito~~ —Chenle hala de la camisa tiernamente al más pequeño, buscando convencerlo al poner su mejor carita de cachorrito abandonado.
—Solo porque no quiero caminar hasta allá, acepto ¿Qué podría pasar? —asume el pelinegro. —Pero no me pintare el cabello, ustedes háganlo si quieren.
—Bueno, vamos.
Se escondieron en el primer callejón que encontraron y Chenle se encargó de llevarlos a una calle cerca de la prestigiosa y cara peluquería. El trío se retocaría sus cabellos mientras el norcoreano juega video juegos con su nuevo celular.
Tal vez fueron muy precipitados al no escuchar a sus mayores, no tomando en cuenta en que el tiempo de libertad se acabaría más rápido de lo que pensaban. Porque sí, la alarma del SORAS sonó a todo pavor indicando la aparición de Súper Humanos en la gran ciudad. Si ellos no se iban rápido, serían cruelmente atrapados, ¿Pero cómo sabrían que grandes autos negros van hacia ellos en aquel instante?
—No están aquí —aviso Yuta en el auricular para los miembros que están en la casa, mientras él se haya en un parque al lado de los columpios junto a Taeyong, Johnny y Lucas.
—¿Cómo es posible? —murmuró el pelirrojo perplejo. Se agarra de los cabellos y pasa una mirada por los alrededores, tratando de exprimir hasta lo último sus habilidades visuales y auditivas. Su cabeza duele y se siente mareado, se agarra de una barra y fuerza todo de si. Las voces de miles de personas hablando entran por sus oídos y aceleran su cerebro buscando distinguir las de sus chicos mientras sus ojos se agudizan. —Están lejos...
—¿Qué tan lejos? ¿Los hayaste? —preguntó Lucas, acercándose a su mayor nota la palidez y su esfuerzo. Claro, Seúl es transitado por más de millones de personas, se debe de sentir fatigado al tener que obligarse a escuchar tanto, todo por los mas pequeños. Lo toma del hombro para evitar que se cayera.
El líder cierra los ojos y desactiva sus capacidades, sintiéndose aliviado. —He recorrido al menos dos kilómetros de esta Ciudad con mi oído y no están. Se teletransportaron.
—¿A dónde habrán ido? Se la pasan corriendo, escapando y escondiéndose como ratones. Es imposible agarrarlos —se frustró Johnny. —Llevamos más de tres putas horas, ¿no es peligroso?
—¿A dónde habrán ido? —se preguntó en murmuró él moreno.
—Estoy tratando de localizarlos, he hackeado las cámaras de seguridad de las calles pero revisar una por una, no es muy gratificante la verdad —dice Mark escribiendo muy rápido en un teclado con una gran pantalla viendo diversos lugares y personas. A su lado se hayan los demás miembros ansiosos, el único ausente es Jaehyun. —¿No tienen alguna idea de dónde podrían haber ido ahora?
—¡Oh! —un bombillo alumbró la mente de Jungwoo. —No estoy seguro de si pueda servir, pero Chenle había dicho hace tiempo que lo primero que le gustaría hacer al salir es retocarse el tinte.
—¡Cierto! —Taeyong se emociona. —Tienes razón, yo lo escuche. ¿Cómo lo olvide? Vamos rápido, es en la peluquería del Sr. Liu Claud.
—Oh no, chicos, tengo malas noticias —dice Mark al ver la desgracia en acción, sus compañeros de atrás ven lo mismo que él y se preocupan.
—¿Qué sucede? —inquirió Lucas curioso.
—¡El SORAS se adelanto! ¡Se dirigen hacia la peluquería!
—¿¡Qué!? —exclamó fuerte el pelirrojo sin importarle llamar la atención de las personas de su alrededor. Emprende una carrera hacia al auto sin decirle nada a los demás, ya que lo siguieron sabiendo. —Nosotros vamos para allá, traten de comunicarse con los niños, ¡hackeen un número o llamen a la peluquería pero consigan avisarles! Y segundo, tal vez necesitemos refuerzos, Ten y Jaehyun, vengan.
—¿Yo? ¿No es muy precipitado? —el moreno se señala a si mismo.
—¿Crees que es poco dejar que se lleven a cuatro integrantes de nuestro equipo y en especial al único teletransportador? Claro que no —arrojó aquello mientras se sube al auto de copiloto, los demás hacen lo mismo, Yuta prende el vehículo y arranca a toda velocidad. —No me importa si Jaehyun todavía esta llorando como Magdalena, ¡Debes de traer su culo hacia acá porque de verdad lo necesitaremos! Cambio y fuera.
Ten se soba el cuello medio pensativo, sabiendo que el peligris no está en un muy buen estado emocional para ir a luchar. Pero aún así, es uno de los más poderosos del equipo, lo necesitan demasiado en las misiones. Se gira para ir a buscarlo, pero vaya sorpresa que se pego cuando lo ve al borde de la entrada.
—Escuche todo —revelo, bastante neutral sin emoción. —Pero iremos a mi estilo.
Esbosa una pequeña sonrisa de lado haciendo que el moreno arqueara una ceja.
Se dirigen al garaje y el menor toma dos cascos, le lanza uno al moreno, el cual lo toma rápido.
—Me gusta... —murmuró asintiendo, al ver de que forma se dirigirán.
Jaehyun se monta de primero, se coloca su casco y unos guantes negros. Su mirada irradiando oscuridad y deseo de descargar toda su ira en algo. Si, tal vez sea buena idea ir y masacrar con sus propios puños a unos cuantos hombres para lograr sentirse bien. El tailandés se sienta detrás suyo, después de colocarse el casco y pega su pecho en la amplia espalda.
—Sujetate bien —dicho esto hizo rugir con fiereza la motocicleta y así se marchó a toda velocidad con su mayor pasando los brazos por su cintura para no caer.
—Que hermoso —chilla de emoción Chenle.
—La verdad es que sí, el retrato es muy bonito —asume Renjun a su lado, mirando un hermoso cuatro de constelaciones 3D en la pared.
—Claro que no, hablaba de mi —abanica delicadamente sus pestañas y apunta al espejo justo al lado del retrato, el cual lo refleja a él y su retoque anaranjando más fuerte.
—La modestia por delante —pone los ojos en blanco y se ríe cuando recibe un empujón del más pequeño.
—Ya pagamos —indicó Haechan llegando junto a un tímido Jisung, el cual a pesar de su altura no ayudarle mucho intenta esconderse detrás de su espalda.
—Entonces, vámonos —el norcoreano toma sus cosas.
Chenle se dirige al maknae y lo jala para que queden justo uno enfrente del otro, tiene que alzar un poco su cabeza para poder mirarle de la cara. Jisung se ruboriza y mira hacia el suelo, se retocó el color gris dejando que el Chino se encargará de elegirlo, el cual es un poco más escandaloso que el anterior tinte.
—Eres muy lindo, me encanta así que no te avergüences —soltó a la ligera el pelinaranja y sonríe honestamente.
—G-Gracias...
El chino se pone de puntitas y le desordena el cabello al más alto y ríe. —Estas creciendo muy rápido, ¡Deja de crecer!
—El problema es que tú eres enano —se burló Renjun empujándolo con su cadera.
—Siento que las parejas son más tiernas, cuando tienen diferencias de altura como ustedes dos o Jaehyun y Taeyong. Ay... —Haechan hace un triste puchero. —Ojalá mi Taeil fuera alto y fornido, ya me imaginaria nuestras noches eróticas con un buen cuerpazo y....
—Me saliste más morboso de lo que pensaba —se burla el norcoreano.
—El problema es que tú no te has enamorado, así que no lo entiendes.
El cuarteto sale de la peluquería y se pasea un poco por la acera. Emocionados, libres y felices. Algo que no duró mucho tiempo.
Mientras más caminan y charlan distraídos no se van percatando de la ausencia de las personas. La soledad va pintando las calles, hasta que Jisung se detiene en seco y pasa una mirada por su alrededor con extrañeza. Mira hacia atrás y no ve a nadie. ¿Por qué?
—¿Sucede algo, pollito?
—Esta solo, Hyung.
Chenle también ojea su alrededor y siente un extraño escalofrío pasar por su espina dorsal. No le gusta la soledad, le tiene miedo y más de una gran y larga calle.
—Chicos, mejor vámonos. No hay nadie —apresuró a decir el pelinaranja interrumpiendo la charla de los dos mayores.
—Oh, tienes razón —asiente Renjun con extrañeza. —Pero a dónde.
—Vamos a volver a la anterior cuadra, no quiero seguir hacia adelante —se giró sobre sus talones y los demás le siguen, caminando un poco más rápido, atentos ante el mínimo sonido de su alrededor.
—¿No es extraño que no haya nadie en la calle? Es Seúl y... —justo el sonido de ruedas derrapando por el asfalto interviene en lo que el pelinegro decía, éste sonríe más aliviado. —Ven, están siendo paranoicos. Si hay gente por ahí, debe de ser una vía no tan transi...
Una camioneta llega a toda velocidad detrás de ellos y todos se giran viendo como aquel vehículo oscuro los apunta y no parece tener intenciones en detenerse.
—¿Qué...?
—¡Cuidado!
Los menores corren y se tiran hacia un lado, evitando por suerte él choque. Chenle termina abrazando a Jisung y ambos rodaron juntos por el suelo, mientras los otros dos solos.
—¿Estás bien, pollito? —el chino mira con preocupación al menor que se haya debajo de su cuerpo, a pesar de tener una herida sangrando en su mejilla no sintió el más mínimo dolor ya que se distrajo por la preocupación de que su menor podría lastimarse.
—Hyung... —murmuró Jisung colocando su grande mano en la mejilla contraria y limpiando un poco de su sangre.
Su íntimo momento es irrumpido cuando escuchan como aquella camioneta derrapa buscamente al detenerse y varios hombres de negro, con chalecos antibalas y armas grandes salen.
—Oh no —murmuró Haechan estupefacto al levantarse. Ahora se daba cuenta de que las advertencias de sus mayores, son de verdad.
Chenle se levantó rápidamente y mira a sus compañeros entre ojos. Es ahora o nunca de largarse de ahí. Sin espera toma de la mano a Jisung y cuando la extiende hacia Renjun un disparo resonó como eco.
La bala paso velozmente por el aire y atraviesa la pequeña palma de nuestro pequeño pelinaranja, el cual solo un aullido del dolor y se retuerce cayendo al piso, tomando con fuerza su mano.
—¡Chenle!
—Es el niño teletransportador, disparenle otra vez —demandó un hombre y sin espera otro disparo salió por los aires.
—¡No! —Jisung se apresura y sin temor abraza al más pequeño de altura cubriéndolo con todo su cuerpo, importándole poco lo que pudiera pasar con él. Soltó un quejido del dolor cuando la bala pasa por sus costillas y se queda trabada ahí. La sangre sale como cascada desde su espalda, arruinando por completo el suéter que con tanto anhelo el chino le había regalado.
—Ji... —murmuró Chenle alzando la vista encontrándose con el adolorido rostro del más alto, ambos tan cerca del uno del otro pero la situación no les daba tiempo a sentir mariposas en el estómago, sino la preocupación del uno por el otro y de lo que serían capaces de hacer para que el contrario saliera vivo de esta.
—¡No le disparen más, por favor! —exclamó Haechan llamando la atención de todos los hombres, sus ojos vidriosos y temblorosos.
—Si no hacen lo que decimos, volaremos sus cabezas, ¿Entendieron? —la voz de aquel hombre, demandante y bastante oscura a decir verdad. Los chiquillos se dieron cuenta de la falta del Comandante Choi, al que se acostumbraron ver en aquellos meses no estaba y en cambio, un hombre más oscuro con una gran cicatriz rozando su ojo izquierdo, sin nada de humor y una sequedad bastante evidente. Al menos aquel Comandante era divertido pero este es tan terrorífico que asienten ante sus peticiones por temor a algo peor.
Encadenan sus manos y piernas, sin hacerle casos a sus súplicas de que cubran aunque sea la gran herida del maknae, los dejan a todos tirados en el maletero rodeados con extraños aparatos lleno de ondas anti-poderes.
Sin duda, estaban jodidos.
—Lo lamento, lo siento, es mi culpa... —murmura Chenle sollozando mientras trata de cubrir la herida de la espalda de su menor sangrante. Arruga su nariz y las lágrimas caen como cascada de sus ojos. —N-No te mueras, por favor, no lo hagas...
—¡Cállate, maldito parlanchín! —aquel hombre desconocido sentado en el frente y tomando un objeto fuerte de metal se lo lanza en la cabeza del pelinaranjado.
—¿¡Cómo pudiste hacer eso!? —Haechan alzó la voz, mientras Renjun abraza con fuerza la cabeza del chino, el cual empezó a sangrar por la nueva herida abierta. —¿En serio creen que podrán salirse con la suya? Pronto vendrán a salvarnos y les darán sus merecidos, malditas escorias.
—Ja ja, que gracioso —responde con sorna para luego oscurecer su mirada. —Escuche que tú gran bocota es lo que más se detesta, con gusto me permitirán arrancarte esa maldita lengua cuando lleguemos al SORAS, así dejaras de hablar.
Haechan quiso responder algo contra eso, a pesar de tener miedo ya que sabía que lo que prometen aquellos hombres malos lo cumplen, uniendo valor abre su boca pero esta es tapada por la mano de Renjun, quien le susurra —Ya basta, o será peor.
—¡Maldita sea! —exclamó Taeyong golpeando con fuerza el tablero del auto. —Los tienen...
—No deben estar muy lejos de aquí, podremos alcanzarlos —comentó esperanzado Lucas. —Tenemos que sacarlos de ahí antes de que lleguen al Edificio del SORAS.
—Jaehyun, ¿Estás llegando?
—Estoy a dos calles de diferencia de ustedes, ya voy cerca, Tae —respondió en el auricular el nombrado, acelerando.
—Voy a matar a ese Comandante Choi si sigue metiéndose de esta forma —murmuró con recelo el líder, no pudiendo canalizar su ira.
—El Comandante Choi no está —confirmó Mark desde el hogar, viendo en pantalla grande lo que acababa de sucederle a los menores, su corazón late de forma rápida y se siente bastante mal.
—¿En serio? —Johnny se interesa.
—Es imposible, siempre tienen uno. ¿O ya lo cambiaron? Fue bastante rápido —asume Yuta con confusión, sin quitar su vista del camino.
—Tal vez, no lo sé. Pero... —vacila al hablar el moreno, sin saber cómo explicarse.
—Tenga cuidado —Taeil intervino, sabiendo en lo blando que podría ser el canadiense al contar aquellas cosas. —Este no se viene con juegos y no pierde el tiempo como Choi, no se si es que es más rápido e inteligente o es por la debilidad de los Tengirs pero, les lastimo.
—¿Mucho? —Lucas pregunta.
—Se llevaron la mano de Chenle y Jisung... Él... Si no llegan ahora, dudo que sobreviva en el SORAS, no lo atenderán.
—Ya llegué donde ustedes —soltó Jaehyun, el cual de tanto acelerar peligrosamente logró posicionarse al lado de la camioneta donde están sus demás compañeros. —Vamos a ir y acabarlos. Somos fuertes.
Jaehyun mira de reojo a la camioneta y lo primero que ve es la silueta de su líder en el copiloto. Sus miradas chocan pero Taeyong rompe el contacto visual teniendo un mal sabor en la lengua.
Dándose ánimos y esperanzas, con sus mentes decididas en ir a salvar a los más pequeños pasan prácticamente volando por las calles, siguiendo la dirección del GPS, el cual los guía fuera de la ciudad entre calles desoladas muy poco transitadas.
De pronto, la dirección empezó a tener una falla hasta desaparecer.
—No puede ser, ¡vamos a perderlos! —se frustró Lucas después de darle varios golpes a la pantalla sin recibir repuestas.
—No hay cámaras por ahí y la señal por alguna razón está fallando —Mark se inquieta y teclea rápidamente tratando de arreglar la situación. Pero de forma imprevista una alarma resuena por toda la casa, sobresaltando a los presentes.
—¿Qué es ese ruido? ¿Por qué es tan ruidoso por allá? Apaguen eso, me duelen los oídos —se quejó Taeyong pasando sus manos por sus orejas frustrado.
La comunicación empieza a fallar.
—Mark, ¿Por qué ahora no te escucho bien? ¿Sucede algo?
—¿Qué está pasando? —Lucas le pregunta a su líder buscando respuestas.
—¿¡Y crees qué yo lo se!?
—Silencio, él trata de decir algo —bramó Johnny apuntando a la radio y le sube el volumen.
—Hay.... Otros... No... Solos.... Esta ahí...
—¿Qué? No entendemos —habló Taeyong pero en eso la comunicación se corta por completo.
¿Qué quiso decir con que "Hay otros"? ¿Quién "Está ahí"? ¿"No solos"?
—¿Qué... Es... Eso? —la sorpresa en las palabras entre cortadas del Japonés conductor lograron llamar la atención de los presentes en el auto, los cuales agudizaron sus miradas hacia el frente y mientras más se acercaban, la confusión se cierne en sus rostros.
¿Qué era eso?
¿Qué fue lo que sucedió?
Un gran y espeso humo nubla sus miradas pero a medida que se van acercando a paso más lento ven árboles caídos y destruidos, las calles llenas de derrapes y una camioneta negra destruida hacia un lado.
—¿Qué pasó aquí? —murmuró temeroso Lucas.
—¿Y los niños? —Yuta mira a su líder con unos ojos reflejando preocupación. —¿Estarán en el auto?
—¡Bajen ahora! ¡Si están ahí tenemos que salvarlos! —Taeyong sin importarle el movimiento del auto abre la puerta con rapidez y mira con desesperación hacia su alrededor. ¿Por qué sus instintos están fallando? ¿Por qué no escuchó todo esto desde lejos? Sus ojos pican, su mente se marea mientras siente como un agudo pitido ataca sus oídos.
—¡Maldita sea, hay un radiactor por aquí! —exclamó Jaehyun bajando de su moto y corre hacia Taeyong. Alguien tiene una maldita onda magnética que afecta al chip de su líder, logrando debilitarlo. Lo toma de los hombros y lo abraza con fuerza tratando de taparle sus orejas. —Estarás bien, lo harás...
—¿Quién está ahí? ¿Quienes son? —bramó a la defensiva Johnny poniéndose en posición de pelea viendo varias sombras y siluetas de personas indecifrables. NCT se prepara y mira atentos por si resulta ser el enemigo.
—Woah, ¿En serio así nos dan la bienvenida tus amigos, Nono? —una voz irreconocible hace eco entre el silencio, tiene un acento extranjero tal cual como el de Chenle además de un divertido tono de humor relajado. Una cabellera pelirosa se distingue entre las sombras y dando un paso más muestra su rostro ante nuestros protagonistas, el cual tiene rasgos para nada Coreanos.
Detrás de él llegan varios cuerpos haciéndose ver hacia la luz. Un pelinegro de ojos agudos y cejas remarcadas está cargando a Jisung, con un Chenle a su lado preocupado por el menor; su traje negro y elegante contrasta con su porte delgado y esbelto. Haechan y Renjun se hacen presente junto a un bajito chico con una aparente edad cercana, más juvenil con ropas deportivas y una bandana adornando sus cabellos castaños.
—Está aquí... —soltó Haechan con un tono de voz bastante extraño, ronco y seco, con los ojos hinchados demostrando un llanto anterior. Alza su brazo derecho y apunta a un punto perdido entre las sombras extrañas, todos los miembros se giran viendo una silueta de un joven caminando desde la dirección de la camioneta en llamas. No pasa mucho tiempo cuando una ensombresedora explosión se hace presente com chillidos de sorpresas de varios.
—¿Quién...? —Lucas no pudo terminar la pregunta que estaba formulando cuando, el brusco viento que causó la explosión arrojó un poco la neblina revelando el rostro del desconocido.
La sorpresa, la confusión, el asombro, la nostalgia y la tristeza. Múltiples emociones atacan como torbellino en aquella aura llenándola de incertidumbre.
Jeno.
Lee Jeno está vivo.
¿Logran adivinar quienes son los 3 nuevos desconocidos?
¿Cómo es que Jeno está vivo?
¿Y cómo creen que reaccionara cuando vea la situación de Jaemin?
¿Y este nuevo "Comandante"?
¿Dónde estará Choi?
Drama, drama y más drama🔥
He escrito este capítulo con esmero, siendo honesta, el regreso de Jeno lo atrase bastante ya que he agregado cosas o no ha sido el momento indicado. Pero este si es el momento.
Gracias por leer esta historia y espero que lo sigan con esmero.
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