Treinta y Ocho
Minutos antes de que llegara NCT a salvarlos...
Aquella camioneta negra que llevaba tranquilamente a los asustados menores de edad, sale de la ciudad y hace camino por una larga carretera solitaria. Todo estaba bastante tranquilo para aquellos villanos hasta que de pronto, algo pesado cae en el techo hundiendo un poco el metal.
—¿Qué es esto? —preguntó un hombre confundido, abre la ventana e intenta asomarse pero antes de que pudiera hacerlo un ave entra de forma apresurada al auto y le picotea su rostro. —¡Ahh! ¡Quítenme esa cosa de encima! ¡Quitenlo!
Otro agente intenta ayudarlo pero algo jamás antes visto y realmente sorprendente sucede. El ave cambia drásticamente y se transforma en un ruidoso mono el cual grita y chilla, mientras causa alboroto escapando de cada mano.
—¿¡Qué es esto!?
—¡Atrapen a ese maldito mono!
—¿¡Es un Super Animal o qué!?
El piloto pierde el control y el auto empieza a balancear de un lado a otro en la carretera.
—Chicos, tenemos que estar juntos —apresuró a decir Haechan preocupado. Los menores se juntaron unos a otros cerrando sus ojitos por temor a un accidente.
—¡Maldito, aprende a conducir! —reclamó aquel Comandante al conductor.
Un disparo resonó y las llantas traseras chillaron.
—¡Esto es un ataque de esos Super! ¿¡Cómo llegaron tan rápido!? ¡Es imposible!
—¡O-Oye, hay alguien al frente! —el de atrás señaló un cuerpo a lo lejos de cabellera pelirosa, esbozando una macabra y juguetona sonrisa.
—¡No me importa, lo arrollaré!
El mono chilla y rápidamente se convierte en un ser humano. De piel un poco tostada, cabello castaño cayendo en su frente y con una bandana rojiza que contrasta con su ropa deportiva. —¡No sé atrevan a hacerle eso a mí amigo! —exclamó.
Debido a la sorpresa, los agentes gritaron realmente sorprendidos pero aún así el conductor no se detuvo sino aceleró.
El auto choca contra aquel cuerpo que cae por debajo. Por alguna razón las ruedas se traban como si algo no las dejara seguir rodando y el auto se eleva.
Nuestros pequeños chillaron y se agarraron unos a otros. Lo que no se esperaron fue ver como aquel desconocido se abalanzo hacia ellos y los abrazo con fuerza a todos evitando que se movieran de su sitio por la fuerte sacudida del vehículo, el cual cae de cabeza con los menores encima del extraño.
—Auch, eso dolió —murmuró tratando de levantarse y sobarse la espalda.
—¿Q-Quién eres...? —Haechan lo mira perplejo. Claramente no es un ser humano normal, es de los suyos pero ¿Cómo es que Taeyong-Hyung no lo ha localizado?
—Primero salgamos de aquí y luego les explicamos —apresuró a decir mientras intenta patear la puerta trasera, dejando confundidos a los demás chiquillos ya que hablo en multitud.
Alguien externo la abre, dejando aún más confundidos a los menores. Es un chico de cabellos negros, ojos filosos y cejas llamativas, además de portar un fino traje.
—Lamentamos encontrarnos con ustedes en estás circunstancias —habló con educación. —Yang, quítales el amarre.
El menor asiente mientras su mayor le pasa un fuerte martillo, uno a uno le va rompiendo las cadenas que les aprisionan sus manos y pies.
El rubio desconocido ayuda a los menores a bajarse.
—Hay dos heridos, Xiào.
—Entonces los curaremos —una tercera voz desconocida sorprende a los menores, los cuales tuvieron que alzar la vista para ver entre las ruedas una cabeza que sale con un cuerpo bastante extraño, algo gelatinoso. —Argh, tuve que hacer el trabajo sucio, otra vez.
Se quejó cayendo al suelo con ambos brazos bastante largos, como dos metros cada uno, se encogen volviendo a la normalidad. Masajea sus hombros e intenta quitarse el sucio.
—¿Qué eres? —cuestionó sin pena Haechan.
—¿Y por qué de pronto todo está nublado? —esta vez preguntó Renjun mirando a su alrededor.
—Por si hay algún humano pasando por ahí, Nono se encargó de poner la neblina —contestó con zumo relajo el pelirosa recibiendo una mirada recriminatoria del rubio.
—¿Nono? —Chenle los mira con confusión.
—¿De cuál Nono hablan? —siguió el norcoreano.
—Del mismo que ustedes conocen —sonríe en grande el moreno de apariencia deportiva, señala por detrás de ellos.
Los menores se giran y ven lo nunca esperado. De entre las neblinas se abre paso un personaje bastante familiar que hace tiempo no veían.
—¿Jeno? ¿Estás vivo? —la perplejidad de Haechan se nota en su hablar y no espera ni un segundo para correr y abalanzarse contra aquel menor.
Todos le siguen y se abrazan con fuerza, como si su vida dependiera de ellos. Entre risas y lágrimas de notalgia, una felicidad y sorpresa bastante agradable. Nunca pensaron ver al menor en aquella situación, después de todo nunca salió de aquel almacén el cual se incendió. ¿Cómo era posible eso? ¿Qué había sucedido en 11 meses después de su "muerte"? ¿Y por qué viene con aquellos extraños seres?
—Su equipo está llegando, creo que es hora que te reencuentres con tus chicos —habló el llamado Xiào al peliazul, quien asiente entre lágrimas y sonrisas teniendo aún colgando de sus cuellos a sus amigos revoltosos.
—Los extrañe mucho, chicos.
Actualidad.
—Wow, ¿así es cómo los salvaron? Sin duda una gran forma de aparecer después de meses —sonríe Yuta para luego desordenar el cabello de fantasía del menor. Esbozando una sonrisa de oreja a oreja, demuestra su emoción. —Y además te pintaste el cabello, te volviste todo un rebelde, eh.
Después de que se encontrarán en la calle, la sorpresa y lágrimas no se hicieron esperar. Sin duda fue un reencuentro bastante placentero con nuevos invitados a su hogar, los cuales en grupo se hayan sentados en la sala hablando entre todos.
—¡Auch! —el grito de Chenle llama la atención de todos, el cual se encuentra llorando sonoramente mientras Taeil termina de coserle un último punto.
—Sin duda, los del SORAS se pasaron está vez —murmuró entre dientes Lucas con recelo.
—Eso les pasa por revelarse —Taeyong apunta con regaño a los más pequeños. —Se la tienen bien merecidos por nunca prestar atención a todos los peligros que enfrentan allá afuera.
—No es muy diferente de aquí —intervino Renjun con leve molestia. —Ya ni se con quien vivo.
—¿Qué está pasando? —Jeno nota el tenso ambiente entre su líder y los amigos de su misma edad.
—Despues hablaremos de ustedes y sus castigos, no quiero arruinar este encuentro familiar —se relajo el pelirrojo y suavizó su mirada al dirigirse hacia el peliazul.
—Se siente como si nada hubiera cambiado, misma casa, mismo ambiente, mismo Taeyong-Hyung tira ladrillos —suelta una risilla feliz. —Y mismas personas, bueno casi, ¿Quién es el? —señaló al único que no conoce de aquella habitación.
—Es Jungwoo-hyung, el ser más tierno de toda la galaxia, futuro esposo y padre de los hijos de Lucas —presentó Haechan con emoción.
—¿Qué? ¡No te pases! —el chino se ruboriza, logrando sorprender al peliazul.
—¡Oh! ¿Lucas-Hyung sonrojado? ¿De qué me he perdido? —suelta una ruidosa carcajada.
—¡De muchas cosas realmente sorprendentes, Jen! —esta vez exclamó Winwin.
—¿No te acuerdas que una semana antes de que te fueras tuviste un sueño? —inquirió Ten con más calma, el más pequeño lo piensa un poco y vaga por sus recuerdos.
—Si —asiente. Hace un tiempo había soñado con algo extraño que ahora tenía bastante sentido, una casa vieja y una cabellera rubia con extraños ojos amarillos.
—Creo que es Woo, dijiste que era un aura bastante extraña y poderosa. Es un chico lleno de diversas habilidades sorprendentes pero ninguna exacta —explicó confundiendo al cuarteto egresado.
—¿Cómo así? —el pelinegro desconocido se ve interesado.
—Es realmente fascinante —la voz de Mark interviene, llegando después de dejar en cama y curar al Maknae malherido. Se sienta al lado de Ten y prosigue con toda la atención.
—Yo... Recuerdo haber dicho que esa persona rubia era maligna para el grupo —comentó Jeno y mira al tímido Jungwoo, el cual parece bastante inofensivo en vida real que en los diversos sueños que de vez en cuando ha tenido.
—Es un Super Humano Neo —reveló el canadiense.
—Wow, como Xiaojun —el pelirosa se sorprende y soltó lo que es una bomba para los miembros de NCT, pero una normalidad para los desconocidos.
—¿Qué? Ya va, antes de explicarnos eso. Deberían de presentarse bien, ¿no creen? —intervinó Taeyong.
—Oh, si. Disculpen eso, es que se han emocionado mucho y no hemos querido interrumpirlos —se levantó el pelinegro con elegancia. —Yo soy Xiào Han Jun pero pueden llamarme Xiaojun, tengo veintidós años y si, poseo un Neo Cisne, por lo que es Luz.
Los chicos muestran confusión ante las últimas palabrerías.
—Yo soy, YangYang, tengo diecinueve años y... —se levantó el chico deportivo con bandana y sin espera entrelaza sus manos con las del elegante para esbozar una sonrisilla. —Su novio, así que me pueden decir Xiào Yang.
—Y yo, el pobre solteron de Hendery, nací en Alemania, pero en realidad los tres somos chinos. Todavía soy joven y dispuesto a tener una aventura, por si acaso, tengo veintiún años —hace un aegyo tierno.
—Un gusto, yo soy Lee Taeyong, el líder de NCT —también se levanta y extiende su mano para darle un apretón a las del chino mayor.
—Si, lo sabemos. Jeno nos habló mucho de ustedes por lo que ya lo sabemos todo —dice para luego pasar su mirada por cada miembro de NCT nombrándolos. —Jaehyun, un chico poderoso y su mano derecha además de ser el hermano mayor de Jaemin. Johnny el fortachon Estadounidense, Mark el chico inteligente de Canadá. Yuta, Kun y WinWin, los extranjeros inseparables. Ten, bastante extraño y poderoso. Doyoung un chico recto y ciertamente amigable eso si no lo conoces de malas. Taeil bastante comprensivo, tiene veinticinco años pero parece tener cincuenta por su sabiduría y compasión. Chenle y Renjun, los chinos inseparables, Haechan un divertido bromista, Jisung, el pequeño tímido y el indomable Lucas, el rebelde de sangre libre.
—Wow, si que nos conocen a todos —se sorprende Jaehyun rascándose la nuca algo incómodo.
—Pero la información es bastante vieja, los tiempos cambian —comentó Kun con un tono neutral.
—Bueno no nos llevamos mal —opinó Yuta. —Pero ya no somos tan unidos como antes.
—¿En serio? —Jeno parpadea sorprendido mirando al trío que una vez vio bastante unido hace un año pero ahora cada uno se encuentra sentado en un sofá diferente.
—Como habrás notado, Chenle se fue de esta sala hace rato. Fue a acompañar a Jisung, ya no es tan apegado a Renjun —reveló Taeil, teniendo razón en lo que dijo, el pelinaranja se había marchado justo después del último punto.
—Si, el condenado me abandono —dramatizo el norcoreano.
—Lucas ya no es tan rebelde —se rascó la nuca Johnny. —Sorprendetemente...
—Ahora el que causa problemas es Jaehyun-hyung, ¿no lo creen? —ríe en broma Haechan. —Ya no es tan perfecto como dice ser.
Jeno nota la tensión entre Jaehyun y Taeyong, ambos se miran pero cortan bruscamente las miradas. «¿Qué pasa entre ellos? ¿Qué le pasa al equipo? ¿Y dónde está Jaemin para recibirme?»
—¿Y Jaemin? —preguntó interviniendo cualquier habladuría. —No quise sonar desesperado cuando llegue y no lo ví, pero por más que espero y veo la puerta esperando a que aparezca, no lo hace. ¿Dónde está?
Siente una mala espina en su corazón cuando nota el bajón de ánimo de sus compañeros, sus miradas temblaron y nadie era capaz de levantarla y decirle dónde está su novio.
—¿Qué pasa? Jae-Hyung, ¿Y Jaemin? —con mirada insistente y preocupada se dirige al hermano mayor de su amorcito, esperando respuesta.
—Cuando terminemos la charla, te llevaré con él, ¿si? Espera paciente, por favor —trato de sonreír, pero ésta se notaba forzada, algo que el menor notó y se levantó de inmediato.
—No, no puedo esperar, ¿Y Nana? ¿Dónde está Nana? Sobreviví todo este año por él y solo pensando en él, ¡No saben todo lo que tuve que pasar para llegar aquí, necesito verlo y saber que nada de esto fue en vano! Por favor —se inquieta mirando a cada uno de sus compañeros. ¿Por qué nadie le dice? ¿Por qué lo hacen preocuparse de aquella forma?
—¡Te llevaré con él si te calmas! —exclamó Jaehyun levantándose de su asiento. —Ahora mismo quiero que pongas tu puto trasero en el puto sofá y nos expliques todo.
—¿Desde cuándo el príncipe dice groserías? —Jeno se siente bastante perdido en toda aquella situación. Se equivocó al decir que era el mismo ambiente de hace un año, claro que no, algo cambio, algo se rompió y se nota en la mirada de sus amigos. Fue muy tonto, desde que vio aquellos ojos entre la neblina, se dió cuenta de que el brillo no estaba, en especial los de Jaehyun. Sus iris parecen estar en llamas, algo está quemándose y destruyéndose por dentro desde hace tiempo.
—Han pasado muchas cosas, Jeno y no creo que tú pobre corazón ingenuo pueda soportarlo —su voz salió un tanto áspera y seca, mientras su expresión endurecida.
—Hay muchas cosas que deben de explicarnos —intervino Taeyong mirando a los desconocidos. —Tal vez debamos de dejar esta charla para la cena y llevar a Jeno con Jaemin. También, los invitados deben de descansar y comer, hay que relajarnos primero. Jaehyun, ¿Llevarás a tu cuñado a ver a tu hermano?
—Con la condición de Jaemin, ¿Sigue siendo válido llamarlo cuñado?
—¿Qué condición?
—En el área clínica, habitación cinco. Ahí está Jaemin —soltó el mayor dejando confundido al peliazul.
—¿La que está llena de vitrinas?
—Esa misma.
—¿Por qué él está... —sus palabras se quedan en el aire al percatarse de que debe de ser algo bastante malo. Sin espera emprende una carrera por los pasillos, mientras escucha los gritos de sus amigos para que se detuviera y calmara primero. No puede, no puede calmarse, no ahora que sabe que su pequeño chico está internado en una habitación de la clínica.
«Nana, ¿Estás bien? Dime qué lo estás, no me hagas esto Nana. Luché para llegar sano y salvo para ti, pase por mucho. Ni siquiera las quemaduras del incendio se me han ido por completo pero aún así estoy de pie, todo por ti... »
Jeno avienta la puerta y ve de primero a Chenle y Jisung, ambos sentados uno junto al otro bastante pegados como para ser simples amigos. Pero no les prestó atención, no cuando sus ojos se nublan de lágrimas pensando en que algo malo le debe de haber pasando a la persona más importante de su vida.
Ahora no corre, si no son pasos pesados y temblorosos.
Le faltan unos cuantos para llegar a la quinta habitación y asomarse por la vitrina. ¿Por qué teme? ¿Por qué se siente indeciso?
«Por el amor de Dios, por favor»
Entrelaza sus manos y cierra los ojos con fuerza.
—Jaemin está bien, Jaemin está bien, Nana está bien... —murmura tratando de creerse aquellas palabras y da los últimos pasos faltantes. Pero vaya que estaba equivocado con todo lo que se obligó a creer.
«Nana no está bien»
Lágrimas silenciosas se deslizan por su mejilla mientras mira a través del cristal lo más doloroso. Pensó que al volver sería feliz, que Jaemin lo abrazaría y lloraría en su regreso. Solo ha pasado media hora en su antiguo hogar y todo lo que ha presenciado está fuera de sus espectativas. Pensó que su equipo estaría más feliz, pero de alguna forma se veían tristes y rotos.
—N-Nana... —murmuró entre sollozos. Pone la palma de su mano en el cristal ansiando traspasarlo y poder tocar a su hermoso novio. —E-Estoy aquí, n-nunca me fuí. Llegué temprano p-para la cena, l-levántate, v-vamos a comer. Nana, estoy aquí. Y-Yo...
—Por más que hables, llores, grites o patalees... Él no despertara —la áspera voz de Jaehyun sonó por detrás de él, de forma vacía y triste.
Jeno se gira hacia el mayor y le mira con sus ojitos aguados y caídos. —¿D-Desde cuándo? Y-Yo le dejé pastillas, J-Jae. Es i-imposible que este a-así...
Jaehyun no pudo evitar sentir pena por el menor, alguien tan brillante y vivo cayendo por el triste destino que lo había preparado todo. La verdad, él tiene suficientes problemas como para sentir pena por alguien que no fuese él pero, no puede evitarlo. Jeno es posiblemente la única que persona que quiere tanto a Jaemin como él lo quiere, no es por decir que los demás no lo amen, sino porque su relación es más fuerte.
A pesar de que el peligris paso más tiempo con el menor en realidad el, ahora peliazul, debe de saber mucho más los secretos e inseguridades del menor que el propio hermano mayor.
—Sobredosis... —murmuró. Y como si fuese posible hacerlo, notó como el menor se destruyó, cae de rodillas contra el suelo y se tapa el rostro con sus manos. Da unos pasos al frente y abraza con fuerza al más bajito, siendo correspondido. —Lo siento, no lo pude cuidar bien. L-Lo lamento mucho...
Jeno no respondió y solo se aferró a aquellos brazos tratando de aspirar el aroma de Jaehyun, buscando el de Jaemin el cual vagamente lo sintió. Necesitaba sentir al menor, quería estar con él.
«Llegué tarde, muy tarde.
Lo lamento, Nana»
Después de un día agitado, siendo prácticamente el exclavo de todos en aquel Edificio (esa es la mala suerte que tiene por ser tan amable y reconocido por todos los pisos) por fin nuestro cansado castaño se encamina hacia su oficina deseando tirarse al sofá y hecharse una larga siesta, la cual sabe que no podrá porque obviamente le volverán a llamar. Pero, cualquier mínimo minuto es importante para él.
Cuando va a abrir la puerta de su oficina, nota que ya está abierta. Frunce el ceño y rápidamente toma la manilla. Entra y ve al odioso y para nada agradable Comandante Choi sentado en su silla y con las patas cruzadas en la mesa encima de unos cuantos papeles arrugándolos.
—¡Mis papeles! —exclamó una vez cerrado la puerta, corre hacia la mesa y empuja bruscamente los pies contrarios dejándolo caer al suelo para así tomar las hojas, unas cuantas arrugadas y sucias, trata de limpiar y estirar.
—¿Ahora no sabes saludar? —sonríe con sorna aquel hombre alzando una ceja.
—Tienes suerte de no haber dañado mis papeles importantes, ¡No puedes tocar mis cosas! —reclamó una vez guardando todo.
—¿Hablas de esos viejos papeles con palabras y firmas locas que no valen nada porque en realidad él SORAS no es lo que el mundo cree que es?
—Ay, ya cállate —empujó la silla y se rueda hacia atrás. Él se coloca delante del escritorio ordenando todo mientras le da la espalda a Choi, quien pasa una mirada descarada por la retaguardia de su cuerpo. —¿Qué haces aquí? ¿Cómo entraste sin llave?
—¿En serio preguntas cómo? Ya sabes quién soy y a qué me decido, bebé —Suho se gira y el mayor le guiña un ojo.
Rueda los ojos con fastidio y termina de ordenar todo. Se da la vuelta y recarga su cuerpo en el escritorio para mirar con los brazos cruzados al Comandante sentado con absoluto relajo.
—¿Para que viniste a verme?
—Digamos que... —el mayor se levanta de su asiento, arregla sus ropas y se acerca peligrosamente del menor, poniendo sus manos en el escritorio dejando encerrado al contrario con su cuerpo.
—Alto ahí, loco —Suho coloca una mano en el pecho ajeno e intenta tirarlo hacia atrás. —¿Qué haces? ¿Quieres que te denuncie por acoso e invasión de privacidad?
CheolKang ríe secamente y muerde su labio inferior. —Si me vas a demandar, sería por otra cosa más seria que esta tontería —dice y a su vez levanta una mano para acariciar la mandíbula del más joven. Suho lo estruja con la mirada y se prepara para darle un puñetazo si no se alejaba dentro de los próximos segundos.
«A la cuenta de tres, si no se quita lo mato.
Uno»
El Comandante acerca sus rostros y sus respiraciones chocan.
«Dos»
Sus labios parecen querer chocar contra los suyos pero se desvían y se dirigen a su oreja. Inhala disfrutando del dulce olor a vainilla del cabello del menor.
«Tres»
Suho apretó sus puños y cuando piensa en empujarlo para gritarle quién se creía que era, las palabras contrarias lo detuvieron.
—La cámara y el micrófono no sirven, ¿lo sabías? —murmuró suave.
—Ya basta con el complejo don extraño y seductor que no sirve de nada, hombre —lo empuja bruscamente logrando alejarlo y por fin tomar un respiro.
—Las desactivaste tú, ¿no? —arquea una ceja y sonríe de lado.
—No sé de qué hablas —se hace el que no sabe y rodea el escritorio poniéndose en el otro lado para mantener distancia.
—Detrás del cuadro —señaló un retrato de paisaje, el cual dentro se supone que tiene las cámaras de vigilancia, Suho traga duro —Eres bastante inteligente y rápido, ¿desde hace cuánto tiempo te estás burlando de la seguridad del SORAS? Si no fuera porque me ordenaron hacer unos cambios, no me habría dado cuenta. ¿Algo qué decir?
—No, ni siquiera sabía que estaba eso ahí.
—Osea, ¿conoces un pasadizo secreto que la mayoría de tus superiores no pero no vas a saber de un simple pequeño aparato que te lleva vigilando durante los cuatro años que llevas aquí? Es cuatro años, ¿no?
—¿Por qué de repente ordenaron un cambio? Se supone que yo... —inmediatamente dejo de hablar cuando se dió cuenta de la metida de pata. Se tapa la boca y se da un golpe mental.
—¿Qué lo sabrías? Wow, ¿de dónde sabes los trucos? Inteligente me salió el muchacho.
Choi rodea el escritorio y se va acercando hacia el menor con las manos en sus bolsillos, el cual se ve bastante temeroso.
—¿Me vas a entregar?
—Sería lo correcto, ¿no? Ya que si no te entrego y en algún futuro se enteran de todo lo que te he estado ayudando, ¿no crees que me matarán? Necesito sobrevivir, bebé.
—No mencionaré tu nombre si me atrapan, lo prometo —habló sin titubeos.
—¿Crees que me basta con tus palabras? Quiero algo físico, que me de validez a lo que prometes además de una recompensa.
—¿Qué?
Choi saca del bolsillo de su pantalón unos pequeños aparatos, cámaras y micrófonos, para lanzarlo al contrario, el cual lo quecho rápido.
—Ya instale nuevas cámaras y micrófonos por todo el Edificio, deje por último tu oficina, por si logramos hacer un trato. Debes tener más cuidado ahora, reforzaron la seguridad y trajeron más guardias.
—Hace un rato escuché por ahí sobre un tal Comandante Jeon, ¿Lo conoces? ¿Es como tú?
—¿Hablas de guapo y seductor?
Suho rueda los ojos y sin espera toma un libro del escritorio y se lo avienta al mayor, el cual lo esquivo con rapidez.
—Agresivo —le mira con diversión mientras pone una mano en su pecho "indignado".
—Hablo en serio, viejo.
—Ignorare el hecho de que me hayas llamado viejo cuando aún no he llegado a los cuarenta, pero hablando en serio sobre ese extraño desconocido para ti. Yo si lo conozco, pero no es muy importante que digamos, nos dividirán las tareas ya que se han aparecido más Súper Humanos.
—¿Más? —pronuncio perplejo. —¿Cuántos van ya?
—Oups, no debí decírtelo —se rasca la nuca. —¿Ves que soy importante? Y obviamente necesito tener una paga por todo lo que hago por tu buen culo.
—Para tu información, no venderé mi culo.
—Bueno, debes de ir pensándolo a menos que tengas algo más que darme —se arregla las mangas de su camisa y pasa una mirada descarada por los glúteos del menor. —Te daré tiempo para pensarlo, volveré dentro de unos días y me darás tu respuesta.
Gira sobre sus talones en dirección hacia la salida pero Suho se apresura y lo toma del brazo deteniéndolo.
—Osea, agradezco que me des la oportunidad de enterarme de algunas cosas y de no ser vigilado y eso, pero piensa en otra forma de pagarte porque no estoy dispuesto a darte mi trasero y en general a ningún hombre, soy hetero y creo que eso lo sabes bastante bien —habló con decisión recibiendo una carcajada de parte del contrario.
—Todos dicen lo mismo al principio —le acaricia la mano y el menor le da un manotazo para que lo dejara. —Piensalo bien muchacho, lo que te estoy dando es bastante caro como para regalarme un simple caramelo.
Dicho aquello CheolKang le sonríe mostrando todos sus dientes con un brillo de picardía y cierta maldad en sus ojos. Se despide en un ademán de manos y se va dejando a un pensativo joven.
—¡Maldita sea! —exclamó Suho pateando con fuerza la madera del escritorio, rápidamente se da cuenta de su error y suelta un chillido agudo del dolor.
☆ Escena especial ☆
—Pollito, ¿Cómo estás? —exclamó el pelinaranja entrando con rapidez a la clínica. Le importa poco lo que estuviesen hablando sus demás mayores en la sala y a pesar de estar feliz por el regreso de Jeno, su corazón duele al pensar en su pequeño maknae en cama, débil sin poder levantarse. No puede dejarlo solo.
Se acercó y se sentó en el borde, notando al peligris acostado boca abajo.
—H-Hyung —se ruboriza el menor, no esperando que lo fuera a ver además de la incómoda posición en donde no puede levantar la cabeza y mirarlo.
—¿Estás bien? ¿Te duele mucho? —pregunto y sin espera, quita las sábanas e intenta alzar la bata blanca de hospital del coreano.
—¡No! ¡E-Estoy desnudo! —reclamo rojo de los nervios estirando lo que puede sus brazos para impedir el cometido del mayor.
—¿Y eso qué importa? No te voy a hacer nada, solo quiero ver tu herida.
—T-Tu también estás herido —murmuró viendo el yeso en la mano del más bajito. —¿T-Te duele mucho?
—No tanto como me dolió verte lastimado —se sinceró, logrando ruborizar aún más al menor. —Te quiero muchísimo, pollito.
Chenle se inclina y posa su mejilla en la espalda de su menor, rodeando con sus brazos la delgada cintura en un tierno e íntimo abrazo.
Ambos con los rostros rojos y sus corazones palpitante.
Jisung tiene la necesidad de girar y tener en sus brazos al pequeño cuerpo del chino pero no es capaz, la herida en su espalda baja no le permite moverse.
En eso escuchan un portazo, es Jeno entrando con una expresión para nada buena.
—Creo que ya se enteró... —murmuró el pelinaranja, notando que Jeno no se inmutó con su presencia y corre por el pasillo en donde Jaemin está hospitalizado.
Suelta un pesado suspiro y se separa del menor. La puerta vuelve a ser abierta y esta vez se ve a Jaehyun corriendo detrás del peliazul.
—Esto me pone muy triste... —pone ojitos tiernos Jisung, sintiendo pesar por todo lo que ha estado pasando.
—Yo te pondré feliz —esboza una sonrisa que a los pocos segundos paso a ser pícara.
—¿P-Por qué sonríes a-así...?
Chenle no contesta y sin permiso toma la punta de la bata del menor y la levanta de un tirón.
—¡H-Hyung!
Pasa una mirada por las delgadas y pálidas piernas del menor, subiendo a sus glúteos, llamando su atención los calzoncillos de Batman, resaltando el hecho de su trasero nada definido y plano pero aún así tierno para el cuerpo aun no desarrollado del menor (pensó Chenle).
—¡D-Dejame, n-no me veas! —se inquietó Jisung e intenta moverse de múltiples maneras para bajar su bata y no ser expuesto de aquella forma.
—Muy tarde, ya te ví —contestó, la sonrisa cae un poco al ver como Jisung está logrando cubrirse con éxito. —¡No lo hagas, todavía no he hecho lo que quería hacer! ¡Pollito malo! ¡Pollo malo!
Entre forcejeos logra tomar ambas muñecas del menor y las pone contra la cama. Rodea sus piernas sentándose encima teniendo por fin al menor quieto a su merced.
—¿Q-Qué quieres h-hacerme...? —Jisung siente que en cualquier momento explotará de lo caliente que siente su cuerpo.
—No mucho, Tae-Hyung escucharía todo —hace un puchero con desilución. Pasa un mirada por los vendajes que cubren la espalda baja del menor, sintiendo culpa. —Ojalá pudiera devolver el tiempo para evitar que te dispararen, no debí de haber dejado que me protegieras.
—D-Debemos cuidarnos unos a otros, s-somos amigos, Hyung...
«¿Solo amigos?» Pensó el pelinaranja.
—Tengo una extraña confianza contigo, Jisung. Algo que no tenía con Renjun, ¿sabes? —dice mientras va inclinándose para acercar su rostro a la herida del menor y dejar un casto y suave besito, causando múltiples fuegos artificiales explotando en el corazón del maknae. —Me gustaría preguntarte algo, ¿puedo?
—Y-Ya lo haces...
Chenle ríe un poco. —Tienes razón. Bueno, iré directo al grano. ¿Puedes quererme como yo te quiero a ti?
—¿Q-Qué?
—Creo habértelo dicho ya, pero lo repetiré: Te quiero, pollito.
☆☆☆
¿Jaemin logrará despertar y ver el regreso de Jeno?
¿Jeno soportara el dolor de perder a Nana?
¿Cómo sobrevivió?
¿Qué pasó en todo este tiempo?
¿Hay muchos más secretos por revelar?
Actualize algo rápido para que no anden super preocupadas y ansiosas. Pero aún así las dejé a medias porque en este capítulo no se explica mucho, en el siguiente si, la verdad lo tengo casi listo. ¿Quieren leerlo?
A veces se me pega a full la inspiración y escribo varios capítulos juntos. ¿Les gustaría que publique todo lo que escribo en el mismo día o pueden esperar? 🤭
No olviden comentar
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