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Treinta y Cuatro [Parte II]






—¿Le sucede algo, Hyung? —Sehun le pregunta a su mayor viéndose preocupado desde hace rato, notando el extraño comportamiento que lleva su mayor desde la mañana.

—Es extraño —Suho toca su pecho, sintiendo como su corazón se oprime y duele. Desde pequeño ha sentido ese sentimiento de impotencia y opresión, de vez en cuando le sucede y a los días se le pasa. No entiende porqué le sucede pero solo sabe que su alma se encuentra intranquila como si algo estuviese sucediendo.

—Se ve inquieto desde temprano, por algo pidió el permiso para salir antes de la hora, ¿no? —lo ve guardando unas cosas atento.

El mayor suelta un suspiro y se debate en si contarle o no.

—Tengo una mala vibra, es un raro sentimiento de que algo está pasando o va a suceder, ¿sabes?

—Oh, claro. Me ha pasado mucho, es normal.

—Es que... No sé como explicarte con palabras —bufa frustrado. —No es algo exactamente que te esté pasando a ti, si no a alguien más pero no sé a quién y me frusta. No sé si es que este volviéndome loco, pero desde pequeño de vez en cuando siento esa opresión.

—Bueno —Sehun se rasca el cabello con la punta de su bolígrafo y lo piensa. —A veces, he sentido una mala vibra durante el día y resulta que algo le sucede a un ser cercano. Por ejemplo, la vez que mi mamá chocó el auto hace cinco años, no te lo conté porque no estabas, pero yo sentí todo el día que algo malo estaba pasando. Es como un sexto sentido, no lo sé, ví por ahí que es más normal entre la familia.

Suho asiente resignado.

Después de una pequeña charla con su menor decide irse del laboratorio. Su plan inicial era volver a su casa para descansar pero por alguna razón se dirige en dirección contraria. No puede evitarlo, la tentación y curiosidad sobre algo peculiar lo carcome. ¿Por qué? ¿Por qué sin poder evitarlo, se desvía de su hogar?
























A penas anocheciendo un hermoso peligris se adentra a un mundo totalmente nuevo para él. Un ambiente diferente y para nada usual.

Estacionó la motocicleta en una esquina y entra a un negocio de apuestas. Sin dinero ni nada con lo que defenderse pero preparado mentalmente para lo que haría.

El olor a alcohol inundan sus fosas nasales y las personas aglomeradas le marea un poco. No lo pensó mucho cuando se sentó en una mesa redonda junto a varios hombres, todos mayores que él y de pintas para nada agradables. Apostó una gran cantidad dinero que no tenía, confiando. Claro, ¿Por qué no lo estaría si puede usar sus pequeños trucos para ganar? No sabría decir si se considera trampa o no, pero Jaehyun en la primera ronda uso de sus poderes para ganarla.

Muchas quejas y gruñidos no le afectan y con una sonrisa toma el dinero. Pero, aquellos hombres prometieron una segunda, tercera y hasta cuarta ronda. A pesar de tener el suficiente dinero para comprar lo que necesitaba su hermano menor, siguió jugando sumando grandes ganancias asombrado por todo el dinero que puede poseer.

—No jugaré más —espetó con una sonrisa sin mostrar los dientes.

Toma la grandes cantidades de dinero que ganó y las mete en dos mochilas negras. La verdad es que no sabría cómo decirle a sus compañeros sobre cómo se ganó todo aquel dinero pero no le importaba, estaba satisfecho. Lo único que necesita es salvar a su pequeño hermano, ahora solo queda ir a la farmacia y comprar antes de que el radar del SORAS lo detecte.

Está tan sumido en sus pensamientos que no se da cuentas de las miradas de odio y rencor que los hombres posan en él. Inclusive de lujuria, deseando probar un poco de su delicada piel y labios rosados.

Se despide con respeto y sale de ahí con relajo. Cuando piensa en montarse en su motocicleta se da cuenta de varios hombres de negro caminando hacia el, frunce el ceño y la confusión se adueña de su cuerpo. «No son del SORAS»

Apresura en colocar su casco y pisa al acelerador. Cuando apenas arranca llega alguien tirándose encima de él, cayendo con el pesado vehículo aplastando su pierna derecha. Suelta un gemido de dolor cuando siente que algo afilado rozó su pie.

—¿Qué te... —Jae ve al hombre confundido, siendo acompañado de varios más. Es tomado bruscamente y levantado.

Dos figuras conocidas se asoman entre las sombras, eran los Señores que más dinero apostaron en la mesa redonda de hacía unos minutos.

—¿Creíste que te dejaríamos llevarte nuestro dinero? —el rubio sonríe con sorna.

—Un crío inexperto cómo tú, es imposible que gane todas las rondas sin hacer trampa —completó esta vez el pelinegro.

—Aunque si aceptas dedicarme una noche exclusiva, podría darte eso y hasta mucho más, piensa en la oferta, pequeño.

Jaehyun sintiendo repulsión del pelirubio, sin temor le escupe en la cara. —Tonto, ¿en serio piensas que me voy a dejar por ustedes?

Se zafa del agarre de aquellos hombres y los golpea uno a uno, noqueándolos. A pesar de la herida en su pierna, obviamente duplica la fuerza de unos simples humanos. Que ilusos, pensó, lleva tantos años luchando contra SORAS y esto es pan comido para él.

Cuando uno de aquellos hombres saca su arma y le dispara, no lo pensó mucho y evitó la bala. Tarde se dió cuenta de que no tenía que haberlo hecho. Todos aquellos presentes quedaron perplejos al ver ¿¡Cómo es posible que alguien sea más rápido que una bala!?

Rápidamente se dió cuenta que se metió en problemas. Toma sus dos bolsos llenos de dinero y emprende una carrera bien lejos de ellos. Uso sus poderes en plena ciudad y no oculto su rostro, lo han cachado bien feo, Taeyong lo matará si se entera.

—¡Atrapenlo!

Es perseguido.

Lo malo es que, su pierna sangra y la herida parece abrirse cada vez más con sus descuidados. Además trata de taparse el rostro con su capucha y mirando hacia abajo para que las cámaras no lograrán captarlo. Cruzando a plena carretera, no se da cuenta que un auto va pasando a velocidad. Esta suficientemente atento a los hombres detrás de él y que las cámaras no detectarán su rostro, que tarde se dió cuenta que sería arrollado por un auto y sin usar sus poderes intenta esquivarlo. Algo que no logró.

Sale rodando por el duro piso de la acera sintiendo como distintas heridas de abren en varios lugares. Su cuerpo duele y más su cansado estado mental, parece sentirse mil veces peor de lo que está.

Ahí se dió cuenta de que los poderes, es lo único que tiene porque si no fuera por ellos, definitivamente ya hubiera muerto por la bala de hacía rato. «No valgo nada sin ellos»

—¿¡Jaehyun!?

Una voz exclama su nombre haciendo que abriera los ojos con dificultad y mirara el otro lado de la calle a la que quería llegar. Es Suho.

Aquel castaño se da cuenta de que el peligris al parecer es perseguido por varios hombres de negro y sin espera corre a él.

—¿Estás bien? Llamare a la policía, esto está...

—N-No, por favor, no lo hagas —lo hala de la camisa pidiendo piedad con su mirar. —T-Tengo que escapar de e-ellos.

Suho mira a los hombres que cada vez parecen estar mas cerca y luego a su menor.  No entiende la situación y por alguna razón acepta la petición del peligris, algo extraño y que nunca antes había hecho.

Lo ayuda a levantarse y sin preguntarle qué, cómo o porqué está en aquella situación lo toma de la mano con fuerza temiendo soltarlo y se lo lleva corriendo.

Cruzan por varias calles y distintos callejones. Suho se maldice mentalmente por haber aparcado su coche lejos y le dieron ganas de caminar y ahora se dió cuenta de lo lejos que había llegado a pie.

—Mi auto está a dos calles, pronto llegaremos —dijo entre pesadas respiraciones. —Pero ellos qué quieren de ti.

—El dinero —contestó. El mayor le envía una mirada a las dos bolsas negras del peligris.

—¿Lo robaste? —Jaehyun no respondió y Suho se detiene en seco mirándolo con reproche. —Devuelvelo.

—¿Qué? ¡No!

—No es tuyo.

—Tu no lo entiendes, lo necesito.

—Entonces te lo daré yo, no tienes que robar si me tienes a mi, tengo mucho dinero —sin pensarlo mucho le quita las dos bolsas del menor y las arroja hacia atrás.

—Pero...

Jaehyun quiere volver a recoger los bolsos pero Suho no se lo permite y con una sorprendente fuerza lo halo. A pesar de haberle tirado aquel dinero siguieron persiguiéndolos, por suerte llegaron al auto del mayor.

—Montate rápido.

Suho no espera para encender el motor y acelerar a todo lo que puede para perderse a aquellos hombres. A los minutos logra la estabilidad y más relajado se dirige a su casa.

—¿Por qué les robaste? —le sermonea como si tuviese la confianza para hacerlo.

Jaehyun se encoge en su asiento avergonzado. —N-No robe, era un lugar de apuestas.

—Entonces hiciste trampa, ¿no?

—¡Yo... —intentó defenderse pero rápidamente cierra la boca y evita el contacto visual con el mayor para dirigir su vista hacia la ventana, viendo las casas pasar.

—¿No tienes dinero?

—Creo haberte contado que nunca tuve un apoyo económico.

Suho asiente con pena.

—¿Para qué necesitas el dinero?

Jaehyun se rasca el rostro cerca de sus ojos sintiendo como pican, está harto de querer llorar, se siente como un puto marica que no puede gobernar sus propias emociones pero es que, todo se siente como un torbellino pare su corazón. Nunca fue estable pero últimamente las situaciones que ha estado teniendo lo dejan en medio de un precipicio que no puede soportar.

—Jaemin...

—Tu hermano —comentó recordando al menor.

—Él está enfermo y... —juega con los dedos en su regazo tímido —necesito comprarle su medicina...

—Eso no lo sabía —se sorprende el contrario. —Yo te doy dinero, no te preocupes, te puedo ayudar. ¿Qué es lo que tiene tu hermano?

—S-Solo nació algo débil...

La enfermedad de Jaemin no existe para los simples humanos, nisiquiera le pusieron un nombre. Obviamente no podría decirle de que se trata.

—¿Qué le quieres comprar? Mi papá estudio medicina y yo ví unos cuantos cursos. Tengo algunos medicamentos en mi casa, tal vez tenga lo que necesitas.

—Algún laxante o intravenosa.

—¡Oh, lo tengo en mi casa! —Suho le sonríe amable y dobla la calle. —¿Te importa ir a mi casa?

Lo piensa un poco, tal vez no sea buena idea pero es la única forma de ayudar a Jaemin. —No, está bien. Vamos.

La verdad, es que todas las veces que ha estado con aquel hombre siempre le ha ayudado. La primera vez salvó a Jaemin con unos hombres que trataron de sobrepasarse con él, la segunda vez lo ayudó a desahogarse de todos su problemas y le invitó a unos tragos, y ahora lo acaba de salvar de unos apostadores y le dará medicina para Jaemin. No todos los seres humanos son buenas personas pero sin duda alguna ese tal Suho, cayó como un ángel para él y su hermanito.

Su corazón está grandemente agradecido con un sentimiento bastante especial, había algo más que hacía que se sintiera cercano a él pero no sabía qué.

Llega a la casa ajena y la verdad es que, no puede evitar sorprenderse. Cuando su mayor le dijo que tenía dinero hablaba literalmente.

Su gran hogar moderno de dos pisos, dentro de una urbanización que a simple vista se ve bastante cara. Suho abre la puerta y lo invita a entrar, Jaehyun se siente tan tímido y cohibido pero, por alguna razón una parte muy pequeña de su corazón está aliviado por aquel mayor, parece vivir bien.

—Estás herido, traere algo para curarte. Siéntate en la sala —le señala una gran puerta y luego se pierde por el pasillo.

Jaehyun quiso decirle que no era necesario pero la verdad es que sus pintas no son muy buenas, tiene distintos raspones y heridas por todo el cuerpo. Suspira rendido y se dirige a la puerta señalada.

Una gran hermosa y lujosa sala, bueno, era de esperarse. Si de por sí la casa desde afuera pareciera casi un palacio.
Se sienta en un sofá y se funde en ella al percatarse de lo suave que es.

A los segundos llega Suho cargando un maletín de primero auxilios.

—Curare tus heridas.

Sin esperar una respuesta se dispone a sacar el algodón y colocándole algo de alcohol va limpiando las heridas. A Suho le llamó bastante la atención el hecho de no ver a Jaehyun quejarse por el contacto del alcohol y su herida, eso debería de dolerle, ¿no? Incluso hay personas que llegan a llorar y chillar como Sehun, aquel cobarde que finge ser valiente.

Mientras va limpiando esta atento ante cada expresión de su menor no creyendo su inexpresividad. Ahora que se pone a pensarlo bien, Jaehyun parece tener mucha fuerza y tolerancia. Un auto chocó contra él y lo hizo rodar por el asfalto. Una persona normal se le rompería al menos un pierna y si no, entonces no podría pegar senda carrera como la que hizo el muchacho.

En sus pensamientos pasaron distintas ideas. ¿Será que el chico trabaja para una mafia o algo? Aún recuerda aquella noche cuando le dijo que escapó de casa en la adolescencia con otros muchachos. Pero ¿Cómo podrían solos sin una mano adulta?

—Eres bueno corriendo —arrojó de pronto. Termina de limpiar y ahora toma unos vendajes.

—Me gusta correr.

—¿Con una herida en tu pierna que necesita a juro al menos siete puntos? —le mira perplejo y espera una respuesta.

—No tengo tiempo, mi hermano está mal. ¿Podrías... Podrías solo darme la medicina? Yo en casa me curo —se levantó.

—¿Por qué pides intravenosa en vez de llevar al hospital a tu hermano? —el mayor lo toma del brazo y parece sermonearlo como si tuviera la confianza de hacerlo —¿Se puede saber que estás haciendo o sucediendo? Esto es raro y debería de llevarte a una estación policía por el accidente o al menos a un hospital.

Hyung, no tengo tiempo, por favor. Necesito ir con mi hermano ahora y no perder el tiempo —le mira con ojos suplicantes agitando sus piernas.

—¿Su enfermedad es cara? Puedo pagarte lo, en vez de que le atiendas tu debe de atenderlo un doctor profesional...

—Tu no lo entenderías.

—Si no explicas, obvio.

Jaehyun bufa y decide que tal vez está perdiendo tiempo, no debió de haberlo dejado tirar las bolsas. Se riñe mentalmente por haber sido tan tonto como para no poner un par de billetes en su bolsillo. Rayos, creyó ciegamente en Suho sin pensar que aquel mayor notaría lo extraño del asunto.

Suho suspira y por alguna razón accede. —Te ayudaré esta vez y no diré palabra pero, prométeme que la próxima vez me contarás la verdad.

El peligris vacila. —Esta bien, lo prometo —mintió.

—La verdad me da curiosidad saber cómo es que no te has desmayado o algo —asume terminando de guardar las cosas.

Le señala su pierna y el menor asiente rápido. —He pasado por cosas peores, esto no es nada.

De alguna forma Suho le creyó y presiente que ese "peor" tal vez sea mucho más grave de lo que se imagina. Claro, si ves a alguien malherido que no parece sentir pisca de dolor, cualquiera le creería.


Nota mental: conocer a Jaehyun.




—Está bien, por cierto, ¿no tienes sed?

Jaehyun asiente y el mayor se lo lleva a la cocina. Toma un vaso de agua y cuando le va a hechar agua, el timbre resuena.

—¿Tienes visita tan tarde? —el menor alza una ceja.

El castaño frunce los labios confundido, se acerca a una pared de la cocina, al lado de la puerta trasera, hay un pequeño aparato colgado en el cual se puede ver con una cámara quien está afuera.

—Oh, es mi padre —asume con normalidad y le pasa el vaso al contrario. —Toma toda el agua que quieras, iré a recibirlo.

Jaehyun asiente y no le interesa ver a través del aparato quien es el hombre que está afuera. Se acerca al grifo y hecha agua mientras escucha la puerta principal ser abierta.









—Buenas noches, padre. ¿Qué hace tan tarde por aquí? —le preguntó después de abrirle la puerta y dejarlo pasar.

—Te busque en el laboratorio y me dijeron que te fuiste más temprano porque te sentías mal, ¿qué tienes? —el hombre preocupado le pone una mano en la frente a su hijo viendo si tenía fiebre.

—Me siento mejor —y sorprendentemente era cierto. La opresión despareció una vez que se encontró con Jaehyun, aunque no le prestó mucha atención a ese hecho.

—Bueno, creo que debería irme entonces.

—¿Solo viniste a ver si estaba bien? —preguntó perplejo y el hombre después de pensarselo asiente. —Es muy tarde, ¿por qué no duerme aquí? Tengo ropas suyas.

—Bueno... ¿Debería? —mira la hora de su reloj y termina asíntiendo. —No quiero volver a conducir.

Se quita los zapatos, notando unos ajenos pero no dice nada y entra a la casa.

—Por cierto, tengo un invitado. Es un conocido, está en la cocina. ¿Quiere agua?

Sooman asiente y ambos se dirigen a la cocina. Mientras van caminando por el pasillo, Jaehyun frega el vaso rápidamente y lo pone a secar a un lado. Posa su mirada e los alrededores y ve una puerta entre abierta llama su atención, notando que Suho no hacía ademán de aparecer, se acerca a ésta y entra cerrando detrás de sí. Ve un gran y vacío comedor, era como si todo estuviera hecho de oro. Camina y queda asombrado por todas las esculturas y retratos, el hombre parecía tener un afán por el arte.


En la cocina entran los dos presentes pero el invitado del castaño no parece estar.

—Oh, ¿a dónde se fue? —se rasca la nuca confundido. Su padre confianza toma un vaso al lado del fregadero, justo el que Jaehyun había lavado. Lo seca un poco con un trapo y luego le hecha agua en el dispensador.

—Debe de estar por ahí —se encoge de hombros obvio. Su celular vibra en su bolsillo y pidiendo permiso sale de la cocina dirigiéndose hacia la sala para contestar.

Una vez que el hombre salió por la puerta, el menor de todos entra por otra y ve al castaño parado enfrente de la encimera.

—Tienes una bonita casa —asumió con asentimiento e inmediatamente se avergüenza. —Siento husmear.

—Gracias —le sonríe. —Y tranquilo, ve todo lo que quieras, mi casa es tu casa.

—¿Y tú padre?

—Esta hablando por teléfono, ya viene. Oh, cierto. El medicamento para tu hermano, ya lo busco. Si quieres siéntate en la sala, es más cómodo —dicho esto sale de la cocina dejando otra vez solo al menor.

Jaehyun suspira y deja la habitación sola para caminar por los pasillos. ¿Dónde era la sala? Se preguntó confundido. Ve dos puertas y escucha una extraña voz, no muy claro pero supone que es del padre de su mayor. Para no interrumpirlo entra a la puerta contraria. Se da cuenta que es otra sala, pero es más pequeña y acogedora con hasta una chimenea. Sonríe con nostalgia, por alguna razón las decoraciones se parecen tanto a una casa que él vivió hace años, tal vez a los cinco años cuando aún estaba con su hermano. Pero sus recuerdos son demasiado vagos como para ser exacto, simplemente le recuerda a esa vieja sala.

Se sienta en un sofá y pasa una mirada por su alrededor.








Mientras, en la otra sala Lee Sooman cuelga con un suspiro y sale para dirigirse a la cocina, la ve vacía y con la boca aún reseca llena su vaso de agua, otra vez. Sale de ahí y ve a su hijo bajando las escaleras con una bolsa.

—¿Qué tienes ahí?

—Son unas medicinas. Mi amigo tiene a su hermano menor enfermo y lo estoy ayudando —contestó terminando de bajar los últimos escalones.

—Me alegro, hijo —su padre se ve orgulloso y palmea el hombro del menor. —Eres tan buena persona.

—No es para tanto, en realidad si vieras al muchacho no podrías negarte ante sus peticiones —aseguró y sin evitarlo sonríe con algo de melancolía. —Deberías verlo, me recuerda tanto a Yoonoh. Creo que por eso lo ayudo.

—¿Yoonoh? —Sooman frunce el ceño. —¿Seguro?

—Si, aunque Jaehyun es más alto y lindo que yo —contestó ingenuo, sin percatarse bien de la situación. El rostro del mayor se deforma al instante pero trata de no verse tan obvio —Tengo que buscar algo en la cocina, ya vuelvo.

Sooman asiente y deja a su hijo ir. ¿Cuántos Jaehyun's pueden existir que se parezcan a su hijo? Claro, ninguno. Los nervios carcomen su ser mientras se lo piensa. No, claro que no. ¿Yoonoh y Junmyeon debajo del mismo techo? ¿Conociéndose sin saber la verdad sobre la sangre que comparten? De solo pensarlo siente escalofríos. Sin espera corre por los pasillos en busca del chico que está en la casa, para verificar si es que él está loco o de verdad tiene a ambos hijos juntos.









Mientras tanto, Jaehyun aún sentado en el sofá aburrido de esperar decide husmear. Ve unas cuantas fotografías pero están en dirección contraria de su campo de visión no pudiendo verlas, por lo que, curioso se encamina a estás sin saber lo que se avecinaba.

Sin duda alguna, él no estaba listo para lo que iba a descubrir. La verdad es tan grande y oscura, tanto así que su corazón no podría soportarlo. A pesar de que nada en su vida está bien, todavía el mundo le tiene cosas ocultas que podrían volverlo más fuerte o descencadenarle un trágico final. Dependiendo su suerte y decisiones.

Distraído se pone delante de aquellos dos pequeños cuadros de una mesita. La primera foto que llama su atención es de una hermosa mujer esbelta y pelinegra. Frunce su ceño al sentirla tan familiar. Sus rasgos delicados y sonrisa le recuerdan tanto a...

Sin poder evitarlo suelta el retrato por la sorpresa. Ya que el que está detrás muestra a una feliz familia de cuatro.

La sangre de su corazón bombea fuertemente, se siente mareado, asfixiado y confundido. Pierde las fuerzas de mantenerse de pie y se apoya de la mesa aún perplejo, en un extraño shock, su cuerpo se siente entumecido y su mente sin saber cómo reaccionar.




Es una fotografía familiar.



Y obviamente eso es algo normal. Claro si no fuera por el hecho de verse a si mismo de pequeño y a su bochornoso y maldito padre Sooman a su lado. Esa sin duda es su familia. Las lágrimas inundan sus ojos y caen como cascadas de su rostro.


Su madre, su padre y... Su hermano mayor, Junmyeon.


Todo le llega de golpe y se siente como un estúpido. ¿Cómo no pudo reconocerlo? ¿Cómo es que fue tan tonto? Pero... ¿Por qué su mayor está en Corea y con otro nombre? Se suponía que Junmyeon está en los Estados Unidos y posiblemente casado con una tal Irene. ¿Qué pasó? ¿No iba a tener una familia? ¿No iba a ser feliz? ¿Y por qué está aquí solo sin su madre? ¿Dónde estará Yoonah?

Inmediatamente lo recuerda. Aquella noche, Suho le dijo que su madre... que ella...

—¿M-Mamá...? —murmuró en un hilo de voz sintiendo como el alma se le va. Su madre, su preciada madre murió. No podría creerlo, ella no debía, no podía. — Oh dios.... M-Mamá....

Su respiración se vuelve inestable mientras se tira al piso tomando el retrato de su hermosa madre. No puede evitar sollozar como un pequeño crío que necesita de un abrazo. Taeyong, lo necesita ahora.

Siente que se ahoga con su propia saliva y no puede soportarlo. La noticia le cayó de golpe, todo es tan...

—¿Yoonoh?

Cuando pensaba que eso sería todo, claro que no lo sería.

Jaehyun levanta la vista aún hipando con sus ojos gritando de dolor, sentimiento que fue cambiando a uno lleno de rabia y rencor una ves visto a aquel hombre.

El maldito ser que le arruinó la vida. La persona que más detesta y aborrece con toda su alma.

Sooman queda ahí plantado en el piso sin poder mover ni un solo dedo. Nisiquiera cuando ve a su hijo levantarse del suelo, limpiando sus lágrimas y mirarle con tanto odio mientras camina hacia él con intenciones para nada buenas.

Jaehyun quería matarlo. No podría soportarlo. Él le hizo esto, le arruinó toda su vida y la de Jaemin. Les prohibió la posibilidad de vivir, los encerró, los lastimó de una sobremanera dejándoles marcas que perduraran por el resto de su vida.






"Papá, a-ayúdeme"

"¡P-Papá, sálveme!"


"¿P-Papá?"








Aún recuerda como si fuese ayer todos aquellos trágicos eventos que le hicieron lo que es ahora. Aún le siguen ardiendo las heridas de su espalda que le hicieron con azotes. Tenía solo cinco años. Cinco putos años cuando torturaron su cuerpo enfrente de su padre, el cual no se inmutó y en vez de salvar a su hijo le miró con desprecio y permitió que le hicieran todo tipo de cosas a su delicado ser.

—Te mataré, juro que lo haré en este instante... —murmuró con una cantidad de desprecio tan grande que ni el mismo podría soportar. Solo quería acabarlo, hacerlo desparecer de todo este mundo y torturarlo hasta la muerte con todas las formas que utilizaron hacia él.



Y por alguna razón, Sooman ya se imaginaba todo lo que su propio hijo sería capaz de hacerle.



—¿Qué? —la confusión y sorpresa de Suho logró erizar los bellos de Sooman, quien sin evitarlo suelta el vaso de vidrio que tiene entre sus manos, causando un ensombrecedor sonido que aturdió el momento.


Un reencuentro bastante peculiar de padre y sus dos hijos. ¿Quién lo diría? El mundo es bastante pequeño, mucho más pequeño de lo que uno se imagina.


El destino a veces juega con unas cartas bastante cruel, las saca en un momento predeterminado para arruinarte y destruirte, como si te estuviese poniendo a prueba para ver hasta cuánto puedes soportar.




¿La verdad?
Puede ser revelada muy pronto.
¿La justicia?
¿Tu en serio creen en esa cosa llamada "Justicia"?






















Sangre.

De un color rojo vivo, sale de la boca de aquel inestable cuerpo.

Jaemin sin poder evitarlo empezó a toser descontroladamente bañando sus manos de aquel líquido carmesí y a su vez, ensuciando sus blancas sábanas.

—Jaemin, ¿Estás bien? Lo estarás, te lo prometo —dice un rubio tomando al menor en brazos tratando de tranquilizarlo. Lágrimas adornan sus tiernos ojitos y tiembla mientras se agarra de la camisa de su mayor ensuciándolo.

—¿D-Dónde está...? —preguntó inestable, casi sin poder completar aquella corta oración debido a los sollozos y a la tos.

—Pronto vendrá, él lo hará... —murmuró Woo prometiendo algo que no está seguro si se cumplirá.





«Espero que Taeyong-Hyung logré traerlo»



























CHAN CHAN CHAAANNNN.... 😱






¿Qué creen que pase con este reencuentro "familiar"?
¿Jaehyun logrará volver a tiempo para traerle la medicina a su hermano menor?
¿Les gustaría ver a Jaemin, Jaehyun, Suho y Sooman en un mismo lugar?
¿Qué más secretos estarán por revelarse?



Drama, drama y más drama😈


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