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Diez






Después de los continuos toqueteos que Taeyong había recibido de parte de Ten en los últimos años había aprendido a reconocer aquellas delgadas y largas manos tailandesas. Usualmente él podía reconocer con solo un solo tacto a los miembros y siempre estuvo confiado en ello pero esta vez los nervios y la preocupación por los Clouts —especialmente por Jaehyun— le jugaron una mala pasada. Ni siquiera lo pensó mucho cuando le dijo a Chenle "Vámonos". Sinceramente él estaba perdido en otro mundo. Y tarde se había percatado de las inusuales manos ásperas llenas de marcas permanentes, sin duda alguna no se comparan con las delicadas y bien cuidadas manos de Ten.

Cuando Taeyong quiso girar y ver quien era el que tomó de su mano no le alcanzó hacerlo y Chenle ya los había teletransportado en medio de la nada con unos arbustos y árboles rodeándolos. Al instante en el que todos recobraron la consciencia en aquel viaje.

Chenle cayó al suelo sintiendo como el cuerpo le dolía cual infierno. Doyoung lo toma en brazos ayudando a que la caída no sea fuerte y lo deja con su espalda apoyada en un tronco. Mientras que Taeyong solo mira profundamente a Lucas realmente sorprendido, indignado, furioso y decepcionado.

¡Lucas no debía de estar ahí!
¡Ni Jungwoo!



—Tranquilo, pronto todo acabará —susurró Doyoung mirando con cierta pena al menor. El poder de Chenle es el que más utilizan en el transcurso de las misiones a pesar de ser uno de los más inestables ya que no podía controlar su don con plenitud dándole a veces ciertas fallas o cansancio extremo producto del esfuerzo.

—¿Qué están haciendo aquí? —preguntó entre dientes Taeyong tratando de no alterarse, de no gritar ni golpear el inestable cuerpo ante sus ojos.

—Haechan y yo venimos a ayudar —sonrió ladino Lucas restándole importancia. —Nosotros podemos, nosotros...

—¿D-Dónde estamos? —preguntó la temblorosa voz de Jungwoo la cual llamo la atención de todos los presentes.

Lucas se giró perplejo no pudiendo creer que el pequeño Woo se encuentre con ellos. No podía ser posible, estaba seguro de que había tomado a Haechan, el crío ese estaba detrás suyo, él debía de estar ahí.

—Maldicion, Lucas. ¿Otra vez tú? —se levantó Doyoung mirando con enojo al chico.

Yukhei quería defenderse y decir algo pero justo escucharon unas voces. Taeyong soltó un "shh..." y con señas mandó a todos agacharse, lo cual acataron. Este pelirrojo se asoma entre los árboles y ve a los lejos un auto —su auto— volcado y destruido, unos hombres con traje forcejeando con Jaehyun, Kun y Jhonny mientras que Yuta y Winwin no parecían moverse en absoluto siendo los primeros a los cuales metieron en un camión.

—¡Todavía estan ahí! —susurró/gritó Doyoung sintiendo un peso menos en el hombro. Luego con una mirada denotando preocupación se dirige a su líder. —¿Qué haremos, hyung? ¿Cómo los salvaremos?

—Tenemos que hacerlo —murmuró perdido. Ni él sabía que podían hacer. En eso una llamada que sale de su reloj moderno y único lo interrumpe. Se trata de Ten y contesta.

—¿Te gusto la sorpresa que te encontraste ahí? —soltó con un agrio humor el moreno del otro lado de la línea.

—No tengo tiempo para juegos —inquirió con seriedad. —Prepara el auto y trae contigo a Jaemin, Renjun, Jisung y Haechan. Doyoung y yo veremos como retrasaremos a esos hombres, ustedes solo traten de llegar rápido.

—¡Pero toma casi una hora llegar! —exclamó Mark confundido. —Además de que perdimos dos autos.

—Los autos no son importantes, después vemos como le hacemos. ¡Muevánse y traten de llegar en menos de media hora, si es posible vuelen! —al decir aquello colgó sin esperar respuesta y dirige su mirada a sus compañeros. —Lucas te quedarás y cuidarás de Chenle y Jungwoo, así que no quiero que hagas alguna travesura, no hables, no te muevas, no hagas ruido y si es posible no respires. ¿Entendido?

—Em... Yo...

—Vamos, Doyoung. No podemos dejar que se los lleven —el líder no dejo que el chino hablara y solo salió corriendo del escondite con el pelinegro siguiéndole los talones.














—¡Argh! —exclamó con dolor un agente después de que Jhonny le pisará (y probablemente triturara) su pie. Lágrimas salieron de sus ojos y se tiró al piso quejándose del infernal dolor. El estadounidense no espero y siguió usando sus pies como defensa ante aquellos hombres.

Jaehyun aunque hubiese recibido dos disparos dejando grande heridas las cuales no dejan de sangrar, él usa su poder generando ondas evitando así, que las balas recayeran en él o en alguno de sus amigos. Para su suerte él es el único que esta bien lejos del alcance de aquellos agentes ya que no los deja acercarse. También ayuda a Jhonny haciendo que su poder le diera un impulso más fuerte, y detrás de él yacía Kun, quien trataba (por más doloroso que sonara) de quitar el cristal que incrustó en su abdomen.

De pronto más autos llegaron y los hombres parecían multiplicarse diez veces. Lo que antes eran veinte parecían acumularse treinta, cuarentena y cincuenta. Los chicos se asustaron y Jaehyun miró todos esos hombres sin poder creersélo, si seguían así perderían, eso era seguro. Cansado de todo y con temor a perder a sus miembros suelta un furioso rugido parecido al de un león, y con ello sus manos se colorean de un azul pálido. Una aura extraña pasa por su cuerpo y con fuerza sobrehumana golpea el suelo logrando causar una gran onda la cual elevo a todos esos hombres y sus autos al aire excluyendo a sus amigos.

Los hombres adoloridos volvieron a caer contra el suelo algunos desmayándose, otros rompiéndose algunos huesos y algunos seguían en pie pese a todo, luchando y guerreando.

El líder de esos agentes (el hombre que deseaba sobrepasarse con Jaehyun) quedo estupefacto. Hacía dos años que la SORAS (Organización de Investigadores secreto contra los SuperHumanos) lo reclutó gracias a su impecable currículum de teniente militar siendo de los más fuertes de toda corea, casi un super humano. Pero apenas un mes se volvió en el Comandante pasando todas las pruebas. Y está siendo una de sus primeras misiones quedo fascinado y enamorado de aquellos poderes antinaturales. Pensó que lo había visto todo pero aquel peligris llamado Jaehyun lo sorprendió una vez más soltando una gran onda levantando todo, inclusive los árboles se elevaron rompiendo sus raíces, el pasto voló y gran parte de la tierra se elevo.

Es como estar en una película en cámara lenta. Y al caer se dio cuenta como la mitad de sus hombres quedaron incapacitados.




«Necesito a ese chico» Pensó con decisión.



Sacó su Woki Toki. —¡Necesitamos a más hombres, ahora! ¡Un treinta por ciento no puede seguir! —exclamó y luego corto.


Unos segundos tardó para que una bombilla iluminó su mente, con un increíble plan. Gracias a sus innumerables encuentros con aquellos muchachos varias cosas le llamaron la atención, como por ejemplo el compañerismo, amenazarlo con uno de los suyos es una muy buena idea.

—¡Ya basta de estupideces! —exclamó el Comandante de los agentes y sin espera toma del camión al inconsciente Yuta apuntándole un arma en su frente. Luego se dirige hacia Jaehyun. —¡Tengo a tu amigo! ¡Si no se detienen ahora le volaré la cabeza! —y con amenaza lanza un disparo al cielo sorprendiendo a todos.

Jaehyun y Jhonny al instante se detuvieron. El hombre sonrió satisfecho, después de todo ellos eran unos tontos sensibles, así pensaba. Choi se fue acercando a Jaehyun con lentitud hasta quedar a un metro de él.

—Dejalo —pidió Jaehyun con un tono más suave, casi rogando.

—Solo dime, ¿cuántos disparos debo de darte para que mueras? —preguntó soltando una sonrisa sarcástica apuntando al peligris. Jhonny abrió los ojos como platos y trató de acercarse pero unos hombres lo agarraron, trató de golpearlos y empezar una pelea.

—Ya vasta, calmate —dijo el líder a lo que el pelinegro asintió con los dientes apretados, después de todo debía de pensar en el inconsciente Yuta.

Choi apretó el gatillo disparándole el otro hombro a Jaehyun.

—¿¡Qué haces!? —exclamó el estadounidense pero varios agentes lo tomaron y la mirada de Jaehyun diciéndole "Tranquilo" tuvo que detenerse, otra vez.

—Dime, Jaehyun.

—Necesitas varios de esos para matarme —contestó el peligris mirándolo directamente a los ojos aún sintiendo como sus heridas dolían como el infierno. —Si prometes dejarlos vivir a todos, te lo diré.

—Creo que hay algo que no entiendes —Choi dejó el cuerpo de Yuta tirado en el piso y se acerca a Jaehyun empezando a acariciarle el rostro con el arma. —La vida de ellos no es importante, la tuya lo es. Mis jefes no tienen pensando en matarte, te necesitamos para muchas cosas.

Y de improvisto una corriente eléctrica pasa por sus manos como si un rayo lo hubiera atacado. Suelta el arma y toma su mano con un quejido de dolor.


—¿¡Necesitar para muchas cosas, eh!? —preguntó con veneno un pelirrojo llegando y tumbando a muchos guardias de un tiro. Detrás de él venía un pelinegro con manos electrizantes lanzando rayos.

Taeyong sacó una pequeña cuchilla y se dirige hacia el agente Choi, después que él le hablo por la radio deseo tanto golpearlo y ahora por fin lo haría. Con su cuchilla intento clavárselo en su hombro pero el hombre la esquivo.

—¿Entonces tu eres con el que hable? —dijo Choi reconociendo la voz. —Eres bastante rápido.

—Te arrepentirás de todo esto, lo juro.

Taeyong con rabia empezó a luchar contra él y cuando parecía absorto en su mundo escuchó un disparo y como la bala se dirigía a él. De suerte logró esquivarlo rozando con su cabello.

—¿Cómo es que llegan tan rápido? ¿Habrá más de uno con teletransportación, no? —preguntó en batalla pero el pelirrojo no respondería, no lo haría por su bien.

Jaehyun viendo como Taeyong, Doyoung y Jhonny empezaron a luchar decidió moverse, casi arrastrándose hacia Kun, quien agoniza de dolor en el suelo con un gran charco de sangre.

—C-Creo que moriré... —susurró el Chino mirando hacia el cielo con tristeza.

—N-No lo harás, resiste. —dijo casi rogándole el mayor. —Si yo puedo soportar tres disparos tu podrás con esto.

—Tienes dos disparos en el hombro y uno que rozo su pulmón, nosotros podemos vivir sin la mitad de nuestro organismo, Taeyong lo demuestra —sonrió débilmente. —Pero el vidrio entero paso dentro de mi, m-mi estómago, m-mi hígado, m-mis riñones, m-mi páncreas. S-Siento como rompió todo a la mitad.

Suelta una áspera risa sin fuerza —Exagerado, Mark te puede curar, te operará. Tu puedes, Kun; s-solo espera —en ese momento cuando Jaehyun habla con Kun alguien lo halo del cabello arrastrándolo logrando que su espalda chocara fuertemente con el piso.


—¡Jae! —Taeyong se da cuenta de ese hecho y corre hacia el distrayéndose solo por unos breves segundos, los cuales fueron suficientes para dispararle un dardo tranquilizador lleno de droga. El pelirrojo trató de seguir pero llenaron su espalda de aquellos dardos y al final, no pudo evitarlo y cayó despavorido al suelo.

Jhonny le lograron clavar un dardo especial para su piel para contraer su fuerza muscular que si bien no lo dejo como el estado de Taeyong lo dejo un poco más débil y luego lo amarrararon. Doyoung al final de cuentas fue agarrado siendo el menos experto en artes marciales y defensa.

—Los tenemos a todos —sonrió satisfecho Choi cruzándose de brazos y mirando complacido a los "Monstruos" que había capturado.
















A unos metros de ellos tres chicos lo veían todo escondidos entre árboles y arbustos. Empezaron a preocuparse cuando veían como sus compañeros son montados dentro de un camión.


—Chenle, haz algo —exclamó Lucas hacia el menor de los tres —¡Tu puedes teletransportarte!

—S-Si, pero ¿qué hago?

—Bueno no lo sé, ¿qué podemos hacer? —el moreno se giro hacia el rubio esperando una respuesta.

—Y-yo... Es mi primera vez aquí, Lucas —contestó avergonzado Jungwoo. Él realmente no sabe nada, no sabe pelear, ni crear alguna estrategia o tomar un arma, es inexperto en todo sentido.

—H-Hubiera sido mejor traer a T-Ten —asumió Chenle respirando con dificultad. —Tu y tus m-marlitas ocurrencias. —insultó y en vez de pronunciar bien la grosería la dijo de aquella forma ya que para los menores esta prohibido decir alguna de esas malas palabras.

—Rayos —se rascó la nuca el moreno.

—¿No te duele? —preguntó Woo refiriéndose al montón de heridas que carga el moreno. En serio se sorprende al ver como seguía bromeando, hablando y moviéndose como casi usualmente lo hace. Cualquier persona normal no lo soportaría.

—E-Estoy acostumbrado —se encogió de hombros. Luego dirige su mirada hacia sus manos limpiando la sangre con la tela de su pantalón y haciendo que su compañero lo mirara. —T-Tal vez no se vean bien ahora pero, por aquí tengo marcas —señaló su palma rojiza.

—Mmm...

Lucas suspiró y se levantó.

—¿A dónde vas?

—Voy a distraerlos, no llevan ni media hora. Tenemos que hacer que pierdan tiempo —y así sin más corrió hacia los agentes llamando la atención de todos.



Lucas trató de usar todo el poder posible que tenía. Hizo que las raíces de los árboles tomarán a los agentes de las piernas y los golpearán, el pasto crecía y atrapaba algunos. Hacia lo mejor que podía pero estaba débil y solo contra cincuenta hombres.


—Wow, ahí viene el otro —sonrió el Comandante cruzándose de brazos. —Veo que fuiste el tonto que cayo en nuestra trampa.

—Ustedes ya verán —murmuró entre dientes.

Los agentes le dispararon y él con dificultad lo esquiva o se protegía con algún muro. De suerte podía moverse pero gracias a sus movimientos bruscos sus heridas volvieron a abrirse sangrando de manera voraz, nuevamente.

Ya no podía, Lucas no soporta luchar por más tiempo. Jungwoo lo ve desde lejos sabiendo que el moreno no durará mucho, le dolía verlo luchando solo y débil. Quiere que alguien lo ayude pero no hay nadie y el pequeño Chenle no está en condiciones. Tenía que hacerlo él, ahora o nunca.

Con mucho temor se escabulle árbol en árbol acercándose de a poco hacia la pelea. Sus piernas flaquearon y su corazón late a mil pareciendo querer salir de su garganta. No sabe que hacer pero debía de hacer algo. Se suponía que ellos tenía algún poder, algún don pero nunca logró sacarlo.



¿En serio es cierto de que era especial? ¿De qué es un SuperHumano y que su lugar es estar con aquella manada llamada NCT?



Hoy demostraría si en serio era parte de aquella familia, si de verdad podría ser considerado un "Super Humano".



«Soy fuerte»



El rubio tomó muchas piedras y cuando vio como un hombre le apunta con su arma a Lucas con rapidez le tira una roca logrando darle al ojo derecho. Sonrió y celebró en sus adentros. Es la primera vez que hace algo así. No pudo evitar sentir la emoción y satisfaccion de estar ayudando a alguien, entonces siguió tirando piedras sorprendiéndose de su buena puntería ya que es la primera vez que aventaba algo.

Tanta fue su ingenuidad que no se da cuenta como un hombre lo cacho tirando piedras y este se acercaba a él sigilosamente. El Comandante Choi sonrió con malicia al reconocer aquella espalda delgada, cabello rubio y manos pálidas. Era el pequeño Jungwoo que había estado usando como su muñeco durante unas semanas antes de haberlo perdido hace casi un mes.

Dando silenciosos pasos se posa detrás del chico y lo toma por sorpresa de la cintura logrando asustarlo.

—¿Me reconoces, mi pequeño Woo? —susurró en su oreja apoyando su mandíbula en el hombro del muchacho respirando en su cuello.

El rubio se tensó al instante, obviamente reconocía aquel hombre. Él fue el que lo secuestró, lo torturó, le quitó sus ropas, lo tocó y lo humilló. Él es el culpable de su inexplicable miedo y desconfianza, de sus largas noches en desvela y pesadillas. No podía verlo otra vez, no a él.

No pudo evitar soltar un ruidoso grito de temor queriendo zafarse del agarre de aquel hombre.

—¡D-Dejame, D-Dejame, por favor! ¡L-Lucas, L-Lucas! ¡Salvame! ¡L-Lucas, a-ayudame! —gritaba desconsoladamente el tembloroso pálido queriendo alejarse del hombre que lo toqueteaba sin vergüenza enfrente de todos. Sus sollozos sonoros y sus gritos con rapidez llamaron la atención del moreno.

Lucas se volvió loco al ver como un hombre pasaba sus manos descadamente en el cuerpo de Jungwoo con confianza como si lo hubiese hecho antes. Odio eso, odio verlo. Una rabia incrustó su corazón que a su vez se oprimía al escuchar a su Jungwoo llorar y pedir de su ayuda.

En serio quería ir pero lo habían tomado, lo habían vencido y se lo estaban llevando hacia el camión.

—¡Jungwoo! ¡No, delajo en paz! ¡Jungwoo, ya voy por ti! ¡Esperame! —por primera vez sentía como las lágrimas amenazan con salir de sus ojos al ver como el hombre le trataba de quitar la ropa al rubio mientras lo tiraba al suelo.

—¡L-Lucas, p-por favor!

—¡Jungwoo! ¡P-Paren, se los suplico! ¡T-Tomáme a mi! ¡Y-Yo soy más lindo, t-tengo un cuerpo ejercitado! ¡S-Soy un extranjero! ¡P-Por favor, tomáme a mi! —grita desconsoladamente. Se arrodilló en el suelo esperando que sus súplicas sean escuchadas.

El Comandante Choi se detuvo al instante y miro en dirección del moreno soltando una sonrisa sarcástica. —Tu lo dijiste —escupió con veneno dejando sorprendido a Jungwoo quien no podía creer lo que estaba ocurriendo. Lastimaría a Lucas igual como lo lastimó a él.

Choi jaló de los cabellos a Jungwoo y se lo llevó arrastrándolo consigo hacia Lucas. Algunos agentes solo se quedaban ahí sin decir nada haciéndose los locos y otros vigilaban los alrededores.

—Eres bonito —lo miró con deseo tomando del mentón al moreno. —Su amistad me da náuseas.

Él tira a Jungwoo encima de Lucas y emprende una caminata hacia uno de los autos con una sonrisa victoriosa. Esta noche tendría dos singulares premios.

Yukhei con desesperación abraza el delgado y tembloroso cuerpo del coreano. No quería soltarlo ya que tenían miedo que lo alejasen de él. Necesita sentir que su pequeño estuviera bien, que no le paso nada, que esta con él y solo con él.

—L-Lo siento, e-es mi culpa, n-no debí. P-promero no volver a h-hacer esto nunca más, p-perdonáme, J-Jungwoo. L-lo siento —sus lágrimas se perdían con la sangre y el sudor de su rostro pero no le importaba estar en aquel asqueroso estado, solo le importaba una persona y su bienestar.

Quien diría que al final caería en lágrimas al presenciar una casi violación frente a sus ojos del chico que le había robado el corazón desde el primer vistazo. Y aunque le dolería haber dicho aquellas palabras en su protección, no se arrepentía, si necesitaba sacrificar su cuerpo, lo haría; si necesitaba vender su alma, lo haría y todo por el hermoso pálido.

Jungwoo tenía miedo, mucho miedo. Se arrepentía de haber desconfiado de Lucas al principio, del chico que —al parecer— tomará su lugar, que sufrirá por él y se dejará ser con aquel hombre. No quería que él sufriera, no quería que las cosas sucedan así. Quería hacer algo, debía de hacer algo.

Y en ese momento, en aquel corto abrazo que fue separado por los agentes, Jungwoo toma de la mano de su salvador, al primer chico que lo sacó de aquel infierno, que lo hizo ver las estrellas, que jugó con él, que lo ayudó consecutivamente y quien nunca le deja de regalar hermosas sonrisas.

Definitivamente no quería dejar eso así.
Decidió salvarlo, devolverle el favor.

Tanto fue su deseo y su desesperación que una luz ensombrecedora salió de su mano unida con Yukhei.


En un abrir y cerrar de ojos, una bestia había despertado.

Una bestia se encargo de destruir todo a su paso, sus ojos se volvieron negros y sus manos ardieron cual infierno.

Y a partir de aquel instante las cosas cambiarían.



















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