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Dieciocho









Suho aún después de años, recuerda aquel día, el último en que vio a su pequeño hermano. Con sus apenas ocho añitos no entendía mucho de la vida, a esa edad a penas lidiaba con las sumas y restas además de discutir con su compañero de al lado de escritorio en el colegio por llevarle siempre la contraria. El Tiranosaurio es más fuerte que el Espinosaurio. Desde ese momento obtuvo muchos pequeños enemigos pero además aliados. Sí, esos eran sus problemas en aquellos años. Disfrutaba mucho jugar en el parque de su casa con los dos revoltosos: Yoonoh, su hermano de tres añitos y Sehun, su primo de cinco añitos. Siempre tomando el mando como un líder nato pero aún así cuidándoles y dándoles cariño.


Su padre Sooman siempre se la pasaba en el trabajo investigando tantas cosas típicas de un científico y cuando llegaba la noche a veces les explicaba y jugaba un rato con ellos para después dormir plácidamente junto a su madre. En sus primeros años de vida Suho recuerda un buen padre amoroso y protector que daba todo por la vida de su familia. Pero de pronto el matrimonio quebró. Suho nunca supo porqué. Solo que de pronto los papeles del divorcio fueron firmados, su madre tomó sus maletas y juntos marcharon a los Estados Unidos perdiendo contacto con toda su familia en Corea.



Nunca entendió el porqué de la decisión precipitada de su madre. Todo estaba bien, demasiado bien a decir verdad. Suho nunca fue infeliz o recuerda algún problema entre sus padres hasta ese momento.


A sus veinte años cuando trató por milésima vez contactarse con su padre y hermano, Yoonah nuevamente se lo impidió explicándole algo que nunca antes había hecho al darse cuenta del hombre maduro que había criado.










«—Tu padre no tiene un trabajo normal. Es un monstruo que no acepta la existencia de una raza un poco diferente a la nuestra. Al fin y al cabo todos somos humanos, entiende eso, Suho. Los monstruos no se ven a simple vista, a veces hasta el más terrorífico puede poseer el corazón más cálido del mundo como...

—La Bella y la Bestia —completo la oración sabiendo a lo que se refería su madre.

Tu padre es como Gastón ¿Y quién crees que es la Bestia?ella lo miró denotando obviedad, pues ambos saben la respuesta. Una respuesta que su madre quería escuchar y él la dice sin amago de protestar











Por primera vez en mucho tiempo su madre le explicó un poco de su padre y cuando lo hizo, así de la nada murió. Los doctores dijeron que enfermó y al no seguir el tratamiento dado, su vida fue arrebatada.

Sin duda alguna, Suho extraña a su madre y mucho. Busca en otras personas la misma conexión que tuvo con ella, el brillo en su mirar y los oyuelos en sus mejillas al sonreír. Su delicada tez blanca, expresión genuina, largas pestañas como si fuesen abanicos y su sentimiento de calidez. Buscó en su padre lo mismo que tuvo con su madre, lo intentó mucho pero solo logró cegarse a la cruda verdad.

Buscó en Sehun, pero a pesar de ser un buen chico, oscuros secretos guarda lo cual impedía acercarse con plenitud al muchacho. No merecía sufrir, por ende, tampoco la verdad.

Intentó con su Tía Taeyeon, la madre de Sehun y hermana de Sooman. Tampoco encontró lo que quería.


Y ahora, después de años de desilución, cuando por fin se rindió y dejó de buscar. Un chico enfrente de sus ojos hace presencia. Parece tener lo que lo que había estado buscando, era como si su madre viviera en él...



Ladeó la cabeza confundido analizando al chico de cabello fantasía delante de si. Tan malditamente familiar, forma de caminar de su padre y el toque elegante y delicado de su madre.




«Es extraño»








—Emm... ¿Jae y Sr. Desconocido? —Doyoung habló con inseguridad tomando sus bolsas del suelo que hace un momento fueron tiradas por la sorpresa y mira a aquellos dos hombres, quienes por razones desconocidas se quedaron absortos en sus propios mundos durante varios segundos dejando confundidos a los demás.

Jaemin tomó el brazo de su hermano mayor y lo agitó logrando que por fin cobrara la consciencia.

—Ah, sí. Lo siento, me pedí —ríe nervioso rascándose la nuca avergonzado, sentimiento que compartió con Suho.

—¿Y quién es este joven buemozo si se podría saber? —el único extranjero entre aquellos se acercó con picardía al desconocido analizándolo de pies a cabeza. El moreno meneo sus caderas al caminar hasta el extraño hombre apuesto dándole caricias al brazo ajeno.

—Ten-Hyung, no empieces otra vez —regañó el pelinegro y se acercó tratando de alejar al tailandés del castaño.

—¿Qué? ¿Y ahora qué hice? —se encogió de hombros inocente.

—Vámonos —murmuró entre dientes empezando a jalarlo. —Tenemos que buscar a los niños ahora.

—Ash, siempre los niños arruinando todo. Adiós, hermoso —Ten le guiñó un ojo y le lanzó un beso al mayor.

Suho con el ceño fruncido se despide por respeto agitando sus manos. —¿Adiós?

—B-Bueno, gracias por todo, Sr. —Jaemin da una reverencia hacia el mayor y éste le sonríe enternecido.

—No es nada, pequeño —Suho le desordeno cabello al menor logrando que se quejará. Suelta una risa por el puchero tierno de fastidio de Jaemin al tener que arreglarse su cabello. —Bueno, entonces me voy, adiós.


—Adiós.






Suho dió media vuelta y siguió de largo caminando hasta salir fuera del estacionamiento. Al perder de vista a aquellos jóvenes que conoció por fin logró respirar. Colocó su mano en su pecho tratando de recobrar el aire perdido además de intentar tranquilizar su agitado corazón.


—¿Qué me pasó...? —murmuró confundido sintiendo como sus ojos se cristalizan, un nudo en la garganta se presenta y su pecho duele. Recordó a aquellos dos hermanos, Jaemin y el aparentemente Jaehyun.


Sintió una extraña conexión con aquel joven veinteañero peligris, el parecido que notó que tenían es sorprendente. Es como mirarse en un espejo pero más alto, joven y tal vez, ¿Guapo? Un extraño sentimiento lo englobó de pies a cabeza al verlo, se quedó sin palabras. Nunca antes se sintió así, tan familiar. Incluso jura que se parecía a su pequeño Yoonoh pero eso es imposible. Él está muerto.


Se tocó la cabeza mareado sintiendo como ésta arde. Se maldijo internamente al ver como todo le da vueltas. ¿Tal vez no debió de escaparse? La verdad es que no le apetecía mucho esperar a que el Comandante Choi comprará unas cosas para su sobrina, su presencia le incomodaba mucho y si seguía con él se volvería definitivamente loco. No le gusta como lo mira, como lo trata y como de alguna forma se encontraban. El destino parecía querer joderlo.









«¿Debería de hacerlo desaparecer?»






















—¡Doyoung, en serio eres un aguafiestas! ¡Nunca puedo hacer nada! ¿Sabes lo desesperado que estoy? ¡Hace un año que no tengo sexo y Johnny no se quiere dejar!

El hogar de NCT se encontraba tan tranquilo desde hacía horas hasta que volvieron los miembros que habían salido al Centro Comercial. Lo reclamos de Ten fue lo primero que llamó la atención resonando por los pasillos.

—¿Qué pasó? —preguntó Taeyong acercándose a los recién llegados con un rostro bastante preocupado por pensar angustiado por horas en que dejó ir a sus amigos solos sin vigilancia —¿Les fue bien? ¿No sé encontraron con alguien sospechoso? ¿Algún inconveniente? ¿Un agente del gobierno? ¿Y por qué Ten viene así? ¿Chenle hizo algo que no debería? Espero que Renjun no haya comprado otra consola de Video juegos, ¿Lo hizo, verdad? ¿Qué es...


—Ya, ya, ya. Cálmate, Hyung. Volvimos sanos y salvos —interrumpió Lucas tomando a su líder de los hombros sacudiéndolo y soltando una pequeña risa.

—Si, ya veo... —contesta nervioso contando internamente a los miembros recién llegados.









«Uno, dos, tres, cuatro... Si, son siete. Se fueron siete y volvieron siete.» Suspira aliviado.







—Si estabas tan preocupado pudiste haber venido —comentó Jaehyun acercándose al pelirrojo, quién retrocedió evitando hacer contacto visual logrando entristecer la mirada del contrario —Me hubiera gustado que vinieras...

—Mi querido Taeyong, como respeto a Jaehyun nunca le he hecho nada pero ahora he conseguido una versión más madura, grande y tipo de hombre y macho así que por favor déjame quedármelo. Por favor, por favorcito, ¿Si? ¿Si? —el tailandés tomó al nombrado del brazo agitándolo con desdén volviéndolo loco con sus palabrerías.

—¿Versión de Jaehyun? —alzo una ceja confundido.

—¡Rayos! Me hubiera gustado verlo —zapateo Chenle mostrando un tierno puchero. —Pero bueno, no me amargare por esto. Jisung, acompáñame.

—S-Sí —asiente sonrojado.


Y así ambos menores tomando más de una docena de bolsas se dirigen a la habitación.

—Yo iré a probar mi nueva consola de Vídeo juegos —sonríe Renjun mostrando sus lindos dientes de comercial y se marchó.

—Es que al parecer Jaemin se perdió, unos vándalos lo acorralaron y un tipo llamado Suho lo ayudó, según estos se parece a Jae-Hyung —explicó con rapidez resumiendo todo nuestro hermoso Yuhkei, quién toma de la mano a un tímido Jungwoo acariciándolo con su pulgar.

—¿En serio?

—Si, Taeyong-Hyung —asiente Doyoung energético. —Es como si fuera una copia pero mayor y humano normal, claro.

—Esta comprobado científicamente que de 135 posibilidades exista una única pareja de dobles perfectos —llegó de pronto Mark interviniendo en aquella charla. Una mano agarra una carpeta y con la otra un lápiz. Arregla sus anteojos y sonríe como saludo a los recién llegados.

—Bueno no tan idéntico —aseguró soltando una risa nerviosa el pelinegro rascándose la nuca. —Se parecen pero no son una copia exacta, es algo así como hermanos, ¿Me entiendes?

Por alguna razón Taeyong, Lucas y Jaehyun se pusieron tensos. Los dos primeros le enviaron una disimulada mirada al peligris con el ceño fruncido. Solo entre ellos entendieron sus miradas secretas. Jae suelta un suspiro y niega sutilmente como diciendo "No es, no es" temiendo que alguien lo cachara.

—Mm... Entiendo, la investigadora Teghan Lucas gracias a su interés en el llamado Doppelgänger realizó varios experimentos reclutando militares estadounidenses e hizo uso de una base de datos fotográficos, analizó en detalle los rasgos de 4.000 personas, extrapolando luego la probabilidad de que dos de ellos se parecieran dentro de la población global —algunos de los miembros como Lucas y Jungwoo lo miraron incrédulo sin poder entender muy bien tanta palabrería técnica mientras personas como Ten, Jaehyun y Taeyong asintieron a la par escuchando atentos ante aquella explicación dada por el pequeño moreno. —Debe de haber muchas personas parecidas a nosotros y más porque hemos limitado nuestros genes a expandirse. Coreanos siguen casándose con Coreanos, americanos con americanos. Por lo que el patrón sigue y los genes se copian. Aunque usualmente dicen que las personas parecidas pero no idénticas son gente que seguramente está unida por un parentesco lejano o son más cercanos de lo que creen, aunque no lo sepan.

—Mm... Entiendo —asintió Doyoung con un brazo cruzado y el otro tomando su barbilla luciendo atento ante la charla.

—Mark eres realmente muy inteligente —elogió Jungwoo de pronto regalandole una sonrisa tan linda al canadiense que logró hacerle sonrojar.

—G-Gracias, Jungwoo-Hyung —agradeció con una sonrisa nerviosa y una mano rascándose la nuca.

Lucas se da cuenta de la sonrisa que su mayor le da a un ruborizado moreno y siente una extraña picazón en su pecho, algo no le gustó de esto. No sabe porqué pero se sintió tan raro e inseguro.









«¿Qué es esto?» Se tocó el pecho inseguro.






—Esperen, ahora lo capto —Taeyong escandalizó de pronto. —¿Renjun dijo que compró una consola de Video Juegos? —todos asintieron ante su interrogante. Los ojos del pelirrojo se incendiaron y corre inmediatamente por los pasillos gritando eufórico. —¿¡Renjun qué te he dicho sobre tu obsesión insana por los aparatos tecnológicos creados en este siglo para aislar a los jóvenes y volverlos susceptibles al encierro!? ¡Deja eso o si no yo....!



































Lucas camina tranquilamente por los pasillos de su hogar con las manos en los bolsillos de su mono. Luce emocionado sonriendo al imaginarse como reaccionará Jungwoo ante el pequeño presente que le tiene preparado. Tararea una canción y camina con ritmo moviendo sus pies perdiéndose entre el flow y la música. Sin duda alguna, desde tiempos memorables Lucas siente cierta atracción por aquel mundo artístico aunque nunca fue tanto para querer convertirse en alguno de esos Ídolos multifacéticos que salen en televisión que Chenle y Haechan admiran como colegialas desesperadas. Solo disfruta viéndolos de vez en cuando, nada más.

El chino detiene su paso al ver enfrente de sí a unos cinco metros la puerta de la habitación de los Clouts siendo abierta y azotada por el pelimorado Japonés —y el único, por cierto—. Este se recargó de la puerta tocando su pecho acelerado respirando con dificultad como si tuviese un ataque, su rostro rojo y ojos cristalinos.

—Yuta, ¿Estás bien? —cuestionó el moreno acercándose con preocupación al también extranjero. Pero llamar a aquel chico fue mala idea puesto a que se sobresaltó y lo miró con una extraña expresión indescifrable.

—No pasa nada, estoy bien —contestó de una forma sorprendentemente seca como para provenir de alguien tan amable y dulce como él.

—Yo... —Lucas quiso insistir pero Yuta emprendió una rápida caminata chocando sus hombros, no disculpándose por el hecho y marchándose a paso apresurado.

—¿Qué habrá pasado? —se preguntó entre susurros mirando la espalda del pelimorado desaparecer de su campo de visión.

Yuhkei no queriendo quedarse con las dudas se acerca a la puerta y le da unos toques esperando impaciente. Escuchó un pase provenir de Kun y abre la puerta.

Aquella habitación tiene un modelo idéntico a la de él, incluyendo las camas de dos plantas, el baño a la derecha y el color verde grisáceo. La diferencia es que está habitación es mucho más ordenada y limpia que la de él a parte de poseer una que otra pesa por ahí, juegos como el del martillo para darle un puntaje a la fuerza y entre otras cosas de "fuertes".

—¿Qué sucede? —preguntó Jaehyun quién justo viene saliendo de la ducha. Su cabello desordenadamente mojado cae pegándose a la piel de su rostro. Una toalla enrrollada en su cintura demostrando su tan trabajado abdomen y brazos marcados. Su piel brillante y hermoso rostro dándole un aire realmente encantador cautivando a cualquiera. La única desventaja son las marcas permanentes de latigazos y quemaduras que decoran su espalda y una parte de su pecho.

—Yo... —trató de hablar el chino pero no pudo evitar por un momento perderse en aquel six pack del peligris. Soltó un bufido de frustración mientras se voltea evitando ver al mayor. —Eres un presumido, ¿Cómo puedes verte como esos chicos de los dramas que ve Doyoung?

—¿Celoso? —inquirió soltando una pequeña risa un tanto burlesca mientras coloca ambas manos en su cintura con una pequeña toalla colgada en su húmedo hombro.

—Wow, wow, ¿Qué clase de Jaehyun es este que veo acá? —exclamó Johnny con humor y exageración. Éste a su vez parece buscar algo ya que se mueve de un lado a otro rebuscando por encima de los cajones.

—¿Qué no ves que siempre se pone así cuando quiere presumir su six pack? —interviene Kun, quien esta acostado rodeando su brazo por la cintura de Winwin a su lado, el cual se haya sonrojado acariciando sus cabellos pelinegros con timidez.

—Mirate primero, Hyung —lo señaló con rapidez el recién bañado al chino. —Andas ahí pasándonos en cara tu relación no-relación con Win.

—Solo nos estamos conociendo.

—Sí, claro —asintió con ironía Johnny. Se sienta en la cama y trata de ponerse sus calcetines. Lucas se acercó conociendo a su inválido amigo le pone los calcetines. —Gracias. Ah y ese "conociendo" suena más falso que la negación que tiene Taeyong con sus sentimientos por Jaehyun. ¡Oh y tengo cinco frascos lleno de tu baba que ves a tu hermoso Ta...!

—¡Cállate! —exclamó Jaehyun molesto de que le hayan encarado aquello. Tomó unas de las pesas del piso de al menos unos diez kilos y lo tira hacia el pelinegro sin pudor.

Lucas abre los ojos con sorpresa al ver como Johnny le da un cabezazo a la pesa haciendo que ésta se cayera y rompiera a la mitad.

—Eso fue... ¡Brutal! —corre hacia el objeto roto mirándolo con asombro. —Necesito intentarlo.

—No te lo recomendaría —se rascó la nuca el peligris.

—Bueno pero y ¿a qué viniste? No creo que sea para darnos las buenas tardes —Kun miró a Lucas mientras teclea su teléfono viendo algo con Winwin en el.

—Ah, sí. Vine a preguntar qué le pasó a Yuta, lo ví salir un poco raro de la habitación. Pensé que se habían peleado o algo.

—¿Yuta? No lo sé, lleva días comportándose un poco más lejano de lo normal pero sigue igual, ¿No? —responde Johnny tomando su teléfono celular de la mesa con su boca. Lucas lo agarra por el y se lo coloca en su bolsillo del pantalón. Y luego se dirige a la puerta de salida. —Bueno me voy, adiós pareja no-pareja, príncipe encantador y mono africano.

Lucas quiso reclamarle por haberlo insultado de esa forma pero ya era tarde, el pelinegro se marchó cerrando la puerta detrás de sí.

—Solo porque nació en los Estados Unidos... —murmuró rencoroso, mirando la puerta en donde había salido el pelinegro hace unos segundos.

—Si Taeyong no ha intervenido significa que Yuta todavía no está en un momento crítico como para él meterse, recuerda que Hyung tiene muchas cosas que hacer y además está tratando de dejarnos luchar todos con nuestros propios problemas para por lo menos aprender lo que es superarnos. Ya se le pasará, lo verás —comentó Jaehyun haciendo reflexionar al moreno quien asiente a la par pensativo.

—Bueno, me voy —Lucas coloca sus dos dedos en su frente y hace la seña de despedida al tipo militar mientras camina en retroceso hacia la puerta.

—¿No quieres verme vestirme? —sonrió risueño pero con cierta picardía el peligris tomando tomando entre sus manos las ropas que se pondría.

—Urgh, no gracias. Mejor paso.




Lucas mostró una mueca de desagrado y seguidamente sale de la habitación no mirando atrás. Cuando apenas da un paso para dirigirse a su destino el cual consistía en dos sílabas y siete letras: Jungwoo. Se detiene en su andar al instante viendo enfrente de sí como Ten trata de tirarse a Johnny ahí mismo.


—¡O-Oye, no! —el nacido en las Américas separó al moreno inmediatamente con un rostro rojo, aunque sin poder hacer mucho por la falta de sus dos brazos.

—¡Si, por favor! —interrumpe Lucas acercándose a ambos con una mueca incómoda. —Si van a hacer algo prohibido que no sea en los pasillos, busquense una habitación privada. Ahora sí, Lucas se va.

Se despide de forma cool pasando sobre ellos pero rápidamente y sin razón alguna se enreda entre sus pies cayendo estrepitosamente de nariz contra el duro suelo.

—¡Ten! —exclamó junto a jadeos del dolor tocando su nariz. Se levantó indignado mirando con los ojos entrecerrados al nombrado. Sabe que es su culpa y más por la sonrisa malvada que esbozó.

—¿Qué? No es mi culpa que seas tan distraído y estúpido —se encogió de hombros haciéndose el inocente. Él trata de apoyarse en Johnny que se suponía que estaba a su lado pero casi termina cayéndose al piso. Desorientado se gira encontrándose con aquel pelinegro marchándose sin mirar atrás.

Lucas se tuvo que tapar la boca y tragarse la risa para que el contrario no lo notará pero aún así lo hizo. Ten lo miró con recelo señalando con su dedo meñique.


—¿Te estás riendo? ¿Te atreves a reírte en esta situación?

Yuhkei se levantó del suelo limpiándose los pantalones para luego mirar al mayor esbozando una sonrisa burlesca.

—Solo diré que por lo menos Jungwoo me hace caso.

Dicho esto el castaño salió corriendo casi volando escuchando como el tailandés le lanza insultos que parecían ser maldiciones.

Dobló por el pasillo y entró con rapidez a la puerta de su habitación encontrándose con algunas miradas curiosas de los miembros de adentro.

—¿Por qué creo que estabas escapando de Ten o de Taeyong? —cuestionó Renjun alzando una ceja.

—Porque a todos los males les encantan perseguirme —se encogió de hombros con relajo tomando aire. Lucas localizó a Jungwoo ordenando unas cosas y se acercó, lo toma de la mano sin permiso y lo arrastra fuera de la habitación.

—¿Q-Qué sucede, Lucas? —un sonrojo involuntario se presentó en el pálido rostro de nuestro pequeño.

—Quiero que me acompañes a ver algo —dicho esto se detiene y entrezala sus manos con las contrarias. Mira a Woo buscando su permiso ante aquel acto y al ver la afirmativa esboza una tierna sonrisa que contagia al contrario. —Vamos.

Los dos caminan con paso apresurado casi trotando hasta entrar al Mini Cine. Lucas prende las luces y tocando unos botones la hermosa constelación de aquella vez se hace presente. A pesar de que Jungwoo haya presenciado aquella belleza varias veces aún así no puede evitar sorprenderse y emocionarse. Por alguna razón su corazón empezó a latir de forma voraz como aquella vez, su respiración parece volverse inestable y los nervios surparon su interior haciéndolo temblar. Pero lo más raro es que no es por temor, sino por algo más. Una extraña sensación que solo siente junto al entusiasta moreno, que crecía cada vez más al pasar los días.

—Es hermoso, ¿No? —la áspera voz del contrario logró hacer que volviera a la normalidad. Se percato de que Lucas esta señalando algún punto en el techo y dirige su vista levantando mentón hacia arriba.





Es un corazón.
Un hermoso y gran corazón de estrellas.



Sin evitarlo sonrió. Algo cálido estrujó todo su cuerpo. Se siente como un sueño, un bonito sueño del que nunca más querría despertar. Nunca en su vida pensó que querría a alguien con la misma intensidad en la que quería a su madre pero ahí lo tiene. A un chico de un metro ochenta, moreno, de ascendencia extranjera, divertido, juguetón, rebelde, salvaje pero sobre todo dulce y lo más hermoso que tiene en estos duros momentos de su vida.

Por primera vez Jungwoo estaba asumiendo que quiere a Lucas. A pesar de tener un cierto cariño por los demás miembros de NCT, había algo en el moreno que lo diferenciaba.

Jungwoo quiere estar todo el tiempo con Lucas. Se siente muy protegido cuando le toma de la mano o lo abraza de esa única forma colocando su mano en su cabeza y la otra en su espalda. Sin duda alguna quiere volver a ser abrazado.

El chino se sentó en uno de los asientos y el coreano se acercó a paso lento. Ambos mirándose a los ojos con un cierto brillo. Woo se sentó a su lado y con cierta timidez coloca su cabeza en el hombro del menor.

Yuhkei pasa su brazo alrededor de la espalda de su Hyung y sonríe como un tonto enamorado sin percatarse de ello.



—¿Quieres qué te enseñe un truco? —preguntó coqueto logrando una mirada fugaz del mayor, quién agitó su cabeza asintiendo.

Con la mano libre la posa delante de sus ojos y empieza a mover sus dedos al aire. Una pequeña llama aparece entre sus manos sobresaltando por un momento a Jungwoo quien se preocupó.

—Tranquilo, no pasará nada —murmuró en su oído con una voz ronca y jodidamente sexy logrando despertar un nuevo sentimiento en el interior de Woo.

El rubio asiente y se queda quieto viendo con fascinación los dedos morenos del menor.
El fuego se transforma en una luz y está se expande mandando muchos pequeños brillos rodeándolos a ambos.

—Wow... —Jungwoo se encuentra estupefacto. Nunca vio algo tan hermoso. Con nervios tocó un brillo y se sorprendió al ver que no paso nada.

Lucas ríe enternecido por la expresión de niño asombrado de su mayor. ¿Por qué Jungwoo tiene que ser mayor? ¿Por qué aún así siento su Hyung parece un pequeño bebé indefenso que necesita de su  protección y abrazos?

—Esto es alucinante, ¡es muy lindo, Lucas!

—Me alegro que te guste.

Sin evitarlo queda varios segundos viendo a su mayor tocar las estrellas y sorprenderse por cualquier cosa que crece de su mano. Se pierde en aquella belleza casi infernal pero aún así caída del propio paraíso. Su suave y esponjoso cabello. Su dulce mirada de miel. Labios carnosos y totalmente apetecibles con ese color rojizo único que posee. Su suave tez limpia. Jungwoo es tan delicado que teme romperlo, tan sensible que teme lastimarlo, tan inocente que teme, en algún momento, romper ese genuino pensar. Los dos son muy diferentes y Lucas lo sabe. Sabe más que nadie que no es delicado, ni sensible o inocente. Su mente esta tan manchada de trágicos recuerdos y su corazón de un rencor tan grande que si Woo se enterará, tal vez, nunca más vuelva a verlo con los mismos ojos.




Porque al final Lucas sabe que nunca podrá ser como su mayor.
Y jamás permitirá que Woo sea como él.





Hyung, te tengo un pequeño regalo —llamó la atención del contrario logrando que ladeara la cabeza y lo mirará interrogante.

—¿E-En serio? ¿Para mí? —se ruborizó.

El moreno saca del bolsillo de su pantalón una cajita de regalo y se la entrega al mayor, quién confundido y con el corazón agitado toma el obsequio. Lo abre y ve un hermoso collar con un pequeño candado de oro.

—¿Q-Qué es esto? —cuestiona sorprendido mientras mira con amor el objeto.

—Es un collar, es para ti. Lo compré ayer cuando estábamos en el centro comercial. Quise que fuera una sorpresa para ti, ¿Te gusta?

—Es muy lindo, Lucas —siente sus ojos picar. Es la segunda persona que le da un regalo en la vida, después de su difunta madre.

—M-Me alegro que te guste —se avergonzó un poco. —¿Quieres qué te lo ponga? —Jungwoo asintió y le pasa el collar para luego darle la espalda.

Lucas con temblor y manos torpes engancha el collar detrás de la nuca del chico. Por un breve momento se distrae admirando el cuello contrario, tan limpio y liso, con ganas de marcarlo como suyo. De inmediato agita su cabeza tratando de alejar aquellos impuros pensamientos de él encima de su Hyung. Pasa sus manos por su rojo rostro cual tomate y palmea sus mejillas.

—Es muy lindo, ¿Tiene un significado especial?

—¿Q-Qué? ¿Cómo sabes? —lo mira perplejo.

—E-Es un candado y necesita una llave para ser abierto, ¿No? —se encoge de hombros un tanto obvio y muerde su labio inferior.

—Y-Yo tengo la llave —maldijo internamente su tartamudeo. Sacó de su bolsillo una pulsera del mismo material con una llave de oro colgando. —Quiero que siempre lleves tu candado a todos lados o lo guardes en un lugar seguro porque yo también lo haré. Ambos tienen una medida única en donde solo está llave que tengo aquí, puede abrir tu candado. Jungwoo-Hyung, tal vez suene muy cliché pero quiero ser la llave de tu corazón. Lograr abrirte y conocerte, saber quién eres y que tú te conozcas a ti mismo. Por favor, permíteme ser tu llave...

Woo mira su collar y luego la pulsera sostenida por el contrario. La toma y el mismo se la engancha a la muñeca del chino dejándolo un poco atontado.


—Es una promesa, no la rompas.

—Nunca. Lo prometo.



























Lloro brillitos (╥﹏╥)







Hasta la próxima, les aviso de antemano que va a volver la acción, muy muy pronto 😏




















































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