Cuarenta y Tres
Como bien todos sabemos, los cuentos siempre deben de tener sus vaivenes. Cuando creen que todo mejorará, que todo saldrá bien, siempre sucederá algo que desencadene la poca cordura que les queda, que arruine su felicidad y ponga en duda su futuro. Puesto a que conseguir un final feliz, cuesta más trabajo de lo que uno cree y más para este mundo lleno de maldad.
La mala hierba nunca muere y muy en el hondo en el edificio del SORAS, en el sótano oscuro perdido en una de las tantas habitaciones, se haya el ser más oscuro del planeta entero, el causante de múltiples sufrimientos, el enemigo real y principal del mundo y de NCT, Kang Kap-soo.
Un hombre letal, maldito y maligno. Un demonio que solo causa destrucción, que solo sabe destruir y sueña con adueñarse de todo y de todos. Se considera el Rey del Mundo y sin importarle nada, es capaz de hacer cualquier cosa para conseguirlo.
Había caído en coma por un problema de salud, un anciano de cincuenta y cinco años. Bastante viejo pero aún así poderoso e intocable gracias a su mano derecha, Ravi. Su Neo Oscuro pero leal y protector.
¿Un Neo fuera de su cuerpo?
¿Es eso acaso posible?
Los párpados del Sr. Kang tiemblan y se arrugan, su cuerpo parece moverse unos cuantos centímetros hasta que por fin logra abrir los ojos con plenitud entre la oscuridad del cuarto pálido.
Su mirada, llena de maldad pura y relajo, como si ser él mismo y hacer lo que hace es de lo más natural del mundo.
A su lado durmiendo se haya Ravi, el cual también llevaba cuatro años en un largo sueño que parecía ser profundo. Abre los ojos con tranquilidad y se acomoda en el asiento, en dirección a su dueño.
—Maestro, ha despertado —dijo neutral e inexpresivo.
—Sí, he despertado —contestó con una voz áspera y ronca debido a la larga siesta. Suelta un largo bostezo y sonríe con toque de malicia. —Es hora de ver a mis creaciones.
Ajeno a lo que sucedía aquel hombre, no sabía que sin él, el SORAS se había deteriorado y dejado escapar a la mayoría de los Super Humanos que tenían en cautiverio. Entre ellos, su favorito:
No Bae sino...
Kang Jungwoo, su sobrino.
Después de escribir su renuncia en una hoja de forma ordenada la metió dentro de un sobre, entre papales.
Suho de verdad pensaba en irse de ahí. Estaba harto, definitivamente se rendía. A pesar de sentir una punzada en su corazón que le decía "Quédate, por tu hermano" "Descubre quién fue" no puede seguir de esa forma. Aún siendo un corderito está en territorio enemigo, no puede confiar en nada ni nadie.
Lo único que tiene que hacer antes de irse es ver cómo le paga al Comandante estúpido pero por lo demás, ya está exonerado. Solo teme un poco, estar aquí cuando el disque Sr. Kang despierte. No sabe quién es y tampoco desea conocerlo.
De pronto la puerta es abierta de forma abrupta, entrando de ahí un emocionado Sehun.
—¡Feliz lunes! —exclamó alzando sus brazos con cierta felicidad y relajo.
—¿Y a qué se debe tu felicidad, un lunes en la mañana? —Suho arqueo una ceja bastante sorprendido.
El menor camino y se sentó enfrente de su mayor. —Por dos razones.
—A ver, dime.
—La primera, pedí a uno de mis espías de la Universidad que vea mis notas y wow, mi esfuerzo valió la pena. Soy el mejor estudiante de ciencias, me dijeron que entrar a la NASA será pan comido con mi intelecto, ¡En dos semanas termina mi pasantía y nos iremos juntos a los Estados Unidos! —chilló como nena causando la gracia del mayor.
—¿Y la segunda razón?
—Bueno, ¿Te acuerdas de Yerin? —le preguntó a lo que el contrario asintió no muy seguro. —Ella es mi ex de hace un año, tu te debes acordar, me escribió anoche de que quería tener una cita conmigo. Es hora de relajarme y disfrutar el poco tiempo que queda con las coreanas antes de ir con las americanas.
—Ya va, ¿No sé llamaba Yeri?
—Yeri es de hace un año y dos meses —explicó fácil.
—Si eres perro —se rió y tomó una carpeta para golpear al menor. —Por andar tan de picaron, algún día el karma te hará pagar.
—Nah, solo disfruto de la buena vida, Hyung —chasqueo la lengua, palmeando el brazo que fue atacado por el contrario. —Yerin tiene amigas muy bonitas, si quieres lo paso a una doble cita.
—Si eres pesado, en dos semanas renunciaremos y a más tardar nos iremos del país en un mes. ¿Hacer una novia en un tiempo muy limitado? ¿En serio, Sehun? —bufó.
—No te digo que consigas una novia porque estoy seguro que todavía andas en modo depresivo por tu ex, pero aprende un par de trucos y cuando la veas allá, úsalos a tu favor. Eres mayor que yo pero pareces un niño en estos temas, yo te enseño, yo lo sé todo —se señaló a si mismo con orgullo. —Solo tienes que saber relajarte y hacer lo que quieras hacer.
—Y por esa razón siempre metes la pata.
—¡Oye! Llevo seis meses sin salir con nadie, la pasantía me tiene loco pero ya voy a salir, necesito pasarla bien en el último tiempo que me queda en Corea —hace un puchero con sus labios.
De pronto, interrumpiendo su casual conversación, una alarma de sonido algo peculiar empezó a resonar por todo el piso.
—¿Qué es esto? —murmuró el menor confundido.
"Código DPR, a la sala de conferencias. Repito, código DPR"
—¿DPR? ¿Qué es eso, Hyung?
Sehun nota como el rostro de su primo se vuelve un poema, se ve bastante perplejo y hasta se podría decir pálido.
—Hunnie, tienes que volver a tu piso, bloquearan todas las entradas —apresuro a decir. Se levantó rápido, tomando su celular y otras cosas con nerviosismo.
—¿Por qué?
—¡Porque eres pasante, los que son como tú deben de estar por el primer piso, sin saber lo que está pasando! Tienes que irte, Hunnie —se acercó y lo levantó mientras lo arrastra consigo a la sala.
—¿Y te quedarás?
—No, yo también me iré. No estaré en esa puta conferencia, estaría condenando mi vida si escucho algo de ahí —toma el picaporte de la puerta y antes de girarla, el menor pone su mano encima.
—Dime que significa DPR, no diré nada, lo prometo.
—Despertar —contestó lo más bajito posible temiendo ilógicamente ser escuchado. —Y solo hay una persona que todos esperaban que despertara.
No dijo más y dejo que la imaginación del menor fuera libre alderio. Abrió la puerta y al salir notaron como los pasillos se hayan tensos. Los trabajadores corren de un lado a otro, temerosos. Y hasta él mismo se haya en ese estado, jalando a Sehun para que no se quedará y descubriera algo que lo haga encadenarse al lugar. El terror, el miedo y la confusión.
Parecía el propio apocalipsis y a partir de ahí, no sabía que clase de futuro le esperara al SORAS.
—¿Sabías dónde estuvo Jeno en la fiesta de anoche?
—¿Dónde?
—Arrodillado enfrente de la habitación de tu hermano, pidiendo a mares de lágrimas que regresara. Él está mal y me preocupa.
—No podemos hacer mucho, amor. Solo podemos apoyarle y tratar de darle distracción hasta que Jaemin despierte.
«¿Y si no despierta?» Pensó de pronto Renjun. El cual se haya del otro lado de la puerta invisible escuchando todo. Decidiendo que ya era suficiente se marchó a pasos lentos y cuidadosos, solo para pasar desapercibido. Aunque ya sabe que Taeyong conoce de su existencia detrás de la entrada, pero no dice nada.
Tampoco lo que haya pasado el día anterior haya sido un secreto. En el momento nadie lo sabía, pero hoy en los pasillos o se habla de la relación de los líderes, de lo problemático que Chenle se ha vuelto tratando de quitarle la ropa al menor a media noche —que bueno que por ahí estaban los demás y lo detuvieron— o si quieren algo melodramático para el día, era que Jeno desapareció a mitad de la fiesta para llorarle a su amor.
Renjun sabe perfectamente lo que siente el peliazul, en parte es porque antes de que llegara empezó a sentir una milésima atracción por el castaño y también, él mismo lo vio anoche.
De tanto beber la nostalgia de tener a Jaemin a su lado regañandolo y orientándolo, se hizo fuerte, tanto que a media fiesta, quiso ir a verlo. Lo que no se espero pero que debió de haber esperado, fue encontrar a Jeno en un deplorable estado.
—N-Nana, v-vuel...ve. P-Por faa-vor... Vuel-hip...ve a mi —sollozaba con pesar. Su cuerpo pegado a la vitrina y sus manos tratando de traspasarlo para tocar el cuerpo que yace casi sin vida del otro lado.
—¿Jen?
El llamado se gira y lo ve con una expresión lastimera, parecía un pequeño cachorrito abandonado y sollozando en el medio de un callejón pidiendo con sus cristalinos ojitos ayuda.
—N-No despierta... N-Nana no hip-despierta —dijo en un hilo de voz. —¿Q-Qué hago? ¿Q-Qué d-debo... hacer?
—Esperar —contestó ronco y bajo. —Lo único que puedes hacer es esperar y dejar que el tiempo pase, y si el mundo se lo quiere llevar, aceptarlo y seguir adelante.
—¡Jaemin no siguió adelante! ¡No lo hizo! —de pronto exclamó con ira. —¡T-Trate de ser fuerte, l-luche por él! ¡Yo pude... Y él n-no....
—Calmate por favor —intentó acercarse notando el comportamiento extraño de su compañero coreano, claro, estando bajo los efectos del alcohol cualquier estaría así.
—¡No, déjame! ¡Déjame solo!
Se alejo y se enreda con sus propios pies cayendo al suelo de trasero. Se arrastra hacia la pared apoyando su espalda con ésta y se pone en posición de feto, queriendo cubrirse a si mismo.
Renjun suspira y se acercó. Se sentó a su lado y rodeó su brazo en la espalda contraria. Inmediatamente Jeno lo acorraló con su cuerpo, abrazándole con fuerza, necesitando el calor que alguna vez le brindo Jaemin pero por más que lo busco, no lo encontró y volvió a llorar en el hombro del chino.
—¿Cómo es posible que sigas aquí? —cuestionó Renjun bastante sorprendido. Fue a ver por curiosidad si el coreano peliazul seguía enfrente de la habitación del menor de los Jae y encontrarlo le dió mal sabor de la boca.
Sonríe por cortesía y dice estar bien, así tal cual como Jaemin les mentía en sus caras y miren a dónde fue a parar gracias a eso. Tratando de no preocupar a nadie para no causar inconvenientes pero atrasar lo inevitable, da paso a una peor consecuencia.
Literalmente Jeno y Jaemin son tal para cual, y eso siempre se ha sabido. Es como si estuviesen conectados uno con el otro, tal vez de tanto tiempo que pasaron pegados en su momento tienen las mismas manías y gustos, son como un pegoste. Renjun no quiere admitirlo pero muy en el fondo siente una leve molestia, no puede visitar el castaño cuando se le de la gana porque sería bastante sospechoso estar todos los días frente a la vitrina como estúpido. Con el verdadero novio aquí, vivo y consciente pensar en una posibilidad con Jaemin se fue para el carajo.
Y no es porque no estuviese feliz por el regreso del coreano, claro que lo está, quiere a Jeno muchísimo, tal vez no tanto como a Chenle o Haechan, ya que a pesar de todos tener prácticamente la misma edad, se entiende mejor con los otros por sus locuras. Lee mentalmente parece tener la edad de Taeyong o algo así.
—Oh, hola, Junnie —le saludo ignorando el comentario anterior.
—Desde que viniste, no has hecho nada más que estar aquí, enfrente de Jaemin sin moverte.
—Claro que no. Ayude a que Tae-hyung volviera a la normalidad, voy a a las horas de comida y no me pierdo los resultados del laboratorio.
—¿Y las otras horas que quedan en el día? Los demás chicos casi no te hablan, no te ven. Yangyang parece más uno de nosotros que tú ¿Acaso te acuerdas de NCT Dream? Lo creamos para nosotros, los menores de edad, somos un equipo.
—Renjun, tal vez me falte solo un año para ser mayor de edad, pero aún así no tengo la mente de un cacahuate. Lo que les divierte a ustedes, a mí no lo hace.
—Y por eso vas a envecejer rápido —rodó los ojos. —Deja de lamentarte por JaeJae 24/7 y ven a divertirte con nosotros —sin su permiso lo toma de la muñeca y se lo intenta llevar.
—¿Te molesta tanto? —espetó quedándose quieto como una roca, no dejando que el norcoreano lo moviera ni un centímetro.
—¿El qué?
—No es tu problema si quiero estar con mi novio, estuve casi un año esperando este momento, volver a verlo. A si sea en coma, dormido, sin siquiera poder escuchar su voz o ver sus ojos. Al menos lo estoy viendo, al menos sigue respirando...
—No nos caigamos a ilusiones, solo respira por el aparato artificial que le da aire porque si no...
—Solo le agradezco a Dios el que hayan creado esos "aparatos artificiales" —soltó seco, algo molesto por las palabras del extranjero. Se zafa de su agarre y soba su muñeca. —El punto es que, mientras no dañe a nadie con mi comportamiento, todo estará bien.
—No, no lo estará. «Porque me molesta verte esperándolo y se que cuando despierte, ira a tus brazos» Te dañas a ti mismo creyendo que de verdad Jaemin despertara, las cosas como el amor son una ilusión, es un estímulo de nuestro cuerpo que...
Sus palabras quedan a medias porque recibe una cachetada en su mejilla dejándolo anonadado.
—¿Por qué...? —toca su herida, sintiendo un creciente dolor.
—Callate, ¿quieres? Dices todo tan a la ligera cuando de verdad no me estás ayudando en nada —sus ojos brillan debido a las lágrimas retenidas mirando a Renjun con cierta rabia. —Se que el amor es un estímulo pero no por ello una ilusión, ¿tu qué sabes de amor, eh? No sabes nada, así que no tienes derecho a decir que lo que yo tuve con Jaemin es una ilusión, algo falso. Me molestas, me estás molestando mucho, Renjun. Lárgate, por favor.
El chino queda bastante sorprendido por las palabras del contrario. Una espina arrasa una esquinita de su corazón haciendo que se diera cuenta de todo lo que dijo. Fue bastante cruel y directo con sus palabras, lastimo a Jeno, todo porque se sintió celoso. Él tiene razón, no tiene el derecho para decirle nada. Solo es un tonto aficionado que nisiquiera sabe lo que siente.
—Lo siento... —murmuró cabizbajo y se retiró dejando nuevamente solo al coreano.
Al doblar por el pasillo escucha una escandalosa risa de delfín viniendo de una de las habitaciones. No espera y se acerca a la que cree que es, asomándose a escondida.
Ve a Jisung sin camisa con Chenle poniéndole una nueva venda con torpeza, el rostro del menor ruborizado y el del mayor lleno de burla y ternura. Se siente feliz por ellos, nunca se espero esa combinación tan extraña pero es dulce y bastante bonita.
Piensa en dejarlos solos, pero termina haciendo mucho ruido. Antes de que los menores se giraran se vuelve invisible.
—Renjun, se que estás ahí. Te vi —la voz del pelinaranja lo hace sacar un bufido. El menor se acerca y abre la puerta.
El Norcoreano se deja ver otra vez, rascándose la nuca con pena. —No quería interrumpirlos.
—Tranquilo, no interrumpes nada —espetó Chenle con rapidez notando algo raro en el comportamiento de su mayor. Gracias a que ha estado varios años enamorado de aquel chino, lo conoce como la palma de su mano, no hay nada que no sepa de él. Con solo verlo, puede deducir que algo está mal y quiere ayudarlo. No porque siga enamorado o confundido, sino como un buen amigo. —Ven, entra.
—Pero... —intentó negarse pero el menor lo tomó de la muñeca y lo adentro a fuerzas. —Bueno, si quieres.
Camino y se sentó en el borde de la cama viendo como el tímido maknae se pone rápidamente su camisa torpe y adolorido.
—¡No, pollito, no! —exclamó de pronto el pelinaranja dándole un golpecito a las manos del único coreano de la habitación —No he terminado de vendar tu herida.
—P-Pero...
—Solo será un momento —insistió y le volvió a quitar la prenda al menor para terminar su tarea gustoso, de la cual lleva más de diez minutos haciendo. Pero es que ¿acaso es su culpa de que Jisung tenga una espalda y nuca tan linda para admirar?
—¿El amor es así? —cuestionó en voz alta sin percatarse de sus palabras.
Chenle se ruboriza y suelta una sonrisilla. —¿Tal vez? No lo sé, aún estamos creciendo, ¿Verdad, pollito?
Jisung siente como sus mejillas sonrojadas por el menor y asiente frenetico. —S-Sí.
—¿Y cuándo el amor es unilateral? ¿O nisiquiera sabes lo que estás sintiendo con exactitud? ¿O es que más bien no lo quieres aceptar porque sabes que no debería ser así y la otra persona no estará contigo jamás...? —arrojó todo de pronto dejando bastante sorprendido a sus menores. —Es raro, no lo sé. Te das cuenta de que lo quieres cuando ya no está, pero cuando lo tenías nunca lo aprovechaste y ahora, cuando sabes que no es tuyo, te molesta y te duele...
Chenle abre sus ojos saltones. —Ya va, ¿Estás enamorado de Jeno?
—¿¡Qué!? Iuu, que asco. ¡Claro que no!
—Lo siento, pero no sé. Todo lo que dijiste me hizo pensar en él —se rascó la nuca confundido. —Entonces dime ¿Qué te tiene abatido?
—Tú no sabrás.
—¿Por qué lo dices?
—Porque eres rico, ustedes siempre tienen todo a la primera.
—¡Claro que no!
—¡Claro que sí!
—¿¡Y por qué me gritas!?
—¡Tu empezaste!
—¡Eres un egoísta, siempre piensas menos de mi!
—¡No es que siempre pienso menos de ti, solo digo las cosas como son! Tu lo tienes todo y aún enfermo de nacimiento, no caes en coma como Jaemin.
—¿Y Jaemin que tiene que ver con esta discusión?
—¡Bueno, no lo sé, solo decía!
—¡No, dime ¿Por qué lo mencionas?! ¡Se honesto!
—¡Lo lamento pero todos sabemos que eres un tonto e inmaduro!
—¡Pero tú también! —abulta sus mejillas con frustración señalando a su mayor.
—Pero es diferente, no soy un niño mimado de papi, el cual siempre llora como un bebé "Quiero ver a mi papi, quiero ver a mi papi". Jaemin está en la misma situación que tú, que digo, todos y nadie se pone de berrinchudo como tú —soltó todo con impotencia, demostrando algunos pequeños pensamientos que ha tenido de su menor. Lo quiere bastante, casi como un hermano pero algunos caracteres lo molestan bastante. —Quieres tener todo para ti, todo a tus pies el instante en que chasqueas tus dedos.
A medida de las palabras fueron saliendo de la boca del Norcoreano, estás fueron clavándose una a una en el corazón del menor. ¿Era así? ¿En serio era así? Se siente a punto de romperse y retiene las lágrimas sintiendo odio y rabia hacia su contrario. Que bueno que ya no le gusta ese tonto, porque si fuese así ya estaría planeando como suicidarse ahogándose en la bañera.
—¡No, yo no...
—Sí, ¡Si eres así!
Chenle sorbe su nariz y endurece su mirada, enojado y con su mente borrosa. —Ah, ya sé. Estás así porque te gusta Jaemin, ¿no?
—¿Q-Qué? ¡Claro que no!
—¡No me mientas! ¡Lo sé, lo debí de haber sospechado desde hace tiempo! Siempre estaba detrás de tus pasos, te perseguía a todos lados velando por tu bien y por tu sola mirada hacia mi...
—¿De qué estás hablando? —Renjun se confunde y no sabe cómo sentirse al ver que las lágrimas caen de forma furiosa de las mejillas sonrojadas del menor.
—Hyung, por favor —Jisung intento detener al pelinaranja pero aquel solo se zafa de su agarre.
—Hablo de que me sentía celoso, quería que me miraras como mirabas a Jaemin, quería que me dieras una pizca de la atención que le dabas a él, quería que al menos guardarás un espacio aunque sea pequeño de tu cerebro de mi pero nada, creo que nisiquiera eres un buen amigo. Siempre he estado detrás tuyo como un perro faldero, mi autoestima dependía de ti...
—¿Por qué... Por qué me estás diciendo esto ahora? —su mente quedó en blanco con una sola sospecha que no quería aceptar.
—¡Porque me gustabas! —reveló de golpe, sintiendo por fin un peso menos sobre su hombro y entre llantos siguió —te amé durante tres años de mi vida y por suerte, gracias a Jisung, a pesar de prácticamente ser unos desconocidos me trató como tú nunca me trataste. ¿Me considerabas tu amigo si quiera?
Renjun se haya bastante perplejo. —¡N-Nosotros somos amigos! ¡T-tú..
Yo...! De verdad no puedo creerlo...
—¿Al menos sabes a qué soy alérgico?
—¿Tienes alergias? —soltó sin pensar y rápidamente se tapa la boca arrepentido. Claro que sí, recuerda vagamente algo de eso pero ahora que de verdad se pone a pensarlo. Dejaba a Chenle siempre detrás suyo sin prestarle atención, ¿Tan mal amigo era?
—Me alegro haber dejado de quererte, porque esto, me hubiera destruido —muerde su labio inferior con impotencia. —Largate, por favor.
—No, yo de verdad.
—¡Lárgate, ahora!
Con su corazón bastante aturdido y culpable, decidió aceptar la solicitud de su menor. Cabizbajo murmura un "Lo lamento" y deja la habitación. Otra vez, volvió a ser hechado por un compañero...
—Hyung...
—Estoy bien, pollito.
—Ven aquí —el maknae no espero más y se acercó al más bajo de estatura para abrazarlo con fuerza y al poco tiempo sentir su hombro desnudo mojarse. Le acaricia el cabello y apoya su barbilla en la cabezota.
Sí, Jisung ha estado creciendo tanto que ahora le supera prácticamente una cabeza al chino.
Gritos desesperados de personas suplicando por piedad, arrodilladas enfrente de una sombra oscura e inalcanzable para nuestro rubio protagonista.
Intenta dar dos pasos y acercarse, pero siente como su cuerpo pesa y sus pies como si fuesen dos ladrillos se arrastran con dificultad.
Llantos y exclamos de dolor. Multiples murmullos atocigan su cansada cabeza, el cual quiere que todo pare ya y con una fuerza de voluntad que sucumbe desde su interior se esfuerza para llegar a aquella sombra que deja sufrimiento en aquellas personas desconocidas arrodilladas ante él.
Su corazón duele cuando ve un oscuro ser formarse en un extraño e irreconocible animal y se lanza encima de alguien para devorarlo vivo, en frente de sus narices como si no estuviese ahí, con si no fuese nada su existencia.
—B-Basta... —pidió en un hilo de voz.
Siente un pesar tan grande en su pecho que no entiende, un nudo se forma en su garganta y sin poder evitarlo un torbellino de lágrimas cae desde sus ojos.
—P-Por favor... D-Dejalos... —ve como uno en uno van cayendo esas personas y la confusión, la frustración y el dolor crece cuando lo ve muertos. Ahí es cuando al fin logra reconocer sus rostros con claridad, son sus amigos, su familia. —No... ¡No...!
Se arrodilla ante su líder pelirrojo e intenta pedir que despertara pero solo ve su mirada perdida en algún punto sin vida. Intenta gritar, de decir algo pero su voz sale muda. Por más que mueva sus labios y fuerce su garganta, algo está mal con el. Toca su cuello con frustración sintiendo como poco a poco va perdiendo la cordura, dando paso a la alteración.
De un momento a otro, de un solo parpadeo. Escucha el gran rugido de un león y se ve a si mismo como el maligno ser que está acabando con la vida de sus amigos.
—¡Déjame! —exclamó de pronto por fin cobrando la conciencia. Sus ojos confundidos escanean su alrededor y solo ve pilas y pilas de libros acompañándolo en la soledad de la biblioteca.
Él se la paso leyendo y de un momento a otro quedo dormido encima de una de las páginas. Frota su mejilla sintiéndola adolorida mientras aún el miedo sigue en su corazón palpitante.
—¿Pasó algo? —de pronto la puerta es abierta por el singular pelirrojo entrando con una expresión preocupada. Se queda estático al ver el cuerpo tembloroso, el rostro pálido y los ligeros cambios de color del iris del rubio. —¿Estás bien? Woo, ¿qué te...
—¡A-Alejate! —exclamó levantándose del asiento y retrocediendo. —¡No te acerques a mi!
Retrocede hasta donde más puede y su espalda termina chocando contra el estante de libros sin tener escapatoria, con su líder acercándose.
—Woo, todo estará bien aquí y conmigo.
—N-No, no lo estará —rompe en llanto.
Suaviza su mirada y da un paso al frente. —Claro que si, confía en mí.
—Te maté, y-yo te asesine ¿y aún así dices que esta bien? —reveló con dolor tragando duro a la espera por alguna respuesta de parte de su mayor.
—Es solo un sueño, no es real. Una ilusión que está usando para asustarte.
—¿Y qué si es real? ¿Y... Y si es mi destino ser malo?
—Tú no eres malo.
—Aún así, soy peligroso...
—Ven, toma mi mano y vayamos a dónde Jeno. Te recetará algo bueno que te haga dormir sin pesadillas —extiende su mano al aire esperando que el menor lo aceptará. —Mi mano se va a cansar de estar tanto tiempo plegada.
Jungwoo frota sus ojos y respira lentamente, buscando el control de si mismo.
—¿Estás bien? Creo que te vez mejor.
—S-Si... —asiente como niño bueno y después de secar sus lágrimas se acerca a pasos inseguros a su mayor para tomar de su mano.
Taeyong le sonríe amablemente, de esas que te transmiten paz como si estuviese diciendo "Todo estará bien conmigo aquí". Tal cual de esas sonrisas que su madre le regalaba de pequeño. ¿Es malo sentir al pelirrojo cercano de una forma maternal? Gracias a que todo se arreglo el fin de semana pasado, la tranquilidad englobó la casa completa. En un santiamén el pelirrojo logró arreglar las cosas, es tan rápido e inteligente, amable y si se lo proponía dulce. Les cocina, siempre está atento a ellos pero también les regaña y es bastante bipolar, y el único que puede calmar esa faceta suya es Jaehyun, como si fuese el padre del grupo calmando a su esposita.
Ojalá tuviera una relación como la de ellos dos pero siente que lo suyo con Lucas no debería. No quiere lastimarlo con su ser. ¿Y si lo decepciona al descubrir lo que verdaderamente es? A fin de cuentas cuando Taeyong trato de alejarlo de él (siento controlado por el chip) todas sus razones eran válidas, ninguna errada.
El líder guía al menor por los pasillos hasta llegar al laboratorio, en donde ve a Jeno con una bata blanca y de esos lentes transparentes para proteger los ojos, mientras combina extrañas posiciones.
—Jeno.
—¿Si, Hyung? —rapidamente atendió el llamado del pelirrojo.
—¿Qué haces?
—Alguna medicina o spray que disipe el virus de Jaemin —reveló, sin dejar caer su sonrisa por más dolorosa que se haya vuelto. Sacude su cabeza y ríe. —Dime, ¿Qué necesita?
—Jungwoo está teniendo pesadillas.
—Mhm... —asiente pensativo, analizando el estado del pelirubio que aún no conoce muy bien. —Que vaya a la sala de terapia, hay algo que he querido hacer con él, aprovecharé el momento.
—Esta bien —asintió el pelirrojo.
—¿Terapia? —Jungwoo ve confundido a su mayor, mientras el peliazul corretea por los gavetines.
—Confía en él, es muy bueno en lo que hace —palmea su espalda.
El rubio asiente no muy seguro y se deja llevar a una habitación de la clínica, la cual tiene un asiento alargado, típico en la sala de consulta de psicólogos.
Justo en eso, la puerta es abierta entrando de ahí Lucas con su celular en mano.
—Jeno, ¿Para qué me... —las palabras se quedan en el aire al ver a Jungwoo dentro de la sala. Al principio quiere evitarlo pero su mirada se queda clavada en lo extraño que se ve, más inestable de lo normal. —¿Pasó algo?
—Jeno tratará de usar la alquimia para descubrir a Jungwoo —dijo Xiaojun, recién entrando a la sala con alto porte, Lucas interrumpe su camino de espalda y le pide. —Con permiso, por favor.
—Pase usted —contestó con cierta ironía el moreno, dándole espacio e inclinándose con broma hacia el elegante chino.
—Gracias, lacayo —murmuró lo último esbozando una pequeña sonrisa.
Lucas le iba a responder algo ante eso pero, Jeno se adentro a la habitación cerrando la puerta con llave.
—¿Qué nos harás?
El menor no responde y con el vaso de agua bendita que tiene en su mano le salpica a sus miembros. Luego extiende su mano soltando un extraña aura blanca que cubre el cuerpo de todos y se adentra por la boca, fosas nasales y oídos.
—¿Qué... Qué es esto? —Woo se siente confundido, pero con la magia del menor lo hace de alguna forma, más ligero y con menos pesar.
—Los he purificado, mientras no suelten una grosería. Seguirán siendo puros —dijo después de dejar el vaso en una mesa —Ahora, Jungwoo-Hyung, por favor acuéstate.
El pálido hace caso a lo que dictó el menor, acomodándose en el sofá.
—¿Y por qué no traen a Ten? A él le encanta estás cosas —intervino Lucas.
—Xiao-Hyung y Ten-Hyung no pueden estar juntos en una habitación, recuérdalo —contestó el peliazul. —Además, Hyung es posiblemente la persona más impura de esta casa, necesitaría más de agua bendita y poderes blancos.
—Tal vez —ladeo la cabeza frunciendo sus labios.
—Por cierto... —saca del bolsillo de su bata una hoja con una lista anotada y se la extiende al Hongkones. —Yo no te traje para que solo mires, usa tu poder y tráeme estás hierbas.
El moreno asiente y toma el papelito para quedar con una expresión perpleja. —¿Esto acaso existe?
—Tu poder es de las plantas y nisiquiera las conoces, que gran orgullo —arqueo una ceja Xiao un poco irónico.
—No es solo de las plantas, estoy a cargo de muchas cosas a la vez. No tengo tiempo para estar atento a todo.
—Deberías de especializarte en una cosa, eres un diamante en bruto no explorado, con tu habilidad yo llegaría muy lejos.
—El problema de Lucas, es que no se esfuerza en mejorar sus habilidades y además, se deja influenciar mucho en las emociones, de eso se basa sus poderes, de lo que siente y no es malo, pero dejarnos llevar por ellas tampoco es bueno —explicó Taeyong.
—¿Estamos aquí para hablar sobre mis poderes o ayudar a Woo?
—Te recomiendo practicar, si llegan a unir sus poderes... —las palabras del elegante quedan plegadas en el aire dejando algo confundido al moreno. —Sería bastante emocionante.
—¿"Unir"? ¿Con quién?
—En algún momento lo sabrás, pero no será de mi boca, no me corresponde.
—Cuando la Isla logré localizarnos, sabrás de que habla —asumió Jeno. —Mientras, necesito de esas plantas por favor.
—Ya paso el fin de semana —comentó Jungwoo. —Y habían dicho que mientras el Sr. Kang no despertara para esos días ya debíamos de estar en la Isla. Eso significa que... ¿El Sr. Kang despertó?
El ambiente se puso inevitablemente tenso, con los chicos mirándose unos a otros.
—No creo —relajo Taeyong. —Si ha de ser así... Nos enteraríamos en estos días, pero creo que no, él enfermo gravemente.
—Woo, cierra los ojos. Nadie hable, quiero silencio —hablo Jeno haciendo que la charla muera.
El rubio hace caso a su pedido y cierra los párpados.
—Relajate, vacía tu mente, no pienses en nada ni en nadie más hasta que te lo pida —su voz salió en su suave susurro tratando de transmitirle paz a su mayor, se sentó en el borde del sofá y coloca sus manos en la sien del rubio masajeando en círculos para relajarlo. —Intenta dormir, te vez cansado.
—¿Dormir? Mhm... Va a tardar un poco —respondió Jungwoo en voz baja, sintiéndose bien con el masaje de Jeno, literalmente tiene manos mágicas.
—Conmigo aquí, no lo creo —sonríe de lado, un poco orgulloso por sus habilidades.
De sus dedos desprende una energía blanca la cual inhala nuestro rubio portagonista, sintiéndose extasiado y hasta más somnoliento. Solo pasaron unos pocos segundos para sentir como la consciencia le pesa y se deja caer en lo más profundo de su sueño.
Paz y calma.
Un mundo blanco lleno de luz.
Realmente se sentía mucho más relajado con un sueño muy placentero.
Jeno al notar que logró por fin hacer dormir a su mayor, deja sus dedos quietos en la sien del contrario y cierra los ojos tratando de acercarse a su mente. Se ve a si mismo en un pasillo en medio de la nada, todo era blanco. Sin entrada ni final o piso ni techo. Todo unicolor.
Da unos pasos haciendo eco por el lugar, bastante relajado a decir verdad, porque esto lo ha hecho más de una vez. Así es como antes le quitaba las pesadillas a Jaemin.
»Jaemin.«
Siente un extraño escalofrío recorrer por toda su espina dorsal cuando escucho la voz de un extraño ser nombrar a su amor. Se supone que él se metió en su mente, no Jungwoo a él. ¿Por qué...?
Un paísaje a su alrededor de pronto se formó, oscuro y ciniestro con el piso húmedo mojandole sus calzados. Baja la mirada y solo ve sangre. Charcos de sangre.
«Es el sueño de Hyung»
Mira a su alrededor sintiendo un extraño ser acechándolo. Algo muy poderoso y malvado escondido entre los arbustos del bosque. ¿En qué momento aparecieron los árboles a su alrededor?
«¿Qué es esto? ¿Dónde está Hyung?»
Sus pelos se ponen de punta cuando escucha unos pasos muy cerca de él, no sabe porqué pero sus pies inmediatamente reaccionaron y corren lejos de lo que sea que esté persiguiéndolo por detrás.
Siente como su corazón late tanto que pareciese salir de su pecho, justo cuando medio gira su cabeza sobre su hombro para quién es el que lo persigue. Se encuentra con una para nada agradable sorpresa cuando nota una cabellera rubia.
Distraído se tropieza con una rama y cae rodando. Por alguna razón un acantilado se aparece y él roza con el borde, antes de caer se agarra de una rama con fuerza.
—¿Qué es esto? —se preguntó confundido mientras escucha como hace eco una sombría risa parecida a la voz de Jungwoo pero de una versión más macabra. —¡Hyung, ¿Dónde estás?!
—¿Creíste que podrías entrar a mi territorio así de fácil? —una oscura voz lo aturde. Escuchando unos lentos pasos, sube la vista y se encuentra con Jungwoo, si, es él o tal vez no. Su piel blanco amarillento como la de un muerto viviente, ojos amarillos y garras en vez de uñas.
—¿Qué eres...? —espetó asombrado. Él nisiquiera busco entrar a la mente de Jungwoo, solo quería arreglar sus pesadillas, no tenía intención en encontrarse a ese ser.
—Un Neo, ¿No es obvio? —ríe.
—Eres más que un Neo. Pero eso no importa, yo no vine a invadir tu territorio. Solo a darle paz a Hyung con sus pesadillas, por favor, déjame ir —trató de decir las cosas de forma más razonable y respetuosa posible. Está 100% seguro de que ese ser, es el de sus sueños. La persona que podría destruir el mundo si no se maneja.
—¿Destruir el mundo? ¿Qué chiste tiene cuando no quede nadie con quien jugar? Adueñarme de él es mejor.
—Yo entre a tu mente, tu no deberías de poder...
—¿Entrar a la tuya? Alguien como yo, no tiene límites, pequeño —dicho aquello pone su pie encima de la mano del peliazul para pisar con fuerza.
—Argh... —Jeno ejerce fuerza en su agarre. —¿Sin límites? —aún así, después de todo, necesita sacarle información, algo que tal vez se arrepintió saber.
—El único que puede prohibirme los límites es Woo pero es solo un pobretón que no sabe nada, es un tonto. Te daré un consejo antes de que caigas al vacío —sonríe con sorna y arregla su cabello. —Si el pequeñin no logra domarme, te recomiendo matarlo antes de que obtenga mi transformación completa.
—¿Ma... Matarlo...? —el peliazul abre los ojos como platos.
—El chiquillo ha abierto mucho su mente y es más sano, falta poco para despertar por completo.
—¿Y por qué me dices esto? ¿Qué ganarás diciéndomelo? —desconfía.
—Se que no serán capaces de matarlo y más por el tonto de Lucas en medio, será realmente divertido verlos vueltos locos pensando qué hacer —pisa más fuerte haciendo que el menor sangre y suelte quejidos. —Cuando despiertes, te dejare un regalo, bebé. Así lograrás recordarme por mucho tiempo más. Aprenderás a no volver a entrar a mi territorio...
—¿Qué...?
No pudo terminar de articular otra palabra cuando cae por el acantilado el cual por alguna razón se vuelve más profundo y oscuro. Se siente perdido y desorientado, algo cansado y bastante extraño. No tiene la fuerza de usar su magia para protegerse. Intenta gritar con todas sus fuerzas pero no puede, nada sale de su voz.
Escucha lejanas voces que llaman a su nombre pero no está seguro de dónde provienen. Solo sabe que de pronto abrió los ojos volviendo al mundo real y su cuerpo por inercia sale volando por lo aire chocando duramente contra la pared, dejando amolladuras.
—¡Jeno, ¿Estás bien?! —exclamó Lucas para ir acercarse a su menor pero la mano de Taeyong es más rápida y lo toma con fuerza, ya que nota un aura extraña emerger dentro de su cuerpo.
Jungwoo abre los ojos asustados y mira en dirección del peliazul, el cual parece estar teniendo unas extrañas convulsiones.
—¿Q-Qué... Qué le pasa? —el rubio se siente asustado y antes de que alguien le respondiera, el menor se levantó de un tirón dirigiendo su mirada justo a él.
—Tu... Tú... —murmuró con sus ojos bien abiertos. Lo que confundió más a los demás fue ver como sus iris se tornaron amarillos como si estuviese poseído por algo.
Jeno no espera y corre hacia el rubio para abalanzarse contra él pero antes de que pudiese hacer algo, Lucas se había zafado del agarre de su líder y corrió empujándolo contra la otra pared.
—¿¡Qué te pasa, Jeno!? ¿¡Qué es esto!?
Por el duro golpe, el peliazul logró cobrar la conciencia dominando su cuerpo de nuevo. Se pasa sus manos por su cabeza frustrado. Se arrastra por la pared hasta caer al suelo y mirar a la nada, en posición de feto.
—¿Qué paso? ¿Qué viste? —Xiaojon se acercó, y se arrodilla a su lado tomándolo del hombro.
—Nada—contestó al instante. —Solo... Lucas-Hyung, por favor, has las hierbas. La magia blanca no funcionó con Jungwoo-Hyung. Veremos si los té, le podrán servir.
—¿Qué? ¿Eso es todo? A mí no me mientas hay algo más, ¡Intentaste atacar a Woo! —se altera no creyendo esas palabras. Jeno se comportó muy extraño y aún lo sigue haciendo, ve impaciente como se levanta con ayuda del chino y evita su mirada.
—Aun hay muchas cosas que verificar —eso fue lo único que dijo, pone sus manos dentro de la bata y al dar solo dos pasos se desploma contra el piso sin fuerzas. Siente un extraño dolor en su mano, notando una herida, eso fue de cuando aquel extraño ser lo piso pero todo fue dentro de un sueño. Es imposible que pase a la realidad...
—¿Te lastimaste? ¿Cómo? —Taeyong se acercó frunciendo el ceño. —¿Qué viste dentro de Jungwoo?
Quiso decir, decir la verdad pero no estaba seguro. Ese ser buscaba que el contara todo y así armar un alboroto que tal vez es innecesario. No quiere caer en su trampa ni causar conmoción entre sus compañeros.
—No, no puedo...
—¿Qué? ¿Por qué?
—¿¡Qué no entienden!? ¡No es no! —exclamó frustrado y se levanta de un tirón. Débil y sin aceptar ayuda ajena se va de la habitación dejando a todos confundidos y al rubio, con un sabor amargo en la boca.
«Jeno... ¿Me miró como si fuese un fenómeno?
¿O esa mirada estaba más dirigida hacia mi otro lado?»
—Son unos malditos incompetentes.
Aquella oración salió de la voz de aquel macabro enemigo más una gran carcajada que resonó por los pasillos.
—Maravilloso, en serio —siguió riendo con aquellas palabras. Se limpia las lágrimas que caen de sus ojos y los hombres que lo rodean (los científicos Lee, Yang, Hwang y Jung) intentan seguirle la risa temerosos. Rápidamente el rostro del Sr. Kang pasa a ser bastante sombrío —¿En serio para ustedes esto es gracioso? —con un bastón en mano golpea fuerte el piso logrando sobresaltar y callar al instante a todos, que temblaron. —Sin mi son solo una bola de idiotas inservibles, ¿¡Cómo es posible que hayan dejado escapar a todos!? ¿¡Cómo!? ¿¡Taeyong, John Seo y Yuhkei o sus hijos, Lee!?
—Lo sentimos, se salió de control —se inclina con respeto Jung.
—¿Y el Comandante Im? ¿Dónde está ese incompetente?
—Él... —Hyunsuk tiembla un poco al sentir la dura mirada de su líder, el cual hace solo unos veinte minutos acaba de despertar del coma durante 4 años y parece renovado, no le costó pararse a maldecir a todos. —Él se suicidó poco después de que usted cayera en coma...
—¿Qué? Idiota, sabía que era un cobarde... —bufa sintiéndose estresado, el sudor cae de su frente y Ravi, detrás suyo se acerca y saca un pañito de su bolsillo para limpiar delicadamente el rostro de su amo.
—Acaba de despertar, maestro.
—Lo sé, lo sé... —asiente. —¿Y entonces quién lidera el equipo, ah? No me digan que no tienen a nadie durante estos años, con razón no han podido agarrar a ninguno.
—El Comandante Choi —apresuró a decir Sooman. —Se reclutó hace seis meses y siendo honesto, es el más competente para este trabajo, impecable.
—¿Entonces donde están los Super que ha capturado? —preguntó sarcástico haciendo que todos se callasen. —Si no hago las cosas yo, nada saldrá bien —murmura hastiado, a penas despertando y ya con dolores de cabeza. Jungwoo es solo un chico débil, claro, por ahora ¿Por qué nisiquiera han podido capturarlo? «Ah, cierto, todavía no conocen de su valor» —Solo busquenme la información y antecedentes de ese tal Choi a ver si es tan bueno como dicen.
—Si, señor —Lee asiente, se inclina y se gira para marcharse y hacerle caso a su pedido.
—¡Alto, tonto! ¡No ahora, después! —le grito haciendo que se detenga y se gira inclinado.
—Lo lamento.
—Antes que nada, les mostraré un pequeño secreto —reveló esbozando una sonrisa mostrando sus dientes, para nada agradable. —Al ascensor, no quiero subir todavía al pasillo del SORAS sin una entrada triunfal.
Los científicos le hacen caso y corren hacia la puerta del elevador para presionar el botón. Las compuertas se abren y dejan que el dueño de todo entre primero junto a Ravi.
Kap-soo toca varios botones de los pisos como si fueran el código de alguna clave, el ascensor cierra sus compuertas y detrás de sus espaldas se abre otras.
—¿Qué... Qué es esto? —los científicos se ven abrumados y bastantes sorprendidos.
—¿Me creen idiota? Dejé lo mejor para mí, no iba a dejar que ustedes cuidarán de mis creaciones más elaboradas.
—¿Creaciones? —Sooman se atreve a preguntar.
El Sr. Kang sale del pasillo sin palabras y deja que los hombres temerosos por detrás lo sigan, menos Ravi, ya que es el único el cual sabe de lo que está hablando.
Caminan por estrechos pasillos hechos de metal mientras un extraño olor inunda las fosas nasales. Escalofríos pasan por el cuerpo de los inexpertos, los cuales ahora se daban cuenta de todo lo que aún les falta por conocer de aquel mundo oscuro.
—Hay Super Humanos inservibles los cuales deben de desaparecer como Jaemin o Taeil ya sus poderes no nos benefician en nada pero, hay otros que se pueden reutilizar —sonó divertidamente macabro al decir la última palabra. —Como Taeyong, Yoonoh o John Seo. Bastante poderosos y servibles para controlar.
—¿Por ello interceptó un Chip en la cabeza de Lee Taeyong? —se atrevió a preguntar Sooman.
—Era uno de mis sujetos de prueba y ahora que escapo... Bueno, uno de tres salió mal. Un resultado medianamente bueno —ladea la cabeza pensativo dejando confundidos al cuarteto. Dobla por un pasillo y se detiene enfrente de una compuerta irrompible. Pone una contraseña y deja que la máquina escanee su rostro. Un sonido afirmativo suena más un "Bienvenido" de la máquina.
Los hombres entran detras de él y ven un pasillo entre varias celdas celladas. ¿Quienes estaban ahí?
Todo era de una tecnología jamás antes vista, se nota que Kang tiene mucho más trucos bajo la manga y preparo tanto para su temido regreso.
Kang apresura su paso y se posiciona enfrente de las dos primeras celdas y saca del bolsillo de su pantalón un botón, lo presiona y mira gustoso sus dos creaciones.
—Acerquense, compañeros —les hace una seña a los científicos, los cuales hacen caso y se asoman a las dos primeras celdas, una en cada lado.
Se sobresaltan cuando ven dos seres, parados en el centro de cada celda sonriendole a su "amo" mientras se inclinan.
—¿D-De dónde salieron? —cuestionó Hwang con algo de miedo, claro, ¿Quién no tendría miedo al ver tales criaturas?
—Ella es Mina —señaló de primero a la derecha. Una chica joven de a penas sus veinte años pero con una apariencia bastante peculiar. Su cuerpo lleno de vendajes como si fuese una momia. Su expresión sin vida y labios negros, ojos oscuros y mirada hechizada, malévola. Sin duda alguna, escalofriante, salida de una película de terror. —Según las estadísticas es muy poco usual que existan Súper Humanos del género femenino, por algo genético pero aún así no imposible. Es una japonesa que Ravi capturó, mi más leal servidor y que guarde para mí. Le di ese estilo de ropa ya que combina bastante con sus poderes: La Arena. ¿Ingenioso, no?
—Creo que si —se rasca el cabello que cae enfrente de su oreja, Sooman.
—Y del otro lado, pueden admirar a Taehyung, de entre mis creaciones es el más hermoso. Le incerte en su Chip el orgullo y estilo, hay que variar, ¿no? Solo mírenlo —lo señaló. Todos miraron ahora al chico de cabellera rubia, poseyente prácticamente todos los estándares de belleza de su país, bastante atractivo a decir verdad. Su apariencia es más brillante con su smoking amarillo sin tantas cosas como la contraria pero con solo mirarlo, no se veía para nada agradable. Porte y aura creída y peligrosa.
—¿Ellos dos tienen un Chip? —preguntó Hyunsuk curioso.
—Si, al menos dos salieron bien. Cuando vea a Taeyong veré qué salió mal, esperemos que todavía haya salvación o si no extirparle el Chip de su cerebro y colocar otro podría, tal vez, tomar su vida —se lo piensa un poco y no se ve para nada dolido por si aquel pelirrojo llega a morir en aquel posible intento a futuro cuando lo capture.
—¿Piensa convertir a mi hijo en esto? —se atrevió Sooman a preguntar bastante perplejo.
—¿Qué? ¿Ahora es que te preocupas por tu hijo? ¿Pasó un milagro y tu instinto de padre apareció?
—N-No, es solo por curiosidad.
—Tú me dices, ya que es tu hijo puedo darte la posibilidad de darle su futuro. O lo matamos o le colocamos un Chip.
—¿Y dejarlo más tiempo con Taeyong? —sus palabras salen con cierto toque repugnante.
—O si es cierto, tu hijo salió maricón. Pero tranquilo, eso con el Chip se puede arreglar.
—Pense que debíamos matarlos...
—¿Para qué matarlos si pueden ser útiles? Estamos en el siglo veintiuno, la tecnología avanza de forma constante y el miedo por alguna tercera guerra mundial o peor, una invasión alienígena. Estamos en constantes peligros y necesitamos un escudo. ¿No te parece que es mejor agregarle un valor útil a la vida de ese Yoonoh? Por fin decir que te sientes orgulloso de un hijo tuyo porque es el único que tiene salvación. Jaemin debe de morir —explicó con tanto relajo que da escalofríos.
Para sorpresa del no tan oscuro corazón de Hyunsuk, ve como Sooman medita esas palabras. —Tiene razón, pero si llegamos a capturarlo. Alejenlo de Lee, arruinó el orgullo y la vergüenza de mi hijo. Lo único que le quedaba...
—Que bueno, una habilidad como la de él no se pueden desperdiciar —aplaude orgulloso. —Yuhkei, Yoonoh, Taeyong, John Seo y Jungwoo. Tenemos que traerlos vivos.
—Señor —Jung levantó la mano llamando la atención del mayor.
—¿Si?
—Hay más Súper Humanos.
—Oh, ¿En serio? Eso es aún mejor, solo hay que capturarlos, tengo que crear más Chip's.
—Si me permite decirle con todo respeto, pero con solo dos de ellos no se puede derrotar a una veintena —opinó Sooman.
—Oh, tranquilo. Aún faltan más creaciones, vengan para acá. Ravi, suelta a Mina y V —el hombre dragón asiente sin decir nada y hace caso a su petición. Mientras, Kang camina más adentro hacia otras celdas con los científicos por detrás. —Admiren, esto si es una obra de arte.
La expresión de los hombres se volvió un absoluto poema, nunca en su vida vieron algo así, con aquellas extrañas características y ojos llenos de un mal jamás visto. Ellos sin duda alguna, no son humanos y nisiquiera tienen un pizca de ello en su ADN.
En una celda se ve a un ser verdoso, su cabello cayendo de forma desordenada en su rostro contrastando con aquel vicioso mirar. Alto, perfilado y esbelto con un aura temida. Tatuajes brillando de forma extraña y una piel dura de color verdoso recorriendo toda la extensión de su espalda y brazos, hasta un poco en el cuello.
Entre las rejas del otro lado, se ve a un chico de porte bastante elegante. También alto y esbelto con un traje de chaqueta larga, su forma de parar mas el bastón —que forma la cabeza de un cuervo en la parte superior— parecía ser la viva imagen de Drácula. Sonrisa macabra contrastando con su rara apariencia tenebrosa.
Se inclina hacia adelante con una mano en su pecho. —Buenas tardes, Maestro. Que bueno que haya despertado, han pasado cuatro años desde que lo ví por última vez.
—¿Q-Q-Quienes son estos...? —Hyunsuk tiembla detrás del brazo de Sooman, con mucho miedo y confusión.
De por sí las primeras criaturas eran lo suficientemente escalofriantes pero estos dos últimos, ¡parecen sacados de una película de terror! ¿Qué clases de seres estuvo todo el tiempo engendrando en el sótano secreto del SORAS?
—Son Kai y Song, ambos con Neos Oscuros. Como se puede ver, este verdoso es mutación de un reptil humano, y este de acá es de un Cuervo.
—¿Mutación?
—Mas bien serían otros lados —se tocó la barbilla pensativo.
Ravi se acerca a estos con Mina y V afuera, los cuales cruzaron entre los gelatinosos cuerpos de los científicos y se posicionaron detras de Kang, como si fuesen sus sirvientes. El hombre de dragón se acerca a las dos últimas celdas y las va abriendo.
—Existe un lado mucho más oscuro de los Super Humanos que casi nadie conoce, los lados Neos, son la mutación, en su mayoría, maligna de los Super. Sus habilidades son bastante alucinantes, su fuerza, instintos, magia y lógica es mucho más avanzada que la de un Super Humano normal —fue explicando dejando aún más sorprendidos a los hombres. —Claro, controlar a estos seres es netamente imposible pero en cambio, se pueden hacer múltiples tratos y cambios. Ellos... —señaló a Song y Kai, que justo salieron y se posicionaron detrás de él. —Ahora son de mi pertenencia y nadie, nunca podrá quitarmelos, a menos que le dé un mejor trato, lo cual es imposible.
—¿Qué clase de tratos? —Yang se atrevió a preguntar y al instante en que terminó de articular la pregunta se arrepintió, puesto a que la mirada que recibió de Kang además de los ojos apetecibles de los dos seres oscuros hechos desde el mismísimo mal, le hicieron tragar duro.
—Comida —contestó a la ligera.
—Una deliciosa y jugosa carne roja —se atrevió a decir Song, esbozando una sonrisa mientras barre con la mirada al científico. —Pero los prefiero jóvenes, los recién nacidos son mucho más apetitosos que la carne vieja.
—¿Q-Qué...?
—Ay, no exageres, Yang —el líder suelta una carcajada y se acerca al nombrado para rodear sus hombros con su brazo y darle un leve apretón amistoso. —Solo no me hagas enojar —murmuró a lo último. Se separó de él y se frotó las manos sonriente. —2020 es una nueva década con el despertar del Señor más esperado. Me asegúrare de que el SORAS vuelva a lo que era antes o mejor aún, más temerario. La exterminación de NCT y domar a diversos miembros se pondrá en marcha.
El juego del mal apenas comienza. Kang lleno de avaricia y deseo de poder, antes de caer en coma juro por todos los infiernos acabar de una vez lo que empezó y ahora que despertó, no sé detendrá hasta lograr tener el mundo a su Merced y a Jungwoo a su lado antes de que logré domar a su bestia interior.
«Oh, mi pequeño sobrinito, volveremos a encontrarnos y no sabrás en lo que te convertiré»
¿Qué hará el Sr. Kang?
¿Logrará atrapar a NCT?
¿Sus nuevos secuases son tan poderosos?
¿Jeno dirá la verdad del sueño?
¿Jungwoo merece morir antes de que se desate su mal?
Siento la tardanza, es que me puse a terminar de hacer estos Banners y me dije "Si o si tengo que ponerlos a partir de este capítulo" Después de que termine la historia editare todo por errores ortográficos y agregaré de estos en los caps anteriores.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro