Cinco
De pronto el silencio se volvió abrumador, dejando a todos los expectantes sorprendidos ante tal pregunta. Taeyong miraba de forma insistente al chico rubio, quien se había puesto más pálido de lo normal.
Jungwoo solo se quedo mirando un punto perdido con un extraño brillo en sus ojos, llena de sufrimiento y terror. No quería volver a ser lastimado así, odiaba eso, realmente lo odiaba y el responder la pregunta que le había procipiado el pelirrojo parecía una simple trampa mortal que decidiría su futuro.
No quería que volvieran a tocarlo, no quería volver a escuchar aquellos jadeos mientras lo desvestían sin piedad, no quería seguir llorando y pidiendo misericordia a aquellos malditos hombres que lo habían dejado así. Por eso temía tanto, ellos le causaron ese miedo.
Todo iba tan bien hacía unas semanas, aunque el y su madre eran muy pobres, la felicidad que tenían en conjunto era estable. Recordaba vagamente como su preciada madre vivía escapando con el, se mudaban de un lado a otro sin tener la oportunidad de asistir al colegio, nunca lo dejaba salir y por ello poseía tanta sorpresa hacia aquel mundo. Él no conocía nada ni nadie que no fuese su madre, aprendió tanto a depender de ella, a huir juntos y amarse los dos sin nadie más que, cuando se la arrebataron todo el sentido de su vida se fue.
Aún recuerda perfectamente como aquellos hombres de negro destruyeron su casa y lo separaron de su madre, todo había pasado solo hace unos cuantos días y el dolor es tan persistente al punto de asfixiarlo. Solo deseaba que todo eso sea un sueño, una simple pesadilla y que al despertar se encuentre entre los brazos de su tan preciada madre.
El silencio de Jungwoo logró asustar a los chicos y el hecho de ver como aquel angelical rostro empezó a mojarse de lágrimas, eso fue suficiente para que supieran la cruda respuesta.
—Jungwoo —trató de llamar Taeyong con preocupación. Sigilosamente intentó acercarse un poco más el susodicho pero aquel solo aferró hacia si mismo tapando su rostro empezando a sollozar en silencio.
Los demás chicos se miraron las caras sin saber que hacer, de alguna forma querían ayudar al chico pero no se dejaba, los alejaba sin explicación alguna.
Lucas solo miró el piso con un extraño sentimiento agobiando su corazón, una opresión muy fuerte, tanto hasta el punto de sentir el dolor que estaba atravesando el propio rubio. Le dolía mucho ver a Jungwoo así, quería ayudarlo, abrazarlo y cuidarlo pero no sabía cómo hacerlo sin lograr incomodarlo.
El moreno sin hallar otra opción se acercó un poco al rubio y puso su mano en el delgado hombro, solo esa acción, era lo más que podía hacer en aquel momento. Apoyarlo y quedarse junto a el callado sin decir nada escuchando aquel temeroso, sufrido y angustiado llanto.
—¡Yo lo agarré primero! —exclamó un rubio de forma explosiva mientras forcejeaba la última paleta de helado con esfuerzo en frente de la barra de la cocina.
—¡Pero yo lo quiero! ¡Es mío! —gritó esta vez un pelinaranja forcejeando la paleta en contra de su mayor.
Los dos empezaron a empujarse mutuamente sacándose la lengua y mostrando muecas como si fuesen unos críos.
—¡No, yo lo tomé primero! ¡Yo lo tomé primero! —gritaba con su aguda e irritante voz empezando a patalear como un niño Haechan.
—¡Pero yo soy menor que tu! ¡Aparte lo compramos con el dinero de mi papá! —gritó Chenle también con un tono muy agudo empezando a lloriquear.
—¿Qué esta pasando aquí? —una tercera voz apareció viniendo de la puerta. Los dos niños se giraron encontrándose con el mayor del grupo. Taeil, quien los miraba con incógnita.
—¡Taeil-Hyung, Haechan me quiere quitar mi heladito! —dijo con puchero mostrando sus ojos de cachorrito abandonado Chenle. —Dile que me lo dé.
—¡Ese helado es mío! ¡Lo llevo escondiendo desde hace una semana para comerlo! ¡Taeil-Hyung no le creas! —esta vez hablo Haechan con molestia señalando al pelinaranja con disgusto. Ese es su helado, es suyo.
—Haechan, dáselo a Chenle —dijo el mayor de todos con seriedad.
—P-Pero...
—Dáselo, después te lo recompensaré con lo que quieras —mencionó el castaño de brazos cruzados sin darse cuenta de la perdición en la que había caído.
Al instante el rostro de Haechan se iluminó de la emoción soltando al fin el helado. —Quedatelo, ya no lo quiero.
—Tú te lo pierdes —se encogió de hombros el pelinaranja empezando a lamer el dulce frío, pasó por Taeil enviándole una mirada de agradecimiento. —¡Gracias, abuelo! ¡Eres el mejor! —y así sin más salió corriendo como un crió riendo de forma traviesa.
—¡O-Oye! ¡No soy un abue... —no pudo terminar la frase porque el chiquillo se había largado sin haberlo escuchado. —Creo que me arrepiento de haberlo ayudado.
Cuando Taeil se giró se encuentra enfrente suyo invadiendo su espacio-ultra-mega personal a Haechan con una gran sonrisa de oreja a oreja mirándolo con los ojos bien abiertos.
—¿Q-Qué sucede? —preguntó el mayor sintiendo como el calor empezaba a ir directo a sus mejillas. Este toma los hombros del rubio alejándolo prudentemente necesitando y ansiando su espacio.
—Hyung...~ —Haechan mostró una muy hermosa carita de cachorrito con un puchero en sus labios, los cuales acercaba peligrosamente al mayor, quien solo los evitaba con nerviosismo.
—¡Haechan, deja de jugar! ¡Somos hombres! —se quejó empujando al menor sin llegar a ser brusco. En parte le molestaba cuando el rubio le demostraba muchas caricias y afectos ya que no estaba acostumbrado a ello pero, una pequeña, muy diminuta parte de él, le agradaba de cierta forma tenerlo así. Tal vez fuese por el hecho de que le tenía un gran aprecio, claro, como amigos.
—Bueno, Hyung. Me debe una cita —dijo entusiasta el chico dando saltitos. —Saldremos el sábado en la tarde así que ve preparándote y despidiéndote de tu heterosexualidad —al decir lo último le guiñó un ojo al castaño y sale lanzando besitos al aire.
Taeil no sabe porqué pero algo en su interior se descolocó, su corazón dio un extraño vuelco dejándolo desentendido. Agitó su cabeza con el fin de alejar ese extraño sentimiento y decidió no tomarle importancia al tema.
—¿Y cómo esta? —preguntó con preocupación Mark a Jaemin mientras anotaba unas cosas en una libreta que no tenía nada que ver con el tema sino, de unos experimentos e ideas.
—Hyung no ha querido salir de la cama —contestó aún más inquieto pensando sobre el tímido Jungwoo. Todos conocen a Jaemin como alguien que se preocupa más por los demás que por él mismo.
Lucas, quien esta de paso escuchó aquello preocupándose. Lleva todo el día pensando en como Jungwoo se había cerrado a si mismo, queriendo evitar hablar o comunicarse con alguien. Sabe que su mayor necesita ayuda pero la inseguridad no lo deja ir a apoyarlo.
Es la primera vez que se siente inseguro ante alguien, no sabe qué hacer o cómo comportarse. No sabe si en ir con un gran pote de helado y pañuelos o ir con pizza y unos cd's de películas de humor o, simplemente dejarlo así. Por primera vez en su vida y grata existencia se puso a pensar en qué es lo bueno y lo malo.
Aunque no le gustase mucho admitirlo, en realidad anda coladito por el rubio. No sabe porqué pero hay algo que le atrae, tal vez sea por la belleza innata que posee su mayor, tal vez sea por la dulzura y calidez que su cuerpo emana, o tal vez el miedo extraño que le tiene a todo. Es tan diferente que le atrae ¿Dónde conseguiría a alguien así? No lo sabía y aunque hubiera, no se molestará en buscar porque para él: Jungwoo es único.
Lucas con vacilación se dirige hacia su habitación y con indecisión abre la puerta mirando como el rubio se encuentra escondido entre las sábanas de su cama, oculto y temeroso ante la realidad.
Mordió su labio inferior tratando de callar cualquier estupidez que estaba pronto a decir. Él sabe perfectamente que es un idiota y sus tontos comentarios pueden llegar a arruinarlo todo ¿Qué debería decir en ese momento? ¿Cómo debería de decirlo?
Pero como antes había dicho, es un tonto. Un grandísimo tonto que no se atrevió a hablar y solo se paseo en la habitación unos momentos para luego marcharse sin haber hecho nada, sin haberse acercado y sin haber sabido hablar.
Por primera vez, Lucas no supo qué hacer.
Entre los pasillos empezó a maldecir en voz baja insultándose a si mismo. No podía creer lo cobarde que había sido con un chico. Él en innumerables ocasiones estuvo al borde de su muerte, se ha arriesgado como un idiota y ha luchado hasta con los ojos cerrados, pero nada de eso le causo ni el mas mínimo temor. Y ahora, de forma inexplicable, tiene miedo de hablar con un simple chico.
—¿Qué sucede? —preguntó Kun hacia el moreno interrumpiendo su caminata. Tocó el hombro de su compañero ladeando la cabeza con curiosidad.
—No es nada —negó con rapidez quitando la mano de su amigo a un lado. —No estoy de humor para nada.
—Si, ya veo. Desde lo de Jungwoo —relamio sus labios obvio mientras se cruzaba de brazos.
—O-Oye, ¿qué? ¿Insinúas algo? —el sonrojo inevitable apareció en el rostro del menor pero su orgullo no le dejaría vencer.
—¿Insinuar, yo? Que yo sepa el que se le esta insinuando al nuevo eres tú —se encogió de hombros sonando irónico el chino. —Si estás tan preocupado por él, ve de una vez y hablale, llevas una hora paseándote enfrente de la puerta. Decidéte ya y entra, ¿qué es lo peor que podría pasar?
—Que me tema.
—Eso va a depender de tu comportamiento, solo se suave y no hables tan rápido, o mejor dicho si es posible, no hables —le guiñó un ojo y le da la espalda para luego seguir su camino dejando a un moreno confundido.
—¿Cómo que no hablar? ¡Hey, tú! ¡No desprecies mis palabras, ¿escuchaste?! —le gritó hacia su amigo, quien cada vez se iba más lejos.
—Okey —levantó la mano al aire encerrando sus dos dedos, el pulgar y el indice formando un círculo. Y así mismo dobla el pasillo dejando al menor.
—Entonces, ¿si debería de ir con el? —se preguntó hacia si mismo agarrando un poco más de valor.
Se encaminó nuevamente hacia dicha habitación y al entrar con lentitud se sienta en la hilera de la cama en donde el chico se encontraba escondido entre las sábanas.
—¿Estás bien? —preguntó al aire. Nadie le respondió como era de esperarse. —Jungwoo, me preocupas. ¿Estás bien? Dime que lo estas por favor.
Pasaron los segundos y hasta minutos pero aquel delgado rubio no responde y ni siquiera se inmuta, parece como si estuviese muerto.
—Lo lamento, en serio lo siento. Esto es mi culpa —suspiró pesadamente Lucas mientras miraba un punto perdido en la habitación. No sabe porqué pero, necesitaba disculparse. Él quiere hacerlo.
—¿P-Por qué? —tartamudeo el pálido removiéndose un poco en la cama sentándose en ella, arrugo su nariz con ternura y mira al chico delante de si con inseguridad.
—Yo... Lamento haber evitado el tema la otra noche. Con el supuesto "castigo" que me mencionaste, se que debí de haber hecho algo o decirle a los chicos porque sospechaba y-y era más que obvio —agachó la cabeza sintiéndose avergonzado de si mismo —Solo me comporte como un payaso, queriendo hacerte sonreír y evitar el tema como un cobarde. Tal vez te sentiste incómodo, lo siento en serio, se que no eres como yo y no v-vemos el mundo de la misma forma.
—O-Oye ya esta bien de disculpas —intervino Jungwoo soltando una risa nerviosa. —Es normal ser cobarde, bueno, no digo que lo seas pero todos tenemos ese momento, aunque no quiero incomodarte con algo así, e-esta bien llego a veces ser un tonto, si, en realidad soy un tonto a-aunque yo...
—Si, si. Ya entendí, soy perdonado —sonrió ladinamente el moreno mirando directamente a los ojos del contrario logrando sobresaltarlo y que agachará la mirada con cierto rubor.
—N-No me mires, p-por favor —juntó sus dos manos jugueteando entre sus dedos en su regazo.
De alguna forma ver la extraña disculpa que había recibido de parte del moreno un vuelco inexplicable en su corazón lo descolocó. De cierta forma le pareció muy lindo, obvio, el gesto y en cierta parte el chico. Se avergonzó al instante saber que en su mente le había dicho "lindo" a aquel chico.
Pero como el mundo no es de color de rosa, en su interior yace una batalla interna. En si dejarse llevar o no, en si creerle o no. Todo le parecía mentira hasta la propia disculpa. Y aunque le pareciese un poco guapo algo en su interior aún le temía.
—Tengo que asegurarme de que de verdad estás bien —contestó con una voz ronca y sexy, pero sin olvidar el toque de preocupación en ella.
Lucas se acercó peligrosamente al pálido logrando que el contrario se sonroje y se aleje pero éste choco contra la cabecera de la cama ya no pudiendo moverse. El moreno colocó una mano en cada lado del cuerpo del mayor y cerrando los ojos une sus frentes.
La respiración de Jungwoo se hizo inestable mientras cierra sus párpados con fuerza. Y no sabe porqué pero la relajada respiración que emana el castaño empezó a contagiarle sincronizando sus ritmos, empezó a sentirse un poco más estable.
—¿Mejor? —susurró con una voz baja Lucas logrando que su respiración chocará contra el rostro contrario.
Jungwoo no respondió pero ya para el moreno su tarea fue un éxito, por lo que se separó viendo como el delgado solo agacha su mirada sonrojado pero aún así más relajado que antes.
—Taeil me enseño este truco, me ayudo mucho en su momento —admitió con una pequeña sonrisa sincera.
Una campana sonó por toda la habitación e inclusive por la casa y la voz de Haechan salió de los micrófonos diciendo o más bien gritando «¡Es hora de comer! ¡Repito, hora del almuerzo!»
El rubio se sobresaltó por un momento pero se terminó relajando al sentir la grande y cálida mano del moreno tomar las suyas apretándolas levemente.
—Vamos a comer —le guiñó un ojo coqueto. —Solo te aviso de antemano que nuestros almuerzos no son normales.
Y así los dos juntos fueron hacia el comedor con sus manos entrelazadas, algo que Lucas no se había percado pero su compañero si y gracias a su inseguridad solo calló.
Al llegar junto a los demás chicos el moreno soltó la mano de su mayor y se sentó palmeando la silla de su lado derecho. —Sientate aquí, Jungwoo.
El rubio asintió y se sentó como un niño bueno.
—¿Hablaste con él? —preguntó con sorpresa Jaehyun, quien se encontraba enfrente de ellos dos sentado.
—¿Aunque estás seguro de que solo hablaron? —esta vez preguntó con picardía Haechan pero inmediatamente para interrumpir su alegría un tenedor es lanzado chocando contra su nariz. —¡Ah...! ¡Duele, duele, duele!
—Es para que aprendas a usar esa bocota —regañó Taeyong, el causante de aquello.
—¡Taeil-Hyung, mi nariz me duele! ¡Él me lastimó! —puso su carita de cachorro abandonado mientras le hacia cariñitos al castaño que estaba a su lado.
El nombrado nota como la nariz del chico empezaba a sacar un líquido rojo, con rapidez toma unos pañuelos y hace que el rostro de Haechan mirara hacia arriba. —No bajes la cabeza, dejame limpiarte la nariz —dijo con preocupación centrando su 100% de atención hacia la herida propiciada por su mayor —Taeyong, creo que te pasaste. Está sangrando.
—Ahí viene Taeil a defender ha su favorito —rodó los ojos Chenle mientras movía su utensilio a la par.
—No es favoritismo —negó con rapidez el nombrado.
—Claro que si lo es, todos lo sabemos —rió Yuta. —Mira como lo estas cuidando, pareciera tu hijo.
A decir lo último logró una mirada de reproche de Haechan, quien tomó su cuchara y la tira en la frente del extranjero.
—¡Auch!
—¡No digas tonterías! —le señaló con molestia el rubio.
—Haechan, no te muevas —inquirió Taeil tratando de hacer que el chico no se moviera.
—Me siento excluido, todos los mayores tienen un favorito menos a mí —puchereteo Chenle tomando un sorbo de jugo. —Tae-Hyung adora a Jisung, Kun-Hyung a Renjun, Jaehyun-Hyung a Jaemin y Taeil a Haechan. ¿Pero dónde estoy yo?
—Eso te pasa por hablador —recalcó Taeyong.
—Chismoso —siguió Winwin.
—Rico —prosiguió Jhonny.
—Y altanero —culminó Doyoung. —Aunque pensándolo mejor Haechan también es un altanero.
—¿Qué puedo hacer yo si mi Hyung le gustan los niños rebeldes? —soltó con una carita de inocencia mientras se adueñaba del brazo de Taeil abrazándolo contra su pecho mientras sus dos fosas nasales tenían mañuelos cubriéndolo.
—De igual forma, todos sabemos que aquí el Maknae favorito es Jaemin por ser un niño bueno —intervino Renjun con humor.
—Oye, claro que no. Solo me comportó como debería de ser, no como todos ustedes rebeldes —señaló.
—Ahí viene la modestia —rodó los ojos el norcoreano.
—Jaemin es muy maduro a pesar de su corta edad, aunque sus cuatro cabezas se unan no llegaran nunca a la madures de el —aseguró Jaehyun señalando a Renjun, Chenle, Haechan e inclusive a Lucas.
—¡Oye! ¿Y por qué me metes? —le amenazó con un tenedor indignado el moreno.
—Solo decía...
—Oigan, ¿y por qué estamos comiendo esto? —preguntó Yuta mientras con sus palillos toma el ramen pero el problema no es el ramen sino que este esta prácticamente seco, sin nada que lo acompañe, no hay verduras ni condimentos, algo que le extraño.
—Dicelo a los malcriados esos —señaló Doyoung con pizca de rencor. —¡Se gastaron todo el dinero y casi no hay nada para comer! ¡Tienen suerte que estamos a finales del mes porque o si no juro que los mataría vivos! —gritaba cada vez más alto el pelinegro empezando su típico ataque de ira.
—Oye, tranquilo —sobó su mano Ten con calma.
—¿Tranquilo? ¿¡Tranquilo!? —lo empujó mientras su rostro se tornaba rojo de la ira y de sus orejas chispeaban.
—Doyoung, me gusto mucho como te quedo la camisa que tejiste para mi —apresuró a decir Jaehyun soltando una risa.
—Ah, ¿en serio? Gracias —la ira de pronto apareció mostrándose un rostro apenado con cierto rubor. —Lo hacia para desestrezarme y justo quedo a tu medida.
Taeyong masticó duro la pasta dentro de su boca mirando con recelo la sonrisa que le propiciaba Jaehyun a Doyoung y sin querer terminó mordiendo su lengua pero aguanto el dolor.
Jungwoo miró con extrañeza como aquel pelinegro de un ataque de ira de repente pasó a una relajación extrema con una simple oración. Es algo extraño y que no entiende, deseando poder ser alguien como él, sin tener miedo de decir todo lo que piensa.
—Tranquilo, aunque tenga esos ataques no muerde —susurró Lucas en su oreja erizando la piel del palido.
—Mm... —solo asintió mientras tragaba fuertemente el ramen en su boca con torpeza ocasionando que su menor se riera un poco.
Y así pasaron aquel singular almuerzo, entre peleas y discusiones tontas, habladurías sin sentido y risas contagiosas como las de Haechan y Chenle.
Tantas emociones juntas llegaba confundir al pobre Jungwoo, quien sentía como su corazón se exaltaba al punto de parecer correr un maratón. Pero, después de todo, logró soltar unas pequeñas risas silenciosas, logró sentir como le contagiaban la felicidad y sobre todo, sintió que por primera vez no era alguien extraño y nadie lo rechazaba por ello.
Jungwoo se sintió feliz.
✨El trío de mejores amigos (todos extranjeros):
➡️Xian Qun
23 años
Secreción ácida (puede crear un ácido químico tóxico)
Dato Adicional: Es chino.
➡️Yuta Nakamoto
24 años
Super Velocidad
Dato Adicional: Es japonés. A pesar de que su super poder es la rapidez, es una persona de carácter lento. También es el conductor principal del grupo.
➡️Dong Sicheng o Winwin
22 años
Agilidad
Dato Adicional: También es chino. Es un gran francotirador.
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