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Vino Rojo, Rosa de fuego

Superhéroes vs Magical Girls

Capítulo 7: Vino Rojo, Rosa de fuego

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Había muchas cosas que discutir, asuntos relacionados al registro de magical girls ya sea en activo o retiradas, pero no todo era política, también estaba el asunto incómodo que representaba para muchos la relación que tenían los dos líderes máximos tanto en Norteamérica como en Japón, sin embargo, este último aspecto a ellos no les importaba. ¿Quién eran ellos para expresar contrariedad con respecto a su amor?

―Lamento ocasionarte tantos problemas ―dijo Reina Marinerito que fijó su mirada en su pañuelo perfumado que arrugó ese momento entre sus temblorosos dedos.

―No digas eso, tú jamás me darías problemas. Son ellos, ninguno nos deja en paz, ninguno lo hará ―dijo General Power, tentado a arrojar contra la pared la cara botella de vino rojo, un regalo de muchos que provino ya sea de los superhéroes como de las magical girls, cuando se esperaba una salida diplomática a las negociaciones.

El rostro de Power se endureció, tomó una decisión y no daría marcha atrás.

―¿Me acompañarás en este brindis?

―Sí, será un brindis por nuestro amor.

―¿Segura?

―Lo estoy, ya no seré más una magical girl. Prefiero ser una mujer.

―Y yo soy un hombre. No seré más un superhéroe.

Reina Marinerito derramó lágrimas, Power le ofreció un vaso lleno de vino para que dejara de llorar.

Se mostraron torpes, casi como dos adolescentes la primera vez que intentaban flirtear. Tomaron los vasos que no les correspondían, cruzaron los brazos y en esa pose incómoda, bebieron el néctar que les daría la libertad.

Ese día los noticieros del mundo entero, solo tuvieron un titular: El General Power, murió envenenado en Japón.

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Se discutió mucho, pero guardaron silencio al darse cuenta que repetían las mismas cosas. El tictac del enorme reloj dorado sonó con fuerza ante tanta carencia de sonido, solo perturbado por uno que otro crujir de nudillos cuando puños fueron cerrados con tic nervioso sobre la enorme mesa redonda de mármol blanco. El chillido de lamentación de Libertad, la mascota de General Power, se hizo sentir.

El águila calva americana abandonó su pose orgullosa, sabiendo que su señor partió a un lugar tan lejano, que ni con todo su vigor al batir las alas podría alcanzarle.

―Pobre Libertad, mírenlo, saben que Power murió, seguro quisiera hipnotizarse a sí mismo para fingir que todo esto es una pesadilla ―dijo Tanque, apoyado contra el respaldar de su asiento, uno más grande en comparación al de sus demás compañeros debido a su forma enorme de superhéroe, sin embargo, el anciano no tenía el ánimo suficiente de abandonar su figura de viejo mirando el alto techo.

―¿Qué hacemos? ¿Invadimos Japón? ―preguntó Deux Ex Machina, con un brillo inquietante en sus ojos, puesto que en ese momento se quitó el casco.

―Ambos somos americanos, pero creo que solo yo siento vergüenza por lo que acabas de decir. No estamos en guerra con Japón ―dijo Patriota para luego golpear con fuerza la mesa blanca.

Todos parecieron asustarse con la reacción de Patriota, al menos un par de segundos. Solo Tótem mantuvo un rostro sereno e hizo notar su profunda y calmada voz.

―No dejemos que esta desgracia para la Alianza de la Justicia se transforme en una tragedia para el mundo entero. Debemos evitar que esto se politice. ¿Alguno opina lo contrario?

Los miembros con más estrechez de mente arrugaron el rostro, pero nadie dijo nada. Al cabo de unos segundos todos acordaron no escalar el conflicto.

―Entonces, supongo que nos limitaremos a atacar a las magical girls ―dijo Colorido, tomando valor luego de ver de reojo a Fantástica.

―Eso es justo lo que haremos, de hecho, debimos hacerlo desde el principio, cuando nos enteramos de como las niponas perdonaron y se aliaron con esas fuerzas del mal ―dijo Hechicero, acariciándose la barba de perilla, signo inequívoco de que estaba molesto.

―¿Qué hay del General Power?, ¿las magical girls todavía se niegan a entregar su cuerpo? ―preguntó Huracán.

―Por lo que averigüé, solo se trata de Reina Marinerito, insiste en no desprenderse del cuerpo de Power. Las otras magical girls la idolatran, por eso no la contradicen ―le respondió Mentalista, que, junto con Patriota, tenía los ojos rojos y los parpados hinchados de tanto llorar.

―Está decidido entonces, iremos a la guerra. El problema es que no podremos hacer esto si todos no estamos de acuerdo, ¿saben a qué me refiero?, ¿verdad? ―dijo Señor Sombrío con una fría mirada que recorrió a todos los presentes.

―Los jóvenes héroes ―dijo Señor de las Mareas, mandándole a Señor Sombrío, otra mirada, una muy elocuente.

―No necesitamos el voto de Joven Sombrío, él todavía está bajo mi cuidado, todavía es un ayudante.

―¿Qué hay de Hamelin y Joven Elástico? Ellos tienen derecho a voto, recién se incorporaron a la Alianza, pero tienen todo el derecho. Y pese a eso, no los veo presentes, ¿alguien me quiere explicar al respecto? ―dijo Fantástica con un tono acusatorio que no supo a quién dirigir.

―Los mandé a vigilar a las magical girls ―dijo Silver, que lo mismo que Tanque, no adoptó su forma de superhéroe, no debido a la pena, sino a que no podía hacer esto salvo ocasiones de emergencia. Lo dijo con un gesto de superioridad que no le agradó para nada a la superheroína.

―Muy conveniente, ¿no es así? Pero no era necesaria tal estratagema, después de todo, los chicos no son los suficientes como para que su ausencia aplique una falta de quórum.

―Así lo dictan los estatutos de la Alianza de la Justicia ―dijo Silver, con un tono de voz paternalista que no fue acompañado por un par de ojos fríos y calculadores de viejo ambicioso.

―¡Estatutos que usted, señor, ha redactado asegurándose que de esa forma, se hagan las cosas como le plazca.

―Fantástica, tus acusaciones...

―¡Están bien fundadas! Me callaría si el porcentaje de jóvenes héroes en este salón y con derecho a voto fuera el suficiente para impedir la realización de esta reunión.

―¿Y cuál es tu voto entonces? ―preguntó Señor Sombrío.

El semblante de la rumana pareció perder seguridad ante la profunda mirada de los presentes, en especial, los más belicistas.

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Joven Sombrío se hallaba frustrado, se comunicó con Hamelin y Elástico con respecto a la reunión que tuvieron los superhéroes. Le informaron que ambos concertaron reuniones con los héroes que recién dejaron su condición de ayudantes para realizar acciones heroicas por su cuenta, no tenían derecho a voto en la Alianza de la Justicia por ser noveles superhéroes, pero representaban un porcentaje que sumaba cada vez más.

―Entonces, ¿me dices que harán una huelga de hambre?

―Sí, Tito, solo piensa esto: la Alianza de la Justicia obtiene sus mayores ganancias por los auspiciadores, si nosotros, los novatos, hacemos una huelga de hambre frente a todos los medios de televisión, los viejos van a perder mucho dinero. Es la única forma de vencerlos ―dijo Hamelin.

―Tienes razón, es la única manera, los superhéroes no nos van a hacer caso de otra manera, pero ¿crees que dará resultado?

―Ya lo creo, no solo es propaganda que te da dinero, esta se basa en la confianza de la gente hacia un producto, confianza que está avalada por la imagen de los superhéroes, si la pierden es el fin.

―¿Puedo ayudar en algo?

Eh... Verás, Señor Sombrío es uno de los miembros más conservadores de la Alianza de la Justicia, y tú...

―Soy su ayudante, ya veo.

―Perdona.

―Descuida, Miranda, lo entiendo, si decido ayudarte a ti y a Spencer, solo sería una suma que resta.

―No pienses así, al menos estoy segura que no me darías dolores de cabeza como Joven Elástico.

―¿Qué pasa con Spencer?

―Nada, solo que es un tonto. Toda esa actitud de chico duro y no puede ni hablarles a las chicas de frente, cielos, yo tengo que hacer la mayoría de las entrevistas.

―Vaya, quien lo diría.

―La verdad, me sospeche algo cuando nos encontramos con las magical girls en Kioto, pero ahora que el gato salió de la bolsa..., pues igual no es agradable, crees conocer a alguien y no es así.

―Bueno, solo es tímido, eso no tiene nada de malo, yo lo soy.

―Tú no eres tímido, solo necesitas más autoestima... Oye, yo creo que tu padre, bueno, es demasiado estricto contigo.

―No lo es, solo trata de que me supere todos los días.

―Sí, bueno, no quise ser entrometida.

―No lo eres.

―Gracias, en fin, no tengo mucho tiempo, Spencer y yo debemos ir a Detroit para una reunión. Deséanos suerte.

―Suerte, amiga.

―Gracias. Chau.

Joven Sombrío se sentó al borde de la cama y meditó un par de cosas. Negó con la cabeza como enojado consigo mismo y luego se cambió para tener otra sesión de entrenamiento con su padre.

Corrió para darse prisa, pero supo que llegó tarde.

―Señor, perdón por llegar tarde.

―Cuarenta y cinco segundos tarde, Joven Sombrío. Veo que tu disciplina se vuelve laxa de un tiempo a esta parte.

―Lo siento, yo solo...

―Te distraes mucho con tus amigos, lo sé, ese es un error.

―¿No debería tener amigos?

―Los amigos son una distracción que impide que uno se desarrolle hasta su máximo potencial.

―Yo creí que la Alianza de la Justicia promovía la amistad y esas cosas.

―Propaganda para los medios y las masas. Un superhéroe no tiene amigos, solo asociaciones convenientes.

―Padre, ¿no es esa la misma frase que me dijiste que el Barón Von Sanguinus, le dijo a su aliado Mente Siniestra?

―Te pasas de suspicaz, tal vez debería prohibirte usar el celular en tu cuarto. Puedes contactarte con los novatos desde el computador central.

―Pero en mi cuarto tengo privacidad.

―¡Privacidad para complotar contra la Alianza de la Justicia! ¡Sé acerca de tus conversaciones con esa chica!. ¡Hamelin es una irresponsable, lo mismo que Joven Elástico! En la próxima reunión voy a proponer su expulsión de las reuniones oficiales.

―¡No puedes hacer eso, son mis amigos!

―¡Por eso lo hago! ¿Acaso no lo ves? Tu imagen va a ser comprometida si sigues relacionándote con ellos.

―Querrás decir imagen, padre.

Una fuerte bofetada fue la respuesta del adulto, que miró al adolescente sin una pizca de cariño.

―Mejor hubiera sido que nunca nos hayamos encontrado. Tú te avergüenzas de mí.

―Es cierto, tú no tienes talento para esto, en cuanto a tu poder, es una vergüenza, pero debo continuar por obligación, no queda de otra.

El joven solo se levantó y se dio la vuelta para salir del área de entrenamiento. Los gritos de su padre le retumbaron en los oídos, pero a él no le importó, sin hacer caso a las órdenes y amenazas, decidió ir a su cuarto y rabiar en ese lugar.

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Pese a las posturas más radicales, la Alianza de la Justicia decidió reunirse con las magical girls en Tokio. Pese a que las negociaciones estarían cargadas de tensión, también estaba el hecho que representaban una luz al final del túnel.

―Nos comprometemos a hablar con Reina Marinerito, solo necesitamos más tiempo para que decida dejar ir el cuerpo de General Power ―dijo Tsukedo Cat.

―¿No creen que ya pasó mucho tiempo? ―dijo Entomólogo.

―Si hablas del cuerpo de General Power, te aseguro que este se encuentra intacto. Reina Marinerito lo congeló en un ataúd de hielo que ella creó, su cuerpo no se corromperá ni en un millón de años. Es un hechizo tan fuerte que dudo que alguien de nosotros o ustedes pueda anularlo.

―Muy conveniente, joven, así no se podrá realizar una autopsia al cuerpo.

―¿Qué está usted insinuando?

―Mentalista, joven..., Tsukedo Mask, basta. Entendemos el dolor de Reina Marinerito, pero necesitamos no solo que nos devuelvan el cuerpo de nuestro amigo, sino que también firmen aceptando el registro de espers ―dijo Tanque, que adoptó para la reunión, su forma de superhéroe con la finalidad de intimidar.

―Sé que están recelosos con la firma y su anexión a la Alianza de la Justicia, pero estamos dispuestos a ser tolerantes con respecto a sus puntos de vista ―dijo Patriota.

―¿En serio? Usted, Patriota, ¿nos garantiza esto? ―le preguntó Cardinal Pretty, esperanzada al ver una solución a la apremiante situación en la que se encontraban.

―No puedo comprometerme, pero...

―¡Esto es una cagada de proporciones bíblicas! ¡Para que carajos nos dice huevadas, si su palabra no vale ni mierda! ―exclamó Sunny Girl.

―¿Lo ven? Les dije que perdíamos el tiempo en tratar con estas mocosas irrespetuosas. ¿Qué pueden saber niñas de lo que es actuar como superhéroes y el valor del sacrificio? ―dijo Deus Ex Machina, cuya armadura lanzó brillos fríos.

―Disculpen las palabras poco elegantes de Sunny Girl. Mi amiga se crio con su abuelo, que por cierto, era un militar norteamericano ―dijo Sweet Dark, que para nada quería disculparse con los occidentales―. Y con respecto a eso de actuar como superhéroes y el sacrificio... ¡No nos subestimen! ¡Mis hermanas aquí presentes, pueden darles a todos ustedes, ancianos, una cátedra de lo que es actuar de forma heroica y el verdadero significado del sacrificio máximo!

De nuevo los ánimos se caldearon y pese al esfuerzo que pusieron las pocas partes que buscaban no acrecentar el odio, fue mayor el tono de acusaciones que vinieron de una y otra parte, semejante a la cacofonía entre buitres y hienas que se pelean en medio de la fetidez.

Ajena a estos hechos, Chibi Sunny intentó colarse en la reunión. Pese a su inocencia, hubo heredado el carácter fuerte de su hermana mayor y no se conformó con esperar en casa a Sunny Girl para que ella le diera las novedades.

«Creo que esto no fue una buena idea», pensó la niña al ver lo polvorientos que eran los ductos de ventilación.

Por suerte la oscuridad no fue un problema gracias a unos lentes especiales que le regalara Cardinal Pretty, con ellos pudo recorrer ese laberinto que se asemejó a una conejera llena de suciedad que hacia toser.

«Qué cosa es esto», pensó al ver la maquinaria conformada de cables multicolores.

Los gritos en el salón de reuniones mostraron que cualquier acuerdo sería vano, algunos de los presentes desearon que algo, lo que fuera, interrumpiera lo que parecía ser el fin de las negociaciones. Los deseos, pueden ser una perra.

La cálida luz del sol filtrándose entre las nubes, gentil, ofició como una especie de luz de escenario por el que vieron correr a Chibi Sunny.

Varios pegaron sus rostros al amplio ventanal, preguntándose qué hacía la niña. La vieron correr, sosteniendo algo y luego su pequeña figura fue envuelta por una rosa hecha de fuego que encegueció a los testigos y rompió los amplios ventanales.

El soplo del viento pareció dar un silbido que no fue alegre, sino de lamentación. Las magical girls estaban en las afueras del edificio y los superhéroes las observaron desde el salón de reuniones.

Chibi Sunny tembló al acercarse a ese cráter conformado por arenisca y pedazos negruzcos de cemento.

Teddy, el oso de peluche robótico de la niña, estaba todo quemado, pero al menos era lo único que se pudo distinguir en ese hoyo que todavía humeaba.

Se quebró, sus rodillas no la sostuvieron más, estas se cortaron con los escombros puntiagudos; con dedos temblorosos, tomó al muñeco y lo abrazó contra su pecho mientras lloró y gritó a pleno pulmón.

―¡CHIBI SUNNY! ¡MALDITOS! ¡MALDITOS HIJOS DE PUTA, NUNCA SE LOS PERDONARÉ!

CONTINUARÁ...

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