Por el bien común
Superhéroes vs Magical Girls
Capítulo 11: Por el bien común
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Unas botas lustrosas, tan prístinas, que su reflejo bien podría emular a un espejo negro, hicieron resonar pasos decididos. Junto a las botas, iban dos gatos de miradas astutas.
La oficina tuvo el característico toque minimalista japonés: un amplio escritorio sin nada de destacar frente a un amplio ventanal y frente a aquel, una mesa de cristal flanqueada por dos sillones de dos plazas.
Su rostro maduró en los años posteriores a la "Guerra de los Cerezos Blancos" como se llamó después el enfrentamiento entre los superhéroes y las magical girls. Atractivo, pero con una belleza dura y fría, no hubo la menor duda que era hijo de Señor Sombrío, y de él heredó su fortuna, su posición en la Alianza de la Justicia y su nombre de superhéroe, abandonando su antiguo título.
―Buenos días, Señor Sombrío dono ―dijo un hombre cuyo rostro era la amalgama perfecta entre alguien cruel y la imagen cliché de un gentil monje shinto.
―Komakado san.
―Un gusto, seguro ya sabe que pertenezco al PSIA.
―Vine por lo del asunto de los documentos de la guerra.
―Claro, feo asunto, siempre será una mancha en nuestro honor como nación. Mañana recordaremos un aniversario más de tan luctuosos hechos.
―En Norteamérica hemos censurado toda marcha que recuerda la guerra, incluso hay censura en la televisión satelital y el internet. Será así por un par de semanas.
―Ustedes los norteamericanos son muy vergonzosos con respecto a hechos históricos que les traen vergüenza. Nosotros, por el contrario, preferimos meditar sobre nuestro pasado para que las generaciones jóvenes no cometan el error de nosotros los viejos.
―Entonces, supongo que no tendrán más problemas con la China, Corea y el resto del sudeste asiático, incluida las Filipinas.
El rostro de Komakado permaneció sereno, lo mismo que su sonrisa, pero Señor Sombrío, pudo notar la agresividad que escondió esa máscara de oni disfrazada como rostro humano.
―Gold, Silver. Ya basta chicos, dejen de sisear.
―¿Ingeniería genética?
―Sí, incluso pueden hablar, pero no lo harán. No vine aquí para hacer una muestra de mis poderes.
―Entiendo que tiene una agenda apretada, iré a la cuestión de mi llamada.
―Por favor.
―Aquí están los documentos que hemos conservado todos estos años ―dijo y les pasó estos a Señor Sombrío―. Ballerina Hearth fue encontrada lejos de las costas de Shikoku. Muerte por shock hipovolémico, se cortó las venas.
―Me sorprende que haya llegado tan lejos. Reina Marinerito era muy poderosa.
―Se dejó sorprender.
―¡No me diga, Komakado san! ¡Los sorprendidos fuimos nosotros!, también hablo por Japón.
―Una vergüenza que mancillará nuestro honor por las generaciones por venir.
―Aquí dice que fue Ballerina Hearth, quien entregó la botella de vino envenenado.
―Que tristeza, idolatraba a Reina Marinerito, una emoción que se salió de control.
―Que mal para ella que el vino que tenía que tomar ella, lo bebió General Power.
―Sí, eso precipitó las cosas. Se suponía que Reina Marinerito y General Power, anunciarían a la prensa que abandonaban la Alianza de la Justicia. No sé si dicha decisión expuesta al público hubiera evitado lo que se vino después.
―No lo habría hecho. Silver y mi padre eran como Theodore Roosevelt y Franklin Roosevelt, ambos tenían posiciones muy agresivas en materia de política exterior, la guerra era inevitable.
―Que lamentable, por cierto, como se encuentra su padre.
―Bien, solo le jode que desde la guerra tiene que mear de sentado.
El rostro imperturbable de Komakado perdió el auto control, pero solo fue un segundo. Los gatos se carcajearon ante la sonrisa de lado del joven superhéroe.
―Lamento lo de Silver sama. El funeral de la semana pasada fue majestuoso, un funeral de Estado.
―Me sorprende que el anciano haya aguantado tantos años, después de la guerra, cedió el puesto a Señor de las Mareas.
―Escuché que Patriota no se tomó a bien esa decisión.
―Escuchó bien. Patriota se retiró lo mismo que Fantástica, ella y Colorido se casaron después, mala decisión. La gente se casa solo para divorciarse, aunque buena parte de su divorcio queda en la hija de Fantástica, le hizo la vida imposible a Colorido, el hombre ya me tiene harto con sus lamentaciones. Comprendo porqué mi padre nunca se casó ni quiso reunirse conmigo cuando era niño. Una familia es algo para lo que muchos no están hechos, yo me incluyo.
―Usted no fue a la boda de Hamelín y Hombre Elástico.
―Se ve a la legua que usted disfruta mucho su trabajo, Komakado san.
―Me honra con sus palabras, Señor Sombrío dono, ¿seguimos?
―Claro. Qué pena, Saint Glaciar no merecía morir.
―Es cierto, pero pidió ayuda para detener la guerra a la persona equivocada en el momento equivocado.
―Ella ató los cabos sueltos.
―Sí, la presencia de Ballerina Hearth en la reunión, cuando se suponía debió estar en su academia de ballet, fue allí cuando entregó el vino envenenado; la tumba de General Power... Mis más sinceras disculpas por haber acusado a Deux ex Machina por la muerte de Saint Glaciar.
―No tiene de qué disculparse, nosotros cometimos un grave error al pensar que Deux ex Machina asesinó a Huracán.
―Las cosas se complicaron mucho.
―Sí, Huracán fue quien plantó la bomba en la sede de la reunión. No sabemos si su intención fue que haya o no una guerra, es lo más probable, pero seguro no se imaginó una tan sangrienta. La muerte de Chibbi Sunny adelantó las cosas de manera que todo se saliera de control. Pobre bastardo, no pudo con su conciencia y luego se suicidó con esa bomba.
―Pero a quien más se debería culpar es a Mentalista, ¿me equivoco?
―Usted habla de deshonra para su nación, Komakado san, pero para nosotros, es Mentalista la que significa nuestra cruz. No nació en mi país, pero era una miembro importante de la Alianza de la Justicia.
―Según lo que averigüé, fue Mentalista quien manipuló los sentimientos de Ballerina Hearth y Huracán. Incluso mató a Colorido.
―Pero lo mismo que dije, no sabemos cuánto las cosas habrían cambiado sin la intervención de Mentalista. En lo personal, creo que nada habría cambiado. Pobre estúpida, creyó que, con una confrontación, su amigo, Patriota, volvería al ruedo luego de su alcoholismo, seguro no creyó que las cosas escalarían tan rápido y de la manera en que lo hicieron.
―Me temo que es así, la desconfianza entre ambos bandos era insalvable. Las personas, sin importar que tan inteligentes sean o racionales, pueden tomar decisiones bastante cuestionables. Fue una tragedia.
―Trágico como una historia de CLAMP. Sí, soy un fanático de esas mujeres de su país y su visión del destino trágico estilo Grecia Antigua.
―El destino es algo que no se puede cambiar.
―Yo no lo creo, soy la prueba viviente de ello. Yo, quien solo levitaba gatos, soy el líder de la Alianza de la Justicia y el cuadrante del lejano este.
―Entonces nuestra situación es más lamentable, si hubiéramos...
―No piense así Komakado san, el mundo de los supuestos es algo de lo cual ninguno de los dos puede darse el lujo de acudir.
―Solo nos queda el mundo de las mentiras.
―Los viejos nos dijeron que no cometamos sus errores, y no lo hicimos, pero estamos cometiendo otros. Esa vez nos dijeron que el registro de espers era para un bien común, ahora decimos que ocultar a la gente lo que hay en estos documentos es para tal fin. Seguro quienes vengan después de nosotros no cometerán los mismos errores, pero habrá algo que los haga someterse al puto bien común.
―Nos esforzamos por el bien de la colectividad en desmedro de la individualidad, pero como japoneses, ya estamos acostumbrados a tal cosa.
―En América sacrificamos la libertad por la seguridad. Solo lamento que Deux ex Machina tenga que pudrirse en una cárcel por crímenes que no cometió. Su amor por la magia le hizo ser testigo de cosas que no debió ver como la muerte de Saint Glaciar, la presencia de Mentalista en la reunión que nosotros, los jóvenes héroes tuvimos con las magical girls. Él ató cabos con lo de la bomba de Huracán.
―Todos debemos cargar con la deshonra, solo nosotros debemos tener los brazos oscuros para que los demás los tengan sin mancha.
―Gracias por mostrarme estos documentos Komakado san. Confío en que los mantenga a buen recaudo.
―Fue un honor cumplir con sus requerimientos, Señor Sombrío dono.
―Gold, Silver. Vámonos —ordenó al gato naranja brillante y al azul ruso.
Cuando ya cruzaba el umbral, el hombre se detuvo y le preguntó al japonés.
―¿Qué hay de Reina Marinerito?
―Ella y General Power están en una isla al norte de Hokkaido. Una prisión que para ellos debe de ser un paraíso.
―Que se pudran en su falso paraíso. Reina Marinerito no debió fingir la muerte de Power. ¿Qué diablos pensó? Quiso desentenderse de todo, meter la cabeza en la tierra como un avestruz.
―El amor no es noble, es algo muy egoísta.
―Que se pudra también el amor.
―Es el problema de los jóvenes, no pueden evitar caer enamorados.
―Y luego nos dirán a nosotros los viejos, que nos pudramos cuando les toque el turno a ellos de ensuciarse de mierda. Yo al menos me siento como si tuviera la edad de Silver.
Komakado se inclinó cuando el hombre joven y sus gatos salieron de su oficina. Se dirigió a la ventana y vio a esa brillante megalópolis que era Tokio.
Su rostro dejó de aparentar y el hombre pareció envejecer de golpe, preguntándose qué tan firme era una civilización cuyos cimientos estaban compuestos por mentiras varias.
―El destino, es una perra.
FIN
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