Turn around [2]
Creado por Prettythepineapple [Más de 3.400 palabras]
*Segunda parte de Turn around*
Sí, tenía segunda parte jeje.
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—Gírate —murmura Melissa—. Gírate y me voy contigo...
Pero Katie no se gira. Cruza y desaparece por la esquina. Melissa contiene las lágrimas. Respira hondo, palmea el azulejo y se marcha.
—¿Katie? —pregunta Chy y Azie al unísono.
Lo que no sabe Melissa es que Katie había vuelto a asomarse por la esquina, queriendo girarse todo el tiempo y deseando lo mismo que deseaba la directora. Pero no sucedió. Solo se guardará como un bonito y cruel recuerdo.
O no.
...
—¿Dónde tienes la cabeza?
—¿Hum? Oh... —Melissa se endereza un poco y se rasca el cuello—. Nada, solo que... ha sido una semana llena de emociones.
Melissa suspira. Solo ha pasado una semana desde lo ocurrido. Una semana de tortura. Una semana de montaña rusa. Una semana pensando en Katie y solo en Katie aun teniendo a Chris a su lado en la cama o en cualquier rincón de la casa. Una semana de remordimientos, de culpa... de confusión.
Sí. Estaba muy confundida. Se había planteado dejar a Chris por Katie, rogándole al destino para que la morena se diese la vuelta en el último momento. Un motivo para hacerlo. Estaba muy confundida porque jamás había experimentado esos sentimientos por su compañera hasta que la besó. De sentimientos muy fuertes porque la atracción ya existía. Pero pensaba que solo era eso: atracción. Claramente se equivocó.
—Totalmente de acuerdo, cielo —dice Chris buscando su mano y besa sus nudillos—. Pero piensa que mañana vais a ir todos a casa de Azie a celebrarlo y te esperaré esta noche en la cama para darte mimos.
—No me apetece, Chris...
—¿No te apetece que te espere para darte besos? —pregunta de broma, sacando una sonrisa cansada de Melissa—. Venga... solo has salido para sacar a los perros. Diviértete un poco, tus compañeros también son tus amigos. Quieren agradecerte el gran trabajo que has hecho, Mel. Yo me enfadaría si no fueras —le dice divertido—. Hasta Katie se enfadaría —comienza a reírse y Melissa se atraganta un poco con el agua. Chris le mira e intenta ayudarla, pero Melissa alza la mano para decirle que está bien con la excusa de que el agua se había ido por otro lado.
—¿Por qué Katie? —pregunta casi elevando la voz, nerviosa y con el corazón latiendo fuertemente.
—Porque Katie es la mujer más inofensiva de todos y nunca se enfada por tonterías. Bueno... menos esta semana.
—Tenía sus razones —dejó el vaso en su sitio y se recostó en su silla.
—Sí, lo sé —Chris niega con la cabeza y desvía la conversación volviendo al punto—. Ve, diviértete, lo necesitas...
La única razón por la que no quería ir era obvia. No se había cruzado con Katie después de filmar la última escena. Apenas se habían dirigido la palabra o miradas a menos que no fuese por trabajo. Se sentía un poco abrumada por si perdía su amistad en realidad, pero Katie siempre le mostraba una sonrisa tranquilizadora.
...
—¡Melissa! —grita Azie con alegría, dejando pasar a su invitada—. No tenías por qué. Es una quedada de amigos y más en tu honor, directora Benoist.
—Anda ya —hace un gesto de negación con la mano y se ríe—, solo es vino y... —se acercó a su oído—, quiero que sea solo quedada de amigos, todos nos lo merecemos.
Azie asiente con una sonrisa y se adentran al salón. Melissa agita la mano con una sonrisa hasta que se encuentra con los ojos de Katie. Siente como el corazón se detiene hasta que varios se levantan para ir rotando y rompen sus pensamientos, haciendo hueco para que la rubia se siente, menos Chyler que va corriendo a darle un abrazo.
—Has llegado justo a tiempo —dice Jesse acercándose a su lado y Melissa alza la ceja—. Íbamos a jugar a "adivina la película".
—¿Queréis que os de una paliza? —pregunta Melissa y todos discuten casi riéndose, pero su mirada se dirige a Katie.
Lo primero que pensó nada más verla era lo preciosa que iba. Lo segundo fue que ganas de besarla. Definitivamente se estaba torturando. Torturando porque sentía cosas reales y no eran por su marido, si no por su compañera de trabajo y cada vez que la miraba lo tenía más claro.
—No hagas películas obvias Jesse —interrumpe Chy—. Claramente es el Titanic.
—Bien —Jesse se gira asintiendo con una sonrisa y coge a Melissa—, te toca. Oh y... —le coge del brazo—, no hagas uno de Disney vaya a ser que estas malas personas te critiquen —dice bromeando, sacando sonrisas de sus compañeros.
Cuando Melissa se pone de pie se queda quieta. Ahora mismo le daba vergüenza moverse sin hacer ningún tipo de ruido. Ella antes era la reina de la mímica, pero ahora, con Katie observando cada movimiento, era más difícil. Todos le animan llamando su atención. Ella pone la excusa de que está pensando. Finalmente hace el rey león.
—¿Y de eso no os quejáis? —comienza Jesse a reírse, fingiendo molestia hacia sus compañeros.
—Es que ella se ve adorable siendo una chica Disney —dice Katie observando a la rubia y todos asienten mientras se ríen.
La morena se levanta y se coloca en el centro pensativa. Entonces comienza a mover las manos señalando que es una película de tres palabras. Comienza a moverse de un lado a otro, bailando y cantando sin voz. Una película, un musical. Hace gestos divertidos, gestos amorosos y gestos tristes.
—High School Musical —apunta Nicole orgullosa por su respuesta.
—Yo no soy la chica Disney —aclara Katie casi riéndose, mirando a Melissa y ella eleva las cejas.
—Tiene que ser The Greatest Showman, los gestos tristes y todo eso es cuando todo se quema —apuesta Chyler y Katie niega frotándose la frente pensando en que era más difícil de lo que pensaba.
—Si hubieras hecho Star Wars lo habríamos adivinado en seguida —se burla Jesse sacando una sonrisa a todos.
Entonces Katie tiene una idea y, sin hacerlo intencionadamente -realmente lo hace a propósito-, coge a Melissa. Se señalan a ambas y coge su mano. Tiene gestos amorosos, acercándose a ella y poniendo su cabeza en el hombro de la rubia. Luego tira y hace como se enfada, pero luego le coge nuevamente de la mano. Melissa sonríe porque ya sabe cual es y Katie sabe que lo sabe por como sonríe.
Así que quieren hacer la escena final cuando Melissa se sienta y finge tocar un piano y Katie la mira con tristeza, sentada junto a Jesse. Se levanta cuando Melissa finge que deja de tocar y Katie camina hacia el otro lado, intentando mostrar que está dolida.
«Gírate».
Eso es lo que grita su mente mirando la espalda de Katie y de repente todo se de tiene. Su respiración se detiene. Su corazón se detiene. Porque Katie se gira hacia ella. Porque sabía que al fin y al cabo se iba a girar como pasa en la película, y aun así su mente quería gritarlo. Se siente igual cuando dijo la última vez. Su mente se lo dice con la misma intensidad que se sintió aquella vez. Porque sabe que no se refiere a la película.
—La La Land —grita Staz y Julie a la vez y Katie asiente con felicidad.
—¿Y si implantamos en hacerlo en parejas? Lo habéis hecho genial —propone Jesse haciendo que todos asienten a la genial idea.
Todos siguen haciendo mímica, pero Melissa se cansa. Bueno, realmente no está cansada, pero se siente abrumada porque tiene otras ideas en la cabeza. Se levanta cogiendo su copa a tomar un poco de aire fresco en la terraza con la excusa de que necesita sentir la brisa. Se apoya en la barandilla, encogiendo los hombros y bebiendo un sorbo del vino, pensando en la película con final triste que había interpretado antes.
¿Por qué Katie quería interpretar una película así? ¿Por qué, de todos los que habían, había elegido a ella? Ella siempre hacía alguna de Star Wars como decía Jesse... ¿Por qué hoy había cambiado la temática a un musical cuando no era realmente su especialidad?
—Hey... —una mano se asombra a su hombro y Melissa abre los ojos, un poco sorprendida—, ¿estás bien? —pregunta Katie.
—Sí... solo pensando.
—¿Puede saberse en qué? —pregunta con suavidad.
Y ahora viene la cuestión a todas las preguntas.
¿Debía decirle algo? ¿Debía hablarle y contarle por lo que está pasando? ¿Lo que está sintiendo? Pero luego se pregunta... ¿Para qué? Katie no siente lo mismo. Lo dijo claramente: seguiremos siendo amigas. ¿Por qué tendría que hacerle daño a su marido por una fantasía loca?
¿Era solo una fantasía realmente?
¿Debía contarle a Katie lo que se estaba preguntando segundos antes? ¿Debía decirle algo y poner en peligro todas sus relaciones? ¿Ser egoísta? ¿Ser sincera?
—Nada en particular.
Es lo único que dice. Sea lo que sea, le abruma todo, le duele todo. Pero más le dolerá si suelta alguna palabra y nada vuelva a ser como antes y lo pierda todo. A su marido y a su amiga.
—A Lena puedes engañarle, pero a mí no... —Katie le da un suave toque en el hombro—. Tampoco te presionaré, pero quiero que sepas... que somos amigas y estoy aquí.
"Somos amigas". ¿Y por qué no suena como si realmente fueran amigas? ¿Por qué suena tan doloroso en sus oídos? ¿Por qué incluso a Katie le cuesta decirlo?
—Necesito ir al baño —dice Melissa entregándole su copa que Katie coge con dificultad porque la rubia se lo entrega como si el vidrio quemara.
...
Claramente Melissa sube las escaleras y se encuentra en el baño con las lágrimas saltadas, echa un lío y comiéndose el coco. Intentando lidiar con lo que siente y quiere dejar de sentir. Se mira al espejo y se echa un poco de agua en la cara, calmando su respiración y tomando la decisión de que los sentimientos por Katie deben desaparecer.
No, no iban a desaparecer.
—¿Mel? Abre la puerta, por favor... —dice Katie y Melissa lo hace.
Entra y cierra la puerta cuando la morena pasa al baño. Katie la mira y frunce el ceño preguntándose porque tiene los ojos rojos. Se acerca a ella, pero Melissa gira la cabeza mirando hacia abajo.
—¿Qué es lo que pasa, Mel? Me estás preocupando. ¿Es por Chris? —pregunta y Melissa niega con la cabeza—. ¿Es por nosotras? ¿Por lo que pasó? —esta vez Melissa se queda quieta sin contestar—. ¿Es por eso, Melissa? —suelta aire pesado contenido de su corazón y Katie tensa la mandíbula—. ¿Piensas que me vas a perder? Sabes que jamás pasará eso... Oh, Dios mío, ¿te sientes mal por... engañar? Lo siento —dice de repente cuando Melissa se tensa—. Pero haría lo que fuera para volver atrás y que no pasara.
—No... —murmura la rubia.
—Joder, fui totalmente tonta y egoísta.
—No... —vuelve a murmurar claramente ignorada.
—Y ahora tendrás una mala conciencia y todo por mi culpa. He hecho que engañes a tu marido. Dios, de verdad, lo sie-.
No acaba la frase porque Melissa la besa. Katie se echa hacia atrás bruscamente, y antes de que la rubia pudiera formular su disculpa, Katie vuelve a sus labios. Comienzan a besarse desesperadamente, la rubia apoyando a la morena en el lavabo para finalmente sentarla.
Katie le ayuda a quitarse la blusa y viceversa. Katie muerde sus labios con ansia, como si estuviese esperando este momento -realmente lo estuvo esperando- durante días. Sus manos acarician todo su cuerpo hasta llegar a los botones de sus vaqueros, pero se detiene, un poco asustada.
—Mel... —murmura entre besos, la rubia desvía su boca para trazar besos por su cuello—, Mel... —repite mientras la directora muerde su cuello, y sin querer hacerlo, Katie agarra sus mejillas—. Melissa...
—¿Qué? —pregunta con la respiración entrecortada.
—Créeme que deseo tanto hacer esto... pero no puedo.
—¿Qué? ¿Por qué?
—Porque me gustas.
Melissa se echa un poco hacia atrás con cierta confusión y los ojos abiertos de par en par que no podía ni pestañear. Sus manos regresan, jugueteando entre ellas mientras Katie mira hacia abajo, a sus pies colgando y siente como todo se derrumba, pero ella no podía mentir. No podía mentirse más.
Desde lo que pasó aquello, Katie no pudo dejar de pensar en Melissa.
En realidad, nunca dejó de pensar en ella.
Cuando la rubia la besó aun no sabiendo todavía el motivo de ese impulso, lo aprovechó y se aferró a eso, aunque fuera la única vez que pasara. Fue egoísta, pero lo deseó con tantas ganas que no lo iba a dejar escapar.
Nunca pensó que llegarían tan lejos y aun así le encantó. De lo único que se arrepiente es de no haberse sincerado desde el principio porque ella estuvo -está- enamorada de Melissa cuando la conoció y compartieron escena en la segunda temporada de Supergirl, pero siempre tuvo miedo y, cuando se casó con Chris, pensó que lo mejor era que jamás dijera ninguna palabra sobre sus sentimientos porque no quería perder a su amiga.
Pero ahora no podía seguir siendo egoísta porque se estaba haciendo daño. Daño porque pensaba que sus sentimientos estaban guardados y no fue así. Daño porque estaba besando a la mujer de sus sueños y estaba casada, es decir, sentimientos que jamás iban a ser correspondidos. Sabe que volvería a casa y no sería con ella.
No puede aguantarlo más.
—Me gustas desde hace mucho tiempo y siento que me estoy aprovechando de esto y no quiero que sea así. No tengo ni la menor idea de porque me besaste aquella vez al igual de que no tengo ni puta idea de por qué lo estás haciendo ahora —Katie respira, retirándose lentamente del lavabo, poniéndose de pie—, pero siento que es mi culpa porque te he incitado a ello y no puedo hacer esto porque estás casada, porque estás enamorada de otra persona y...
Melissa se acerca y vuelve a besarla, pero Katie la aparta con cuidado.
—Mel, ¿me estás escuchando? Te estoy...
—Me gustas también —la interrumpe cogiendo sus mejillas y la boca de Katie se abre, pero no es capaz de decir nada—. Si te soy sincera no sé porque te besé la primera vez, pero después de besarte no quería parar de hacerlo. He estado toda la semana pensando y preguntándome tantas cosas, estaba tan preocupada y a la vez tan abrumada que me perdí durante un momento. Pero nada más verte hoy sentí que ya no estaba perdida, que me había encontrado, y tenía tanto miedo a confesártelo; pensaba que no sentías lo mismo... Y ahora... No quiero parar de besarte.
—Mel... —coge sus manos y las retira de sus mejillas haciendo que la rubia frunciera el ceño—, a lo mejor estás un poco confundida por esto.
—¿Me estás escuchando tú? —bromea y saca una sonrisa a la morena.
—Estás casada... —hace una pausa al no ver ninguna mueca por parte de Melissa—. ¿Vas a dejarle? —esa pregunta hace que se le seque la boca a la rubia—. A eso me refiero... Mira, mejor... —coge su camiseta—, me voy y hablamos otro día.
—Katie... —intenta cogerle, pero la morena le frena con la mano.
—Por favor —le pide—, es mejor que seamos amigas y hacer como si esto no hubiera pasado, por el bien de las dos.
Se marcha por la puerta dejando a Melissa desconsolada. La rubia se viste y se dirige al salón. Efectivamente la morena se había ido. Todos le pregunta si la rubia sabe el motivo, pero ella niega con la cabeza. Se queda un rato más para que no malinterpreten las cosas y fingir que todo estaba bien, pero a la hora y media se marcha a casa.
...
—Cariño... —murmura Chris cogiendo a la rubia por la cintura cuando se sienta en la cama—, ¿a que te lo has pasado bien?
—No...
—¿Hum? —somnoliento, se incorpora para sentarse detrás suya y rodearle con un abrazo, pero Melissa abre sus brazos—, ¿qué ocurre?
Chris pregunta y Melissa se gira. Está llorando y el chico frunce el ceño preocupado, tirando de ella para darle un abrazo y la rubia gimotea en su hombro.
—Lo siento... —pide Melissa casi gritando.
—¿Qué? ¿Por qué?
Melissa se separa de él para mirarle a los ojos, pero nuevamente mira sus manos como al principio. Todo el camino a casa tenía un discurso lleno de disculpas y ahora no era capaz de decirle nada. Se sentía tan cabrona de romperle el corazón al, probablemente, mejor hombre que había conocido en su vida. El hombre que le ayudó en tantas cosas y que la amó más que a sí mismo.
—Te he engañado. Te he engañado y no me arrepiento de eso... —suelta después de tanto silencio.
—¿De qué estás hablando?
—He besado a otra persona y esa persona no eras tú, Chris. Me he... —dudó, pero tuvo que decirle toda la verdad—, acostado con otra persona y esa persona no eras tú. Y siento amor por otra persona y esa persona...
—Es Katie —interrumpe casi riendo de no poder creérselo.
—¿Qué? ¿Cómo...? —pregunta casi ahogada por sus propias lágrimas, sorprendida y a la vez confusa.
—Un día antes de casarnos fui en busca de las chicas para ver si estaban todas listas para nuestro gran día, simplemente para asegurarme de que todo fuera perfecto y que, si faltaba algo, ayudarlas con cualquier cosa. Cuando fui a casa de Azie, Katie también estuvo allí —se incorpora poniéndose al lado suya y agarrando su mano—. Cuando fui a despedirme, Katie lloró en mis brazos dándome la enhorabuena por la boda y que se alegraba un montón de que tú fueses tan afortunada de tenerme a mí, pero cuando me separé y vi sus ojos sabía que no eran lágrimas de alegría... eran de tristeza. Supe entonces que Katie estuvo —se queda en silencio y se corrige—, está enamorada de ti.
—Pero... ¿yo? —pregunta un poco con cautela, refiriéndose a sus sentimientos.
—Cuando pasó aquella pequeña pelea vi a Katie más hundida que nunca. Cuando te retiraste del set, dijiste que ibas a ir en su busca y resultó que estuviste encerrada con ella durante casi dos horas y media. Supuse que arreglasteis vuestras diferencias porque al día siguiente Katie grabó la escena sin ningún inconveniente, pero me sorprendió que no le quitases ojo en todas las escenas, incluso cuando no estabais grabando ninguna. Toda esta semana has estado distante que ni lo habrás notado tú. Estabas tan pendiente al móvil, como si quisieras que un mensaje apareciera... Y hoy te he empujado a ir allí cuando muchas veces has rechazado la idea a la primera sin discusión porque te gustaba más quedarte conmigo en casa. Aunque lo supe cuando Katie te sonrió, vi como brillabas por primera vez en nuestra relación y lo entendí. Entendí que no era yo.
—Chris, eso no quiere decir...
—Sé que me has amado hasta el final —interrumpe—, y sé que todo lo que has hecho, lo has hecho con todo el amor del mundo. Te agradezco que hayas sido sincera conmigo, pero sobre todo contigo misma —se acerca a ella y besa su cabeza—. Y ahora, levántate y ve a por ella, porque sé que esas lágrimas no son todas por mi —sonríe mientras le limpia una lágrima.
Melissa se limpia las lágrimas que le faltan con la manga y se abalanza sobre Chris para darle un enorme abrazo. Chris le promete que seguirán siendo amigos, aunque requerirá un poco de tiempo. Le da un beso de despedida y vuelve a ponerse los zapatos para irse corriendo.
...
—Coge el maldito teléfono... —murmura la rubia a unas cuantas manzanas de la casa de Katie.
Miles de pensamientos recorren en su mente. ¿La estaba ignorando? ¿O estaba dormida? Eran más de las doce de la noche, sabía que era la primera pregunta porque Katie no se acostaba tan temprano a menos que al día siguiente tuviera algo de trabajo, pero estaban de descanso. Y más con lo que ha pasado estos últimos días: tantas emociones sinceras sueltas.
Se baja del taxi y mira su reconocible cuerpo.
Claramente Katie no estaba dormida. Llegó a casa hecha polvo, sentándose en el sofá abrazando sus rodillas con la televisión puesta de fondo sin parar de llorar. Estaba mirando como el su teléfono estaba vibrando e iluminando el nombre de la persona que le gusta.
Tenía miedo para contestar. ¿La llamaba para decirle que iban a ser amigas y ya está, aclararlo del todo? ¿Para decirle que se lo había contado todo a Chris y que se alejara? ¿Qué todo había sido un error y se olvidara? ¿Reírse de ella? Tenía tantos pensamientos negativos porque tenía tanto miedo...
Tuvo tanto miedo que no fue capaz de creerse las palabras de Melissa. Parecía todo como un sueño que le abrumaba tanto. Le daba miedo seguir besando a Melissa a escondidas para que un día se marchara de verdad, del todo, y no aguantó más hasta explotar.
El teléfono deja de sonar y se limpia las lágrimas. Necesita tomar aire. Así que se pone de pie con la excusa de sacar la basura. Cruza la puerta, abre la verja y anda unos pequeños pasos para abrir el cubo.
—¡Gírate!
Y lo hace. Ahí estaban las dos a unos metros de distancia. Katie abre los ojos sorprendida y Melissa no pierde un segundo más en ir en busca de ella. Da pasos rápidos hasta llegar a Katie y directamente la besa.
—¿Melissa? —pregunta Katie desconcertada, apartándose de ella, pero teniéndola a centímetros.
—No quiero ser tu amiga. No quiero volver a serlo. Y antes de que me digas otra cosa, lo he dejado con Chris porque quiero estar contigo. Y me alegro de que hayas sido sincera conmigo. Y que nos gustemos... porque nos gustamos, ¿no? —Katie sonríe con el ceño fruncido y Melissa ladea la cabeza—. ¿No era así? Oh, Dios mío, pensaba que...
—Para de hablar, idiota.
Coge su camisa y la besa nuevamente.
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