Sorry [2]
Creado por Orphanaccount [Más de 3.500 palabras]
*Nota de mi amiga; espero que les guste, he hecho lo mejor que he podido :)*
Kara se atreve a acercarse y besar su frente, Lena asiente y apoya su cabeza en su barbilla y se abrazan. Lena perdona la traición por primera vez porque siente que Kara no va a parar de ser sincera con ella. Y hoy puede que duela, porque joder, duele amar a alguien y no ser correspondido, pero con el tiempo saben que todo pasará y que siempre estarán una para la otra.
Un mes.
Eso es lo que tardaron Lena y Kara en verse de nuevo.
Un mes que había pasado desde la confesión de la heroína.
Lena no estaba preparada para retomar el contacto después de todo. Perdonar la traición era una cosa, pero lidiar con los sentimientos de su mejor amiga... Va mucho más allá de eso. Kara tampoco estuvo preparada para afrontarlo y, por muy doloroso que fuese, pensó que la mejor decisión fuese tiempo; una decisión que ambas tomaron nada más Kara abandonó su ático. "Que el tiempo ponga a cada una en su lugar y espero que sea en el correcto" fue lo último que dijo Lena mientras Kara asentía.
Un mes para Kara lleno de dolor y recogiendo cada pedazo de su corazón roto. Un mes para Lena lleno de angustia y sintiéndose culpable por su mejor amiga.
Pero todo eso fue al principio; también fue un mes lleno de cambios, de madurez y aprendizaje. El corazón sanó para ambas.
La ira de Lena se fue por completo; ahora miraba el cielo preguntándose qué tal estaría la heroína sabiendo que había pasado tanto tiempo, pero no era capaz de llamarla porque no sabía qué respuesta recibiría a cambio.
Kara guarda sus sentimientos en un cajón, la neblina se despeja y sigue adelante como puede. Pregunta como sería volver a ver a Lena; realmente desea ser amiga de ella, pero la heroína, que no tenía miedo a nada, le abrumaba a que Lena no olvidase todo lo ocurrido y todo fuera un bucle.
Al principio, como todo, se pasa mal. Lena al final de los días piensa que perdería a su mejor amiga, pero Brainy y, en ocasiones, Kelly, les aseguraba que todo estaba bien. Que Kara estaba bien. Pasó semanas intentando despistarse, salir un rato y estar en su trabajo al 100%. Mejoraba y mejoraba, es lo que tiene el tiempo; sana. Pero por alguna extraña razón, al final de los días, siempre pensaba en Kara.
Kara lo pasó bastante mal, pero como digo, solo al principio. La primera semana estuvo en casa de Álex con Kelly ayudándola. La segunda semana regresó a su trabajo al 100%. A la tercera semana sintió que todo mejoraba a su alrededor. Esa fue la mejor semana porque dejó de torturarse, aceptó la realidad y se decía a sí misma que podría ver a Lena cuando ella quisiera.
Y la cuarta semana... quedó con William Dey (toda esa semana). La primera vez no supo muy bien porque lo hizo, pensó en los impulsos y finalmente accedió a tener citas con él. (Realmente sí lo sabía, pero decirlo suena muy rastrero: para borrar completamente sus sentimientos hacia Lena).
En parte pensó que realmente estaba funcionando. Incluso una noche antes de saber que iba a ver a Lena recibió un beso del tierno hombre y tampoco estuvo tan mal (intentó engañarse repitiéndose esa frase).
También fue el día en que después de tantas semanas pensó en Lena más que nunca. Mierda.
Un mes.
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Kara se levanta animada. Se arregla poniéndose un vestido floral. Se toma el día libre; quiere aprovechar el día con su hermana porque es su cumpleaños.
Pasa por la panadería de la esquina para comprar tres cafés y unos cuantos bollos industriales. Camina con prisa hasta llegar al edificio de la cumpleañera. Toca el timbre con el codo, esperando impaciente hasta que escucha unos pasos de pies descalzos.
—¡Feliz cumpleaños! —grita Kara de felicidad, entusiasmada mientras alza el desayuno con una sonrisa cuando su hermana abre la puerta.
—Eres la mejor —sonríe dejando pasar a su hermana.
Se adentra en la cocina y Alex le pide unos minutos para cambiarse ya que se había levantado hace poco. Kelly aparece minutos después por la puerta del dormitorio.
—Buenos días, Kara —dice Kelly reprimiendo un bostezo que finalmente suelta.
—Buenos días para ti también —le da su café que Kelly agradece con una sonrisa.
—¿Cómo estás? —pregunta. Esa pregunta que siempre fórmula cada vez que ve a Kara.
—Genial... —dice Kara ocultando una sonrisa mientras sorbe el café y Kelly la mira juzgando.
—¿Ha pasado algo? Te veo radiante —intuye mirándola de arriba abajo y recuerda que su hermana le comentó sobre la cita que tuvo anoche—. ¿William Dey? —Kara no contesta, sino que se ríe mientras aparta la mirada avergonzada—. Dios mío, ¿es él?
—Fue tan caballeroso, tan sensacional, tan genial... —Kara para con una sonrisa mirando al techo mientras recuerda la cita con él—. Me besó. Y le besé. Bueno, nos besamos. Y...
—Oh, Dios mío, Kara... —dice Kelly sorprendida y a la vez feliz por su cuñada.
—¿Has besado a William Dey? —pregunta Alex nada más aparecer por la puerta vestida como persona normal y Kara asiente con una sonrisa—. Wow... Eso es genial.
Kara vuelve a asentir felizmente y Alex coge su desayuno. Se sientan y charlan sobre su cita hasta que Alex finalmente dice:
—Entonces tus sentimientos hacia Lena se han disuelto.
Lo dice como afirmando y orgullosa por su hermana, pero la sonrisa de Kara se borra ante la mención de ese nombre que no había escuchado en semanas. Y definitivamente no esperaba escucharlo ahora. Y definitivamente no está vagando por los recuerdos vergonzosos de esa confesión. Definitivamente lo hace y Alex también borra su sonrisa cuando Kara aparta la vista.
—¿Kara? Por qué tus sentimientos hacia Lena han desaparecido, ¿no? —esta vez lo dice con un tono más elevado, casi enfadada, llamando la atención de Kara.
—No lo sé... —confiesa en un suspiro.
—¡Kara! —grita Alex y Kelly aprieta su hombro para que se tranquilice.
—¡No lo estaba pensando! —chilla Kara mirando a Álex por fin y luego se suaviza—. Es decir... con William estoy genial y lo pasé muy bien. No pensé en Lena cuando estuve con él. No he pensado en Lena desde hace mucho en realidad. Y cuando me besó no dudé en corresponderle. Pero cuando llegué a casa y me fui a dormir, Lena golpeó mi mente y... —exhala con el corazón encogido.
—¿Y? —pregunta su hermana, un poco impaciente.
—No sé por qué, pero pensé en ella. Puede que porque la echo de menos. Hemos sido amigas durante tantos años... ¿no?
—Cariño, es normal —dice Kelly suavizando ambos rostros que tiene delante y se dirige a Kara—. Lena ha sido un pilar muy importante y creo que este mes te has curado notablemente haciendo que otra persona toque tu corazón. Has sido su mejor amiga y habéis vivido muchos momentos. Es normal que la eches de menos. La echaste de menos cuando estuvisteis peleadas, ¿no lo ibas hacer ahora? —Kelly sonríe con empatía y contagia a Kara haciendo que suspire—. Pero creo que tu hermana intenta preguntarte si estás realmente segura de lo que estás haciendo, si te estás dejando llevar o si estás caminando por impulsos porque si no lo haces puede que salgan dos partes dañadas. Tú por mentirte y William por ilusionarse —la sonrisa de Kara se borra y se queda pensativa mientras su hermana y Kelly acarician su espalda.
—Lo entiendo... —dice después de un largo silencio—. Lo quiero intentar. Creo que echo de menos a mí mejor amiga, nada más.
—Entonces —interrumpe Alex—, ¿podría invitarla esta noche a casa? Así estaremos la familia al completo y sé que no vais a quedar hasta que alguien lo haga por vosotras. ¿Qué mejor que hacerlo ahora? —dice Alex interpretando de que Kara está diciendo la verdad y, que además, está ahora saliendo con William.
Kara asiente con una sonrisa y agradece que su corazón no lo pueda escuchar nadie más como ella lo hace porque está a punto de explotar. Incluso casi le cuesta asentir a la pregunta porque no se esperaba tal petición.
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Kara se prueba tres blusas diferentes. No sabe si conjuntarlos con unos vaqueros negros o azules, o simplemente ir con una falda a juego. Después de tantos cambios decide la falda con su blusa verde. Se miró en el espejo y frunció el ceño preguntándose si iba demasiado arreglada para una noche de juegos, pero su excusa tranquilizadora fue que no solo era una noche, sino que también era el cumpleaños de Álex. Dejó de dar vueltas sobre su eje cuando el timbre suena.
—¡Hola! Oh... —añade Kara sorprendida.
—¿Es demasiado? —pregunta William entregándole un ramo de rosas.
—Son bonitas, gracias —agradece Kara el gesto con una sonrisa, dejando las rosas en la mesa de al lado.
—¿Todo listo?
Kara asiente cogiendo el bolso y poniéndose la chaqueta. El camino hacia la casa de Álex se basa en charlas y piropos.
—¡Por fin! —se queja Alex—. Brainy ha llegado antes que tú.
—La culpa ha sido totalmente mía —interviene William—. Andrea me ha tenido hasta las tantas.
Pasan al salón entre besos y abrazos. Y Kara se siente nerviosa. No quiere sentirlo, pero lo está. Su corazón la delata, pero para su suerte mira hacia alrededor y Lena todavía no está.
Se sienta junto a William y solo pasan quince minutos cuando su corazón nuevamente se agita porque reconoce los latidos de la otra persona que está tocando la puerta.
Alex abre y Lena entra. Está ahí y Kara ya no puede dar marcha atrás. La mira de lejos; está radiante, con una sonrisa puesta con el lápiz labial que tanto le gusta a Kara. Entonces la rubia duda si la había olvidado de aquella forma. Forma que no quiere nombrar.
Solo tarda quince segundos cuando sus ojos verdes se encuentran con sus azules. Lena sonríe primero, se nota que también está nerviosa. Más bien Kara lo escucha. La rubia sonríe inmediatamente después, lo hace de forma tranquilizadora. No funciona. Ni para Lena ni para Kara.
—Gracias por el vino —dice la anfitriona—. Sé que es mi cumpleaños —Alex murmura a Lena, Kara inevitablemente escucha—, pero creo que el mejor regalo es para Kara cuando la abraces.
Alex mira a Kara y sabe que la ha escucha porque Kara tiene ese rostro reconocible cuando escucha conversaciones ajenas. Más cuando se reajusta las gafas y aparta la mirada.
Así que ahí está Lena, saludando uno por uno entre piropos y entrañables abrazos porque hacía mucho tiempo que no ven a la morena y claramente deja a Kara para el final. Todos saben el por qué.
Los latidos de Kara aumentan de ritmo cada vez que se va acercando hasta que por fin la tiene delante. Kara casi da un salto cuando se levanta del sofá, teniendo miedo de hacerlo tan fuerte por si salía volando.
Lena abre los brazos y quiere atraer a Kara y esta indudablemente se siente atraída como un imán y lo acepta. Se funden en un abrazo tan esperado que siente como las piernas de ambas flaquean.
Entonces Kara no lo duda; lo sabe.
Sabe que sus sentimientos no han cambiado ni se han desvanecido. Sabe que ahora mismo se siente como el primer abrazo. Todos los recuerdos, todas las realidades que le había compartido Mr. Mxyzptlk pasan por su mente. Sabe que por ella misma no estaría saludando a Lena solo con un abrazo. Y lo sabe porque ahora mismo, en sus brazos, no se siente solo como un: te he echado de menos. También sabe a un: te quiero tanto que duele. Y Kara es la primera en deshacer el abrazo porque sabe también que Lena no lo haría.
No sabe cuánto tiempo han estado abrazadas, pero ambas saben que se siente como si hubieran vuelto juntas a casa.
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—¡Deja de hacer trampas! —grita Nos quejándose.
—No lo hago —se enfada Brainy—, es fácil calcular que carta va a salir después.
—Algunos no cambian —murmura Lena en el oído de Kara.
Hace que se asuste y a la vez se estremezca. Lena sonríe. Grave error. Su sonrisa es su perdición.
Es la primera vez que hablan después de estar juntas en silencio observando las interacciones de los demás. Queda un poco aturdida, pero se golpea mentalmente cuando Lena alza las cejas.
—Brainy con tal de ganar hará cualquier cosa —afirma Kara con una sonrisa, orgullosa de soltar una frase coherente.
—¿Quieres que te rellene el vaso? —interrumpe William con la botella en la mano. Kara asiente dándole las gracias y William le corresponde dándole un beso en la sien—. Voy a por más que está botella de ha acabado —y se endereza para irse.
Escucha un latido rápido y Kara se gira preocupada, pero ve a Lena con el ceño ligeramente fruncido.
—¿William?
—¿Qué pasa con William? —pregunta haciéndose la tonta mientras toma un sorbo, pero sabe que eso no va a funcionar.
—No soy tonta, Kara. No me vas a colar más mentiras —dice Lena e inmediatamente se arrepiente de haber escogido esas palabras ya que Kara casi se atraganta con el vino—. Lo siento, no lo decía con esa intención —dice rápidamente casi murmurando.
—No te preocupes —dice Kara firmemente—, lo entiendo. Tienes razón —deja la bebida y le cuenta brevemente la semana con él—. Y no sé a dónde irá a parar... —se muerde la lengua porque si lo sabe.
—Wow —dice Lena de manera neutral con una pequeña sonrisa borrada inmediatamente cuando sorbe su vino—, eso es maravilloso. Me alegro por ti.
Kara intenta analizarla. Conocía muy bien a Lena y puede que algunas cosas hayan cambiado, pero las expresiones siguen siendo las mismas. Sí, había pasado mucho tiempo, pero después de ese intenso abrazo, sabía que las cosas podrían ser un poco como antes. Y sabía que si se alegraba le lanzaría una sonrisa entre dientes y le golpearía el hombro con su hombro. Esta vez no.
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—¡Que tengas una feliz noche! —canta Nia.
—Gracias por invitarnos, que tengas una buena noche con tu mujer —le guiña el ojo Brainy.
—Anda, vámonos antes de que le digas otra idiotez —empuja Nia a Brainy hacia fuera—. Gracias por todo.
—Obligaré a Brainy que juegue seriamente la próxima vez —promete J'onn antes de irse.
—Gracias por invitarme, hasta otro día —agradece Lena.
—¿Quieres que te acompañe a casa?
Esa pregunta había salido de los labios de Kara por puro instinto. Siempre lo había hecho, siempre había acompañado a Lena a casa para saber qué estaría a salvo. Hasta Alex se sorprendió.
—Yo os podría acompañar a las dos —interrumpe William cortésmente, y Kara intenta negar, pero Lena se adelanta.
—No os preocupes, nos vemos otro día —y sonríe.
Antes de que Kara pudiese replicar, esta desaparece de su visualización. Y esa sonrisa lo conoce Kara muy bien. Una sonrisa forzada. Otra vez. Y hace que los sentidos de Kara retumben por sus sienes.
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—Ha sido un día genial, gracias por invitarme —dice William dándole con su hombro.
—No ha sido nada. Gracias por venir —corrige Kara con una sonrisa.
—Aunque me gustaría invitarte mañana a cenar para agradecértelo.
Kara deja de mirarle y exhala. Borra su sonrisa y aprieta sus labios, tensando su mandíbula y jugueteando con su bolso. Ella no puede hacerlo, no puede mentir. No más mentiras.
—William, eres un gran chico... —resopla un poco y se queda en silencio, odiándose un poco por lo que va a decir.
—Esto no suena bien porque hay un pero... —bromea William y Kara asiente.
—No quiero mentirte. Me lo he pasado genial y has sido increíble conmigo, pero estoy enamorada de otra persona. Pensaba que esos sentimientos los había olvidado, que se habían esfumados, pero me he dado cuenta de que no y no pienso jugar contigo. Me odio decirte esto porque —se ríe un poco—, sé lo que se siente. Y de verdad que lo siento mucho... —dice con tristeza dando una última mirada a William.
—No pasa nada. Te agradezco que hayas sido sincera y fiel a tus sentimientos —Kara asiente y William le da un suave toque en el hombro—. Nos vemos mañana.
—Sí —y ve como William le lanza una última sonrisa antes de dejarla en su casa.
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Lena se sirve otro vaso de whisky mientras mira por su balcón. Miles de pensamientos atraviesan por su mente. Todos son sobre Kara.
En primer lugar. Verla después de tanto tiempo se sintió tan... feliz. La echaba de menos, eso era inevitable. Pero no sabía que podía llegar a echarle tanto de menos.
Lo segundo que pensó cuando la vio es que Kara era increíblemente bonita.
«Es preciosa», se corrige mentalmente.
Ver a todos y saludarlos uno a uno se sentía genial porque hacía mucho que no interactuaba con todos, pero cuando llegó a abrazar a Kara se sintió como volver a su hogar.
Ella pensó que Kara era maravillosa; esa persona que, aunque no esté físicamente, siempre estará ahí.
Y su corazón lo entendió finalmente. Entendió que no siempre las historias de amor se empiezan con un beso. Lo entendió cuando su corazón dio un vuelco, desilusionada, al escuchar Kara y William y un posible amor en la misma frase. Lo entendió al recordar el primer minuto con ella hasta el último.
Estaba tan cegada por la traición que dijo cosas que realmente no pensaba.
Y ella lo entiende. Sabe lo que le pasa a su corazón. También siente lo que había sentido Kara por ella. Y ahora no tiene miedo a que pase. Tiene miedo a que no.
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Lena, por muy egoísta que suene, se alegra de enterarse de que Kara no haya ido más lejos con William. No supo muy bien porque no funcionó, tampoco ha tenido tiempo para profundizar el tema porque Kara trabaja y Lena se ocupa de su empresa.
Si se habían visto más de una vez. Sonrisas por la calle, miradas en el Nonnan's. Abrazos cortos, pero profundos. Despedidas que no quieren que suenen como tal... Básicamente tenían tiempo, pero nunca tiempo para estar a solas.
No fue hasta después de tres semanas que terminan en el apartamento de Kara en una noche de juegos.
—¡Gracias por la cena! —dice Alex tras salir por la puerta, siendo la penúltima en irse.
—Gracias por invitarme —dice Lena cogiendo el abrigo.
—Siempre —sonríe Kara—. Oh, ¿quieres que te acompañe?
—No hace falta, sabes que mi chófer puede venir en cinco minutos. Está todo bien.
—Vamos, insisto. Me gustaría también estirar las piernas —bromea mientras coge el abrigo y Lena no se queja.
Caminan en un silencio cómodo, compartiendo miradas y sonrisas tímidas. Hacía mucho, pero que mucho que no estaban a solas. El latido de Lena se estabilizó, aunque hubo un par de arritmias. Fue porque Lena quiso preguntar dos veces acerca de William. Quería saber la razón por la que no funcionó y con la esperanza de que fuera por ella, pero su boca se cerraba por temor a escuchar otra respuesta.
—Llegamos, su majestad —bromea Kara rompiendo el silencio cuando llegan a su casa.
—Voy a matarte —declara Lena casi riéndose, sabiendo que odiaba los apodos de títulos y grandezas.
—Sabes que no puedes hacer eso a no ser que tengas kryptonita.
Kara cierra la boca rápidamente y Lena alza las cejas. Es una de las pocas bromas que hace siendo Kara Danvers y que Lena sabía de su doble identidad. Temía por lo peor, por no saber si Lena estaba preparada para afrontar de que Kara y Supergirl eran la misma persona. Y ante de que pudiese arreglarlo, Lena suelta una carcajada y la mira tiernamente.
—Sabes que no lo haría igualmente. Eres demasiado importante para mí... —su corazón aletea y siente como se va a desmayar, pero Lena tiene que decirlo—. Me he dado cuenta de que no quiero que no estés.
Lo suelta casi en un susurro, mordiéndose los labios por si había llegado demasiado lejos por su declaración de manera indirecta. Y Lena lo dice de una forma en que se traduce: te quiero en mi vida, no fuera de ella. Y sabe que Kara también lo sabe.
Kara lo sabe porque escucha como su corazón se acelera. Mira su mirada intensa. No miente. Sus ojos se agrandan y su boca se abre ligeramente.
—Lena... —murmura y Lena la mira con respiración irregular; con miedo a que Kara la rechace—. Yo te qui-.
Pero Alex la interrumpe gritando por el intercomunicador de la oreja. Problemas de heroína. Lena frunce el ceño preocupada y Kara le comenta brevemente lo ocurrido.
—Ve... —sonríe Lena.
Kara abre la boca, pero la cierra nuevamente. Asiente, se disculpa, se quita las gafas y se marcha volando.
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Lena ha dado cinco vueltas por su apartamento. No puede dormir. Ha tirado el té que se hizo. La ropa está esparcida por el suelo. No puede dejar de pensar en Kara y lo que estuvo a punto de decir.
Ella lo sabía y odiaba por no haber sido consciente antes. Se odiaba por el hecho de haberle hecho sufrir durante un tiempo. Y aún agradece la suerte o al destino de que Kara siga sintiendo lo mismo por ella después de todo.
Ella se cae cuando choca con su mesa. Se levanta y respira hondo. Ahora mismo se siente como una completa desastre, golpeándose en la cabeza con la palma de la mano.
Un golpe en el balcón agita todos sus sentidos y ve a Kara saludando con una sonrisa.
—¿Todo bien? —pregunta Lena un poco preocupada.
—La urgencia no ha sido tan urgente y no me había despedido de ti.
—No tenías por qué hacer eso —sonríe Lena tiernamente.
—No tenía, pero quería.
Lena se derrite en ese momento y se acerca a. Kara para abrazarla. Se da cuenta de que ojalá no tuviera que hacer esto. Quería cogerle de la mano, adentrarla a su habitación y acurrucarse junto a ella hasta las tantas.
—¿Kara? —pregunta Lena en su hombro, sin poder despegarse de ella.
—¿Hum? —murmura cómoda.
—¿Querías decirme está noche que me querías? —pregunta Lena finalmente, librándose de sus dudas para hallar una respuesta y Kara expulsa todo el aire.
Se aparta lentamente para mirar a Lena, todavía cerca, con los ojos puestos en ella y su mano acuna su mejilla.
—Quisiera decírtelo todas las noches —confiesa y su mano se separa un poco con temor.
Pero Lena hace mortales increíbles para entrelazar su mano con la suya y se miran. Lena posa su mano libre sobre su pecho y la mira con todo el amor del mundo. Kara sonríe, casi sin creérselo y aprieta su mano con fuerza.
El tiempo sana y saben que siempre estarán una para la otra. Y ahora eran dos mundos distintos descubriendo un mundo en común.
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