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Make Love

Creado por Melydia [Más de 6.500 palabras]

Resumen; Kara y Lena discuten hasta que crean el amor. [Explícito, no leer en público]


Kara sobrevuela la ciudad a poca velocidad sintiendo como la brisa fría acaricia su rostro. Es lo único que le hace sentir bien después de que Lena le gritara que la quería bien lejos.

Han pasado días y días y Kara sigue el mismo trayecto por el cielo; no tan cerca de la empresa de Lena, pero tampoco tan lejos. No podía evitarlo, estaba enamorada de ella y si su vida corriese riesgo, ella sería la primera en intervenir, aunque ya no fueran amigas.

Poco después de medianoche llegó una información al intercomunicador de Kara sobre Lena; le pasaba algo. No tardó treinta segundos en llegar a su ático y se paró al ver a Lena con el ceño fruncido, en el suelo y con un tacón en la mano.

—¿Qué demonios haces aquí? —se levanta acariciando su culo. Kara la examina confusa; no hay daños. O ella escuchó mal o simplemente Alex no había terminado su frase. La segunda opción estaba en lo correcto.

Kara, deberías dejarme terminar la frase antes de irte sin más. Quería decir que a Lena le pasaba algo, pero Brainy calculó la escala de dolor y simplemente ha sido como una caída al piso —explica Alex casi riéndose, adivinando las intenciones de su hermana. Kara suelta un suspiro pesado haciendo apagar el aparato.

—Yo-yo... hum... bueno-bueno, yo... —Kara tartamudea rascándose el cuello mientras mira hacia los lados y Lena chasquea los dedos exigiendo una explicación—. Pensé que estabas en problemas.

—Pues ya ves que no —Lena agita la mano para indicarle la salida—, así que márchate.

—Lena...

Kara intenta buscar palabras. Hacía semanas que no miraba a los ojos verdes de la morena. Sin embargo, Lena la fulmina con la mirada cruzándose de brazos, reprimiendo el impulso de tirarle el tacón a la cara. Kara traga saliva y, sin embargo, se acerca segura a ella. ¿Desde cuándo Supergirl tiene miedo? Lena frunce el ceño y levanta la mano para frenarle. Sin embargo, Kara está demasiado cerca.

—Quiero que hablemos —suelta al fin con la voz quebrada. Casi estaba segura de que no podía hablar con coherencia cuando inspira el aroma a sudor de Lena. Puede que haya estado en el gimnasio y no haya tenido tiempo a ducharse debido al trabajo. Acabaría de llegar agotada tropezando, es la única explicación que le da a su tacón roto. No estaba lejos de acertar.

—No hay nada de qué hablar. ¿Quieres que confíe en cada palabra que me vayas a soltar después de mentirme durante cuatro años? —gruñe, apuntando con su dedo sobre el emblema de su pecho mientras su otra mano aprieta su zapato.

—Ni si quiera me has dejado que te explique porque hice-.

—¡Porque no hay nada que explicar! —grita enfadada, intentando no ser vulnerable por la cara de cachorro de Kara. Odiaba eso y sabía que si le dejaba hablar estaría perdida, embalsada y embobada de las explicaciones de la heroína, probablemente llorando de angustia. Lena no quería eso. Tenía que ser fuerte, tenía que ser orgullosa—. Lo único que sé es que mi hermano me escupió el único secreto que todo el mundo sabe menos yo. ¡Era tu mejor amiga, Jesús! Estoy harta de que por ser una Luthor-.

—No vayas por ahí, Lena —Kara interrumpe los gritos—, porque no fue por un apellido. Eso no define la persona que eres, te lo dije antes y te lo repito.

—Si lo hiciste para protegerme sabes que ya tengo un punto de mira sobre mi cabeza y espalda.

—No te diré que esa no fue una de las razones —discute Kara haciendo que Lena se enfadara más.

—Vaya, que sorpresa —dice con mucha ironía. Sus dedos presionan fuertemente en el puente de su nariz para calmarse, para pensar en lo que decir, para ganar esta guerra—. Y si no lo pensaste tú —dice después de un tiempo en silencio—, seguramente que otra razón es porque los demás te manejaban y te presionaban para no decírmelo porque era una Luthor, ¿me equivoco? —desafió Lena, cada vez enseñando más las uñas y furia e ira de los ojos.

Así es cuando Lena y Kara comienzan a discutir. Incluso le tira el tacón al pecho. Lo odiaba. Odiaba escuchar cada palabra pronunciada por la pelinegra porque todo lo que especulaba le dolía a Kara porque hacía pensar que la rubia no había sido buena amiga con ella. Lena dice una frase y Kara le rebate cada palabra que puede. La discusión arde, el fuego se extiende y Kara teme que no pueda apagarse. Lena ni si quiera hace el esfuerzo por apagarlo. Lena levanta los brazos, enfadada, como si quisiera expresar el dolor a través de cada movimiento. Kara cada vez se ahoga con cada respuesta que le da, sintiendo que no suena tan convincente como el anterior.

—Y seguro que tampoco me lo has dicho porque nunca he estado a la altura de tu amistad, porque-.

Aunque Kara tiene el poder del oído, las palabras de Lena dejan de llegar. "A la altura de tu amistad". Mira sus ojos llenos de dolor con una mezcla de fuego y Kara siente que no se controla. Su mano se extiende, parece que involuntariamente, que no piensa lo que hace, pero realmente lo hace. Kara coge el cuello de Lena y Lena deja de hablar, aturdida por los movimientos de la heroína. Kara siente que su corazón va a explotar, pero no puede mentir más. Tiene que llegar a Lena, sea como sea. Tiene que hacer ver que lo único que teme en este mundo es que sepa su secreto y le hagan daño por ello. Que su familia le haga daño, que la traicionen solo para llegar a Supergirl.

Así que invade su boca. Escucha como el corazón de Lena se detiene y luego bombea fuertemente. Besa sus labios con lentitud, acaricia su nuca e intenta presionar su cuerpo contra el suyo. Parece ser correspondida, pero nota como una mano impacta contra su rostro. No le duele. Ni si quiera lo nota. Pero hace que separe su cuerpo y ve como Lena tiene una expresión inefable y siente que ahora mismo si Lena tuviese kryptonita la usaría contra ella sin dudarlo.

Sin embargo, cuando Kara abre la boca para disculparse, Lena invade su boca nuevamente. No solo la besa. Abre su boca y su lengua conquista la suya. Hay una batalla interna. Más rápido. Más feroz. Más salvaje. Hay jadeos y gemidos silenciosos. Rodea sus brazos sobre el cuello de la chica de acero. Parece que Lena lo da todo vaciándose por dentro, explicando con gestos lo que no puede hacer con palabras. Kara lo acepta. Obviamente que lo hace. Lo ha esperado durante cuatro años.

—Te odio... —murmura entre sus bocas, apenas inaudible, pero no pasa desapercibida por la kryptoniana.

Sin embargo, aunque no sean las palabras que busca, se excita tanto que quiere que Lena sea suya. Lena lo siente, así que se monta encima de ella y rodea sus piernas en las caderas de la rubia. Sabe que la va a sujetar sin esfuerzo alguno.

—Cama... —murmura Lena mordiendo y clavando sus colmillos en los labios inferiores de la rubia con la esperanza que le deje marca, aunque sabe que eso no sucederá. Kara asiente con la cabeza.

Todavía está procesando lo que está pasando. Está besando quien era su mejor amiga, esa con la que no se hablaba durante un tiempo y le estuvo gritando hace unos segundos por su mentira de su doble identidad. Está besando a la chica que siempre quiso en su vida, de quién se enamoró a primera vista. Y está besando y siendo correspondida. No sólo la estaba besando, Lena le había exigido "cama".

Se estaba poniendo nerviosa. Nunca había compartido cama con ella y menos en esa situación. Pensó en que estaba alucinando, en que estaba soñando o en qué Lena estaba siendo controlada por alguien. Pero sus sentidos se distorsionan cuando escucha un:

—Fóllame.

Kara intenta separarse de ella simplemente para saber si está realmente segura de haber escuchado esa palabra, pero Lena solo mira un segundo y ataca a su cuello. Reparte besos húmedos y los colmillos van escalando desde su cuello hasta su lóbulo.

—Fóllame.

No sé lo piensa dos veces cuando está inclinando a Lena sobre la cama. Ella se quita la capa con rapidez para estar más cómoda, dejando que caiga por su espalda y se pone a horcajadas sobre Lena. La pelinegra le mira con ojos oscuros y llenos de deseo. Sin perder un segundo más, Lena le coge del cuello del traje para atraerla y comienza nuevamente a besar a Supergirl. Con más ganas, como si fuera un trabajo para ganar dinero.

Con manos temblorosas, Kara le desabrocha los botones de la camisa mientras deja rastros de besos. Lena le ayuda con la falda y Kara se queda embobada con su cuerpazo. Sabía que tenía un cuerpo bonito, pero verla con un sostén de encaje y tanga negro era más que ser la octava maravilla del mundo. Kara no puede no besar ese cuerpo.

Arrastra un poco a Lena dejando sus caderas al filo de la cama mientras Kara se arrodilla contra el suelo. Mira a Lena, nota su respiración acelerada y huele a sexo. Mucho sexo. Besa sus muslos con delicadeza y Lena suelta pequeños suspiros haciendo que Kara sonría, pero Lena le exige más dureza. Repite esa palabra obscena haciendo que los sentidos de Kara se pierdan. Aparta la poca tela que cubre sus labios bajos y ayuda a Lena a poner sus piernas sobre sus hombros para que no estén sueltas, para que esté más cómoda.

Huele mucho a sexo. Huele a puras hormonas y deseos lujuriosos. Lena casi obliga a Kara que hiciese algo, pero Kara ya estaba plantando su lengua sobre su clítoris. Gentil y delicada. Como si Lena estuviera hecha de porcelana. Kara comienza a lamer con lentitud su clítoris y apretar poco a poco contra su lengua. Lena jadea y suelta pequeños gemidos que se reprimían en su garganta.

Kara acelera el ritmo y las piernas de Lena abrazan sus hombros y espalda, apretando y que Kara se hundiera más en ella. Lena jadea más fuerte cuando Kara aprieta más su pequeño músculo contra ella. Kara abre los ojos para contemplar como Lena arquea y muerde su mano. Reprime una risa al ver cuan excitada está Lena y sus manos se aprietan contra sus muslos. Nota como su clítoris se hincha y las caderas se mueven con ritmo lento. Una mano acaricia su cuero cabelludo.

—Puedes hacer lo que quieras —musita Kara contra su monte de venus—, soy indestructible, ¿recuerdas?

Lena no responde con palabras. Lo hace cogiendo con más fuerza su cabello y apretando a la rubia contra si clítoris. Kara asiente mentalmente como respuesta, agarrando más fuerte a los muslos de Lena con sus manos y hundiendo más fuerte su lengua contra su clítoris. Lena cada vez se mueve más rápido de arriba hacia abajo. Y segundos después estalla en un orgasmo arrancado de su garganta. Kara frena y besa su muslo para levantarse, pero nota como Lena está llorando.

—¿Lena? —pregunta cautelosa, acercándose a ella y ve como se levanta y se sienta, tapándose con las sábanas como puede.

—Márchate —exige enfadada con lágrimas recorriendo por su rostro, ahora mismo no puede mirar a Kara.

—Pero Lena... —Kara casi se ahoga del cambio tan repentino de actitud. Sabía que esto no lo solucionaría, pero tenía la esperanza de que Lena le hablaría un poco: al menos que le explicara lo que acababa de pasar, pero Lena nuevamente grita:

—¡Que te vayas!

Lena se tapa el rostro porque no puede contener las lágrimas, caen por su rostro. Tampoco quiere que Kara le vea así; vulnerable y a la vez confundida (como también lo siente la heroína). Kara no quiere presionar y quiere intentar comprenderlo, aunque en realidad no lo consigue. Sin embargo, hace caso a sus palabras porque lo último que quiere hacer es enfadar a Lena y si irse era la oportunidad de hablar de lo sucedido en un futuro se iría sin rechistar. Así que coge su capa, mira nuevamente a Lena que sigue llorando en silencio, le dice que lo siente nuevamente y se marcha volando.

///

Morgan Edge visita la ciudad. Su arrogancia no pasa desapercibida y siempre va hacia Lena para restregarle su éxito en beneficios. Puntúa que no está molesto cuando Lena compró CatCo para enfurecerle, invitándola a una copa que Lena rechaza directamente. No quería compartir su tiempo en un hombre pretencioso y que nuevamente lluevan sus amenazas solo para conseguir lo que quiere. Sin embargo, Edge se ríe y se acerca a Lena con descaro, casi arrinconándola en su escritorio.

Supergirl aterriza sobre el balcón de su oficina captando la atención de los dos.

No está celosa.

Está muy celosa.

No había hablado con Lena desde lo que pasó hace pocas semanas y tampoco tuvo oportunidad de hacerlo. Cada vez que iba y se acercaba a su ático se acobardaba. Y justo cuando tenía la valentía de hacerlo palmeándose el emblema de la casa El había una emergencia.

Supergirl saluda casi haciendo una reverencia mientras Edge se ríe señalando a la heroína y nuevamente dirigiéndose a Lena.

—¿Todavía tienes a tu cachorro contigo? —pregunta divertido, haciendo enfadar a Supergirl. Lena capta su atención inmediatamente y sabe que Kara le patearía el trasero ahí mismo si no fuera moralmente inadecuado. Así que carraspea y golpea el pecho de Edge para llamar su atención.

—Deberías irte a menos que te muerda el cuello —Lena no bromea. La verdad es que la presencia de la rubia le había salvado de miradas incómodas y sexuales por parte del hombre. No quería ser denunciada por ser una mujer loca que grita y clava su tacón a un millonario pretencioso. No se vería bien para su empresa.

Edge suspira pesadamente mientras niega con la cabeza, obligando a que debía ser más lista para juntarse con "héroes que llevan una máscara". Esa frase pone tensa a Lena porque, aunque Edge no lo sabe, ha definido a la perfección de lo que Lena siente y eso lo nota Kara.

Cuando Edge cierra por la puerta, Supergirl resopla el aire que lleva conteniendo en su garganta. Mira a Lena y ella le fulmina con la mirada nada más dejar de sonreír forzadamente cuando Edge se marcha.

—Lena... —suspira Kara andando hacia ella, pero Lena se gira y le clava su mirada.

—Márchate —casi grita, pero no lo hace. No quiere que Jess escuche sus quejidos y vea como la rubia le suplica con la mirada para hablar.

—Tenemos que-.

—No empieces —levanta la mano para detener a Kara, pero no lo consigue porque su palma choca con su pecho.

Vuelven a discutir, Lena empujando a Kara lo más lejos posible mientras Kara intenta cada vez acercarse a ella. Lena se excusa que ni si quiera debería estar en su oficina; es una empresa privada y nadie tiene derecho a violar las normas de las empresas privadas ni la más mismísima Supergirl. Tampoco es que sea capaz de agradecer su presencia.

Las voces apenas se elevan, pero cada palabra que arranca de la garganta de Lena es como un dardo venenoso. Las palabras salen disparadas, acaloradas y sin aire. Kara le pregunta muchas cosas, un montón de cosas que Lena niega a responder. No quiere responder a porque no quiere escuchar a Kara hablar ni que se explique porque ocultó su doble identidad. No quiere responder porque se le cruzó los cables para querer que Kara la hiciera suya. No quiere responder por qué ahora mismo está...

Oh, Dios.

No es una pregunta.

Ella está excitada ahora mismo y su mente no es capaz de comprender porque su cuerpo está ardiendo ahora mismo.

Cuando Kara quiere preguntar algo más sus palabras mueren cuando Lena le besa. Kara se separa un poco viendo los ojos oscuros y lujuriosos de Lena. No puede rechazarla. Así que Kara coge las mejillas de Lena para atraerla y sus lenguas se conquistan nuevamente. Esto ya era algo familiar. Ya saben cómo sus lenguas deben abrazarse en plena guerra.

—Te odio-odio... —murmura Lena con la misma entonación que la última vez, aunque ahora le costaba pronunciarlo. Las palabras de Lena tienen la misma reacción sobre el cuerpo de Kara—. Sofá, por favor... Quiero-quiero que me folles... —murmura Lena casi en súplica y Kara juraría que ahora mismo Lena quería ser dominada por ella. No se equivoca. Lena quiere está demasiado excitada como para que la domine.

Así que levanta a Lena para que ella rodee sus piernas sobre sus caderas y la lleva hacia el otro extremo de la habitación. El sofá. El de ellas. Tantas comidas compartidas, tantas conversaciones sinceras. Kara se estremece recordando cada tiempo que han pasado juntas en ese sofá blanco crema y ahora iba hacer que Lena fuera suya; para guardar un recuerdo más.

Kara suelta a Lena antes de sentarse sin parar de besarle. Quiere remangar el vestido de la CEO hasta sus caderas para sentarla a horcajadas encima de su regazo. Esta vez lleva un tanga rojo fuego; así como se sentían ellas. Como el fuego rojo. Kara se sienta y Lena se pone a horcajadas encima de ella. Lena lame su lengua mientras sus caderas se mueven ansiosamente contra su regazo. Kara sonríe maliciosamente ante el deseo de Lena.

Sus manos viajan por sus caderas hasta su culo desnudo y masajea con fuerza de arriba hacia abajo. Palmea su trasero y escucha un gemido como respuesta. Su mano izquierda permanece en su culo mientras su otra mano se desliza por el hilo de su tanga hasta llegar a la zona central entre las piernas de Lena. Aparta la tela y desliza sus dedos en el interior. Acaricia su humedad con lentitud y Lena jadea en su boca disfrutando de los dedos duros de la heroína. Solo lleva así veinte segundos cuando Lena murmura:

—Dentro... —exige Lena. Kara no tarda en meter sus dos dedos dentro de ella. Lena gime y se arquea contra ella para luego hacerlo hacia atrás. Lena coge la mano libre de Kara para arrastrarlo por todo su cuerpo, permitiendo y dándole acceso a Kara que todo lo que toca está siendo suyo.

—Recuerda que puedes hacer lo que quieras... —susurra Kara lo suficientemente audible como para que Lena se estremezca y se vuelva loca.

Comienza a sacudirse de arriba hacia abajo con fuerza para que los dedos de Kara sean más penetrados mientras su clítoris choca con su palma. Kara contempla a Lena jadear entre gemidos y jura que está contemplando a una puta Diosa del Olimpo. Es la mejor imagen que podía proyectar sus ojos; lo vería una y otra vez sin cansarse.

Kara intenta apretar más la mano porque siente que se escurre; Lena está demasiado mojada. No sabía que una mujer podía llegar a estar tan húmeda. Su mano suelta que viajaba por todo su cuerpo, Lena lo coge para llevarlo a su garganta. Parece que lee los pensamientos de Lena: "sométeme". Así que Kara aprieta con delicadeza y lo justo para finalmente hacer que Lena estalle en un orgasmo. Un orgasmo callado porque tiene vecinos al lado, pero el mejor orgasmo de su vida.

Kara retira la mano poco a poco mientras Lena se queda absorta mirando hacia arriba. Kara intenta abrazar a Lena por sus caderas, atraerla y depositar un beso en su pecho, pero no sucede. No lo hace porque Lena aparta sus manos y se levanta bajando su falda. Kara frunce el ceño y se levanta también acercándose a Lena mientras se acomoda.

—Vete —dice sin mirarla.

—¿Qué? —pregunta Kara, aturdida, sin creerse que nuevamente la estaba echando.

—Que te marches —exige Lena sin mirarla porque nuevamente llora.

—Lena...

—Vete de una vez —esta vez la mira con fuego en los ojos mientras lágrimas recorren por sus mejillas. Kara no lo entiende, le cuesta entenderlo. No sabe lo que está pasando, pero nuevamente se rinde porque se repite lo mismo que antes. Si se quedaba haría enfadar más a Lena y ella no quiere perderla del todo. Así que se marcha diciendo nuevamente que lo siente y Lena vuelve a llorar sola.

///

Ocurre más veces. No solo en el ático de Lena o en la oficina de esta. También ocurre en las conferencias, ceremonias y fiestas que organiza la CEO para recaudar fondos y dar diálogos. Lo hacen en los baños privados de hoteles privados. En el ascensor de su empresa. Incluso en días distintos hicieron un room tour a base de sexo salvaje recorriendo cada rincón de la casa de Lena. Lo hacen en el coche de la CEO cuando es interceptado por un alienígena, cuando Supergirl se encarga de él y se dirige a Lena directamente dentro del coche y cerrar la puerta.

Casi siempre era la misma secuencia: discuten acaloradamente, se besan, follan y Lena pide a Supergirl que se retire. Hubo un día que Kara se retiró sin escuchar a Lena pedirle que se vaya. Hubo otro día que directamente no hubo discusión ninguna para saber lo que iba a pasar a continuación (de eso hubo muchas veces). Eso quería decir que no solo fueron diez veces. Definitivamente fueron más de treinta en pocos meses.

Kara seguía pensativa y podía pensar que era rastrera, pero si así mantenía a Lena cerca, seguiría así. Lo único bueno que sacaba es que el llanto de Lena cada vez se apagaba, las lágrimas apenas asomaban hasta que la vez en que se marchó sin que Lena se lo pidiese no hubo llanto alguno.

También ocurre en el baño del restaurante, pero esa vez va a ser diferente.

Lena está concentrada en enviar correos mientras bebe una copa de vino. Kara llega al restaurante; había pedido shushi para llevar, pero estaba tan impaciente por los postickers que se adelantó al restaurante para esperarlos sentada. Gira su cabeza y se encuentra a Lena concentrada. Notó que no la había visto cruzar el lugar. Duda unos segundos, pero finalmente pregunta.

—¿Lena?

Lena levanta la cabeza mientras tomaba un sobo de su vino y arquea la ceja. Nuevamente dirige su mirada hacia el ordenador y lo apaga, cerrándolo con fuerza. Se levanta y coge su bolso.

—Baño... —murmura cuando pasa por su lado y Kara rápidamente sigue el movimiento de sus caderas.

Lena abre la puerta y deja que se cierre, pero Kara es rápida para sujetar la puerta y entrar. Nada más hacerlo, Lena tira de su cuello y explotan en un beso tirando el bolso a sus pies al igual que lo hace Kara. Kara arrastra a Lena al pequeño cubículo del baño y cerrar la puerta con delicadeza. Tan pegadas por el poco espacio; no les importa en absoluto. Lena siente algo que le golpea en la nariz y se aparta a regañadientes. Kara frunce el ceño cuando Lena deja de besarle.

—Tus gafas —murmura con suavidad, apartándolas delicadamente sobre el inodoro cerrado. Un gesto muy suave que nunca había sentido por parte de la CEO. Kara aun así no dice nada por no arruinar lo que estaban haciendo. Así que vuelve a besarla.

Lena lleva una blusa. Una blusa que le queda realmente sexy. Una blusa verde militar. Una blusa que abraza su pecho. Una blusa... ¿Qué?

Kara besa sin parar a Lena, pero esta vez la mira. Observa como Lena tiene los ojos cerrados y Kara intenta no perder el ritmo. Se da cuenta de todo lo que está sucediendo e intenta que su cerebro no colapse ni explote. Agradece que Lena no tuviera el poder del super oído porque ahora mismo el corazón de Kara parece que va a salirse del pecho.

Lena la está besando. Besa a Kara Danvers por primera vez. No besa a Supergirl, si no a Kara, la que era su mejor amiga y confidente. A quien admiraba y quien le había hecho daño mintiéndole.

No solo eso la aturde.

Donde están también. Y cómo Lena va vestida.

El mismo restaurante donde comieron por primera vez juntas.

La misma blusa que llevaba aquel día.

Kara no sabe si reír o llorar en ese momento. No sabe si Lena es consciente de lo que está haciendo. No sabe si Lena lo estaba haciendo a propósito o era simplemente casualidad. Así que Kara cierra los ojos y se da cuenta de cuan está enamorada de Lena Luthor y esto le está chocando, le está rompiendo. Su corazón se resquebraja un poco porque ella inconscientemente se estaba haciendo daño; quiera o no quiera esto no se trataba de amor; Lena la estaba utilizando de alguna manera u otra que no entendía y no tenía respuestas. Nunca tuvo respuestas desde la primera vez hasta hoy. Se conformó de tenerla cerca por tal de no perderla que se perdió a sí misma.

Lena nota algo que no va bien cuando se aleja un poco y arquea una ceja. Kara suelta todo el aire de su garganta, quiere que nunca llegue un llanto y lo esconde muy, pero que muy bien porque nuevamente besa a Lena con más ganas.

Aunque sabía que esto le estaba destrozando quería romperse hasta el final. Por ella. Por Lena. Así que remanga su falda de tapiz azul marino hasta sus caderas y acaricia sus muslos separando sus piernas. Se agacha poco a poco no antes sin dejar un rastro de besos delicados hasta llegar a sus bragas. Unas bragas de encaje azul marino, a juego con su falda. Aparta la tela para así introducir su lengua en su humedad. Kara coge la pierna de Lena para ponérsela en su hombro y que tenga un punto de apoyo.

Aunque era lo mismo de siempre, hoy se sentía diferente. Y Lena se dio cuenta cuando Kara lame su clítoris. Está siendo delicada. Está siendo gentil. Está siendo pura. Está siendo galante. Era ella. Era Kara Danvers. Y Kara también se da cuenta cuando el corazón de Lena está a punto de explotar.

—Para... —exige Lena poniendo su mano sobre su cabeza—. Para, Kara —grita y Kara jadea hacia atrás, por primera vez escucha el sonido de su nombre en la lengua de Lena después de tanto tiempo.

Y a Lena se le corta la respiración cuando ve quien ahora llora no era ella, sino la chica que se suponía que era de acero. Ve los ojos azules cristalinos. La que ahora está temblando; sabe muy bien que es de miedo. Y Lena se da cuenta de los errores que había cometido. Ha jugado con ella y sus sentimientos sin darle explicación ninguna, pero a Lena le cuesta admitir las cosas y no sale nada de su garganta. Lo único que hace es ponerse bien la falda e irse de ahí. Lena ahora explota; Kara escucha como llora más que nunca.

///

—Aquí tienes tus postickers —Kara deja su bolsa sobre la mesa de café para que su hermana los coja.

—Has tardado un poco. Pensaba que Supergirl era más rápida —se burla Alex riéndose de su hermana, pero no le devuelve la gracia—. ¿Kara?

El llanto sale solo. No puede evitarlo. No pudo parar de llorar desde que salió del baño. No pudo parar de llorar desde que salió del restaurante al ver que Lena se había largado sin más. No pudo parar de llorar hasta llegar al apartamento. Y ahora, con su hermana al lado, intentándola hacerle reír sin saberlo, no podía evitar llorar.

Alex se lanza a sus brazos dejando que la bolsa caiga al suelo. Le importa poco que la comida ahora mismo se lo trague el parqué del apartamento. Ahora mismo sentía como su corazón se partía al ver a su hermana así. Y es que no era la primera vez que la veía así; la conocía muy bien. Así que sabía de que trataba el tema (aparte de que es su hermana y que las hermanas también lo saben todo). Sabía que era sobre el amor.

—Kara, háblame. ¿Qué ocurre? —susurra Alex y abraza a su hermana mientras le da pequeñas caricias sobre su espalda, intentando que su llanto disminuya, pero no lo consigue. Eso le abruma. Sabía que lo estaba pasando mal; pero no tan mal.

A Kara le cuesta respirar, pero no puede evitar llorar todo lo que tiene acumulado. Ella piensa que no es solo por hoy todo lo que está llorando. Está llorando desde el primer minuto en que la conoció hasta ahora. Llora por todos los momentos entrañables juntas. La nostalgia de trabajar juntas. Llora por haberle traicionado y mentido. Llora por haberle perdido. Su llanto aumenta por no saber lo que realmente siente Lena.

—Por favor, Kara... —Alex siente empatía, parece estar en su piel porque también lagrimea. Odia ver a lo que más le importa del mundo desvanecerse de esa manera. Siente que su hermana está perdida y tiene miedo de buscar el camino a casa—. Háblame, cariño —suplica su hermana con un hilo de voz y Kara lo nota, haciendo que se relaje porque también está haciéndole pasar a su hermana una mala racha de ella.

Alex la sienta consigo en el sofá y, por primera vez después de unos largos y pesados minutos, Kara sale de su escondite de sus brazos, limpiando sus lágrimas con la manga de su jersey de lana y se apoya en su hombro. Alex no le presiona porque teme que vuelva a las andadas y juraría que no soportaría ver más a Kara llorar.

—Lena y yo nos hemos acostado...

Alex abre la boca un poco aturdida, pero sobre todo nada sorprendida. No le sorprende ya que sabía desde el primer momento en que Kara estaba enamorada de Lena. También sabía que Lena le tenía un amor incondicional a Kara por como la miraba y trataba.

—Nos hemos acostado muchas veces, Alex. Muchísimas. Por Rao, me sé su casa de memoria y me sé todos sus conjuntos de ropa interior, pero hoy me he dado cuenta de que todo estaba mal. Porque sí, nos hemos acostado, pero no hemos hablado de nosotras. No hemos arreglado lo nuestro.

Ahora sí que Alex está sorprendida y a la vez confusa.

—¿Me quieres decir que os habéis enrollado, pero seguís peleadas? —pregunta con cierto temor por si las palabras llegan a herirlas que afortunadamente no lo hacen.

—Exacto —se limpia otra lágrima—. Quiero decir; la primera vez que sucedió fue chocante. Quise explicarle porque le oculté mi doble identidad, pero cuanto más intentaba razonar, más Lena me replicaba. Así que la besé intentando que mis palabras llegaran con gestos. Creo que la tensión nos hizo chocar y acabar en su cama. Así ha surgido siempre. Y creo que no he parado porque no quería perderla, pero hoy me he dado cuenta de que ya estaba todo perdido.

—Kara... —alza su mano sobre su hombro para abrazarla—. No creo que sea eso... Sabes que si para ella está todo perdido lo suelta, pero cuando no está todo perdido le abruma tanto en como recuperarlo que se conforma con lo que tiene y es lo que ha pasado contigo.

—He sido yo la que le he hecho daño, Alex, ¿cómo va a abrumarle algo que quiere recuperar cuando soy yo la que quiere recuperarlo?

—¿Aún no lo entiendes? Lena quiere recuperar esa confianza contigo, pero le abruma tanto hacerlo que se conforma con lo que le estás dando, si no, ¿por qué lo acepta? Puede que al principio haya sido por pura excitación o incluso puede que haya captado tu mensaje, pero que haya sucedido más de quince veces...

—Más de treinta —corrige Kara.

—Lo que sea... Nunca habéis llegado a hablar de lo que realmente hacéis, de lo que en realidad sentís. Y creo que se ha estado refugiando en eso para tenerte de algún modo porque no admite lo que verdaderamente siente; le abruma el "perderte para siempre" y no quiere dar por hecho lo que verdaderamente quiere porque le da miedo a que sea como un espejismo, a que sea una mentira; a que tu acción sea una mentira. Se ha dado cuenta de que no es así y hoy lo ha visto.

—¿Por qué lo dices como si estuvieras tan segura de eso?

—Porque estoy segura de que por primera vez te ha mirado a los ojos, Kara.

El corazón de Kara se hunde. Las lágrimas son limpiadas por las manos de Alex y Kara la abraza. Ahora está más relajada porque tiene la esperanza de que Alex tuviera razón. Kara se levanta y se dirige hacia la ventana.

—¿Te molesta si voy...?

—Para nada —interrumpe Alex haciendo que Kara sonría.

—Gracias, Alex —se retira de un fogonazo de aire frío mientras Alex le musita un "suerte" después de despegar.

///

Kara aterriza en el balcón de Lena como Supergirl. Observa como está acostada en la encimera con el portátil al lado. No sabe si entrar, tocar a la ventana o esperar a que se de cuenta. La última opción es la que ocurre cuando Lena gira su cabeza. Se levanta cerrando el portátil y nota como el corazón de Lena parece que ha corrido una maratón. Kara no se queda atrás.

—¿Podemos hablar? —es lo que pregunta Kara después de un silencio. Lena asiente con la cabeza, aunque Kara nota que no está segura; sabe que está cansada de haber llorado, con el pelo recogido, la nariz roja, los pelos sueltos enmarañado y el pijama grande. Kara sigue diciendo que se ve sexy.

—Estoy cansada —suspira pesadamente—, así que rápido.

—¿En serio, Lena? —Kara pregunta con el ceño fruncido, un poco molesta—. Si lo estás, ¿por qué me dejas entrar? —Kara pregunta, pero no obtiene respuesta. Lena no le mira. Tiene los brazos cruzados sobre su pecho y la mirada perdida sobre su cocina—. Dime, por favor —suplica Kara con un hilo de voz.

—¿Qué es lo que quieres, Supergirl? —pregunta, sigue sin mirarla, y eso hace enfadar más a Kara.

—Pregúntamelo mirándome a los ojos, Lena —exige, acercándose a ella. Por primera vez Lena no alza las manos para detenerla como muchas veces lo ha hecho. Invade todo su espacio, huele el aroma a sol que Kara irradia. Lena le mira a los ojos y aprieta sus dientes.

—¿Qué es lo que quieres, Kara? —pregunta con un hilo de voz porque Kara ya se está inclinando.

—A ti.

Kara choca sus labios con los suyos. No son como las otras veces. Este es más verdadero, más fantástico, más cuidadoso. Suave. Kara besa a Lena con mucha intensidad al igual que con mucha delicadeza. Lena le corresponde con la misma manera. Kara la sube como muchas otras veces lo ha hecho, pero esta vez la acuna más cerca, la siente más cerca.

—Te odio... te odio por hacer que te quiera tanto —murmura Lena y Kara le responde con más besos. La frase que siempre le había dicho al fin estaba completa y Kara piensa que el corazón se le agranda.

Lleva a Lena hacia la habitación. Esa habitación que se sabe de memoria. Sabe donde colocar la ropa, como posar a Lena sobre la cama, pero esta vez es diferente. Esta vez Lena se deja caer y pisa el suelo. No deja de besar a Kara. Quita su capa y luego baja la cremallera de su traje. Kara abre los ojos al igual que Lena sin dejar de morderse los labios.

—Quiero hacerte el amor y que acabe ya esta guerra —musita Lena para besarle nuevamente.

Kara se deja llevar por Lena. Se dejan desvestirse la una a la otra con más delicadeza posible, con más sensibilidad. Como si las dos estuvieran hechas de cristal. Las dos están desnudas, Lena encima de Kara acariciando todo su cuerpo. Su bíceps, su hombro, su pecho, su vientre tonificado, sus caderas, bajando a su muslo y subiendo hasta su zona más íntima y sensible.

Lena acaricia su clítoris como si la chica de acero se fundiera; realmente lo hace; Lena es fuego. Acaricia de manera gentil. Acaricia de manera formal. Reparte besos por su cuerpo y nuevamente lame su lengua. Mueve sus dedos de manera circular con toda la delicadez del mundo, con todo el amor del mundo. Sus toques demuestran cuanto ha querido a Kara todo este tiempo, cuánto ha deseado a Kara. Y Kara gime como respuesta, como de lento y de sensual lo estaba haciendo. Puede que haya pasado cinco minutos o una hora; Kara espera que entre medios de los dos hasta que suelta un orgasmo en la boca de Lena.

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Kara se despierta con los ojos entrecerrados y mira a su alrededor. Le resulta todo tan familiar y a la vez que nada era suyo. Kara se da cuenta de que se ha quedado dormida en la cama de Lena. Cierra los ojos feliz porque era la primera vez que Lena no le echaba ni le había dicho que se marchara, pero el pánico le entra cuando ve que la pelinegra no está a su lado. Se levanta corriendo y se dirige hacia el extremo de la casa.

—¿Kara? —Lena pregunta mientras se ríe.

Ahí estaba en la isla de la cocina, sentada en su taburete con un café en la mano y con el portátil encima de la encimera. Solo vestía una camisa blanca. SU camisa que una vez le prestó cuando Lena se manchó su blusa en el Noonan's. Con el pelo recogido con un moño y enmarañado. Kara piensa que está preciosa. En realidad, Kara piensa que Lena siempre está preciosa hasta enfadada, aunque no quiere verla más enfadada.

—¿Sabes que estás...? —Lena pregunta con una sonrisa pícara en el rostro y las cejas alzadas mientras su frase no termina ahogando sus palabras sorbiendo del café. La mira de arriba abajo al ver que Kara no capta la indirecta.

Kara se mira y se da cuenta de que está completamente desnuda. Un sonrojo recorre por sus mejillas y vuelve por donde ha venido como un rayo y aparece entre sábanas haciendo que Lena frunza el ceño, pero divertida.

—¿Puedo cogerte algo de...? —Kara no termina la frase ya que Lena sonríe y asiente sabiendo lo que Kara quiere decir.

Se va casi volando y regresa con unos pantalones y una sudadera. Se acerca a Lena con cautela, apretando los labios para no sonreír. En realidad, no sabe cómo actuar, pero Lena lo hace por ella. Ella se levanta, le sirve un café y le deposita un beso en la sien para luego sentarse y seguir con su trabajo. Kara se acerca con suavidad y Lena la mira de soslayo.

—¿Ahora podemos hablar? —pregunta Kara con temor, porque realmente quiere cerrar el tema principal. Realmente quiere decirle a Lena todo lo que siente, quiere decirle a Lena cuanto le quiere, pero Lena se adelanta.

—Me di cuenta desde el principio; me di cuenta la primera vez que me besaste, pero sobre todo lo entendí todo cuando me miraste, Kara... —dice Lena, cogiendo la cadera de la rubia y acercándola contra ella—. Solo que tenía tanto miedo de aceptarlo, tenía tanto miedo de que podrías mentirme de nuevo porque estaba tan enamorada de ti que temía perderte para siempre... pero cuando vi el dolor de tus ojos, cuando sentí por todo lo que estabas pasando, supe que realmente querías protegerme y que estabas siendo cuidadosa conmigo. Entendí que lo sentías realmente y que me querías por encima de tu propio ser como yo lo hago contigo. Quería decírtelo, pero... —suelta un suspiro y Kara besa su cabeza—. Perdóname por haber sido tan cruel, por huir y refugiarme en...

—Sh... —Kara la silencia abrazándola contra ella y Lena descansa sobre su vientre—, ahora todo está aclarado, ¿no? —Lena asiente ante la pregunta y deja de esconderse para buscar sus labios. Kara hace que se levante y la conduce hasta la habitación, pero Lena la detiene—. Lo siento si voy rápido, es que pensé...

—No es eso —Lena ríe agarrando su mano y acaricia su dorso—, es que dentro de una hora tengo una reunión importante, pero luego soy toda tuya.

Y besa nuevamente sus labios.

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