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7

   Todos estábamos callados. Viendo como la policía se llevaba a una estudiante. ¿Será ella la que vi la noche anterior? Maggie estaba con los brazos cruzados, su rostro era serio y no había dicho nada en toda la mañana. En realidad, nadie del internado estaba con buen humor.

   —No puedo creer que se metan en esas cosas —finalmente dijo Maggie.

   —No comprendo, ¿por qué se la llevan? —pregunté.

   —Ella —la señaló —, es Katie Williams. Está siendo arrestada por venta ilegal de armas.

   Katie... la chica de la clase de voley. Cuando yo la vi ese día, parecía una buena persona. No le encontré ningún problema. Suponía que estaba en el internado porque hizo una estupidez, pero que llegue a hacer venta de armas... eso es muy grave.

   —¿Cómo así?

   —Veras, el internado está lejos de la ciudad. Así que es un lugar donde la policía no le toma mucha atención. Normalmente los alumnos que vienen, es porque sus familias son problemáticas. Esto pasó también el anterior año —me explicó Maggie —. La familia de algún alumno, es de la mafia. Este le vende las armas a otro alumno y luego viene otra mafia para llevarse las armas.

   —¿Crees que Katie sea la que vendía las armas a otros alumnos?

   —No lo creo —dijo negando también con la cabeza —. Ella recién ha llegado este año y este problema ha estado desde que entré aquí. Lo más posible es que a ella le vendieron las armas.

   —¿Quién podría hacer algo así?

   Varios alumnos comenzaron a rondar por mi cabeza. Pensar que cualquiera podría ser el culpable, era escalofriante. Sientes que no puedes confiar en nadie. ¿Saben lo traumante que sería, que llegue la policía para llevarse a la persona que vivía, por ejemplo, al frente de tu habitación?

   —La policía sospecha que es un estudiante, pero aún no se sabe nada. Son muy listos y, hasta ahora, no hay pistas o confesiones.

   —Se nota que te interesa mucho este tema.

   —Debo tener un pasatiempo para no aburrirme —dijo Maggie, encogiéndose de hombros.

   Ese día cancelaron las clases, ya que los policías debían revisar toda la zona. Maggie me dijo que se iría con unas amigas que yo no cocía. Me invitó para que la acompañase, pero decidí regresar a mi habitación.

   Al abrir la puerta, vi a Lena, que estaba sentada en su cama. Traté de parecer lo más tranquila posible. Ella levantó la mirada y al verme, siguió leyendo su libro. Yo me senté en el escritorio y abrí un libro de matematicas para tratar de ignorarla.

   El silencio en el cuarto era cada vez más tenso. Podía sentir como Lena me miraba a veces y yo también la observaba de reojo.

   —¿Ya arrestaron a la chica? —preguntó con voz seca, como si no le importara mucho.

   —Sí, era una tal Katie —dije, tratando de mostrar el mismo desinterés.

   —Katie... — dijo casi en un susurro.

   —¿La conocías? —pregunté, girando la cabeza para verla.

   Ella cerró su libro y lo dejó debajo de su almohada. Se levantó y se acercó con pasos lentos a la ventana para ver a los policías que aún rondaban la zona.

   —Eramos compañeras de clase.

   —¿Nada más?

   —Nada más.

   Lena se quedó mirando la ventana por unos minutos. Me pareció raro que haya tenido tanto interés cuando dije que Katie era a la que habían llevado presa. Sus ojos estaban atentos a todos los movimientos que pasaban afuera. Sus pulgares daban vueltas con mucha coordinación. Acaso estaba... ¿nerviosa?

   «La familia de algún alumno, es de la mafia. Este le vende las armas a otro alumno y luego viene otra mafia para llevarse las armas» La voz de Maggie se repitió una y otra vez en mi cabeza. El hermano de Lena, aunque sea un villano, es uno de los millonarios con más dinero en el mundo. Lena a estado aquí casi toda su vida. Ella sabe como trabaja el colegio, ella debe tener un mínimo conocimiento de las mafias por su hermano,  ¿por qué no tendría que saber sobre la venta de armas en el internado?

   —Kara...

   Lena me sacó de mis pensamientos. Aunque, me haya nombrado, no me miraba.

   —¿Qué sucede?

   —Creo que debería disculparme contigo.

   Eso me cayó como una cubeta con agua fría. Lena giró la cabeza hacia mi y podía ver un poco de tristeza en su rostro.

   —No digas eso. Yo fui la inmadura —dije rápidamente.

   —Mi reacción no fue la más adecuada.

   —La mía tampoco.

   —Kara, eres una de las únicas personas que se ha acercado a mí. Tú, igual que Maggie. Y creo que se merecen unas disculpas por como las traté —dijo, cruzándose de brazos, para luego soltar una pequeña risa sarcástica —. Tal vez esa es una de las razones por las que estoy sola.

   —Bueno, tal vez si dejarás que Maggie y yo nos uniésemos más a ti, todo sería más fácil —dije, mientras me levantaba del escritorio.

   —Lo intentaré —. Tomé mis llaves y abrí la puerta. Lena me vio extrañada —. ¿A dónde vas?

   —A donde vamos —le corregí —. No me voy a quedar a ver cómo los policías destrozan todo el lugar para buscar más armas. Vamos a jugar ajedrez.

   Lena sacó una pequeña sonrisa de lado y asintió con la cabeza. Tomó su chaqueta de cuero y caminó hacia mí. Cuando pasó al lado mío, pude oler su perfume. El olor a fresa, era fuerte pero agradable.

   —Aunque, igualmente no te dejaré ganar —dijo con una voz muy segura.

   —Eso ya lo veremos, Lena.

   Por primera vez, me tomé el tiempo de observar el campo. Estaba feliz y eso me hacía disfrutar más el tiempo que iba a pasar aquí. Creo que critiqué el libro por su portada. En sí, la gente y el lugar es agradable. No se me hizo muy difícil adaptarme al internado.

   El pasto resaltaba en toda la zona y los caminos de piedra rojiza juntaban las diferentes áreas. Todo el internado estaba rodeado por grandes muros, hechos de ladrillos. Me gustaba como se veía. Adentro todo era moderno, pero los muros mostraban un estilo rural que combinaba perfectamente con el campo.

   Una pequeña brisa hizo que el cabello de Lena se levantará un poco. Yo la miré fijamente, la luz alumbraba las perfecciones de su rostro. Su mandíbula estaba recta y su rostro miraba hacia adelante. Me fijé en sus ojos verdes, que resaltaban por la oscuridad de su cabello. La primera vez que la vi, no los vi con tanta detalles, creo que por el miedo que tuve en ese momento.

   De sus labios salía una pequeña melodía. Su cabeza se movía con el pequeño tarareo que hacía. Yo saqué una pequeña sonrisa, parecía como si no se estuviera dando cuenta que otras personas la miraban.

   Miré hacia al frente cuando una gran sombra cubrió toda la zona; estábamos frente al colegio. Metí las manos en mis bolsillos y caminé hacia la entrada, pero Lena me tomó del brazo. Yo voltee la cabeza y la miré extrañada.

   —Quiero enseñarte un lugar—dijo mirándome a los ojos. Yo levanté una ceja sin entender —. Ven.

   Lena comenzó a jalarme del brazo. Yo corría atrás de ella, tratando que nuestro contacto no desaparezca por la cantidad de gente que había. Poco a poco, el césped se hacía más grande; estábamos llegando a una de las esquinas del internado. Lena se detuvo por unos segundos cuando quedamos frente a una construcción antigua, supuse que era la antigua granja.

   —Kara, necesito que me prometas que esto no se lo dirás a nadie.

   —¿De qué estas hablando?

   —Ya lo entenderás. 

   Rodeamos la construcción y quedamos frente al muro hecho de ladrillos y la pared de la granja que estaba hecha solo de madera. Lena comenzó a trepar la pared hasta llegar al techo. Ella me extendió su mano y me ayudo a subirme.

   —Oye, ¿esto es seguro?—  dije, pensando que en algún momento el techo se iba a romper.

   —No digas tonterías.

   Casi me desmayo al ver como Lena, con un poco de impulso, saltó hacia el exterior. ¿Está loca? ¿Y si cayó mal? Esperé unos segundos y no se escuchaba nada. ¿Al menos estará consciente?

   —¡¿Vas a saltar o no?!

   Escuché su voz desde el otro lado. Un alivio recorrió mi cuerpo. Bien ya podía estar más tranquila. De acuerdo, me toca a mí. Nada malo me va a pasar, es decir, yo soy indestructible. Tragué saliva y di unos pasos hacia atrás. Miré a mi alrededor para asegurar que nadie nos seguía.

   Comencé a correr con fuerza hasta llegar al borde y dar un salto. Pasé el muro y por unos segundos pude ver todo el campo que rodeaba el internado. El pasto era alto y si no me equivoco, pude ver a lo lejos, algunos arboles. Desde ahora ya tengo muy claro que dar saltos "grandes" no es lo mio. Caí como un saco de papa en el suelo, para luego escuchar las carcajadas de Lena. Me preocupe en tomar mis lentes y verificar que no estaban rotos. Al ver que no había ningún problema, también me reí.

   Me levanté y sacudí toda la tierra que tenía en la ropa. Giré y vi el muro, no creí que fuera tan alto.

   —¿Y ahora qué? — pregunté.

   — Sígueme.

   El camino fue un poco largo, pero cada vez veía más cerca, más y más arboles. El sol estaba a su máximo esplendor y eso me hacia sentir bien. El sonido de agua corriendo comenzó a abundar el lugar. Lena me vio y sacó una pequeña sonrisa. Nos introducimos al pequeño bosque que había y después de unos minutos, Lena se colocó al frente mio.

   —Normalmente vengo aquí cuando quiero un poco de paz y bueno... quería compartirlo contigo — dijo Lena.

   Caminó hacia un lado y pude ver un hermoso paisaje. Un río pasaba con calma, alrededor habían inmensos arboles llenos de pájaros que cantaban sin cesar. Pero, lo que más me sorprendió, fue la pequeña cabaña que estaba al lado del río.

   —Estaba ahí desde que encontré el lugar — me explicó Lena —. No se quién lo hizo, pero he entrado mil veces ahí y, solo hay libros antiguos y algunos muebles.

   Lena caminó hasta el río y se sentó en la orilla, yo la imité. El agua era tan cristalina que se podían ver algunas pequeñas piedras que se arrastraban por la fuerza del agua.

   —Este lugar es hermoso, Lena — dije, extendiendo los brazos.

   —Sí, solo se lo mostré a una amiga hace tiempo y le pareció una tontería. Así que decidí dejarlo en secreto.

   —Pues esa persona es estúpida. Yo, si pudiera, vendría todos los días aquí.

   —Se nota que te gusta mucho la naturaleza.

   —La naturaleza nunca me falla ¿sabes?— dije mientras tocaba con cuidado los pétalos de una flor—. Nunca me molesta, es agradable y siempre te aceptará, no importa como seas.

   —Estas en toda la razón.

   Atraje mis piernas y apoyé mi cabeza en mis rodillas. Estiré un poco el brazo y con la punta de los dedos, pude tocar el agua fría. Miré a Lena y ella estaba mirando el cielo. Saqué una sonrisa de lado y le lancé un poco de agua. Ella se sobresaltó y yo me reí bien fuerte.

   Lena me miró con cara de querer asesinarme. Rápidamente, se acercó al rió y metió toda la mano, para luego lanzarme una gran cantidad de agua, haciendo que toda mi blusa se mojase. Lena estalló en carcajadas.

   —¿Te parece gracioso?   — dije. Ella se rió más fuerte.

   En ese instante, empujé a Lena hacia el río. Pero ella me sostuvo del brazo y, al final, las dos caímos al agua. Terminé encima de Lena y, por el río no era muy profundo, no había de que preocuparse. Lena comenzó a mover las piernas, haciendo que me moje más. Me senté encima de sus piernas.

   —¿Y ahora que puedes hacer?— dije, sacando una sonrisa victoriosa.

   Lena levantó el brazo y toda la cara se me mojó. Ella rió nuevamente para comenzar a lanzarme más agua. Yo agarré sus dos brazos e hice un poco de fuerza para que no se moviera. Sin querer, nuestras caras se quedaron bien cerca. Lena aún tenía una pequeña sonrisa y respiraba bien rápido, yo también sonreí. Sus ojos brillaban y sus pupilas estaban dilatados. 

   Decidí disminuir cada vez más la fuerza y respiré más tranquila. Lo que no me esperaba, era que Lena diera una vuelta y ahora ella esté encima mio. De casualidad, su mano pasó por mi estomago, haciendo que yo me estremeciera.

   —Ah...tienes cosquillas — dijo.

   Rápidamente comenzó a hacerme cosquillas por todo el cuerpo. Yo reía sin parar. Le suplicaba que se detenga, pero Lena seguía. En una de esas, pude sentir como mis dedos rozaron sus pechos. En ese momento, reaccione y agarré sus brazos. Nuestras mejillas estaban rojas y una sonrisa de oreja a oreja se mostraba en nuestros rostros. Nunca había visto reír tanto a Lena. No creo que se haya dado cuenta, pensé. Solo estábamos jugando, no fue mi intención.

   Lena se levanto y me extendió su mano para levantarme. Nuestras ropas estaban completamente mojadas, igual que nuestro cabello. Lena salió del rió, mientras yo la veía completamente. Su blusa estaba pegada a su cuerpo, haciendo que se muestren sus resaltadas curvas, el cabello lo tenía un poco desordenado y algunos mechones mojados estaban al frente de su rostro.

   ¿Al frente mio tenía a una mismísima diosa o es solo mi imaginación?

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