
4
No esperé alguna respuesta o una señal. Me senté al lado suyo, sin articular ninguna palabra o hacer un movimiento. Lena no me miraba, solo seguía leyendo su libro. Como si no supiera que estoy aquí. Yo solo me quedé ahí, sin hacer nada.
Después de diez minutos, ella suspiró y cerró el libro. Se levantó de la silla, yo la miré de reojo. Estaba por seguirla, pero Lena dejó el libro en una de las estanterías y regresó a su lugar. No se cuánto tiempo nos quedamos así, pero nadie se atrevía a hablar primero. Las dos solamente mirábamos adelante, como si hubiera algún ser ficticio al frente nuestro. Hasta que al final, decidí empezar una larga y pesada conversación.
—Te fuiste sin hacer nada —dije.
—Al parecer, tu amiga Maggie entró con mucho entusiasmo al cuarto. No quería molestarlas —. Ante su comentario saque una pequeña risa.
—¿Por qué creerías que estando con nosotros, vas a molestar?
Lena se quedó por unos segundos callada, pensado en una respuesta adecuada para la pregunta que había hecho. Se recostó más en la silla, cruzó los brazos y miró hacia abajo.
—No lo sé, supongo que es costumbre. Siempre he sido una molestia para los demás.
—Para mi no eres una molestia. Al contrario, me agrada tu presencia —admití, finalmente mirándola.
Ella levantó la mirada y me miro de reojo. Una pequeña mecha de cabello tapaba un poco sus ojos.
—Eres una chica muy rara. Me extraña que estés aquí con la tranquilidad y el carisma que irradias. Hasta podría decir que eres... dulce.
—Bueno, si estamos confesando pues... digamos que era la más rara del colegio —comenté, haciendo que sacará una pequeña sonrisa —. Y ¡hey! Aún no me conoces completamente, no puedes hacer suposiciones.
—De acuerdo, de acuerdo. Lo siento —. Levantó un poco las manos.
—Creo que interrumpí tu lectura.
—Creo que se te está volviendo una actividad recurrente hacer eso.
Metí la mano en mi bolsillo, y de esta saqué sus llaves. La lance a la mesa y ella me miró. Yo levanté una ceja, cruzándome de brazos. Ella sonrió y agarró las llaves.
—La siguiente vez no te estaré buscando por todo el internado. Y tampoco pienso abrirte la puerta a las 12 de la noche.
El silencio comenzó a abundar nuevamente la sala. Lena colocó las manos en la mesa y se paró. Colocó las llaves en el bolsillo de su chaqueta y comenzó a caminar hacia la salida. Yo rápidamente me levanté y di unos pasos hacia ella.
—¡Oye! Y después de todo ¿me dejarás aquí? —pregunté.
Ella se detuvo y volteó un poco, suficiente para verle la mitad del rostro.
—Tengo que ir a mi actividad. Supongo que tú también. Nos vemos luego, Kara —dijo con la voz seca.
Nuevamente la Lena de siempre. Aún no entendía muy bien cómo era su formato. Cuando hablo con ella, parece una persona normal, con algunos problemas, sin embargo alegre. Pero cuando está con gente que no la conoce o no tiene una relación amistosa con ella, Lena instantáneamente se encierra en cuatro paredes indestructibles. Volteó a la derecha y la perdí de mi vista. Abrí la boca para llamarla, pero decidí quedarme callada.
Estaba al frente de mi habitación, saqué la llave para abrir la puerta, pero esta se abrió de golpe. Me asusté y salte hacia atrás. Maggie estaba con su traje blanco de artes marciales, las manos en la cintura y una sonrisa de oreja a oreja.
—Kara, si de grande vas a ser una heroína, deberías de dejar de asustarte por todo —dijo aún sonriendo.
—¿Estás bien? ¿Estás borracha? —pregunté.
—No, Kara —. ríe —. Es solo que hoy retorno a las artes marciales después de tres meses. ¿Sabes lo emocionada que estoy?
—Wow... gracias por recordarme que esta tarde tendré mi primera clase de ajedrez —dije sin ganas.
—Vamos no te pongas así —, colocó su mano en mi hombro —. Ajedrez también es interesante... Uh... Tú tienes que crear...una estrategia. Es parecido a las artes marciales, tienes que crear estrategias.
—Claro, para pelear; tienes que crear una estrategia. Pero ¿Por qué tengo que crear estrategias para matar a una estúpida pieza.
—No te quejes tanto, apuesto que en tu planeta también hacían deportes tontos.
—Teníamos fútbol...
—¿Lo ves? Veintidós personas corren tras una pelota solo para meterla en una portería.
—...en dragones.
—Oh... pero... Vaya mira la hora. Tengo que irme —dijo, caminando por el pasillo al ascensor.
Entré al cuarto y me senté en el sofa. Aún no podía sacarme de la cabeza el vídeo que me mostró Lena antes. No porque sea hermana de Lex Luthor, sino porque yo no me di cuenta. He visto tantos vídeos donde mi primo salva a gente y lucha contra el mal, y no podía acordarme del apellido Luthor. Todo me parece tan... extraño. ¿Por qué Alex no me contó sobre ella? Es imposible que no sepa que Lena Luthor esté aquí. O al menos Eliza, que es tan sobreprotectora conmigo.
Puse la mano en mi mentón mientras recordaba más el momento que Lena me enseñó el vídeo. Ella estaba con la cabeza agachada... ¿Estaba triste, avergonzada, enojada o frustrada? Pensar que alguien de tu familia llegué a ese punto de locura de crear un traje metálico gigante para matar a un alienígena, es... difícil de afrontar. En la biblioteca... Lena me dijo que para ella, era una costumbre ser una molestia para los demas, pero ¿por qué? ¿Qué puede haber hecho ella para tener esta mentalidad? ¿Qué puede haber hecho para estar aquí? Tal vez su madre vio rasgos parecidos al de su hermano y por eso la trajeron a un internado... no, no lo creo. O tal vez, al ver a su hermano siendo arrestado, entró en una depresión y... Kara, no pienses en esas cosas. No puedes relacionar los problemas de Lex con Lena, pensé.
Me dolía la cabeza de tanto pensar. Me levanté del sofá y fui a mi clases de ajedrez. Al menos podré distraerme por un par de horas en eso. Recuerdo que Jeremiah me enseñó a jugar. Era una buena forma de aprender a concentrarme y no estar escuchando lo que pasaba por todos lados. Luego, cuando se fue, comencé a jugar con Alex, pero nunca le ganaba y eso me frustraba. Ella es una persona muy inteligente, sabe resolver los problemas muy rápido, aunque nunca lo aprovecha. Ahora que está en la universidad, espero que cambie.
Al llegar, el lugar estaba en silencio y calma. Todos estaban concentrados creando jugadas buenas. Mire toda la sala y habían dos mesas vacías. En una estaba una chica que jugaba con una... ¿Mosca? Gire la cabeza a la izquierda y vi a... Lena.
Inconsciente empecé a caminar hacia ella. Lena estaba acomodando la fichas. Debe haber terminado una partida, pensé. Pero sólo han pasado cinco minutos desde que empezó la clase, es imposible que sea tan buena.
Toqué su hombro y ella volteó su cabeza hacia mí. Se sorprendió al verme y yo saque una pequeña sonrisa.
—¿Me estás siguiendo o qué? —preguntó, mientras me sentaba en la silla que estaba al frente suyo.
—Pura coincidencia —dije, cruzándome los brazos —te reto.
—Estas jugando con la persona equivocada.
Yo era la piezas negras. Lena miró por unos segundos la tabla, sacó una pequeña sonrisa de lado y movió la primera pieza. El peón que se encontraba al frente del rey, la adelantó dos piezas. Yo hice lo mismo con mi pieza, haciendo que los dos peones queden cara a cara.
—¿Te conté que mi padre me enseñó a jugar ajedrez? —pregunté. Lena movió su caballo de su derecha en forma de L, quedando en una de las esquinas de su peón.
—¿Te conté que aprendí ajedrez sola?
Su caballo estaba atacando mi peón, pero en realidad no importaba mucho. Podría hacer una trampa y matar a su caballo. Sí... Esa sería una gran perdida. El peón que estaba al frente de la reina, la adelanté un cuadrado.
Lena apoyó su mentón en sus manos y miró detenidamente el tablero. Levantó el alfil, que estaba a la derecha de su rey y la movió a la misma altura de su peon. Está tratando de acorrolar a mi rey, deduje. No está dejando que mueva mucho mis piezas y al mismo tiempo está encerrando mucho a su rey. Levanté un poco la mirada y la vi. Es exactamente lo que hace en la vida real, no deja que nadie sepa quién es realmente, como dije antes, se encierra en cuatro paredes indestructibles.
La jugada que iba a hacer, podía ser riesgosa. Pero ¿la vida es un riesgo, no? Agarré mi alfil que estaba al lado de la reina y lo coloqué diagonal al caballo que atacaba a mi peón. Ahora puedo matar a su caballo cuando quiera, así se concentrará más en esa pieza, que matar a mi rey. No tiene sentido que mueva ese caballo porque dejaría totalmente a su reina sin protección, lo que tendría que hacer es mover otra pieza para atacar a mi alfil, pero dejaría más en descubierto a su rey.
—Haces jugadas rápidas, estás tratando de atacarme —dijo —, creo quieres llegar a mi rey de cualquier forma.
—Mientras más rápido lo haces, menos posibilidades tendrá tu oponente de defenderse.
Rápidamente, Lena movió su otro caballo. Poniéndolo a la misma altura que su primer caballo. ¿Qué está haciendo? Está dejando en descubierto a su reina y rey. No entendía lo que estaba haciendo y yo no sabía que hacer. Con dudas, cogí el segundo peón de mi derecha y lo adelante una casilla.
—Te tengo —susurró.
La siguiente jugada que hizo, nunca me la puede imaginar. El caballo que estaba siendo atacado por mi alfil, se movió nuevamente y atacó al primer peón que había movido. Apreté los puños y oberserve el tablero. Yo quería ser la primera en matar. Miré su reina, era mi oportunidad. Habré perdido a mi peón, pero ella perderá a la reina.
—Aveces no te entiendo, estuviste toda la partida protegiendo a tu rey, pero dejas a tu reina como si no te importara —dije, mientras movía mi alfil —. Creo que cometiste un pequeño error de novato.
Ahora tenía un alfil al lado de su rey y su reina la había sacado de la partida. Ella nuevamente sacó una pequeña sonrisa.
—Yo nunca cometo errores. Puedo atacar cuando quiera, pero nunca dejo que me ataquen a mí. Eso lo aprendí hace mucho tiempo —. El alfil que había movido al inicio de la partida, se movió hasta el otro extremo del tablero. Mato al peón que estaba diagonal a mi rey y... no puede ser —. Jaque.
—¡¿Qué?! Pero... ¡¿Cuándo?!
—Te preocupaste mucho en tratar de atacarme, sin darte cuenta, que tú misma estabas quitando tu defensa. Finjo que he cometido el peor error, dándote una oportunidad... Rápidamente tu cerebro se olvidó de todo lo que sucedía al rededor y atacó con todo.
Todo este juego... Es una indirecta. Desde que conocí a Lena, ella ha abierto los cuatro paredes para que yo entré. Sin darme cuenta que, actualmente, Lena sabe mucho más de mí que yo de ella. Creo conocer mucho de su vida por lo que me contó, pero solo me ha hablado sobre la muerte de su padre y las locuras de su hermano. Pero ¿quién no sabe eso? Es noticia por todo el mundo. En cambio, yo le he dicho que soy adoptada y que mi padre está muerto. ¡Se supone que yo en la Tierra no soy adoptada! ¡Mierda! ¡¿Cómo no me di cuenta de ese error?! Tenía tanta intriga de conocerla más, que al final fui yo la que delate mis secretos.
Mire la tabla con miedo. Mi mente estaba en blanco, ya no sabía que hacer. Podría matar al alfil con mi rey... No, está siendo protegida por ese estúpido caballo. Mire todas mis piezas, ya no tenía nada que pudiera ayudarme... Ninguna era útil. Cerré los ojos y respire profundo. Vamos, Kara, puedes salir de esta. El Rey lo adelante una casilla, haciendo que ya no tenga jaque. Ahora... tengo que pensar en otra jugada ya.
—Jaque...—. Lena levantó el caballo de su izquierda y lo colocó al lado de su otro caballo. Abrí los ojos como platos y coloqué las dos manos en la mesa. —... Mate —. Repetí nuevamente la jugada en mi cabeza y revise todas mis piezas, tenía razón: había perdido —. ¿Mientras más rápido lo haces, menos posibilidades tendrá tu oponente de defenderse, no?
Miré el reloj que tenía en mi muñeca. No había pasado ni diez minutos. Lena tomó las piezas y comenzó a ordenar nuevamente el tablero.
—Juegas bien, sin embargo creo que tratas de hacer las cosas muy aceleradas. Aunque... Puedes mejorar —dijo Lena muy tranquila.
Presioné la mesa con mis manos y creo que mis dedos se hundieron un poco en la madera. Lena utilizó la partida para darme una indirecta, es decir, que esto no era nada para ella. ¿Cómo puede ser tan buena, si me dijo que jugaba sola?
—Sí... uh... Gracias —dije mientras me levantaba —. Iré a jugar con otra persona.
—Buena suerte.
Lena terminó de ordenar las piezas y se cruzó de brazos, esperando a su siguiente jugador. Como si no hubiera pasado nada... Como si conocerme no hubiera sido nada.
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