38
—Kara, despierta —susurró Lena en mi oreja.
—Lena, creo faltaré a las clases de matemáticas —dije aún media dormida.
—¿D-de que hablas? ¡Kara!
—¡Estoy despierta!
Miré furiosa a Alex por como se reía. Lena también rió y yo rodeé los ojos. Ahora veo porqué Maggie se enamoró de Alex, es igual a ella, las dos me joden de la misma manera, pensé.
—Alex, deja de molestar a tu hermana y ayudala a traer sus maletas —ordenó Eliza.
—Otra vez sus malditas maletas. Todo el tiempo tengo que estar cargando sus maletas, cuando ella puede cargar un avión —se quejó Alex, mientras bajaba del auto y yo la seguía.
—¿Siempre son así? —escuché a Lena preguntar.
—Ni te lo imaginas —respondió mamá.
Decidí dejar de prestar atención a esa conversación. No peleo muchas veces con Alex... creo. Saqué la llave que tenía guardada en el bolsillo de mi chaqueta y abrí la puerta de la habitación que nos habían dado.
—¿Así vives? —preguntó Alex.
Debo admitir que el cuarto estaba un poco desordenado. Comencé a levantar todas las cosas que estaban tiradas y a tratar de meterlas en las maletas.
—¿Dormían en la misma cama? —Me quedé helada cuando Alex dijo eso. ¿Cómo lo sabe? — No pierdes el tiempo, eh.
—¿Por qué deduces eso? —dije nerviosa —. Hay dos camas, para dos personas. Lena y yo somos dos personas. No tiene sentido que durmamos en la misma cama.
—Claro, a menos que te la quieras fo-
—¡Alex!
—Aw, la pequeña se sonrojó.
Doble la última camisa que quedaba y la metí en mi maleta. Aún era muy temprano. ¿Tener sexo con Lena? Claro que lo desearía, pero no quería apurar las cosas. Dejaré que ella tomé las decisiones de nuestra relación.
—¿Y tú por qué crees que hacíamos eso? Parece que para tí ya es común —bromee.
Ahora Alex era la sonrojada. Le lancé dos mochilas y salí de la habitación. Esperé a que ella me siguiera a regañadientas y cerré la puerta con llave.
Derrepente, un pequeño percance se me vino a la cabeza. Me paré en seco y Alex me vio confundida.
—No le di una escusa a Carla de porque estoy viva. Mierda, ella vio cómo me dispararon. ¿Ahora que voy a hacer? Sacha, Taylor y Annie le contarán a todos quién soy —dije nerviosa.
—Kara, tranquila, yo lo he arreglado todo —avisó mi hermana, apoyando una mano sobre mi brazo —. Le pedí a Maggie que le dé una explicación aceptable a Carla. Y sobre lo otro, le expliqué a la policía que no tome muy en serio lo que dicen ya que se golpearon la cabeza cuando peleaban. Hermanita, no quiero ser mala, pero no creo que nadie les vaya a crecer; es decir, cómo van a pensar que eres la prima de Superman con ese cuerpo que tienes. Pareces fideo descompuesto.
—¡Espera, m-mamá! —exclamó un niño sentado en el suelo, explotando de la risa con su hermana —. ¡No... no puedo!—. Rió más fuerte —.
¡Fideo descompuesto!
Kara miró con el ceño fruncido a sus hijos y luego dirigió la vista a su esposa que trataba de no reírse.
—Lena, diles que es verdad. Mi hermana exageraba mucho, yo no parecia fideo descompuesto —se quejó la rubia.
—Amor... cuando eras joven aún no habías absorbido muchos rayos solares y-
—¡Y parecías fideo descompuesto! —gritaron los dos niños, mientras lloraban de la risa.
Kara se cruzó de brazos, mientras escuchaba las carcajadas se sus hijos.
—Bien, Lena, ¿por qué tú no terminas de contar la historia de cómo empezó nuestra relación? —cuestionó Kara.
Lena abrió más los ojos y bajó la cabeza con una pequeña sonrisa. Se acercó más a donde Kara estaba sentada.
—¿Estás segura que quieres contarles que hacíamos en tu casa cuando tomábamos un "descanso" después de estudiar para tu examen de ingreso? —susurró Lena.
—Oh, es cierto —. Kara rió en voz baja —. Niños, ya deben ir a la cama.
—¿Qué? Pero queremos saber que pasó después —dijo la niña.
Lena y Kara se miraron. Los ojos de las dos brillaban por los recuerdos que estaban viniendo a sus cabezas.
—Amm... luego fuimos a mi casa, entré a la universidad y unos años después le pedí matrimonio —trató de resumir Kara lo mayor posible sin poner detalles.
—Yo tuve que pedirte matrimonio porque tú te morías de los nervios —corrigió Lena.
—Lena, cómo puedes decir eso —dijo Kara, fingiendo estar indignada —. Sabes que es malo mentir.
—Pero tú-
—Carla...Alexander, es hora de ir a dormir. Mañana tienen colegio —ordenó Kara, tratando de cambiar de tema.
Lena bufó y dejó caer su espalda en el sofá.
—No es justo, cuando nos quedamos con tía Maggie, vemos televisión hasta tarde —replicó Alexander, levantamdose del suelo.
—Eso es porque si Maggie no los engríe, su tía Alex la deja sin... —. Lena golpeó con el codo a su esposa —. La deja sin... uh... una rica cena vegana.
Alexander y Carla se miraron extrañados y decidieron irse a sus cuartos para dormir.
—Carla, aseguraré que tú hermano se vaya a dormir y no se ponga a jugar videojuegos —avisó Kara.
—Sí, mamá...
Cuando los niños cerraron la puerta de su cuarto, Lena miró a Kara con una sonrisa. La rubia se levantó del sofá confundida y tomó los vasos que habían quedado con gaseosa para llevarla a la cocina.
—Cuando decidimos adoptar a los niños, ¿por qué insistente tanto para llamarla Carla? Ella te hizo la vida imposible por muchos años —dijo Lena, mientras seguía a Kara.
—Sé que nuestra relación no comenzó muy bien, pero... luego me di cuenta que me ayudó a ser más fuerte. ¿Cómo me hubiera convertido Supergirl, si le temía a alguien de la escuela? Además, Carla se a vuelto una buena amiga. Recuerda que la veo casi todos los días en el DEO.
—Bueno, tienes razón. Yo llamé a nuestro hijo Alexander porque, aunque mi hermano tenga sus... defectos, él me sigue queriendo y nunca olvidaré los buenos momentos que vivimos en mi infancia.
Kara terminó de lavar los vasos. Lena se acercó hasta su amada y la acorraló, encerrandola con sus dos brazos.
—¿Qué he hecho para despertar esa faceta, Lena? —preguntó Kara, con una sonrisa coqueta.
—Toda la historia que le has contado a nuestros hijos, aún no puedo creer que lo recuerdes con tanto detalle.
—¿Y cómo olvidar cuando conocí al amor de mi vida?
Kara pasó sus brazos por la cintura de Lena y la cargó. La morena rodeó sus piernas en Kara y unió sus labios con la rubia.
—Por cierto, ¿era necesario que imitaras las voces de todos nosotros? —preguntó Lena —. ¿Y como que se me pone tensa la mandíbula cuando estoy molesta?
—Ah... Yo... —. Kara trataba de articular las palabras y Lena levantó una ceja —. Es verdad, tu rostro se pone diferente cuando estás molesta. Pero igual eres muy sexy.
Kara acercó su rostro al de Lena, pero esta giró su cabeza hacia la derecha.
—No, ya no quiero. Ahora te quedas sin sexo.
—Eso no es justo.
—Yo decido cuando quiero tener sexo y cuando no.
Kara maldijo en voz baja y se dió la vuelta para sentar a Lena en el pequeño bar que tenían. La casa era lujosa, eso nadie lo podía negar. Cuando Lena terminó la universidad, decidió tomar el mando de L-Corp. En el Internado no estaba de acuerdo, pero sabía que L-Corp tenía el potencial suficiente para crear todos los inventos que ella tenía en mente.
Kara estudió para ser periodista. Al principio se le hizo un poco difícil encontrar trabajo, no estaba muy desesperada porque dinero no le faltaba, pero al final logró entrar en CatCo.
Las dos estaban en un bello momento. Lena no paraba de ver los labios de Kara, mientras la rubia observaba los ojos esmeralda de su esposa.
—Te amo, Le-
El sonido de la puerta abrirse hizo que las dos se quedaran heladas. Cuando Kara escuchó la voz de Maggie, rodó los ojos.
—Ay, ¿estaba interrumpiendo un momento importante? —preguntó Maggie.
—Sí...espera, ¿cómo entraste a la casa? —cuestionó Lena.
—Le saqué un duplicado a tu llave, pequeña Luthor... Como sea, no he venido para... ver cómo Kara te viola —. Maggie les mostró una sonrisa y se adentró a la casa —. Debemos presentarle a alguien importante.
Alex entró con una niña en brazos. Su cabello era rubio y sus ojos eran igual de verdes que Lena.
—No puede ser.
Kara se separó de Lena y se acercó a su hermana para ver a la pequeña.
—Nos llamaron del orfanato diciendo que tenían una niña perfecta para nosotras. Iba a llamarte pero quería que fuera una sorpresa —explicó Alex.
—Te juro que cuando la vi crei que era su hija pérdida —bromeó la latina —. Es como una combinación de ustedes dos.
La menor de las Danvers se acercó a su hermana y le sonrió a la niña.
—Hola, yo soy tu tía Kara, ¿cómo te llamas?
La pequeña bajo la vista y escondió su cabeza en el cuello de su nueva madre. Kara se separó un poco decepcionada.
—Ya la asusté.
—No, no es eso —dijo rápidamente Alex —. Verás... ella tiene un problema auditivo.
—¿Tiene sordera?
—En pocas palabras, sí. Nos explicaron que es muy difícil que un sordo pueda aprender a hablar, así que, el orfanato decidió enseñarle el lenguaje de señas —explicó Maggie.
Lena se bajó del bar y caminó hasta Alex. Miró a la niña con una sonrisa y le saludo con la mano. Comenzó a hacer unos movimientos con las manos, mientras la pequeña la veía atentamente y en el caso de Alex, Kara y Maggie, la veían confundida.
—No sabía que Lena podía hacer lenguaje de señas —susurró Maggie.
—Yo tampoco —complementó Kara también impresionada.
La pequeña rubia sonrió y comenzó a hacer señas con sus pequeñas manos.
—Andy; es un bonito nombre —comentó Lena —. ¿No han pensado llevarla con un doctor? Hay algunos tipos de sorderas que se pueden solucionar.
—Lo sé, el orfanato nos ha explicado que el de ella no es muy grave. El problema es que los aparatos que se colocan en sus orejas, los han creado hace pocos meses y es muy difícil conseguir alguno — informó Alex, mientras veía como Lena observaba a Andy con curiosidad —. Por cierto, ¿dónde están tus niños? Quería presentar a la nueva miembro de la familia.
—Ya se fueron a dormir hace unos minutos y mejor no despertarlos, porque sino me van a fastidiar hasta la madrugada. Será mejor que vengan mañana —replicó Kara, señalando el cuarto de sus hijos.
—Tienes razón —asintió Alex, haciéndole cosquillas a Andy —, esta también debe irse a dormir.
Las dos parejas se despidieron y cuando Kara cerró la puerta, se volteó para ver a Lena. Pero la ojiverde, sin previo aviso, se abalanzó a la rubia para darle un gran beso.
Kara reaccionó un poco tarde, pero lo recompensó metiendo sus manos por la blusa de su amada. Las dos comenzaron a caminar torpemente entre risas hasta su habitación, siempre con cuidado de no despertar a los niños.
Esa historia que Kara le había contado a sus hijos, las había despertado a las dos. Las había hecho recordar la razón del porqué decidieron estar juntas para toda la vida y de porqué se aman tanto.
Kara dejó con cuidado a Lena en la cama y con un poco de desesperación sacó del cajón dos brazaletes con Kryptonita, un brillante y vergonzoso regalo de Alex cuando Kara cumplió 18 años.
Lena se ocupaba de besar el cuello de su amada, mientras esta le desabotonaba la blusa. Kara ya se sabía la anatomía de memoria de la ojiverde, pero quería recorrerlo todo de nuevo, quería besar cada parte que pudiese encontrar porque ese día no era un día normal. Ese día, hace 10 años, las dos se habían conocido en esa pequeña habitación compartida donde iba a empezar una relación. Y aunque parezca raro, ahora Kara le agradecía a Eliza porque, al llevarla al Internado, había cometido el mejor error de su vida.
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Eso no se lo esperaban, eh, wachos? v: Yo sé lo que ustedes quieren 7u7
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