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Maratón 2/4

   Lena y yo nos separamos. Taylor nos miraba con una expresión de sorpresa y decepción. Tomé la mano de Lena que había comenzado a sudar por los nervios. Necesitaba que ella tuviera fuerzas y la confianza suficiente para que yo la pueda ayudar.

   —Taylor, quiero que estés calmada y nos escuches —dije, mientras me acercaba a ella. Respiré hondo y miré a la ojiverde —. Ella es la mejor persona que puedo haber conocido en mi vida. Nuestras vidas han pasado por tantas cosas en común que hasta se podría considerar que fuimos separadas al nacer. Además, es la mujer más bella y perfecta en este mundo. Con esa maldita sonrisa que me hace alucinar y esos hermosos ojos verdes que... —suspiré — es increíble. Nunca creí que existiera una persona así. Es por eso que estoy enamorada de Lena Luthor y puedo asegurar que ella está igual.

   —Hemos sido novias por tanto tiempo. No puedo creer que me hayas hecho esto —. Se escuchaba la voz rota de Taylor —. Hice todo lo que quisiste, mantuvimos nuestra relación en secreto por mucho tiempo por tu apellido. Y tú...¿me engañas así?

   —Taylor, juro que te lo iba a decir, es solo que... no quiero perderte. Has sido mi amiga por tanto tiempo que no puedo imaginar una vida sin tí. Y crei que te ibas a molestar conmigo porque habia encontrado a otra persona en mi vida.

   —Estoy molesta contigo, Lena —. La ojiverde bajo la cabeza —. Pero no porque estés con Kara. Yo seré feliz si tú lo eres, no importa con quién estés. Estoy molesta contigo porque me mentiste, Lena. M-me engañaste.

   —Lo siento mucho, Taylor.

   —Dame un poco de tiempo, por favor —. Lena asintió rápidamente —. No quiero arruinar su relación. Debo admitir que se ven muy felices las dos, pero... Solo dame un tiempo.

   —Gracias por comprender —musitó Lena.

   Taylor sacó una pequeña sonrisa triste de lado y se fue en silencio. Yo abracé a Lena con fuerza y ella hizo lo mismo. Cerré los ojos y acaricié su espalda. Creo que este era el paso más grande.

   Nos separamos y tomé el rostro de Lena, saqué unas pequeñas lágrimas que caían por sus mejillas y sonreí.

   —Te dije que no se lo iba a tomar tan mal, solo dale un poco de tiempo —susurré.

   Me acerqué y le dejé un dulce beso en los labios. Lena rodeó sus brazos por mi cuello y profundizó el beso. Sentí que su lengua luchaba para entrar, así que le di acceso. El beso se volvía cada vez más intenso. Arrinconé a Lena hasta la pared de la cabaña y la abracé con fuerza. Nos alejamos un poco y Lena mordió mi labio inferior.

   —Entonces...princesa —. Ella sonrió —. Ahora no te molesta que te llame así, ¿no?

   —Sí tú lo dices, no hay ningún problema —dijo.

   Juntamos nuestras frentes y las dos reímos.

   —Ustedes dos son tan tiernas.

   —¡M-maggie largarte! —exclamamos las dos al mismo tiempo.

   Varios alumnos comenzaron a salir de sus cabañas y se dirigían a una zona en específico. Maggie también se fue con ellos, así que Lena y yo decidimos hacer lo mismo.

   —Cada mesa es para una cabaña así que sientense en orden por favor —comunicó Sacha.

   Todos nos sentamos en nuestras mesas correspondientes y por primera vez, Taylor se sentó lejos de nosotros. El desayuno fue en silencio, Lena, Taylor y yo nos dábamos rápidas miradas. Maggie estaba al frente mío. Le di una pequeña patada en su pierna y ella me miró con el ceño fruncido. Levanté las cejas y creo que ella entendió.

   —He escuchado que han cambiado el orden de los juegos y hoy toca carrera —comentó Maggie.

   —Kara es muy rápida, en eso tenemos ventaja —dijo Taylor sin mirarme.

   —Y yo soy buena nadando así que a mi me pueden dejar la parte del lago —indicó Lena.

   —No entiendo ¿cómo es el juego? —pregunté.

   —Al principio dos correrán, ahí se debe tener cuidado porque hay trampas y les diré por experiencia... son muy jodidas. Luego, está el lago, nunca he jugado ahí, pero por lo que sé, en el medio habrá una balsa con un segundo jugador, después... si más recuerdo también son dos personas corriendo, pero en zonas con mucha vegetación. Es como una carrera de postas.

   —Yo puedo ir al lago también —dijo Taylor —. No soy buena corriendo. Creo que ya lo notaron ayer.

   —Annie y yo hemos jugado varias veces esto —añadió Maggie —, y conocemos bien la zona final. Si corremos ahí, no se nos hará tan difícil llegar a la meta.

   —Entonces Carla estará primero con Kara —señaló Lena.

   —¡Oye, pero...

   —Carla —la interrumpió Annie con tranquilidad.

   Yo estaba al lado de Annie y creo ser la única que notó que ella había posado su mano en la pierna de Carla. Como por arte de magia, ella se calmó y siguió comiendo su sándwich.

   ¿Annie... acaba de tranquilizar a Carla? Muy bien, creo que es más difícil hacer que Maggie deje de pensar en sexo o que Lena deje de ser tan gay, que lograr que Carla se calme.

   Pasaron diez minutos y todos regresamos a nuestras cabañas para alistarnos al siguiente juego y que efectivamente, como había dicho Maggie, era una carrera.

   Decidimos que nuestro orden iba a ser así: Carla; yo; Lena; Annie y Maggie.

   Fuimos todos hasta el lago para organizarnos e irnos a nuestros respectivos puestos. Por mientras, Lena había decidido meterse un rato al lago para calentar un poco.

   No sé si lo hizo al propósito porque yo la estaba mirando o moverse con esa sensualidad ya era constumbre suya.

   Primero se sacó el polo y me dió una rápida mirada. Sí, lo estaba haciendo por mi. Sonrió de lado y terminó quitándose su pantalón para así poder observar su ropa de baño negra.

   El corazón se me detuvo cuando comenzó a caminar hacia mí. Mis ojos recorrieron todo su cuerpo. Su piel blanca me mataba y esas malditas curvas me hacían delirar.

   —Danvers, cierra la boca que se meterá una mosca —comentó Maggie.

   Fruncí el ceño y miré a Maggie que se reía sin parar.

   —Oh, vamos no te lo tomes a mal es solo que te vuelves loca cuando Lena está cerca tuyo.

   —¡Eso no es cierto! —exclamé.

   Sentí que Lena rodeó su brazo por mi cintura y me acercó más a ella.

   —Juega bien, amor —dijo Lena y me dejó un dulce beso en la mejilla.

   —Sí ,amor, juega bien —imitó Maggie.

   Baje la cabeza por lo sonrojada que estaba y me puse como tomate cuando Lena me abrazó con fuerza. ¿Acaso estas dos se ponen de acuerdo para hacerme esto?

   Todos fueron a sus posiciones. Obviamente hubo un momento en el que Carla y yo estábamos solas hasta que yo llegué a mi lugar. Pensé en preguntarle sobre Annie ya que ella sabía lo de Lena, pero creo que no tenemos una "amistad" tan formada para hablar de eso.

   Al final, llegué a mi posición, donde estaban los jugadores de otros equipos. Carla se fue hasta que la perdí de vista.

   —Dime, ¿qué se siente convivir con ella? —preguntó alguien. Voltee la cabeza y me encontré con la pelirroja del bus —Oh, por cierto, mi nombre es Emma.

   —Bonito nombre —comenté.

   —Gracias, pero igualmente no dejaré que me ganes, eh.

   —Ok, entiendo. ¡Ah! Y lo que me dijiste antes... cuando estas al lado de Carla, parece como si estuvieras con una bomba.

   —Sí, me lo imagino.

   Se escuchó a lo muy lejos a la gente gritar y aplaudir. La carrera ya había comenzado. Los minutos pasaban y aún nadie llegaba.

   Aproveché ese tiempo para recordar a Lena, me pregunto que estará haciendo en el lago. Saqué una sonrisa pícara, pero al instante la eliminé. ¡Kara no pienses así! ¡Pareces una acosadora!

   Mi vista se dirigió a Emma y ella actuaba un poco rara. Miraba hacia todos lados. Cómo si estuviera nerviosa. Agudice un poco mi oído y pude escuchar lo que susurraba supongo que para ella misma.

   —Vamos, Derek, que tanto te demoras.

   Me tranquilicé al pensar que solo estaba nerviosa ya que su compañero no llegaba. Di un par de vueltas por el sitio, esperando a Carla que nunca llegaba...

   Espera, Derek es nombre de chico. Emma no puede tener en su equipo a un chico ya que las habitaciones están separadas por hombres y mujeres. ¿Quién rayos era Derek?

   Comenzaron a llegar varios alumnos, pero Carla no estaba. Algo está llendo mal.

   —Deberías ir a ver que sucede con Carla —avisó Emma,  mientras llegaba su compañera, que obviamente no era ese tal Derek.

   —No puedo hacer eso, tengo que esperar aquí.

   —Claro que no, está totalmente permitido.

   Emma se fue y yo vacilé un rato, sin saber que hacer. No es normal que Carla esté perdiendo en algo. Al menos ya debería estar escuchando sus gritos de enfado. Al final, me deje llevar por el consejo de la pelirroja y fui a buscarla.

   Varios corredores me veían extrañados, porque estaba llendo en dirección contraria.

   —¡Maldita sea!

   Sí, esa era la voz de Carla. Corrí hasta donde la había escuchado, y la encontré en el suelo con las piernas enredadas con una cuerda.

   —¿Quién rayos tuvo la maldita idea de hacer esto?

   —Carla, te ayudo.

   Me arrodillé a su lado, pero al instante, ella me alejó y siguió tratando de quitarse las cuerdas.

   —No necesito la ayuda de una idiota para librarme de esto.

   —Carla, deja de ser inmadura. Vamos a perder la carrera.

   —Prefiero perder a que tú me ayudas, ¿entien-

   No pudo de terminar de decir la frase porque se escuchó un ruido en el bosque. Las dos nos miramos extrañas.

   —¿Eso... fue un fuego artificial? —pregunté confundida.

   —Kara...eso no fue un...

   Se escuchó nuevamente el sonido y ahí pude identificar exactamente que eran.

   —¡Son malditos disparos! —exclamó ella.

   ¿Disparos? ¿En un estúpido campamento de un internado? Claro, lo ha la olvidado: La venta de armas. Pero, ¿qué pude haber pasado para que las usen? Se escuchó otro disparo, solo que está vez más cerca.

   —Me importa un comino que no quieras que te ayude, pero tenemos que irnos de aquí.

   Usé un poco de mi fuerza kryptoniana y logré romper la cuerda. Carla se paró rápidamente. El silencio nos estaba comiendo del miedo, ya que no sabíamos si aquí estábamos a salvo o debíamos movernos.

   —Por el sonido... los disparos venían de allá —señaló Carla con el dedo justo por donde yo habia venido —. No soy experta en estas cosas, pero creo que es más o menos por el lago. Así que, es mejor que nos vayamos por el otro lado.

   Carla dio media vuelta para irse, pero ya rápidamente recordé quien aún se encontraba en el lago.

   —¡Lena está ahí!

   Ignoré los llamados de Carla y fui corriendo al lago. ¿Y si Lena vio a alguien sospechoso, decidió seguirlo y le dispararon? Maldita sea, de esa chica se puede esperar de todo.

   Corrí con más fuerza y escuché otro disparo. Este estuvo muy cerca. Kara, tranquila. Ella va a estar bien. Voy a llegar al lago y la veré sana y salva.

   Cada vez había menos árboles y el silencio inundaba más el lugar. Llegué al lago y no había nadie, literalmente, nadie.

   —¡Lena!

   Nadie respondió, usé mi oído y creí oír algo adentro del agua. Me acerqué al pequeño puerto y vi el lago pero nada. Me arrodillé para observar mejor, pero nada.

   —¿Lena?

   Alguien me tomó del polo y me jaló. Caí al agua y estaba apunto de defenderme cuando me di cuenta que era Lena. Puso su dedo en sus labios, señalando que me quede callada. Asentí con la cabeza aliviada, al menos estoy con Lena.

   Me llevó hasta la parte de abajo del puerto. Lena todo el tiempo le daba un vistazo al lugar.

   —¿Qué rayos haces aquí? —preguntó —. Sabes que peligroso.

   —Me enteré que los disparos eran del lago, no te iba a dejar sola.

   —Maldita sea, debería haber llamado a la policía. Tenía muchas sospechas que hoy iba a haber otra venta.

   —¿Por crees que hayan atacado?

   —Tal vez se encontró con algunos alumnos y se asustó a que lo encontraran.

   —¿M-me estás diciendo que pueden haber muertos? ¿Quién podría hacer eso?

   —Derek

   Lena y yo gritamos del susto y volteamos rápidamente. Winn estaba en el puerto, asomando la cabeza hacía abajo y su cabello rosando el agua.

   —Derek es el que estaba disparando. ¿Lo conocen? Estaba corriendo y escuché unos disparos—explicó Winn —. Fui a ver que sucedía y lo vi disparando hacia un alumno, pero no le dio.

   «Vamos, Derek, que tanto te demoras». Las palabras de Emma daban vuelta en mi cabeza.  Estaba por avisarle a los chicos la información que sabia, pero se escuchó un disparo.

   Sentí el agua tibia, voltee confundida y encontré a Lena rodeada de agua rojo vino. La sangre salía a cantidad de su hombro.

   —Demonios, Lena.

   Ella me miró preocupadas y rápidamente la agarré cuando cayó inconsciente.

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