16
El hallazgo me había tomado por sorpresa. Sentía como la rabia corría por mis venas. Las rabia de saber que cada vez Lena era más culpable, la rabia de pensar que yo confiaba en ella... y que sigo haciéndolo. No tenía sentido para que siga de su lado, no tenía pruebas para decir que ella era inocente. Pero seguía haciéndolo, seguía apoyándola, ¿por qué? No tengo idea.
—Kara, ¡Kara! —. Maggie apareció en la puerta. Apoyó sus manos en sus rodillas y respiró irregularmente —. Maldición, si que corres rápido. ¿Qué sucedió?
—Nada, uh... no encontraba un libro y tuve miedo de perderlo pero aquí está —dije, mientras arrugaba la hoja en mi mano.
Maggie se mantuvo en silencio y le dio un recorrido con los ojos a toda la habitación.
—Y, ¿la silla?
—Cuando llegué, choqué con ella —respondí cortante.
—Kara, ¿estás bi-
—Sí, Maggie, estoy muy bien —la interrumpí. Levanté la silla bruscamente y metí el pepel en mi mochila —. No es necesario que te preocupes.
—¿Qué pasa... aquí?
La voz de Lena me chocó. ¿Cómo puede estar tan tranquila después de todo, después de saber que la mayoría de sus "amigos" están en la cárcel?
No quería hacerlo, no quería permitirmelo, pero cada vez que miraba a Lena, siempre encontraba su belleza irradiando con fuerza. Baje la mirada y cerré las manos. No puedo pensar que una persona como yo, una alienígena, pueda estar con Lena Luthor.
—No pasa nada —dije, mientras me iba de ahí.
Lena me tomó del brazo y yo la miré de reojo. Cada vez lo hace más difícil. Me zafé de su agarre y seguí con mi camino. Cada vez, mis pasos iban más rápidos, odiaba más estar aquí.
Entré al baño y me metí en uno de los cubículos, para luego cerrar la puerta con fuerza. Quería llorar. Todo era demasiado complicado.
Estuve tratando de contenerme, pero las lágrimas comenzaron a caer por mis mejillas. Era injusto, todo esto era muy injusto. Cada vez que conocía más a Lena, más pruebas salían a la luz mostrando que ella era culpable, pero al mismo tiempo, más sentimientos brotaban de mi interior hacia ella.
¿Qué es exactamente lo que estoy sintiendo? ¿Estaré confundido una simple amistad con amor?
Escuché que alguien tocó la puerta, pero me rehusé a abrirla. No quería que me vean así de débil. Cada vez la persona era más insistente, por un momento creí que iba a derribar la puerta de una patada.
—Kara, sé que estás aquí. Abre la puerta —dijo Maggie desde el otro lado.
—¿Dónde está Lena?
—Se quedó en la habitación, pero me dijo que iba a salir un rato.
—No voy a abrir.
—Kara, oye... Ya vi el papel. El que pusiste en tu mochila. Ya sé que Daniel Roy era compañero de Lena.
Con la manga de mi polera me sequé las lágrimas y abrí un poco la puerta. Maggie terminó de hacer el trabajo y escondí mi cara entre mis brazos.
—Lena no ha hecho nada. Ella no tiene nada que ver con las ventas de armas —musité con la voz rota.
—¿Tienes alguna prueba para saber que Lena es inocente? —Baje la mirada —. ¿Sabés que Lena es inocente? —. Asentí firme con la cabeza, luchando para no llorar de nuevo —. Maldición, tu hermana me va a matar, pero no le puedo dar la espalda a una Danvers, ¿no? Escucha, Kara. No solo te ayudaré a demostrar que Lena es inocente, sino que también te ayudaré para que Lena Luthor se enamore de tí. Claro, si ya no lo está.
—¿Crees que Lena se enamore de mí?
—¿Estás loca? ¡Eres Kara Danvers! Eres la prima de Superman, eres una alienígena, puedes hacer hasta lo imposible. Kara puedes volar, ¡volar! —me sacudió los hombros —. Y, ¿crees que Lena no se enamorará de tí?
—¿Cómo estás segura de eso? ¿Cómo puedes saber si Lena es homosexual?
Maggie suspiró y se arrodilló para quedar a mi altura.
—Te voy a contar algo que tú hermana no sabe, ¿muy bien? Así que será nuestro secretito.
—¿De qué hablas?
—Antes de conocer a Alex, yo ya tenía... un poco de los colores arcoiris en mi interior. Es más, esa es la razón por la que estoy aquí.
—¿La razón por la que estás aquí?
—Hace dos años, en mi anterior escuela, me enamoré de una chica muy hermosa. Así que le mandé una carta para invitarla al baile de San Valentín.
—¿Te acepto?
—Al parecer, ella no era gay, le dijo a sus padres, estos se quejaron con el director, se lo informaron a mis padres y ellos estaban muy molestos conmigo. Mi padre ya no estaba orgullosa de mi y mi madre me dijo que yo ya no era su hija. Me dieron dos opciones: Ir a terapias con un psicólogo o enviarme a un Internado, pero ya no iba a vivir con ellos. Me negué rotundamente a elegir la primera opción. Así que me fui a vivir con mi tía y... pues ahora me vez aquí. La única comunicación que mantengo con mis padres, son las cartas que le envía a mi tía para pagar el internado.
Lo que me había revelado Maggie nunca me lo había imaginado. Pensé que Maggie estaba aquí por haber hecho algo terrible, pero lo único que sucedió fue un desafortunado caso de homofobia. Comparando con lo que yo hice para estar aquí, eso me convertía en un monstruo.
—Cuando llegué al Internado, conocí a tu hermana y bueno, tú ya sabes la historia. Lo que trato de explicarte es que si quieres enamorar a Lena, debes hacerlo de la forma correcta. Si pude hacerlo con Alex, tu puedes lograrlo con Lena.
Asentí con la cabeza algo dudosa. Aun no estaba segura si debía acercarme de esa manera a Lena. Es decir, puede terminar bien, como puede terminar mal. Tengo miedo que Lena se aleje de mí, tengo miedo que nunca más quiera ser mi amiga o que piense que yo solo me acerco a ella para luego culparla por actos que yo pienso ella no ha cometido.
—Muy bien, entonces andando —dijo jalandome de la mano.
—¿A-ahora?
—¡Claro, mientras más rápido Lena este babeando por ti, mejor! Vamos a clavarle la bandera arcoiris en el pecho.
—Uh, en realidad la bandera homosexual no tiene celeste —le corregí. Maggie me miró con los ojos entrecerrados.
—Kara, si sigues así te quedarás sola para siempre.
—Perdón.
Regresamos a la habitación, pero primero primero Maggie revisó si estaba Lena. Me dejó entrar y agarró un papel para comenzar a escribir algunas cosas. Yo la miré confundida.
—Necesito que vayas a la ciudad a comprar esto —dijo, dándome el papel donde había una dirección.
—Pero me dijiste que no salga del internado por un buen tiempo.
—¡Olvídate de eso, Lena es más importante! Por cierto, escribe eso en tu cabeza: Lena ahora es la persona más importante.
—¿No me vas a acompañar?
—Desearía ayudarte pero debo terminar unas tareas para mañana. Mi tía puede ser muy buena persona, pero es muy estricta con mis estudios.
Maggie sacó unos libros de su mochila y se tiró en el sofá para comenzar a trabajar.
—Espera, ¿me dejarás sola?
—Vamos, no es tan difícil. Yo me quedaré aquí. Te avisaré si Lena viene. Cuando regreses, solo la buscas, le declaras tu amor y ¡Poom!
—¿Así de sencillo?
—Así de sencillo.
Respiré hondo y saqué una sonrisa. Me acerqué a Maggie y la abrace, susurrándole un gracias en el oído. Me separé lentamente y ella levantó un pulgar. Yo la imité y leí la lista una vez más. Tomé un poco de dinero y algunas cosas, y me fui.
En el camino a la ciudad, pensaba cómo iba a hablar con Lena. Debía ser algo especial, algo único. Era lo mínimo que se merecía Lena. Decidí agregar un regalo más, algo que me pertenecía, pero sabía que a Lena le iba a encantar.
Llegué a la dirección que Maggie me había indicado. Tuve que ver dos veces la dirección pues no creía que ese era el sitio. Era una simple tienda de flores. Es algo muy común, pero al mismo especial.
—¿Puedo ayudarla? —dijo una señora que apareció entre varios ramos de flores, haciendo que yo me sobresaltara.
—Uh... sí, ¿T-tiene flores? —pregunté. Fruncí el entrecejo cuando noté la estupidez que había hecho.
La mujer rió y yo bajé la cabeza avergonzada.
—Sí, de todo tipo y color.
Le di un vistazo a la tienda y me llamó la atención una rosa blanca que se encontraba en una esquina casi oculta.
—Deme esa —indiqué, señalando la flor.
—No muchos me piden rosas blancas ¿Es para alguien especial —preguntó la mujer y yo sonreí.
—Es para alguien muy especial.
La señora sonrió y tomó la rosa blanca. Saqué mi celular mientras esperaba que ella terminara. Así que decidí hablar un rato con Alex.
"¿Cómo siempre tienes razón?" le escribí. Unos segundos después, ella respondió: "¿De qué hablas?" Pasé mis dedos varias veces por encima de las teclas sin estar segura de decirle lo que estaba pasando, pero Alex era mi hermana. Tenía el derecho de saberlo. "Sobre lo de mi compañera de cuarto...ya sabes" No pude ni parpadear cuando ella ya había escrito. "Oh...eso?" Rodeé los ojos y escribí con agilidad: "Sí, Alex, eso..."
La señora regresó con la rosa blanca. Está brillaba con el sol del atardecer y se veía más viva que nunca. Esta mujer hace maravillas, pensé.
—Tenga y recuerde: las rosas blancas nunca fallan —dijo, mientras la estiraba hacia mí.
—Eso espero...
Saqué un par de billetes y se los di. La señora tomó el dinero y vio mi mano por un rato. Yo la miré confundida.
—¿Eso es una quemadura?
—En realidad es mi marca de nacimiento —dije mientras veía la pequeña marca que tenía en la piel. La señora rió.
—Parece una carita feliz.
—Oh es cierto —reí —. Bueno, debo irme antes que anochezca.
—¿Por qué? ¿Es difícil trepar las paredes del internado de noche —preguntó. Yo me quedé helada.
—Uh... ¿perdón?
—Por favor, soy suficiente mayor para saber que te escapaste de ahí. Ahh... los jóvenes de ahora. Solo espero que la chica que elegiste sea la indicada —. Levanté una ceja —. ¿Quieres que te repita de nuevo lo que te dije antes? Ya, vamos, vete... vete.
—Sí, gracias.
Mientras regresaba al internado, saqué nuevamente mi celular y vi que habían tres nuevos mensajes: "¡Por fin! En serio, Kara, eres muy lenta en esas cosas" "Espera, ¿ya te declaraste o ella se declaro?" "¿Hola? Oye, sé que tal vez ahora te estés comiendo los labios de tu novia, pero ¿hablame, no?"
Fruncí el ceño y rápidamente respondo: "¡Alex! Y no, aún no somos novias. Y tampoco ninguna de las dos se ha declarado, pero si quieres detalles; estoy llendo justo ahora a hacer eso."
"¡Qué emoción! ¿Entonces aún no se han besado?"
"Besar... besar... no. Hubieron algunos problemas, además adivina quién llegó al internado: Carla."
"¿La cabeza de sandía? Ja, me acabas de recordar lo cabezona que era."
"Sí, no me deja en paz. Aunque a cambiado un poco, al menos ya no se pasa de la raya."
"Con la paliza que le diste, no creo que vaya a hacerte algo."
"Eso espero... Alex, te hablo luego, ya llegué al internado."
"Claro, buena suerte, hermana."
Saqué una sonrisa de oreja a oreja. Ya me sentía segura. Entré con cuidado al internado y comencé a buscar a Lena. Tenía la rosa en una mano y en la otra el regalo especial. Primero, fui a la biblioteca, pero Sacha me explicó que cuando estaba limpiando las estanterías encontró una araña, la perdió y hecho insecticida por todo el lugar. Ahora la biblioteca huele mal y tuvo que cerrarla temporalmente, además me dijo que aún no encontraba a la araña. No comprendo a ese tipo, es solo una estúpida araña.
Recorri todos los salones pero tampoco estaba. ¿Dónde se mete esta chica? Revisé mi celular por si Maggie me había llamado, pero no había nada. Debe estar por aquí. De pronto, se me vino a la mente la idea que esté en la cabaña.
Con paso rápido, fui a la zona trasera del instituto para salir nuevamente e ir allá. Pero justo cuando iba a trepar el muro, la vi. Estaba de espaldas y noté que no estaba sola, pero por la poca iluminación, no podía distinguir quién era. La intriga me ganó y caminé hacia ella con cautela. ¿Que hacía ahí? Cuando me acerqué lo suficiente, me di cuenta que era una chica.
La rosa se me cayó y sentí como mi corazón se quebraba cuando comenzó a besarse con Taylor.
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