Todo mundo amaba a Superman, pero nadie amaba a Clark Kent.

—¿Te sientes bien, villa chica? —Lois le sonrio con esa confianza que nunca desaparecía de su persona.

Clark correspondió con una sonrisa menos brillante.

—Perfectamente. —Contestó inseguro.

Lois, tan lista como era, alzó una ceja y se cruzó de brazos.

—Anímate, hombre. —Lane le guiño un ojo—. No estés nervioso. —Lois pareció pensar por algunos segundos—. A menos de que sea tu primera cita.

Kent negó. No era su primera cita; tal vez por eso estaba nervioso. Sabía cómo terminaría todo esto. La persona con la que saldría se disculpara al verlo, ya que no sería lo que imaginó.

Nadie quería a Clark Kent.

—Tienes razón. —No la tenia—. Será una buena salida. —Sería la peor.

—Suerte. —Lois estaba emocionada.

Él no.

...

Llevaba más de 20 minutos esperando. Comenzó a sentirse nervioso; podría doblar las cucharas si su ansiedad no se calmaba.

Respiro por algunos segundos. Sus oídos comenzaron a escuchar suspiros, susurros, latidos. Su cabeza comenzaba a enloquecer.

Trató de calmarse, sentía que su cerebro explotaria.

Un latido. Eso logró calmarlo.

Un latido constante y tranquilo. Clark alzó la vista.

—¿Está ocupado, señor Kent? —La voz varonil y sensual de Bruce Wayne lo hizo olvidar su alrededor.

Miró los ojos azules del millonario. Este le sonrio galante.

—Bueno, yo... —Clark pensó en su cita.

—¿Te importa si comenzamos a ordenar? —Bruce se sentó y lo miró divertido.

Clark no entendía.

—Usted... —Kent analizó la situación.

Su cita había sido por línea, había hablado con una mujer por días, hasta que decidieron verse en persona, pero quien estaba con él no era una mujer, era un hombre, un atractivo, millonario y sensual hombre, y no cualquier hombre, era Bruce Wayne, dueño de las empresas Wayne.

Dios.

—Lamento la tardanza. —El joven millonario sonrio apenado—. No es propio de mí, pero hubo algunos inconvenientes, usted entiende.

—¿De verdad usted me cito? —Preguntó incrédulo el reportero.

Bruce tomó su mano sobre la mesa y le guiño el ojo.

Clark sentía que podía derretirse.

—No le molesta, ¿o sí? —El hombre llamó la atención de la mesera.

—No, pero jamás imagine... —Clark estaba incrédulo—, ¿por qué no me lo dijo?

—No quería que me rechazará.

Cuando la mesera pidió sus órdenes, Clark pudo notar cierta molestia en Bruce. No entendía a que se debía.

—Veo que es popular entre las mujeres. —El millonario recargo su barbilla en sus dos manos juntas.

—¿Y-yo? —De manera torpe, Clark golpeó la mesa. Los vasos salieron volando, las servilletas se cayeron, y si no hubiera medido su fuerza a tiempo, seguramente la mesa ahora estaría en el suelo desecha—. Lo siento, no era mi intención, es que...

—Tranquilo, todo está bien. —La encantadora risa de Bruce dejó paralizado al reportero.

Clark se sintió sonrojar estúpidamente.

—Señor Kent, me parece que no se ha dado cuenta del gran atractivo que tiene. —Bruce con coquetería subió uno de sus dedos por el pecho de Superman. La mesa era lo bastante chica, la distancia era mínima, prácticamente estaban pegados.

—N-no creo que sea verdad. —Kent trago con dificultad.

Bruce no dejaba de sonreírle. Clark estaba confundido.

Cuando su orden llegó, ambos se dedicaron a comer con calma y platicar de cosas triviales.

Bruce era muy diferente a la imagen que tenía por los medios. Bruce era mucho más serio, era más de escuchar que de hablar, era calmado y bastante comprensivo. Wayne era un hombre increíble.

Clark comenzó a sentirse bien, Bruce lo miraba a él, no a Superman, no al hombre de acero, no al hombre más fuerte del mundo, sólo a Clark Kent, el torpe y tímido reportero.

—Fue una buena cita. —Bruce tomó su mano al salir del restaurante—. Espero se vuelva a repetir.

—Claro, señor Wayne.

—Bruce. —El hombre lo detuvo—. Llámame Bruce.

Clark sintió sus labios siendo tomados por el millonario. El beso se tornaba cada vez más hambriento. Era una guerra entre Bruce y él.

Tomó la cintura de Wayne y lo pego a su cuerpo. Tal vez uso más fuerza de la debida, ya que lo escucho suspirar en medio del beso.

Los brazos del millonario se enredaron en su cuello.

Un pequeño sonido se escucho cuando cortaron el beso.

—Ten una buen noche, Clark. —Bruce lo beso casto antes de soltarlo.

Clark sonrio embobado.

Bruce se subió a un elegante carro, dejando en las nubes a un contento Kal-El.

—Estoy enamorado. —Kent tenía una gran sonrisa—. Estoy enamorado de Bruce Wayne.

...

—Señor, pensé que tendría una comida de negocios. —Alfred, quien manejaba el auto, miraba al frente con seriedad.

—Sucedió un cambio a última hora. —Bruce suspiro con cansancio. Aún faltaba su noche de vigilancia.

Alfred guardo silencio. Wayne lo conocía perfectamente y sabía que eso no era bueno.

—¿Algo que decir? —Preguntó Bruce.

—No pense que le gustara el señor Kent. —El mayor no lo miró en ningún momento—. ¿Debo alegrarme, señor?

Bruce miró por la ventana.

—... Estaba solo y yo también. —El hombre miró a su mayordomo—. Me pareció correcto acompañarlo.

—Claro, usted siempre ha sido débil con las personas. —Dijo Alfred.

—¿Es una burla lo que escucho?

—Yo jamás me burlaria.

Bruce lo miró con sospecha. Volvió a ver la ventana y sonrio discretamente.

Clark era un hombre diferente, complemente de su gusto.

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Nota: Bruce no era su cita, pero lo vio sólito y pues... No se pudo resistir.