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Por la tarde en el instituto Easton, había dos escenarios completamente diferentes. Por un lado en la cafetería había una pareja sonriendo, compartiendo sus comidas y hablando felizmente. Caso contrario al escenario que había en la terraza, dónde un chico de 16 años no dejaba de llorar, su amor estaba con alguien más, le dolía el pecho cada vez que pensaba en la escena de esa pareja besandose.
—Iré, lo atraparé, y voy a acomodarle las ideas a golpes— Lévis intentaba librarse del agarre del hermano de su amigo.
—¡También me fastidia su actitud!—. Espeta Delisaster irritado. —¡A mí también me duele ver llorar a mi hermanito todos los días!
—¿Entonces por qué no le dices algo?—. Por más que lo intentará, Lévis no comprendía cómo podía no hacer algo quien se suponía era el hermano del afectado, el simple hecho de ver la cara triste de Domina a él lo destruía completamente.
—La situación es complicada, a mí tampoco me gusta todo esto.
En ese largo silencio, lo único que pudieron escuchar fueron los hipidos que soltaba Domina.
—Necesito ir al baño, voy a refrescarme—. Lévis salió de la terraza dejando a ambos hermanos solos.
Delisaster se sentó junto al más bajo que seguía con la mirada gacha, acarició su cabeza dándo leves caricias, esto solo hizo llorar más al menor. Inmediatamente Delisaster se maldijo, sabía que no era bueno consolando a la gente pero no pensó que aquel acto solo empeoraría el estado de su hermanito.
Mientras tanto en la cafetería, una pareja se sentía observada, pero era una vibra muy extraña e incómoda.
Rayne miró a su alrededor. Amy Meliadoul lo miraba decepcionada. Charles y Love junto con su grupo de porristas no le sacaban la vista de encima. Los compañeros de clase de «D» observaban a la pareja con algo similar al asco. Podía sentir la tensión en el ambiente y comenzaba a sentir náuseas.
—¿Es mi imaginación o esa gente nos mira como si nos odiara? —comentó Max.
—Tu imaginación.
Un par de chicas pasaron con una bandeja de comida, ambas porristas, las reconoció de inmediato, eran Lemon y Lauren. La rubia tropezó y dejó caer la pasta con salsa sobre el rostro del bicolor.
—¡Lo siento mucho!—. Se disculpó apenada. Lauren tiró de la manga de la rubia y salieron despavoridas de la situación.
—¿Que les pasa? —soltó Max con disgusto—. Ni siquiera limpiaron el desastre que hicieron.
—Dejalo, no importa—. Rayne se levantó quitando los restos de la pasta con una servilleta. —Iré a lavarme en el baño.
Sin esperar respuesta del castaño, Rayne salió sintiendo todas las miradas siguiéndolo. De cualquier manera necesitaba salir de ahí, así que no había sido tan malo que le tirarán pasta. La situación está realmente incómoda, normalmente se molestaría, pero por alguna razón sentía que con quién estaba enojado no era con ellos.
Ingresó en el baño, se arrepintió apenas reconoció a quien se estaba lavando la cara. Tragó saliva con gran ruido, la expresión del contrario demostraba que realmente no había tenido un buen día.
—¿Has oído el dicho de "El que avisa, no traiciona"?—. El rubio tronó los huesos de sus manos.
—No tengo tiempo y menos para problemas —. Rayne pasó de largo, se quitó la camisa para comenzar lavarla.
—Que imbécil…
Sin previo aviso, una patada se estampó con el torso del lado derecho del bicolor, el rostro de Rayne se contrajo, no tardó en recuperarse del ataque y dirigió su vista al menor. Algo que tenían en común en ese momento, era que el rostro de ambos expresaba nada más que solo irá.
—Anda inténtalo de nuevo— Ordenó Rayne. Después de todo las clases de boxeo iban a servir de algo.
—Con gustó te destrozaría el asqueroso y repugnante rostro que tienes, pero prometí a alguien especial que no lo haría.
—¡Solo hazlo!—. Irritado, Rayne se fué acercando al rubio.
—Enano, vas a tener que disculparme—. Susurró antes de encajarle un golpe a Rayne en la mejilla.
El mayor apenas recibió el golpe, tambaleó levemente debido al impacto. Volvió a su lugar y devolvió el golpe a Lévis, pero en lugar de la mejilla su objetivo fue la costilla, el rubio no pudo evitar retorcerse de dolor.
La distracción en Lévis fue aprovechada por Rayne para darle otro puñetazo en la mandíbula haciendo caer al rubio y segundos después escupir algo de sangre.
—Parece que hasta los idiotas saben pelear— Sin cuidado alguno, Lévis, limpió la comisura de sus labios por la que un hilo de sangre se deslizó.
Miró al contrario y se abalanzó contra su cuerpo, la cabeza del bicolor impacto contra el piso, Rayne quedó aturdido por el impacto, a su vez bajo la guardia lo cual Lévis aprovecho para comenzar a dar golpes a la cara del mayor. La nariz de Rayne comenzó a sangrar, dió un rodillazo al rubio y luego de haberlo alejado lo suficiente, pegó una patada en el pecho para empujarlo lejos.
Ambos se levantaron y antes de que pudieran seguir la pelea, alguien entró al baño. Tan pronto notó la situación, se interpuso entre ambos con una mano en cada pecho impidiendo que volvieran a abalanzarse el uno contra el otro.
—Se que son unos masoquistas y les gusta sufrir por puro gusto, pero... —exclamó Delisaster— ¡¿Qué creen que están haciendo?!
Lévis salió del baño sin decir una sola palabra. Rayne se sentó en el piso, lleno de frustración, arrojó con enojo la camisa y tiró de su propio pelo. Siempre fué bueno retrayendo sus emociones, pero por alguna razón sentía que en cualquier momento algunas lágrimas mojaran sus mejillas.
—Vamos a la enfermería—. Dijo Delisaster aunque Rayne no respondió, salieron juntos del baño.
—¡Rayne! ¿Qué te pasó?— Max se alarmó en cuanto vió a Rayne. Había llegado ahí tras escuchar un alboroto por alguna pelea en el baño, pero no se había imaginado que fuera su novio el que estuviera involucrado.
—No es nada.
—¿Quién...
—Me duele la cabeza —interrumpió—, no quiero pensar en eso ahora.
—Tienes razón, te acompaño a la enfermería
Pasaron por los pasillos, el rostro sorprendido de muchos estudiantes los observaban por todo el camino. Después de aquel día, rumores fueron expandiendo como si de una plaga se tratará.
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