Olvido
—¡Mamita! Buenos días. ¡Qué bonita te ves hoy! ¿Caro te peinó?
"Me besa en la mejilla. Es guapo y alto. Se parece a Ramón. A lo mejor es su sobrino. Lo saludo, pero ya no me acuerdo de su nombre."
—¿Quieres ir a dar un paseo? Mira, el día es agradable para caminar.
"Se llama Eduardo. Mi hijo también se llama Eduardo. Me ha preguntado algo. ¿Qué cosa me pidió? Se mueve muy rápido y cuando se mueve...
A veces me siento un poco perdida. ¿Me ha dicho que hagamos algo?"
—Mamá, ¿quieres ir a dar un paseo? Vamos mami, hagamos un poco de ejercicio.
"Me toma del brazo y retrocedo, lo empujo porque quiere matarme. ¿Quién es? ¡Quiere asesinarme! Me suelta y se retira, me mira, permanece en silencio. Se llama Eduardo. Es mi hijo, me ha dicho algo. No me quiere matar. Sonrío. Se parece a su padre."
—¿Me has dicho algo?
—Sí, que vamos a ir al parque un rato.
"Me gusta el parque"
—Ramón y yo nos casamos y no teníamos mucho dinero. Llevábamos a los niños al parque cuando él salía del trabajo.
—Lo sé. Y tú preparabas palomitas de maíz para que no pidiéramos dulces.
"No me acuerdo."
—¿Tú ibas con nosotros?
"Creo que es el sobrino de mi marido. Se parece un poco. A lo mejor mi esposo lo invitó para ir al parque"
—Soy tu hijo, Eduardo. El mayor de tus tres hijos, ¿me recuerdas?
"Yo tengo unos hijos, pero son pequeños. ¡Tengo que ir por ellos a la escuela! ¡Es muy tarde! Voy hacia la puerta y él me detiene y me acaricia el cabello. Me sonríe. Se parece a alguien, pero no recuerdo a quien."
—¿Dónde está mi esposo?
—¡Debe estar en el parque, esperando por ti! ¿Vamos?
"Digo que sí. Estoy contenta. Quiero ver a Ramón, debe estar en el parque, esperando. Se fue esta mañana a trabajar. Me toma del brazo y caminamos."
—¿Te la llevas?
—Sí, hermanita. Para que tú tengas un tiempo para ti. La voy a hacer caminar un poco. Puedo quedarme hoy hasta las nueve.
—Sí Eduardo, gracias. Quiero cortarme el cabello y me gustaría pasar a saludar a una amiga.
—Con confianza. Haré lo posible por venir a ayudarte con ella una tarde a la semana y un domingo al mes.
—¡Me alegra que hayas vuelto a la ciudad! ¡Te he extrañado todos estos años! Ojalá Teresa pudiera ayudar como tú.
—¡Ay Caro, pues dile! ¡Todos tenemos que ayudar!
—Sí lo hace, compra su medicamento y me hace la despensa completa una vez a la semana. Yo sola no podría, lo juro, es demasiado difícil. Pero mamá se pone muy agresiva con Teresa. De por sí es difícil.
—También conmigo se pone así, pero no importa, es mi madre y la quiero.
—No debes decirle que papá la espera. Ella sabe que murió.
—¿Para qué la hago sufrir? Imagínate, es como si lo dijéramos por primera vez.
—Cada día va a ser peor. Está empezado a presentar síntomas de agnosia, ya no reconoce objetos. Dijo el médico que también olvidará las palabras y las funciones motoras.
—Si. Va a ser difícil. Pero ella y tú pueden contar conmigo.
—Gracias hermano.
"¿De quién hablan ellos? ¿Quiénes son?"
—¿Y mis hijos? Tengo que ir por ellos a la escuela.
—Vamos, te llevo y pasamos al parque para que jueguen.
"Ese muchacho es amable. Me ofrece el brazo y nos vamos caminando. Me ha dicho que vamos a ir a buscar a alguien. No recuerdo a quien."
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro