Otro día más en la calurosa ciudad de New New York. Y os preguntaréis ¿Por qué cojones tiene ese nombre tan feo? ¡Muy fácil! El tito Will os lo explicará. En el año 3040, después de una enorme guerra nuclear las ciudades se renombraron. Y nuestra "amada" ciudad eligió ese nombre.

Bueno, lo único que merece la pena en esta nueva tierra son las mutaciones. Y ¡no!, no son esas cutres mutaciones de los x-men; sino que va mucho más allá. Cómo no, hay personas que pueden leer la mente, telequinesis o incluso tienen branquias. Y vosotros pensaréis:

« ¡Wow, que pasada! Yo también quiero».

Pero, eso es porque todavía no conocéis el mío. Ah, ¿Qué quién soy yo?... Bueno yo soy Will Brown. Un joven guapo y extraordinario, de cabello castaño y unos seductores ojos verdes. Ah, ¿que no sabéis quién soy? ¡Es normal!, porque soy más conocido como: Sunwarrior. El Superhéroe, más sexy, de esta ciudad, y todo ocurrió hace dos meses.

¡Ah!, disculpad, que no os he dicho mi mutación, bueno, teniendo en cuenta que esa guerra nuclear provocó que la capa de Ozono desapareciera, provocando que todos tengamos que llevar gafas de sol. ¡Imaginaos!, que se os rompen las gafas, se os pierden ¡Estáis perdidos! Por eso que yo pueda modificar mi ojo teniendo una protección natural ante la radiación y que además toda la pupila se vuelva negra, hace mi mutación la mejor.

Chicos, ya sé que me envidia, y bueno chicas, ¡luego nos vemos! Continuemos con mi historia:

Era un caluroso día —una novedad— en esta ciudad. Y todos los ciudadanos llevaban sus gafas de sol especiales—todos no—, además de que los cristales de edificios, coches y etc, estaban también protegidos de esta radiación. Bueno volvamos.

El joven y sensual Will iba camino a su trabajo, sin gafas. Cuando apareció Destructor. Era un supervillano, o eso pensaba él.

—Ciudadanos de New New York, temed ante el poder de la ¡destrucción! —Soltó su típica risa malvada, y ¡entonces! dando un grito horrible empezó a romper los cristales y gafas de los habitantes de la ciudad.

La gente corría con los ojos cerrados y gritando despavoridos. Él caos se hizo, coches chocando, personas chocando... Faltaban palomitas y una música de circo estúpida ¡El espectáculo más ridículo y divertido de todos!

Entonces, hicieron su aparición los héroes de la ciudad, sin embargo, el resultado fue el mismo. Más gente corriendo como loca por las calles y gritando, ¡Ayuda!, ¡Qué alguien nos salve!

—¡Oye! ¡Capullo! Lárgate de mi ciudad —gritó Will, acercándose al tío patético. Este gritó, pero su genial protección se quedó intacta.

—Pero... ¿Cómo es posible? No se han... —El sexy super héroe le golpeó.

—No son gafas, ¡Capullo!

Y bueno, esa fue la historia. Se llevaron al hombre malo y lo amordazaron. Y ahora nuestra hermosa ciudad está a salvo gracias a ¡mí! Si lo sé, soy genial.

Bueno, ahora me voy a mi casa de famoso. ¡De nada por salvaros!

Un beso.