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Chapter 006


006

"Las cosas que me hacen diferente son las que me hacen a mi"

-La princesa y el sapo

Rosalie, con una mezcla de valentía y curiosidad, preguntó a los piratas:

-¿Alguno de ustedes tiene un sueño? ¿Algo que realmente deseen hacer en la vida?

Los piratas se detuvieron en seco. Uno de ellos, un tipo alto y amenazante, con un garfio en lugar de mano, se acercó lentamente a Rosalie, su mirada fija en ella. Su apariencia daba miedo, pero cuando comenzó a hablar, su voz, aunque firme, tenía un tono inesperado.

-Soy maloso, pavoroso, mi gesto es horroroso -comenzó el pirata, casi declamando-. Mis manos no están del todo limpias, pero aunque me vea vil con mi garfio y mi perfil, yo siempre quise ser un gran pianista, en el escenario interpretando a Mozart, tecleando firme y sin parar. Prefiero que de miedo mi dominio de instrumento, ¡gracias! Porque en el fondo, tengo un sueño ideal.

Los otros piratas, que inicialmente habían permanecido en silencio, comenzaron a cantar al unísono:

-Un sueño ideal, un sueño ideal, un sueño ideal.

El primer pirata continuó, con un tono más ligero:

-Y no soy tan cruel y fiero en realidad. Si me gusta romper huesos, pero tengo muchos sueños y, como todos, tengo un sueño ideal.

Otro pirata, este con una cicatriz que cruzaba su rostro, dio un paso adelante y continuó:

-Tengo cicatrices feas, y aquí me escurre un flujo y ya ni hablar de mi fisonomía. Tengo un dedo más aquí, me bocio y mi nariz, más quiero que el amor llegue a mi vida. Me imagino con la dama elegida, en un botecito ir a remar. Aunque sea un sinvergüenza, quiero amor y no la guerra, porque en el fondo, tengo un sueño ideal.

El coro de piratas volvió a unirse:

-Mi sueño ideal (Un sueño ideal), mi sueño ideal (Un sueño ideal).

El pirata, más bajo pero con una voz fuerte, cantó:

-Sé que reinará el romance de verdad, y aunque tenga un rostro horrible, soy un soñador sublime, y como todos, tengo un sueño ideal.

Uno por uno, los piratas comenzaron a confesar sus sueños ocultos:

-Thor quisiera ser un buen florista -cantó uno de ellos.

-Guther quiere ser decorador -añadió otro.

-Ulf un mimo es -continuó un tercero.

-Y Atila hornea que hay que ver -dijo uno con una gran sonrisa.

-O tejer, remendar, marionetas manejar -cantaron todos juntos.

-Y Vladimir con unicornios es feliz.

Uno de los piratas se volvió hacia Gil, que hasta ese momento había permanecido en silencio:

-Solo faltas tú -le dijo.

Gil, algo desconcertado, intentó retroceder.

-¿Perdóname? -preguntó.

-¿Cuál es tu sueño? -le cuestionó el pirata, con una mirada expectante.

Gil suspiró, resignado, y comenzó a cantar, aunque con poca convicción:

-No, no, no, yo no canto...

Los piratas lo rodearon, apuntando sus espadas hacia él, lo que lo hizo cambiar de opinión rápidamente.

-Yo no sueño tan bonito -comenzó a cantar Gil, más seguro-. No soy tan sensitivo, quiero un lugar soleado y sereno, una isla aquí y un bronceado que lucir, rodeado de montones de dinero.

Rosalie, contagiada por la energía del grupo, se unió a la canción, con una sonrisa en su rostro:

-Mi sueño ideal (Un sueño ideal), mi sueño ideal (Un sueño ideal). Las linternas ver brillando al flotar...

Los piratas, animados, la con entusiasmo:

-Cada hora más me alegra, de mi reino no estar cerca, y como todos, tengo un sueño ideal.

-Mi sueño ideal (El sueño ideal), tu sueño ideal (Mi sueño ideal)

Los piratas, mientras cantaban, llevaron a Rosalie hacia una mesa y la ayudaron a subir para que se parara ahí, como si estuviera en un escenario improvisado.

-Pues no somos tan distintos en verdad, un grupo igual -cantaron todos.

-Dime bruto.

-Perverso.

-Y optimista cien por ciento.

-Por que en el fondo tengo un sueño ideal.

-Mi sueño ideal (Tu sueño ideal)
(Un sueño ideal) (Tu sueño ideal)
Sueño ideal, Mi sueño ideal

Todos se unieron en un gran final, levantando sus espadas al cielo:

-Sí, en el fondo, tengo un sueño ideal.

-¡Sí! -gritaron todos al unísono, celebrando el momento.

Rosalie los miró a todos, sorprendida por la humanidad oculta en cada uno de ellos. Se dio cuenta de que, a pesar de las apariencias, todos compartían algo en común: sueños que, en el fondo, los conectaban.

Cuando Harry y Uma llegaron al lugar, la atmósfera festiva entre los piratas se detuvo de inmediato. Uma, con su típica postura de autoridad, se abrió paso entre la multitud, mientras Harry la seguía, observando a los piratas con una ceja levantada, claramente desconcertado por la escena que acababan de presenciar.

-¿Qué está pasando aquí? -exclamó Uma, su tono autoritario resonando en el lugar.

Los piratas, al verla, retrocedieron ligeramente, conscientes de que se habían dejado llevar por la música y los sueños. Gil, que había estado cantando junto a los demás, bajó la mirada, tratando de evitar la ira de Uma.

-¿Alguien quiere explicarme por qué todos están... cantando? -demandó Uma, cruzando los brazos mientras observaba a cada uno de ellos.

Uno de los piratas intentó hablar, pero las palabras se atoraron en su garganta. Finalmente, fue Gil quien tomó la palabra, con un tono de voz nervioso.

-Eh... bueno, es que Rosalie nos preguntó si teníamos sueños, y... bueno, todo se salió un poco de control.

Uma lanzó una mirada severa a Rosalie, quien estaba de pie sobre la mesa, todavía algo desconcertada por todo lo que había sucedido.

-¿Tú fuiste la que empezó todo esto? -le preguntó Uma, su voz firme.

Rosalie asintió, sin perder la compostura.

-Sí, pero no fue mi intención causar problemas. Solo quería saber un poco más sobre ellos -respondió con calma, mirando a Uma directamente a los ojos.

Uma mantuvo su mirada fija en Rosalie por un momento, evaluándola. Luego, dejó escapar un suspiro y, para sorpresa de todos, una pequeña sonrisa asomó en sus labios.

-Bueno, supongo que es algo interesante -admitió Uma, su tono más suave-. Lograste que estos rufianes hablen de sus sueños, lo cual no es algo que muchos puedan hacer. Pero no te acostumbres a esto. Tenemos un trabajo que hacer, y no podemos distraernos.

Los piratas intercambiaron miradas, sorprendidos por la reacción de Uma. Harry, que había permanecido en silencio hasta ese momento, sonrió con picardía mientras se acercaba a Rosalie.

-Parece que tienes un don para hacer que estos brutos se abran -dijo Harry, guiñándole un ojo-. Pero no creas que vas a salirse con la tuya tan fácilmente. La próxima vez, tal vez te hagamos cantar a ti.

Rosalie se rió levemente, relajando la tensión que había en el ambiente.

-Lo tendré en cuenta -respondió, con una sonrisa traviesa.

Uma, ya retomando su actitud seria, se volvió hacia los piratas.

-Bien, ya que todos han terminado de soñar despiertos, es hora de volver al trabajo. No quiero más distracciones, ¿entendido?

Los piratas asintieron rápidamente, volviendo a sus tareas mientras Uma se alejaba, claramente satisfecha de que todo estuviera nuevamente bajo control.

Rosalie, aún de pie sobre la mesa, miró a Uma mientras se alejaba, reconociendo que, aunque firme y severa, Uma había visto algo en ella que la intrigaba. Una nueva dinámica se estaba formando entre ellas, y Rosalie no pudo evitar sentir que este era solo el comienzo de algo mucho más grande.

Harry ayudó a Rosalie a bajar de la mesa con una sonrisa socarrona. Una vez que sus pies tocaron el suelo, él se inclinó un poco hacia ella, manteniendo un tono bajo pero juguetón.

-No te preocupes, solecito, aquí todos tenemos un lado suave, aunque no lo parezca -dijo, refiriéndose a la extraña escena que Rosalie había presenciado con los piratas.

Pero Rosalie, aún sintiendo una inquietud en el ambiente, notó algo más en la forma en que Harry la miraba. Había algo más detrás de esos ojos brillantes, algo que él no estaba diciendo.

Antes de que pudiera formular una pregunta, escuchó una conversación entre algunos piratas, lo que la hizo girar ligeramente para escuchar mejor.

-Lo tenemos bien vigilado... no se va a escapar... -murmuró uno.

-El rey Ben no parece muy cómodo -agregó otro con una risa burlona.

Rosalie sintió que el corazón le daba un vuelco. Miró a Harry, exigiendo una explicación.

-¿De qué están hablando? -preguntó, su voz firme.

Harry la miró directamente, y su sonrisa habitual se desvaneció por un momento. La broma se había acabado.

-Ah, así que escuchaste -dijo Harry, su tono cambiando a uno más serio-. Bueno, te lo diré, Rosalie. Ben está con nosotros, como una especie de... seguro. No es nada personal, solo negocios.

Rosalie retrocedió un paso, mirándolo con incredulidad.

-¿Tú... tú lo tienes de rehén? -preguntó, su voz temblando de incredulidad.

Harry no negó nada, en su lugar, simplemente mantuvo la mirada.

-Así es. No es algo que me enorgullezca, pero es necesario -respondió, su tono más frío de lo que Rosalie había esperado.

-¿Dónde está? -insistió Rosalie, con una mezcla de furia y preocupación.

Harry suspiró, sabiendo que no podía ocultarlo más.

-Está al otro lado del barco, bien vigilado por nuestros muchachos. No le haremos daño, siempre y cuando no intentes nada estúpido, solecito -respondió, su tono advertía a Rosalie de no actuar de forma imprudente.

Rosalie lo miró fijamente, sus ojos llenos de determinación.

-No lo metas a él en esto -exigió, su voz temblando por la emoción.

Harry esbozó una media sonrisa, aunque esta vez había una sombra de culpa en su mirada.

-No siempre podemos elegir nuestras batallas, Rosalie. Pero por ahora, te sugiero que no hagas nada que empeore la situación -dijo, dejando claro que las cosas estaban fuera de su control.

Rosalie sintió un nudo en la garganta, pero sabía que no podía permitir que Ben sufriera. Mientras Harry la observaba, ella empezó a planear su próximo movimiento, consciente de que cada paso debía ser calculado cuidadosamente.

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