Capítulo once
| Todo lo que veo es mi trono
— Sam dice que ella pidió permiso para cruzar la frontera —Les informó Jacob a los Cullen presentes en la sala.
Tenían la sensación de preocupación y tristeza justo como cuando Alice y Jasper se fueron.
Sentían traición.
No comprendían por qué había decidido irse tan repentinamente, especialmente con ellos, con aquellos con los que estaban a punto de entrar en guerra.
— De nuevo no sabía sus intenciones, como con Alice —Carlisle intentaba hacerles entrar en razón.
— No debieron dejarla ir —Dijo Rosalie con resentimiento impregnado en cada palabra.
— No estaba obligada a quedarse
— No Carlisle, pero teníamos un tratado con los de la reserva, ¿y qué si lo rompimos al irse ella? Además, nuestros invitados desconfían, agunos han pensado en irse —Habló Edward.
— Tampoco están obligados a quedarse
— Es muy raro que se haya ido luego de hablar contigo, ¿qué le has dicho? —Cuestionó Emmett.
— Solo hemos hablado sobre los lineamientos del tratado que hizo con los quileute —Giró a ver a Jacob seguido de Leah y Seth, los cuales mantenían la mirada en otro lado sabiendo a lo que se refería Carlisle.
— ¿De qué hablas? —Ahora preguntó Esme.
— Iba a sacrificar su vida con tal de que ellos aceptaran —Respondió.
— Les daría la oportunidad de que la mataran, también dijo irse lejos —Añadió Edward.
— ¿Por qué no nos dijiste nada, perro? —Le reclamó Rosalie a Jacob dándole un par de empujones en el pecho.
— Ten cuidado, rubia oxigenada —Leah se colocó frente a su alfa.
— No, de hecho, ¿por qué ninguno de ustedes dos nos dijo algo al respecto? —Señaló a su hermano y a su padre adoptivo.
— Apenas nos enteramos, antes de que se fuera —Los defendió Edward.
— Excusas —Bramó Rosalie.
Una pequeña figura pasó por el centro con tal de llegar a los brazos de su padre quien la abrazó mirándola con pena.
Renesmee estaba triste desde que Danina se había ido, no quería que nadie más que su padre se acercara a ella, ni siquiera Zafrina quien se había vuelto una de sus favoritas, Jacob o su tía Rosalie. Nadie.
— Ella volverá —Su padre intentaba animarla.
— Ella no es mala, no hizo lo que ustedes creen —Murmuró.
— Hija —Renesmee posó una mano en la mejilla de Edward mostrándole algo particular y curioso.
«Maggie me dijo que el abuelito no está diciendo la verdad»
— Quizá sea cierto —Susurró pensativo.
Los días transcurrieron, días en donde se cuestionaban si era correcto seguir con el plan inicial o marcharse, rendirse.
Mientras unos debatían, del otro lado del mundo se encontraba una joven cubierta de trapos en el rostro que impedían verla con claridad. Caminaba con porte y elegancia por las calles de Londres, siendo seguida por la mirada de un par de personas curiosas.
Usaba una vestimenta de tonalidades oscuras conformada de una casaca negra y unos guantes del mismo color. También hizo uso de unos lentes oscuros para ocultar el color rojizo de sus pupilas.
Cogió uno de los teléfonos públicos y marcó un número anotado en una pequeña hoja arrancada del famoso libro Hamlet. La había recibido junto a una carta sin remitente, más ella sabía quién lo había mandado.
El teléfono pitó una, dos, tres veces, hasta que por fin respondieron.
— Ya era hora... —Dijo una voz femenina del otro lado de la línea.
— Te escucho, Alice —Observó alrededor por si alguien aún la vigilaba.
— No hay prisa alguna, Dañina. No por el momento, pero necesito que...
De vuelta a la casa de los Cullen, las cosas no estaban yendo por buen camino.
La mayoría había ido de cacería, entonces al volver se encontraron con la sorpresa de que Alistair se había marchado.
Dentro del salón se estaba produciendo una confrontación.
Pegados a la pared estaban los espectadores de la pequeña discusión que mantenían Amun y Carlisle, el primero le reclamaba que se esta robando a su aquelarre, haciendo énfasis en Benjamin.
— ¡Nos van a masacrar a todos!
— No va a haber ninguna lucha —Afirmó Carlisle con voz decidida.
— ¡Eso es lo que tú dices!
— Si eso sucede, siempre puedes cambiarte de bando, Amun. Estoy seguro de que los Vulturis apreciarán tu ayuda
— Tal vez eso sea lo correcto
La respuesta de Carlisle fue cariñosa y sincera.
— Yo nunca te tomaría esto en cuenta, Amun. Hemos sido amigos durante
mucho tiempo, pero jamás te pediría que murieras por mí
La voz de Amun se mostró ahora más controlada.
—Pero te estás llevando a mi Benjamin contigo
Carlisle puso su mano sobre el hombro de Amun y él se la sacudió de un tirón.
— Me quedaré, Carlisle, pero irá en contra tuya. Me uniré a ellos si ése es el único camino para poder sobrevivir. Todos son unos idiotas si piensan que pueden enfrentarse a los Vulturis —Los contempló con cara de pocos amigos, y después suspiró, miró a Renesmee de mala manera y añadió en tono exasperado— atestiguaré que la niña ha crecido, porque eso no es más que la verdad. Cualquiera podría verlo.
— Es lo único que hemos pedido
— Te equivocas, sabes bien que no es así —Atacó.
— Jamás se ha pedido que obren a mi favor —Respondió una voz entre tantas.
Varios pares de ojos voltearon a ver a la recién llegada Danina. Nadie parecía ser capaz de hablar debido a la impresión.
— ¿Por qué se ha marchado Alistair? —Cuestionó quitándose la casaca y los guantes seguidos de los trapos alrededor de su rostro. Tomó una larga bocanada de aire como si lo necesitará y prosiguió a hablar— ¿por qué me miran así?
— Bueno, desapareciste de repente hermosa —Respondió Garrett— Carlisle nos dijo que volviste a tu querido hogar
— Ah, por eso me seguían —Miró a Carlisle quien encogió los hombros— irme no tiene nada que ver con eso
— ¿Por qué lo has hecho? —Preguntó Carmen.
— Creí que al irme se unirían más. No lo sé —Renesmee se abrazó de sus piernas soltando algunas lágrimas— no imaginé que iban a dividirse tan pronto —Bajó la mirada a la pequeña por escasos segundos, después devolvió la mirada a Carmen.
— ¡Eres increíble! —Jacob rió sin gracia alguna a la par que salía de la casa siendo seguido de sus compañeros de manada.
— ¿Ahora qué hice? —Preguntó a nadie en específico.
— Suponíamos que volverías con ellos —Se sinceró Benjamin, con quien por cierto no había hablado tanto desde su llegada.
— ¿Con ellos? —Soltó una exclamacion de comprensión cuando cayó en cuenta de a quiénes se refería— ¿de verdad?
— ¿A dónde más irías? Fue eso lo que le dijiste a Carlisle, ¿qué no?
— En realidad...
— ¿Lo has dicho o no? —Preguntó Edward irritado de la situación.
— Lo he hecho —Afirmó.
Todos se quedaron en silencio, ninguno se atrevía a romper la tensión que se había formado. Pareciera que Danina se esforzaba en arruinar las cosas cada que podía, pero era intencional. Todo estaba calculado.
— Lo pensé, es decir, quise hacerlo para negociar con Aro y volver a tomar lo que es mío —Apretó las manos formando un par de puños con ellas.
— Tu lugar en el trono —Concluyó Amun.
— Exacto —Chasqueó la lengua— sin embargo no era buena idea, probablemente me ejecutarían y vendrían por ustedes. No iba a valer la pena. Así que por ello descarté esa opción
— ¿Alguna vez has pensado en no sacrificarte? No necesitamos que mueras por nosotros, ¿no lo entiendes? —Intervino Rosalie.
— Ahora lo entiendo —Suavizó el cuerpo separándose de Renesmee para caminar al centro— perdón, siempre suelo disculparme pero esta vez es en serio. Una vocecita me dijo qué hacer y al parecer en ninguna idea debo morir así que pueden estar seguros de que no hay sacrificio
— Alice —Musitó Esme.
— Eh —Llevó un dedo sobre los labios en señal de que nadie dijera nada al respecto, cosa que así hicieron— no hay tiempo de hablar sobre esto, solo debemos prepararnos, ellos se acercan
Era verdad, la nieve ya cubría todo afuera. No tardaría en llenarse el bosque de vampiros pertenecientes a otro continente.
— Es hora de poner en práctica el plan de Alice
— ¿El qué? —Dijo Vladimir.
— Sólo debemos matarlos —Añadió Stefan.
— Eso haremos —Sonrió ampliamente confundiendo a más de uno.
— Se supone que no íbamos a luchar, el entrenamiento era por si se ponían duros —Habló Eleazar.
— Bueno, he aquí otra noticia del futuro incierto que ve Alice
— Genial —Garrett estaba siendo sarcástico.
— ¿Pretendes que vayamos a la guerra? —Amun ya no contaba con paciencia.
— Pretendo que hagan lo que crean correcto —Respondió con simpleza.
— ¡Nos matarán! —Gritó Amun.
— ¡Y qué! —Gritó de vuelta con cierto enojo— pueden irse cuando quieran, solo recuerden que los Cullen se sacrificarían por ustedes —Suspiró en un intento por calmarse— hemos pedido que sean testigos y así los vamos a mantener hasta que ellos decidan atacar, si es que lo hacen. De ser así pelearemos, pero no tan en serio
— Estás diciendo cosas sin sentido
— No, Liam. Alice ya ha visto el mismo final en cada visión. Créanme, pelearemos pero a la vez no —Media cantidad de vampiros la miraron como si estuviera loca mientras que el resto comprendía un poco sus palabras— solo debemos usar un poco de magia —Miró a Zafrina.
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