Capítulo ocho
| El viento trae de vuelta al pasado
Tomó el cepillo del tocador para posteriormente pasarlo en el cabello de la pequeña con movimientos suaves y lentos.
— ¿Crees qué les agrade? —Le preguntó Renesmee.
— Le agradarías a cualquiera, cielo —Plantó un beso en su frente— y si no, es porque no supieron apreciar tus encantos
— ¿De verdad no puedes venir con nosotros? —Murmuró triste.
— No, pero estaré aquí para cuando vuelvas —Dijo con seguridad.
— ¿Y me volverás a cantar como todas las noches?
— Por supuesto —En ese momento Edward entró a la habitación a buscar a su hija— creo que es hora de irse
— Te quiero —Los pequeños brazos de Renesmee la rodearon.
— Yo igual —La abrazó de vuelta.
La pequeña miró a su padre. En un movimiento de cabeza le indicaron que saliera y así lo hizo.
— ¿Sabes por qué Jacob no ha vuelto? —Le preguntó el de ojos dorados.
— No —Mintió. Pensó en otras cosas para que él no indagara en su mente.
— Debería estar aquí, dijo ir para estar pendiente de Renesmee
Ambos giraron a ver hacia un mismo lado. Habían percibido el mismo olor.
— Está aquí —Susurró ella.
Pero no se apresuró a salir en su búsqueda, mentiría si no dijera que se moría por verlo y aclarar las cosas entre ambos, disculparse. Sin embargo caminó lentamente, después de que Edward saliera disparado. Mantuvo las manos en los bolsillos de sus jeans en un intento de disminuir sus nervios.
— ¡Jake! —Oyó a Renesmee.
— Nessie —Vio como la cargaba para darle vueltas.
— Nos tomará unas horas volver, quizá para cuando lo hagamos Eleazar junto al resto estarán aquí —Le informaba Edward.
Se sintió un estorbo estando parada sin que nadie le hablara de nuevo, pero lo sintió más cuando Jacob la vio sin emoción alguna y a los pocos segundos desvió la mirada.
Suspiró sin ganas y movió la mano para despedirse de la niña. Edward no le dijo nada cuando se fueron y tampoco Jacob.
— ¿Ha pasado algo? —Preguntó Emmett.
— No —Volvió a mentir.
— Qué raro, el pulgoso no te saludo animado como todos los días —Tuvo que reírse ante el apodo.
— Ni idea de por qué —Agregó.
— Huele a perro... Y a mentiras –Canturreó.
— Ya, déjala en paz —Lo regañó Rosalie.
— Hola, barbie —La saludó por el apodo que Jacob le había puesto. En respuesta recibió un gruñido.
— Vamos, tenemos mucho que hacer —Le dijo a su pareja.
— Adiós Dan —Se despidió Emmett.
— Adiós grandulón
— Nos vemos, garabatos —Dijo Rosalie.
Los dos se fueron.
Danina anduvo por la casa hasta encontrarse con Esme y Carlisle.
— ¿Aún no saben nada de Jasper y Alice?
— No, nada, es como si la tierra se los hubiera tragado —Notó desesperación en el tono de voz de Esme.
— Ya aparecerán —Carlisle intentó animarla.
— Siempre vuelven —Afirmó.
Tiempo atrás Esme estuvo en la misma situación cuando Edward los dejó pasando la etapa de neófito. Lo sabía porque había sido en ese momento que ella llegó para resguardarse de los Vulturis. Conocía a la perfección la historia de cada miembro de la familia.
— Creí que irías con Edward —Dijo Carlisle.
— No estamos en buenos términos —Fue lo único que pensaba decir.
— ¿Qué hay de Jacob?
— Igual —Admitió.
— Hemos escuchado que se aceptó el acuerdo de la alianza, lo que hiciste fue muy amable de tu parte —Habló Esme.
— ¿De quién lo escucharon? —Preguntó alarmada.
— Sam nos dijo —Respondió el hombre— aunque no dio más detalles
— Ya veo —Susurró.
— Sacrificarse no siempre es la solución —Murmuró Esme.
— ¿Cómo...?
— Es solo un comentario, linda —Prosiguió Carlisle.
— Uh —Maldijo internamente.
Al poco rato ellos igual se fueron. Toda la familia iría en busca de los testigos. La tarea no era tan fácil.
Pero, ¿qué hay de Danina? Bueno, ella había encontrado una nota en uno de los libros de uno de los estantes de la casa. Provenía de Alice.
«Vendremos cuando solo quede uno, no pierdan el tiempo en buscarnos. Danina, sé que tu encontraste la nota. Deben reunir a todos los que les mencioné. Tú puedes mantenerlos al margen. No te des por vencida aún»
Por ello debía quedarse ahí antes de que volvieran, prepararse y alimentarse con tal de estar fuerte para cuando todos estuvieran reunidos.
Tuvo que beber de sangre animal guardada en el refrigerador porque no había otra opción. Mantenía en pie su promesa de no alimentarse de humanos.
— ¿Las cosas están tan peligrosas como para abandonar a tu familia? —No entendía nada.
Los rugidos de unos cuantos motores la pusieron en alerta. Se mantuvo cerca de la entrada, atenta a lo que ocurría afuera. Sólo rogaba por que nadie intentara matarla o se asustara al verla.
Cuatro pares de puertas se abrieron al mismo tiempo, de ellas salieron personas que lucían conocidas pero al mismo tiempo le resultaban ajenas.
Al fondo, detrás de los automóviles, venían caminando Edward, Jacob y Renesmee. Edward avanzó pero le indicó a Jacob que se quedara lejos junto a su hija hasta que le diera la señal de acercarse.
Danina se cubrió los oídos con irritación cuando una voz femenina chilló el nombre de Edward.
— Hola Tanya, Kate, Eleazar, Carmen —Saludó.
—Carlisle nos dijo que necesitaba hablar con nosotros de forma urgente —Comentó la primera voz, Tanya. Imaginó que Edward estaba en la entrada, bloqueándoles el paso.
— ¿Cuál es el problema?, ¿algún lío con los licántropos? —Jacob puso los ojos en blanco.
— No —replicó Edward— nuestra tregua con los hombres lobo es más
fuerte que nunca
Una mujer se echó a reír entre dientes.
— ¿Vas a invitarnos a entrar o no? —Preguntó Tanya y después continuó
hablando sin esperar respuesta— ¿dónde está Carlisle?
— Ha tenido que marcharse
— ¿Qué es lo que está pasando, Edward? —Inquirió Tanya con voz exigente.
— Si me concedieran el beneficio de la duda durante unos cuantos minutos —Respondió él— tengo algo difícil que explicar, y necesito que mantengan una actitud abierta hasta que puedan entenderlo
— ¿Carlisle está bien? —preguntó una voz masculina con ansiedad. Eleazar.
— Ninguno de nosotros se encuentra bien, Eleazar —Al fin había salido al exterior. El mencionado la observó entre asustado y sorprendido, mientras que las mujeres abrían la boca con fascinación por lo que sus ojos les permitían ver— pero al menos físicamente sí, se encuentra bien
— Tú... Se supone que estabas muerta —Eleazar estaba más que confundido— ¿cómo es posible?
— Eso no es de gran importancia ahora —Recriminó— la familia de Edward está en peligro, necesitamos de su ayuda, y para ello deben mantenerse con la mente abierta y escuchar lo que Edward les tiene que contar
— Estamos escuchando —Dijo Tanya.
Edward empezó a explicarles la situación y lo que acontecía. Su forma de hacerlo le resultaba cómica a Danina pues en ciertas partes de la explicación las del clan adverso reaccionaban de una forma brava.
— Jacob, trae a Renesmee —Ordenó él.
Los invitados dieron pasos hacia atrás y se pusieron a la defensiva en cuanto vieron a Renesmee.
— Oh, por favor —Exclamó Jacob.
Danina no tardó en posicionarse frente al dúo en la misma posición de defensa.
— Prometieron escuchar —Les recordó.
— ¡Hay algunas cosas que no deben escucharse! —exclamó Tanya— ¿cómo has podido, Edward?, ¿no sabes lo que esto significa?
— Tenemos que salir de aquí —Replicó Kate con ansiedad.
— Ella no es una inmortal —Dijo Danina— escuchen el latido de su corazón, su olor no es como el de nosotros, Renesmee no es una niña inmortal, es semihumana
— Yo soy su padre biológico —Agregó Edward.
— Edward, no puedes esperar de nosotros que... —Eleazar fue interrumpido.
— Por supuesto que no —Murmuró Danina entre dientes reteniendo recuerdos vagos— la sangre corre por sus venas Eleazar, puedes olerla
— ¿Cómo ha sucedido esto? —Preguntó Kate casi sin aliento.
— Bella es su madre biológica —Le contestó Edward— concibió, la llevó en su seno y dio a luz a Renesmee mientras todavía era humana. Eso la mató, no pude salvarla
— Tú sabes que esto es posible —Le dijo Danina a Eleazar.
Carmen se había acercado a la pequeña, Danina le dejó estar cerca al notar que no había peligro en ella. Renesmee le mostró todo de la forma en que sabía hacerlo. Hizo lo mismo con el resto. En ellos ya no quedaba duda de lo que se les había planteado.
Renesmee estaba feliz por la aprobación de todos.
— Los Vulturis vendrán dentro de poco —Se atrevió a informar.
— ¿Has sido tú quien les avisó? —Cuestionó Eleazar.
— Sabes bien que no —Gruñó.
— ¿Cómo se han enterado? —Preguntó Tanya.
— Por Irina —Se atrevió a responder.
— Les vio cuando estaban de cacería —Dijo Edward— Alice la vio acudiendo a ellos
— ¿Cómo ha podido hacer eso? —Preguntó Eleazar sin dirigirse a nadie en concreto.
— Habrá pensado lo mismo que ustedes al principio, y realmente ya no hay nada que se pueda hacer porque su decisión está tomada —Respondió Danina— Alice nos ha dado un plazo de un mes en donde la guardia completa vendrá
— ¿La guardia completa? —Eleazar jadeó.
— Absolutamente todos, incluso las esposas
— Pero en ese caso... —La mirada de Eleazar se posicionó sobre ella.
— Sí, pero no les pido que intervengan en favor de mí, lo único que importa es convencerlos respecto a Renesmee
— Moriremos de ser necesario —Habló Tanya.
— No les estamos pidiendo que peleen, solo los queremos como testigos
— Ellos no escucharán —Afirmó Eleazar.
— En ese caso ya tenemos algo arreglado pero no los incluiría, Carlisle no permitirá que se pongan en peligro —Informó Edward.
— En ese caso seremos sus testigos —Accedió Tanya.
— Cuenten con nosotros —Dijo Carmen. La susodicha fue capaz de cargar a Renesmee haciendo feliz a la niña. Ella era irresistible para todos, Danina no mentía al decir que poseía encantos.
Al final ingresaron a la casa, en el camino Edward explicaba la relación que guardaban con los licántropos y lo que sucedería en caso de que los Vulturis se negaran a escuchar.
— Ha pasado tanto tiempo —Eleazar captó su atención.
— Podría decirse que sí —Contestó con frialdad.
— Lamento lo que sucedió
— Yo igual lo hago, no es culpa de nadie más que mía —Se sinceró.
— De no haberle informado a Aro sobre tus dones hubiese evitado que una injusticia sucediera
— Era algo que tenía que pasar. Hace bastante tiempo que dejé de guardar rencor
— En verdad lo lamento —Asintió.
— Está bien, no tienes por qué seguir disculpándote
— En serio creí que habías muerto, todo decayó por tu muerte. Aro se volvió loco —Le comentó.
— Aro siempre ha estado loco —Susurró.
— Sí pero tú eras su mayor tesoro, tu don es inusual
— Mami, eres especial —Escuchó a Renesmee decir como si fuera algo normal.
— ¿Te ha dicho "mami"? —Inquirió Kate.
— Ajá
— Vaya, no paran de sorprenderme —Dijo Tanya.
— Es sorprendente que Aro asista a un castigo, aunque ahora comprendo por qué ha de venir —De nuevo Eleazar hablaba— tendríamos un pequeño problema si traen consigo a Chelsea, lo cual supongo así será pues me has dicho que todos vienen
— ¿Qué tiene de especial ella? —Preguntó Tanya.
— Tiene influencia en los lazos emocionales de las personas —Explicó Danina— puede hacer que se destruyan o disuelvan aquelarres, de ese modo es más fácil vencerlos
— Una verdadera lucha, eso es lo que acontecerá —Opinó Kate.
— Solo estamos aquí para ser de testigos —Le recordó Carmen.
El ruido de un nuevo coche girando hacia la entrada los sacó del hilo de la conversación.
— ¿Charlie? —Escuchó que Jacob hablara por fin.
— No, no es Charlie —Respondió Edward.
— Petter y Charlotte —Suspiró cansada— es hora de prepararse para otro asalto
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