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Capítulo dos

| Las mil y una formas de salir de una tormenta

— No logro verla, lo siento —Se disculpó Alice, afligida por no poder ser de gran ayuda.

— Está bien, sabemos lo difícil que es dadas las circunstancias —Carlisle intentaba hacerla sentir mejor.

— ¿Por qué de todas las personas en el mundo fuiste tras ella? —La pregunta de Edward sonó más como un reclamo.

— Era la única que podía ayudarnos —Trató de explicarle a su hijo.

— No necesitamos a una Vulturi envuelta en esto —Intervino Rosalie— no sabemos si ella sería capaz de ir con ellos y contarles lo que ha visto

— No ha visto nada —Dijo Esme tranquilamente.

El llanto de Renesmee retumbaba en la pequeña cabaña, aquella que estaba destinada a ser un regalo para Bella y Edward. Rosalie aún cargaba a la bebé de forma maternal, intentando calmarla meciendola de un lado a otro, pero no funcionaba.

— ¿Por qué no la cargas, Edward? —Este negó ante la pregunta de su hermana rubia.

— Aún no —Respondió con simpleza— ¿Por qué necesariamente Danina Vulturi? —Las miradas cayeron sobre él.

— Ninguno de ustedes la ha conocido debidamente. Cuando ella llegó a nosotros por ayuda no dudamos en hacerlo —Carlisle empezó a explicarles.

La puerta principal crujió, alguien había roto la manija y entrado como si nada, lentamente, pues el cuerpo le pesaba.

— Y sigo creyendo que eres demasiado ingenuo y estúpido por haberme ayudado, aunque ahora comprendo que lo hiciste por beneficio —Agregó una voz femenina sonando cansada.

— Me alegra que hayas vuelto —Dijo el adulto con sinceridad.

— Nunca nadie ha podido conmigo —Bromeó sonriendo levemente— la niña —Su semblante cambió al típico, a uno serio.

— No voy a dejar que...

— Rosalie, no seas grocera —La regañó su madre.

Danina caminó con la misma lentitud hacia la bebé, dicha velocidad les permitió al resto fijarse en el estado que se encontraba con las prendas rasgadas y partes del cuerpo llenas de tierra, al igual que notaron ciertos tatuajes preguntándose cómo era posible que estuviera tatuada.

Al estar frente a la pequeña notó que ésta aparentaba tener ya unos dos meses de edad cuando en realidad no tenía ni seis horas de haber nacido. Llevó una mano a una de las mejillas de la bebé y por impulso la acarició con suavidad. Juró que ella le había sonreído contenta como si se hubiese esperado aquella caricia.

— Es increíble —Soltó fascinada.

Acercó el rostro a la pequeña para poder fijarse en cada detalle de su rostro y anatomía. Era ya un hecho que poseía un crecimiento acelerado.

— ¿Cómo se llama? —En ningún momento abandonó su observación.

Sin embargo nadie pudo responderle a tiempo, pues una manita se situó en su mejilla izquierda y unas cuantas imágenes se reprodujeron en su mente.

«Renes...mee» dijo una joven situada en una camilla. Supuso que se trataba de Bella.

— ¿Qué fue eso? —Estaba aturdida. ¿Acaso lo que vio eran las memorias de la niña?

— ¿Qué cosa? —Preguntó su amigo.

— Te juro que acabo de ver montones de imágenes en mi cabeza —La mano abandonó su mejilla y con ello se alejó unos cuantos centímetros. Renesmee estiraba las manos hacia ella por el repentino alejamiento— como si fueran hechos que ella presenció y quisiera mostrarmelos siendo consciente de ello

— ¿Es eso posible, Carlisle?

— No tengo la más mínima idea, Edward

— ¿No ha hecho eso contigo? —Danina dejó de mirar a Renesmee e incluso se alejó más posicionándose en medio de la familia— aún no la has cargado por mucho tiempo, ¿cierto?

— ¿Acaso es bruja? —El comentario de Emmet no pasó desapercibido por nadie.

— Acércate y hazlo, cobarde —Dijo con reproche.

Renesmee comenzó a llorar más fuerte, ni siquiera Rosalie podía calmarla. Danina volteó a ver a la pequeñita conectando miradas con ella, ahí fue cuando se calmó.

— Deberías irte, no te necesitamos, ni siquiera llegaste a tiempo —Le recriminó él.

La chica cubierta de tatuajes y tierra reparó la mirada en él. Una vez más Renesmee lloraba.

— Ni pienses en echarme la culpa, porque si buscamos culpables tú serías uno de ellos, el principal —Edward chasqueó la lengua.

— ¡Te quiero lejos de aquí! —Gritó.

— ¡Edward, basta! —Lo regañó Carlisle.

— Ella está aquí para ayudarnos a lidiar con esto, incluso distrajo a la manada de Sam para que nosotros estuviéramos a salvo —Por primera vez Jasper había dicho algo— deberías valorar eso y estar agradecido

Los pequeños grititos de Renesmee eran algo insoportables, eso sumado a su llanto. Danina chasqueó la lengua intentando controlar su ira.

— Jamás estaré agradecido con una Vulturi —Y esa fue la gota que derramó el vaso.

Edward se tambaleó en su lugar gimiendo y gritando de dolor por vaya a saber qué cosa que veía. La causante era Danina, lo sabían.

Jasper utilizó su don para hacer que la ira de Danina desapareciera y la reemplazó por calma, de igual forma intentó que su hermano ya no sintiera tristeza. Tomó por los hombros a la pelinegra observando sus ojos con cierto pánico pues Edward continuaba gritando.

— Por favor, para —Pidió con urgencia.

Los gritos de Edward desaparecieron y con ellos Danina se había dejado caer en un sillón, llevando las manos a la cara. Estaba exhausta por el esfuerzo de las últimas horas, sumado a que últimamente no se había alimentado bien.

— Alice dame una de las bolsas de sangre que Rosalie trajo para Renesmee —Ordenó su padre.

La mencionada corrió a la pequeña cocina de la cabaña y extrajo una bolsa de sangre del refrigerador para posteriormente lanzar hacia Carlisle quien la recibió y se la dio a su amiga.

— ¿Hace cuánto llevas así?

— Una semana, sin contar a la de hace un rato —Abrió la bolsa y bebió el contenido cerrando los ojos para disfrutar el sabor.

— ¿Por qué? —Abrió los ojos gruñendo por tantas preguntas— lo siento, es la curiosidad

— Intento dejarlo, como en el pasado —Los hijos de Carlisle y Esme se miraron entre sí confundidos porque nunca la vieron intentando ser vegetariana— gracias —Jugó con la bolsa vacía.

— No es nada —Danina se echó a reír.

— Igual y vas a decirme algún día que te debo un favor —Carlisle se quedó callado para luego reírse junto a ella.

— Probablemente —Le siguió la broma.

— La pequeña monstruito dejó de llorar —Rosalie gruñó por la forma en la que llamó a su sobrina.

— Se ha quedado dormida —Susurró la rubia.

— Genial —Dijo ella en un susurro. Torció la boca y se puso de pie, sacudiendo su ropa y quitándose algo del polvo en el rostro— he de irme

— No, por favor, quédate —Esme la sostuvo de las manos fraternalmente.

— Jacob vendrá junto a Seth y Leah, nos ha encontrado —Informó Alice.

— ¿En cuánto tiempo?

— ¿Viene tranquilo?

— ¿Y los demás?

— ¿Qué hacemos?

— ¿Me llevo a Renesmee lejos?

Todas esas preguntas fueron soltadas al mismo tiempo tanto así que ni siquiera notó quién preguntó qué.

— Dame a la mounstrito, yo me escondo con ella adentro en alguna habitación y si alguno entra en son de guerra pues tengo cosas bajo la manga —Encogió los hombros sabiendo que lo último sería algo crucial e importante, por lo tanto no podía salir mal y debía esforzarse aún cuando no contaba con la energía suficiente.

— No te dejaré a solas con ella —Se interpuso Edward.

— Entonces sé un maldito hombre y hazlo tú, yo me encargo desde aquí

— Sin Edward no sabremos qué piensan —Comentó Emmet.

— En tal caso... Nos quedaremos juntos —Asintieron ante su propuesta— ahora, ¿la cargas o seguiremos discutiendo por lo mismo?

— Bien —Edward se limitó a tomar en brazos a su hija y cargarla con cuidado.

— El pequeño hombrecito creció —Bromeó de nuevo Danina.

Alice se quedó viendo al par sumida en sus pensamientos o mejor dicho visiones. Atinó a sonreír antes de señalar a la puerta.

— Ahí vienen

Edward se movió a un punto alejado de la sala y Danina se colocó a su costado, preparada para cualquier percance.

En el marco de la puerta apareció Jacob luciendo muy enojado. Los Cullen estaban en fila cubriendo a Danina, Edward y Renesmee, protegiéndolos.

— Violaron el tratado —Dijo.

— Lo sabemos, pero no puedes hacer esto, no es lo que ella hubiera querido —Carlisle solo empeoraba las cosas. A Jacob no le interesaba, él iba a matar a la bebé sí o sí.

— No, ella siempre ha querido cosas riesgosas y estúpidas —Bramó.

— El matar a su bebé no es lo ideal —Ahora fue el turno de Esme.

— ¡No lo es para ustedes! A mí me importa un bledo, quiero muerta a esa cosa —Empezó a temblar.

— Jake, cálmate hermano —Seth intentaba tranquilizarlo.

— Déjalo Seth —Leah dijo.

— Son un puto martirio estos perros —Danina habló en voz alta. Emmet se rió y el resto de los jóvenes intentaban ocultar una sonrisa de diversión.

— Esa vampiro está aquí —Leah habló de nuevo— nos hizo correr en círculos por horas

— Les ayudo a entrenarse, próximamente haré que me den la patita

Y de nuevo las risas.

— Ya, solo empeoras esto —La riñó Carlisle.

— Deja que la mate Jake, voy a hacerla sufrir —Danina esbozó una sonrisa amplia, divertida con lo que Leah parloteaba.

— Adelante

Se abrió paso entre los Cullen, quedando frente a Jacob. Este desvió la mirada a una recién levantada Renesmee, conectando la mirada con la bebé. Jacob vaciló por un instante e incluso cayó al suelo de rodillas; ya no quedaba rastro de enojo alguno.

— Se ha imprimado de ella —Dijeron Edward y Danina al mismo tiempo.


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