
Capítulo cinco
| Las sombras son amigas, no enemigas
Cada día que transcurría Renesmee crecía notablemente. Aún así convivía demasiado con la familia, especialmente con Danina a la cual le daba el regalo de comunicarse constantemente con ella por medio de la única forma en la que sabía hacerlo. Ellas dos se habían vuelto inseparables y Danina ya le tenía bastante cariño.
Jacob iba de vez en cuando, ya no tan seguido, y aquello hacía sentir mal a la vampiro porque ella provocó ello, al igual que Renesmee llorara a veces porque le extrañaba. Así que de alguna forma habló con el chico y revirtió lo que sea que había hecho al darle la orden de que se alejara.
Todo estaba en calma.
— Así que eres un Alfa —Jacob asintió— asombroso
— No es tan asombroso cuando debes estar al pendiente de tu jefe —Bramó Leah.
— Ya lo creo, especialmente si está todo el día junto a Renesmee —La apoyó.
Ambas observaron a Jacob quien jugaba con Nessie mientras la hacía reír.
— Bastante enfermizo —Mostró una mueca de asco.
— Eres igual que yo, jamás te separas de ella
— La pequeña monstruito no me deja ir, supongo que me quiere más que a ti
Danina aún recordaba que a penas Renesmee tuvo una semana de nacida había pronunciado su primera palabra, justo había sido "mami", y adivinen a quién se lo había dicho. Claro que Edward hizo un escándalo por ello y hasta la propia Danina se sintió apenada por la circunstancia.
Más la pena se convirtió en cierto miedo cuando Renesmee soltó una frase completa: ¿Dónde está el abuelito, mami?
Después del momento incómodo se terminaron acostumbrando un poco, Danina sabía que Renesmee era consciente de que no era su madre pero la trataba como tal. Se había ganado el título.
La pequeña caminó hasta ella para después sentarse sobre las piernas de su madre sustituta quien le acarició lentamente el cabello jugando con sus rizos.
Renesmee caminó en su tercera semana de nacida, había sido un momento gratificante para Jacob quien siempre le aplaudía sus logros porque eso era lo que ella esperaba.
Sus tías le tomaban miles de fotos todos los días con distintos atuendos puesto que ella no podía repetir ni una sola muda de ropa pues estaba en constante crecimiento a cada segundo que pasaba. A la par de ello, tanto Edward como Carlisle se habían sumido en una investigación para obtener todo tipo de respuestas con respecto a qué era lo que debían esperar sobre los cambios. No había mucho que encontrar y nada que confirmar.
La niña no paraba de sorprenderlos.
Ahora, a los tres meses, Renesmee mostraba el aspecto de un niño de un año o de un pequeño de dos. Pero no era igual pues lucía más esbelta y con proporciones más equilibradas como las de un adulto. Si ella quería podía hablar con una gramática impecable, más le molestaba hacerlo porque prefería mostrarle a la gente lo que quería. Andaba, corría y hablaba, incluso leía.
— Iré a dejarla en su cama —Le informó a Jacob. Renesmee se había quedado dormida en su pecho.
— Puedo hacerlo, creo que los otros chupasangre quieren hablar contigo —Chasqueó la lengua.
— Leah, vigilalo —Se llevó una mano al pecho siguiendo con su juego.
— Siempre —Se echó a reír. Ellas dos terminaron llevándose bien.
Cuando estuvo libre fue directo a donde se suponía que el par se encontraba discutiendo vaya a saber qué cosa porque no le estaba prestando la más mínima atención ni escuchado nada ya que no lo consideraba necesario.
Una vez que las cosas le fueron explicadas arrugó la nariz con desaprobación.
— Brasil —Susurró.
— Los ticuna tienen leyendas de niños como Renesmee, nos serviría para conocer más del tema —Explicó Carlisle.
— No lo sé, quiero decir, no creo que sea buena idea ir con ustedes, al menos no por ahora. Quizá debamos esperar un poco —Se mordió levemente el labio inferior.
— ¿Hasta cuándo? —Preguntó Edward.
— Hasta que... —Se quedó pensativa— estar a mi lado no sea peligroso para ustedes
— No lo será
— No lo saben Carlisle. He tenido que ser nómada para que ciertas personas no me encuentren o nadie les diga que aún sigo viva —Los miró a los ojos— no quiero causar daños por si llega ese día y ustedes están ahí, no podría perdonarmelo
— Correremos riesgos —Dijo él.
— No. Quiero proteger a la niña, es la más débil en esta situación y ponerla en peligro sería lo más estúpido que podríamos hacer —Ya no era cosa solo de ella, ya no se trataba solo de Danina, ahora pensaba en todos.
— La protegeremos —Aseguró su amigo.
— Sería más fácil si Bella estuviera aquí —Habló Edward.
— Sí, su don era necesario —Dijo su padre. El ánimo de la joven decayó por segundos pero se recompuso para ponerse firme— ahora tenemos a Danina y ella es muy poderosa
— En pocas palabras soy mejor —Susurró.
— Ella era perfecta, tu no eres mejor que ella y jamás lo serás —Gruñó entre dientes.
— De acuerdo, Edward —Sonrió levemente y se retiró del lugar.
«Corría entre risas siendo acompañada por Sulpicia. Después de un tiempo de la llegada de la humana lograron llevarse bien. Danina veía en ella a una madre, una que jamás tuvo por siquiera haber nacido.
— Te he ganado —Presumía.
— Lo has hecho, vaya, por tercera vez —Fingió asombro pues era obvio que la vampira la dejó ganar.
— A veces pienso que siempre me dejas ganar —Cruzó los brazos sobre el pecho.
— No, la verdad es que eres muy talentosa —Encogió los hombros— no hay nadie igual a ti excepto tú. Eres perfecta Danina, que nadie te diga lo contrario»
Un suéter blanco se deslizaba por sus brazos hasta colocarse correctamente. Se metió unos pantalones negros de cuero y unas botas militares. No iba a necesitar ir tan cubierta, eso jamás porque no era capaz de sentir el frío, sin embargo quería aparentar ser normal frente a Renesmee.
— ¿Lista? —Le preguntó Jacob.
— Sí —Afirmó.
Ambos irían de caza junto a la pequeña Cullen. A Renesmee no le gustaba llevar una dieta en base a sangre animal así que por ello estaba Jacob, para llevar un control y servir como apoyo. Podría decirse que era lo mismo con Danina, los Cullen le encargaron vigilarla. A veces Carlisle llevaba sangre donada para ellas dos, para satisfacer sus necesidades de vez en cuando.
— ¿Y solo proyectas cosas malas?
— En realidad jamás he intentado con cosas buenas —Soltó una risita— no sé si lo del señor Swan cuente como bueno
Caminaba cargando a Nessie. Para ella no había problema alguno en hacerlo, de hecho sentía una sensación cálida al tenerla tan cerca y cuidarla.
Protegería a esa niña cueste lo que cueste.
En algún punto de la nieve la bajó para que esta fuera a jugar. El par de grandes se quedaron parados observando como jugaba con los pequeños copos de nieve que caían del cielo.
— ¿Te gustaría intentarlo?
— ¿Contigo?
— Y con ella —Señaló a Renesmee.
— Uh —Dudó.
Ambos dirigieron la mirada a la niña quien jugaba entretenida con los copos de nieve que caían encima de su cabeza. De repente dio un salto de cinco metros con tal de alcanzar un copo y posteriormente cayó sobre sus pies. Jacob y ella peleaban por cosas de cacería, quién caza mejor que el otro. Alcanzó a reír en cuanto Jacob le gritó a Renesmee que era una tramposa.
Aguardó unos instantes para seguirlos puesto que a pesar de que no iba a cazar, le divertía ver cómo lo hacía la pequeña.
«— Eres feroz al cazar a tu presa y eso me encanta de ti, pequeña Danina»
Se quedó pasmada por el recuerdo. Detestaba aquellos recuerdos relacionados con su vida pasada, era aún peor cuando estaban relacionados con Aro.
Recorrió con los ojos el borde del prado, quizá sería mucho decir que sus sentidos le indicaron que lo hiciera como si se tratara del sentido arácnido del hombre araña. Un fulgor dorado captó su atención. Le miró hasta que aquella acción le fue devuelta. No cabía duda de que se trataba de una vampira, el color de los ojos y la tez lo confirmaban.
Ella tenía el pelo muy rubio, estaba segura de que jamás en su vida la había visto. Debía mantener fresca la imagen de aquella desconocida para mostrársela a Edward en caso de que se fuera.
Pensó en atacar o amenazar pero no pudo hacer nada cuando Renesmee gritó de victoria y un aullido de Jacob resonó en el prado. La vampira de la cual desconocía el nombre le prestó atención al par que venía caminando tranquilamente, deteniéndose en el licántropo. ¿Cuánto tiempo tenía observándolos en secreto?
Entrecerró los ojos esperando. Jacob aulló al percatarse de la presencia de ella. En un momento les dio la espalda y desapareció.
Danina maldijo con un par de insultos y salió disparada en busca de a la que consideró un peligro, más no le alcanzó. Regresó con la misma hasta las personas que dejó atrás; estaba preocupada.
— Esto no pinta bien —Musitó hacia Jacob.
— ¿Mami?
— Todo está bien, Ness —Le aseguró con rapidez— eso creo
Cogió el móvil para mandarle un texto a Carlisle.
— Deben volver —Colocó a Renesmee sobre la espalda de Jacob. La niña le colocó una mano sobre la mejilla y enseguida la adulta asintió— no tengo idea de quién sea pero lo averiguaré, y sí, estaré pronto en casa —"Casa". Denominó "casa" a un lugar al cual no pertenecía, o al menos eso le hacían sentir— ya, llévala
Se perdieron de su vista en un dos por tres.
"Tenemos problemas. Acabo de ver a alguien, una de nosotros, quien nos estaba vigilando. Vio a Renesmee y a Jacob transformado. Quizá sea correcto que traigas a Edward, deben venir ya.
Ness regresará con Jacob"
— ¿Cómo era ella? —Carlisle empezaba con las preguntas.
— Rubia, de ojos dorados y tez blanca —Edward analizaba su mente visualizando a aquella que Danina describía.
— Irina —Susurró.
— Debieron verla, lucía enojada
— ¿Qué? —Inquirió Edward algo alterado.
Carlisle colocó una mano sobre el hombro de su hijo.
— Está sufriendo. Iré tras ella
— Voy contigo —Insistió Edward.
— Irina —Repitió— si es que estamos hablando de la misma... Dios, ¿ustedes son aquellos que mataron a Laurent?
— ¿Qué dices?, ¿lo conocías? —De repente se vio aprisionada por Edward.
— Edward, basta —Le ordenó Carlisle.
Con una patada se lo quitó de encima.
— Me lo topé unas veces, me ayudó con algunas cosas y por ello lo conocí, jamás tuve una relación estrecha con él ni con su estúpido grupito, sin embargo su muerte rondó por todas partes y por ello no desconozco de su muerte —Parte de su rostro tenía una pequeña fisura causada por la fuerza que Edward ejerció sobre ella.
— Te dije que no podíamos confiar en ella —Le reclamó a su padre.
Una vez más se quedó sin contradecirle o defenderse.
— Volveré a darle de comer a Renesmee, no cazamos nada —Avisó a Carlisle.
— Te quiero lejos de mi hija
«Bien»
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