Twenty three.
Andra Vogel.
Mis nervios estaban divididos entre mi situacion con Gilbert y el examen de admisión el cual estaba a solo un par de minutos de dar, no paraba de repetir cada punto importante que me habia obligado aprender, desde matematicas a historia y aun asi sentia que el aire me faltaba.
-El examinador.-Anunció uno de mis compañeros quien se puso pálido solo de mencionarlo.
Rápidamente todos nos colocamos en fila para darle paso, a penas entro todos lo seguimos en fila india para así ir a nuestros pupitres, me senté frente a Diana quien solo unos segundos antes había llegado decidida a dar el examen.
-Tienen una hora por materia, sin libros de referencia, sin apuntos, sin pausas y...
-Siento que tiemblo por los nervios.-Murmuré a mi amiga.
-Sin hablar.-Me dirigió una mirada severa.
Luego de que alargara nuestro sufriiento finalmente dio la orden de iniciar nuestra evaluacion, analice cada pregunta palabra a palabra mientras jugaba con mi lápiz tratando de recordar todo lo que había estudiado, mis manos sudaban provocando que a veces se me deslizara pero aún así podía marcar mis respuestas.
Lo que más se me había complicado era historia, suspiré cerrando mis ojos obligándome a recordar, no podía fallar, no en esto.
Veía los minutos pasar en el reloj hasta que finalmente vi mi prueba completa dejando el lápiz de lado por fin pude respirar sintiendo paz, el examinador se quedó al menos una hora revisando uno por uno y entregándonos nuestros papeles, al notar como todos habíamos aprobado (Algunos casi raspando) salimos gritando y dando saltos de alegría pues para todos habia sido una tortura de la que finalmente nos habíamos librado.
-LO HICIMOS.-Gritó uno.
Animé a mis amigos gritando a todo pulmón con ellos, otro del grupo mostró una botella.
-¡Traje la bebida!
Volvimos a celebrar.
-Yo primero.-Diana tomó en sus manos la botella ingiriendo una gran cantidad de ron.
-Diana.-Anne rio mirando a la castaña bebiendo de aquella forma.
-¡Será una noche genial!
Al oscurecer empezamos a jugar, trataríamos de cruzar entre una cadena humana hecha por nosotros y si perdíamos nos tocaba beber.
-Vamos Andra inténtalo.-Jane alentó mirándome de forma retadora.
-¡Ya verás!-Un poco mareada intente ganar pero fracasé.
-¡Bebe, bebe, bebe!-Alentaron, tuve que tomar un poco de la botella con bebida la cual me provoco una mueca.
-Charlie sal de tu casa y pasa.-Era el turno del antes nombrado.
Todos reíamos al unísono ahí me di cuenta que nunca me habia sentido tan comoda y feliz como ahora que deje un peso caer de mi espalda, todas mis responsabilidades se me habían olvidado en ese momento.
-¡Jojojo y una botella de ron!
Todos carcajeamos siguiendo a Anne quien comenzo a contar chistes sobre los marineros un poco malos pero gracias al alcohol ,me resultaban los mas divertidos.
-¡Vamos!-El resto del grupo se fue a unos metros de nosotras pues yo me quede ayudando a Anne a bajarse de aquella falsa tarima de madera riendo, nuestra risa era lo unico que escuchamos entre las dos hasta que una voz nos llamo.
-Anne... ¿Crees que podrias dejarnos a solas un momento?
Voltee notando a Gilbert, mi pelirroja amiga se enderezó antes de asentir repetidas veces.
-¡Suerte!-Volteo a verme antes de unirse al resto.
-Andra...-Su voz era calmada, no me sorprendía pues el siempre se veía así.
-Hola.-Le mostré una agradable sonrisa.-¿Que sucede?-Una risa nerviosa escapó de mis labios al verlo.
-Yo solo, quiero hablar.
-¿Sobre que?-Nos sentamos frente a la fogata.
-Winnie.
Golpe bajo, Blythe. Justo ahí sentí mi corazón estrujarse de solo escuchar su nombre salir de los labios del azabache.
-¿Que con ella?-Trague saliva tratando de ocultar mi disgusto.
-Es... Una gran oportunidad, su padre me lo puso en bandeja de plata, París, mi carrera. el resto de mi vida... Y el permiso.
-¿Permiso?-Hablé con intriga.
-Para... Proponerme.-Dudó un poco de sus palabras.
-¿L-Lo hiciste?
-No pude.
Aunque una parte de mi se alegraba porque no se hayan comprometido, otra quería verlo feliz cumpliendo su sueño incluso si no era conmigo.
-Pero... Ese es tu sueño, Gilbert, ser un medico es lo que mas anhelas... ¿Como puedes decir que no pudiste? Sorbona es tu sueño
-Solo... No pude, no es Winnie con quien quiero cumplir mi sueño.
Senti su mano sujetar la mia, no sabia que decir pues me sentia perpleja ante esa confesión y aunque tenia planeado hacer algo para que Gilbert y yo tuvieramos una chance de hablar nunca me imagine que seria en este momento y ahora.
-¿Recuerdas esa noche cuando dormimos juntos? Cuando mi padre aún vivía.
Asentí limpiando una lagrima rebelde que había causado el alcohol en mi sistema junto a la cantidad de sentimientos que tenía.
-Te prometí que estaría contigo sin importar que.
"Eres todo lo que había soñado, y si pudiera demostrarte cuando te quiero lo haría, renunciaría a lo que sea por ti."
Ambos recordamos aquella promesa, sujete con fuerza su mano, me sentía como una niña extraviada a la cual apenas habían encontrado, tenía miedo de dejarlo ir. El al notar mi estado me abrazo calmándome, yo solo pude temblar entre lágrimas, ¿Como respondería aquello?
-Solo dime que aún me amas... Dime que sigues tan enamorada de mi como yo de ti, solo así podré dejarlo todo, el único sueño que tengo eres tú.-Murmuró.
Con cuidado lo aparte, no podía gesticular palabra alguna más que simples balbuceos.
-Gilbert...
-¡Andra!-Mis amigas se acercaron un poco más borrachas.-Ven no puedes perderte nuestro ritual.
Voltee a verlas sintiéndome mareada ante la cantidad de personas que tenía a mi al rededor.
-Yo... Me voy.
Intente detenerlo pero ya era tarde, se marcho dejando mi corazon confundido y roto, sintiéndome como una estúpida al no decirle cuánto lo amaba.
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