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Twenty.


Andra Vogel.

La feria había alegrado los rostros de todos en Avonlea, niños y ancianos visitaban las diferentes atracciones que habían, incluso mis padres parecían maravillados con los vegetales gigantes en concurso.

—Regreso enseguida madre.—Avisé al ver a Sebastián junto a una pequeña niña que supuse era su hija.

Hace un par de días había salido en el periódico una biografía sobre su vida que en el momento me partió el corazón, pero ahora estoy más que feliz porque Harry tiene a alguien cuidando de él donde quiera que estén.

—Andra.—Bash me saludó empujando la carriola con cuidado.

—Es bueno volver a verte.—Me acerqué.—¿Puedo cargarla?

El mayor sonrío dándome el permiso de hacerlo, la bebé al sentir como la levantaba sonrió mostrando sus encías.

—Hola, pequeña.—Hablé en un tono suave meciéndola.

—Parece que le agradas.

—Es preciosa, Bash.—Lo miré con cariño.

—Lo sacó de Mary, te lo aseguro.—Habló enternecido al recordar a su ya difunta esposa.—Gilbert me dijo que te golpeaste cuando llegaste a la escuela, ¿Como te sientes?

—Ya no sangra por suerte.—Bromeé.—¿Donde está Gilbert?

Cuestione con curiosidad mientras colocaba a la pequeña Delphini en su carriola.

—Justo ahí.—Miró a mi lado contrario.—Eh... Creo que no deberías...

Miré hacia donde se suponía estaba Gilbert, y ahí estaba pero no solo, a su lado estaba una chica o más bien una mujer sosteniéndolo del brazo con una gran sonrisa delineada en su rostro.

—Voltear...—Bash aclaró la garganta por lo incómodo que seguramente se estaba sintiendo en ese momento.

—Perdóname, tengo que ir a vomitar.—Pronuncié por última vez antes de marcharme de aquel lugar.

Me sentía triste y enojada al mismo tiempo, ¿Era posible olvidarte de una persona tan rápido? Tal vez Gilbert no era el chico que creí después de todo, pero aún así una parte de mi corazón lo seguía amando sin importar la distancia o el tiempo, mi corazón latía por el.

—Lo hiciste bien Billy.—Josie calmo al rubio.

—Estaba arreglado.—Chasqueó la lengua.

—¿Puedo intentarlo?—Pregunté tomando el mazo entre mis manos, sintiendo como la sangre me hervía con amargura.

—Seguro.—El mayor se burló.

Con fuerza, la misma que utilizaba para pelear con Harry golpeé el juego logrando hacer sonar la campana, Billy me miró molesto y tiró a Josie del brazo llevándosela a quien sabe dónde.

—Bueno, tenemos una ganadora.—El hombre habló incrédulo mientras me daba un obsequio.

—No lo quiero, gracias, con la humillación a Billy Andrews me basta.—Aclaré mi garganta dejando que Jerry lo intente ahora.

Parecía que el día no podría empeorar pero lo hizo, el momento del baile había llegado aunque para ese momento me sentía un poco más aliviada.

Ahora bailaba junto a Jerry quien parecía muy entretenido, luego pase a estar junto Anne y Charlie, todos reían sin parar hasta que la música del primer baile finalizó.

—¿Vieron a la chica que está con Gilbert?—Jane hablo emocionada mirándola de reojo.

—Andra, ¿No sientes celos?

—En tu lugar estaría muy molesta.

—No me importa.—Aclaré antes de que continuaran haciéndome preguntas.

—Iré a tomar algo de aire.—Josie se retiró.

—Y yo creo que iré a sentarme un momento.—Me fui hasta uno de los solitarios asientos sin ganas de continuar bailando.

Mis padres se habían marchado hace horas, esa noche había pedido permiso de ir a dormir a casa de Anne para conversar sobre todo lo que había hecho en Paris.

A un par de metros de mi estaban Gilbert y la chica misteriosa, charlando con una gran sonrisa. Mi corazón le pertenecía a Blythe y no sabia cuánto tiempo me tomaría acostumbrarme a verlo con otra persona.

Pronto reanudaron el baile haciendo que todos se agruparan, Josie parecía asustada por lo que se sentó a unos metros de mi abrazándose a sí misma.

—Andra, adivina que sucedió.—Uno de los chicos de mi clase se acercó con una risa burlona.

—¿Qué?—Pregunté sin ánimo alguno.

—Josie y Billy tuvieron un encuentro.—Soltó una ligera risa antes de marcharse.

Mientras todos bailaban yo me levanté para acercarme a Josie quien al notar mi presencia puso los ojos en blanco;—¿Porque no bailas?—Preguntó en un intento de que me vaya.

—Josie, están diciendo cosas malas sobre ti.—Murmuré con una mueca.

—¿Qué están diciendo?—La voz le tembló.

—Billy y tú.—Al pronunciar eso pude ver como en su mirada las lágrimas amenazaban con salirle.—Josie, ¿El te hizo algo?

Ella se mantuvo callada unos minutos por lo que con preocupación volví a preguntar esperando una respuesta.

—Josie, ¿Billy te tocó?—Sentía como mi garganta se secaba.

Ella se limitó a asentir abrazándose con más fuerza como si quisiera culparse por lo que ahora casi todos seguramente sabían, la música terminó haciendo que todos se dispersen.

Me levanté apretando los puños, no me importaba en ese momento si mis uñas me estaban lastimando, tan solo quería que Billy pidiera perdón por lo que había hecho.

—Vaya Vogel, Gilbert si sabe elegir a la mujeres.—Rió al verme frente a él.

—Dile a todos que es mentira.—Gruñí con amargura.—Dile a todos el tipo de persona que eres.

—No se de lo que hablas.—Chasqueó la lengua cruzándose de brazos.

—Sabes perfectamente a que me refiero.

—Parece que alguien viene por un beso.—Inclinó su rostro hacia mi intentando cambiar de tema.

Sin querer aguantarlo mas le solté una cachetada haciéndole voltear el rostro, seguro mi mano ahora estaba marcada en su mejilla, el silencio dominó el lugar y los murmullos iniciaron.

—Tocaste a Josie sin su consentimiento, eres un idiota y un sin vergüenza.—Vi como formaba un puño en su mano seguramente para devolverme el golpe como años atrás lo había hecho.

Pero al igual que esa vez Gilbert lo detuvo sosteniéndome de la cintura para así hacerme retroceder. Me llevó con el hacia afuera seguramente para intentar calmarme.

—Está bien Gilbert, puedes soltarme.—Murmuré sin ganas.

—Lo siento.—Aclaró su garganta.—Sabia que si no te sacaba de ahí Billy y tú se pelearían.

—Al parecer me conoces bien Blythe.—Suspiré intentando tranquilizar mi enojo.—Pero se merecía esa cachetada, es un idiota.

—No haz cambiado ni un poco.—Sonrió mirándome con cariño.—Siempre me agradó eso de ti.

—Al parecer te agradan muchas cosas de las personas.—Hablé con cinismos.—Por cierto, tu novia es muy bonita.

—Andra...—Intentó hablar pero para mi buena suerte Anne salió junto a los Cuthbert, mis palabras de despedida estaban ahí.

—Nos vemos, Blythe.

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