Seven.
Andra Vogel.
Tal y como acordamos, Gilbert y yo mantuvimos nuestro "romance" en secreto de los demás exceptuando a Harry quien a pesar de no estar muy convencido lo acepto.
Por fin luego de un aburrido día de clases, era la hora de ir a casa y claro Gilbert me acompañaba como cada día pero esta vez nos desviamos un poco del camino pasando entre los árboles cubiertos de nieve, está era mi época favorita del año sin duda alguna;—Ten, ponte esto no quiero que te resfríes.
Me colocó su bufanda con cuidado de no ahorcarme con la misma, al terminar lo abracé dándole calor, el hizo lo mismo jugueteando con mi cabello.
—Te quiero, Señorita Vogel.—Bromeó besando la coronilla de mi cabeza, en sus intentos de ser gracioso nunca perdida ese toque tierno que lo caracterizaba.
—También te quiero, Blythe.—Reí dejándolo de abrazar.
Amaba observar las facciones de su rostro, era casi como ver a un ángel y ahora lo parecía más con la nieve en su cabeza y su nariz roja del frío, parecía que leía mis pensamiento por lo que sonrió y puso su mano en mi mejilla moviendo su pulgar sobre esta.
—Me gustaría quedarme aquí contigo, por siempre.—No sentía frío al contrario estar con el era como estar en otro mundo.
—Por siempre es un tiempo muy largo.—Besó mi mejilla.—Pero no me importaría si lo paso a tu lado.
—Entonces no iremos a ningún lado hasta que nos congelemos.—Reí de manera infantil sabiendo que en cualquier momento nos tendríamos que ir.
No pude esperar más y cerré mis ojos mientras acercaba mi rostro al de Gilbert, el no tardo en entender porque lo hacía y junto nuestros labios en un casto e inocente beso, realmente no me importaría quedarme ahí con el hasta congelarnos pero ya no podía más con el frío.
—Si me quedo para siempre voy a morir.—Temblé un poco haciendo reír al contrario.
—Vamos, te prepararé algo de té en mi casa.—Entrelazo los dedos de su mano con los míos caminando de manera acelerada dejando huellas en la nieve.
* * *
Nuevo día en la aburrida escuela, me sorprendí al no ver a Gilbert ya ahí parece que iba a llegar tarde, Diana tomo mi brazo llevándome hasta el grupo de las niñas casi obligándome a sentarme, parece que ya se les paso el enojo conmigo.
—Yo la tuve hace 4 meses, me siento como toda una mujer.—La rubia comenzó a hablar y al instante entendí a que se refería.
—¿Anne te sientes bien?—Mire a la pelirroja quien parecía perdida.
—No, para nada.—Sonó afligida.
—Cuando me llega me quedo en casa para no tener accidentes.—Tillie comento haciendo que Anne se asuste.
—Cuando me llegó, Harry y yo estábamos solos en casa y el comenzó a gritar pidiendo ayuda diciendo que me estaba muriendo.—Hablé haciendo que las demás niñas rieran a lo bajo.
—¿Qué sucede Ruby?—Josie miró a la de vestido rosado quien había comenzado a llorar.
—Aún no soy una mujer.—Sollozó.
Rápidamente las demás comenzaron a decirle lo horrible que era para tranquilizarla, Anne por su parte tenía la mirada perdida, puse mi mano en su hombro;—Anne, no tienes porque avergonzarte.
—Claro que tiene.—Josie interrumpió.
—Es un secreto.—Diana susurró.
—Pues, si algún día sufres un "accidente" Harry golpearía a cualquiera que se burle.—Molesté haciendo que se sonrojara.
Por un momento las niñas se olvidaron del tema para molestar a Diana sobre su más que evidente gusto por mi hermano, cuando finalmente Gilbert llegó me levanté y lo acompañé mientras dejaba sus cosas.
—Nunca llegas tarde, Gilbert.—Murmuré notando que algo no andaba bien.
—Para todo hay una primera vez.—Intento sonreír pero le salió una mueca.
—¿Estas bien?—Tomé su mano.
El solo asintió con una sonrisa, probablemente ahora le daría un beso pero no puedo gracias a la atenta mirada de los demás por lo que solo me limité a murmurar un "De acuerdo"antes de irnos a nuestros respectivos lugares para iniciar las clases.
Mientras el Señor Phillips hacía preguntas llegó el turno de Harry, se levantó de su lugar listo para responder pero luego de unos segundos en silencio, su cuerpo cayó al suelo preocupando a todos;—Harry.
Me levanté intentando acercarme pero los brazos de Gilbert me detuvieron, el maestro se acercó notando que tenía un poco de fiebre, durante ese día nos dejaron ir a casa, por primera vez me tuve que ir junto a mis padres quienes fueron avisados sobre el estado de Harry.
—Te veo mañana.—Me despedí de Gilbert besando su mejilla.
Estando en casa, esperé a que el doctor diera un diagnóstico;—Tiene fiebre, y algo de tos también pude notar que escupía algo de sangre... Puede ser solo una infección u otra cosa, estaré haciendo un seguimiento en cualquier caso.
—Se lo agradezco mucho.—Mis padres invitaron a que el mayor tomara algo de té.
Mientras tanto yo entré al cuarto de mi hermano, el tenía la mirada perdida y pude notar como sus mejillas estaban coloradas por la fiebre;—Harry...
—Andra.—Sonrió.—No pongas esa cara, no me estoy muriendo.
—Te desmayaste.—Me senté en la orilla de su cama.—¿Por qué fuiste a la escuela si te sentías mal?
—Le prometí a Diana que iríamos a ver el lago congelado.—Su sonrisa se borró al instante.—Debe estar muy molesta conmigo ahora.
—No digas tonterías, estaba muy preocupada por ti.
—Cuando me sienta mejor iré con ella.—Se recostó abrigándose.
—Hey, no me excluyas de tus planes.—Me acomodé a su lado.
Cuando éramos pequeños Harry y yo compartíamos habitación, siempre fuimos muy unidos y esperaba que nuestro lazo nunca se rompiera.
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