Five.
Andra Voguel.
Corría por toda la casa emocionada, tanto así que algunas veces resbalé.
—C-Cálmate Andra.–Harry salió del baño ya vestido.
—¡Hoy es un espléndido día!–Gire alrededor de el haciéndolo marear.
Me emocionaba la idea de aprender algo más, era una gran oportunidad y no pensaba desperdiciarla. Al estar en la mesa comí con apuro bajo la vista de mis padres.
—Calma, te puedes ahogar.–Papá rió mirándome.—Si hubiera sabido que te gustaba tanto la escuela te hubiera mandado hace mucho.
Mi mamá y yo lo vimos con cara de ¿En serio? Algo frustradas a lo cual solo se encogió de hombros.
—N-No le emociona la es-escuela.–Harry intervino.—Le emociona G-Gilbert Blythe.
—Claro que no.–Lo miré de mala gana.
—¿Gilbert Blythe?–Preguntó mi madre curiosa.
—Es un conocido, me va a ayudar a igualar el conocimiento que ya llevan en clase.–Hablé apartando la vista al reloj.—¡Ya es hora!
En ese momento tomé la muñeca de Harry haciéndolo correr a mi lado.—¡Calma!–Levantó la voz llevando en sus manos nuestra comida y pizarras para la clase.
—Que tengan un buen día.–Mamá se despidió con una sonrisa.
Cuando Harry no pudo más dejamos de correr, gracias a mi entusiasmo estábamos muy cerca de nuestro destino a pesar de los jadeos de cansancio de mi hermano seguí caminando hasta llegar.
—Buenos días, Diana.—Salude al verla llegar.
—Buenos días.—Me mostró una sonrisa.
—B-Buenos días, Diana.—Saludo ahora mi hermano.
—¿Donde está Anne?—Pregunté al no ver a la pelirroja por ningún lado.
—No tengo idea, tal vez se sintió mal por lo que sucedió ayer.—La peli negra me llevó hasta los asientos.
Salude a Ruby sentándome junto a ella, mientras Harry y Gilbert tenían una curiosa conversación hasta que llegó el profesor.
Las clases transcurrieron como normalmente lo hacían, matemáticas, historia, literatura. Hasta que por fin llegó la hora del almuerzo;—¡Andra!, ven a comer con nosotras.—Ruby me llamó animada.
—Sobre eso...—Hice una mueca de incomodidad, había olvidado que Ruby hacía dramas cuando otra chica se le acercaba a Gilbert.
—Andra.—Blythe se me acercó con una sonrisa.
Ruby solo me miró unos momentos sin decir algo y se volteó yendo con sus amigas, claramente recibí una mala mirada por parte de algunas pero no le di importancia.
—Ven conmigo.—Gilbert me llevó hasta la parte de atrás del lugar donde nadie podría molestarnos.
—Aquí es más calmado, casi no escucho a los demás.—Me senté en el pasto junto a Gilbert.
—Por eso te traje aquí.—Sonrió de lado mientras buscaba algo en un libro.—Empecemos por algo simple...
Así pasó la semana, en la hora de almuerzo Gilbert y yo íbamos a ese lugar y en la salida me llevaba hasta mi casa mientras Harry se iba a quien sabe dónde dejándome sola, obviamente las niñas comenzaron a alejarse de mi exceptuando a Diana.
—Es curioso.—Ahora estaba junto a Gilbert, había progresado mucho en ese corto tiempo.—Anne no viene a clases.
—Tal vez enfermo.—Busco alguna manera razonable ante su comportamiento.
—Podría ser.—Concluí.—Te agradezco mucho lo que estás haciendo por mi... realmente pensé que era más complicado.
—Está bien, no tienes porque preocuparte.
—Si pudiera pagarte de alguna manera lo haría, pero no tengo dinero ahora.—Hice una mueca.
—No hace falta que me pages, esta bien.—Se levantó al escuchar la campaña que anunciaba el regreso a clases.
Juntos fuimos hasta nuestros respectivos lados del salón, pero cuando me senté una molesta Josie Pye se me acercó;—No se que crees qué haces, pero detente.—Tras ella estaba Jane abrazando a Ruby la cual no paraba de llorar.
—Escuchaste bien lo que le dije a Anne, a Ruby le toca Gilbert.—Se cruzó de brazos tratando de hacer el menor ruido posible.
—Escucha, no me gusta Gilbert solo me está ayudando, además el no es un objeto que en algún momento Ruby podrá escoger, basta de tratarlo así.—Ahora yo hablé con un tono molesto.—Detén tus lloriqueos no te quiero quitar a Gilbert.—Mire a Ruby, de seguro ahora me odia.
Me senté dejando de escuchar el resto de quejas de Josie, comencé a leer el pequeño libro que Blythe me había obsequiado antes.
* * *
Luego de las últimas horas de clase, Harry salió del salón dejándome sola como ya acostumbraba a hacer;—Andra.—Gilbert me hizo un ademán con la mano.
Como todas las tardes el me acompañó hasta casa, pero al contrario del resto de días el camino fue muy callado hasta que por fin Gilbert se dispuso a hablar.
—Lo estuve pensando y creo que si quiero un pago por enseñarte.—Habló de forma tan espontánea que casi salto del susto.
—Pensé que nunca hablarías más conmigo.—Bromeé.—Esta bien, cuando pueda te daré el dinero...
—No quiero dinero.—Sonrió haciéndome verlo a los ojos.—Quiero un beso.
Me sonrojé al escucharlo hablar de forma tan natural, pero siguiéndole el juego sonreí con incomodidad;—De acuerdo.
Me empiné levemente besando su mejilla, el se cruzó de brazos;—Eres astuta.
—Tuve al mejor profesor.—Me encogí de hombros.—Pero tal vez en un futuro lo haga, por ahora confórmate con eso.
—Está bien.—Se despidió alejándose de mi hogar.
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