El cielo, cubierto de densas nubes negras, parecía agrietarse con cada estruendo de los truenos. Ráfagas de viento huracanados barrían la tierra, arrancando hojas y ramas de los árboles. En medio de la tormenta, un vehículo avanza a gran velocidad por la carretera desierta. La lluvia cae con  furia, golpeando el parabrisas y creando una cortina de agua que apenas permite ver adelante.

—Tranquila, respira… ya casi llegamos al hospital —dijo el alfa, nervioso, alternando su mirada entre la Omega, que jadeaba en busca de aire, y el camino apenas visible bajo la oscuridad. Los quejidos de dolor de ella lo llenaban de ansiedad, deseando desesperadamente llegar a su destino y acabar con el sufrimiento de su amada.

Pero todo se complicaba bajo el torrencial aguacero. La carretera, desierta y cubierta de un pavimento resbaladizo, le impedía avanzar con mayor rapidez. La lluvia caía tan fuerte que apenas podía ver el camino. Sabía que el tiempo era su mayor enemigo. Su Omega sufría, ahogada por las contracciones que no le dejaban respirar, y el agotamiento comenzaba a invadirla, arrastrándola hacia un sueño peligroso. Los minutos pasaban, y para ella, el trayecto se sentía cada vez más lejano e inalcanzable.

El parto se había adelantado dos meses. No entendían qué había ocurrido, si todo había ido bien hasta entonces. Después de dos años de matrimonio, esperaban con ilusión la llegada de su primer bebé. Pero aquella felicidad se oscurecía ahora bajo el manto de la noche y la tormenta.

Y todo empeoró. En medio del camino, el alfa no vio el árbol caído que obstruía la vía. En un desesperado intento por evitar el encuentro violento, giró el volante bruscamente hacia la izquierda, sin saber que esa maniobra los llevaría directamente hacia un acantilado. El chirrido de los neumáticos, seguido por el estruendoso choque contra la baranda que no resistió el impacto, resonó con fuerza en la fría y oscura noche.

No hubo tiempo para reaccionar. El coche cayó al vacío, arrastrando consigo a la pequeña familia. Los relámpagos iluminaron la tragedia, revelando los restos destrozados del vehículo en el fondo del precipicio. Los árboles se sacudían con el viento y la lluvia continuó sin tregua hasta la mañana siguiente, cuando fueron finalmente encontrados.

Dos vidas se perdieron esa noche fría, y una quedó en estado crítico. En la soledad de ese desastre, un alma sobrevivió, condenada a vivir con la culpa de haber causado la tragedia que destrozó a su amada familia.

La conversación con el hermoso Omega que había conocido hace unos días le ayudó a despejar su mente y a olvidarse, aunque fuera por un momento, de la rutina diaria en casa. Sabía que debía regresar antes que sus padres y hermanos, si no quería ser castigado y enviado al cuarto oscuro nuevamente. Ese día, ellos volvían de su largo viaje, poniendo fin a sus días de libertad.

No quería abandonar su ciudad natal. Amaba el mar y disfrutaba contemplar el amanecer y el atardecer desde su ventana. A veces, se escapaba a la playa para ver el sol ocultarse; la brisa salina del mar calmaba su herido corazón. Sin embargo, debía aceptar su destino e irse con su prometido, quien vendría por él al día siguiente.

De repente, oyó un extraño sonido, parecido al maullido de un gato. Theo detuvo sus pasos y observó a su alrededor, extrañado. No había nadie en aquel solitario callejón oscuro. "¿Y si el gatito está lastimado?", pensó angustiado. Sin embargo, sabía que tener un animalito en casa era una mala idea. Sacudió la cabeza en señal de negación, cerró los ojos y continuó su camino, con dolor en su corazón por no poder ayudar al animal.

Pero justo cuando estaba por salir del callejón, escuchó el sonido otra vez, esta vez más lastimero. Eso fue suficiente para que Theo diera marcha atrás y se animara a buscar al gatito herido. Grande fue su sorpresa al descubrir que lo que había pensado que era un gatito era en realidad...

-¿U-un bebé?

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𝐻𝑜𝑙𝑎 𝑙𝑒𝑠 𝑡𝑟𝑎𝑖𝑔𝑜 𝑛𝑢𝑒𝑣𝑎 ℎ𝑖𝑠𝑡𝑜𝑟𝑖𝑎!!

𝐸𝑠𝑝𝑒𝑟𝑜 𝑙𝑒𝑠 𝑔𝑢𝑠𝑡𝑒 𝑎𝑠𝑖 𝑐𝑜𝑚𝑜 𝑦𝑜 𝑒𝑠𝑡𝑜𝑦 𝑎𝑚𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑒𝑠𝑐𝑟𝑖𝑏𝑖𝑟𝑙𝑎.. 𝐴𝑞𝑢𝑖 𝑒𝑙 𝑝𝑟𝑜́𝑙𝑜𝑔𝑜, 𝑒𝑠 𝑐𝑜𝑟𝑡𝑜 𝑝𝑒𝑟𝑜 𝑚𝑢𝑦 𝑠𝑖𝑔𝑛𝑖𝑓𝑖𝑐𝑎𝑡𝑖𝑣𝑜 𝑝𝑎𝑟𝑎 𝑙𝑎 ℎ𝑖𝑠𝑡𝑜𝑟𝑖𝑎. 𝐸𝑠𝑡𝑎 𝑠𝑒𝑟𝑎 𝑢𝑛𝑎 ℎ𝑖𝑠𝑡𝑜𝑟𝑖𝑎 𝑙𝑒𝑛𝑡𝑎, 𝑙𝑜𝑠 𝑝𝑟𝑜𝑡𝑎𝑠 𝑡𝑎𝑟𝑑𝑎𝑟𝑎𝑛 𝑢𝑛 𝑝𝑜𝑐𝑜 𝑒𝑛 𝑐𝑜𝑛𝑜𝑐𝑒𝑟𝑠𝑒 𝑝𝑒𝑟𝑜 𝑙𝑒𝑠 𝑎𝑠𝑒𝑔𝑢𝑟𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝑣𝑎𝑙𝑑𝑟𝑎́ 𝑙𝑎 𝑝𝑒𝑛𝑎...