Un picoteo que golpea mi ventana irrumpe en mi sueño haciéndome despertar, intento abrir los ojos notando que mi cabello morado los cubre, estoy hecha un nido. Me quito el pelo de la cara y me siento en el borde de la cama, al ver a la ventana el pájaro rojo de anoche seguía ahí, ¿ahora sí querría pasar?

Abrí la ventana –Eh, ¿pasas? te traeré algo de comida– la pequeña ave giró su cabeza, se dio la vuelta y se fue volando –O no te traigo nada... Adiós, pajarito–

Me cambié rápidamente y bajé a la cocina por 2 tartas de mango que quedaron de anoche poniéndolos en un plato, salí al jardín en donde estaba Lonny tejiendo.

–¿Nerviosa por los resultados de mañana?– Me preguntó.

–No puedes estar nerviosa si no esperas nada bueno– Dije ofreciéndole una tarta, noté al instante su cara preocupada –Me refiero a mí, no por ti, o sea, a ti te fue excelente y seguro que pasas, yo no...–

Lonny se rio tomando una tarta –Eres muy pesimista– Dijo.

–O realista, ya veremos– Tomé la otra tarta y le di un bocado.

"¡Papá!" un grito casi inaudible por lo lejos que provenía interrumpió el desayuno de las hermanas. "¡Traigan a papá!" continuaban los gritos acercándose.

–¿Dónde está papá? ¡Tráiganlo!– Los gritos se escucharon más claramente, era Henna, que corría rápidamente hacia la casa.

–¿Por qué Henna viene gritando? ¿Y mamá?– Lonny soltó su tejido.

Entrecerré los ojos para enfocar a la distancia, Henna corría trayendo tras ella una carretilla, su carretilla de caza, mamá no venía con ella... Espera...

–Mamá viene en la carretilla... ¡MAMÁ VIENE LASTIMADA, TRAE A PAPÁ!– Grité.

Lonny corrió a la cocina a llamar a papá, dejando caer por completo el tejido al suelo, yo dejé el plato de las tartas en la banca como pude y me levanté a correr hacia Henna y mamá, ayudé a Henna a empujar la carretilla para llegar más rápido a casa.

–¿Qué pasó?– Pregunté preocupada empujando.

Henna lucía sudada y con una cara como de haber visto a la mismísima muerte, nunca la había visto tan asustada –No... Yo no... No sé qué era eso– La cara de Henna palideció al punto de darme escalofríos.

Llegamos a la puerta en donde papá alzó con cuidado a mamá, pude notar como su brazo izquierdo lucía roto por debajo de la ropa ensangrentada, sentí como el aire se me salía del cuerpo y mi corazón comenzaba a latir a la velocidad de un caballo galopando.

Subimos a mamá a su cama, soltaba quejidos de dolor y noté como Lonny comenzaba a llorar.

–Una cubeta con agua y trapos– Dijo papá mientras buscaba unas tijeras en su mesa de noche.

Henna cayó sentada junto a la cama de mamá.

Yo ayudé a papá a buscar unas vendas de tela en el armario.

Lonny llegó con el agua.

Papá comenzó a cortar con cuidado la manga izquierda de la camisa de mamá, abriendo la tela y dejando ver el brazo de mamá completamente arañado y, tal como lo pensé, roto en el antebrazo. Lonny comenzó a limpiar las heridas aguantándose las lágrimas entre lloriqueos.

La pierna de mamá dejaba ver 2 enormes aruñetazos, parecían haber sido hechos por garras aún más grandes que las de un oso, habían traspasado la tela y la piel.

Papá cortó el pantalón dejando ver la gravedad de las heridas, en ese momento Henna y yo comenzamos a soltar lagrimas calladas para no preocupar a nuestros padres más de lo que ya estaban.

–¿Qué fue lo que pasó?– Dijo papá.

–Ya habíamos terminado de cazar, la carretilla estaba llena, faltaba solo una hora para llegar aquí, mamá creyó ver un venado verde, son raros de encontrar por aquí...– Henna quedó callada un segundo como intentando recordar y se tapó la boca, dejó de contar.

Con Lonny y papá, sin entender que había pasado del todo, terminamos de limpiar a mamá, dejándola vendada y cubierta con una cobija ligera, dejando entrar el fresco de la mañana por la ventana.

Mamá se durmió.

Todos bajamos a la cocina, papá salió al pueblo para traer al doctor del pueblo, quedamos Henna, Lonny y yo en el comedor.

–¿Qué pasó con el venado verde?– Preguntó Lonny.

–No era un venado– Dijo Henna.

–¿Qué era entonces?– Pregunté.

–No tengo idea... Mamá lo vio andar en 4 patas como un venado, l-le disparó con una de las 4 flechas que no estaban clavadas en los venados de la carretilla, pero...– Henna sorbió saliva –esa cosa, se levantó en 2 patas y comenzó a correr hacia nosotras, le dije que huyéramos, mamá intentó detenerla con las flechas restantes, pero... la cosa no se detenía, decidimos correr, pero eso nos alcanzó de un salto–

Lonny le pasó un vaso con agua a Henna, quien lo tomó como si fuera a vomitarse.

–No era un venado, andando en 2 patas parecía como un ciclope delgado... pero no tenía ojo, era solo un hueco oscuro en su cara verde, parecía una mezcla de pelo y pasto, su boca daba escalofríos con solo verla... y sus garras...– Henna soltaba aire como si le pesara kilos hacerlo –Golpeó a mamá en la pierna, tenía mucha fuerza, mandó a mamá metros lejos, cayó sobre el brazo que tiene lastimado... luego me vio y...–

–Te vio y ¿luego qué?– Pregunté intrigada.

–Solo se fue... Gruñó hacia mamá, parecía que tuviera conciencia para solo atacarla a ella–

Las 3 nos quedamos en silencio esperando.

Papá llegó con el doctor, un tiefling blanco, pasaron directo a la habitación sin siquiera saludarnos, se encerraron en la habitación donde mamá reposaba; con mis hermanas esperamos en el comedor, preocupadas y en silencio hasta que, después de lo que parecieron horas, papá y el doctor salieron.

–Necesitan cambiar el vendaje cada 2 horas y aplicar este tónico, que tome este jarabe cada 6 horas, pero si se queja del dolor puede ser cada 4 horas, por ahora no tiene fiebre, pero si comienza a subir su temperatura llámeme, y si comienza a bajar... Esperemos que no suceda–

El doctor se fue dejando a papá con 2 botellas de tónico y 1 de jarabe.

–Vamos a necesitar más que esto en lo que se cura, la cocieron sus heridas, pero no sanará rápido– Dijo papá.

–¿Cuánto cuestan los medicamentos? – Preguntó Henna.

–400 monedas el tónico y 200 monedas el medicamento, no se hacen aquí, los traen desde Astref, otro reino– Dijo papá.

Todos quedamos en silencio, con suerte Henna conseguía 200 monedas por misión como cazarrecompensas y con la venta de carne de mamá reuníamos otras 100 monedas.

–Sin alguien que traiga carne de venado, solo tenemos para vender 2 o 3 días más– Dije.

–Yo puedo traer– Dijo Henna.

–Necesitamos que hagas recados y misiones que dejen en el tablero de anuncios, haces más con eso– Le dije.

–Pero demoro más tiempo–

–El mismo tiempo que demoras trayendo carne–

Papá nos miró preocupado.

–¿Cuánto pagan en la taberna?– Preguntó papá.

–15 monedas el día– Respondió Lonny.

De nuevo todos permanecimos callados.

–Volveré a venderles a los de la panadería, puedo sacar dinero allí, Henna intenta agarrar muchas encomiendas del muro de anuncios, eres la que más dinero podría traer, Lonny y Sunne comenzarán a trabajar en 5 días ¿no? Pueden vender carne hasta entonces–

Todas asentimos con la cabeza, lo más importante ahora era cuidar de mamá.

Ya al anochecer me asomé por mi ventana nuevamente, hoy no vino el pájaro rojo, había luna nueva en el cielo y el frio del otoño se sentía.

–¿Que si estoy nerviosa por la entrevista en la taberna, Lonny? Estoy aterrada...–