CAPÍTULO 23
CAPÍTULO 23
NUEVOS ALIADOS
La residencia privada de Jared. Sonaba a palacio cuando él la llamó así "residencia" pero esta casa es todo lo contrario a una mansión o un palacio, y no es que me queje, comparada con la que yo solía vivir está es mucho mejor. La casa de dos pisos totalmente revestida de madera, a pesar de estar oculta en medio de un bosque rodeada por árboles y abrazada por la oscuridad de la noche no ocultaba su aspecto antiguo y deteriorado, casi espeluznante. Jamás hubiera imaginado poder llegar aquí cómo invitada, y menos con Van,menos ahora que sé la verdad. Son lobos, bueno, hombres lobo en realidad. Ese era el secreto que todos ocultaban y que Hansel tenía miedo revelarme. Tal vez creyó que me asustaría, y al principio debo admitir que sí así fue, pero convivir con un hombre lobo no me resulta tan descabellado ni espeluznante como convivir con un vampiro. Apenas llegué al lugar fui atendida por Vesnom. Todas mis heridas fueron tratadas. La herida en mi frente fue suturada y para disminuir las marcas en mi cuello Vesnom utilizó una pomada de uso ancestral —la pomada que utiliza para reacomodarle los huesos a los lobos seguramente —Van por otro lado se encargó él mismo de sus heridas, no permitió que nadie lo toque, ni siquiera Frederick, quien todavía no me explica que rayos fue lo que pasó en las profundidades de Terra para que Van haya tenido que ir por él. Las heridas de Van se regeneraron solas después de un par de horas mágicamente sin dejar rastro de haber estado allí, pero la herida que yo le hice en el bosque oscuro, la diminuta herida en forma de L yacía cicatrizada sobre su hombro ¿La mantendría allí a conciencia? Lo dudo.
Dormí lo que quedaba de la noche hasta aproximadamente el medio día del siguiente día. El sol ya estaba en su punto más alto y se colaba por las hendijas y la única ventana de la habitación. Mi cuerpo estaba agotado, me había sobrepasado utilizando mi poder y no había retomado las fuerzas necesarias. Cuando desperté lo primero que vi fue a Van, estaba sentado en una silla al lado de la cama bebiendo algo rojo de una copa. ¿Mató a alguien?
—¿Van? —balbuceo su nombre mientras froto mis ojos con la yema de mis dedos. Trato de incorporarme al tiempo que él deja la copa en la mesita de noche al lado de la cama.
—¿Cómo te sientes?
—Comparado con ayer, mucho mejor —le aseguro mientras con mis manos empujo mi cuerpo hacia atrás hasta que mi espalda choca con el espaldar de madera de la cama —¿Has estado allí toda la noche?
Asiente con la cabeza esquivando mi mirada.
—No confío en los lobos, menos sí estoy en casa de uno.
—Jared no me haría nada.
—Sí de eso ya me he dado cuenta —dice repasando con su mirada mi cuello y frente, mientras yo me hago diminuta en la cama
—¿En qué agotaste tanto tu poder? A ellos no les hiciste nada, y tu cuerpo parece haber sufrido mucho durante algún hechizo, el abuso de dos elementos al mismo tiempo podría haberte matado lo sabes ¿no?
—Lo sé, fue algo en la playa, estaba con Yuri cuando ella tomo de la arena una especie de runa, luego perdió el control, sus ojos se volvieron pozos negros con un par de luces rojas iluminándolos. Trate de ayudarla, utilice mi magia para quitársela y cuando lo hice utilice ambos elementos al mismo tiempo y eso...
Me interrumpe.
—Espera ¿Se escuchaban murmullos de dentro de la runa?
—Si, pero no eran entendibles yo...
Vuelve a interrumpirme.
—Dime que no te lo acercaste al oído
—Por un instante pensé en hacerlo para tratar de entender lo que decían, pero luego recordé lo que le había pasado a Yuri e intenté destruirla con mi magia.
—¿Y lo hiciste?
—No, bueno, no lo sé. En un principio los susurros se volvieron gritos desgarradores que me aturdían demasiado, pero yo continúe efectuando el hechizo. Es cómo sí la luz lo afectara, pero solo hasta cierto grado, ahora que lo pienso, dudo mucho que haya podido destruirlo, por más que impuse toda mi fuerza sobre el objeto y mi cuerpo casi se desvaneció, los gritos nunca se extinguieron por completo.
—Es porque dentro de esa runa había almas —confiesa.
—¿Qué? —un escalofrío baja por mi espalda. ¿Almas? Almas que suplicaban con gritos desgarradores que parara, por favor que sea una especie de broma de mal gusto
—Magia negra, Lena, tú sola te enfrentaste a magia negra, esas runas son conocidas como las cárceles de almas. Las brujas las crearon hace un par de años, un vampiro no puede caer en una trampa tan obvia, pero la curiosidad de un humano lo lleva a condenar su propia alma. Quien escucha la oración completa del susurro de la muerte, pierde su alma, la condena, la runa la absorbe y toma fuerza, cuando obtiene un número significativo de almas dentro, la runa crea a un portador: un espectro. Seres siniestros que se dedican a atormentar a todo aquel a su alrededor y se alimentan de las almas.
—Por eso no pude destruirla, allí había almas, retenidas con magia negra. La luz funciona contra los vampiros, pero no contra ellas, intente deshacerla con un hechizo de luz, pero no parecía dar resultado.
—No exactamente así. Contra ellas es probable que si funcione, pero solo si le das directamente a su cuerpo, mientras que contra sus creaciones es muy difícil encontrar un arma específica que los aniquile, siempre están experimentando con cosas que no sean fáciles de destruir. Y los espectros son una de las creaciones que promete dar muchos dolores de cabeza, hasta ahora no se ha encontrado un arma letal que los destruya, y entre más almas absorba será más grande y más poderoso; por lo tanto, más difícil de matar.
—¿Has visto ya un espectro formado antes? — me atrevo a preguntar aún en medio de mi palidez.
—Las sombras hace mucho tiempo dejo de ser solo el hogar de los vampiros Lena, en las sombras se ocultan cosas tan horribles como mortíferas, un vampiro no es nada en comparación con todas las criaturas horribles que han creado las brujas —recuesta su espalda en el espaldar de la silla, suelta un suspiro lleno de frustración, y fija la mirada en cualquier cosa que no sea yo.
Van nunca habla de las sombras, su mundo siempre ha sido un capítulo aparte entre los dos. Y empiezo a entender por qué. Las sombras ocultan cosas, cosas que Van conoce a la perfección y que probablemente estén relacionadas con la razón por la que él acabó en Sunland condenado a vivir en el cuerpo de un gato. Él dijo que fue una maldición ¿Tendrá que ver con las brujas? ¿Van estuvo relacionado con ellas? ¿De qué forma?
Y al vampiro a tu lado, brindale una mano a la que aferrarse y un hombro en el cual apoyarse, sólo así saldrá a la luz por completo lo que en las sombras se oculta.
La silueta dentro del agua hablaba sobre tiempos difíciles; hablaba sobre conseguir aliados para la tormenta que se avecina; hablaba de que yo debía reclamar lo que osadamente otros estaban robando; hablaba de ser un fuerte para Van.
Descubro mis piernas, dejando a la vista el camisón blanco que me llegaba a las rodillas. Las saco de la cama y me siento al borde de esta, para poder verlo frente a frente. Van frunce el ceño, pero no dice nada.
—Ten —levanto mi mano derecha hacia él mostrándole mi palma.
—¿Estás alucinando? Ahí no hay nada.
—Te estoy ofreciendo mi mano ¿Qué no ves? Tú me ofreciste la tuya cuando parecía que el mundo me daba la espalda, y aunque ahora técnicamente mi situación sigue siendo la misma, al menos cuento con algo que nadie me puede quitar, el elemento luz.
Van frunce aún más el ceño y me mira confundido. No bajo mi mano. Con las cejas le hago un gesto para que la tome. Lentamente levanta su mano hacia la mía. Espero y dejo que se tome su tiempo. Tarda un par de segundos que para mí se vuelven eternos. Cuando roza la yema de sus dedos contra los míos, me adelanto y entrelazo su mano con la mía. Él se sobresalta en su silla como respuesta y yo esbozo una pequeña sonrisa.
—Estoy contigo Van, así como tú has estado conmigo. Esto lo empezamos juntos ¿no? Así que, no importa cuán horrible sean las cosas provenientes de tu mundo, siempre que esté contigo nada va a aterrarme demasiado, ni va a hacer que yo salga huyendo, te conozco bien, y tu también a mí, sabes que no le temo a la oscuridad, ni a las sombras, y mucho menos, sí estoy contigo. Pero también quiero que entiendas que así cómo tú sabes todo de mí y de mi mundo, me gustaría conocer el tuyo y que confíes plenamente en mí cómo yo lo he hecho en ti.
—Confío en ti Lena, créeme. Lo hago. Confío en ti, pero...— suelta un suspiro frustrado —me es difícil hablar sobre mí con otros, no te ofendas es solo algo que es parte de mí y quiero que respetes esa parte.
—Privacidad. Se llama privacidad. Y todos la tenemos, y está bien tenerla, porque nadie va por ahí revelando sus secretos, pero tampoco te estoy diciendo que te abras con todo el mundo, solo te pido que lo hagas conmigo, como yo lo he hecho contigo.
—No es tan fácil Lena, no es tan fácil como tú crees —sube su mano libre hasta mi mejilla y la acaricia con suavidad.
—No voy a presionarte, pero no me parece justo que yo siempre comparta todo contigo y tú no quieras compartir nada conmigo —tomo su mano de mi mejilla y la saco con lentitud. —Solo quiero que sepas que nada de lo que escondas va a hacer que yo salga corriendo, así que aquí estaré esperando, esperare ha por ti el tiempo que sea necesario.
Le aseguro con una media sonrisa y el me mira entre desconcertado y aliviado, abre los labios para decir algo pero en ese mismo instante la puerta se abre de manera sorpresiva sin ser tocada ni nada.
—Mmmm, veo que ya has despertado —Jared se adentra en la habitación con los brazos cruzados sobre su pecho. No hay muestras de odio en su expresión, pero tampoco de amistad, su expresión es neutra.
—Solo hace unos instantes. Estaba ubicándome en espacio y tiempo hace unos segundos —digo tratando de sonar lo más serena posible. Me separo de Van y me pongo de pie haciéndolo a un lado. El camisón que llevo puesto me cae hasta las rodillas en cuanto me levanto.
—Como sea —pone los ojos en blanco —espero que su majestad haya recuperado todas las fuerzas necesarias, para brindar todas las explicaciones que debe —me recuerda en un tono sarcastico.
Jared no termina de fiarse de Van, está el asunto de la runa, Safiye, la muerte de Cordelia, mi aparición en el trono, y por supuesto la aparición de los guardianes y sus magnas. Tanto que hablar y tan poco tiempo para hacerlo.
—Lo haré, lo explicaré todo. Solo dame un par de minutos para cambiarme ¿sí? —no iba a darle explicaciones a todo el mundo estando en camisón.
—Pediré que te suban algo de comida —concluye antes de caminar nuevamente hacia la puerta. La abre y le hace un gesto con la cabeza a Van para que salga —no acostumbras cuidarla mientras se viste también ¿o sí?
Jared le lanza dagas con la mirada, mientras que Van muerde su labio inferior para no explotar contra él.
—Estaré afuera —me dice casi en un susurro, antes de salir, dejando un leve beso sobre mi sien antes de avanzar hacia la puerta —volveremos a retomar esta conversación lo prometo —susurra y su beso, aunque tierno me toma desprevenida, y Jared entrecierra sus ojos en mi dirección.
Van se queda de pie frente a la puerta que Jared ha abierto para él y le hace un gesto con la mano para que salga primero. Jared le dedica una mirada que no logro descifrar a esta distancia y sale, lo hace pero rozándole fuertemente el hombro a Van. Van lo sigue de cerca y cierra la puerta sin girarse hacia mí.
¿En serio me beso? Bueno, técnicamente fue un beso amistoso, pero me beso. ¿Qué le pasa? ¿Es su forma de desafiar a Jared o de disculparse porque simplemente no me va a decir nada?
La habitación en la que estoy está hecha de madera, cómo el resto de la casa. A fin de cuentas una casa a la mitad de un bosque totalmente desolada es un lugar perfecto para guarida de lobos ¿no? La pequeña cama está cubierta enteramente por sábanas blancas, al lado se encuentra la mesita de noche, de frente pegado a la pared hay una cómoda de madera color caramelo más la silla en la que estaba sentado Van, son las únicas cosas aquí.
Entro al cuarto de baño y me aseo rápidamente. Envuelvo una toalla blanca alrededor de mi cuerpo, y otra en mi cabello, salgo para buscar algo de ropa en la cómoda color caramelo, pero doy un respingo al encontrar a Ruth sentada sobre la cama.
—¡Cordelia! —exclama mientras trato de calmar los latidos de mi corazón con una mano sobre mi pecho.
—¡Ruth!, pensé que habían vuelto a las profundidades.
—Íbamos a hacerlo, pero el lobo y su manada nos dijeron que solo lo haríamos después de que explicaras nuestra existencia.
Su cabello violeta brilla por los rayos solares que se cuelan a través de la ventana. Su cabellera lisa y larga le cae tal y como lo recuerdo de un lado de la cara mientras que del otro un par de trenzas se le pegan al cráneo. Viste una túnica verde con bordes dorados y un pantalón negro.
—¿Todos están abajo?
—Sí. Y Frederick te envía esto —señala la túnica color violeta que ha dejado sobre la cama junto a un pantalon negro —dijo que lo usaras después de bañarte. Y el lobo alfa le envía eso —señala la charola con comida sobre la cómoda.
Tomé la ropa y volví al cuarto de baño a cambiarme. Me puse las pequeñas botas que llegaban hasta más arriba de mis tobillos. Desenganché la liga para el cabello pegada a la túnica —Frederick siempre piensa en todo —y me hice una cola alta. Escondo el calón bajo la túnica, sé que Jared probablemente ya sepa lo que es, pero prefiero ocultarlo.
Comparto la comida con Ruth —quien al principio se negó a comer, por respeto o que se yo, pero después de insistirle varias veces lo hizo —que prácticamente era un plato de frutas picadas y un jugo, después de terminarlo salimos de la habitación.
—Ruth, quería discúlpame por haberte mentido antes, a estas alturas ya debes saber quién soy en realidad ¿no? —me disculpo al tiempo que avanzamos por un pasillo hacia las escaleras.
—En realidad no hay nada por lo que disculparse, nosotros vimos sus dos facetas —trata de explicarse señalando mi cabello — antes, y aun así la reconocimos cómo la reina que es. No importa de qué forma o bajo qué nombre haya obtenido el elemento, lo importante aquí es que la piedra la eligió y la piedra no se equivoca.
—Por favor, me salvaste la vida, te agradecería que dejes las formalidades, solo llámame por mi nombre, mi verdadero nombre: Malena.
—Tú también me salvaste la vida en las profundidades, te debía una... Malena.
—Gracias, por venir a pesar de los riesgos.
—Ni me lo agradezcas, salir de las profundidades es de lo mejor que me ha pasado en los últimos años, las cosas aquí arriba son tan diferentes, incluso el aire, aquí hay sol árboles de diferentes colores, y sol, sol de verdad, extrañaba la sensación de correr contra el viento libre y sin manipularlo, incluso conocí el mar.
Chillaba de alegría mientras bajábamos las escaleras hacia el vestíbulo. La casa en su mayoría está vacía en los pasillos del segundo piso. En el primer piso hay un par de muebles y una que otra mesa con herramientas, de las cuales desconozco su uso.
Atravesamos el vestíbulo y Ruth me guío hasta una mini sala dónde ya nos esperaban. Allí de pie junto a la puerta estaba Van. Me examina con la mirada, pero no dice nada. Evito mirarlo, pero mi instinto me traiciona y termino por hacerlo. Tiene los brazos cruzados sobre su pecho. Se mantiene sereno, aun estando rodeado por una manada de lobos. Me regala un asentimiento de cabeza y un:
Vamos tú puedes, sé que puedes, aunque no lo creas confío en ti.
Utiliza el diastro para comunicarse conmigo. Solo asiento con la cabeza y paso por su costado dibujando una dura línea con mis labios. A pesar de todo, a pesar de que me demostró que puedo contar con él, en el fondo siento cómo sí algo estuviera rompiéndose entre nosotros, no puedo confiar ciegamente en un vampiro; no importa que sea Van, sí él no confía en mí, sí él no me dice la verdad sobre él, con el pasar del tiempo yo tampoco podré confiar en él.
En la pequeña sala, había un par de sofás viejos color marrón y rojo respectivamente: en uno estaban sentados algunos miembros de la manada de Jared, incluida Sheynnis y en el otro estaba Eli y Teo junto a sus magnas degustando un plato de frutas; bueno, más las magnas y Teo. Otra parte de la manada está alerta con sus miradas sobre Van y sobre mi —son diez, diez lobos contando a Jared y a Sheynnis, quien curiosamente es la única mujer en la manada, la mayoría al igual que Jared, una vez bañando, claro, tienen muy buen aspecto, brazos fuertes y robustos, aunque unos cuantos no tanto, quizás los más jóvenes de la manada, a pesar de no verse tan robustos, la camisa pegada a su cuerpo muestra que entrenan con rudeza —con la espalda pegada a la pared y los brazos cruzados, Frederick se encuentra junto a Zev al lado de las puertas de vidrio a un costado de la sala observando el exterior, pero se giran hacia mí al escuchar mis pasos. Jared quien está de pie al lado de una vieja chimenea que se encuentra apagada da un par de pasos hacia mí:
—Bien, podemos empezar ya.
Asiento con la cabeza. Me giro, le doy la espalda a la chimenea. Todos enfocan sus miradas en mí.
—Excelente, te escuchamos.
Este es el inicio de una nueva etapa. Y aquí las mentiras deben acabar; sí quiero que estén conmigo debo decir la verdad. No podría seguirles mintiendo, en especial a los guardianes, quienes a pesar del castigo que las sacerdotisas les pudiesen imponer por salir de las profundidades vinieron a salvarme.
—Todos me conocen como Cordelia Scarleth Beaumont de Sunland, la actual reina madre se encargó de que así fuese, pero mi verdadero nombre es Malena. Antes de ser exiliada de manera injusta junto a mi familia al bosque oscuro, pertenecíamos a la realeza, mi ahora difunto padre era el ministro de gobierno y hermano menor del entonces rey. Ambos tenían una buena relación fraternal, yo conviví con la verdadera Cordelia desde que nací prácticamente, pues ambos hermanos eran muy unidos, tanto, que me cuesta creer que mi padre siendo su servidor más leal en la corte, haya sido acusado de traición. Después de que mi padre fuera exiliado con pruebas prácticamente elaboradas por alguien muy astuto, una mente maquiavélica: el rey muere. Años más tarde su única heredera. Y allí estaba yo, el último recurso de Safiye para no perder el poder: yo era la siguiente en la línea para heredar el trono, solo que al haber sido expulsada de la familia real mis derechos estaban perdidos. Cuando Safiye llegó a buscarme a la pequeña casa en la que vivía en el bosque oscuro nunca imaginé que fuese para pedirme que tomara el trono de Sunland; para ese entonces nunca se me paso por la cabeza que yo era la siguiente en la línea, en mi cabeza solo retumbaban las palabras "Cordelia murió" "Voy a suplantarla" "Debo reforzar la muralla o mi madre y mis hermanos morirán"
—¿Tienes hermanos? —cuestiona Jared.
—Dos, son gemelos. Tienen alrededor de doce años, pero no son hijos de mi padre solo de mi madre.
—¿Dónde está ella ahora?
—Safiye prometió que sí yo me hacía pasar por Cordelia, ella le daría un mejor futuro a mi madre y hermanos, casando a mi madre con un noble estéril que la aceptara con todo y los dos niños, ellos están aquí. Viven con un campesino, aunque no se casó con un noble al menos sé qué está segura y feliz.
—¿Cómo lo sabes? ¿La viste? —arremete entrecerrando los ojos.
Mentirle a un lobo es peligroso. Mentir frente a toda una manada aún más. No tiene caso Jared de todas formas lo sabrá.
—Cuando paseaba por los viñedos con Hansel allí la vi.
—¿Hablaste con ella?
—Sí, pero voy a ahórrame los detalles de la conversación. Tengo derecho también a guardar mi privacidad ¿no?
Lo siento, pero mi familia, y mis sentimientos están muy apartes dentro de estas confesiones.
—Comprendo —se limita a decir por unos segundos. —Creo que, con esa explicación, todos entendimos cómo llegaste al trono, ahora mi pregunta es ¿Cómo llego ese vampiro a tu vida? ¿En qué momento? — Jared señala a Van indirectamente con el dedo índice.
Trago saliva. Me tenso un poco por lo inesperada que me resulta la pregunta, para esta definitivamente no me prepare. Levanto la mirada hacia Van: no hace nada, no dice nada. ¿Qué debo decir yo? Sí digo que lo encontré en el bosque oscuro a medio morir en la forma de un gato, las preguntas recaerían sobre él, y el ¿Cómo logro atravesar la muralla? Cuando ni siquiera a mí me lo ha querido decir. La discusión se saldría de mis manos y no,antes que Van mejor hablo yo.
—Prefiero no dar detalles —Jared se gira hacia mí con los ojos entrecerrados —solo diré que lo conocí antes de suplantar a Cordelia, él nunca imaginó que yo llegaría al poder cuando decidió quedarse conmigo. Frederick puede dar testimonio de que Van ya estaba conmigo cuando entre a palacio.
Las miradas viajan hacia Frederick. Incluso la de Van, quien no se molesta en defenderse o desmentirme de alguna forma. Frederick da un par de pasos al frente manteniendo su postura erguida, con una mano delante a la altura de su cintura, sosteniendo la manga de su túnica y la otra escondida tras su espalda.
—Es cierto, se conocían de mucho antes, sin planificarlo, sin imaginarse quién era o podría llegar a ser el otro. Ella era tan solo una niña cuando lo vio por primera vez; la verdad es que, para ser vampiro, no es tan malo — se aclara la garganta. La pena de tener que admitirlo lo inunda e indirectamente hiere su orgullo, y su expresión lo refleja, pero su consciencia debe pesar más y sabe que debe admitirlo —le encanta matar que de eso no les quede la menor duda, pero no mata por selección o por deporte, mata por defender, por proteger y por supuesto por hambre.
Concluye Frederick y las miradas viajan de él hacia Van en un silencio tan letal como las miradas de los lobos sobre Van.
—Entonces su lazo es mucho más fuerte, precedido de años, pero ¿Por qué un vampiro se quedaría al lado de una simple niña? ¿Acaso ya conocías su futuro? ¿Dónde lo conociste exactamente? —Jared pasa su mirada entre Van y yo.
—¿Un lobo puede ver más allá de su hocico? No verdad —arremete Van apoyándose en el marco de la puerta de brazos cruzados, manteniendo la mirada fija en Jared. Su mandíbula se tensa —un vampiro tampoco puede tener habilidades de vidente, o ver el futuro. No andamos en manada, no nos gusta seguir ordenes, somos autónomos, disfrutamos del sufrir de los demás, pero no somos capaces o al menos hablando a nivel personal, no soy capaz de traicionar la mano que me levantó cuando el mundo me dio la espalda, Lena me ofreció su mano sin saber quién era —baja su mirada hacia mi —y aun cuando supo quién era realmente, no me abandonó ni me entrego. Valoro su nobleza y su valía, por eso tiene mi respeto eterno, ¿algo más que guste saber su alteza? —vuelve su mirada hacia Jared enarcando una ceja, en un tonito no muy amistoso.
Es la primera vez que escucho a Van hablar de otros cómo él. Es la primera vez que Van dice algo sobre sí mismo, y no lo ha hecho porque quiera contármelo a mí, lo ha hecho para que todos los demás crean en su lealtad hacia mi.
—Sigo sin entender ¿Cómo la conociste? ¿Entraste a Sunland? ¿Ella salió? Porque de haber entrado tuvo que burlar la famosa muralla a prueba de vampiros, y sí él pudo, que nos asegura que otros no puedan, incluso, puede que otros como él ya se encuentren infiltrados en el reino entero y en el palacio.
Eso es cierto, y me admira el hecho de que Jared pensara igual que yo cuando lo vi por primera vez, yo tambien creí que habrían más como él dentro del reino, pero con el pasar del tiempo me ha quedado más que claro que no. Pero, ahora que tengo la corona y el elemento luz...
Van no lo haría ¿cierto? Él no me traicionaría así ¿verdad?
Busco la mirada de Van, con la mía llena de dudas, sí Jared olfatea la mentira, será ¿Será posible que esté olfateando a alguna en las palabras de Van?
—¡Eso es falso! ¡Es la deducción más estúpida que he escuchado hasta ahora! —protesta enojado, los lobos le muestran los colmillos en respuesta, Jared les hace una seña con la mano, y vuelven a sus lugares, escondiendo sus colmillos.—Nadie puede atravesar la muralla, ningún vampiro en su sano juicio se acercaría a ella si quiera.
—¿Entonces como explicas tu presencia en Sunland? —arremete Jared con un tono de voz más fuerte.
La tensión entre los dos estaba subiendo lo que significaba que esto estaba apunto de salir de control, así que sí quiero evitar una pelea me veo en la obligación de intervenir
—Yo salí —hablo sin pensarlo dos veces. Lo digo en un tono de voz tan fuerte que los latidos de mi corazón se congelan en el acto, se mantienen a un mismo ritmo, lo que frustra la acción de los lobos para saber sí miento —me perdí de niña en el bosque —eso no es mentira —salí sin darme cuenta de Sunland y lo encontré. Punto final a las deducciones sin sentido. ¿Podemos hablar ya de los guardianes? Ellos deben volver a las profundidades antes de que las sacerdotisas se den cuenta que salieron.
***
—Gracias por venir.
—Me salvaste la vida Malena, y eso habla bien de ti, de tu verdadero ser.
—No importa el nombre, mientras la elegida haya sido aprobada por Solrrang, lo demás no tiene mucha importancia para nosotros, ni siquiera el que tenga de aliado a un vampiro, que aunque vampiro no es tan, bueno, ya saben —aclara Eli paseando su mirada entre Van y yo.
Después de la calurosa sesión de verdades y respuestas con Jared, me encontraba en el umbral de su residencia despidiéndome de los guardianes. Teo llevaba las manos llenas de gajos de uva, él y su magna —que ahora sé que se llama Ron —no paraban de comer. Zev llevaba a Stormy su Magna, sobre su hombro al igual que Eli, ambas aferraban sus pequeñas garras a la tela de sus chaquetas azul y negra respectivamente. Hover estaba acunada entre mis manos, disfrutando de la calidez que estas le brindaban mientras Ruth la observa exigiéndole que fuera con ella.
—Gracias, y ¿Cómo está ella? ¿Ha vuelto a despertar?
—No, no lo ha hecho, pero hay un grupo de guardianes custodiándola, en especial después de que dicho mago precedido de dicho vampiro causaron cierto revuelo. Nosotros seguimos custodiando la frontera con las sombras, la cual justo en este instante está sin protección —dibuja una dura línea con sus labios, cómo imaginando lo que pasaría sí las sacerdotisas se enteraran que abandonaron las profundidades junto con sus magnas. Frederick tose avergonzado a mi espalda, pero no dice nada.
La misión de Frederick técnicamente era entregarle mi daga a Ruth o Eli, pidiendo en mi nombre su colaboración para ayudarme a levantarme en armas contra Safiye. No puedo simplemente presentarme y decir que en el trono hay una usurpadora, tengo que tener un respaldo, uno muy aparte del elemento luz, algo que haga que los guardias de élite abandonen a Safiye, necesito el ejército de mi lado. Ella los tiene bajo su control de momento, juraron lealtad a la familia real, por lo tanto, mientras ella siga en el poder, aunque yo apareciera diciendo que poseo el elemento luz y Safiye es una traidora, sin pruebas, sin respaldo, y sin un buen equipo que me ayude en caso de tener que pelear abiertamente o defenderme de alguna emboscada imprevista, no lograría nada. Necesitaba ayuda, y los únicos dos lugares que podía acudir por ayuda eran: Faes y las profundidades.
Frederick siendo todo un mago experimentado, perteneciente al palacio, no supo expresarse de manera idónea o fue demasiado desconfiado. Los guardianes lo mal entendieron, encerraron y sentenciaron a muerte acusándolo de posible intento de asesinato hacia mí. Al no poder comunicarse conmigo, y para evitar ponerme en evidencia, al verse perdido contacto a Van, quien a regañadientes fue ilegalmente a las profundidades, dónde tampoco fue muy bien recibido, menos después del alboroto que armó cuando creyó que había muerto. Hubo peleas, sangre, discusiones, enfrentamientos, pero al menos no muertos. El caso es que Van demostró quien era Frederick, quien era él y que yo seguía con vida, pero que en ese momento estaba en peligro. Los guardianes que ya lo conocían le creyeron. Ruth le creyó, al recordar como peleó por mi contra otros vampiros. Los liberaron ilegalmente e idearon un plan para escapar de las profundidades, lo que los convierte momentaneamente en fugitivos de las profundidades hasta que todo se aclare por completo.
Fue así como todos terminaron esa noche en Faes.
—Saben que sí no quieren volver, pueden quedarse conmigo, en mi reino siempre serán bienvenidos, siempre una vez que tome el poder —reitero.
—Gracias, por su ofrecimiento majestad, pero nuestras magnas no están listas para experimentar el ojo público. Ellas son un secreto, y ya violamos parte del reglamento al sacarlas y contarle a los lobos sobre ellas, sí nos quedáramos a vivir las sacerdotisas nos quemarían vivos, literalmente —alega Zev.
—Eso es cierto, esas mujeres tienen el mismo grado en belleza y maldad —afirma Teo con la boca llena las palabras de Zev.
Gran parte de aquello es cierto, de lo contrario las sacerdotisas no hubieran castigado de tal forma a Eli solo por no querer aceptar su destino. Además, las magnas son criaturas muy especiales, tanto, que incluso la manada de Jared moría por tocarlas y no paraban de indagar sobre sus dones. En las manos equivocadas las magnas correrían un grave riesgo, por eso las sacerdotisas se han encargado de mantenerlas ocultas.
—Esto es suyo —Zev desenvaina una daga alrededor de su muslo. Es la daga que le di a Frederick —tiene nuestro apoyo por supuesto, estaremos siempre cuando nos necesité, pero no mostraremos nuestra existencia al mundo ¿Entiende?
Me extiende la daga y yo niego con la cabeza. Dejo a Hover sobre mi hombro y amablemente rechazo la daga.
—Es tuya, tómenla por favor como un regalo —digo paseando la mirada entre los cuatro —tal vez les de buena suerte, yo tengo la gemela.
—Es un honor majestad, pero no creo ser el indicado para tenerla — insiste en devolvermela, pero veo como echa una mirada de reojo hacia Ruth, y enseguida capto la señal. Tomó la daga y la pongo en manos de Ruth. Ella abre los ojos con estupefacción en respuesta.
—Somos amigas ¿no? —le digo viéndola a los ojos.
—Si, pero, no es necesario, menos sí tienes la gemela. —Claro, la leyenda de la daga gemela, se dice que compartir una daga gemela con alguien, es sinónimo de igualdad y fraternidad. Sería cómo sellar un vínculo de hermandad con ella.
—Ruth, acéptala, por favor, no me veas como la reina elegida de Sunland. Veme solo como una humana que está agradecida con una amiga por venir a ayudarla y salvarle la vida. Somos amigas Ruth, y entre amigas no existen las diferencias económicas ni sociales —envuelvo el mango de la daga en su mano cobijándola con la mía —a todos los considero mis amigos, y haría por ustedes exactamente lo mismo que ustedes hicieron por mí al venir aquí. Estoy en deuda, y ahora mismo no tengo como pagarles, así que por favor acéptala —insisto.
Ruth dibuja una leve sonrisa y termina asintiendo con la cabeza antes de rodearme y estrecharme en un fuerte abrazo. Teo que miraba la escena con los ojos enrojecidos se nos unió segundos después, arrastrando en su camino a Zev e Eli, obligándolos a unirse a lo que terminaría siendo un abrazo grupal. Eli y Zev se rehusaron en un principio, pero Teo ejerció más fuerza que todos, tanto, que casi sentí que nos elevó en el aire. Van y Frederick se mantuvieron al margen sin pronunciar palabra. Después de unos largos segundos nos separamos. Ruth envainó la daga en una funda a la altura de su cadera anunciando que era hora de irse.
Van y Frederick se quedaron en el umbral a petición mía, necesitaba algo de privacidad con los guardianes, mientras caminábamos a través de un sendero lleno de hojas secas en medio del bosque que rodeaba la casa, hasta una madriguera al pie de un enorme árbol.
—Aquí nos despedimos Malena —anuncia Ruth.
—¿Viajaran a través de eso?
—Es una entrada oculta. Nadie con sus cinco sentidos usaría la correspondencia cómo transporte humano, menos si no sabe que va hacia las profundidades —expone Teo mientras aparta con sus pies las hojas secas de alrededor del hoyo en el suelo con ayuda de Zev.
—Este es el medio por el cual usted podrá avisarnos con exactitud qué día va a necesitar de nosotros. Correspondencia topoide. Discreta y efectiva, no deja ni un solo rastro de magia, así ningún polisón indeseado puede rastrear nada hasta las profundidades —añade Eli
—¿Topos? ¿En serio? ¿Cómo funciona exactamente? Es decir decir que ustedes se van a auto enviar cómo correspondencia.
—Los topos nos conectan con el exterior, son como nuestros ojos y oídos aquí arriba. Y estos son los canales que utilizan para entrar y salir de manera discreta, nosotros los construimos, por lo que obviamente también podemos entrar perfectamente, y tú puedes enviarnos cartas con ellos. Solo te acercas a una madriguera cualquiera, que por cierto están dispersas en los cinco reinos, aunque también podríamos construir una especial para prevenir cualquier altercado, la cosa es que te acercas, tocas tres veces la barrera mágica que cubre el hoyo y esperas a que aparezca el topo, le entregas la carta con el nombre del destinatario y el baja hasta las profundidades con ella. Fácil ¿no?
—Increíble diría yo. ¿Podrían...? ¿Podrían construir uno en Sunland al pie de un roble a la orilla del río que se encuentra cerca de la frontera con las sombras?
—Podríamos intentar. No creo que sea complicado. Le haremos llegar una carta en cuanto esté listo —asegura Eli.
—Excelente. En verdad les agradezco mucho lo que van a hacer por mí, y lo que hicieron por supuesto, se arriesgaron al salir de las profundidades con sus magnas y pusieron en riesgo su vida por mí, ahora mismo no tengo forma de pagarles, pero lo haré, prometo que lo haré.
—No es necesario, Solrrang te ha dado su aprobación y bendición, nos has demostrado lo que hay dentro de ti al pelear por nosotros, en especial por mí en las profundidades, por lo tanto, tienes nuestra lealtad y por supuesto, nuestro eterno agradecimiento y amistad —se despide Ruth dando un leve apretón en mi hombro.
Zev asiente con la cabeza en señal de despedida, diciendo que nos veríamos pronto, acto seguido introdujo sus piernas dentro del hoyo y se deslizó dentro de este. Ruth siguió después de él, se despidió tras un último abrazo, Hover me mostro sus grandes ojos entristecidos antes de irse. Los siguió Teo quien también se despidió con algo de nostalgia. Eli fue el último, él y su magna fueron los menos expresivos, pero antes de introducir sus piernas en la madriguera se giró hacia mí y me dijo:
—Aunque nos cueste la vida, siempre vendremos a ayudarle cuando nos necesite. Somos fieles a los nuestros, y aunque ahora vivamos en las profundidades Sunland también fue nuestro hogar.
Entreabrí los labios para decir algo, pero Eli desapareció a través de la madriguera dejándome con las palabras atoradas en la garganta.
Antes de darme la vuelta, tomé parte de las hojas secas que Zev apartó antes para dejar a la vista el hoyo, las acomodé tratando de ocultar el mismo. Me puse de pie con algo de nostalgia en la mirada, tal vez porque no volvería a verlos en un tiempo, o quizá porque me gustaría compartir con ellos más seguido, pero una cosa es segura: extrañaría a Hover, y a su portadora, mi... mi amiga Ruth. Verdaderamente somos amigas ahora.
—Emotivas palabras para aparentar ser solo un niño ¿no? —escucho una voz grave y seguido de eso un descenso en el aire que hace que las hojas del suelo crujan al sentir el peso. Me giro en dirección al sonido estupefacta para encontrarme con Jared.
—¿Qué haces aquí? Pensé que esperarías como los demás en tu casa.
—No soy los demás, majestad —contesta más egocéntrico de lo que nunca lo había sido conmigo.
—Creo que a estas alturas no son necesarios las formalidades entre nosotros ¿o sí? —lo miro directo a los ojos.
—Tal vez no, pero prefiero mantener la distancia contigo, no me termino de fiar en alguien que ha depositado su confianza en un vampiro, sin embargo, no puedo negar tu valía, ni tus méritos al ganarte el respeto de los guardianes y sus magnas.
—Me seguiste hasta aquí solo para cerciorarte de que sí fuesen guardianes ¿no? —me cruzo de brazos y enarco una ceja. Él curva sus labios en una leve sonrisa.
—Todo lo que implique magia se debe poner en duda ¿No lo sabías? Existe magia buena: los elementos. Y existe magia perversa y malvada: la magia negra y sus derivados.
—Pues ya te diste cuenta de que sí son guardianes, y me van a ayudar para enfrentarme a Safiye el día de los quinientos años de independencia, su magia me ayudará a lidiar con los guardias de élite en caso de ser necesario.
—Hablando de eso, no has pensado que Safiye podría ser algo mucho más grande de lo que aparenta ser ¿cierto?
—¿A qué te refieres? ¿Piensas acaso —trago saliva antes de pronunciar dicha frase que cambiaría por completo todo dentro de los planes —que podría ser una bruja?
—Lo creo que es distinto ¿Cómo te cambio el cabello? ¿El color de los ojos? ¿Qué clase de hechizo utilizó para que solo el toque y la energía de un vampiro pudiera deshacerla? ¿Qué clase de magia utilizó?
—No creo que sea magia negra. Van me dijo una vez que las sombras corrompen la luz, y la luz repara lo corroído por las sombras; por lo tanto, solo sí utilizo magia proveniente de algún elemento, poción o derivados, la magia de Van podría corromperla, cambiarla o incluso...
Me interrumpe y concluye por mi.
—O destruirla. En el fondo reconozco que ha sido muy audaz de tu parte tener al enemigo de tu lado, podría ayudarte más de lo que crees, pero también podría costarte la vida o un arrepentimiento eterno, que vendría siendo casi lo mismo.
—Van no haría nada en mi contra, estoy segura, me lo ha demostrado en más de una ocasión, y ninguna de tus palabras con doble filo hará que cambie de opinión —le aseguro con un tono de voz tajante.
Jared huele la mentira sí, pero incluso yo logré engañarlo hace un rato, así que no hay forma de que ponga en duda lo que pienso de Van. Sí es un vampiro, y sí, deberíamos ser enemigos, pero en este mundo no hay reglas; no hay lógica; la magia es impredecible; las leyes sólo existen como algo superficial; la verdad, es que, en cualquier momento en cualquier parte, todo, absolutamente todo puede suceder, incluso las cosas menos creíbles, cómo que una humana exiliada de la vida llegara al trono de Sunland, y que justo ella tuviera de mascota a un vampiro atrapado en el cuerpo de un gato, irónico, pero real.
—No es doble filo, soy directo —aclara aún cruzado de brazos. —No confió en los vampiros. Soy un hombre lobo, no confío fácilmente en nadie que no sea de mi manada o familia, menos sí de un vampiro hijo de bruja se trata.
—Y yo soy una simple humana, a la que creíste bruja a pesar de poseer el elemento luz.
—Eso es diferente, no sabía que poseías el elemento luz hasta anoche.
—No muy diferente, sabes que es un vampiro, pero no sabes quién es él en realidad, más allá de sus orígenes sombríos, al igual que tú y al igual que yo, es él quien decide hacer el mal o el bien, solo él, no su especie ni sus orígenes, así que hasta que no te des la oportunidad de conocerlo, te voy a pedir que no lo juzgues. No te pido ni que lo aceptes ni que confíes en él, pero sí que le des el beneficio de la duda.
Jared me mira extrañado.
—Jure asesinar a los de su clase para defender mis tierras de la plaga sangrienta, no creo que pueda si quiera darle tal beneficio, un movimiento en falso y lo mataría, pero sí la reina Safiye verdaderamente ha hecho todo lo que has mencionado no me puedo dar el lujo de quedarme al margen de la situación, quiero estudiarla, y sí descubro un rastro de magia negra o sombría en ella, tendremos que poner manos y garras a la obra.
—Entonces, eso quiere decir que vas a ayudarme a recuperar el trono.
—Se podría decir que si, pero no quiero que confundas las cosas, así que seré claro contigo, no es que me muera por ayudarte, ni por trabajar con un vampiro, pero no me conviene ni a mí ni a mi reino la caída de Sunland. La caída de la muralla y de tu reino solo significaría el inicio de una guerra sangrienta, Sunland es lo único que mantiene a las brujas a raya, y sí cae, mi reino caería después del tuyo, y no pienso permitir aquello.
—No voy a dejar que Sunland caiga en las garras de Safiye, ahora podrá tener la ventaja del poder, pero aún no ha caído la muralla y no existe ningún heredero, aunque sea falso, no existe, así que estoy en todo mi derecho de reclamar mi trono y exiliarla del reino, tal y cómo hicieron con mi familia. Ese será su peor castigo.
—Cuenta conmigo para destronarla —me ofrece una mano, para cerrar la alianza. Hago un ademán de tomarla, pero la levanta inmediatamente en el aire en cuanto lo intento —pero, pero, ojo, que quede claro que esto lo hago solo por proteger a mi reino, no porque quiera ayudarte, y tampoco porque me agrade la idea de trabajar con un vampiro, esta alianza se mantendrá sólo mientras nos beneficié a ambos, pero sí veo al vampiro actuar de forma sospechosa no me detendré a pedirte permiso para matarlo, solo lo haré , y sabes que aunque él posea magia yo nunca estoy solo en una pelea.
Lo miro con ambas cejas enarcadas y entonces vuelven a mi mente las palabras de Van aquella noche:
Un depredador no puede cazar a otro aún más grande, al menos que sea en manada ¿entiendes?
Ahora lo hago, ahora te entiendo Van, su manada podría matarte.
Levanto la mirada, y sin titubear estrecho su mano. Confío en Van, sé que sabrá comportarse y necesito a los lobos de mi lado.
—Solo no te metas en su zona de caza y estarás a salvo —enarco una ceja cuando él entrecierra los ojos hacia mí, por su expresión ya sabe a quién me refiero —mantendremos la alianza mientras nos beneficie a ambos, al fin y al cabo, de eso se trata ¿no?
Jared asiente con la cabeza. Mantiene el semblante neutro, serio, pero bastante atractivo he de admitir. Es casi de la misma altura de Van un poco más robusto me parece, pero eso no es cosa que me intimide, menos ahora que acaba de demostrarme que detrás de ese muro de piel y garras está un hombre sensible que se preocupa por su gente.
Y lo mejor de todos es que por fin tengo aliados. Tengo aliados.
Ahora si, Safiye preparate, porque pronto iré por mi trono... pronto iré por ti.
HOLA!!!
Espero tengan una bonita semana❤️
Gracias por leerme, y esperar con paciencia cada capítulo. Espero les haya gustado🖤☀️
No se pierdan el siguiente capítulo. Estará lleno de confesiones emocionantes🤭🖤☀️
Hasta el próximo lunes💕
Con amor Evie🖤
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