CAPÍTULO 22
CAPÍTULO 22
LA OSCURIDAD QUE NOS ACECHA
Abro los ojos de repente, aislando la oscuridad que me sumergía en un sueño profundo, por las paredes y la iluminación asumo que estoy en mi habitación al día siguiente del accidente, con el sol golpeándome la cara y Hansel sosteniéndome la mano. El dolor de cabeza se ha ido, pero no entiendo cómo he llegado hasta el palacio y menos hasta mi habitación.
—¿Te encuentras bien? —pregunta Hansel mientras me ayuda a sentarme en la cama.
—Creo que si —contesto entre dientes moviendo la cabeza de derecha a izquierda tratando de poner en orden mis ideas.
¡El calón!.
Es lo primero que se me viene a la mente. Bajo la mirada hacia mi cuello, y agradezco que siga allí. Suelto un suspiro aliviado, y me veo a mí misma con un vestido de dormir color beige. Levanto la mirada hacia Hansel quien me observa con el entrecejo fruncido, pero con preocupación desbordándole por los ojos.
—Malena —susurra pasándome un mechón de cabello detrás de la oreja para después acariciar mi mejilla y posar su mano en ella. —Mi Alena, ya te perdí una vez. No soportaría perderte una segunda, por favor evita el peligro, no quiero que desaparezcas otra vez.
Me susurra en un tono de voz casi quebradizo. Pasa su mano por detrás de mí nuca y me atrae hacia su cuerpo estrechándome en un abrazo que me deja desconcertada.
—Quiero que te quedes a mi lado para siempre, quiero cuidarte y protegerte — me susurro sin soltarme. Subo mis manos lentamente hasta su espalda y le devuelvo el abrazo, con menos fuerza, pero lo hago. Hansel cree que puede construir una burbuja para protegerme, eso habla bien de sus sentimientos hacia mí, pero eso es imposible, podrá protegerme del mundo exterior pero jamás podrá protegerme de mi misma, menos del destino que ya aguarda por mí.
Es injusto muy injusto, porque yo no elegí nada aquí, yo sólo acepté suplantar a Cordelia para darle una mejor vida a mi familia, no porque quisiera poder, y mucho menos porque quisiera atarme de por vida a Sunland y a su tan codiciado trono. Mi destino ya estaba escrito desde el momento en que pise el palacio y la piedra de sun me otorgó el elemento luz. Ese elemento más que magia o poder otorga una gran responsabilidad. Responsabilidad que estoy obligada a asumir, más sí quiero salvar a inocentes de las garras de la dictadura, pero aún mejor; voy a asumirla para mostrarle a Safiye quien soy yo, y en quien me he convertido.
—Gracias, pero ya estoy bien —le susurro.
El abrazo termina cuando él se aleja sin bajar sus manos de mis hombros, clava la mirada en las sábanas y acto seguido vuelve a levantar la mirada. Sus labios se cierran en una dura línea y suelta todo el aire retenido en sus pulmones.
—Voy a arreglarlo, esta vez, sí voy a arreglarlo, cuando vuelva traeré noticias, buenas noticias —se levanta de la cama y camina hacia la puerta dando pasos hacia atrás sin dejar de verme. —Quédate aquí y descansa, Yuri vendrá cuando se recupere por completo.
No logro siquiera formular pregunta alguna cuando simplemente desaparece detrás de la puerta. Me quedo sola en la habitación con la única compañía del sol colándose a través de la ventana.
Hago a un lado el edredón que cubre mis piernas. Me siento al borde de la cama, y un mareo hace que me tambalee en cuanto intento ponerme de pie.
El agua se fusiona con la tierra, la luz con el fuego y el aire con cualquiera, sí haces una fusión distinta debilitaras tu propio cuerpo y probablemente tu energía vital.
La silueta en el agua me lo adbirtio, a pesar de tener poca lógica de existencia. Mi cuerpo se debilitó al intentar fusionar dos elementos, los utilice al mismo tiempo sin medir riesgos, pero al menos ahora sé cuáles funcionan juntos y cuáles no.
Tomo un respiro, cierro mis ojos y medito antes de levantarme cautelosamente. Poco a poco doy un par de pasos hacia la ventana frente a mí, y me veo obligada a entrecerrar los ojos por la luz. Deben ser alrededor de las diez de la mañana, ayer todo ocurrió alrededor de las seis de la tarde, todo fue tan rápido y tan confuso, que aún sigo preguntándome ¿De dónde salió esa runa? Nunca había visto una real, solo las vi un par de veces en las páginas de unos libros que Frederick me obligo a leer mientras me preparaba para hacer el hechizo de canalización. Son artefactos muy poderosos y maliciosos que almacenan magia oscura, no llegue a leer cuantos tipos de ellas existen, pero sí sé que se utilizan para marcar a alguien cómo suyo, lo que significa que alguien quiso marcar y poseer la mente de Yuri o la mía. ¿Habrá sido Safiye? Tendría que poseer magia oscura para poder hacer una, pero más allá de eso, tendría que ser muy poderosa. No, lo dudo, ella no podría hacer una runa así de fuerte.
Tomo agua del vaso que se encuentra en mi mesita de noche. Levanto mis brazos para estirarme, poco a poco siento como mi cuerpo se estabiliza, y recupera su fuerza. Abuse de la magia de los elementos, sí, pero el hechizo se salió de control a tiempo, lo que me permitió escapar de una muerte que no buscaba.
Camino por la habitación mientras cepillo mi cabello, pensando en ¿Quienes nos habrán encontrado? ¿Quién es el creador de la runa? ¿Qué estará planeando Safiye? ¿Quiénes son sus cómplices? ¿Dónde están Frederick y Van? Matarme no es algo que pueda hacer ella sola estando yo en Faes, ni siquiera el atentado lo pudo hacer ella sola cuando estaba en Sunland, los guardias de élite fueron quienes me encerraron en la bóveda, pero ¿Serían en realidad guardias?
Un fuerte golpe en la puerta de la habitación hace que me dirija hacia ella. Probablemente sea Yuri. Tal vez ella sepa quienes nos encontraron.
Abro la puerta con más ansiedad de la que me gustaría sentir en este momento, pero al abrirla me doy cuenta que fue un error. Un grandísimo error.
Jared quien trae los ojos encendidos en un amarillo vibrante me toma del cuello y me estampa contra la pared con una mano sin mucho esfuerzo, mientras que con la otra azota la puerta a su espalda.
—Aquí y ahora me vas a decir ¿Quién carajos eres tú? Y ni se te ocurra mentirme, porque por cada mentira dicha por tu boquita vas a sufrir —amenaza con una voz áspera mientras ejerce fuerza en su agarre.
Desesperada balanceo las piernas, le clavo las uñas en la mano con la poca fuerza con la que cuento ahora mismo, pero, aunque ya hay pintas de sangre alrededor de las yemas de mis dedos él no se inmuta ante el dolor, sin embargo, me suelta. Mi cuerpo cae al suelo en un golpe seco. Toso debido al dolor y la falta de aire que sentía.
—Habla, o será peor para ti —me asegura con frialdad.
Recupero el aire de a poco, llevo mi mano hasta mi cuello, que ahora mismo arde del dolor. Duele, duele mucho. Pero debo ponerme de pie. No sé a qué se deba la actitud de Jared, pero debo confrontarlo con serenidad, o podría exponerme.
—No sé de qué me está hablando príncipe Jared.
—Lo vi. Lo vi todo ayer, así que no trates de negar nada, e incluso sí piensas hacerlo empieza por elaborar mentiras creíbles porque las que has dicho hasta ahora no me las trago —asegura el rubio clavando su dura mirada en mí.
—¿Qué viste? —cuestiono aferrándome a la idea de que no vio lo que estoy pensando.
—Vi, cómo levantabas el mar a tu espalda. Vi cómo manipulabas el agua, tal y cómo sí fueras su ama. Vi que no eres quien dices ser ¿Algo que tengas que alegar en tu defensa antes de que le diga todo a papá y a Hansel? —Pronuncia cada frase mientras da un paso hacia mí y yo doy dos hacia atrás.
No puede ser. No puede ser. Yo me aseguré de que en la playa no hubiera nadie antes de ayudar a Yuri ¿Cómo logro verme entonces?
Estoy en problemas. En graves problemas. Van no ha vuelto a comunicarse conmigo desde esa noche ¿Y sí él y Frederick fallaron?, peor aún ¿Y sí murieron? Yo podría ser la siguiente.
Atrae aliados y no a enemigos, se avecinan tiempos difíciles para Sunland y tú debes estar lista para enfrentarlos.
La voz de esa silueta vino a mi cabeza como una ola a la orilla de mis inestables pensamientos. Es cierto, no tiene caso, Jared no puede ser mi enemigo, tiene que ser mi aliado, y aunque jamás hubiera previsto que las cosas se dieran así, estoy acorralada y la verdad es ahora mi única salida.
—Está bien, no tiene caso que mienta, tú lo has dicho no soy quien crees, voy a decirte la verdad —suelto todo el aire retenido en mis pulmones y levanto la mirada. Jared continua con la mirada encendida en un amarillo brillante. No bajará la guardia hasta no escuchar lo que quiere.
—Sabía que mentías desde el momento en que abriste la boca. Habla de una vez ¿Quién carajos eres?.
—Primero que nada, quiero que sepas que yo jamás busqué hacerle daño a tu reino y mucho menos a Hansel.
—¡Por favor! ¡Deja la hipocresía y habla de una vez! —me espeta con hastío.
—¡SOY MALENA BEAUMONT! Que de eso no te quede la menor duda —le espetó con una voz fuerte. Que no crea que es el único que puede gritar aquí. Podrá tener ventaja en altura y masa muscular, pero que sepa que no le tengo miedo.
—¡Ja! —una especie de carcajada sarcástica le sale de la garganta, mientras pasa una mano por su cabello con frustración. —Se te da bien mentir ¿no? Sí no dices la verdad ahora mismo voy a matarte.
Subo la mano hasta el calón. Solo sí le muestro la verdad detrás de este rostro va a creerme, así que llegó el momento de la verdad. Solo sí le muestro a Cordelia entenderá porque tengo el poder que tengo y porque estoy aquí. Hago un ademán de sacarme el collar, pero mi acto se ve interferido cuando Jared vuelve a tomarme por el cuello para estamparme con fuerza contra la pared. Nuevamente azota mi cuello con fuerza, pero esta vez hace que mi cabeza choque contra la pared.
—No me gusta que me vean la cara de estúpido, y sí no puedo encontrar la verdad, voy a erradicar la mentira —ejerce más y más fuerza, hasta el punto en que siento que puede llegar a quebrarme el cuello.
La puerta se abre, pero Jared no se detiene sino es hasta que Hansel lo embiste, separándolo totalmente de mí. Mi cuerpo vuelve a tocar el suelo. Mis pulmones ruegan por aire, ya ni siquiera puedo toser, toda mi energía está centrada en respirar.
La habitación se vuelve todo un estruendo, mientras Jared pelea con Hansel.
—¿Qué te pasa imbécil? ¡ES UNA MUJER! —Le espeta Hansel agarrándolo por el cuello del traje azul.
—¡Perdóname, pero esa, no es más que la mentira hecha mujer, no seas imbécil! ¡Ella no es quien tú crees que es! —le asegura Jared librándose de su agarre.
—Estas demente, la luna tiene todos tus sentidos a flor de piel, estás viendo cosas dónde no las hay.
—¿Me estás llamando loco? Pues te recuerdo que de entre los dos yo siempre he sido el más cuerdo, y sé de lo que hablo cuando digo que ella miente.
Hansel toma a su hermano del cuello de su traje y lo eleva en el aire con una facilidad que me parece extremadamente sobrehumana. Hansel y Jared son prácticamente de la misma altura, pero a más de su color de cabello, la diferencia en ellos está en su masa muscular, Jared se ve dos veces más fornido y atlético que Hansel, pero aun así Hansel lo ha levantado del suelo con sus manos. Las venas que deja ver su camisa recogida hasta los codos muestran cuánta fuerza está ejerciendo al levantar a su hermano.
—¿Qué piensas hacer pedazo de imbécil? — gruñe Jared.
—Lo que debí hacer hace mucho tiempo. Cerrarte el hocico —Hansel lanza a su hermano hacia el otro lado de la habitación, provocando todo un estruendo al destruir parte de un mueble y lo que había sobre el.
Hansel se acerca a su hermano enfurecido, para volver a atacarlo, pero este gruñe en respuesta.
Literalmente.
Levanta la cabeza y ruge como todo un animal. Camino hacia la cama con cautela para poder visualizar mejor lo que está pasando y me encuentro con Jared vuelto una bestia nuevamente. Sus orejas son puntiagudas, sus ojos se han tornado amarillos brillantes, y ahora le han crecido un par de colmillos que le muestra a Hansel haciendo una especie de gruñido.
Es mitad bestia no cabe duda.
Pero lo que me dejaría helada por completo, es girar la mirada y encontrarme con un Hansel exactamente igual a su hermano. Orejas puntiagudas, ojos brillantes, colmillos y garras.
Por todos los cielos, ambos son... no puede ser.
Esto era lo que me ocultaban con tanta insistencia.
Hansel no quería asustarme, por eso el misterio y el recelo.
Retrocedo un par pasos torpemente hasta que mi espalda choca con la pared. Jared aúlla, y hace que mis oídos siembren, como puedo llevó las manos a mis orejas y las cubro. Jared se lanza sobre Hansel, y ambos inician una pelea, entre garras y puños.
Jared es ahora quien lanza al otro lado de la habitación a Hansel. Ahogo un grito al ver que ha hecho que se golpeé fuertemente la columna. Hansel no se levanta, lucha por hacerlo, pero el dolor se lo impide. Jared gira su cabeza hacia mí, y un frío horrible me recorre la espalda.
Trago saliva, y mi corazón se acelera por el pánico de una posible muerte. Jared hace un ademán de caminar hacia mí, pero en ese instante Hansel se levanta y con todo su cuerpo lo derriba y empieza a golpearlo en la cara.
Yo no podía quedarme en esa misma habitación. Sí Hansel quedaba inconsciente, Jared me despedazaría, y tengo que reconocer que en la pelea Jared está llevando la mayor ventaja. Me muevo con cautela a través de la habitación sin despegar mi espalda de la pared. Y cuando consigo estar frente a la puerta, una mujer entra a través de la misma y se interpone ante mi huida.
Es alta y delgada. De piel morena, ojos marrones, y cabello corto color café oscuro que le caía hasta los hombros entre ondas desordenadas. Lleva el abdomen al aire, y sus pechos como sus caderas solo están cubiertos por un pedazo de tela color tierra con algunas cosas bordadas en el. La minifalda que lleva deja ver lo fornido de sus piernas y abdomen, mientras que la pequeña blusa que le cruza por los hombros se apega a sus pechos.
—¿Para dónde con tanta prisa? —dice con una sonrisa que no me gusta para nada y que borra en el mismo instante en el que intento retroceder con un par de pasos torpemente. Al igual que Jared y Hansel ella cambia totalmente de normal a mitad bestia y me muestra los colmillos de manera amenazante. Camina hacia mí y en un abrir y cerrar de ojos ya me tiene sujeta del cuello aprisionándome contra la pared.
Aunque me aprisiona, no ejerce la misma fuerza que Jared ni me levanta en el aire, lo que me permite hacer una vista panorámica de la habitación, y ver cómo no solo ella ha logrado entrar, sino que también a través del balcón ya se han abierto paso un par de hombres mitad bestia.
Con dificultad separan a Hansel de Jared sujetándolo de los brazos mientras le gruñen. Hansel se resiste y trata de zafarse, pero los otros dos son realmente corpulentos y fuertes. Desde su frente una herida chorrea sangre que ya le rueda hasta el cuello.
Jared dice algo que no logro entender hacia los dos hombres mitad bestia que sujetan a Hansel y luego se gira hacia mí. Totalmente débil he inmovilizada por la otra chica, no puedo hacer nada.
—Vamos a tener un entretenido interrogatorio —le dice a la chica y Hansel gruñe.
—¡NOOO! ¡Déjala en paz!
—Tranquilo hermanito esta vez me asegurare de que al menos tengas una tumba dónde llorar —se gira hacia su hermano, mientras se limpia algo de sangre de los labios con el dorso de su mano.—Llévatela —le ordena a la chica que me sujeta.
Llena de pánico por lo que pueda suceder, utilizo mi último recurso. Llevo mi mano hasta el calón. Lo sujeto con fuerza:
Quieren matarme y no sé dónde van a llevarme, he agotado mi cuerpo y no puedo defenderme de ninguna forma, te necesito Van, encuéntrame, antes de que sea demasiado tarde.
—Será un placer —musita fijando sus ojos naranja brillantes en mí. Acto seguido su frente choca con la mía y pierdo el conocimiento.
***
La cabeza me da mil vueltas. Todo es confuso, hasta el olor. Huele raro. Yo huelo raro, cómo a mariscos, tierra, sudor y... ¿perro mojado?
Mis extremidades duelen. Mis brazos duelen.
—Es humana, sí fuera una bruja no soportaría la salinidad del mar por tanto tiempo.
—Pero usó magia y se supone que ella no debería tenerla.
Escucho un par de voces ásperas a lo lejos, pero no logro reconocerlas. Hago un intento por abrir los ojos, pero mis párpados se sienten demasiado pesados. Arrugo los dedos de mis pies descalzos y siento una superficie rocosa que apenas puedo tocar con la punta de mis dedos, y ensegida caido en cuenta de que pendo de una cuerda con los brazos atados. Por eso dolían.
—¡Oh vean! Nuestra querida invitada está despertando —escucho la voz de la chica que me golpeó antes de perder el conocimiento.
Hago un ademán de mover mis pies, pero descubro que me es imposible, un paso en falso y quedaré totalmente pendiendo de mis brazos. Eso dolería. Una mano se estrella contra mi mejilla con tal fuerza que me hace tambalear hacia delante, ocasionando que casi pierda el poco equilibrio que tenía. Abro más los ojos de golpe, y me encuentro con los ojos naranja brillante de la chica de cabello café oscuro.
—Buenos días, o noches, malas noches para ser justa —comenta con un tono áspero y divertido al mismo tiempo.
La noche había caído sí. Pero la cueva estaba iluminada por antorchas y luces mágicas. En medio había una pequeña posa de agua; agua del mar que se colaba al interior de la cueva. Lo que quiere decir que esta cueva está en Faes en alguna parte cerca del mar. Parpadeo un par de veces para aclarar más mi vición.
—Bienvenida a tu muerte bruja, o cómo dices llamarte: Malena Beaumont.
Bajo la mirada y me veo no solo a mí misma colgando totalmente empapada en medio de una cueva, sino también a una manada de lobos gigantes. Por todos los cielos ¿Qué es esto? ¿Quiénes son ellos? Lobos normales obviamente no, asesine a muchos lobos mientras entrenaba con Van y ninguno se asemeja a los que tengo en frente. La mayoría gruñe y muestra sus colmillos mientras el más grande de todos camina con serenidad hacia la roca en la que apenas logró tocar con la punta de los dedos.
Es grande, su pelaje es de un castaño claro, similar al cabello de... Jared.
Esa mirada.
Esos ojos amarillos brillantes.
El entrecejo fruncido.
La forma en que gruñe y muestra los colmillos.
Es él.
—Alguna última palabra antes de que te devoremos viva —ladra el lobo de pelaje castaño claro. Es Jared lo sé. Es él. Y va a matarme. Y luego a comerme sino hago algo pronto.
—¿Qué crees que estás haciendo idiota? —le espeto apretando los dientes, mientras muevo la cabeza haciendo a un lado los mechones de cabello húmedo de mis mejillas.
—Purgando mi reino y el mundo de seres despreciables como tú —gruñe.
—¿Qué crees que soy? ¿Eh? Sí me matas la humanidad entera estará en peligro ¡Imbécil!
La chica a mi lado gruñe. Cambia su aspecto a mitad lobo con una velocidad que me deja helada, me muestra sus colmillos tan cerca del rostro que me salpica algunas gotas de saliva a la cara. Los lobos en las rocas alrededor del agua hacen lo mismo.
—La humanidad que queda, estará mejor con una bruja menos en el mundo. Hoy haré que muera una de las pesadillas de la humanidad, ser tan despreciable cómo los mismos vampiros —ladra en un tono suave pero amenazante.
—No sé qué te hace pensar que soy una bruja, pero te aseguro que no lo soy, bajo esta piel solo existe Malena Beaumont —le aseguro.
Jared cree que soy una bruja. Genial. Es un lobo. Magnifico.
Va a matarme y la muralla de Sunland va a caer en mil pedacitos en cuanto mi corazón deje de latir. Toda una maravilla. La muralla puede mantenerse por diez años más, siempre y cuando el rey o la reina que la reforzó, muera dentro del reino, sí muero fuera de el, la muralla caerá junto conmigo.
Lo más sensato sería decirle la verdad. Pero Jared no creería que Safiye una mujer tan refinada y educada sería capaz de cometer atrocidades, no sin pruevas, mismas que no tengo. Ahora menos me creería sí me quito el calón, olfatearía la magia sombría de un vampiro dentro de el y me asesinaría en el acto. Después de todo, ¿Quién en su sano juicio creería que un vampiro se aliaría a la reina de Sunland o a una simple humana? No. No, no, no nada de eso me ayuda.
—Tienes el mínimo beneficio de la duda dado que tu rostro no se ha deformado aún con el sants azotando tus manos y agua salada empapando todo tu cuerpo.
—¿El sants? —Levanto la mirada para ver aquello que mantiene mis brazos en el aire. No es una soga, es como un mazo de ramas torcidas y enredadas de un árbol.
—Ni siquiera sabes lo que es el sants —ladró entrecerrando sus descomunales ojos hacia mí.
—Es probable que sea una reciente. Por eso su magia ni ella son tan fuertes, y el sants ni el agua salada le hace daño —gruño la chica mitad lobo a mi lado.
—El sants, un árbol sagrado cultivado en Terra, cuidado por las mismas sacerdotisas, una de las armas más letales contra las brujas. ¿Evolucionaron y se volvieron inmunes acaso?
—No soy una bruja, mírame bien Jared. Soy Malena Beaumont. Y si, escondo un secreto lo admito, pero no es lo que tú crees que es.
—¿A no? Y entonces ¿Qué es? Eres la nueva especie creada por ellas. ¡Claro, por eso eres distinta lo que funciona con ellas no funciona contigo!
—¡Que no! —grito para que deje de sacar conclusiones estúpidas.
La loba a mi lado me agarra del cabello y tira de el hacia atrás.
—Le vuelves a gritar al alfa y nos ahorraremos este inútil interrogatorio. Yo misma te despedazare y te arrancaré esa lengua mentirosa.
Tal vez pronto lo sepa y usted misma pueda sacar sus conclusiones mi lady, solo le puedo decir que en el reino hay mujeres que mueren por el simpático príncipe Hansel y otras que matan por el guapísimo príncipe Jared.
Las palabras de Yuri ahora tenían sentido. Unas matan por Jared, y otras mueren por Hansel. Pero yo no iba a ser una de las que muriera. Yo voy a vivir. Tengo que lograr que me crea, sí tan solo Hansel no hubiera entrado a la habitación antes de que yo pudiera explicarle todo cuando aún era un humano con sentido crítico.
—¡Sheynnis! —le ladra Jared. El alfa.
Me suelta con brusquedad.
—Esta noche vas a morir si no dices la verdad, así qué por última vez preguntaré ¿Quién eres? — gruñe al tiempo que da un paso al frente frunciendo el entrecejo.
La herida en mi frente arde. Un escalofrío me recorre la espalda. Mi pecho se contrae y siento que no voy a soportar un minuto más así colgada. Pero tengo que vivir. Por primera vez debo aferrarme a la vida. Él quiere la verdad, y yo quiero respuestas y hasta no obtenerlas no puedo morir.
—Soy el milagro que muchos esperan y que otros cuantos quieren destruir —repito las palabras de mi madre, no es mentira, sí él puede oler la mentira, entonces comprenderá el significado detrás de esas palabras.
—¿Tú? —pregunta casi horrorizado, mientras los lobos a su alrededor aúllan y gruñen en lo que me parece un gesto de furia.
—¡Matémosla! ¡Es evidente que no va a hablar! ¡Estamos perdiendo el tiempo! ¡Tiempo que podríamos usar para cazar! —la mujer lobo a mi lado saca las garras mientras incita a la manada a atacar, Jared se inmuta en el silencio, pero tampoco interviene. La mujer lobo se gira hacia mí y me muestra las garras en las que se han convertido sus uñas, filosas y letales. Con ellas perfectamente podría atravesarme la garganta.
—Oh fue un gusto conocerte nueva creación —se finge apenada, pero sus ojos brillantes revelan su satisfacción. —Pero más placentero será exterminarte.
—¡Disculpen! —una voz ajena a la reunión hace eco en las paredes rocosas de la cueva. Todos se giran buscando el portador de la voz, incluso la tal Sheynnis. Aliviada al ver sus garras un poco más lejos de mi garganta, levanto la mirada, descubriendo que el portador de la voz, es nada más y nada menos que un niño de doce años vestido totalmente de negro, un vestuario algo diferente al que yo recuerdo. Un guardián de las profundidades está aquí, y sin guantes en las manos, lo que significa: Fuego. Y mi salvación.
—Disculpen, disculpen la interrupción, todos se ven notoriamente ocupados en su ritual de matando a inocentes, pero estaba buscando el camino a casa, y de repente me perdí, luego pasé por aquí vi unas luces encendidas, y me dije ¿Por qué no pedir ayuda? Alguien tal vez quiera ayudarte. Así que les pregunto de la manera más amable posible ¿Alguien podría mostrarme el camino a casa?
La manada entera coreo un fuerte gruñido como respuesta.
—Ya veo que no.
Un par de patas heladas tocaron mis nudillos adormecidos, levanté la mirada inmediatamente para ver de quien se trataba y me encontré con Hover intentando soltarme.
—Hover —susurré lo más bajo que pude con una leve sonrisa de alivio en mi rostro. Hover bajo por mi brazo hasta mi hombro y me acaricio la mejilla con su cabeza. Segundos después sentí un escalofrío bajar por mis manos, algo allí tenía la temperatura extremadamente alta comparado con mi cuerpo. Inferno, la magna de Eli. Dos magnas más de color verde y azul celeste respectivamente, bajaron por la enredosa cuerda para ayudarme a soltarme.
—¿Quién eres? —le gruño Jared.
—Mmm ¿En este instante? Sin duda su mayor problema —Eli mostró las palmas de sus manos y con ellas escupió una ráfaga de fuego que se extendió alrededor del agua. Los lobos se apegaron más a las paredes de la cueva tratando de huir del fuego.
Los gruñidos y ladridos de molestia no se hicieron esperar. Todos estaban enfocados en Eli, nadie se dio cuenta de lo que las magnas estaban haciendo. La magna de Eli hizo arder su lomo para ahuyentar las ramas de mis manos, pero no sirvió de mucho.
Eli avanzó a través de las llamas totalmente inmune a ellas, caminó sobre el agua hasta quedar a una distancia de dos metros frente a Jared. Las llamas los separaban, pero sus miradas eran fijas y severas.
—Podemos hacerlo por las buenas príncipe Jared, entrégueme a la humana y ninguno de sus perros saldrá herido.
—¿Quién te crees para venir a darme órdenes? Eres otro fenómeno hijo de bruja igual que ella ¿verdad? —ladro Jared. Eli soltó una carcajada burlesca. Ese niño, no es un niño y su paciencia es mucho menor a la de Jared.
—No voy a discutir con un ignorante como tú, si no es por las buenas; entonces me la llevare por las malas.
—¿Así? ¿Tú y cuantos más?
Los lobos gruñeron con hastío, adoptando una posición de ataque, esperaban la señal de su alfa para atacar, incluso Sheynnis estaba atenta a la voz de Jared.
—Les aseguro que yo solo me basto para acabar con ustedes, pero en esta ocasión he traído invitados —Eli chasqueo los dedos y detrás de él las llamas se abrieron. —¡Qué esperan! —incito a los lobos para que lo atacaran.
El primero en abalanzarse sobre él fue un lobo de pelaje café cobrizo. No le importo las llamas, tomó impulso y se lanzó contra Eli, más en cuanto su cuerpo se encontraba en el aire una liana marina lo tomó por las patas y lo lanzó contra el suelo. Entre la sosobra del momento solo el quejido del lobo era lo único que podía oírse. Eli curvo sus labios en una sonrisa de satisfacción, y yo sentí un alivio en mi corazón; los guardianes estaban aquí.
Más lobos se aproximaron hacia Eli enfurecidos, pero todos fueron lanzados contra las paredes de la cueva. Todo sin que Eli moviera un solo dedo. A su espalda ya arribaban Zev, Ruth y Teo. Entre las llamas podía ver la expresión épica de sus rostros. La túnica verde de Ruth se movía conforme ella avanzaba, Zev imponía con dos espadas de mango y hoja totalmente verde a su espalda, asomando el mango sobre sus hombros, y Teo, bueno Teo aunque regordete también dejo alguna que otra impreción con el gajo de uvas que estaba terminando de comerse.
Su entrada a través de las llamas no solo fue épica e inesperada, sino que dejó a más de uno con la boca abierta.
—¡A ellos! —ordeno en un fuerte gruñido Jared.
Los lobos que aún quedaban de pie se aseguraban de tomar suficiente impulso para lanzarse sobre ellos. Los chicos se movieron con agilidad y se dispersaron e iniciaron a defenderse utilizando sus respectivos dones. Jared quiso saltar por encima de las llamas hacia Eli, para atacarlo mientras se defendía de otro lobo, pero en ese instante alguien más apareció entre las llamas.
Los pasos firmes hacían que el agua bajo sus pies hiciera un fuerte eco que retumbaba en la cueva a pesar de la pelea que ya se estaba llevando a cabo. Una silueta varonil muy conocida se aproximaba de entre las llamas. En ese instante las magnas lograron soltarme después de varios minutos de intentos fallidos. Mi cuerpo se desplomó sobre la roca. Con la poca fuerza que me quedaba levanté mi torso con ayuda de mis manos y de la magia de las magnas, para encontrarme a través de las llamas, con un par de ojos verdes brillantes llenos de ira que observaban a Jared o al lobo en el que se había convertido con duresa y furia. Conozco esa mirada, sus ojos solo cambian de color cuando enfurece, cuando utiliza magia o cuando...
Oh no. Van va a matarlo.
Lo próximo que veo es una bola de sombra envolverle la mano. Jared cambia de objetivo y se lanza contra él a toda velocidad, y comienzan una pelea a muerte.
El olfato y los reflejos de un lobo son extremadamente buenos. Y estoy segura que el olfato de Jared hace rato desifró quién es Van. Y sí a mí por creerme bruja me quería quemar y despedazar viva contra Van tampoco creo que tenga buenas intenciones. Aunque un par de garras no deberían preocuparme tanto como la magia sombría de Van. Es fuerte. Es ágil, evade los ataques de Jared con facilidad, aún en medio del agua y las llamas, aunque no utiliza magia. Van se está defendiendo en lo que aparenta ser un justo mano a mano, o garra, pero eso no evita que sus embestidas contra Jared y viceversa sean violentas.
Tengo que parar esa pelea antes que ambos se maten. Jared es un potencial aliado, será rey de Faes algún día y no me conviene que me odie o que muera, mucho menos que muera, Hansel estaría en mi contra, perdería todo por lo que he venido: Protección. Respuestas. Aliados.
Sheynnis vuelve hacia la roca y hace un ademán de lanzarse sobre mí, pero inferno se le adelante y le escupe fuego. Aprovecho su momento de distraccióm para ponerme de pie, lo hago sin muhca dificultad y extrañamente vuelvo a sentir la energía recorrerme el cuerpo, al menos la suficiente para defenderme. Me aproximo hacia ella y le doy un empujón por los hombros, aunque cae al suelo rocoso, no se golpea. Es una loba mitad humana, sus reflejos son buenos. Teo ve el acto y antes de que ella pueda volver a subir lanza una liana con magia que la toma por los tobillos y la hace retroceder varios metros.
Les agradezco a las magnas rápidamente. Y les pido que se oculten, esto se iba a poner feo, ya era feo, y se supone que las magnas son un secreto de las profundidades. Hover y la de color verde asiente e incitan a las otras dos a trepar por una de las paredes.
Los guardianes se estaban encargando de la manada, pero yo debía encargarme de el alfa antes de que muriera en las manos de Van —No es que no quiera que se muera por todo lo que me ha hecho pasar, todavía siento el dolor alrededor de mi cuello, y la herida en mi frente también es gracias a una de su manada, pero irónicamente necesito que viva, no es uno de los malos, solo ha malentendido las cosas y debo aclararlas antes de que le cuesten la vida —Bajo de la roca deslizándome hacia un costado. Caigo en el suelo rocoso semihúmedo, y me aparto para evitar el cuerpo de un lobo. Levantó la mirada hacia la dirección que ha venido el cuerpo y veo a Teo levantando la mano apenado, mínimo está susurrando un lo siento. Más lo hubiera lamentado yo sí la bestia me aplastaba contra la roca con su cuerpo. Son realmente grandes. Le regalo un asentimiento de cabeza sin darle mucha importancia.
Las llamas. Me chocó frente a frente con ellas. Recorro la cueva con la mirada buscando al dueño de ellas, pero no logro encontrarlo. Mi energía vital podría agotarse si me sobre paso utilizando los elementos, y ahora mismo no me siento en condicionesl cómo para utilizar uno. Pero todo está en riesgo, todo, incluso la vida de Van, los lobos se vuelven más violentos con cada ataque, a pesar de que los guardianes se defienden, no sé por cuánto tiempo lo hagan —podrían agotar su energía igual que yo — entonces iniciaría la verdadera pelea a muerte.
Un escalofrío me baja por el brazo izquierdo, observó las llamas. Hay agua detrás de ellas. Podría intentar apagarlas. Solo esta vez por favor. Debo evitar una desgracia. Me concentro. Respiro. Mi rostro arde por la cercanía a las llamas. Cierro los ojos, busco conectar con el elemento en mi interior. Siento un cosquilleo extraño en mi pecho. No es el elemento, nunca lo había sentido así, es un presentimiento.
Giro mi mirada hacia atrás, y allí en el aire ya se encontraba prácticamente sobre mí, Sheynnis. Trato de esquivarla, pero me es imposible. Cae sobre mí. Es la única que no se ha convertido por completo y mantiene su apariencia mitad humana, mitad lobo. Me aprisiona contra su cuerpo. El golpe que me di en la cabeza al caer me deja en desventaja. Se sienta sobre mí y levanta las garras con fuerza, cómo tomando impulso para clavarlas en mí.
—¡Muere de una vez maldita!
No hago nada, cierro los ojos con fuerza esperando el golpe. Pero no llega. Abro los ojos, El agua ha atravesado las llamas y le ha sujeto la mano. Se divide y le sujeta las dos manos, luego la toma de la cintura y la aparta por completo de mí. Ella lucha para poder soltarse, pero le es imposible. Ni una loba puede contra el poder del agua. Agua que yo no levante. Escucho el mar chocar con fuerza contra las paredes de la cueva. Son mis emociones, mis emociones sí están conectadas con los elementos, mi frustración ha hecho que el mar se levante para ayudarme.
Me levanto rápidamente. Sí el mar me oye, sí el mar me siente, sé que va a ayudarme.
—Extingue lo que ha mi paso obstruye —digo levantando ambas manos hacia las llamas. Separándolas le ordenó al mar que apague las que están frente a mí.
Por unos segundos no sucede nada. Mis hombros se tensan y trago saliva. Pero de un momento a otro las llamas caen dejándome un pequeño renglón por el cual pasarmomento exacto en el que Van lanza a Jared hacia las llamas tomándolo por las orejas, pero Jared logra sostenerse clavando las garras. Avanzo hacia el pequeño renglón en el aro de juego. Mis pies descalzos tocan el agua, y las llamas que se habían calmado para dejarme entrar vuelven a arder a mi espalda. Van y Jared mantienen la distancia por unos segundos al sentir mi presencia. Van, quien ya tiene desgarrada parte de la camisa gracias a Jared, gira la mirada hacia mí. Sus ojos verdes brillantes se encuentran con los míos, su mirada deja de ser intensa por unos segundos ¿Tan mal me veo? Bueno, una manada de lobos estuvo torturándome, así que eso es probable.
Trato de apaciguar su ira con mi mirada, pero sé que con miradas no lograré nada. Llevo mi mano hacia el calón.
Estoy bien, déjalo, lo necesito vivo.
Van lo oye, sé que lo hace porque la intensidad de sus ojos verdes bajan.
Cámbialos a negros por favor. Por favor. Cámbialos.
Van baja la guardia pero el traidor de Jared lo aprovecha para lanzársele encima. Maldición.
¡Estaba intentando salvarte la vida idiota!
Van no se mide, esta vez lo va a matar.
La magia hace que Jared caiga contra las llamas. Van ya se aproxima hacia él para dar el golpe final con magia que ya veo brotar de su mano.
Esto se va a salir de control si no hago algo ya. ¡Ya!
Avanzo hacia Van. Lo hago a pasos firmes haciendo que el agua bajo mis pies libere un sonido de alerta. Van no se detiene de todas formas. Me muevo lo más rápido que puedo. Van está demasiado cerca, Jared apenas y ha logrado arrastrarse lejos de las llamas.
—¡No lo hagas! —me aferro a Van con todas mis fuerzas. Arrugo la camisa bajo mis puños aferrados a su espalda. Siento su pecho subir y bajar aceleradamente de una forma inhumana —él no es humano— Van no se mueve, pero está a escasos pasos de Jared. Me aferro más a su cuerpo.
La bola sombría se desvanece en su mano. Respiro y suelto todo el aire retenido en mis pulmones. Siento su mano sobre mi cabeza. Lentamente sube su otra mano hasta mi cintura y me aprisiona contra su cuerpo. Su pecho baja significativamente su velocidad y por un instante tan solo por unos segundos es cómo sí solo existiéramos él y yo. Allí en medio de un aro de fuego alrededor del agua del mar, solo estábamos él y yo. Cómo siempre y desde el principio solo hemos sido él y yo. Nunca lo había abrazado, pero se siente tan bien hacerlo, más despues de todo lo que pasé hace unas horas.
El cosquilleo en mi pecho vuelve a hacerse presente. Es un presentimiento. Es Jared lo siento. Me separo levemente de Van. Baja su mirada confundido hacia mí. Trata de bajar la mano que tenía sobre mi cabeza hacia mi rostro pero se detiene al ver la herida en mi frente. Él también tiene una, incluso es más grande que la mía y ha hecho que la mitad del rostro se le manche de sangre.
—Deja que me encargue —le susurro separándome de él. Me giro hacia Jared quien ahora se ha incorporado, listo para atacar. Hago un movimiento preciso con ambas manos. Solo hablando podremos entendernos. La energía fluye a través de mis brazos. La debilidad de mi cuerpo no es impedimento para que cree una barrera de tiempo. Van la creo en el bosque, y sí él pudo yo también.
Levanto ambas manos y dibujo un círculo con magia en el aire. Se expande formando una cápsula con paredes parecidas al cristal, que nos dejan solo a mí y a Jared dentro, excluyendo a todos a nuestro alrededor, incluso a Van. Bajo mis manos.
Una extraña luz envuelve el cuerpo de Jared y automáticamente vuelve a tomar su forma humana. La barrera de tiempo está creada con magia del elemento luz, por lo que de las paredes de la cápsula dorada se desprenden rayos de luz que iluminan y ciegan al mismo tiempo —al menos a Jared quien parece no poder enfocar bien su mirada —doy un par de pasos hacia él. Sus hombros se tensan y sus uñas se forman en garras.
—Mentí, sí, pero no soy una bruja ni nada relacionado a ellas. Soy Malena Beaumont.
Niega con la cabeza. Su pecho sube y baja a gran velocidad. Continúo con voz serena, fuerte y clara, demostrándole mi seguridad, y sobre todo mi sinceridad.
—Pero también soy, Cordelia Beaumont de Sunland —me quito el calón de un tirón y le revelo mi identidad.
Sus garras se esconden bajo sus uñas. Sus ojos se abren de par en par. Se ha quedado atónito observándome como a la más rara de las criaturas.
—Todo ha sido un mal entendido, tus sentidos no fallaban cuando te decían que ocultaba algo, pero tu intelecto fallo al creer que era una bruja. Mira a tu alrededor. Poseo el elemento luz, la piedra de sun me eligió para gobernar y proteger, no para destruir.
—Imposible ¿Cómo? ¿Cómo puedes ser dos personas al mismo tiempo? ¿Cómo pudo llegar la corona hasta ti?
—Ese es un detalle que se lo debemos a la ambiciosa reina madre —me encojo de hombros y suelto un suspiro. —Ella me obligó a suplantar a su hija muerta semanas antes de la coronación, me entrenó en secreto dentro del palacio para que aprendiera magia básica y pudiera realizar el hechizo de canalización durante la coronación. Una vez que la muralla fue reforzada con éxito ideó un plan para deshacerse de mí, un atentado en el que hubiera muerto, de no ser por el vampiro a mi lado.
—¿Eres la reina de Sunland y mantienes a un vampiro a tu lado? ¡Estás de mente! ¡Es una bestia sangrienta y uno de los aliados principales de las brujas! ¡Tus enemigas!
—¡Él no es así! ¿Sabes cuántas veces han intentado matarme desde que poseo este elemento? ¡Muchas! ¡Y en todas ellas él me ha protegido y salvado la vida! Por eso está aquí esta noche.Tú ibas a matarme mientras él ha venido a salvarme. Qué irónico ¿verdad? El que debería ser mi aliado intenta matarme, mientras que el que debería ser mi enemigo viene a salvarme.
Jared guarda silencio por unos segundos.
—Gran parte de esto es tu culpa, tus mentiras nos llevaron hasta esto.
—Tal vez, pero quien dictó el guion de la obra no fui yo, fue Safiye. Fue ella quien me arrastró a vivir una vida que no es mía, y fue ella quien intentó matarme.
—¿Por qué lo haría? Puedo entender que suplantara a su hija muerta para no perder el poder, pero intentar matarte luego de reforzaras la muralla no tiene sentido.
—Pensé lo mismo hasta que entendí algo importante: muere mi padre, el segundo en la línea a heredar el trono después del en ese entonces rey, muere el rey, años después muere su única heredera, y años más tarde, yo la siguiente en la línea a heredar el trono suplanto a Cordelia, refuerzo la muralla, pero luego la reina me asesina.
—Es...
—Un patrón de muertes —me adelanto a decir.
—La sangre de Scarleth, todos los fallecidos eran herederos directos, actuales, retroceder no garantizaría que la piedra los acepte cómo herederos.
—Y mi pregunta aquí es: ¿A quién le beneficiaría que la sangre de la reina Scarleth se extinguiera?
Jared baja la mirada. Analiza mis palabras y la situación en general.
—Yo sé a quién.
La barrera de tiempo estalla en pedacitos. Van la ha roto. Pone su mano sobre mi hombro y me obliga a retroceder varios pasos. Jared levanta la mirada y no se inmuta en mostrarle una mirada dura y desconfiada. Jared no se fía de él, ni creo que llegue a hacerlo.
—¡Paren todo! —ordena el alfa a su manada. Las llamas bajan su intensidad, Eli las está absorbiendo. Los lobos gruñen, pero dejan de atacar a los guardianes. —Hemos cometido un grave error, frente a nosotros no está una bruja, en realidad ella es la reina de Sunland.
Silencio. La cueva entera se sume en absoluto silencio mientras los lobos vuelven a su forma humana. El silencio se alarga por unos segundos, pero Jared vuelve a hablar:
—Y el vampiro junto a ella, es su aliado —afirma con la mirada fija en Van. No es una mirada amistosa, esas palabras las escupió solo para expiar su error al querer matarme mientras Van llego a salvarme.
Los cuchicheos y los jadeos de asombro suprimidos no sé hicieron esperar. Nadie en su sano juicio creería que la reina de Sunland es protegida por un vampiro. Nadie. Sí no lo hubieran visto.
—¡Majestad! ¡Majestad! Reina mía ¿Qué le han hecho? —Frederick apareció detrás de Jared. No había estado en la pelea. Pero al menos ahora sé que está bien. Se acerca a mí y acuna mi rostro entre sus manos, examina mis ojos, mi cuello y cada una de mis heridas.
—Necesita descansar y...— arruga la nariz —darse un buen baño, estás bestias, no dejan de ser bestias ni con una reina, ya me encargare yo de ellos —se gira hacia Jared y este le muestra los colmillos, Frederick se regresa hacia mí —mejor me espero para salir con usted ¿Ha quedado todo claro ya? Mi reina necesita descansar —pregunta girándose hacia los demás.
—Claro, estorbo, te aseguro que fuiste de mucha ayuda — le contesta Van con ironía.
—Debemos hablar con más calma sobre el asunto, pero no lo haremos aquí, lo haremos en mi residencia, ni papá ni Hansel van enterarse de lo que ha pasado aquí esta noche.
—Por qué no te conviene ¿verdad? — arremete Van. Quien claramente no ha abandonado la idea de matarlo.
—No, corrección; a mí me da igual, pero de saberlo la manada de mi padre te hará pedazos vampiro, y no creas que me muero por protegerte, solo te mantendré en mi reino cómo una muestra de paz y disculpas hacia la reina de Sunland —baja su mirada hacia mí con más suavidad. Vuelve su mirada hacia Van y nuevamente ladra un par de palabras —pero te estaré observando de cerca, muy de cerca.
Entonces ¿Me creyó? Jared va a apoyarme. Conseguí un aliado. Corrección, tengo un aliado.🖤☀️
Hola!! Hola!!
Espero les haya gustado el capítulo 🖤☀️.
Se vienen fuertes revelaciones, no se pierdan el siguiente capítulo; la historia está en su mejor punto, lo digo tanto como escritora como lectora. Les estoy preparando algo buenísimo.
Con amor Evie🖤.
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