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CAPÍTULO 21

CAPÍTULO 21

La Sangre de Scarleth

—Anoche pase por su habitación a dejarle unas mantas extras porque las noches aquí suelen ser muy frias, pero casi me voy de espaldas de tanto tocar la puerta y llamarla, esos edredones pesan demasiado, pero bueno, lo importante es que logre abrir la puerta sin dejar caer ninguno al suelo.

—Debí estar profundamente dormida, no recuerdo haberte escuchado — miento con una extraña sonrisa en mi rostro. Toda la noche me la pase pensando y dando vueltas en la cama. Por un lado, estaba el hecho de que Frederick se había metido en problemas a muerte. Literal. Van lo dejó muy claro, pero no dijo la razón, y por otro lado estaba la mirada de Van antes de irse, esa mirada profunda capaz de dejarme helada y sin palabras me estaba volviendo loca.

—¡Lista! —anuncia Yuri dándome un par de golpecitos por los hombros —Ha quedado bellísima.

Tomo el espejo frente a mí, y lo elevo a la altura de mi cabello para observar el tocado y el peinado que me ha hecho Yuri. Consiste en un pequeño recogido entrelazado con un tocado de flores y hojas color vino y verde, dejando libre un pequeño flequillo, y parte de mi cabello que caía en cascada hasta mi cintura.

Esta soy yo.

Esta es Malena, no Cordelia.

En el espejo solo estaba yo, mi verdadera yo.

Con ayuda de Yuri me pongo las sandalias altas que usare hoy, y antes de salir doy una última ojeada a mi reflejo en el espejo de cuerpo entero. El vestido que llevo es de color rojo en la parte de arriba y blanco con estampados de rosas en la falda. Lo escogí especialmente porque va atado al cuello y me ayuda a ocultar el calón. Bajamos hasta atravesar el puente de piedra, para posteriormente dirigirnos a la terraza en la que ya me esperaba Hansel para desayunar.

Pasamos por unas enormes puertas de mármol custodiadas por guardias igual de corpulentos que los de anoche y finalmente me encontré con Hansel. Estaba sentado frente a una pequeña mesa circular cubierta por un mantel blanco, se encontraba con las piernas cruzadas observando el exterior, mientras bebía té de una delicada taza de porcelana. Viste una camisa blanca ajustada, que lleva recogida hasta los codos y un pantalón negro azulado. Avanzo hacia la mesa con cautela, sin embargo él se gira hacia mí antes de que yo pudiera acercarme lo suficiente como para sorprenderlo.

—¡Oh Mlena! —exclama con una sonrisa, al tiempo que se pone de pie y se acerca para luego estrecharme en un abrazo.

—¿Dormiste bien? —pregunta mientras tira de una silla y me hace un gesto para que tome asiento.

—Si, un poco, ¿y tú? —respondo dejándome caer en la silla. Gira alrededor de la mesa y se sienta frente a mi

—No voy a mentirte, dormí como un bebé, no hay nada como el hogar, Sunland estaba bien, pero Faes es mi hogar, y sin duda el lugar al que pertenezco.

—Te entiendo, yo en tu lugar también extrañaría la tranquilidad que inspira el mar y el reino.

—Intranquilidad —me corrige. —Después de lo de anoche dejó de ser tranquilo a los ojos de mi padre y de algunos guardias. Bueno, a los ojos de todos en realidad, sí algo así vuelve a suceder entonces es probable que papá se reúna con los reyes de Oceanía, porque ya no sería normal.

—¿Los reyes de Oceanía frecuentan al rey?

—No, para poder reunirse con ellos hay que hacer una cita, y viajar hasta el templo que se hunde, pero jamás en el mismo sitio.

—¿El templo que se hunde, pero jamás en el mismo sitio? Nunca había escuchado algo así —enarqué una ceja confundida.

—Nunca lo he visto en persona, pero se dice que es un templo marino que sale a flote cuando los reyes de Oceanía desean reunirse con alguien de la superficie, por eso lo llamaron el templo que se hunde, pero jamás en el mismo sitio —explica.

—Interesante.

—Todo lo que tiene que ver con Oceanía y su elemento lo es. Después del elemento luz, para mi el agua es el más poderoso, aunque muchos aseguran que es el elemento fuego, para mi el agua sigue siendo mucho más poderosa, es de vitalidad para los humanos y todo ser viviente, y capaz de apaciguar cualquier torrente de fuego.

—Es cierto, tiene mucha lógica, aunque personalmente, pienso que el agua es bastante rebelde — y vaya que lo es, con lo que me costo dominarla, y lo que aún me cuesta.

—Y lo es, creo firmemente en que los elementos tienen vida propia, sienten, y se hacen respetar, es por eso existen las brujas y los hechiceros oscuros, todos ellos quisieron poseer los elementos o al menos uno de ellos, y al no poder hacerlo terminaron buscando otras fuentes de poder.

—La magia oscura ¿no?

—Exacto. Pero ya no hablemos de eso, hay cosas que es mejor no hablarlas para no atraerlas ¿No crees?

—Supongo —me encojo de hombros.

El desayuno continuó mientras platicábamos amenamente sobre Faes y Oceanía. Temas iban y temas venían mientras observábamos la bella vista del océano. Después de desayunar, Hansel propuso dar una vuelta a caballo por los alrededores del palacio, prometiendo que me enseñaría los viñedos.

Al aceptar la propuesta tuve que cambiarme a ropa de equitación, lo cual hice bastante rápido con ayuda de Yuri. Bajé a los establos del palacio, guiada por Yuri y me encontré con una enorme sorpresa.

—¡Sorpresa! —exclama Hansel mientras acaricia la melena de Susu, la yegua que me regaló mi padre.

¿Cómo logro sacarla de Sunland?

—Hansel ¿Cómo...? —me freno a mí misma después de recordar que yo no sabía que Susu sigue viva.

Carajo. Estuve a dos palabras de delatarme. Quien la vio en Sunland se supone que fue Cordelia no yo, así que en lugar de preguntar cómo logro traerla aquí, debería preguntar ¿Cómo es que sigue viva?

—¿Cómo es que...? —las palabras se atoran en mi garganta cuando Hansel tira de las riendas de Susu y camina hacia mí para posteriormente dejar en mi frente un tierno beso.

—Tómala es tuya —me ofrece la rienda —ha estado esperando por su dueña mucho tiempo.

No pronunció palabra, solo hago lo que él me dice y rodeo el cuello de Susu en un abrazo. La yegua se muestra mansa ante mi acto. La acarició y sonrió, mientras las imágenes del día en que mi padre me la regalo invaden mi mente. Contengo las lágrimas lo mejor que puedo, pero me es inevitable dejar rodar un par por mis mejillas. Limpio las lágrimas que se han escapado de mis ojos con el dorso de mi mano y me giro hacia Hansel:

—Gracias Hansel, no sabes lo importante que es ella para mí.

—No tienes por qué agradecerme a mí. Su majestad la reina Safiye fue quien dio su consentimiento para sacarla de Sunland, creció en los establos del palacio, pero no era montada por nadie.

Mis ojos se abrieron de par en par después de escuchar el nombre de esa arpía, no solo porque la repudio como ser humano, sino porque sí Hansel cometió la estupidez de decirle que yo estaba en Faes, podía empezar a contar desde ya las horas de paz que me quedan.

—¿Ella sabe que estoy aquí? ¿Tú se lo dijiste?

—Yo no, pero papá si —mis labios se entreabren ligeramente, y mi corazón se dispara al oír la estupidez que han hecho. —Tú madre era su hermana, eres su sobrina de sangre, y considerando sus culpas al no protegerte de niña decidió enviarte a Susu cómo ofrenda de paz, y además envió una carta.

Hansel extiende su mano a un costado y un guardia se acerca para entregarle un sobre dorado con un sello blanco. El escudo de Sunland.

—Nadie la ha abierto para respetar tu privacidad. Adelante —me la extiende, y la tomo dudosa, menos mal en un sobre no cabe una víbora o estoy seguro que me la hubiera enviado.

Con la ayuda de una daga que me fue facilitada por un guardia, rompo el sello y abro el sobre:

Para mi querida sobrina.

Ha pasado mucho tiempo, sé que tú siempre te acuerdas de mí, pero yo apenas empecé a recordarte hace unas horas. Sí te soy sincera creí que ya no estabas en este mundo, hecho que sería muy lamentable, ambas sabemos por qué, pero tranquila, en Faes puedes estar tranquila. Me asegurare de que así sea, después de todo somos familia, y me encantaría poder verte, aunque sea por última vez. Ya te imaginas para qué, lo que quiero hacer y lo que quiero decirte lo haré en persona. Últimamente he notado que esa es la única forma en la que se hacen bien las cosas, y por ti quiero hacer las cosas bien.

Nos veremos pronto querida, muy pronto, ya cuento los minutos para verte en paz.

Con inmenso amor, la tía Safiye.

Doblo la carta y la meto en el sobre nuevamente, para evitar arrugarla en mi puño cómo verdaderamente deseo hacerlo. ¿Verme en paz?, verme muerta es lo que quiere, disfrazó cada una de sus palabras para evitar que alguien notara sus intenciones sí leía la carta antes que yo. Es toda una mentora de la hipocresía y el cinismo. La odio. ¡La detesto!. Muerdo mi labio inferior para suprimir mi ira, respiro profundo y levanto la mirada:

—¿Cuándo llego esta carta? —pregunto disimulando lo mejor que puedo la ira que me inunda.

—Esta mañana, junto a Susu.

Entonces debió enterarse que sigo viva hace apenas unas horas, tiempo suficiente para empezar a planear su siguiente paso. Van me dijo que mantuviera un perfil bajo, pero ¿Cómo se supone que lo haga sí Safiye ya sabe que estoy viva?

Atrae aliados y no a enemigos, se avecinan tiempos difíciles para Sunland y tú debes estar lista para enfrentarlos.

Las palabras de aquella silueta de agua invaden mi mente dejándome en una especie de trance, que me lleva a pensar en todo lo que sé y aprendí de la mano de Van, cada frase suya aparece en mi mente junto con una imagen suya diciéndomela:

Toma oportunidades y no las desperdicies.

Eres la víctima, o eres la victimaria, eso solo lo decides tú.

Eres la villana, las princesas buenas no usurpan el lugar de otra.

Estas utilizando a todos a tu alrededor para conseguir exactamente lo que quieres.

Vas a rendirte sin pelear, entonces no debiste venir a la guerra.

Los humanos son todos igual de tontos ¿o solo eres tú?

¿Matarla? Tranquila asesina, la tendrás entre tus manos cuando llegue el momento, cuando llegue tú momento.

No entiendes porque no tienes la capacidad de pensar cómo una mente maquiavélica lo haría.

Eres el cielo y no te merezco...

Pero tú representas todo lo que yo necesito para sobrevivir. Toda la frialdad que me hace falta la tienes la tienes tú, por eso te necesito. Porque solo tú podrías ayudarme a enfrentarme al mal que me rodea y apuesta por mi muerte día con día, solo tú Van solo tú... eres mi lado oscuro que nadie ve.

Sin darme cuenta había subido mi mano hasta el calón, lo tenía sujeto con fuerza bajo mi puño. Van lo había escuchado todo, y no me arrepiento de habérselo dicho. Lo necesito conmigo.

—Malena... ¿Estás bien? —siento un sacudón por los hombros que me hace volver a la realidad. Hansel me observa desconcertado, y ha puesto sus manos sobre mis hombros sin que yo me diera cuenta. Suelto el calón lentamente mientras asiento con la cabeza.

Van no está aquí para orientarme, pero ha estado preparándome física y mentalmente durante varios meses, y no puedo echar a la basura todo lo que he planeado y todo lo que he avanzado solo por una carta de Safiye en dónde deja más que claro que quiere matarme, cómo sí ya no lo supiera, busca asustarme, quiere que le tema para que sienta que ella tiene el poder aún fuera del reino, pero lo que ella no sabe es que sus amenazas ya no me asustan. En el juego de la muerte yo cuento con el mejor mentor; Un vampiro.

—Si. Perfecta ¿nos vamos ya? —le aseguro a Hansel con una sonrisa. Sí, estoy sonriendo, porque no voy a darle el gusto de asustarme a Safiye. Está lejos para dar un golpe maestro, lo que me da una leve ventaja, hasta que Van y Frederick solucionen el problema en que se han metido, bueno en el que se metió Frederick. Hasta entonces necesito mantener la estrategia que he venido utilizando hasta ahora de aparentar ser débil.

Cabalgamos por un campo verde muy hermoso, Susu es muy rápida, pero no tanto como Holl el caballo de Hansel, su melena y piel negra brillaban bajo la luz del sol al tiempo que corría a través del campo.

—¿Sorprendida? —questiona con una sonrisa, mientras tomamos un descanso bajo la sombra de un árbol sin desmontar los caballos.

—Más por la belleza de este campo que por Holl, lleva más años de entrenamiento y práctica, Susu apenas y salía de los establos.

—Aja, buena excusa para ser mala jinete.

—¿Perdón? No he montado en trece años, y sin embargo he demostrado que tengo potencial —respondo ofendida. Mi padre me enseñó a montar cuando tenía tan solo cuatro años, y fue entonces que decidió regalarme a Susu.

—¿Potencial? Tal vez. ¿Habilidad? Yo me lo pensaría dos veces antes de asegurarlo —bromeó.

—Bien, sí quieres ver cuánta habilidad poseo, sígueme el paso —lo reto con la mirada antes de empezar a correr por el campo nuevamente.

Emprendemos juntos una carrera, que no acaba sino hasta el final del campo al borde de un risco que da vista al mar. No desmonto a Susu, pero me quedo observando a quienes se encuentran a la orilla del mar. Es Jared junto al grupo de chicos que vi a la orilla del río canis. Ahora los veo y cuento con claridad. Son alrededor de diez chicos, aunque uno no parece chico sino chica, solo que con el cabello corto. Están reunidos alrededor de Jared formando una extraña especie de círculo, mientras él les habla.

—¿Recuerdas este lugar? —pregunta Hansel a mi espalda. Él aún no ha notado lo que yo estoy observando.

—¿Debería? —enarco una ceja.

—Tal vez lo olvidaste debido a lo que pasó con tu familia, pero aquí se marcó el último día y lugar en el que nos vimos.

Me tomo unos segundos para pasear mi mirada alrededor del campo y el risco, tratando de identificar algo que se me hiciera familiar o que tuviera concordancia con mi sueño de hace semanas.

—¿Jugábamos en este campo, cuando se avecinaba una tormenta? — pregunto entrecerrando mis ojos en su dirección.

—En realidad, jugábamos alegremente hasta que nuestros padres vinieron por nosotros, recuerdo claramente ese día, papá dijo que tal vez no te vería en un tiempo, y luego tú y tu familia partieron hacia una sentencia de exilio.

—Claro, eso sí lo recuerdo.

Su versión es similar al sueño que tuve después de verlo por primera vez después de trece años. Aunque en el sueño él me tomaba de la mano, pero se desvanecía frente a mí conforme huíamos de la tormenta, luego un rayo acababa con todo. Ahora que lo pienso ese sueño fue extraño, o una representación de lo que sucedió pero de manera abstracta.

—¿Recuerdas que antes te decía Alena y no Malena?

—Balbuceabas mucho —sonrío.

—Si es gracioso ¿sabes? De niño no podía pronunciar bien la M, y tu nombre iniciaba con ella, así que lo único que pude pronunciar torpemente en aquella ocasión fue Alena.

—De hecho, recuerdo que mi madre siempre intentaba ayudarte para que lo dijeras correctamente, pronunciaba palabra por palabra Ma-le-na.

Hansel suelta una carcajada sonora propia de él, dulce y varonil.

—Si, recuerdo, ella era lo más cercano que conocí a una madre, después de que... bueno, después de aquel trágico día nunca volví a sentir el calor de una madre.

Hansel baja la mirada, apretando sus labios en una dura línea que refleja dolor y nostalgia. Entiendo y conozco esa mirada, es la misma que tengo cuando pienso en la muerte injusta de papá.

—No pensemos en eso ahora. Mejor cuéntame ¿Quiénes son ellos? Uno es Jared, me queda claro, pero, los demás ¿Quiénes son? Parecen muy cercanos a tu hermano —cambio de tema antes de que se me olvide preguntar y señalo con el mentón hacia la playa.

—Ellos, no son muy importantes. Son cómo la manada de Jared, no les des mucha importancia, y dentro de lo posible mantente alejada de cualquiera de ellos —me advierte Hansel echando una corta mirada al grupo que ya parece haberse dado cuenta de nuestra presencia. Jared ha levantado la mirada hacia mí y no parece observarme de buena gana, de alguna u otra forma la bofetada que le dio su padre fue por mí, y eso más que doler debe arder.

—Creo que Jared ya nos vio —digo dudosa.

—Y yo creo que debemos aprovechar el tiempo. Vamos, aún no te he mostrado los viñedos —comenta Hansel, pero a pesar de que lo dice con un semblante neutro, pude notar la tensión en sus palabras.

No protesto, porque la verdad no quiero quedarme a hacer un concurso de quien mira peor a quien con Jared. Hansel toma la delantera y lo sigo de cerca con Susu, cabalgamos en dirección contraria al risco. Abandonamos el campo por completo y nos adentramos en un sendero, en medio de un bosque, el cual nos llevó hasta una comuna internada en un pequeño tramo del bosque. Allí había cabañas y personas que vestían ropas extrañas, con pieles, y accesorios a base de plumas y semillas. Algunos tenían la cara pintada, con formas en sus mejillas y frente.

Conforme avanzábamos notaba que los hombres solo cubrían su entrepierna con un pedazo de pieles y tela, tenían en la parte alta de sus brazos brazaletes de cobre y plata, con formas que no logre distinguir tallados en ellos. Algunos tenían la piel rayada con tinta en la espalda y el brazo derecho. Solo la espalda y el brazo derecho, cómo sí fuese una especie de patrón.

Los integrantes de la comuna no se inmutaron en revelar sus expresiones de asombro y desconfianza hacia mí, mientras que a Hansel le regalaban pequeños asentimientos de cabeza como señal de respeto, a los cuales él respondió de la misma manera.

—¿Sorprendida? ¿atemorizada? — me pregunta Hansel observándome de reojo por encima de su hombro.

—Algo confundida —confieso, al tiempo que desvío la mirada de un par de hombres que se encontraban afilando sus lanzas observándome cómo sí yo fuese su siguiente presa.

—Ya estamos por llegar —anuncia y en efecto, poco a poco abandonamos el caminillo rodeado por chozas, y nos adentramos más en el bosque. El bosque en sí está lleno de hojas secas en el suelo, mientras que las pocas que están en los árboles están pintadas de colores naranjas, rojos y amarillos. El otoño estaba llegando sin duda.

—Son la tribu woltt. La más antigua y la única del reino básicamente.

—Creo que no les caí bien, me veían como sí quisieran...

Me interrumpe.

—¿Comerte?

—Yo iba a decir matarme —le aclaro, alcanzándolo con Susu, quedando a su derecha.

—Bueno, comerte implica matarte también.

—¿Son caníbales? —lo miro horrorizada.

—Lo eran, hasta que el abuelo tomó el poder en el reino ochenta años atrás, ahora digamos que han evolucionado, no comen humanos pero sí animales, aunque aún les es difícil socializar con los satfgac.

—¿Los satfgac?

—Es así como ellos definen a las personas que no pertenecen al reino o a su tribu. Sí te hubiesen visto sin compañía mía o de papá, probablemente te hubieran despedazado por eso quise tomar el camino largo hacia los viñedos y hacer que ellos te conozcan.

—Ósea que sí me hubieran visto sola merodeando por esta zona ¿Me hubieran convertido en su cena?

—Básicamente sí. Pero ya puedes estar tranquila, ahora que se han familiarizado con tu olor no van a atacarte. Y llegamos —anuncia extendiendo su brazo, para mostrarme lo que hay bajando la colina.

Justo dónde termina el bosque bajando una cuesta hay todo un campo lleno de hileras que forman el viñedo. Es hermoso, toda una maravilla natural, el sol de la mañana ilumina todo el campo y sus alrededores, mientras varios trabajadores cumplen sus funciones, con sombreros y camisas a cuadros, también hay algunas mujeres, vistiendo vestidos largos. Bajamos la cuesta en los caballos. Desmontamos dónde iniciaban las hileras. Dos trabajadores se encargaron de los caballos, y otros dos nos dieron una cálida bienvenida para luego guiarnos a través de las hileras, mostrándonos las hermosas y jugosas uvas que estaban cosechando.

—¡Alteza! —un hombre con sombrero y camisa a cuadros se acerca a nosotros con la respiración agitada. —Disculpe la interrupción alteza, pero nos gustaría que aprobará el cargamento que se enviaran a Sunland antes de enviarlo a empacar ¿Nos acompaña un momento?

Hansel regresa la mirada hacia mí y antes de que me lo pida me adelanto a hablar:

—Ve, no creo que alguien aquí vaya a comerme ¿o sí? —sonríe y me da unos golpecillos en el hombro.

—Por supuesto que no, espérame aquí, no tardo.

Lo veo alejarse con el hombre de camisa de cuadros. Camino entre dos hileras, mientras observo a unos hombres trabajar, jugueteó con algunas hojas hasta que a través de esas mismas hojas veo a mi madre.

Sorprendida, parpadeo varias veces, y ella sigue allí, no es una alucinación. Es mi madre. Esta varias hileras más adelante, con un sombreo que la protege del sol, pero aun así puedo ver algunos mechones de cabello negro sobresalir de él, sus ojos azul cielo estaban concentrados cortando un gajo de uvas. Por un momento en mis labios se formuló la palabra mamá. Estuve a punto de llamarla, de decirle que estaba aquí, han pasado tantos meses desde la última vez que la vi, que lo que más anhelaba era recibir ese abrazo sincero que solo ella era capaz de brindarme, pero cuando la vi besar a un hombre de mediana edad y sonreír me contuve por completo.

—¡Mamá! ¡Mamá! Efra se comió dos gajos de uvas, yo lo vi —esa voz, esa molestosa voz, era, era la voz de uno de los dos pequeños terremotos.

—No es cierto mamá solo fue uno y medio.

—Niños, estamos trabajando les he dicho que esas cosas no se hacen — reprende mamá con una voz apacible.

—Relájate mujer, son niños es natural que hagan este tipo de cosas, lo que está mal es que se coman algo que no es nuestro y que debe lavarse antes de consumirse —interviene el hombre que segundos antes beso a mamá. —Porque no mejor en lugar de comerse estas van a comer algo de la despensa que hay en casa, solo cuiden de no incendiar la casa o su mamá se enojara mucho.

A través de la hilera veo como los niños asienten y vuelven a correr entre las hileras riendo y peleando entre ellos. Siguen siendo tal y como los recordaba. Mamá sonríe, y el hombre le da un tierno beso en la frente mientras ven a los niños alejarse. Mamá encontró la felicidad, mis hermanos encontraron el papá que merecían y yo... yo ahora soy la reina de Sunland.

Viendo la escena frente a mis ojos, me doy cuenta, que, aunque a veces sufrimos y parece que la vida nos pone frente a un acantilado sin opción a retroceder, en el momento que menos lo esperamos encontraremos la salida hacia días mejores. Mamá sufrió durante muchos años, primero el exilio, las humillaciones por parte del pueblo, luego la muerte de mi padre, y ahora finalmente reconstruyo su familia con un buen hombre que, aunque humilde la hace feliz.

—Es bueno verte feliz... mamá —susurro para mí misma, mientras me obligo a suprimir las lágrimas que ya asoman por el rabillo de mis ojos, parpadeo varias veces y me alejo de la hilera. Mamá es feliz, y eso me hace feliz de algún modo. Ella ya ha construido una nueva vida y aunque en el fondo me duela, yo ya no formo parte de ella.

Paso mis manos por mis mejillas para asegurarme de que por allí no quede ningún rastro de ninguna lágrima, y abandono por completo las hileras que forman el viñedo. Sí el rey no la ha mencionado es porque mamá se ha mantenido oculta, para llevar una vida tranquila, y lo menos que puedo hacer por ella es alejarme y sacar a Hansel de aquí.

Camino hacia Susu que se encuentra mordisqueando unas hierbas bajo la sombra de un árbol. Avanzo a pasos largos, y cuando creo haber logrado mi objetivo una voz quebradiza hace que me quede helada antes de tomar las riendas de Susu.

—¿Lina?

Mi corazón se acelera, y mi respiración se detiene por unos segundos.

Es ella.

Giro lentamente mi mirada hacia la portadora de la voz que en efecto no es de otra que mi madre. Nuestras miradas se entrelazan en la nostalgia de vernos después de varios meses sin saber de la otra, ella lleva temblorosa sus manos a su boca, sin creer todavía que me tiene en frente.

—Lo sabía. Mi corazón me lo decía, eres tú mi pequeña. Eres tú —dice con la voz temblorosa y se abalanza sobre mí sin importarle quien nos pudiese ver. Me apretuja en un fuerte abrazo, que hace que un hueco que creía sellado se abra en mi pecho, ese vacío inmenso por la falta que me hacía sentir este abrazo me traiciona y me hace derramar un par de lágrimas mientras la abrazo fuertemente igual que ella ha hecho conmigo.

—Creí que jamás volvería verte, incluso pensé en ir a Sunland ilegalmente para saber cómo estabas, pero... por más que lo intente no pude — confiesa con la voz temblorosa con su mentón apoyado sobre mi cabeza, yo me he acomodado sobre su pecho cómo una niña pequeña que necesita de la protección de su madre.

—Estoy bien mamá. Estoy bien —miento para darle seguridad, no quiero preocuparla diciéndole que Safiye ya tiene a otro títere en el trono.

—¿Pero cómo es que estás aquí y sin guardias? —pregunta bajando la intensidad de su abrazo, yo me aferro a ella por unos segundos más hasta qué finalmente me separo, secando disimuladamente mis lágrimas.

—Es una larga historia mamá pero tú ¿Cómo lograste verme? Yo me aleje en silencio y estabas varias hileras delante.

—Podrás engañar a cualquier persona en el mundo, pero al corazón de tu madre jamás. Cuando vi ese cabello negro y esa silueta moviéndose con rapidez a través de las hileras, algo en el fondo de mi gritaba que la siguiera —confiesa con los ojos llenos de lágrimas. —Y no me equivoque —sube su mano hacia mi mejilla dando una leve caricia con su pulgar.

—Mamá, no quiero exponerte. Me conformo con saber que estás bien, y que mis hermanos también lo están —afirmo fijando la mirada por encima de su hombro asegurándome que Hansel ni ningún otro trabajador esté cerca.

—Pero yo no, no te preocupes por mi, responde a mi pregunta ¿Por qué sí eres la reina de Sunland estas aquí sin guardias?

—Mamá —divago entre sí decirle o no, explicarle todo no solo sería complicado, sino que también la pondría en riesgo ¿Cómo podría explicarle que mi gato resultó ser un vampiro? Justo el enemigo jurado de cualquier humano. Y peor aún, ¿Cómo le explico que ese vampiro es mi mayor aliado y me ha ayudado a sobrevivir en los últimos meses? No hay explicación lógica posible, no para una madre. Pero tal vez ella pueda explicarme otro par de cosas a mí.

—Responderé, pero primero tú respóndeme con la mayor de las sinceridades una cosa —trago saliva para calmar mis nervios. —¿Qué posibilidad lógica existe en que Cordelia no fuera la verdadera heredera de Sunland sino yo?

—No entiendo a qué te refieres — titubea un par de palabras, haciéndome dudar de su credibilidad.

—A que reforzar la muralla me fue demasiado fácil para ser solo... la usurpadora del trono.

—No eres ninguna usurpadora, que la ahora reina madre te lo haya hecho ver así es distinto —afirma con algo de molestía en la voz. —Mira sí Cordelia murió y tú eres la hija del hermano del rey es natural que pertenezcas a la línea de herederos al trono. El rey muere, su heredera también, el hermano del rey por consiguiente, y luego solo quedas tú, la hija del hermano del rey, tu sangre pertenece a la realeza de forma directa por eso la piedra te reconoció ¿No lo habías visto desde esa perspectiva?

No, no así de claro. Porque viéndolo de ese modo, no es solo una línea de herederos al trono, es un padrón de muertes. Están matando a los herederos de sangre, a los únicos que pueden reforzar la muralla. Alguien quiere la caída de Sunland, y al eliminar a los herederos, matan poco a poco todas las posibilidades de que la piedra reconozca a un nuevo heredero en el futuro.

¡Claro!.

Es ese el plan, por eso Safiye me quiere muerta, ella no planeaba casarme para que le diera un heredero al reino, ella solo quería reforzar la muralla un tiempo más, me reemplaza con alguien falso para que cuando de un heredero, este no pueda reinar porque no tiene sangre de la familia real, pero más siniestro que eso puede ser que... están eliminando la sangre de la reina Scarleth, la fundadora de la familia real, la reina más poderosa de todos los tiempos.

Por todos los cielos, esto es demasiado para mi... Frederick debería saber qué hacer con toda esta información, debemos cambiar de estrategia si queremos salvar el reino y la humanidad dentro de él. Solo espero que Van logre salvarlo y que el problema en el que se metió no sea tan grande, o todo el reino estará perdido.

—¿Lina? ¿Qué pasa? ¿No te sientes bien?

—Mamá —vuelvo en mis sentidos en un respingo que me hace tomarla por los hombros. —Prométeme que te mantendrás alejada del palacio, tanto a el de Faes cómo del de Sunland, las cosas van a estar bien, voy a arreglarlas, pero para eso necesito que te mantengas bien, y alejada de todo peligro —necesito protegerla, es ella mi más grande debilidad y Safiye lo sabe.

—Estaré bien, no te preocupes por mi, soy yo la que está preocupada por ti ¿Todo anda bien en el palacio?

Niego con la cabeza, mientras sus cristalinos ojos azules me observan con preocupación.

—Las cosas, no están bien, pero voy a arreglarlas, y cuando lo haga volveré por ti y por mis hermanos ¿Está bien?

—No, no está bien, no me estás diciendo la verdad —acuna mi rostro entre sus manos con ternura, obligándome a verla a los ojos. —Escúchame bien Malena Beaumont, no importa el tiempo ni la distancia, yo sigo siendo tu madre y eso es algo que nada ni nadie puede cambiar, ni siquiera un título, el lazo que nos une es más fuerte que el de la sangre, es el amor. No importan los riesgos que corra, sí tengo que correrlos por ti lo haré, y no porque quiera saber qué está pasando con el reino o dentro del palacio, sino porque te amo y no quiero que te pase nada malo.

—Yo tampoco quiero que te pase nada malo mamá, porque también te amo, y por eso no quiero exponerte contándote cosas que solo te pondrían en peligro.

Niega con la cabeza mientras acaricia mi cabello con ternura.

—Mi pequeña. Nunca debí dejar que entraras a ese mundo de avaricia y poder, nunca debí dejar que te adentraras en un mundo de maldad.

—Pero ya lo hice mamá, y ahora es mi deber sobrevivir para salvar a aquellos inocentes que cómo mis hermanos merecen un futuro mejor — Miro por encima de sus hombros otra vez y ahora veo a Hansel se acercarse con unos trabajadores a su lado y mis músculos se tensan.

—Hansel se acerca debes alejarte mamá.

—Prométeme que vas a cuidarte, por favor.

—Lo prometo —digo alejando sus manos de mi rostro con delicadeza.

Mamá me regala una última mirada mientras se obliga a sí misma a retroceder. Hansel camina hacia las hileras para buscarme, momento que mamá aprovecha para darme un último abrazo y susurrar en mi oído:

—Eres mucho más de lo que crees. Desde ya eres el milagro que muchos esperan y que otros cuantos quieren destruir, pero confío en que te convertirás en aquello que a las sombras hará temblar.

Mamá se aleja por completo a pasos largos para mezclarse entre las hileras que forman el viñedo. Sus pasos son torpes, dado que sus ojos empañados de lágrimas no le permitieran ver con claridad.

Ella también está ocultando algo ¿no? Sus palabras fueron claras; eres el milagro que muchos esperan y que otros cuantos quieren destruir.

Todas esas cosas que me han dicho tanto seres mágicos como mi madre e incluso Frederick me hacen dudar de mi propia identidad, de mi verdadero fin en este mundo ¿Quién soy en realidad? ¿Qué es eso que está por suceder y a lo que yo estoy destinada? ¿Qué? ¿Qué es? O... ¿Quién es?

—¡Malena! —la voz de Hansel me hace volver a mis sentidos. Como puedo limpio mis mejillas nuevamente para asegurarme de que no haya ninguna lágrima por allí, y le muestro una leve sonrisa. —Pensé que te habías perdido.

—Eh, solo sentí algo de calor y busqué, bueno algo de sombra —trato de excusarme con torpeza.

—Me asustaste, pero sí quieres ya podemos irnos —asiento y segundos después montamos nuestros caballos para volver a palacio, esta vez por una ruta alterna dónde no tengamos que pasar en medio de la tribu woltt.

***

El rey y sus dos hijos se han pasado la mayor parte de la tarde en una reunión, para acordar cosas respecto al reino. El sol ha empezado a caer, y yo me encuentro caminando descalza a la orilla del mar junto a Yuri.

—Mi lady ¿Cree que el mar tenga fondo?

—Supongo que sí.

—De lo contrario el agua se escaparía ¿verdad?

—Supongo que si Yuri —contesto reprimiendo mis ganas de reír a carcajadas. Yuri es tan pero tan espontánea, que a veces pregunta y dice cosas que no tienen ni lógica, pero siempre está hablando con una sonrisa en los labios volviendo el ambiente más ameno a mi alrededor, haciendo que olvide cosas en las que debería pensar con calma y seriedad, cómo la eminente amenaza de Safiye por ejemplo.

—¿Ha nadado dentro? Porque yo nunca lo he hecho, nunca me atrevería a hacerlo, cuenta la leyenda que muchos de los que nadan en sus profundidades nunca vuelven, y eso les ha pasado a muchos marinos.

¿Que sí he nadado en las profundidades del océano? Maté una sirena dentro y salí como sí nada, con un peso inmenso sobre mis hombros, pero salí viva, el mar no se enojó conmigo y ella tampoco lo hizo.

—No —miento para no tener que dar explicaciones.

—Mejor, así evita que el calamar de tres cabezas la ahogue en las profundidades.

Las olas chocan contra mis tobillos, mojando parte del vestido turquesa que llevo puesto. Yuri camina delante de mí para tomar algo que las olas han arrastrado a la orilla.

—¿Qué es eso? —pregunto al verla hipnotizada observándo un objeto con un interés demasiado extraño. Aunque le hable ella no me respondió, seguía obsesionada con el objeto, no le quitaba la mirada de encima lo que me hizo acercarme a ella con mayor interés. Posé mi mano sobre su hombro y volví a llamarla por su nombre.

—Yuriv¡Yuri! ¡Yuri respóndeme! ¿Qué te pasa? —indago con insistencia sacudiéndola por los hombros, pero aún así no funcionaba.

Yuri continúa embobada e inmóvil. Llamarla por su nombre no funciona, así que trato de quitarle eso que ha recogido de la arena. Es un objeto circular color rojo, le cubre la palma de la mano, dentro noto que tiene símbolos tallados, lo que me lleva a deducir que es... una runa. Tomo la mano con la que Yuri tiene sujeto el objeto y forcejeo para quitársela. Conforme ejerzo fuerza sobre su mano ella ejerce más fuerza sobre el objeto.

—¡Yuri! — jadeo en medio del forcejeo. Ella levanta la mirada hacia mí, y un escalofrío me recorre el cuerpo entero. Los pelos se me ponen de punta al ver el color que ha adoptado su mirada... sus ojos se han tornado negros totalmente, lo único que los ilumina es un diminuto punto rojo en el centro.

—Yuri... —tartamudeo.

Algo se está apoderando de Yuri a través de esa runa, no cabe duda.

—Yuri, soy yo. Déjame ayudarte —pido sin soltarle la mano.

Yuri me muestra los dientes cómo si fuese un perro rabioso. Con un movimiento de su mano me aparta de su cuerpo con una fuerza sobrehumana que me manda a volar por los aires. El mar retiene mi caída y me ayuda a volver a la orilla, sosteniéndome por la cintura. Yuri ha vuelto su mirada al objeto y se manteniente embobada.

Debo hacer algo, antes de que se salga de control por completo, pero ¿Qué? ¿Qué puedo hacer? No es un objeto proveniente de las sombras, los vampiros no utilizan ese tipo de cosas, creo, debe provenir de Humo, solo una bruja haría una runa así.

La luz combate las sombras pero ¿Qué combate la magia oscura de una bruja?

—Vamos. Vamos Malena tú puedes — susurro para mí misma.

Me acerco, con cautela por detrás de Yuri, hecho una mirada a los alrededores para asegurarme que no hay nadie cerca. Lo confirmo.

Que lo que estoy por hacer resulte bien por favor.

Karina, me confiaste tu elemento para usarlo para el bien ¿no? Pues es exactamente para lo que lo voy a usar, pero necesito que me ayudes a controlarlo, por favor.

Hago un movimiento circular con mis manos hacia el mar y en respuesta este se levanta en una enorme ola cerca de la orilla, cerca de Yuri. Tomo control del agua que se ha levantado a mi espalda y me giro hacia Yuri. Mi visión se torna más clara de lo convencional permitiéndome ver todo a mi alrededor con mayor claridad, siento la energía del elemento recorrerme los brazos hasta llegar a la yema de mis dedos dónde ocasiona un cosquilleo.

El agua bajo mis pies sube hasta rodearme la cintura elevándome en el aire, permitiéndome tener un mejor ángulo sobre Yuri. Lanzó hacia Yuri una mano de agua proveniente de la gran ola levantada a mi espalda, la rodeo con ella y la aprisiono con tal fuerza a manera que no pueda liberarse. Forcejea y se retuerce mientras el agua que solo le permite tener la cabeza fuera sigue ejerciendo fuerza sobre ella.

Con mi otra mano llevo una segunda mano de agua hacia ella y la sumerjo en medio del agua que ya la sujeta. Busco la runa, ella la tiene sujeta con su mano y no la suelta a pesar de estar siendo aprisionada por el agua. Yuri está fuera de sí por completo, así que si quiero salvarla debo ser igual de sutil que ella.

Ejerzo aún más fuerza con la mano que la sujeta, y hago que el agua suba hasta su cabeza quitándole toda posibilidad de recibir oxígeno. El agua la envuelve en una circunferencia, de la cual, aunque lucha no puede salir. Con una mano mantengo la fuerza y el equilibrio de la masa de agua que la retiene, y con la otra envió una mano de agua dentro para que busque la runa. Mi visión se vuelve parte del agua veo lo que la mano que he enviado ve. Busco la runa, y aunque Yuri se niega a soltarla al principio, la falta de oxígeno hace que su cuerpo se desvanezca obligándola a soltar la runa. Deshago la masa de agua que la contenía después de asegurarme tener la runa en la mano de agua. El cuerpo de Yuri cae en la arena, y el agua que sostiene la runa se acerca a mí.

Tal y como lo describí, es una runa redonda de color rojo brillante con un símbolo que desconozco tallado en la parte superior. La acerco a mi sin tocarla con ayuda del agua que aún me sostiene en el aire. Se escuchan murmullos. La acerco más a mi oído y los murmullos incrementan, pero no logro entender lo que dicen.

Estoy por acercarla más pero entonces mi instinto me lo recuerda; eso fue lo que hizo que Yuri perdiera el conocimiento. Libero la energía del elemento agua de mi brazo izquierdo, la regreso a la fuente. La ola a mi espalda cae en un estruendoso ¡plost! Y el agua que me rodeaba la cintura también me deja en la arena con delicadeza. Mi visión se normaliza, al menos lo hace hasta que me concentro en canalizar a mi brazo izquierdo el elemento luz. La energía del elemento agua es fría mientras que la del elemento luz es cálida, nunca había utilizado dos elementos al mismo tiempo, pero eso no quiere decir que no pueda hacerlo ¿no?.

Creo una bola de luz en mi mano izquierda, y hago que el agua deje caer en ella la runa. Gritos desgarradores se desprenden de ella, mientras se derrite dentro del hechizo de luz en mi mano. Mi cabeza amenaza con estallar sí los gritos no cesan, sí yo no ceso en uno de los dos hechizos. El agua que se encontraba levantada a mi izquierda cae nuevamente y se une al mar. Libero la energía del elemento agua en mi brazo derecho y me concentro en crear un hechizo con el elemento luz suficientemente grande como para acabar con la runa y los gritos que condenan a mis oídos.

Mi visión se torna completamente amarilla, mis ojos arden y centro toda mi energía en acabar con la runa que ahora sostengo en el aire con ayuda del hechizo que trato de formar.

Mi cuerpo exige un descanso, siento las venas en mi cabeza a punto de estallar, pero los gritos están disminuyendo no puedo parar ahora. No. Ya casi. Ya casi. El hechizo se me sale de las manos, y se extingue en una explosión que me lanza al océano, perdiendo por completo la runa de mi poder.

Caigo no muy lejos de la orilla, pero pareciera como sí me estuviera hundiendo en medio del mar. La luz se ve muy a lo lejos por encima del agua y mi cuerpo parece descender más y más. Estoy débil, y no me siento capaz de nadar hasta la superficie.

—¡Malena! ¡Malena!

Esa voz, es la voz de la silueta que siempre se forma en el agua.

Giró la cabeza hacia un costado y en efecto la encuentro allí.

—¿Qué está pasando? —pregunto en un débil hilo de voz.

—Tranquila, no estás muriendo, pero tienes que saber, que no puedes enfrentarte a algo que es más grande que tu sin tener las herramientas necesarias para combatirlo. El agua se funciona con la tierra, la luz con el fuego y el aire con cualquiera. Sí haces una fusión distinta debilitaras tu propio cuerpo y probablemente tu energía vital.

—¿De dónde vino eso? ¿Está pasando algo en Oceanía que deba preocuparme?

—No busques más poder hasta que no controles los que ya tienes, y no acojas más problemas, hasta que no soluciones los que ya tienes. Vuelve a Sunland lo antes posible y reclama lo que es tuyo a los que han osado robarlo con tanto descaro, pero cuidado, tanto la magia como el poder son dos cosas muy distintas que en manos de la persona equivocada pueden volverse un arma destructora.

—Volveré y me desharé de Safiye —le aseguro.

—Y al vampiro a tu lado, bríndale una mano a la que aferrarse y un hombro en el cual apoyarse, sólo así saldrá a la luz por completo lo que en las sombras se oculta.

Holaa!!!

Buenooo. Espero les haya gustado el capítulo.

 Solo voy a decir dos cosas:

Una: el final esta cada vez más cerca, no podría definir cuantos capítulos quedan con un número en especifico, pero muchos de los misterios e incógnitas que tenían se resuelven en gran parte de este capítulo, aquí les he dejado muchas pistas de lo que se viene y del destino de Lena, tal vez aciertes, tal vez no, ya saben que al final nada es lo que parece y todo puede suceder (lo peor que puede pasar es que el libro termine con un final que los deje totalmente impactados ¿verdad? Bueno eso es posible, amo dejar lo mejor para el final, por favor no me culpen)

Dos: Querido lector fantasma, sé que estás allí, wattpad ya me lo ha contado y te agradecería que dejaras una estrellita y uno que otro comentario al final de cada capítulo. El motor más grande de todo esto son ustedes, y sin ustedes, pues las actualizaciones e incluso la historia quedarían en nada...Solo dejen algo que me diga que ustedes están allí y yo vendré por aquí con más frecuencia.

Con amor Evie☀️🖤.

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