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CAPÍTULO 19


CAPÍTULO 19

FAES

Empezamos a caminar hacia la frontera de Sunland con Faes al día siguiente, después de que Hansel despertó, él está muy débil y por lo que sé en su familia no utilizan magia, al menos no directamente proveniente de un elemento, eso solía creer, y al parecer no está muy alejado de la realidad. Ante los ojos de Hansel yo no poseo magia, dada mi condición y a que no fui a la academia real dónde la imparten, así que no puedo abrir portales y delante de él no puedo utilizar nada de magia, nada de nada. Hasta este puto ya he contestado varias de sus preguntas con mentiras muy bien elaboradas, aunque su lista de preguntas parece nunca acabar. Está algo aturdido y hay cosas que no recuerda, cómo que la reina de Sunland le aporreo la frente con un lingote de oro, cosa que de cierto modo agradezco. El calón lo llevo muy bien oculto debajo de mi blusa, es mil veces preferible que Hansel no lo vea, evitar sospechas y mantener a Hansel de mi lado es lo que debo hacer por los próximos días.

—¿Tú sola me cuidaste todo este tiempo? —La avalancha de preguntas continua.

—Así es. El que haya vivido un tiempo aquí ayudó mucho, gracias a eso tengo conocimiento de algunas plantas medicinales.

—Claro, y no sabes...— toma un poco de aire y lo expulsa lentamente —no sabes lo mucho que me duele saberlo.

—Está bien, yo estoy bien —miento mostrándole una leve sonrisa.

—No, no lo estás, sé que no lo estás —se para frente a mi para detener mi andar —pero ahora yo voy a cuidar de ti, y no importa que no quieras, voy a averiguar dónde están sepultados tus padres, sé que ellos estarán felices de verte, aunque sea frente a sus tumbas —sube sus manos hasta mis mejillas con delicadeza, para mirarme a los ojos —para ti no debió ser fácil quedarte en ese orfanato mientras ellos eran... mientras ellos perdían la vida, has pasado por mucho dolor sin merecerlo.

Su cálida voz en susurro me llega al corazón, No solo es su voz, es la forma en la que me mira, la que me hace sentirme de nuevo cómo una estúpida niña de cinco años. El representa la calidez que tanto añore por años, pero al mismo tiempo representa todo lo que ya no necesito, el amor nos vuelve débiles ¿no? Y ahora empiezo a entender porque me lo repetía tanto, así que debo mantenerme centrada en mi objetivo.

—Estoy segura de que tal tumba no existe —evitó su mirada y suelto un suspiro mientras aparto con delicadeza mi rostro de sus manos.

—¿Por qué? Bueno yo sé que fueron, bueno ya sabes de lo que fueron acusados, pero el ministro Beaumont era el único hermano del rey y el rey lo estimaba mucho, eran muy cercanos, tu padre nunca hubiera levantado un arma en su contra, y estoy casi seguro de que sí el rey Arthur lo sentenció como lo hizo solo fue para complacer a los ministros.

Me detengo mientras le doy la espalda. Mi padre no fue ejecutado como el rey Arthur se lo hizo creer a todos, y yo no fui enviada a un orfanato, él nos exilió, nos hizo vivir en la miseria, mientras a mi padre lo consumía la culpa de ver a su familia en una situación de precariedad. Sin embargo, ahora veo porque Hansel creía que yo estaba en un orfanato, ahora sí tiene sentido, el rey nos exilió en secreto, mientras le hizo creer a la corte que mis padres fueron ejecutados y yo fui enviada a un orfanato, pero no entiendo ¿Por qué? ¿Por el afecto que le tenía a su hermano? No lo creo, mandarlo a internarse en un bosque tan hostil cómo tenebroso es igual a una sentencia de muerte, el rey Arthur murió sabiendo algo más, o alguien más lo manipulo para que hiciera todo lo que hizo y luego lo asesinó para quedarse con el trono, podría ser, no, eso sería demasiado monstruoso, Safiye no podría estar detrás de todo esto ¿verdad? ¿o sí? Safiye es ambiciosa, lo sé, pero ¿Sería tan ambiciosa como para matar con sus propias manos a su esposo e hija?

—Hansel, agradezco que quieras ayudarme, y agradezco tus buenas intenciones —le digo por encima de mi hombro. —Solo te llevaré de regreso a Faes para asegurarme de que vas a estar bien, pero no quiero que remuevas mi pasado, me duele Hansel, es algo que está atrás, en el pasado y es allí donde quiero dejarlo, así que, por favor deja de removerlo —le pido con un tono de voz más melancólico de lo que me hubiera gustado.

—Lo siento, entiendo, perdóname no quería ser imprudente. —Se acerca y me da un leve apretón por los hombros. —Debemos aprovechar el día para salir de este bosque y llegar a la frontera.

—Bien, entre más pronto dejemos Sunland mejor. —Mejor porque sí Safiye, llega a enterarse de que estoy viva antes de lo premeditado, mandará a que nos maten a los dos.

Hansel dejó de lado el tema de mi familia después de lo que hablamos hace un momento, ahora solo me habla de la suya y del entrenamiento que le dieron desde que se convirtió en adolescente, parece ser que en Faes es una ley que todos los jóvenes reciban entrenamiento militar desde los doce años, empiezan con leves rutinas, pero poco a poco las van incrementando según la edad y la fuerza que muestren. Hansel al ser príncipe no se libró de dicha ley e hizo su entrenamiento militar durante seis años, se graduó al cumplir la mayoría de edad y empezó a dedicarse a otros asuntos del reino, entre ellos mejorar las relaciones diplomáticas entre Sunland y Faes, las cuales se han ido deteriorando desde que Safiye tomó el poder.

—Nadie considera la posición o el título de nadie, en el ejército solo era un soldado más y ya. Jared me ayudó a sobrevivir de cierta forma los primeros años, practicabamos a escondidas peleas mano a mano, me enseñaba a defenderme y así fue como mejoré mis habilidades de combate —comenta con una leve sonrisa en el rostro.

—¿Entonces no hay clases de magia dentro de ese entrenamiento? — le pregunto fingiendo desinterés. Necesito saber sí hay o no magia en Faes, y sí la hay de que tipo, no vaya a ser que para mi sorpresa alguien sienta la energía del calón y todo mi teatro se venga avajo.

—¡Ja! Es difícil de explicar Malena, en Faes la magia funciona de forma distinta a Sunland —pasa una mano por su nuca, y su expresión se tensa un poco, o no, parecen más nervios que otra cosa. —Mira, yo quiero que te quedes en Faes, y sé que eso implica que tendrás que saber ciertas cosas, que muchos ignoran en Sunland, pero te ruego me des algo de tiempo para explicártelas poco a poco, ahora mismo siento que no es ni el lugar ni el momento para eso, aunque hemos caminado mucho no me siento del todo bien.

Lo sabía, no existe reino que secretos no guarde. Faes tiene magia, una magia de la que casi nadie habla, pero ¿Qué tan poderosa es? ¿Por qué nadie habla sobre ella? ¿Por qué Hansel se puso nervioso?

—Está bien, te entiendo. Pero yo sugeriría que descansaramos, el sol está cada vez más fuerte y tú no te ves muy bien. Ya hemos avanzado bastante, podemos pasar un rato aquí.

Hansel asintió dejándose caer sobre una de las enormes raíces de un árbol, recostó su cabeza y cerró los ojos para descansar mientras yo aparentaba observar a nuestro alrededor en busca de cualquier peligro, y digo aparentar porque sé que desde algún punto del bosque Van está observándonos.

***

—Con cuidado —pido al dueño del bote mientras ayuda a Hansel a subir en el. Estábamos por cruzar el río canis, que divide a Sunland de Faes, normalmente los nobles y la realeza lo atraviesan a través de botes elegantes o carruajes con pegasos, pero como en este momento no tenemos acceso a ninguno de esos vehículos, pues nos toca pasarlo en una pequeña embarcación que apenas parece tener habilidad para flotar.

—¿Estás bien? —pregunto en cuánto me siento a su lado, justo en el otro extremo del bote.

—Si, pero estaré mejor cuando vuelva a casa —me asegura apoyando su cabeza sobre mi hombro izquierdo.

El dueño del bote empieza a remar, alejándonos lentamente del muelle, acercándonos poco a poco a la densa neblina que cubre las aguas del río. A nuestras espaldas puedo oír al dueño del bote remar mientras silva con algarabía, y no es para menos, darle toda una bolsa llena de keens haría feliz a cualquiera, a cualquiera menos a Frederick, ya que eso era lo último que quedaba de sus ahorros.

Al llegar a la mitad del río la niebla se vuelve más densa, nos abraza con totalidad, y mis sentidos se activan al cien por ciento, estamos por atravesar la muralla, lo sé, pero esta no sé hace visible de día sino de noche, por el día está allí, pero se vuelve invisible y cuando cae la noche es cuando se enciende iluminando el reino y sus fronteras, más especialmente el exterior, para que ningún vampiro pueda atravesarla. Pero aún con todas esas medidas Van logró entrar, y yo sigo preguntándome ¿cómo?

—Estamos por atravesar la muralla, yo les recomendaría sujetarse bien — anuncia el hombre de mediana edad.

—Estamos cerca —susurra Hansel.

¿La muralla sentirá sí la atravieso? Es decir, yo la reforcé y yo poseo el elemento luz, ¿Causara eso algún efecto en la muralla? ¡Oh Frederick! ¿Por qué rayos no te pregunte eso antes?

Trago grueso y fijó la mirada en la niebla que se dispersa. Ya estoy aquí así que, pase lo que pase, sí Safiye se da cuenta que sigo viva no podrá hacerme nada, porque voy a estar en Faes, o al menos eso espero.

La niebla se dispersa y se vuelve menos densa ante mis ojos. La muralla está allí, lo sé, puedo sentir su energía. Unos bordes mágicos empiezan a subir por el bote, se recogen en bordes amarillos mientras la punta del bote la atraviesa, poco a poco, esos bordes recorren el bote hasta llegar a mí. La capa mágica se levanta, recorriendo mis piernas lentamente conforme avanza el bote, sube por mi pecho y finalmente atraviesa la fuente de mi poder; mis ojos. Siento claramente como la energía me golpea y hace que mi visión se torne amarilla por unos segundos. Un jadeo se me escapa por la impresión, pero al instante mi visión vuelve a la normalidad. Ese debió ser el efecto de atravesar la muralla, menos mal Hansel tenía la mirada en otro lado.

—¿Pasa algo? —levanta su mirada y pregunta con él entre cejo fruncido al sentirme tensa. Mi pecho se sobresaltó al pasar la muralla, eso lo alarmó.

—Nada, es solo la impresión de dejar Sunland —le aseguro mostrándole una media sonrisa, la cual por supuesto es falsa.

Primera fase completada con éxito; Dejar Sunland.

El bote pasa por completo la muralla y la neblina vuelve a abrazarnos del otro lado. Oficialmente estamos en aguas pertenecientes a Faes, el sol no parece estar en todo su esplendor en este reino, hay luz solar sí, pero no tanta como en Terra o como en Sunland, es como sí los rayos solares filtraran solo la luz necesaria para teñir el cielo entre blanco azul y no grisáceo.

—Bien hasta aquí, he cumplido con mi parte —escucho decir al dueño del bote a mi espalda.

—¿Qué? —me giro de inmediato hacia él con el ceño fruncido. Faltan alrededor de veinte metros para poder llegar a la otra orilla y él me está diciendo que ya cumplió con su parte. Él no sería capaz de dejarnos a la mitad de un río con agua verdosa y de quien sabe cuántos metros de profundidad ¿verdad?

—Señorita, estas son aguas Faseanas, por lo tanto, esas —señala el bosque que nos espera en la orilla —son tierras prohibidas, al menos que se cuente con un permiso de visitante, y a cómo está la situación de tensa entre ambos reinos no pienso poner en riesgo mi cabeza solo por una bolsa de keens —contesta con una ostentosa sonrisa mostrando unos dientes horribles con uno que otro de oro, debajo de la abultada y enredosa barba que cubre la mitad de su rostro.

Claro, ahora sé por dónde va la cosa, quiere más. Debí suponer que con esas fachas era un hombre ambicioso y avaro, justo del tipo de ser humano que detesto.

—Ya ha salido de Sunland usted lo ha dicho, nada le costaría dejarnos un poco más cerca de la orilla, así usted no pisaría las tierras prohibidas — hago énfasis en la última palabra.

—Señor, tiene mi palabra de que no le va a pasar nada, yo soy...— cubro la boca de Hansel para evitar que diga una estupidez, en el reino nadie puede saber que Hansel salió de la mano de una chica de cabello negro y ojos azules hacia su reino, Safiye escucharía los rumores y todo se vendría abajo.

Hansel me observa desconcertado, para él no tiene sentido el que yo quiera ocultar su identidad, pero no tengo tiempo de explicarle mis razones con mentiras, así que solo niego con la cabeza y me pongo de pie para enfrentar a el hombre que ha dejado de remar a la mitad de la nada.

—¿Usted es qué? ¿Un fugitivo de Brastrong? Todos los que huyen hacia Faes lo son, así que esta es mi propuesta, ustedes me dan otra bolsa de keens y yo los llevo personalmente hasta la orilla.

Las ganas de suprimir su asquerosa sonrisa me recorren las venas, hay suficiente agua a mi alrededor para lograrlo, y toda esta a mi disposición, pero el problema es que a mi espalda tengo al único testigo que no debe saber que poseo el elemento, así que no me queda más que tratar de negociar con el irritante hombre.

—Se la daré al llegar a la orilla —le aseguro cruzándome de brazos.

—Y qué me asegura a mí que al llegar a la orilla me pagara —discrepa pasando una mano por su barba.

—Y que me asegura a mí que usted no me cobrara otra bolsa de Keens antes de llegar a la orilla — bajo mis manos a mis caderas y adoptó una posición de protesta.

—Es mi palabra o se bajan aquí.

—No nos vamos a bajar señor, el trato era que nos llevaría a la otra orilla por una bolsa de keens.

El hombre pasa sobre el asiento de madera frente a él y acorta la distancia entre los dos. Empieza a ladear la cabeza de derecha a izquierda, haciendo que su cuello emita en un pequeño <crack>. Se acerca más a mí y truena sus dedos frente a mi como intentando intimidarme.

—El bote es mío y los tratos los decido yo —sentencia soltando todo su aliento asqueroso cerca de mi rostro. Por todos los cielos este hombre apesta. A esta distancia puedo hasta ver los pequeños insectos correr entre la maraña de pelo que cae hasta sus hombros y su barba.

—Pues no se me hace justo —mantengo mi posición, a pesar de que claramente estoy en desventaja contra un hombre de aproximadamente dos metros de alto de contextura gruesa.

—No vivimos en un reino justo niñita —clava sus ojos cafés dilatados sobre los míos y extiende su mano —mi bolsa de keens o el agua —señala el río con la mirada.

—Alena, aléjate de él le daremos lo que pide señor —Hansel pone su mano sobre mi hombro haciéndome retroceder, mientras trata de protegerme con su cuerpo para enfrentar de frente al avaro.

—Bien —el hombre muestra satisfactoriamente una sonrisa. —¿Y dónde están mis keens?

—Espere un segundo ya se los...— Hansel finge buscar algo entre sus bolsillos, el hombre baja la guardia y Hansel en lugar de sacar algo le lanza un puño directo a la cara, el hombre se tambalea y con él el bote entero. Hansel no parece haber logrado su objetivo de noquearlo, así que me veo en la noble obligación de intervenir antes de que el bote recupere la estabilidad.

Pongo mis manos sobre los hombros de Hansel para tomar impulso. Despego los pies del bote apoyándome sobre Hansel y en un giro estrello con toda la fuerza contenida en mis piernas, mis pies contra el pecho del hombre. El impacto hace que pierda totalmente el equilibrio y caiga al agua.

Y ¡Que se pudra!

La alegría de lograr mi cometido me dura poco, pues el muy ingenioso se agarra como puede de uno de los bordes del bote y lo hace girar, haciéndonos caer a mí y a Hansel al agua.

—¡Malena! —el grito desesperado de Hansel pronunciando mi nombre es lo único que escucho antes de caer.

El agua está fría, y todo está oscuro, no veo a Hansel, ni al hombre avaro. Observó a mi alrededor, nado dando giros buscando a Hansel, pero todos mis intentos son en vano.

Lo intente sin magia, lo intente, pero necesito utilizarla. Trato de canalizar mi energía y concentrarme en el elemento agua, el que necesito en este momento, pero antes de que pueda centrar mi energía y utilizarla para buscar a Hansel, una silueta se formó en el agua frente a mi. La misma silueta que me condujo hacia las profundidades de las sombras estaba frente a mí.

—Nos volvemos a encontrar, reina de Sunland —dice en un hilo de voz suave.

—¿Qué quieres ahora? —discrepo, naturalmente siento algo de desconfianza de ella.

—Advertirte.

—¿Sobre qué?

—No debes abusar de tu poder, y tampoco debes abusar de la confianza de los demás. Sé cautelosa, piensa muy bien lo que estás por hacer y las consecuencias que acarreará tus acciones.

—¿Dices que debo alejarme de Hansel?

—Eso es algo que solo tú decidirás. Herir un corazón agrietado es darle el toque final para su ruptura, herir un corazón ilusionado es atraer ráfagas de viento a la fría tormenta, pero herir un corazón puro puede traer la destrucción.

Frunzo el ceño y entrecierro los ojos sin comprender con exactitud lo que trata de decirme.
—Atrae aliados y no a enemigos, se avecinan tiempos difíciles para Sunland y tú debes estar lista para enfrentarlos. Ese es tu verdadero destino Malena Beaumont.

—¿Quién eres? ¿Cómo sabes que se avecinan tiempos difíciles?

—El tiempo te dirá quién soy en el momento en que necesites saberlo, cómo las presas romperán cuando la presión del agua suba, prepárate y aprovecha esta oportunidad para estrechar a nuevos aliados. Recuerda, busca aliados y no a enemigos.

La silueta se dispersa como pequeñas burbujas en el agua dejándome atónita, llena de preguntas, con un nudo en la garganta ¿Cuán difícil y peligroso es el destino que me espera? El destino que le espera a Sunland.

¡Hansel!

Ordeno mis pensamientos al ver la silueta del príncipe de Faes caer y caer más a lo más profundo del río.

Me apresuro para nadar hacia él y tomar su mano, pero me resulta muy difícil dado su peso y lo rápido que se está hundiendo. Dejo de nadar, para concentrarme, Hansel probablemente está inconsciente, así que no se va a dar cuenta sí utilizo magia ¿no?

Cierro los ojos y centro mi energía en el elemento agua, aún no lo domino del todo y a veces me resulta difícil centrarme en él aislando a la luz, pero la vida de Hansel depende de que yo logre canalizar bien la energía del elemento.

Siento la energía bajar por mis hombros hasta la punta de mis dedos. Abro los ojos y mi visión se ha tornado azul celeste, un color bastante interesante, pero me permite ver con claridad en lo profundo del río, justo dónde está Hansel. Hago un movimiento con mis manos y desde mis brazos salen olas directo hacia el cuerpo de Hansel, lo rodean cubriendo todo su torso y las llamo a venir hacia mí. El agua obedece y trae el cuerpo de Hansel hacia mí.

Lentamente se acerca, y cuando lo tengo entre mis brazos hago un movimiento con mis dedos índice y medio como dando forma a un hechizo de expulsión, para que el agua me lleve a la orilla. De la misma forma en la que envolvió a Hansel nos envuelve a ambos en una corriente y nos arrastra hacia la orilla.

El agua me ayuda a sacar el cuerpo de Hansel por completo de ella, y se lo agradezco haciendo un asentimiento de cabeza, aunque Frederick no me crea, la conexión que tengo con el elemento agua es muy especial, es cómo sí se tratase de una magna siento que me escucha, me ve y me siente.

Recuesto la cabeza de Hansel sobre mis piernas, las cuales están secas, el hechizo de impermeabilidad me libro de terminar toda empapada, pero no puedo decir lo mismo de Hansel, quien otra vez se ha quedado inconsciente.

—¡Hansel! ¿Puedes oírme? ¡Hansel! —doy leves golpecitos sobre sus mejillas intentando hacer que vuelva en sí, pero me es inútil ¿Cómo se supone que lo despierte? ¿Respiración boca a boca? No, tal vez deba hacer fricción sobre su pecho.

Dejo su cabeza sobre la tierra con delicadeza y me pongo de rodillas a un costado de su pecho para empezar a hacer fricción sobre él.

—Uno, dos, tres...— cuento las veces en las que ejerzo fuerza sobre su pecho, pero no sucede nada, no regresa el agua. La idea de que tal vez ya no esté aquí me recorre la cabeza como un relámpago. Acerco mi dedo índice a su nariz y no siento... no siento nada, no está respirando. No por todos los cielos ¡NO!

—¡Hansel! Vamos no me puedes hacer esto —desesperada vuelvo a ejercer fuerza sobre su pecho, una y otra vez hasta que algo me golpea por la espalda, no tengo ni la menor idea de lo que pudo haber sido, solo siento como mi cuerpo se estrella contra unas rocas.

—¡Es el príncipe!¡El príncipe está aquí! —escucho una voz masculina, pero no logro distinguir a quién pertenece. Cómo puedo me las arreglo para levantar parte de mi torso de entre el suelo y las rocas, mi espalda y mi brazo derecho duelen, duelen al punto de que no creo poder hacer ningún movimiento brusco o mi espalda se quebraría.

Veo que lo que sea que me haya golpeado me mandó a volar varios metros. Levanto la mirada y noto que alrededor del cuerpo de Hansel ahora hay todo un grupo de hombres a medio vestir, pero ninguno se me hace conocido, ninguno hasta qué un par de ojos cafés se posan sobre mí. ¡Oh no! ¿Jared?.

Es para mi indescriptible la velocidad sobrehumana con la que llega hasta mí y me toma por el cuello. Mis piernas están en el aire, y mis ojos están clavados sobre la forma anormal en la que se ve, es él no hay duda, lo vi siendo normal hace dos segundos, tiene el mismo color de cabello la misma contextura que recuerdo, pero, al mismo tiempo es una bestia, con colmillos, ojos color amarillo brillante, incluso podría jurar que sus corneas se ven más grandes. La idea de que es un vampiro se esfuma totalmente cuando veo que sus orejas también se han deformado y se ven puntiagudas ¿Qué es? ¿Qué le hicieron?

—Vas a pagar por esto —amenaza ejerciendo más fuerza en su agarre. Su voz es ronca y estridente, prácticamente suena como un gruñido.

—Su-el-ta-me —exijo con la voz apagada por la falta de aire. Trato de balancear mis piernas sobre su cuerpo para tratar de golpearlo, pero me resulta inútil, y la fuerza con la que me ha levantado va en incremento. Vuelve a gruñir mostrándome sus afilados colmillos.

Por más que trato de escapar me es imposible, estoy débil, mi cuerpo está adolorido y no puedo concentrarme para hacer ningún hechizo. La muerte es lo más seguro para mi ahora, mis pulmones se quedan totalmente sin aire, mi espalda y mi brazo arden de dolor ¿Este es acaso el fin para mí?

—¡Déjala! —la voz quebradiza de Hansel retumba en mis oídos, como un milagro. Jared me deja caer al suelo y corre hacia su hermano. Mi cuerpo se estrella nuevamente contra el suelo y las rocas, pero mi dolor muscular se ve opacado por las ganas frenéticas de devolverle el aire a mis pulmones. Van me había entrenado para trabajar bajo presión, pero no tanta como tener a un hombre mitad bestia agarrándome del cuello eso, es nuevo.

De reojo veo cómo Jared ayuda a Hansel a sentarse, trato de ponerme de pie, pero el dolor en mi espalda me recuerda que me es imposible hacerlo, me duele cada vértebra, y ni hablar del dolor en mi brazo, creo que no podré caminar hasta que el dolor ceda al menos en mi espalda.

Hansel está hablando, lo sé porque Jared no deja de hacerle preguntas, pero mi dolor y la distancia me impiden escuchar con claridad lo que dicen. Niego con la cabeza negándome a aceptar la derrota y me las arreglo para ponerme de pie, aún con todo el dolor en mi espalda atormentándome.

Levanto la mirada hacia dónde se suponía estaban Jared y Hansel junto a los demás hombres con el torso desnudo y pantalones a la rodilla, pero ya no están, ¿Desaparecieron mientras me levantaba?

—¿Dónde...? —musito para mí misma.

—¡Aquí linda! —me giro rápidamente para encontrar al portador de la voz, pero con lo único que me encontré fue con una abrumante ola de polvo gris que se estrelló directamente contra mi rostro. Empecé a toser e intenté apartar el polvo con la única mano que no me dolía, pero me fue imposible, así como también me fue imposible no caer al suelo adormecida. ¡Malditos polvos!

***

—¿Le impedirá caminar también?

—No, ya utilicé un método ancestral para alivianar el golpe y el dolor en su columna, su brazo tardará un par de días para recuperarse por completo, pero fuera de eso ella se encuentra en perfectas condiciones.

La cabeza me da mil vueltas, siento que estoy dentro de un sueño en dónde todo es círculos y círculos, giros y más giros, pero al tiempo escucho dos voces masculinas muy a lo lejos, una me suena familiar y la otra no logro distinguirla.

Abro lentamente los ojos, pero la luz del lugar me ciega y me veo obligada a parpadear y cerrarlos nuevamente.

—Está despertando, cierren las cortinas, la luz la aturdirá por un rato, los polvos media luna siempre ocasionan este tipo de síntomas —escucho otra vez la voz de un hombre.

—Señorita ¿Señorita me oye? —siento una mano sobre mi frente, y al instante el deja vu que me envolvía en giros y volteretas se detiene.

Intento abrir mis ojos nuevamente y esta vez alcanzo a ver la silueta de un hombre al costado de la cama, él tiene puesta su mano sobre mi frente. Vuelvo a abrir y a cerrar los ojos buscando aclarar mi vista y esta vez lo veo con mayor claridad. Es un hombre alto de piel oscura, su cabeza está totalmente rapada, lleva una túnica entre color roja y marrón.

—¿Puede hablar? —cuestiona frunciendo el entrecejo.

—Ss-i —respondo con la voz entrecortada.

Palpo las sábanas debajo de mi cuerpo, buscando la forma de elevar mi torso y sentarme sobre ella. Al ver mi intento fallido, el hombre pone una mano sobre mi espalda mientras cuida con la otra de que no me balla de cara hacia otro lado de la cama.

—¿Cómo se siente?

—Bien, creo...— contestó mientras me observo a mí misma, y confirmo que nadie me ha tocado la ropa, lo cual es bueno, porque eso quiere decir que nadie ha notado el calón. Estoy sentada en medio de una cama con sábanas blancas, en una habitación acogedora de paredes rocosas llena de macetas con plantas y enredaderas que cubren parte de las paredes. Esto claramente no es Sunland, pero para asegurarme pregunto:

—¿Dónde estoy?

—En la estación real de curanderos —contesta alguien más al otro lado de la habitación. Giro mi cabeza en la dirección de la que proviene la voz para encontrarme con el mismísimo rey Magnus Renaldi de Faes. Está parado al lado de las cortinas que obstruyen el paso de la luz con los brazos acomodados detrás de la espalda adoptando una postura erguida, lleva un traje azul y blanco semi formal y en el pecho al lado derecho lleva impregnado el escudo del reino con el rostro de un lobo rugiendo de fondo y una F sobre él.

—Vesnom, ya puedes retirarte —dirige la mirada al hombre que supongo es el curandero que trato mis dolencias.

El hombre asiente y se retira con cautela, desapareciendo detrás de una puerta de madera al fondo del lugar.

Me quedo en total silencio observando al rey, él hace lo mismo, pero se acerca en silencio. Sabía que tendría que hablar con él, como también sé que a él me será muy difícil mentirle.

—Cuando Jared dijo que encontró a Hansel junto a Malena Beaumont no podía creerlo —confiesa al dejar de caminar, parándose al pie de la cama, observándome directamente a los ojos, y vaya suerte que nadie tocó mi calón mientras dormía.

—Majestad —hago lo más parecido a una reverencia inclinando la cabeza.

—Deja las formalidades niña —levanto la cabeza lentamente y veo que ha dibujado una pequeña sonrisa en su rostro. —Tu padre y yo éramos muy allegados, recuerdo que hace, unos trece años más o menos no me decías majestad, solías llamarme padrino ¿O ya lo olvidaste?

—¿Padrino? — pregunto con la más grande expresión de confusión. ¿Yo le decía padrino?

—Así es, yo lo era, o bueno considerando que ambos seguimos con vida lo sigo siendo. Tus padres me confiaron una responsabilidad a la que falté durante trece años, pero ahora, viéndote aquí en mi reino y teniendo frente a mi tus ojos azules inconfundibles, quiero enmendar mis errores y asumir mi responsabilidad contigo. Y cómo tu padrino, me gustaría que tuviéramos una pequeña platica tu y yo Malena. Siento que hay muchas cosas de las que debemos hablar, aunque claro, las hablaremos poco a poco, entiendo que estés convaleciente.

—Esta bien, sí quiere preguntar sobre dónde he estado estos últimos trece años, adelante...

—Eso es algo paulatinamente irrelevante considerando que estas aquí salva, un tanto no muy sana físicamente, y me disculpo por la actitud agresiva de Jared, pero siendo sincero lo que me preocupa no es tu físico, sino tu interior —rodea la cama, hasta quedar a un costado, posa sus manos sobre sus piernas y se sienta a un costado de la cama con cautela. Me extiende una mano y me hace un gesto indicando que le dé la mía, extiendo mi mano hacia la suya, la toma con delicadeza entre ambas manos. Levanta la mirada y vuelve a hablar—. ¿Siente igual la Malena de hace trece años que la Malena que estoy viendo frente a mí en este instante?

Su pregunta hace que mi corazón de un vuelco por el pánico. Es una pregunta demaciado fuera de lugar, mis padres fueron humillados y golpeados frente a mis ojos, viví en carne propia carencias frío y hambre, es obvio que jamás sentiría igual una niña de cinco años que lo tenía todo y yo, una voz que lucha por no apagarse y hacer justicia. Magnus es un rey muy sabio, por lo que los tantos los años que lleva en el poder deben de haberle dejado una que otra lección de vida, tal vez él esta sea se manera de saber cuánto daño emocional quedo en mí después de lo que le hicieron a mi familia ¿no?

—Es imposible que una chica como yo sienta igual que una niña de cinco años que tenía una vida de ensueño. El daño que me hicieron es irremediable, usted mejor que nadie debe saberlo.

Cierra sus labios y los aprieta en una dura línea, al tiempo que da un par de golpecillos sobre mi mano.

—Te entiendo linda, me cuesta aceptarlo pero... te entiendo —sus ojos reflejan nostalgia, y la verdad no entiendo el por qué de sus palabras ni el significado de su mirada ¿Por qué le cuesta creer algo que tiene toda la lógica del mundo?. — Solo quiero que sepas que sin importar qué, las puertas de este palacio siempre estarán abiertas para ti, y que en mí siempre que quieras y necesites vas a encontrar a un padre. Sé que tal vez no me merezco un cariño tan grande de tu parte, considerando que no pude ayudarte ni a ti ni a tu familia hace trece años, pero me gustaría corregir mis errores.

—Cómo se lo dije a Hansel se lo repito a usted; ninguno tiene la culpa de lo que paso hace trece años. El que me reciba con los brazos abiertos ya es para mí un honor, y le agradezco sus palabras, nadie mejor que usted para simbolizar una figura paterna en mi vida, estoy segura que desde donde quiera que esté mi padre, estaría muy feliz de que así fuera —le aseguro con una cálida sonrisa sin despegar mis labios.

No miento, estoy siendo sincera con él, tal vez en este mundo aparte de mi madre, él sea el único ser que quiere algo bueno para mí de corazón, es decir, es un rey, lo tiene todo, no tiene por qué sentir envidia de nada, no necesita más riquezas porque ya las tiene todas, pero lo más importante de todo, son sus valores y sincera preocupación que siente por su pueblo, razones de sobra por las que estoy segura que aquí es el único reino en el que puedo respirar tranquila sin temer que alguien entrara por mi ventana con la intención de matarme. Aquí es dónde viven mis verdaderos amigos, o como diría la silueta que se formó en el agua; mis aliados.

—Estoy seguro de que sí, así que Malena, permíteme ofrecerte la oportunidad de reiniciar tu vida, con un nuevo nombre si gustas, podrás vivir aquí en el palacio y llevar una vida tranquila dónde no volverás a sufrir ni padecer por nada.

La oferta sería tentadora a los oídos de cualquier doncella, pero en mi causa un efecto diferente, mi cuerpo entero se tensa al oírla. No dejo de cuestionarme el por qué ahora que estoy tan envuelta con la corona de Sunland me llegan este tipo de ofertas, ¿Por qué? ¿Por qué no antes de que la piedra de sun me atará al reino que tanto daño me ha hecho? Ahora que estoy atada a Sunland esas ofertas ya no pueden ayudarme ni salvarme de nada, el trono de Sunland debe ser reclamado y el reino dirigido de manera justa, sí me quedo en Faes y finjo que nunca paso todo lo que paso, Sunland caerá en las sombras, ese es el único lugar al que Safiye podría llevar al reino. Pero cómo estoy aquí con un fin en particular finjo una leve sonrisa, y asiento con la cabeza.

—Entonces no se diga más, desde mañana nacerá una nueva versión de ti —me asegura al tiempo que deja mi mano sobre la cama con delicadeza antes de ponerse de pie —Por ahora descansa, no pienses demasiado. Cuando te encuentres más recuperada podremos seguir hablando, en un par de horas mandaré una doncella para que te guíe a una habitación que ya está siendo preparada para ti, ¿Está bien?

—Si, por mí no hay problema —le aseguro. Me dedica una última sonrisa antes de darme la espalda para dirigirse hacia la puerta, pero antes de que pueda alejarse vuelvo a dirigirme hacia él. —¿Hansel está bien?

—Lo está, pronto se recuperará por completo, no te preocupes —me responde viéndome por encima de su hombro.

Sin dejar que la oportunidad de poder hablar con él en privado se vaya de mis manos, suelto la pregunta que llevo atascada desde hace un buen rato en la garganta.

—¿Y Jared? —el rey detiene su andar, y desde aquí, puedo ver sus hombros tensarce, pero aun así continuó. —Sé que tal vez, no deba decir esto, pero, me pareció verlo en una forma poco, bueno, poco normal.

—Sé lo que viste Malena, y me disculpo por el comportamiento agresivo de Jared, por segunda vez, pero también te ruego esperes por esa respuesta un poco más, creo que la persona indicada para decírtelo es mi hijo Hansel.

Después de decir aquello desapareció a través de la puerta de madera. ¿Por qué el indicado para decírmelo es Hansel y no él? ¿Qué es lo que tiene que decirme?

Llevo la mano libre a mi pecho, y tomo el colón con fuerza al tiempo que suelto todo el aire retenido en mis pulmones.

Este sería un buen momento para huir, y dejarlos fuera de todo esto ¿no?

Ni se te ocurra, ahora que te has metido literalmente en la boca del lobo no puedes retroceder.

Doy un respingo sobre la cama al oír la voz tajante de Van como ecos en mi mente. ¡El calón! Lo suelto de golpe y lo acomodo debajo de mi blusa con rapidez y nerviosismo, ya se me había olvidado que Van podía oír lo que pienso mientras lo sujeto con la mano.

Sin embargo, tiene razón, ya estoy aquí, no puedo echarme para atrás, yo inicie esto y yo debo terminarlo.

***

—Le queda espléndido mi lady —exclama la doncella que ayer por la tarde noche se presentó ante mí cómo Yuri.

Veo el vestido beige de mangas cortas y escote cuadrado sobre mi cuerpo, y muestro una leve sonrisa frente al espejo. Es hermoso y a la vez tan delicado, con detalles en forma de mariposa y flores decorando tota la parte de arriba, la falda que cae hasta el final de mis piernas es ligera y manejable, me hace sentir cómoda, a diferencia de los vestidos extravagantes y pesados que tenía que utilizar en Sunland, este me encanta.

—Gracias, aunque confieso que me siento algo extraña —digo viéndola a través del espejo de cuerpo entero que tengo en frente. Yuri es una jovencita alta de ojos marrones, piel morena, y cabello abultado lleno de rizos que varían entre color castaño y café. Desde que se presentó ante mí no ha dejado de hablar, habla hasta por los codos, lo que la hace muy diferente a mis doncellas en Sunland. Debo confesar que al principio su actitud me hizo sentir extraña, pero siendo sincera, me agrada, es espontánea, graciosa y bueno, sin necesidad de que se lo pida se ha encargado de darme toda una reseña histórica del reino ¿Cómo podría definir eso? ¿Cómo muy comunicativa?.

—Umm, seguramente debe ser la tela —comenta examinando el vestido con la mirada. —No es por nada mi lady, pero cuando los vestidos son nuevos siempre causan cierto tipo de picazón en el cuerpo, pero eso solo pasa aquí, dicen que en Sunand los vestidos son hechos por duendes que los dejan impecables tanto por dentro como por fuera, amaría tener la oportunidad de visitar ese reino —la escucho soltar un suspiro profundo — pero bueno soñar es lo que me queda ¿Gusta probarse otro?

—No Yuri, así estoy bien.

—¿Segura? Porque tenemos todo un armario lleno de vestidos solo para usted —me recuerda con una sonrisa.

—Segura, además, con el cabestrillo puesto me es muy molesto cambiarme, tu misma luchaste conmigo hace un rato.

—Tiene razón, entonces, venga —me toma de la mano libre y me guía hasta un taburete acolchonado color blanco que está frente a un mini tocador lleno de accesorios para el cabello, pendientes, y algunos collares. En cuanto me siento, Yuri comienza a cepillar mi cabello con delicadeza, y empieza hablar sobre peinados y lo que se me vería bien, pero no le presto mucha atención, tengo mi mente enfocada en tomar el espejo blanco con pequeñas piedras incrustadas que está frente a mí. Lo levanto y veo a Yuri a través de él por unos segundos, sonrío al oírla bromear con lo difícil que le es peinarse, bajo un poco más el espejo hacia mi clavícula, donde reposa la joya color negro que hace posible todo este enredo, Yuri ya me ha dicho varias veces que no combina con el vestido y que debería quitármelo, pero su finalidad no es combinar con el vestido sino darle vida a mi verdadero ser, y dado que nadie ha sentido su energía ni preguntado por ella supongo que no es necesario ocultarla del todo.

—Las ondas se ven bien en usted —comenta, y dejo el espejo sobre la mesa.

—La verdad me gusta más el cabello lizo —confieso.

—Lo noté, por eso solo hice unas cuantas ondas en las puntas. Recogí una pequeña parte de su cabello hacia atrás para darle paso a un pequeño flequillo que sobresale de ambos lados ¿lo ve? —comenta mientras pasa sus manos sobre el flequillo que ha creado con el peinado que me ha hecho —Ahora, solo faltan un par de cosillas más, ¿Qué le parece esta? —señala un tocado con forma de arándanos envuelto en hojas color blanco y plata.

—Sí, por mi está bien.

Yuri lo toma y lo acomoda en el pequeño moño detrás de mi cabeza. Para los pendientes escoge unos del mismo color que combinan con el tocado.

—Este collar complementaría mejor su vestuario mi lady —señala la pequeña joya con un diamante incrustado.

—Este es especial para mi Yuri, y me siento cómoda con el, así que no voy a quitármelo —le contesto al tiempo que me pongo de pie. No pienso discutir con ella sobre esto.

—Está bien, cómo usted guste —se encoje de hombros.

Yuri comienza a ordenar y a guardar las cosas que no utilizamos en pequeñas cajas mientras yo echo una mirada a la que será mi habitación mientras esté aquí.

La habitación es considerablemente más pequeña en comparación a la que tenía en Sunland, pero me es más confortable, está muy bien iluminada, a pesar de que el sol ya está cayendo. Las paredes están pintadas de colores crema, las enormes cortinas que cubren los ventanales son de color blanco y celeste respectivamente, la cama está cubierta por sabanas violetas y blancas, colores que combinan perfecto con la vista que tiene el pequeño balcón que da al mar. A diferencia de Sunland, Faes no tiene su palacio en la capital, sino que prefiere tener su palacio principal al lado de la frontera con Oceanía, y por ver esta vista todos los días la verdad yo también lo haría.

—Ya está todo listo mi lady, nos esperan abajo —me recuerda Yuri, sacándome de mis pensamientos.

—Bien, bajaré enseguida, vienes conmigo ¿no?

—Por supuesto —me asegura enganchando su brazo del mío. Su espontaneidad me resulta muy reconfortante en estos momentos, al menos hay alguien quien me ve cómo a un ser humano común y corriente y no cómo a una reina a la que le debe respeto o cómo a una vieja amiga a la que le debe algo.

Con Yuri cerca podré mantenerme cuerda eso es seguro. Pero no sé qué pueda pasar después de esta noche, después de cenar con la familia real de Faes, no sé qué tan bien resulte para mí. No he salido de la habitación desde que entre en ella, y tampoco he sabido nada de Hansel desde ayer, solo cuento con la poca información que me da Yuri respecto a él. Dice que su habitación está custodiada por guardias y que nadie habla de lo que pasa dentro, por otro lado me comento, que escucho sin la menor de las intenciones la conversación entre unos curanderos en la que decían que ya estaba mejorando.

Vine con un fin y debo cumplirlo, así que voy a aferrarme a el pasé lo que pasé.

Holaa!!! He vuelto, los exámenes han acabado y bueno yo necesitaba escribir, así como ustedes leer🤭

Me he inspirado tanto que casi les traigo otra mini maratón, pero el siguiente capítulo aún está en edición. Gracias por esperar, por leerme y una y mil gracias por estar aquí y ser mi motor para seguir escribiendo.

Antes de despedirme quería comentarles que he estado releyendo y me parece que el auto corrector me ha estado jugando chueco y existen varios errores de narración en muchos de los capítulos anteriores, voy a revisarlos con cautela para corregirlos, mil disculpas por ello, pronto estará todo corregido🤗

Cuidense mucho l@s quiero.

Con amor Evie.

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